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1989

589-1789

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De Maistre, exégeta de la Revolución Francesa

DE MAISTRE, EXEGETA DE LA REVOLUCION
FRANCESA
POR
CrusTIÁN GARAY
SUMARIO: I. Contexto de las Consideracipnes sobre Francia.-11. Pro.
videncialismo y Revoluci6n.-III. El significado satánico de 1789~N.
1789: expiaci6n de un siglo.-V. Tradición, _hisroria y providencia. Una
recapitulación.
l. Contexto de las Consideraciones sobre Francia.
Consideraciones sobre Francia, publicada por primera vez
en 1796, constituye sin lugar a dudas la obra más conocida y
significativa de la obra del conde Joseph de Maistre. La impor­
tancia
de la obra, realizada con objeto de contraargumentar un
libro de Benjamín Constan!,
supero largamente su afán polémico
al valorar la Revoluci6n francesa como un hecho nuevo, polémi­
co, en total ruptura con lo establecido.
Corresponde a una serie
de obras que, elaboradas fuera de
Francia, introdujeron una perspectiva
crítica de 1789. Curiosa­
mente, sus principales representantes fueron ex~ranjeros, ya que
las obras de De Bonald y De Chataubriand son posteriores a
1796. Ese año no s6lo representa las citadas Consideraciones
sobre
Francia, de De Maistre, sino también la obra del suizo
Mallet du Pan, Correspondencia politica
( 1796) y Edmund
Burke, Reflexiones sobre
la Revolución francesa ( 1796 ). Al
año siguiente el abate Barruel
inauguraría la primera aproxima­
ción histórica al fen6meno
en sus «Memorias 1"11'• servir a la
historia del jacobinismo». Este último, origen de
fa. «teoría del
complot» sobre la causa de
la Revolución.
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CRISTIA.N GARAY
Sin embargo, las primeras líneas del escrito de De Maistre
están dedicadas a la potencia
de la voluntad divina. Al dirigir su
atención al universo, da cuenta del «geómetra eterno» -Dios--,
que rige la vida del cosmos. «Estamos -dice-atados al tomo
del Ser supremo con una cadena
,flexible que nos retiene sin es­
clavizamos» ( 1 ). «El hombre -expresa más adelante-puede
modificarlo todo dentro de la esfera de su actividad,
pero no
crea nada: tal
es su ley, en el orden físico como en el moral» (2).
Todo ello pone de relieve que aun antes de su incursión
po­
lltica, De Maistre plantea una cuestión religiosa. Y más que re­
ligiosa, teológica. Es el mismo razonamiento qne ha de inspirar,
décadas
más tarde, el ensayo famoso de Donoso Cortés sobre
el liberalismo, el socialismo y el catolicismo. Esto es, que toda
cuestión antes de ser polltica, y antes de ser social,
es una cues­
tión teológica.
De
ahí la importancia concedida a la soberbia y a las heridas
dejadas en
la naturalez~ humana por el pecado original. En esa
suerte de prehistoria, de comprensión teológica, ha de extraer De
Maistre los elementos fundamentales de su teoría de la expia­
ción, de
la Providencia y de la Revolución como una obra de­
moníaca.
De Maistre supo trascender la simple categoría del opositor
a la revuelta callejera,
al propugnar la negación de su carácter
ateo
y materialista. El conde saboyano podía a este respecto in­
vocar la revuelta contra el orden como una manifestación menor
de la revuelta metafísica del anticatolicismo.
Nuestro autor tenía la perspicacia del duque de Liancourt
ex­
presada en aquel célebre diálogo con Luis XVI: «-Es un mo­
tín? -No, Sire, es una revolución».
A juicio de De Maistre, la Revolución en Francia es la ex·
presión
más acabada de la «diosa Razón» contra la Cristiandad.
(1) JosEPH DE. MAISTRE: Consideraciones sobre Francia, pág. 9. He­
mos usado la edición Consideraciones sobre Francia. Fragmentos sobre Fran­
cia. Ensayo sobre el principio generador de las constituciones politicas,
traducicfo por Gustavo Piamonte en Ediciones Dictio, Buenos Aites, 1980.
(2) JosEPH DE MAISTRE: Consideraciones ... , pág. 69.
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DE M.AISTRE, EXEGETA DE LA REV0LUCION FRANCESA
Fiel a su francofilia -siempre habló de la preeminencia de Fran­
cia enrre las naciones cristianas---, considera que el ataque con­
tra la religión afectaba «la ciudadela», apelativo que refería a la
Iglesia francesa. «Es eso
---O)ntinuaba-, sobre todo, lo que me
hace pensar que la Revolución francesa marca un punto decisivo
en ·el tiempo, y que sus consecuencias, en todos los terrenos, se
harán sentir mucho más allá del momento de su estallido y de
los limites de su lugar de origen» (3 ).
