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Número 375-376

Serie XXXVIII

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Discurso de Francisco José Fernández de la Cigoña [San Fernando 1999]

CRÓNICAS
desigualdades, grandes tragedias y crneles desengaños: la crisis
de
los dogmas constitucionales, la apai1ción de los nacionalis­
mos, la insuficiencia de la ley, la quiebra de leyes fisicas, como la
mecánica newtoniana, basta entonces inmutables, y el declive del
sistema de Estados-sustituido
por un balance of powers, que dio
lugar a dos guerras mundiales, la última de las cuales
fue segui­
da
por una brntal carrera armamentística que ba estado a punto
de hacer realidad el sueño de Calfgula, que deseaba que la huma­
nidad tuviese un solo cuello para poder cortarlo con la misma
daga-. Ante este panorama, no puede extrañar que algunos
hombres
se vieran incapaces de comprender su propia esencia, y
así, es comprensible, aunque nunca justificable, que intelectuales
como Heidegger considerasen al hombre
un ser para la nada, o
que a Sartre la existencia
le produjese nauseas.
Y
es que la razón debe ser complementada, ahora más que
nunca, con la fe,
una fe que aquí hemos venido boy a defender,
y que nos llena día a día de renovada esperanza, una fe que
nos permita
constrnir o, más bien reconstrnir, nuestra Ciudad
Católica.
DISCURSO DE
FRANCISCO JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA
Conmemoración de San Fernando. En la España de 1999.
Comprendereis
que mis palabras sean de añoranza y de nostalgia.
De nostalgia por la Iglesia de San Fernando. De aquel/a
Iglesia que
le recibió por hijo al derramar sobre él las aguas del
bautismo en 1198, que
le abrió las puertas del cielo, cincuenta y
cuatro años después, el
30 de mayo de 1252-y os comunico que
dentro de
tres años, apenas tres años, se cumplirá el setecientos
cincuenta aniversario de su
muerte-, y que en 1671 aemente X
elevó a la gloria de
los altares.
De aquella Iglesia a la que el rey amó como a su Santa Madre,
procuró en todo momento
su mayor gloria y extendió por España
conforme la iba reconquistando.
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CRÓNICAS
Fernando, devotísimo de Maria, y boy, en la Iglesia de boy,
estorba Maria y la devoción a Maria.
No se vayan a irritar los pro­
testantes.
No vaya a sufrir el ecumenfsmo.
Pero
es que San Fernando no sabía de ecumenfsmos. Hasta
sería incapaz de comprender tal concepto. Para él existían
los
berejes, los judíos, los musulmanes. Y eso bien sabía lo que era.
Síendo como era
un rey justo.
Tenía súbditos de otras religiones y
no los perseguía por su
error. Pero tampoco se abrazaba con ellos en mezquitas y sinago­
gas.
Ni oraba con ellos a las distintas divinidades. Porque bien
sabía que existía
un único Dios que, si bien murió por los peca­
dos de
todos, no quiso a los redimidos p01· su sangre tributando
sacrificios a falsos dioses sino 1indiendo
al único Dios verdadero
el único culto que
Él quiso, que es la renovación incruenta del
santo sacrificio de la Cruz.
Nostalgia de
una Iglesia convencida y misionera que llevaba
a los hombres, y basta a
los reyes, a la santidad. Esa fue nuestra
Iglesia basta hace
muy poco. Y esa Iglesia llenó el cielo de santos
españoles. Bien sé
que basta de esta Iglesia claudicante de boy,
que no
se atreve a proclamar a Cristo, nacido de Santa María
Virgen, muerto
en Cruz po,· nuestros pecados, resucitado entre los
muertos y que ascendió a los cielos; aunque lo duden los teólogos,
aunque Jo duden los obispos, de esta Iglesia vergonzante, también
saldrán santos, porque la gracia de Dios
es capaz de /Jacer surgir
de las piedras bijos de Abrabam.
Y
ya nos los dijo: "El que tiene el bieldo en su mano, va a lim­
piar su era y a recoger su trigo en el granero. Y a la paja la que­
mará en
faego inextinguible".
Esa Iglesia que
es como la paja, incapaz ya de dar fruto, no
es la Iglesia de San Fernando. Comprendereis que boy sienta nos­
talgia de Iglesia.
Y que boy sienta nostalgia de
patria. Fernando el Santo dobló,
y más que
dobló, la tierra que beredó de sus mayores. Castilla y
León besaron el Mediterráneo
en Cartagena y el Atlántico en
Cádiz.
Y, de camino ... úbeda, Baeza, Jaén, Murcia, Córdoba ...
Y Sevilla.
La ciudad que le conquistó tras baberla él conquistado
para Dios y para España.
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CRÓNICAS
Cuando R,Paña amenaza deshacerse, cuando regiones espa­
ñolfsimas increpan a la que basta hace muy poco ji.te madre
común y madre amorosa y amada, cuando hijos mal nacidos
escupen a la
que les dto el ser y les hizo algo importante en el
mundo,
es inevitable la añoranza. Porque hubo días, los días de
San Fernando y otros muchos, en
que los vascos, los catalanes, los
gallegos,
los asturianos, los leoneses, los cántabros, los castellanos,
los aragoneses, los riojanos, los navarros, algunos todavía aun stn
saberlo, pero en
un mismo ímpetu y en un ml,mo espíritu, con­
qufstaban España, reconquistaban
E.lpaña, forjaban R,Paña,
