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Número 395-396

Serie XL

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Discurso de Teresa Jiménez [San Fernando 2001]

CRÓNICAS
DISCURSO DE TERESA JIMÉNEZ
Reverendo Padres, queridos amigos:
Un año más los amigos de la Ciudad Católica se reunen para
conmemorar la festividad de su Patrono, el Santo Rey Fernan­
do
!JI, que un 30 de mayo de 1252, dejó este mundo para entrar
en el gozo de los bienaventurados.
Espejo de monarcas fue, sin duda, San Fernando. Verdadero
paladín de la Ciudad de
Dios, fiel al legado de la Unidad Católica,
que España alcanzó con Recaredo.
Afianzar la Reconquista fue
su
mayor desvelo. Liberar las tierras de España del yugo del infiel
y convertir las mezquitas, que empañaban la
daridad de su cielo,
en templos donde
se adorase al Dios Uno y Trino, fue todo su
empeño. Y en este empeño, primera oblfgadón de los reyes, alcanzó
un
puesto preeminente en la Gloria. Ya decía el Doctor Angélico, en
el
De regimini principum (1), que los buenos reyes son muy del
agrado de Dios y merecen especiales recompensas, pues con la
sabiduria de su gobierno y su virtud, alcanzan
un bien más
grande que el que un particular produce con sus buenas obras.
Los buenos reyes, como San Fernando, logran, Jo cual es su deber,
el bien común de la sociedad que gobiernan, la feliddad social.
Hermoso legado
nos d(!jó San Fernando, y San Luis de Fran­
cia, su primo hermano, y tantos príncipes católicos que antepu­
sieron la honra y gloria de Dios y de su Santa
Ley, a todas las
cosas y consideraciones temporales ...
La civilización cristiana,
ese fue su legado.
Mas héte
aquí que el protestantismo, el racionalismo y la Ilus­
tración extienden sus errores por el
orbe. Hete aquí que el libe­
ralismo y la Revolución, osan conducir
al patíbulo a la majestad
cristianísima de Luis
XVL-derrocar dinastías e implantar gobier-
(1) SANTO TOMÁS DE AQIBNO, De regimine prindpum o gobierno monárqui­
co. Traducción castellana de D. León Carbonero y Sol. Vol. l. Biblioteca Integrista.
Imprenta Gráficas Excelsior. Madrid,
1917, págs. 46 y sigs.
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CRÓNICAS
nos impíos, o sea, democracias ... Cuando la civilización cristia­
na está en peligro, y prácticamente reducida a ruinas, la Provi­
dencia dispone en su sabiduría el nacimiento de
una institución,
que tomará por nombre
"La Ciudad Católica·.
Un cálido día de julio de 1946, un pequeño puñado de hom­
bres
se consagraban a Cristo Rey en la Basílica de Montmartre y
se acogían a la protecdón de la Reina del mundo en la Capilla
de la Medalla Milagrosa de la calte Bac de París. Su propósito era
daro: formar ante la apostasía de las naciones
un ejército gene­
roso de hombres que irradiasen en torno suyo la
luz de la Verdad.
Una élite para la Contrarrevolución, fraguada en el estudio de la
Doctrina Social de la Iglesia y al servicio del Reinado Social del
Sagrado Corazón.
Una tarea de formación, pues para la restau­
ración
de la Ciudad Católica, de la civilización cristiana (2), del
legado
de San Fernando.
Casi 60 años después, el campo del mundo en el que ha de
batallar intelectualmente
este ejército, ha modificado enorme­
mente su configuración.
La aceleración de la historia ha sido
máxima.
El comunismo igualitario y antijerárquico ha extendi­
do sus errores por todo el mundo, configurando, abrazado a la
democracia liberal,
una ortodoxia pública mundial, casi unáni­
memente aceptada.
En su marco, la corrupción moral y la
decadencia de costumbres es máxima. Hasta los comportamien­
tos sodomíticos son institucionalizados como fuentes de derechos.
La polftíca es reducida a una mera planificación económica al
servicio de organizaciones supranacionales que preparen el
gobierno
mundial y la destrucción de las patrias. Los flujos masi­
vos de inmigración
amenazan con disolver la identidad de los
pueblos, hasta que sus miembros
se sientan no hijos de su madre
patria, sino ciudadanos del mundo. El mito del progreso, como
afirma Rafael Gambra
(3), reaparece y penetra en el seno de la
Iglesia Católica. Por inverosímil que parezca,
Ella que sabia e
infaliblemente había condenado
al mundo moderno se abre al
(2) ¿Qué es la Ciudad Cat6/ica?Editoria1 SPEIRO, S. L., Madrid, 1%2.