II. Providencialismo y Revolución.
Al establecer de manera tan nítida la separación de época
en tomo al porvenir redentor del catolicismo, De Maistre obliga
a una -reordenación de la comprensión de la historia de la
Sal­
vación, tal y como venía siendo · desarrollada por los teólogos
cristianos. De ese modo, la tesis agustiniana de
las «dos Ciuda­
des» cobraba actualidad de modo inusitado al colocar a la Revo­
lución en el ámbito de las líneas extraviadas de la Redención.
En esa perspectiva, De Maistre. aparecía escribiendo el capi­
tulo inédito de los libros de Bossuet, al considerar que ya no se
trataba
· de variaciones heréticas sobre la verdad religiosa, sino
de la negación misma de ella en nombre del racionalismo.
En su libro hay, expresamente, un capítulo, el V, denomina­
do «La Revolución francesa considerada en su carácter antirre­
ligioso» ( 4
), que pone de relieve precisamente este esquema de
interpretación. Este esquema no
es accidental, sino que deriva de la extraor­
dinaria valoración que otorga De Maistre al
papel de Francia en
Europa y en la
· cristiandad. Elemento más bien curioso en un
saboyano que ignoraba la contribución de España y Portugal,
y
aiµ; de Italia e Inglaterra en algón periodo,
No es parco De Maistre en destacar lo que considera el pa-
· (3) JosEPH DE MAISTRE: Consideraciones ... , pág. 32. El subrayado
es nuestro.
(4) Vid. JoSEPH DE MArsTRE: Consideraciones ... , págs . .59-68.
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CRISTI.A.N G.A.RA.Y
pel rector de Francia, eso que él llama el «magisterio» de Fran­
cia «sobre el resto de Europa» (5). Papel primerísimo de su cul­
tura y de su
influencia, que prolonga a pesar de la Revolución
francesa.
Se trata de una importancia que él justifica señalando
que se trata de los instrumentos escogidos por la Providencia
para difundir
el cristianismo por medio de Francia.
En opinión del autor, la Divinidad ha creado dos órganos
para suplir
sus necesidades: la lengua y su espíritu proselitis­
ta ( 6).
A juicio del autor esta necesidad de proselitismo
es apenas
una extensión de
la función impuesta por la Providencia y que
tiene en
la Iglesia galicana «una piedra angular del edificio ca­
tólico o, mejor dicho, cristiano» (7).
Vista así, la Revolución «francesa» impone al clero un casti­
go y una tarea que
se condicione con la importancia de esa na­
ción --.i juicio del escritor saboyano-- en la salvación de los
hombres. En una frase: así como la protección divina, también
el castigo es de igual magnitud, porque en ella se muestra la pre­
dilección divina sobre Francia.
No resulta, pues, arriesgado deducir que
ese papel de las
naciones a que tanto alude De Maistre,
se resuelva como una
pesada
carga sobre la restauración monárquica atendido su ca­
rácter cristiano. Distinción que lleva al extremo de favorecer la
tuición política de la monarquía sobre la Iglesia, hase de la tesis
galicana.
En un lugar indisimuladamente menor coloca al sacerdocio,
que, aunque juzgado con dureza por
De Maistre -por sus su-
(5) JosEP:H DE MA1sTRE: Consideraciones ... , pág. 31.
(
6) Exactamente, la f6rmula de DE MAISTRE es ésta: «La providen­
cia, que hoce siempre los medios proporcionados al fin, y que da a las
naciones como a los individuos, los órganos necesarios para el cumpli­
miento de sus objetivos,
ha dotado a la nación francesa de dos instrumen­
tos, o dos brazas, por así decir, con los cuales mueve el mundo: su len­
gua y el espíritu de proselitismo que constituye lai esencia de su carácter;
de modo tal,, que -ella tiene continuamente necesidad y posibilidad de in-
fluenciar a los hombres», en Cdnsideraciones ... , pág. 32.
(7) JoSEPH DE MAlsTRE: Consideraciones ... , pág. 32.
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DE MAISTRE, EXEGETA DE LA RBVOLUCION FRANCESA.
puestas cercanías con las Luces--, . también es parte fundamen­
tal de este esfuerzo
salvffico.
El destiuo de la Cristiandad es así jugado en Francia. De allí
los esfuerzos que dedica
De Maistre a iuvocar una resurrección
religiosa en suelo galo, en un tiempo iudetermiuado. Una resu­
rrección religiosa que él llama contrartevoluci6n, porque incluye
iudisolublemente
la iustauración de un reiuo cristiano.
