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1986

La doctrina social católica

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El Reino de Cristo en la encíclica Quas primas y en la Constitución dogmática Lumen gentium (NN. 3 y 5)

EL REINO DE CRISTO EN LA ENCICUCA
QUAS PRIMAS Y EN LA CONSTITUCION DOGMATICA
LUMEN GENTIUM (NN. 3 y 5)
POR
RICARDO AL»ANA
l. La encíclica Quas primas.
La doctrina ·social de la Iglesia expuesta por los Romanos
Pontífices en los últimos 100 afias constituye uno de los grandes
dones de Dios para los
hombres de nuestr9 tiempo. Los princi­
pios teol6gicos y lilos6ficos que contiene, si bien
se encuentran
en
el tesoro de la Tradici6n de fa Iglesia, nunca habían sido pro­
puestos a la conciencia humana con tanta claridad ni con tanta
autoridad. El relieve de
los temas sociales . en el Magisterio de
la Iglesia
es por sí mismo un testimonio actualísimo de la fo que
contiene la
más realista afirmaci6n de fa Encarnación del Hijo
de Dios.
En efecto, el Verbo se hizo carne; y habit6 entre
nosotros.
La doctrina social de la Iglesia, como es sabido, no trata
s6lo de principios. Más aún, los documentos
no· se dirigen direc­
tamente a tratar de ellos. Preocupada la Iglesia
por la dignidad
humana, de la que es custodio por encargo divino, fos documen­
tos del Magisterio en materia social quieren iluminar los
cami­
nos de los hombres de su tiempo y, con la luz de la doctrina in­
mutable,
se refieren incisivamente a las realidades particulares.
Es necesario saber ponerse en
fa situaci6n peculiar de cada
documento, asi como saber contemplar
la verdad que no cambia.
También
es necesario adherirse a la gran «humanidad» de la
Iglesia, que le hace conducir todos sus caminos al hombre ( 1 ).
(1) Cfr. JUAN PABLO II, Redemptor hominis, .n . .41.
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RICARDO ALDANA
La encíclica Quas primas de Pío XI, dada en 1925, tiene
como objeto una déterminación litúrgica: instituir como fiesta
universal en la Iglesia la de Nuestro Señor Jesucristo Rey.
En la
misma encíclica se hace cargo el Papa de demostrar la utilidad
de
la determinación litúrgica para la realización del sentido de
la fiesta. No se trata de un enriquecimiento de la vida cultural
de la Iglesia, sin
atertción a la situación de los hombres de nues­
tro siglo. «La historia demuestra, dice el Papa, que .estas festi­
vidades litúrgicas fueron establecidas, sucesivamente, en el trans­
curso de los siglos, de acuerdo con
las necesidades o convenien­
cias del pueblo cristiano» (2). Y
más arriba: «Las enseñanzas
pontificias penetran en la inteligencia,
La litutgfa en la inteligen-
cia y en
el hombre entero». ·
La fiesta de Cristo Rey, por su parte, se dirige a combatir
«el llamado laicismo, sus errores
y sus criminales propósitos» (3).
A continuación describe. el Papa el camino que· ha seguido la so­
ciedad para llegar al laicismo y los frutos de ese alejamiento de
Cristo .
. Lá preocupación de Pío XI, como es sabido, era la de la paz,
tal como él ll!Ísmo lo sintetiza diciendo «Pax Christi in regno
Christi». La aportación
específica de la encíclica en materia so­
cial es acorde con taf principio, Se trata de la ordenación de la
sociedad a
Dios bajo el imperio de Jesucristo. Pero, además de
su aportación propia, creemos que
Quas primas es documento
principal de
la doctrina social del Magisterio de la Iglesia. No
sólo refiere la vida social a Dios y a Cristo, sino que, centrán­
dose en su parte doctrinal en el dogma cristológico, establece el
reinado de Ctisto como fundamento dogmático
perenne en la
doctrina soda! cristiana.
En efecto, el
-Papa estudia ·primeto el sentido en que se dice
que Cristo
es Rey. Descubre en la Sagrada Escritura que se ha de
decir que
es Rey en sentido propio. Repasando el Antiguo Tes-
(2) Pfo XI, ene. Quas primas, ns. 11 y 10. La numeraci6n que cita­
mos es la de la edición de Doctrina Pontificia, vól. II. Documentos Po­
líticos, BAC, Madrid, 1958.
(3)
Ibld., n. 12.
