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Número 327-328

Serie XXXIII

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El propósito evangelizador: lo decisivo en la empresa descubridora

EL PROPOSITO• EV ANGEhlZADOR,
LO DECISIVO EN Ll' ÉMPRESA D1ÍÍittJBIUDOÍIA .-.,r i·
POR
JÉSús MUÑoZ, S. J. (*):·
El' epígrafe no es ambiguo .. En el aciual debatirse de las in'
terpretacio_p_~s sobre el «V Cente.narit:»>, bieri:~a ·sona~ _a ret()·:
No sería. exq:sivo decir que uno de, los fenóínenós de la fecha ,bá
sido, en sectores, un reo:udecimient~' ck la Leyenda negra. No s~
pretenderá aquí, sio embargo, la polémica. Basta el esclarecimiento.
Correspon!lerá_, entonces, _el firme tihtl~ _ de Wla ·:_«Tésis.>>, Uná
«Conchisión probada». Conforme a, ello y ~egún tradkión multJ:
secular µo ajena a la met para más garantía de imparéialidaél en el planteamiento dd pro­
blema estará bien escuchar
primero a 1.;., discrepantes; eh barbarie
lingüística:
« Videtur quod non¡>. ..• ·· · · · .. · , ... · , •. ' · .
, .
Afortunadamente para lo propuesto, en bteYe, párráfos de. do­
cumento reci~n'te de proyección mundia( se .ha re110vado, desdé
alto estrado, la denuncia. Transcribamos. ., · ., .
«Con el descui?rimiento del Nurvo, Mundo fa ,p~era gran
corriente de <:Qloruzación euro~a · es · acompañada de · hecbó ¡,Qr
la sujeción brutal de los habitantes .. Si los grandes n~vegantes de
los siglos .XV y xvr ei;an libres de prejuicios raciales, los soldado,;
y los comerciantes n~ practi~aban el mismo re~p.,;io: 'Aataban'
para instalarse, reducían a esclavitud . a los 'iodios' pata aprove­
charse de su mano de obra,
y se empezó a el.botar una teoría
racista
para justificarse. . . ·. . . . .
»Los Papas no tardaron en reacciontt. El 2 de junio de 1537,
la bula
Sublimis Deus de ·Paulo III denunciaba· a los que soste-
(*) Universidad Católica de Cuyo, Sru, Juan '(Argentlrui).
Verbo, núm. 327-328 (1994), 825-840 825
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JESUS MUívOZ, S. J.
nían que los 'habitantes de las Indias occidentales debían ser tra­
tados como animales irracionales y
utilizados exclusivamente en
provecho y servicio nuestro'; y el Papa afirmaba solemnemente:
'decidimos y declaramos
que estos indios, así como todos los pue­
blos que la odt!istiat\.!ad::¡;<>dtá éni:o'ntrar en:.el··foturo, no deben
ser privados
ciones en ~~Ú~~ ~~~e,·n~ sean cris~~' y·qu~,-·á) contrario,
deben ser dejados en pleno gozo Continúa
la síntesis ·denunciante. «Po¡; su parte los te6logos
y los misioneros
habían aswnido ya la defénsa de los autóctonos.
El compromiso decidido en favor de los indios de un Bartolomé
de. Las Casás;. soldado. ordenado sacerdote, luégÓ profeso domini­
cÓ y obispo, seguid~ pronto de otros mislonerós, conducía los
g terioridad humana de' !~s indios y a la imposición. de una legisla­
d6~ protectoi.i». «k sri , zaga ( de la obt~ de Bartolomé de Las
Casas)
lo; wandés teólogos y juristas espaííoles, Francisco de Vi­
toria· y F±ancisco Suárez, iniciadores del derehif de gentes, desa­
r~llaron esia doctrina de la igualdad furidamental de todos los
~onlbres y de tod~Sji,, -pueblos» (1). . . .· .. .·
Lo categórico y detiilla:do de graves afirmaciones revela; sin
duda, la cdnvicción de los
denunciantes de estar muy bien infor­
mados.
La dirtdición dé lo~ Gobernantes; por coincidencia «los
Reyes Cat61Íé°"», 'históriéamente no superádos; ¿a qué nivel que­
da? El «Videtur quod non;,, segúri los objetantes, contundente.
. . La'. ,fórmula clási~, sin embargo, continiia: «Sed contra»: No
obstante lo cobjétadó, un verdadero .sabio de la historia hispana,
nada
imperialisfa y frío F. lo teligioso;'Menéndez Pida!, sintentiza
én el . ápice de. su sábei:: · «La colpnización de la América hisparia
fue
óhra pl~te nac;ional kn servkio de DiOs y del Rey» ( 2 ) .
. (i) -La __ Iglesia 'á~te _.el: racismo, para ulia socíedad más frater.fia. Comi­
sión Pon~ficia Iustjtia et Pax, Roma, L'Osservatore· ·Romano édic.: semanal
en español; 1'9 de ,e1,: dé 1989; año XXI,núm. 6, págs. (147) 15, cols. 2-3.
La fecha del Docamentó es de'3 .de nov. de 1988. .
(2) Los españoles en la historia y en la literatura, ed. 2!, .Espasa-Calpe,
Buenos Aires, 1951;.c. IH, pág. 69'.