III. El significado satánico de 1789.
En uno de sus párrafos más célebres, De Maistre expresa:
«Se da
-expresa-en la Revolución francesa un carácter satá­
nico que la distingue de todo cuanto se ha visto y tal vez de
todo cuanto se verá» (8).
Es esta afirmación
la que, sin duda, ha llamado la atención
de los historiadores, críticos y filósofos, los que no aciertan a
ver en su obra más que un maniqueísmo desfasado.
Lo cierto es que De Maistre va mucho más allá al perfilar
una especie de contracivilización,
de negación misma de la na­
turaleza de las cosas, basada en la confianza
ilimitada del po­
der humano. A De Maistre esta confianza le aterra, en sentido
literal, al encontrar en ella
el ingrediente básico de la rebelión
angélica, de
la revuelta luzbeliana: el orgullo (9).
La ilimitaci6n de la razón, proclamada como dogma de fe
por la Ilustración, es para De Maistre el inicio de un radical
cuestionamiento de su bondad, lo que le
lleva a revaluar el
papel de la razón en la religión.
Este fue
el origen de una de sus tesis más controvertidas
(8) JosEPH DE MAisTRE: Consideraciones ...• pág. 59.
(9) Estas ideas se encuentran ya en el opúsculo titulado «Memoria al
Duque de Brunswick», de 1782, que indica el orgullo humano como cau­
sa del culto exagerado de las ciencias na~s y que remite este orgullo
al estado de la naturaleza caída del hombre, vid. RuBÉN CALDERÓN -Bou­
CHET: Nacionalismo y Reooluci6n, pág. 49.
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'CRI$TlAN GARÁ.Y
desde el punto de vista teológico: la postulación de la perversi­
dad de la naturaleza humana para contradecir la «bondad natu­
ral». propagada
por Rousseau ( 10).
IV: 1789: expiación de un siglo.
Casi al terminar su capítulo II, denominado «Conjeturas so­
bre los caminos de la providencia en la Revolución francesa», De
Maistre expresa: «el castigo de los franceses escapa a todas las
reglas usuales, y la protección otorgada
a Francia también» ( 11 ).
No hay duda, por tanto, que al contemplar 1789 De Mais­
tre lo concibe como un castigo a un pueblo, como el rechazo a
un esfuerzo de constituir una sociedad sin religión y sin fe. Se
trata también del castigo de un puehlo --<1 su juicio--esco­
gido, de
un pueblo señalado en la Cristiandad por imprimir rum­
bos. Expiación que adquiere,
por lo tanto, rasgos .inauditos por
sus magnitudes. De allí que De Maistre enfatizara que «esos dos
prodigios reunidos se multiplican uno a otro, y ofrecen uno de
los espectáculos más asombrosos que ojos humanos hayan jamás
contetnplado» (.12).
De ahí el carácter excepcional de 1789, de allí su rasgo de
~contecimiento inédito, que divide dos épocas y que le da a De
Maistre toda su perspicacia histórica. El, por cierto, no disimula
su contrariedad con la situación de Francia
en el siglo XVIII. En
base a ésta, discernirá los elementos principales que provocaron
d colapso de la monarquía «cristiana» y que identificará con los
postulados de la Ilustración.
·:oo) No obstante su ejemplar intención polémica, De Maistte vulnera
puntos fundamentales de
la Teología católica, aunque tuvo aciertos como
el de la primacía e infalibilidad papal. Con posterioridad, la Sede Apos­
tólica condenó dos proposiciones del tradicionalismo filosófico: primero,
que
la raz6n humana fuese incapaz de alcanzar naturalmente el conocimien­
to,· · aunque fuese imperfecto, .de Dios, y, segundo, que la naturaleza hu­
niana fuese intrínsecamente desquiciada.
(11) JosEPH DE MA1sTRE: Consideraciones ... , pág. 33.
(12) JosEPH DE MAisTRE; Consideraciones ... , pág. 33.
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DE MAISTRE, EXEGETA DE LA REVOLUCION .FRANCESA
Precisamente; en virtud de ello, De Maistre afirma. que será
posible que ese siglo implo
-y la Revolución como su conse­
cuencia-sea la semilla de un orden recristianizado, rediviniza­
do. Su ideal de restauración
- «lo contrario
de• la Revolución» o contrarrevolución ( 13 }-de­
rivaba sensiblemente a una monarquía donde
se recompusieran
los brazos de la Cristiandad en la tierra, la religión y la monar­
quía francesa.