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EL REINO DE CRISTO EN «QUAS PRIMAS» Y «LUMEN GENTIUM»
tamento, hace ver que la realeza del Mesías está afirmada a cada
pasp (

4
). Llegando el Nuevo Testamento, fija la atención en tres
;.¡;,maciones _de Cristo mismo acerca de su realeza .. Continúa con
una referencia
al Apocalipsis, libro que es todo él del triunfo de
Cristo
Rey. Acude_ finalmente a la liturgia como lugar teológico:
sin -citar los textos dada la multiplicidad inagotable de los_ mis­
mos al mencionar las muestras de veneración que a Cristo como
Rey se hallan en el ciclo anual, así como las distintas afirmaciones
de
la tradición litúrgica y del Oficio Divino y de la Santa Misa.
Finalmente recuerda que en este
puntO la liturgia latina y la
oriental ·son µnánim.es~ ,
El procedimiento teológico sigue penetrando en el fundamen­
to de la dignidad y autoridad regias de nuestro Señor. Llega aquí
Pío
XI al fondo de la Revelación acerca de Cristo .. El dpble prin­
cipio de la Encarnación y
de la Redención, que definen el ser y
la misión del Hijo de Dios hecho hombre, fundamentan su rea­
leza. Se apoya el Papa en la _autoridad de San Cirilo de Jerusa­
lén y nuevamente en la Sagrada Escritura.
Este
es el núcleo_ doctrinal de la encíclica, en lo que se re­
fiere al dogma cristológico. De ·él avanza el Papa hacia lo que
constituye su preocupación
de doctrina social, de rec9mendacio­
nes morales y
de la liturgia.
Por
lo que se refiere a la doctrina social, después de afirmar
que el poder regio
de Cristo incluye la triple potestad de legis­
lador, la judicial
y la ejecutiva, pasa la encíclica a la enseñanza
de la espiritualidad del Reino de
CristO y de .su extensión uni­
versal, que I abarca también el orden social y político.
En los textos de la Quas primas la doctrina social de la
Iglesia y la actividad política de los cristianos descubren_ su más
hondo
significado al verse incorporadas al único designio eter­
no de Dios por
el que su Hijo se hizo hombre para redimirnos,
recibiendo del Padre toda potestad.
TodaJa historia, toda la vida
humana,
el orden natural y el orden sobrenatural, han sido pues­
tos bajo
la. autoridad de Jesucristo.
4) Ibid., n. 5.
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RICARDO. ALDANA
2. Postulado del enriquecimiento de la fe.
La constitución dogmática Lumen gentium es reconocida por
todos como el principal documento del Concilio Vaticano
II. El
concilio
es como 1a gran predicación actual de la Iglesia y, al
mismo tiempo, su· conciencia íntima de pertenencia al Misterio
de Dios. Esto hay que decirlo especialmente de la
Lumen gen­
tium.
La historia de la Iglesia nos muestra que acontecimientos
análogos
al concilio· han sido difíciles de asimilar y con qué gran ·
facilidad desaparece la fe como base de la personal adhesión a
la Iglesia, para dar cabida a otros ideales, nobles quizás, pero no
supremos.
La dispooición para acercarse a la comprensión del concilio
nos parece que está expresada en lo que
el actual Sumo Pontífice,
siendo Arzobispo de Cracovia llamó «el postulado del enriqueci­
miento de la
fe» (5).
Explicaba el entonces Cardenal Wojtyla que interpretar y
poner por obra el concilio exige partir de la verdad, señalada
por el mismo concilio: «La Iglesia camina a través de los siglos
hacia
la plenitud .de la Verdad, hasta que se cumplan en ella ple­
namente las palabras de Dios» ( 6
). Como acto supremo del Ma'
gisterio de la Iglesia, no puede contemplarse el Concilio Ecumé­
riÍco sin este criterio.
Este principio es, a la vez, un postulado. El Concilio Ecu­
ménico, por serlo, pide un enriquecimiento de la fe. No pode­
mos acercamos a él para confirmar nuestras ideas,-sino nuestrá
fe mediante su enriquecimiento.
Precisa el Cardenal Wojtyla el sentido de este enriquecimien­
to en
un concilio que se convocó y realizó con fines pastorales:
«La doctrina de
la fe y de la moral constituye el contenido de la
enseñanza de los pastores de la· Iglesia, de forma que, por un
(5) WoJTYr.A, Karol: La Renovaci6n -en sus fuentes, B~C, Mly;lrid,
1982.