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EL PROPOSITO--EVANGELlZADOR.
. El belga docto historiador de las misiónes; Vari 'der Essen,
afirma:
«En las leyes, decretos e instrucciones ( de J,:spaña) refe­
rentes al Nuevo Mondo están :en primer término los intereses de
la conversión» (3 ).
Y otta persona imparcial respecto de lo espafiol¡ Su Santidad
Juan· Pablo II, hace dos años, en• ,risita típicamente internacional
a España
a presidir · la segunda gtah concentración mundial de
jóv'eiies, en' el primero de sus • discuisbs, refiriéndose al V Cente­
nario
expresó: «En más de una ocasión he tenidó la oportunidad
de reconocer
la gesta misionera .sin par de España en el Nuevo
Mundo»;
De notar': «el Nuevo Mundo», no sólo, con denominá·
ción
de origen francés de fin de siglo, «Latinoamérica», porque
lás inmensas ciudádes de San Francisco y Los Angeles proclallla11
con sus nombres que su origen no fue anglosajón, y· aún en plenQ
siglo xvur una zona extéi:tsíoillla desde· el Pacifico al Atlántioo;
de los futuros Estados Unidos, era del Virreinátd de la Nüeva
España'.
Iguálmente, Juan Pablo· II, diez años antes, 27 de enero
de 1979, en ocasión más solemne, en Méjico, ante los episcópa·
dos de todos los países con cinco siglos de catolicismo, realzaba
~aquella
empresa singular» en su eficacia, «arraigada en la éul­
tura del pueblo, áhora casi la mitad de la población católica del
mondo, y formando parte de su identidad propiá» ( 4 ).
La transcrita denuncia, de «éomisión ·pontificia»:, ·sin. inter­
vención de' su Su Siíntidad, es del 3 de noviembre de 1988. En
agosto siguiente, 1989/el Papa elcigia «sin par» a España por su
obra
iniciada con el descubrimiento· del Nuevo Mundo, en el j,e'
ríodo de su historia/1480,1505, en que lo supremo de ella foe
su Gobierno, los Reyes Católicos. Todd el asunto es de lo entone
ces sucedido. Consultemos;·pues, a la Historia. ·
Y primero los propósitos que; naturalmente; precedieron a lb
que de hecho acaeció. El Papa Alejandro VI dirigiéndose a los
(3) Cf. G.-VILLOSLADA y LLoRCA/ Historia de la Iglesia Católica, III,
BAC 199, 2.' ed., Madrid, 1967;págs, 479-480.
(4) L'Osservatore Romano, edic.: en español,27 dé ·agosto de .1989,
afio XXI, núm. 35, págs. 2 (570), col. 1; e ibíd., 4 de·feb. de 1979, afio XI,
núm. 5; págs. 5 (527), cols. 2-3.
827'
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JESUS MU'ROZ; S. l,
Reyes Católicos en importan~ ,bula del año 1493 les_ dice: «Sa­
bfamos que ya hace tiempo teníais el propósito de descubrir al­
gunas islas y tierras firtnes; por .ningún otro despibiertas, con
objeto de inducir a sus habitantes a que adoten a nuestro Reden·
tor. y profesen la fe católica. Por fin, i:ecu¡,erado el reino de-Gra­
nada:, designásteis al amadoJújo Cristóbal, Colpn para iniciar la
etnpresa» (5). La reina Isabel -la. Católica, consignó en .su testa­
mento: «Nuestra
principal-j,ntención fue, al .tiempo que lo supli­
cafuos al Papa: Alejandro VI,. de. buena memoria, que nos hizo la
concesión, de
procurar inducir y_ traer los .pueblos de ellas (las
tierras descubiertas) a nuestra santa
fe católica, y enviar a las
dichas
islas_ y tierra firtne, prelados y religiosos, clérigos y otras
personas devotas y temerosas-_de Dios, para .inst:J;~ los _vecinos
y moradores de ellas én la fe católica y los doctrinar y enseñar
buenas costumbres, según más largamente en las Iettas de la dicha
concesión se conti -El-carácter de la empresa, cuando ésta ya iba a ser una reali·
dad, está bien_ claro en la voluntad y en -las palabras de la Sobe­
rana, a quien
las Nuevas Tierras, América de un modo especial,
pertenecían,
corno vinculadas en la concesión solicitada, a los
Réinos de Castilla y León (7): «procurar atraer los pueblos de
ellas a la santa-_fe-católica». Y.; más aún, en el mismo testamento,
en ruan to puede dispone, o pide y recomienda a sus sucesores:
«que así lo-hagan y
·cumplan y que éste sea su principal fin» (8).
Indudablemente,
el primordial empefio fue-evangelizador. En
~resión castellana tan corriente-coroó -significativa, sería: «ante!
todo y sobre todo» evangelizar; y precisamente, en cuanto esto
es
-realizable por -la autoridad, haciendo cuantQ corresponda al
Gobierno de un Estado Católico, desde su instancia suprema, en
una monarqufa los Reyes, y con ellos fa Nación, España, pot me-
(5) Cf. Op. cit., en nota 3, págs. 479-480.
-( 6) SIERRA; Vicente D.: ·.s¡ s"eittidó misional de la Conqúista de Amé­
rica, ed. 4!, Ed. Dictio, Buenos Aires; '1980;·'c. 1; pág." 26.
