Índice de contenidos

Número 529-530

Serie LII

Volver
  • Índice

Santiago Cantera, Hispania-Spania. El nacimiento de España

Santiago Cantera, O.S.B., Hispania-Spania. El nacimiento de España, Madrid, Actas, 2014, 563 págs.

El padre Santiago Cantera, colaborador de estas páginas, actual prior de la abadía benedictina de la Santa Cruz de Cuelgamuros, es un reputado historiador de la Edad Media. Entre su obra podemos citar la biografía de San Bernardo El medievo en su plenitud (2001) , su comentario agustianiano Una visión cristiana de la historia (2010) , o su ensayo sobre La crisis de Occidente (2011). También el libro sobre el mártir requeté Antonio Molle Lazo (2009).

Este libro sobre el origen de España aparece oportunamente en un momento en que el debate sobre el ser nacional alcanza tintes dramáticos y ofrece elementos valiosos para la reflexión. La tesis es que en la época visigótica se configura un nuevo concepto de Hispania o Spania que va mucho más allá de lo meramente geográfico y que constituye el fundamento para la edificación de las Españas medievales, a partir de tres componentes que confluyen: un territorio, una entidad política que es el Reino Visigodo con capital en Toledo y una historia que se llega a entender como el matrimonio del pasado romano con el pueblo godo. Los tres elementos se funden en virtud de un factor religioso fundamental, ya que logra unir a los dos grandes núcleos étnicos existentes e impulsa un esplendor cultural sobresaliente dentro del conjunto de los reinos germánicos. Los concilios toledanos y en particular el III, del año 589, donde se consagra la unidad católica, tienen así una importancia capital que el libro resalta adecuadamente.

El autor evita el error nacionalista, con expresiones cuidadosas de raigambre tradicional: «El nacionalismo en cuanto tal, el nacionalismo moderno, a fin de cuentas es un producto revolucionario que reniega de la verdadera Tradición porque la considera desfasada y porque desea erigir un orden nuevo que rompa con el anterior. Implica una ruptura con la auténtica Tradición de un Pueblo, porque aspira a construir una Nación desde bases nuevas. Por un lado, aparentemente alega raíces históricas antiguas, pretendiendo obtener una justificación secular. Pero, por otra parte, en realidad mitifica esas raíces, falsificándolas y mudándolas de sentido. Por eso, ya no liga al hombre con su Patria a través de un vínculo que es a un tiempo natural y trascendente, sino mediante la sujeción a un ser abstracto y absoluto que tiende a absorber la personalidad humana en él. Incurre, en definitiva, en la idolatría de la Nación. Sin embargo, el patriotismo es el amor debido a la propia Patria, entendida como un legado material y moral de los antepasados, transmitido de generación en generación para que a su vez sea enriquecido y pase en herencia a los sucesores siguientes. El patriotismo es una virtud derivada de la piedad filial y así lo conciben el Derecho Natural y la moral católica, así lo entendieron los antiguos romanos y lo comprende el confucionismo chino, y así se ve en todas las civilizaciones».

José DÍAZ NIEVA