(6) Constitución dogmática Dei Verbum, n. 8, citado por Karol WoJ­
TYLA.
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EL REINO DE CRISTO EN «QUAS PRIMAS» Y «LUMEN. GENTIUM»
lado los actos de carácter doctrinal del Magisterio tienen. signifi­
cado pastoral y, por otro; los actos pastorales, mediante su pro­
funda
radicalización en fa fe y en la moral, tienen significado
doctrinal» (7).
·
Este postulado del enriquecimiento de la· fe nos interesa ahora
para
afumar la coherencia y· el progreso doctrinal que ha de bus­
carse respecto
del tema del Reino de Cristo entre la Quas primas
y la Lumen gentium. Este progreso interesa a 1a doctrina social
de
la Iglesia en cuanto afecta a su misma raíz.
Es casi
. innecesario advertir que Lumen gentium no es un
documento de doctrina social. Nos ocuparemoo sólo de los nú­
meros 3
y. 5, que tratan del Reino de Cristo. Conviene añadir
algo sobre
el carácter peculiar de la constitución. Con palabras
de Pablo VI, en ella «se ha estudiado y definido · la doctrina so­
bre· la Iglesia; de esta forma se ha completado la obra doctrinal
del Concilio Ecuménico Vaticano I; se ha explorado el misterio
de
la Iglesia y se ha . delineado el designio divino sobre su cons­
titución fundamental» (8). Pero es una exposición del misterio
de la Iglesia según la noción de San Pablo del «Misterio de Dios
escondido desde los siglos
y ahora reveládo» (9), El término de
este misterio escondido es la Iglesia. Esta amplitud de
la consi­
deración permite una síntesis de las principales verdades de la
fe que, efectivaniente, se encuentran en la constitUción. En esta
síntesis el Reino de Cristo· ocupa un lugar imponante.
3. El Reino de Cristo en la Quas primas.
Después de demostrar Pío XI, según la argumentación des­
crita, que Cristo tiene como hombre la potestad · regia sobre to­
dos los hombres y que ·esta potestad contiene el triple poder le­
gi$liitivo, judicial y ejecutivo, trata propiamente del Reino de
Cristo.
(7 WOJTYLA, Karol, op. cit., 10. ·
(8) PABLO VI, Discurso en la promulgación de la constitución Lumen
gentium.
(9) Cfr. E/., 1,9-14.
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Por los mismos textos aducidos de la Sagrada Escritura, es
patente que este Reino es «principalmente espir.itual y pertene­
ce a las
cosas espirituales» (10). Esto mismo lo confirma la con­
ducta repetida del Señor al rechazar las interpretaciones tempo­
ralistas de
su Reino. Para mosttar en qué consiste esta espiritua­
lidád Pfo XLse' basa en la descri¡:,c:ión evangélica del Reino.
En esta descripción recogida
:por el Papa encontramos ele­
mentos de interioridad. El Reino de Cristo
se rechaza y se re­
cibe en la conciencia de cada. hombre. También menciona el Papa
un elemento sacramental, el bautismo, que es rito exterior que
produce regeneración interior. Pertenece a la espiritualidad
del
Reino su enemistad con los espíritus del mal, que forman otro
reino. Además, el Reino
de Cristo es espiritual porque está mar­
cado por la moralidad de la
pnreza y de justicia de sus súbditos,
según
la ley de la pobreza de espíritu, que va «más allá». Exige
también la abnegación de sí mismo
y · la aceptación de la cruz.
Es, finalmente, un Reino que
o.ace del acto redentor que es ac­
ción sacerdotal.
La espiritualidad del Reino significa así que es Reino sobre­
natural, que viene de Dios. También significa que
está ligado a
. la conciencia interior, como sólo está la aceptación de la verdad,
de manera que impone todo un modo de ser al hombre. Pero
es­
piritualidad del Reino es tal, también, en su realización exterior,
histórica
y corporal: esto se ve en el agua bautismal, en la po­
breza evangélica que es también, material, en los deseos de jus­
ticia, sobre todo, en la carne del Redentor.
Esta nota corporal, externa
. e histórica de la espiritualidad
del Reino.
es genuinamente católica.
De la espiritualidad del Reino, que no
se realiza sin un cuer­
po, pasa
el Papa a la consideración de la influencia del Reino en
lo temporal:
«Por otra parte,
incurrirfa en un grave error el que negase
a la humanidad de Ctisto el poder real sobre todas
y cada una
de las
realidad.es sociales y políticas del hombre, ya que Cristo,
(10) Pío XI: Quás primas, n. S.