Por ello invita a considerar, respecto del futuro de la reli­
gión, dos hipótesis.
O la resurrección del Catolicismo o el surgi­
miento de una nueva creencia.
De Maistre desecha la segunda
posibilidad
y predice 1a reconstrucción del Cristianismo como
parte de ese futuro
(14).
No es, pues, casualidad que su capítulo V, al que hemos he­
cho mención con anterioridad, termine con una encendida invo­
cación: «Franceses: ¡Abrid
paso a1 Rey cristianísimo, llevadlo vo­
sotros mismos a su trono antiguo; levantad su oriflama, y que
su oro, viajando de un polo a otro, lleve por doquier la divisa
triunfal:
Cristo manda, Cristo reina, Cristo vence!» (15).
V. Tradición, historia y providencia. Una recapitulación.
No fue extraño en este panorama que De Maistre condenara
la Ilustración,
y, la razón en general, acusándola de derrumbar
las verdades establecidas. Juicio que luego se rePetirá en Juan
Donoso Cortés
y que marca )a impronta irracionalista del tra­
dicionalismo filosófico (16).
(13) La definición de De Maistre es: «el reestablecimientn de la mo­
narquía, que llaman contrar,,evoluci6n, rio será en absoluto uná. revoluci6n
contraria,
sino lo ·contrario de la revoluci6n», en Consideraciones ... , pági:.
na 147.
(14)· Vid. JoSEPH DB MAISTRE: Consideraciones;L, :·~g.· 64.
(15) JoSEPH DE MA:rsTRE: Consideraciqnes. ... ,-, p~·"68,;
(16) «Bajo d impacto de, estas: -doloooSas _,experienci.ás se ,cdeshicieroa0
·
los vínculos que el Catnlicismn Ilustrado había establecido entre la tradi·
ci6n religiosa y el nuevo pensamiento científico. De Maistre, De Bonald
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CRISTIAN GARAY
El tradicionalismo filosófico, impugnado luego por el Ma­
gisterio Pontificio, había llevado su lucha contra la Ilustración
-y en especial contra Rousseau-al extremo. Una perspectiva
explicable, ya
-que dentro del cuestionamiento del racionalismo
se -vivió, en esa época, una· cierta desconfianza hacia el tomismo,
tenido como una especie de antecedente lejano del mismo (17).
Sus dos puntos fundamentales radicaban en sostener que la
tradición emergida de la Revelación y que
se manifestaba en· el
lenguaje y en las ideas innatas. De hecho,
el autor de las Con­
sideraciones tendría con posterioridad· una afinidad evidente con
las ideas del vizconde De Bonald, quien trató de fundamentar
más sistemáticamente este punto
de vista.
El pensamiento de
De Maistre, si bien vigoroso y consecuen­
te, no pudo, por extremar sus argumentos, percibir que la para­
doja irracionalista le llevaba directamente al umbral de un tra­
dicionalismo fundado, no
sobre el pasado, sino sobre una filia­
ción superhistórica.
Ello quería decir que
si bien De Maistre reivindicaba la his­
toria como «política experimental», lo cierto es que su teoría
del lenguaje
y de las ideas universales lo llevaban al borde de la
abstracción ahistórica. Esa tradición sobrehumana era también,
por
ende, no verificable, carente de tiempo y de lugar estable:
cido y también ajena a las condiciones de la sociedad. Todo lo
y más . tarde Donoso Cortés, quisjeron basar ]a. fe religiosa exclusivamen­
te en
el sentimiento y denunciaron· las fatales consecuencias del racionalis­
mo que inducía al hombre a creerse, con sacrilega soberbia, dueño de la
verdad y amo de la naturaleza», RICARDO KREBS: «Visión católica de la
Revolución francesa», en Revista Universitaria, núm. 26, pág. 39, 1989. En
cuanto a Donoso Córtés; ver, en Obras Completas: «Ninguna de las ideas
fundamentales y constitutivas de
la civilización moderna tienen un origen
filosófico: todas proceden· de · la religión cristiana», vol. II, págs. 82-83,
BAC, Madrid.
(17) Pero, por mucho que se resalten estas· incongruencias nó 'pue­
de eludirse el hecho que sus · promotores no s6lo -se presentaron sino que
fueron· tenaces defensores de
las prerrogativas de la Iglesia católica en el
mundo · entero, y, pot ello, fuCron los mentores del ulttamontaiiismo deí­
cimon6nico.