-(7) SrnRRA, O. c., págs, 21-22; igualmente,· G.V1LLOSLADA y· Ll.ORCA,
O. c.·; nota 3/ pág. 480~· -·
(8) SIERRA, 0. c., pág. 26.
82&
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EL PROPOSITO EVA'NGEL'lZADOR
dio ante todo, del Estátiíentó· Eclesíal, páta atraer a los infieles a
la. Fe
católica, naturalmente, dél nmdo debid&.·
¿Habría algo más que hacer notar? Que desde conocida ¡,or
Espafia, representada · 'por ·sus Reyes, · la existencia del Nuevo
Mundo,
el intento cronológicamente primero y cualitativamente
supremo fue su Evangelización, con lo expuesto no ofrece· duda,
Pero, afinando, de manera extremosa si se quiere, ¿puéde decirse
que lo inicial de la empresa descubridota, es decir, la decisión del
viaje a lo desconocido, se debió al propósito evangelizador? Es
verdad que la· cuestión pudiera ·calificarse •más· de mera curiosidad
que de trascendencia, pues lo indudable es que, deséubiertos nue'
vos pueblos, lo prinÍdrdial fue procurar su evangelización. No, es,
sin embargo, del todo ocioso el'detalle:.Desde !\lego la tespuesta;
cualquiera que fuere, il\lstraría sobre punto tan trascendental comó
la decisión de' lanzarse al riesgo explorátoiid. ·. Además, así c no hay duda M que 'ia resolución definitiva· fue personal de la
Reina Isabel, es lo corriente reconocer que ello• se debió a ún
inesperado
cambio, pot decirlo así;. del ·último momento, que no
suele quedar aclarado
; las
· dificultades de'· tomar la decisión· sí
constan .
. Efectivamente; .de· las propuestas del futuro descubridor, ·¿qué
podía esperarse? Durante ·afios, no menos de seis, perseveró Colón
en hacerlas llegar por sí o ¡,oi oitos; a los poderes eri que hallar
acogida. Al rey Juan 1I de Portugal, la nación desde hacía años
descubridora, se dirigió dos veces. Hizo elevatlas al rey Enri­
que
VII de Inglaterra y más adelante a la co,:te de Francia. Todo
fueron negativas, de acuetdó en cada caso con el dictamen de la
respectiva comisión de expertos ~nsultada, No carecían éstos ·de
razón.
El investigador argentino Vicente D. Sierra, competente como
el que más en el tema 'Espafia-América', · seiiala las. dificultádd
de lanzarse a la gran aventura, dado en particular' «el realismo
del rey Fernando» (9). ¿Qué
podría desccibrir~e navegando hácÜÍ
Occidente? Los antecedentes estaban dados por los aichipiélagos
(9) SIERRA, O. c., ,(I,'nániCl, .P 829
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de-das .Azores:y las Canarias con ·otras ~,afines,. unas ya des-.
cubiertas, y de dolilinio portugu~; o espaiiol. según tratados ya
establecidos~: sin pi:oyi,ccí6n d\u:arácter trasc,,ndentaL Llegar na­
vegando hacia Occidep.te hasta. el :&;te asiático, era facti\,le poi; la
esferid con isl,¡s y tien-as .de propiedasl.. de Po~rugal? Tal hallazgo, ade­
más, ,a qui= 4,s resultaba imposible ,era · a . los geógrafos y cos­
rµógrafos, los. experto,;, según la propuesta de Colón,. Esta la
estimaban
tota)¡;nente desproporcionada para Uegar .al deseado Este
de Asia. Las diniensjorn;s aJ:ril,mdas : por. él a la supetficie que
recorrer, según
el proyecto. del viaje; eran muy iJ:,íeriores a las
realel!, con)o que lo pretendido no = faétij,Je; tenían plena ra,
?Ón, Colón, ya descubridor,. , ~e . esfo,;z~ en , encontrar por las
AntillasJas ,'Islas, deJa especiería', que .distaban de allí más de
la anchura del Océano Pacífico. La Junta de expertos españoles;
en sus reuniones en
Salamanca,: 1486, y Córdoba, 1487; ruvo ra­
zón ,en su dictamen negativo •..
Así las cosas,.Colónno ceja,.J.¡1s.~trariedades le persiguen;
¡,ero .no faltan v,µedol' sin duda
más benévola que los expertos respecto de la propuesta
de
Colón. AcSí, ·Y'Pt ante la: Reina, ella misma esprjbe; a CoÍó(l llamándole a la Corte.
E$ bien entrado .el,.año.1491, A poco ,de reconquistada Granada
en el 1492, actúa nuevamente
la Junta de expertos, introdudda
aigt111a modifi!O'!ción en i'! pre;edente.-·Su dictamen es favorable.
Gran· satisfacción; pero el trámite· requ,iere aún una nueva última
instancia, la del Consejo Real de
Castilla. Este no da su aproba'­
ci.Sn. ¿Influiría.en ello, s.e me ocurre, juzgar.'excesivos los honores
y beneficios exigidos por Col6n
para sí y su descendencia, caso
de tener.
éxito su empresa; urgiendo en: ello para compensarse de
lo' sufrido· de cortesanos .y de la adtQinistración durante seis lar­
gos .años? ·Sea,de est¡do.,que· fuere, .el final resultaba catastrófico.