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EL REINO DE CRISTO EN «QUAS PRIMAS» Y «WMEN GENTIUM»
como hombre, ha recibido de su Padre un derecho .absoluto so­
bre toda la Creación, de tal manera que ioda ella está sometida
a su
Voluotad» ( 11 ).
_ Para referir el poder de Cristo a las realidades temporales,
el Papa vuelve a la doctrina ceotral de la eucíclica sobre la rea-.
leza de Cristo, que es uoiversal y absoluta según la Sagrada Es­
critura y . se fuoda eu la Unión Hipostática y en la Redeución.
Se hace eco la eucíclica de la Tradicióu cristiana, que a.tranca de
las palabras mismas del Señor: «toda potestad me ha sido da­
da» (12), dice despu.és de.la Resurrección . .San Pablo dice que
ha recibido el
Nombre sobre todo nombre, que es el de Se­
ñor (1?).
De esta manera es claro que el Reino de Cristo es princi­
palmente espiritual porque
es universal. La espiritualidad de la
que
se habla implica la universalidad más absoluta.
El
orden social queda comprendido en esta· universalidad,
según la
argumeutación de Pío XI. Nos parece importante. in­
sistir en qúe no se añade a la espiritualidad del Reino uoa tem­
poralidad. El Papa hace
ver que la temporalidad ha de incluirse
en el Reino por razón del poder universal de Rey.
La enseñanza social propia de la Quas primas es que la rea­
lidad social y pol!tlca pertenecen «de derecho» al Reino de ,Cris­
to, no que dicha realidad constituye el Reino. Es tarea de los
cristlanos que el sometimiento de todas
las realidades humanas
a Cristo,
como a legítimo gobernante, sea de hecho (14).
P!o XI no habla de uo reino temporal de Cristo, sino del .
poder real de Cristo que incluye también el poder pol!tico. El
Reino
es una realidad de la Gracia de Dios, algo espiritual prin­
cipalmente. Pero
abraza también lo temporal o intenta abrazar­
lo; esto
es la tarea moral de los .cristianos. En el. terreno tem­
poral, el Reino de Cristo
se establece desde la conciencia que
ha
recfüido como gracia el Reino de los cielos.
(11) Ibld.
(12) Mt., 28, 18.
(13) Cfr. Filp., 2,9-11.
(14) Cfr. Quas primas, n. 9.
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La aparente antinomia entre lo espiritual y Jo temporal nace
del. racionalismo, como es sabido. Ya dijimos que la espiritua­
liqad de los católicos no excluye al cuerpo como sujeto. También
hay que decir que todo lo temporal, en cuanto verdaderamente
humano, se guía por el espíritu.
Así, la sociabilidad natural
. del hombre es también obra del
espíritu de los hombres. Si éstos tienen todo su bien en Cristo,
la sociedad también. En palabras de la encíclica: Cristo es «la
fuente del bien privado y del bien público». No
es distinta la
fuente
de la felicidad del individuo de la fuente de la felicidad
del Estado
(civitas), añade Pío XI citando a León XIII (15).
Finalmente,
hay que entender a una tesis clásica en. la ex­
posición De principatu Christi. Dice Pío XI: «Sin embargo,
mientras. vivió sobre la tierra, Cristo se abstuvo totalmente del
ejercicio de este poder (sobre las
realidades. civiles), y así como
entonces despreció la propiedad y la administración de los bienes
humanos, así también permite
y sigue permitiendo el uso de éstos
a sus
poseedores» (16). No ha de entenderse esta afirmación en
el sentido de
un vaciamiento ele!:· orden natural, implicando una
relativización total del gobierno de los hombres, pues
se mencio­
na que hay' verdaderos poseedores de esos bienes humanos. Se
quiere más bien afirmar la superioridad absoluta de la autori­
dad de Cristo
y la ordenación de todo poder· humano al suyo.
Se infiere, además, el valor altísimo de toda autoridad, y .tam­
bién de todo derecho, pues es _de· Cristo al mismo tiempo que
de su poseedor.
En conclusión, el Reino de Cristo es espiritual y universal.
Incluye, por el derecho universal de Cristo, todo el orden
social
y político, y debe incluirlo de hecho. Esto obliga a los Estados
a someter su imperio al de Cristo, a
reconocerlo p,áblicamente
como :Rey. Obliga también a buscar la · paz y la concordia, a
respetar la autoridad, y
exigé a los cristianos la participación en
el poder político para buscar esta extensión del .Reino de Cristo.
