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Número 373-374

Serie XXXVIII

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Jorge Adame-Goddard: Filosofía social para juristas

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tengo la fortuna de haber tratado a la generación intermedia, Bocha
Montejano y Mecha Calviño, me ayuda a conocer mejor a unos que­
ridlsimos amigos, y

a apreciar
aún más el regalo de su amistad, por
encima de las afinidades profesionales y doctrinales que me unen
con el profesor Bemardino Montejano (h). Pero tengo por cierto
también que incluso quienes sin conocer a esta familia pudieran
tener acceso a la edición
-lógicamente restringida-saldñan con
ganancia de su lectura. Hace mucha falta, hoy que nos encamina­
mos hacia el nihilismo, agarrarse a la verdad, el bien y la belleza
que
no son sino aspectos del ser. Gracias a la familia Montejano,
por su granito de arena al mantenimiento de las tradiciones cristia­
nas, de lo poco
que va quedando de ellas. Quehacer que -decía
Simone Weil-debeña convertirse hoy en una idea fija frente a la
nueva barbarie, que
no es la del imperfectamente civilizado sino la
.

del que Chesterton llamaba bárbaro positivismo, enemigo
de la civi­
lización por ajeno a la promesa.
Y de la promesa, ¿qué va quedan­
do en nuestro mundo, cuando queda, sino el matrimonio?
MIGUEL AYUSO
Jorge Adame-Goddard: FILOSOFÍA SOCIAL
PARA JURISTAS<'>
Asl como una ley constitucional en la que falta la invocación
del nombre
de Dios es una ley agnóstica, asl también es agnós­
tico
un libro sobre temas humanos fundamentales en el que Dios
no aparece. "Desgraciadamente", este tipo de libros no es infre­
cuente,
por rutinario "establecimiento" de un falso concepto de
la "autonomla de lo temporal", como si lo
que es humano pudie­
ra entenderse y regirse por sí mismo. "Desgraciadamente", deci­
mos, porque se trata, en el Sentido más literal, de que, al menos
los autores que
son cristianos, abdican de la dignidad de su "gra­
cia" bautismal, que, al
ser divina, puede iluminar la inteligencia
de las realidades humanas
con la luz que procede de Dios, y de
Él no puede prescindir.
("') Universidad Nacional Autónoma de México, McGraw-Hill, México de.~
1998, XVIII + 239 págs.
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Por esa frecuente abdicación de la gracia, es más digno de
celebrar
que algún autor, como el de este importante libro, tenga
la suficiente serenidad y coherencia mental para tener a Dios pre­
sente en su discurso secular y sistemático.
Jorge Adame, profesor de la UNAM y de la "Panamericana", es.
ya conocido por otras publicaciones jurídicas; entre ellas, su libro
sobre "El contrato de compraventa internacional" (1994), y otro de
historia mexicana: "El pensamiento politico y social de los católi­
cos mexicanos, 1867-1914" (1981). Como él tiene la generosidad
de reconocer en su "Introducción" (pág. XVII), su formación jurí­
dica fue principahnente romanistica, y su estancia con ese fin en la
Universidad de Navarra nos unió con
una sincera amistad perso­
nal y de comunión de ideas. A
esa formación como romanista
puede atribuirse su fácil comprensión de la distinción auctorltas­
potestas y tantos otros conceptos de la ciencia jurídica y social.
La obra, aparte de la "Introducción general" y el final "Índice
anal1tico11, se compone de nueve capítulos, cuyos apartados bien
epigrafiados facilitan la lectura y hacen de este libro un excelen­
te manual didáctico, de rango universitario.
En todos ellos, como
he dicho, encontramos expresada la conciencia de un cristiano,
y la expresa mención de Dios (como
puede verse ya por el índi­
ce alfabético).
El primero trata de la clasificación de las ciencias para ubicar
el derecho entre las "Humanidades", y aclarar su relación con las
"Ciencias sociales". De carácter filosófico es el segundo (págs.
21
y sigs.), sobre los conceptos de ente, sustancia y accidente,
potencia y acto, etc.,
según la doctrina tradicional. La naturaleza
humana y la persona son tema, respectivamente, de los capitu­
los III (págs.
41 y sigs.) y IV (págs. 23 y sigs.). El capitulo V
(págs. 109 y sigs.)
se refiere ya al derecho natural, y a los con­
ceptos de responsabilidad y libertad; para seguir
en el VI
(págs. 127 y sigs.) con el matrimonio y la familia; en el capitu­
lo
VII (pág. 157) con la sociedad como "comunión de familias"
(conforme a la tradición que todavía conservaba el Catecismo de
San Pio
V); y el orden social, siempre en congruencia con la ley
natural,
en el capitulo VIII (págs. 187 y sigs.), y la sociedad inter­
nacional,
en el capitulo IX (pág. 219).
Un conjunto, pues, perfectamente compuesto y articulado de
cuanto
un jurista debe conocer como base filosófica de su pro-
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pio saber profesional. Porque, como dice el autor (pág. XV), "el
jurista
puede encontrar ayuda muy importante en la filosofía,
puesto
que los criterios con los que juzga no son sólo reglas juñ­
dicas
que se encuentran en los libros de derecho, sino además,
principios o primeras verdades acerca de lo
que las cosas son y,
especialmente, acerca de
lo que es el ser humano, la sociedad y
el
orden social; es decir, juzga partiendo de verdades filosóficas'.
Y "la necesidad
que tiene el jurista de una filosofía es mayor que
la de otros universitarios, por el hecho de que el jurista es un pro­
fesional del juicio' (pág.
XVD.
Francamente, no conozco ninguna otra obra que cumpla
mejor el fin
que se propone, y yo desearla verla en manos de
todos nuestros juristas españoles, que encontrarán en ella una
doctrina cierta y segura para ordenar debidamente el fondo con­
ceptual
de su pensamiento.
Dice el autor (pág.
XVI) que "este libro pretende ser una
ayuda para su formación humanista', la del jurista universitario.
Es este fin la mejor expresión, no sólo de lo que este libro viene
a significar, sino también del sentido último
que para la forma­
ción de
un jurista tiene el saber de un romanista, como es fun­
damentalmente Jorge Adame.
A. o'ORS
]osé Manuel Cuenca y So/,edad Miranda: EL PODER
Y SUS HOMBRES <º>
Max Weber acertó a encerrar la realidad estatal en una defi­
nición que, desde entonces,
ha sido frecuentada por los cultores
de las ciencias humanas. Por
una senda menos transitada, Jakob
Burckhardt,
con referencia también al Estado, troqueló en su
Kultur der Renatssance In !tallen una perffrasis descamada, die
Herren und selne Anbangen, esto es, "los imperantes y su séqui­
to', en la versión demoledora de un docto colega itinerante, que
no trashumante, que hoy para en tierras vallisoletanas.
(•) Editorial Actas, Madrid, 1998, 894 págs.
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