Todo s.e habla veniclo 'abajo.
·, ~tinúo transcribiendo a 'a1¡1tor,.ciudadoso. en precisar este
detalle.
«Colón abandonó descorazonado la ciudad de Santa Fe,
camino de Portugal donde tenía
familia .. ,p"° al· llegar ·a Pinos
830
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EL PROPOSJTO EVANGELIZADOR
Puente fue alcanzado pot uri emisario de la reina Isabel, portador
del encargo de 4ue ·regresara. Providencialmente todo había cam­
biado,
y aun4ue no se conoce· ron .detalle el proceso de aquel
cambio
de opinión; lo cierto es que ,se .llegó a un acuerdo firmán,
dose las llamadas "Capitulaciones de Santa Fe", lugar del .hecho,
el 17 de abril de 1492». Así el trabajo ciudadosamenté preciso en
ese punto, de mediados ·de siglo {10). El motivo del cambfo an•
titético de opinión ·es ignorado,. Sí, podía haberse mencionado la
común indicación de que para la decisión definitiva había influido
el tesorero del ref Femando, por la corona de Aragón, Luis de
Santángel, Sin embargo, sienclo tan obvio atribuir su intervención
a ayuda econ6mica y no· ser ésta' clflcisiva para tal cambio de, cri­
terio, s1.1. mención no aclararla el:porqué de tan extraño y fulmi­
nante cambio. ¿Algo más? : ·
A
fines de la década• del 60, 196 7; el historiador belga de 1a
Universidad de Gante,•acádémico de la Real Flamenca de Ciencia&,
profesor Charles Verlin:den, éon la colaboración del historiador es,
pañol profesor Pérez Embicl, publica, de la especialidad de áfubos,
la obra Crist6bal Col6n y el· Descubrimiento de América. En re·
sumen de ella'> fitmado por Vetlinden, sobre el soi,prendente caro.·
bio de la Reina se lee lo siguiente ( texto original español): ·
«Colón fue:
informado de .· que el Consejo de' Castilla ftabla
rechazado
s1.1 demanda. En a4uel preciso· momento halló Colón
un nuevo defensor· en la persona· de Luis de Santángel, tesorero
del rey Fernando.'El genovés, que ya había aband01Jado la Corte,
fue nuevamente·convocado a ella (lo, ·qué acabamos de indicar cóli
m~s detalle). Santángel; en efeéto, ,habla tocado lá ·cuerda sensi­
ble; declaró a la ·Reiná que, si Íio favorecía a Colón, sé arriesgaba
no sólo a ver otros Soberanos reinar sobre las tierras qtié el gélló'
vés descubriera, sino, y esto era lo más grave; a desagradar' ·a Dios
por nó hafuer ayudado a introducir en ellas la verdadéra 'fe» ( 11 ).
Santángel; el gran economista, que «si era . preciso· estaba · dis-
(10) IGUAL U:BBDA, Antonio: Descubrimiento de América. Enciclopedia
Labor, vol. 5, 2.' parte (Historia de España), pág. 241, el. 2:•, Ed. Labor,
Barcelona, 1959. · . , · . . . ,
(11) Gran Enciclopedia Rialp, vol. VI, pág. 5, col. l.'.
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JESUS MllROZ, S.'. 1.,--
puesto .a financiar la expedició11», «había, -seg6n el historiador
V erlind~~ tooido. la cuerda ,sensible; agradar a Dios ayudando
a introducir en la
tierras .que se des Bien claro lo primordial
en. la decisión .. de eniprender . el viaje del
Descubrimi011to, , . . . '.: . . . ·
Estará
bien advertir que Ja)ndicada c<;>pclusión, resultado in­
dudablemente de
r.ecientes. investigaciohes del imparcial historia­
dor flamenco,
es la sostenida, :desde hace . largos años, por dos
eminencias de Es¡:,¡¡ña en su :respectiva especialidad histórica; por
lo deniás. de procedencia bien diversa: el jesuita vascongado,
P.
Pedro Leturiá, priwer n;,aestro de .los actuales investigadores
sobre
el descubdmiento eirang,,~i!dor( \2), y el insigne, y11 citado,
Menéndez Pida!,
de quien es .esta.afirmación:· «El designiq religiQ.­
so-cultural fue concebido inicialmente por Isabel aun antes que
el
des¡:ubdmiento se llevase a cabo .. Plan ---:=tmúa,--, de la más
elevada idealidad universalista al ,que colaboran después juri$tas
y teólogos que, entonces se enco.ntrablln eutre :los más grandes de
Europa ; cooper.an·caltos, organismos administrativos· y comerciales,
como
el Cons10jo ch, indias y la. ~sa de Contratación; y luego
colaboran con ,su.· dirección fragmentada y COJ11partida la. multitud
de conquistadores
y. de e,¡ploradores, entre los cual~s. un Balboa,
un Magallanes, un Elcano,
un. Orellana, indagador~ d,:Jos arca­
nos geográficos que encerraba la redondez del planeta, que pue­
den
ciertaffil'nte. :figurar, ¡¡un que en un orden . distinto de las fa­
cultades humall.as, iunto ,a los grandi:s indagadores del Universo,
un Copérnico,
µn. richo l3rahi, o un Kepler» ( 13 ),
Síntesis por el sal,jo,,-casi.agnóstico, de la «gesta --pr:imordial­
nrente misicmera sin.par.de España
en el Nuevo Mundo», en pa­
labra pontificia.