( 15) Quas primas, n. 8.
(16) Ibld.
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EL REINO DE CRISTO EN «QUA.5 PRIMA\'» Y «LUMEN GENTIUM»
4, :E;l Reino de Dios en la Lumen gentium (nn. 5 y 7).
El númeri> 3 de la constitución Lumen gentium trata de la
misión
y de la obra del Hijo de Dios. En este contexto trinita­
rio se habla del. Reino de los cielos inaugurado en la tierra por
Cristo,
p~ra cumplir la voluntad de Aquel que lo envió.
La misión del Hijo en cuanto es ad extra de. la Santísima
Trinidad, conservando
lo que es propio de la Persona enviada, se
manifiesta como Voluntad del Padre y obediencia del Hijo.
La Voluntad del Padre es un designio respecto del hombre,
del que
se ha hablado en el número 2 de la constitución. Ahora
se afirma con San Pablo que el Padre nos eligió en su Hijo, y
nos predestinó a la adopción de hijos, porque quiso instaurar to­
das las cosas en El (17 ).
La inauguración del Reino de los cielos en la tierra, la reve­
lación
de su misterio y la obediencia de Cristo para la Reden­
ción,
son afirmadas po;\l concilio resumiendo todo .el Evange­
lio. Cristo anunció la llegada del Reino, lo
explicó en pará­
bolas
y lo reveló a sus discípulos y avanzó hacia la cruz y resu­
rrección. En los evangelios sinópticos, Cristo anuncia
y explica
el Reino hasta la confesión de Pedro. En seguida empiezan los
anuncios de la pasión y el acercamiento a Jerusalén (
San Lucas)
que culmina en el misterio pascual.
La Iglesia es el Reino de Crist.o ya presente en misterio. Es
la realización y la definitiva de la ,"."oluntad del Padre de instau­
rar todas
las cosas en su Hijo, pero no es el Reino consumado.
La Iglesia crece por virtud de Dios, contenida en los sacramen­
tos, que la Iglesia ve en
el· agua y sangre del costado abierto de
Cristo .
. Termina el número J con la· afirmación de que todos los
hombres están llamados a la
· unidad, en el Cuerpo de Cristo; de
El procedemos, por El vivimos y a El tendemos. Aparece así
el Primado Universal de Ctisto como la realización del designio
del Padre.
(17) Cfr. E/., 1,4-5 y 10.
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RICARDO ALDANA
Como se ve, la realeza de Cristo se fundamenta en su misión
por parte
del, Padre. La consnrnación de su primacía sobre to­
das las cosas tiene también este sentido trinitario: Cristo ha de
dominar sobre todas las cosas
y entregar a su Pádre el domi­
pio (17).
El Reino de Cristo es la instauración de todas las cosas en
El, según la voluntad del Padte. Dicha
instauración se realiza
como Primado Universal de Cristo y, en cuanto está el Reino in­
coado en la tierra de un modo definitivo, se identifica con la
Iglesia; ella misma
s~ ha definido como «sacramento» (18), es
decir, crea tura sometida enteramente al poder · divino para la
ejecución de la obra de Dios;
El Reino es más amplio que la Igle­
sia,·
pero ésta en su ser definitivo aunque aún no consumado. El
«Reino aún no consumado», podemos concluir nosotros, es la
ordenación de todas las
cosas a Cristo, y a Dios en Cristo.
El número 5 de la constitución tiene Ia intención de expli­
car la naturaleza
de la Iglesia a partir .de la idea de reino, tal
como aparece en el Evangelio.·
El misterio de la. Iglesia se manifiesta como reino que llega
y cuya
·negada se predica a los hombres. La Iglesia es el Reino
de Dios y
al mismo tiempo su predicación. El Reino se da a
conocer brillantemente en la palabra
de Cristo, en sus obras y,
sobre todci, en su misma Persona. El Reino tiende a identifi­
carse con Cristo.
La segunda parte . del húmero 5 de Lu7?Zen gentium se tefie­
. re expresamente a las relaciones entre la Iglesia y el Reino de
Cristo.
Cristo resucitado, después de
su muerte, aparece como Se­
ñor. y Sacerdote. Env(a sobre sus discípulos al Espíritu Santo.
