Alberto Caturelli: El abismo del mal

comunión de los santos. De los últimos procede este libro. Por el
que nos han llegado bienes intelectuales de los que, igualmente,
nos lucramos.
Miguel A YUSO
Alberto Caturelli: EL ABISMO DEL MAL (*).
El autor , ilustre colaborador de estas páginas, y uno de los
máximos filósofos hispanoamericanos, es autor de tr einta y cuatro
l i b r os y varios centenares de artículos. Catedrático de la
Univ ersidad de Cór doba (Argentina), se debe a su celo intelectual
y apostólico, entre otras muchas cosas, la organización en 1979 de\
l
primer congreso mundial de filosofía cristiana. La obra, que está
dedicada a M ichele Federico Sciacca (“querido maestro, amigo del
alma ”), según se apunta en el prólogo “no es un libr o de erudición
(aunque la suponga en la medida necesaria), sino de r eflexión y
meditación ”.
Consta de tres partes, “el abismo”, “ el cainismo” y “el agua que
apaga la sed”. En la primera, enfr entado con el abismo, se pregun-
ta filosóficamente por el problema del mal (pág. 75) y concluye
con una respuesta teológica: el pecado es el mal absoluto (pág. 8\
4).
P or eso sostiene su irresolubilidad en la cultura antigua (pág. 13) y
la necesidad de la R evelación cristiana para hallar respuesta (pág.
31). Por eso también la fuente de todos los males, que existía antes
que el hombre, la halla en el demonio (pág. 93), internándose, a
continuación, en la doctrina del misterio de iniquidad (pág. 106 y
sigs.). En la segunda, propone una explicación de los “ males sin
cuento ” que acosan al hombre, produciéndole una “ sed inextingui-
ble ”. E l repaso de la envidia (pág. 125 y sigs.), el resentimiento
(pág. 187 y sigs.) y la maledicencia y murmuración (pág. 195 y
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(*) Ediciones G ladius, Buenos Air es, 2007, 256 págs.
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sigs.), de un lado, y el examen de personajes históricos como Caín
(pág. 153 y sigs.), los hermanos de José (pág. 161), Saúl (pág. 165 y
sigs.) y Judas Iscariote (pág. 173 y sigs.), dan a sus páginas un tono
más íntimo que el sistemático de la primera par te. Finalmente, en
la ter cera, compara la vida espiritual cristiana, como liberación
plena del mal (pág. 203 y sigs.), con la inv ersión diabólica de la
mística cristiana que es el inmanentismo contemporáneo (pág.
217 y sigs.), hasta llegar a Cristo, agua viva que apaga la sed (pág.
235 y sigs.), que es la conclusión. Inmediatamente, un brev e capí-
tulo, una jo ya, trata del pusillus grexen la actual tribulación (pág.
225 y sigs.). El profesor Caturelli, que a v eces no es fácil de leer, se torna en
este libro transpar ente. Diríase que, trascendiendo los saberes filo-
sóficos académicos, se ha instalado en una actitud sapiencial. S us
amigos y admiradores de longa data sólo podemos regocijarnos y
disfr utar del tesoro que ha puesto a nuestra disposición.
Miguel A YUSO
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