Volvamos
a .la escueta conclusión ubtenida: la empresa dese
cubridora sea, primOrdialmenté, para· evangelizar .. a·.los infieles
hasta ahora desconocidos . .Indudables candidatos, por tanto, en
su indispensable proceso previo al bautismo, a
ir conociendo las
(12) Su mención en .SmR.RA, O'. c., págs. 17-18, al razonar sU discrepancia.
(13) O. c.,.nota, 2,.págs.69'70. · · . ·
832
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BL PROPOSITO EVANGELIZADOR
verdades de la Fe. Seres, por tanto, genuinamente racionales, seres
humanos, con' todo lo que esto de deberes y derechos implica,
Reconociendo implícitamente presupuesto desde el primordial pro­
pósito
del descubrimiento, 1492. Por tanto, asímantenido sobre
todo por
la suprema autoridad politica, la Reina, con .su esposo,
el rey, al acuerdo de ambos firmado las Capitulaciones de Santa
Fe, 25 de
abril del citado año, y confirmado explícitamente. por
las informaciones de
los descubridores al regreso del primer viaje.
Es,
pues, para preguntarse, iharía falta que la afirmación de esta
verdad «los indios, seres
racionales» base de toda la grandiosa em­
presa, fuese proclamada en bula pontificia cuarenta y cinco años
más tarde, el 2 de junio de 1537? Sería como para.exclamar: ,¡Oh
Leyenda Negra, qué pronto tuvis.te. antecedentes! · ·
~rimordial ·empeño ... humano.
Demostrado el «primordial propósito evangelizador», cortes­
ponderfa
examinar la realidad de su curnplimieiito, naturalmente
ton
la autoridad nacional a la cabeza. Más' apremiante, sin etti­
bargo, lo es (y los ·reglamentaríos limites de la cornutticación nos
fuerza a limitamos a ·ello) pasar a su carácter hum sigue
siendo tal el influjo de la Leyekda Negra que, aun en caso
de· autor· dOctfsiíno y convencido defensor de España en la ·evan'
gelización ·
de , América; el ya -citado Van der Es sen, seJ!e desliza
afirmación corno 'la siguiente: «Lós · conquistadores iban decididos
a combatir
con el hierro y el fuego a los. que no aceptaban la fe
que les predicaban ante todo los'misioneros» (14). De ningán
modo exacto. Si bien, aún así, hay diferencia con la denuncia de
1988; según la cual los 'soldados' y comerciantes mataban para
instalarse'; como
si la superpobfación ab'origeir tto dejase zona
verde o árida donde construir. Por cierto, que tal dato histórico,
de ahora,· evoca el del elogiado B. de· Las Cásas sobre e) exter­
minio por
la· crueldad española de tres millones de indios en La
(14) Reproducción en G.-VILLQ.SLAD~ y ·LLORCA, .O. c., "pág. 980.
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.)Jtsus MUROZ; S.:,.
Española. cuya.pohlación.subía pocq de trestj.entos mil (15). En·
~añamiento
en el 900 por cien de l poder hablar con seguridad
como el primero y más atenclido de
todos los
descubiertos inicialmente. Cqherente cqn tales criterios
es. la apreciación, en nuestros díM, de dcdq investigador, dispi¡esto
a· abrir
un nuevo proceso denunciador a la, Leyenda Negra, quien,
no obstante, afirmaba texrualmente.en clisertación histórica: «has;
ta 1534 lo que hubo fue
agresividad y dominación»,
Estará bien eximir de tales actirudes, al menos a la Reina Isa­
bel, en gracia de la delicadeza_ {emenina. No es clifícil. En su tes­
tamento encarga ·explícitamente a sus sucesores: «No coosientan
ni den lugar a que k,s .indios veci.oos y mor1'!dores. de las dichas
islas
y tierra firme, ganados y por ganar, ,rl'Ciban agravio alguno
,en sus personas o bienes, mas manden que sean bien y justamente
tratados» (16). ¿Se puede velar con más solicitud por los «dere­
chos humanos» de fieles e infieles -,-«y .por. ganar»-,- mediante
la evangelización? Así la poderosa reina, «monta tanto Isabel
como
Fernanclo~, .. siendd éste entonces, según Maquiavelo, el rey
más poderoso del
.:trn1ndo. ¿ Y no cabría en tal benig,údad de úl­
tima hora , algún anhelo de reparación de .excesos !'ll · anteriores
fechas de
enérgica .soberanía? Los datos históricos responden.
En el prirn lidad descubierta, a punto de emprender ehegundo viaje, por los
Reyes, Fernando e Isabel,
$<: •le ordena: . «S.us Altezas deseando
clair
y encargan .al dicho Almirante, Virrey y Gobernador .que por
todas las vías y maneras .ql;!e pudiera procure y. trabaje atraer a
1~ moradores· de diµ,¡¡s .islas y tierraJirme, a qué sé. conviertan ·a
nuestra santa Fe católica; .',i y porque esto mejor se pueda poner
·en
obra, procure y h~ga dicho Almirante traten muy bien y amoro'
~amente a
los .. dicho& indios, -sin que se les haga enojo alguno;
(15) G.-VILLOSLADA; Cf. Qp. cit.,, nota ,3, pág. 981. Un caso, de los
numerosísimos de sus .~ageraciones y {al~_ades invero_símiles no sólo Q
·cOnductas hll!D.artas Sirio á.ún. en datos geC>gráÉicos. . ' ,r_ .