defendían E.,paña y morían por R Nostalgia y añoranza de reyes. De reyes como San Fernando.
"No más servir a Señor que en gusanos se conviet1a ': dijo otro
santo un día. Sí. Pero, en cambio, qué honor y qué orgullo seroir
a un rey que se convierta en santo.
Hoy, viendo el mercado actual de las monarquías o el ¡Hola!,
parece imposible que pueda darse la figura de un santo rey o de
una santa reina, con la excepción que conjirma la regla de
Baldutno de Bélgica. Pero hubo reyes santos. Y reinas santas. En
España, en
Francia, en Inglaterra, en Dinamarca. En Portugal y
en Suecia. En Polonia y en Hungría ...
Nostalgia y añoranza
en días de políticos corrnptos, de jueces
prevaricadores, de recaudadores de impuestos ladrones, de milita­
res no al servicio de la patria sino de su medro personal, diSpuestos
para
ello a traicionar lealtades y juramentos y banderas. Modelo de
políticos, y de
Jueces, y de soldados ji.te Fernando III el Santo.
Y modelo de
e.,posos y de padres. Con trece hijos. En los días
del
diVorcio y del aborto, y, aun sin abortar, de la comodidad
egoísta del hijo único, nostalgia también de
buenos padres, de
buenos maridos y de buenas e.,posas.
También bija ejemplar de madre ejemplar. Berenguela de
Castilla. Que tenía una hermana que también tuvo un bija santo:
San
Luis, rey de Francia.
¿Os dais cuenta de que el hijo único no podrá tener herma­
nos? ¿Y que, a su vez, su único hijo no tendrá tíos ni primos? ¿Qué
se celebrará la boda del bijo o el ji.tneral de la madre y no acudi­
rá nadie de la familia porque
ya no exfste familia?
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CRÓNICAS
Nostalgia por el perfecto caballero cuando hoy vivimos entre
la zafiedad y el horterismo universales. Nostalgia en
dfas en los
que el feísmo parece haberse apoderado del arte por el rey que ini­
ciaba las catedrales
de León, Burgos y Toledo. Nostalgia en días
de incultura universal
por el protector de las Universidades de
Salamanca, Palencia y Valladolid. Nostalgia hoy,
cuando las
órdenes religiosas son nido de herejías, estériles instrnmentos de
evangelización y vísperas de
una mueite anunciada, por el pro­
tector de
los hijos de Francisco y de Domingo, de Juan de Mata y
de Félix de
Valois que, cual nuevos brotes del tronco fecundo de
la Madre Iglesia producfan, recién fundados, abundantísimos
frntos de santidad y viitudes cristianas.
Nostalgia,
en fin, de una santa y hermosa muerte, digno
remate de
una santa y hermosa vida, cuando los hombres mue­
ren
en las Ucis, abandonados de su familia y sin sacramentos,
abandonados de Dios.
Po1·que ellos le habían abandonado antes.
¿Comprendeis ahora
mi tristeza? ¿Mi añoranza? ¿Mi nostal­
gia? ¿Estamos
en los días de la potestas tenebrorum?
Rubén ya lo anunciaba:
·Brnmas septentrionales nos llenan de tristezas,
se mueren nuestras rosas, se agostan nuestras palmas,
casi
no hay ilusiones para nuestras cabezas,
y somos
los mendigos de nuestras pobres almas.
Nos predican la guerra con águilas feroces,
gerifaltes de antaño
revienen a los puños,
mas no brillan las glorias de las antiguas
hoces,
ni hay Rodrigas ni Jaime;; ni Alfonsos ni Nuños.
Faltos
de los alientos que dan las grandes cosas,
¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos?
A falta de laureles son muy dulces las rosas,
y a falta de victorias busquemos los halagos.
La América española como la España entera
fija está
en el Oriente de su fatal destino;
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CRÓNICAS
yo interrogo a la esfinge que el poroenir espera
con la interrogación
de tu cuello divino.
¿Seremos
enJregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos mtllones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora
para llorar después?
He
lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros,
que habeis sido los fieles en la desilusión,
mientras siento
una faga de americanos potros
y el estertor postrero
de un caduco león .
. . .
Yun Cisne negro dijo: "la noche anuncia el día".
Y
uno blanco: ' 1La aurora es Inmortal! ¡La aurora
es inmortal! ¡Oh tien-as de sol y de annonía,
aun guarda la Esperanza la caja de Pandara!"•
Aun queda la Esperanza. Uesucrlsto
Que no está en la Caja de Pandara, sino en Nuestro Señor
¡Señor San Fernando,
mega a Dios por tu Iglesia!
¡Señor San Fernando,
ruega a Dios por tu E;paña!
¡Señor San Fernando, ruega a Dios por nosotros!
EL INSTITUTO ROSMINI EN LA REAL ACADEMIA
DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACIÓN
Con motivo del bicentenario del nacimiento de Antonio
Ros1nini, en 1997, el Gobierno italiano creó un Comité nacional
al objeto de que la efemérides no pasara inadvertida sino tuviera
eco bastante en la vida cultural no sólo italiana, sino más amplia­
mente europea. Entre las instituciones que recibieron de tal
Comité el encargo de colaborar a
ese fin se halla el Institut
International d'Études Européennes "Antonio
Rosmini''. con más
de cuarenta años a sus espaldas y un an1plio reconocimiento de
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