(3) GAMBRA CIUDAD, Rafael, La moral existenciallsta y otros ensayos colin­
dantes. Ca-edición Santiago Apóstol/Nueva Hispanidad, Buenos Aires, 2001,
págs.
144 y sigs.
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CRÓNICAS
mismo, por medio del Concilio Vaticano JI. para evolucionar con­
forme
al ritmo de los tiempos y responder a las mitfflcadas exi­
gencias de la Historia.
Su enfrentamiento con el mundo moder­
no cesa. Se llega a pedir perdón por las acciones más santas y
nobles de la Iglesia y de sus hijos.
La vida religiosa se limita al
interior de las conciencias y se abandona toda pretensión de que
la
fe católica informe juridica o políticamente, como Jo había
hecho, la vida de los pueblos
(4). Cristo es destronado de la
Realeza Social que como Dios y Hombre
Je corresponde, por dere­
cho de naturaleza y de conquista.
La liturgia se altera y protes­
tantiza
(5). De la nueva actitud de la Iglesia surgirá aún más, un
insano ecumenismo que coloque a todas las "religiones· al mismo
nivel, olvidando que
sólo hay una religión verdadera, venida de
Jo Alto y que todas las demás son sectas o abominaciones, como
se aflrma en las Sagradas Escrituras.
Quizás
"La Ciudad Católica" se pregunte cuál es el papel que
la Providencia
Je asigna en estos momentos casi apocalípticos en
los que la ceguera espiritual es casi total y donde el remedio
humano no parece posible. La respuesta es sencilla si recuerda sus
rafees y aquélla emotiva
escena de 1946 en la Basllfca de Mont­
martre. Ahora, más que nunca, ha de formar hombres que irra­
dien la luz de la Verdad. Ahora, más que nunca, es el momento
de beber hasta saciarse espiritual
e intelectualmente en las aguas
incontaminadas de la Tradición.
Hoy. más que nunca, es preci­
so estudiar al Doctor Angélico y el magisterio infalible del Beato
Pío
IX. de León XI!l de San Pío X. ... Hoy más que nunca es pre­
ciso defenderse, dado que ser
es defenderse -como decía Ramiro
de
Maeztu-contra los enemigos externos e internos de la Iglesia
y de la civflización cristiana.
Hay que conservar la Fe, y hay que
restaurar la Ciudad de Dios.
No estamos solos ante tamaña
empresa. Contamos con el patrocinio de San Fernando y de su
Gloriosa Señora, la Virgen Santísima que llevaba bordada en sus
estandartes.
En la devoción a su Corazón Inmaculado, quizás la
(4) Ibídem, págs. 146 y 147.
(5) GAMBRA QuoAD, Rafael, Los heraldos del anticristo. Tradición Católica.
Revista
de la Hermandad S. Pío X, núm. 164, febrero 2001, págs. 24 y sigs.
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CRÓNICAS
más hermosa y tierna devoción que nos ha concedido el Cielo,
encontraremos, como los encontró San Fernando, las gracias y
los ánimos que
nos falten para el combate y la victoria.
Glorioso Rey San Fernando, rogad por nosotros.
TERESA AsUNCJÓN ]IMÉNEZ
DISCURSO DE FERNANDO CLARO
Queridos amigos de SPEIRO, como miembro de este grupo es
para mi un doble placer celebrar con vosotros la fiesta de nues­
tro Santo Patrón y
al mismo tiempo mi onomástica, que me
traen la evocación de tantas horas de oración y meditación en
aquel marco incomparable de la Capilla Real en la Catedral de
Sevilla.
Allí, a los pies de la veneradísima imagen de la Virgen de los
Reyes
se encuentra la urna de plata en donde descansa el cuerpo
del Rey San Fernando esperando el día
de la resurrección.
La Virgen de los Reyes, Patrona de Sevilla y de su Archidió­
cesis, que sostiene en sus brazos un Niño Jesús coronado, está
cubierta por
un dosel en cuyo frente se lee "PER ME RECES REG­
NANT", recordándonos cuál es el origen del poder y de la sobera­
nía y a que normas debe atenerse todo poder en su ejercicio.
Las palabras que
he escrito y que voy a leer a continuación
son fruto de aque/Jas meditaciones y
de la lectura de numerosos
libros sobre la vida y las
hazañas de San Fernando, libros, ico­
nografía y pintura incluidos, a cuya búsqueda
me dedico desde
hace muchos años aprovechando
mis visitas a cualquier Jugar de
España.
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Lo característico, Jo más profundo de la vida de San
Fernando,
es la fidelidad inquebrantable del Santo a la gracia
divina.
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