(16) LoPETEGUI-ZUBILLAGA, Historia de la Iglesia en la Amética Espi::r
iiola, B.A.C. 248, Madrid, 1965; pág. 72. . . ' .
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EL PROPOSITO E.Y A,NGELIZ.A.J)OP,
procurando que tengan los unos con Jos otros conversación y
familiaridad.; haciérulose las mejores obras que se puedan» (17).
Así
lo «primeramente» ordenado en las instrucciones a Colón.
Las normas son indudablemente humanas y aun humanísimas.
¿Su aplicación? Pronto iba a tener Colón oportunidad para ello.
Advirtiendo que sus· derechos de actuación eran de Virrey y
Go­
beroador, y que los indios, en virtud de la donación pontificia,
eran, según
unánime criterio. de Papas y reyes cristianos ( todos
los de Europa) desde
hacia al menos siglo y medio, vasallos de
la Autoridad favorecida con la donación.
Al artibar
la segunda expedición a Jugar ya conocido, en La
Española, el Fuerte Navidad, donde
habían quedado los 39 hom­
bres de la primera que prefirieron no regresar a España, ¿qué
encontraron
los nuevos viajeros? El 'Fuerte' destruido y de sus
moradores,
por. un lado y por otro los cadáveres. Nuestra. conoci­
da denuncia señala: «mataban para instalarse»: ¿qué correspondía
a los que para «reinstalarse» en lo que ya era Suyo, hiciesen jus­
ticia contra tal crimen? Los hombres que estaban allí con Colón,
el
27 de noviembre de 1493, llegados en la flota de, 17 naves,
eran 1560. Lo sucedido
se averiguó pronto, con la acusación tam­
bién de abusos cometidos por
los asesinados. El posiblemente
muy responsable, y concretamente traidor a
Id previamente con­
venido, el cacique Guacanagari; quien, con su misma huida· y
escondimiento entonces delataba su culpa, ¿Que decidió el Virrey
Colón? El generosd indultó, aun para el cacique ( 18). Por cierto
éste, más
adelante, en período de .angustiosa situación para los
españoles de ·su. territorio y próximos, mantuvo gratuitamente a
un centenar de ellos durante un año. El caso anecdótico es signi­
ficativo: errores no .leves y alta caballerosidad por ambas partes.
Pero anécdotas aparte, queda en pie
la denuncia fundamen­
tal, reducir a los indios a esclavitud; y, por ello, aquí de la plena
libertad de los indios. exigida
por la bula de 1537.
El primero que se refirió a la esclavitud respecto· de los indios
(17) SraRRA, 0. c., pág. 28.
(18) BALLESTEROS BERETTA, Criit6bal Col6n, Barcelona, Buenos Aires,
1945, págs. 150,154.
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JESUS MU:ROZ, S. 1.
americanos fue indudablemente Colón, primero en privado y ya
con ocasión del primer viaje. Oficialmente ya. virrey, a poco de
llegar
en .su segundo viaje. En memorial a los Reyes, traído en
la
ºflota que para aprovisionamiento regresa a España en febrero
del 1494. Colón es explícito. Después de mencionar las provisio­
nes de toda clase que deberían llevar a su vuelta
las doce naves,
pues de todo faltaba, continúa respecto del pago, que hará «en
esclavos de estos caníbales, gente tan fiera
y dispuesta y bien
proporcionada y de
muy buen entendimiento (inteligencia), los
cuales creemos que serán mejores que otros ningunos escla­
vos» ( 19). Como
se ve, de la esclavirud habla como de .lo más
natural; aunque no así de la «inferioridad humana»: «de muy
buen entendimiento». El lector actual preguntará cómo se le
ocurre esto a Colón.
La respuesta era en el siglo XV y anteriores,
sencilla.
La esclavirud era pena legítima para cautivos en guerra
justa contra infieles, los Mulsumanes,
empeñados en ha=se due­
ños del mundo y juntamente aniquilar el Cristianismo. Colón
en­
contraba analogías en los «canibales», además de infieles, «gente
fiera», patente
por su notoria antropofagia, a diferencia de otros
indios, pacíficos y víctimas de aquéllos.
La respuesta de los Reyes no es dudosa. Primer dato, la aco­
tación agregada al escrito de Colón: «En esto se ha suspendido
por ahora, hasta que venga otro camino de allá, y escriba el almi­
rante lo que en esto le pareciere» (20). La discrepancia con Colón
es clara. Nada de asentimiento. Hace falta más reflexión sobre el
asunto. En toldo caso, parece claro que Colón se refiere solamente
a un posible hecho fururo,
de enviar esclavos como paga de lo que
la flota ( doce naves, febrero
de 1494) va a buscar. Pero había
algo más, que Colón silencia. Efectivamente, por entonces, años
1494-1495, el agente en trámites de navegación Juanoto Betardi,
reclamaba a los Reyes
la cantidad que le correspondía por lo re­
ferente a los indios traídos a España por encargo de Colón," eri
el citado viaje con salida de las Indias en febrero de 1494.
