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Número 327-328

Serie XXXIII

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Salvador Abascal: La espada y la cruz de la evangelización

INFO¡qt4'CION BIBUOGRAFICA,
la enseñanza religiosa cuando lo pidan los padres, cuando Io ló­
gko, conforme a su propio criterio mayoritario democrático, en
países
de mayoría católka, sería que pidiesen , la ,exención' los. pa­
dres que, así, lo deseasen. Es lo que ha establecido recientemente
una disposición polaca, con toda razón, en cuyo país existe tam­
bién un Concordato para regular las relaciones
,entre la Iglesiá y
el Estado, de fecha 7 de julio de 1993 (O. R; 6 •de agosto).
Cotno síntesis de su exposición, cita> López Medel mia frase
de Juan Pablo II en su última visita a España el año 1993, que
estampa en la cubierta de
su obra: «Es inaceptable la pretensión
de reducir la religión al ámbito privado, olvidando la dimensión
pública y
social de la persona ... Es preciso que los padres y ma­
dres cristianos • sigan afirmando-y sosteniendo el derecho a una
escuela católica, auténticamente libre, en la que se imparta una
verdadera educación
religiosa, y en la que los derechos de la fa­
milia sean convenientemente atendidos y tutelados».
GABRIEL ALFÉREZ CALLEJÓN.
Salvador Abascal: LA ESPADA Y LA CRUZ DE LA
EVANGELIZACION (*)
Otto folleto de Salvador Abascal, de muy grata lectura para
los
españoles, pues es una brillante defensa de nuestra epopeya
hispanoamericana. Escrito con morivo del V Centenario, arremete
contra
alguna declaración clerical del tipo de las que en más una
ocasión he calificado de síndrome de Estocolmo eclesial. Llevados
de su estúpido irenismo se dedican a sublimar todo lo del enemi­
go, aun lo negativo, y a rebajar todo lo católico, incluso lo más
positivo. ¡Cuántas veces hemos visto escritos semejantes en Es­
paña!
Pero bueno es Abascal para pasar por alto esas cobardías
eclesiales que nunca han conducido a buen puerto. Con
su habi­
tual estilo y pertrechado de numerosas citas de autoridades
des­
monta la turbia maniobra y la deja en ridículo. La civilización
prehispánica en
Méjico era una espantosa tiranía. Y España llevó
la
fe y la civilización a aquel pueblo. Esos son los hechos rele­
vantes. El hundimiento de aquella cultura -Abascal le niega tal
nombre-era inevitable, y, sobre todd, liberador. No había nada
bueno en ella, como no fuera para los arqueólogos.
La colosal
(*) Editorial Tradici6n, Méjico, 1992, 81 págs.
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Fundaci\363n Speiro

JNFORM-ACION· 'BIBLIOGR.4.FICA
obra hispánica es defendida con el, ardor p¡:opio de un escyitor
que. tantas muestras
ha .dado de sí> coraje, Las razones br!>tan de
cada página oon Ja fuerza de la verdad.. , ,
Es un folleto que deben agradecet Espaí\a, Méjioo y la reli­
gión católica,
,Y aunque se trate , de un , trabajo circunst,incial y
polémioo, ,encierra ,numerosas y saludables esperanzas. Una vez
más felicitamos
: a Salvador Abascal y pensamos que si en Hispa­
noamérica hubieta ci,en: como él muy otro sería el presente y el
futuro ·de· aquellos,,pueblos,nacidos ,de Espaí\a, que Isabel la Ca­
tólica quiso
para Dios y que las revoluciones masónicas y liberales
de los dos últimos siglos han querido apartar de tan alto destino.
Fco.•JoSÉ Fnz. DE LA CIGOÑA,
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