D,, esta infusión recibe la Iglesia la misión de anunciar el Rei­
no de Cristo y de Dios y ele instaurarlo en todos los pueblos, y
ella misma es constituida como el germen y el inicio de ese reino
en la · tierra. · ·
La Iglesia es el Reino de Crist~ en gerinen, es decir, es la
(18) Lumen gentium, n. l.
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EL REINO DE CRISTO EN «QUAS PRIMAS» Y «WMEN GENTIUM»
realización del misterio esperado desde los siglos. El -carácter de
«definiúvo» es propio del Reino de Dios en la Sagrada Escri­
tura.
Definiúvo no quiere decir consumado, aunque sí supone el
inicio· de la consumación escatológica. Por ello
es germen que ha
de crecer hasta la realización plena del
Reino.
La Iglesia en la úerra es el Reino y existe para el Reino,
para
su. predicación y para . su instauración en todos los pueblos.
El Reino
avanza en el sentido de crecimiento de 1a Iglesia.
Pero también avanza en un senúdo
de instauración más plena de
lo humano en Cristo.
Lo primero
se .cumple de un modo infalible y sacramental,
por el don del Espíritu Santo, que «hace
rejuvenecer ·a--la Igle:
sia, fa renueva constantemente y la conduce a la unión consuma­
da con su Esposo» (19). Lo segundo tiene su cumplimiento cuan­
do los cristianos realizan sus distintas vocaciones como cumpli­
miento del designio de Dios. Pertenece este crecimiento también
a
la obra del Espíritu Santo, ¡,ues el Reino de Cristo ·es uno
solo. Como don sobrenatural, tiene
sn medida en Dios que -da,
de
manera que constituyen el Reino en la tietra sólo las realida­
des s<111tificadas por Dios. Ya que el hombre es consagrado por
Dios en la Iglesia todo él, desde su interior ha de instaurarse
en Cristo.
Las realidades presentes de este mundo son suscep­
tibles, en cuanto que son humanas, de ser
también instauradas
en Cristo,
no por ser parte de la Iglesia, Reino definitivo, sino
por el anhelo impreso que haya en ellas
la verdad definitiva del
hombre en Cristo, anhelo que
se traduce en un orden temporal
en el que
la regla suprema es el bien del hombre.
Atendiendo
al carácter histórico de· las cosas humanas es pa,
tente que su instauración · en Cristo _debe ser' según. este carác­
ter. Ahora bien, propio de las cosas históricas es servir a lo que
por
su naturaleza no depende del tiempo. De donde .-.., ve que
la edificación del orden temporal, según el Evangelio, existe en
la medida de
su auténtico servicio al bien del hombre que es su
dignidad en Cristo.
(19) Lumen gentium, n. 4.
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RICARDO AWANA
Por eso afirma el concilio al tratar de .Ias relaciones de la
Iglesia
con el mundo en la constitución pastoral Gaudium et
spes:
«Al buscar su propio fin de salvación, la Iglesia no sólo
comunica la vida . divina al hombre, sino que, además, difunde
sobre el universo mundo, en cierto modo, el reflejo de su luz,
sobre todo curando
y elevando la dignidad de la persona, conso­
lidando la firmeza de la sociedad y dotando a la actividad dia­
ria de la humanidad de un sentido y de . una significación mucho
más profundos,. (20);
5. ConclnsiOnes.
A) La fundamentación dogmática de la Doctrina Social de
la Iglesia en la realeza de Cristo resulta patente en la encíclica
Quas primas. La constitución Lumen ge,¡tium no habla de la rea­
leza de Cristo, pero sí de su Reino, al cual pone en relación con
el Misterio de la S~ndsima Trinidad, como cumplimiento. final
del ·designio eterno del Padre.
B) En la· Quas primas, por razón del derecho universal. de
Cristo, se afuma que el orden social ha de someterse a El. Es
una exigencia moral de la realidad del Reino.
Lumen gentium no habla expresamente de las realidades tem­
porales. Pero ya que el Reino de Cristo aparece como instaura­
ción·
de todas las. cosas en el Hijo de Dios e incoado en la tierra
tiende
a· su realización final, tales realidades terrenás deben or­
denarse también a esta consumación, en cuanto sirven al hombre,
, objeto de la elección de ·rnos.
Por lo tanto la doctrina social de la Iglesia no es sólo mo,
ral
_ y social,. sino antropología teológica. Y la actividad política
y social de lw cristianos es un lugar adecuado de realizacióri
de los
designCJs de Dios para los hombres.
Viva Cristo
Rey y
Santa María de Guadalupe.
(20) Gaudium et spes, n. 40.
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