(19) LOPETEGUI-ZUBILI.AGA, O. c., c., pág. 217.
(20) a. nota 18, ibíd.
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EL PROPOSITO EVANGELIZADOR
Lo entonces dispuesto y explicado por los Reyes, ya conocido
lo de los indios llegados en la flota, es sumamente ilustrativo.
Formaban, en efecto, dos grupos fundamentales. Uno, de que en
seguida trataremos, de ajenos a la esclavitud y mencionados por
Colón, por
cuyos gastos de navegación y anexos se le pagará
inmediatamente
a Berardi; respecto del otro grupo, silenciado por
Colón como hemos visto,
se respondetá a Berardi lo siguiente:
«vos
sabéis la duda que nosotros tenemos en si todos deben ser
esclavos o no» (21).
Por tanto, hay que esperar. Con lo dicho
sobre el criterio de esclavitud legítima vigente,. se comprende la
doble posibilidad dentro del segundo grupo y lo que, según ella,
haya de pagarse por
los respectivos gastos. En el caso de. delito
por guetra injusta contra cristianos, esclavitud; por ser indios
sin más, de ningún modo, sino. vasallos libres. La Reina, por su
parte, al tener la primera noticia de la llegada de esclavos envia­
dos por Colón, reaccionó indignada con textuales palabras, pro­
nunciadas entonces por primera vez: «¿Qué poder tiene mío el
Almirante para dar a nadie mis
vasallos?» (22). Y ordenó la liber­
tad, con las .debidas cautelas sin duda,. hasta que el almirante diese
la necesaria información.
Una palabra sobre el otro grupo de indios, cuyo envío explica
Colón. Es lo primero del Memorial después de refetirse al apro­
visionamiento pedido. Resolución por
él tomada para acelerar la
evangelización en aquellas regiones. Como en la isla, La Espafiola
en
la que acaban de fundar la primera· ciudad, Isabela, constru­
yendo la iglesia y un hospital, faltan intérpretes que declaren
a
los nativos los principios de la Fe, enviaba en la flota hombres,
mujeres y niños caníbales, que Sus Altezas harían distribuir por
familias donde sirvieran y aprendieran el castellano. Así ocupados
cortegirían su inhumana costumbre antropófaga,
y, con el cono­
cimiento de la lengua castellana, se prepararían antes para el bau­
tismo,
con el consiguiente provecho para sus almas. De este modo,
(21) SIERRA, 0. c., p,!g. 36.
(22)
Frase testificada par todos los autores mencionados, en la que es
exacto Bartolomé de Las Casas, por quien consta, -aun siendo de queja conA
tra Colón, por él muy elogiado.
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IESUS MUGOZ, S. J,
al regreso de los así educados, adquirirían gran crédito los espa­
ñoles en los pueblos no antrop6fagos, alejando a los caníbales fo.
roces, terror de la .región. El apoyo de los indígenas a los planes
españoles,
añadía Colón,. manifestaba claramente el fruto hasta
entonces obtenido (23
).
Es para preguntarse, ¿ de dónde este santo celo por la evangeli·
zación, en Colón? Indudablemente de
las Instrucciones, ya citadas,
de
los Reyes para su segundo. viaje. En cuanto al modo humano
de recibir los indios educación cristiana de las familias selectas a
las que sirviesen, sin esclavitud,
sería el ideal de la· ideada . por
Santo Tomás y defendida, con ese nombre, como naturalmente
humana,
oon beneficio para ambas partes (24 ).
Colón, por su parte,-no veía dificultad en compaginar con tan
elevados ideales la esclavitud propiamente tal ; y así enviados por
él fueron llegando más indios para ser vendidos o entregados como
esclavos,
y con la circunstancia de ser denominados «cautivos»,
sin duda para justificación de que,
por delitos de rebelión injusta
y violenta, merecían tal sanción.
· Colón es más cauto que en el primer envío. No hay oculta·
miento y
se los legitima para la esclavitud como «cautivos». La
reacción de los Reyes es inmediata. Comunican al supremo agente
de los asuntos de
ultramar en España, Fonseca, el 16 de abril de
1495: «Nos querríamos informamos de letrados, teólogos
y cano­
nistas, si con buena conciencia se pueden éstos (vender) o no; y
esto no se puede hacer hasta que veamos las cartas que el almi­
rante nos esctiba, para saber la causa porque los envía cauti·
vos» (25).
Y,· efectivamente, reunidos los :.Otecedentes requeridos
se hace la consulta a teólogds y juristas. Pasó largo tiempo hasta
recibirse la respuesta. Llegó
por fin y, por cierto, concurriendo
con alguna curiosa circunstancia.
(23) LOPETEGUI·ZUBILLAGA, Ü. c., pág. 216.
(24) S. Th. 2-2, 57, 3, 2, y pasajes afines: 1·2, 94, 5; 2-2, 10; 10, c. De
ello tra-os eo Comunicación a ]¡¡ Semana Tomista· XIV .(Sociedad To­
mista Argentina), Buenos 1\ires,. septiembre 1991-.
(25) Sil!lUU, O. c., pág. 35.