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DE MAISTRE, EXEGETA DE LA REVOLUCION FRANCESA
cual trae a colación que el tradicionalismo filosófico es un tra­
dicionalismo paradoja!, extrahistórico, situado en las antípodas
de la tradición entendida como transmisión generacional
y per­
fectiva de un patrimonio histórico. Al situar la tradición en un
plano abstracto
y sobrenatural, coloca también a la misma en
calidad de conocimiento
perfecto, no perfectible y más bien desa­
gradable.
Y lo cierto
es que la tradición, en tanto transmisión, supone
la perfectibilidad progresiva y la maleabilidad de las cosas hu­
manas. Situada en
el piano de los hechos y de las ideas que se
interrdacionan, la tradición dé De Maistre escapa a las coor­
denadas de la historia humana.
En contraposición al tradicionalismo corriente,
se trataba de
una
tradíci6n ahist6rica no contenida en la historia humana, y
que al ser una fase de un plan divino se encuentra dentro de la
categoría de los misterios cuyo desentrañamiento entra en el co­
tiocimiento profético o escriturístico,_ es decir, eminentemente
sacro.
En esa perspectiva se comprende el significado escatológico
que habría de otorgar a 1789, en contraposición a aquellos
ene­
migos de la Revolución, que veían en ella apenas un motín.
Pero también De Maistre rechazó la retórica revolucionaria,
al indicar que sus promotores no habían sido más que instrumen·
tos inconscientes de
la Providencia.
Esta tesis aparece perfectamente explicada en
sus Cooside,
raciones sobre Francia, cuando· De Maistre señala que los acon­
tecimientos políticos llevaron siempre a sus protagonistas y par·
tícipes
más allá de donde querían. Sus defénsores eran agitado­
res pero no conductores, que siempre cedían a los acontecimien­
tos, al ambiente y a las multitudes. En sus actuaciones, precisa­
rá, «halla uno en ellos algo de pasivo y mecánico» (18).
Esta doble característica ilustra la tesis de De Maistre acer­
ca de la intervención de la Providencia en la historia de Francia,
(18) JoSEPH DE· MAISTRE: Consideraciones ... , pág. 15.
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CRISTIAN CARAY
ya que, evidentemente, la percibe como el castigo de una época
il11sa y soberbia, cimentada sobre su propia autovaloración.
En De Maistre hay una regla de fa proporcionalidad inver­
sa: cuanto más grande el acontecimiento, menor
la intervención
humana. Así
se explica que la Revolución francesa, ejemplo por
excelencia del acontecimiento histórico, carezca del rasgo de nor­
malidad propio de la evolución humana.
Al calificar a la misma de «satánica» refozó
la idea de des­
cristianizaci6n que había sido medular en la Ilustración. Por su­
puesto que el «satanismo» señalado por De Maistre dista mucho
de un satanismo vulgar, guiado por
el Príncipe de las Tinieblas,
y alude más bien a la voluntad de producir un mundo sin Dios,
un mundo contra Dios. En ese esfuerzo radicaba todo lo recha­
zado por De Maistre
y sitúa su diagnóstico de 1789, en cuanto
realización de un tiempo de desesperanza sobrenatural, al que
si­
gue, lógicamente, un tiempo de expiación y purgamiento. Tiem­
po, este último, tan ignoto y mistetioso como el profetizado en
las páginas del Apocalipsis (
19).
BIBLIOGRAFÍA
JosEPH DE MA!sTRE: Consideraciones sobre Francia. Fragmentos sobre
Francia. Ensayo sobre el principio generador de las constituciones po­
liticas, Ediciones Dictio, Buenos Aíres, 1980.
RuBÉN CALDERÓN BoucHET: Nacionalismo y Revoluci6n, Editorial Nuevo
Orden, Buenos Aires, 1983.
CRISTIÁN GARAY VERA: «Genealogía de la Revoluci6n en Juan Don()SO­
Cortés», en Verbo, núm. 267-268, págs. 939-952, agosto-septíembre­
octubre de 1988. Madrid.
MARIO GóNGORA DEL CAMPO: Civilización de masas y otros ensayos, Edi­
torial Viva.ria, Santiago, 1987.
RICARDO KREBS: «Visí6n católica de la: Revoluci6n francesa», en Revista
Universitaria,
núm. 26, Santiago, 1989.
(19)
No hay que olvidar que una de las cuestiones que afronta De
Máistre al convenir en el dominio de la Providencia es resolVer satisfac­
tQtiamen.te c6mo si Dios está detrás de los acontecimientos permite que
sus enemigos terrenos asuman el control de Francia. La respuesta es, pues,
por castigo, peto se trata de un castigo regenerador de la cuál el autor
espera una nueva Francia y una renovada cristiandad.
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