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EL PROPOSITO EVANGELIZADOR
Entrado el año 1500 la Reina Isabel se encontró inesperada­
mente en
el puerto de Sevilla con la llegada de 300 esclavos en­
viados por Colón. A la reacción indignada -«¿Qué poder tiene
mío
el almirante ... »--, que ya conocemos, siguió en 20 de mayo
la real cédula ordenando
se pusiesen en libertad todos los indios
que quedaban de los enviados
como esclavos por Colón. Nueva
coincidencia la llegada entonces a los
Reyes de la respuesta a su
cdnsulta a teólogos y juristas: el caso de los indios, aun en lucha
violenta, no
es el de los musulmanes en guerra impía contra la
cristiandad ; la posible sanción no ha de ser la esclavitud. Real
cédula de 20 de junio del primer año del nuevo siglo, 1500: ple­
na libertad a los indios;
como los españoles «vasallos libres» (26).
Y desde entonces así lo fueron. La bula Sublimis Deus
llegarla
con un retrasd de 37 años. Y en los nueve precedentes 1493 a
1499, nunca se .legitimó la esclavitud que en algunos casos hu­
biese (27). Tercera
coincidencia en 1500: un amo que se quedó
sin esclavo fue Bartolomé
de Las Casas, que tenía uno (28). Las
organizaciones legales del trabajo de los indios bajo la autoridad
de patrón español, como las llamadas «encomiendas», nunca
in·
cluyeron
la esclavitud: los casos en que la condición del indio
trabajaddr fuese equivalente a ella se debieron siempre a abuso
reprobado y castigado
por la ley y la autoridad. Nueva curiosidad;
que Bartolomé de Las Casas, aun
ya sacerdote fuese defensor de
(26) SIBRR.A, O. c., pág. 36 .. El gobernador Bovadil)a cuidaría de. todo
lo relativo a la repatriación; ' ' ·
(27) Una única· excepción fue la posibilitada por disposición de la
reioa Isabel, con cédula de 30 de octubre 1503, restringida a lugar y cir­
cupstancias precisiµ; de caníbales que con· .extraordinaria ferocidad, en vio­
lenta rebelión contra toda autoridad legítima y contra la religión, aun
mataban. a. indio's fieles por el único motivo de haberse convertidQ al cris­
tianismo. Pero aun esto fue más adel.ante_ anulado. Sin embargo, fueron
tales los· desmanes por los crueles persegtiidores favorecidos, que se im.­
·puso alguna restricción, en 1534, eliminada de modo definitivo posterior­
mente, en 1542. Cf. BRUNO} Cayetano,-SDB, La España Misionera ante el
V Centenario del gran Descubrimien~,. ed. Didascalia, Rosario, Argentina,
1990: de
valioSísimo contenido en .sus 96 págs.; lo citado en págs. 34-36.
La excepción de cuatro días (IV-1495) confirma la regla.
(28) LOPETEGUI-ZUBILLAGA, O. c., pág. 71.
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JESUS MUROZ, S. 1.
las «encomiendas», a las que por su riesgo de abuso se oponían
tenazmente
otros eclesiásticos; hasta el año 1514, de su «conver­
sión», nada dijo ni escnbió
que anticipase lo que fue luego su
apasionante tema ; y aún durante algo de este último período de­
fendió la esclavitud de los negros.
Nuevo capitulo sobre
el «Primordial empeño ... » sería el de­
dicado a la Autoridad española
-Isabel, Femando, Cisneros, Car­
los
1-respecto de los abusos contra la legislación, y del perfec­
cionamiento
de ésta en favor de los indios. Una característica es
extraordinaria en esto: la magnánima y perseverante actitud de
las
supremas autoridades en su acogida y diálogo aun con los más
desconsiderados, y a veces injustos, impugnadores de sus respeta­
tables criterios y decisiones.
Para remate estará bien notar que la denuncia, del pasado año
88, cita como documento para tener en cuenta el Breve «Pasro­
rale officium», de fecha de 29 de mayo de 1537, inmediatamente
anterior a la citada bula, obtenido medio subrepticiamente, dirigido
nada menos que al
arzobispo de Toledo, y, desde luego, de carácter
«liberador». Mencionarlo supone su vigencia.
Los denunciantes, Co­
misión Vaticana, ¿cómo no han advertido que en el Archivo consta,
en el texto del documento, su anulación? Y claro que asistiendo el
Papa al reconocer su inconveniencia. En fin, una discreta modifica­
ción en
la Sublimis Deus no hubiese estado, sin duda, fuera de lu­
gar. Muy bien la debida libertad a los indios ; pero no la implícita
difamación de quienes la habían legislado y mantenido en su vigor
desde 37 años antes, los entonces Reyes
de España y luego todos
sus sucesores.
¿ «Comienzo de teoría racista», para justificar abusos repro­
bados siempre por la Autoridad? Algo pudiera habérsele deslizado
al eximio renacentista de formación española e italiana, Ginés
de
Sepúlveda, por su rígida adhesión al aristotelismo tradicional, en
su última obra
Democrates alter, aprobada y publicada en Roma.
La cultura española, por dictamen independiente y unánime de
su máxima autoridad, las
Universidades tradicional de Salamanca
y renacentista de Alcalá, prohibió la publicación de la obra.
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