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Número 155-156

Serie XVI

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Sindicalismo campesino

SINDICALISMO CAMPESINO
POR
J. GIL MORENO DB MORA.
He de hacer un par de aclaraciones. En primer lugw:, para los
amigos

catalanes que
pueden wnfundir sindicaro profesional wn
cooperativa, decirles que tratamOs
de los primeros. En segundo lugar,
para todos los que no sólo habríamos de tratú de las agrupaciones
profesionales
puramente agrarias, sino de

todas
las de las diferentes
actividades

que tienen
lugar en

el campo.
El campo impone unas rea:lidades a
sus hombnes, las principales
de

éstas son:
l.º El arraigo: las tierras están donde están, los pueblos y aldeas
suelen
esta,: junro a punros de

agua
y de abrigo. Salvo el pasror tras­
humante, el hombre del campo ha de estar en su sitio porque las
cosechas y el trabajo de la tierra fijan al agricultor, y todas las demás
actividades
campesinas de

los
maestros y médicos rurales, de los ar­
tesa:nos, de las industrias de transformación, etc .••• , han de seguir esta
fijación del elemento . de base que es el campesino agricultor.
2.º
La dispersión: a la inversa de las grandes concentraciones
de población, tanto industrial como
comercial o
administrativa de
las
grandes megalópolis, el campo obliga a diseminar sus hombres inter­
poniendo distancias sensibles entre ellos, cosa que es tan válida
para los agricultores de una comarca como para los barbero&
3.º Como consecuencia de est:as dos primeras, las comunidades
reducidas
pocas veces son aglomeraciones de más de 30.000 personas,
y las más veces son pequeñas poblaciones de entre 1.000 y 10.000
habitantes. 1 11··~ ' 1 :f;í:J 4.0 La variedad: fruto de la incontable variedad de tia-ras,
microclimas,

producciones,
wndiciones de vida, las
comunidades cam-
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¡. GIL MORENO DE MORA
pesinas son muy diferentes entre sí, de forma natural y obligatoria,
tanto en su dimensión como en sus usos y costumbres y posibilidades
de acción.
5.º La Natmaleza: o mejor dicho la naturalidad y realismo a
que
tienden como
·fruto· de . un intenso contacto con la naturaleza
donde

el
artificio es meoos delirante que

en
las megápolis donde
las actividades prescinden de la
Naturaleza. Una consecuencia inme­
diata

es la de
existir cuencas y comarcas naturales cuya ree:lidad es
mayor
que
las divisiones administrativas artificiales.
De estas realidades impuestas al hombre nace un hecho: el tra­
dicionalismo,

muy lejano
a los simples conservadurismos frecuentes
entre
los burgueses ricos de
1as ciudades mercantiles e industriales,
es una
forma de acruar por wolución progresiva, informando

en el
pasado un

presente
encaminado hacia
un
futuro largo,
pues es pre­
visible la permanencia de generaciones futuras en la actividad y
el
lugat.
Contra

estas realidades que el
cmnpo impone

a sus hombres
existe un
ptocesQ histórico por el cual las ciudades de los merca­
deres se fueron adueñando de los resortes del podet o influyeron
en ellos
causando una aa:ión contraria a

todo
el campo
de la que
surge
la consecuencia

de su
actrutl abandono
y despoblación.
La
Administración desde !os grandes centros urbanos actuó ignorando
las características naturales del campo, detetminando esquetnas de
estructuras y

divisiones artificiales y
legislando tretnendas · reformas
que
afectaron la esencia misma de las actividades. En E.spaña el Decre­
to de Nueva Planta, la Desamortización de los bienes comurudes
y

de la Iglesia,
la supresión
de
los Fu=, los Planes de desarrollo etc.
De este proceso hitórico resultan:
l.º Manipulación de los hombres y las estructuras en forma
contraria a la evoilución natural, o sea, revolucionarias.
2.º Estructuras que no responden a las realidades y que las
más veces son simples prótesis
estatales para

sustituir !os
órganos
naturales

amputados.
3.º Centralismo,
Uniformismo, artificio

utópico de
laboratorio.
4.0 Totalitarismo por el proceso de amputar los órganos natu­
rales para
sustituirlos por prótesis estatales.
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SINDICALISMO CAMPESINO
5." Aplastamiento de las personalfdades, individuales y colectivas,
pérdidas de
Ias formas peculiares de vida, desaparición de loo dere­
chos natw:ales.
En el tema de las asociaciones profesionales que nos ocupa, vul-
. garmente II«mado sindicalismo, loo puntos que hemos tratado an­
teriormentie noo muestral!l cómo todas las estructura& clásicas plas­
madas en las organizaciones gremiales han sido sustituidas por es­
quemas que provienen de Ja revolución industrio! de las grandes
ciudades con
diversos pero pocos diseños que oscil«n entre el sin­
dicalismo
vertical y
el sindica:lismo politizado, pero casi siempre
basándose en un montaje cuyo origen no está en la base ni m pro­
cesos naturales sino que se hace desde arriba y desde verdaderos
Iaboratorios del pensamiento. El verdadero corporativismo

que reú­
ne a los hombres simplemente por las
tres rozones de

complementa­
riedad, coalición y comunidad de intereses y de destino, es sustituido
por un
remdo artificial
en
el que unas voluntades ajenas a las acti­
vidades se proponen utilizar a éstas en la dirección que les conviene,
para lo cual procuran que las corporaciones no sean unidas y que sean
heterogéneas, mientras, en cambio, predican un uniformismo romo
mejor para la totalidad. Este ha sido uno de los drnmas del campo,
en
uoos casos representado por sindicatos escindidoo por la politi­
zación die ideologías; en otros,· como en =el verticalismo, desvirtuada la
representatividad mediante la reunión 'heterogénea. de intereses con­
trapuestos en el mismo sindicato, siempre más o menos cortada la
representatividad genuina, ya por el nombramiento a dedo directo,
ya por trucos como el de formar asambleas demasiado grandes donde
nadie se conoce
para las clecciones, ya por no respetar los diferentes
niveles
namrnles de comaro,s, regiones, ere.
Las corporaciones profesionales del campo deben responder a
las cairaderísticas que señalamos en primer lugar, y esto las encamina
inevitablemente

a
la fotma gremial, cosa no sólo válida para los
agricuitores,
sino para todas las diferentes acividades que tienen lugar
en el campo. Daremos, pues, las
características que son las propias
de
los gremios:
l.º Son agrupaciones espontáneas, que nacen de abajo a arriba
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J. GIL MORENO DE MORA
como órganos naturales de la ·sociedad; tienen, por ello, personalidad
propia,

no
son uniformes,

no están
sujetas a
la Adminisración
del
Estado, y tienen, por fin, la representación de los intereses comunes de
los agremiados ante el resto de la Sociedad en todos los niveles.
2.º Son agrupaciones cuya forma se adapta a las circunstancias .
y condiciones naturales que las rodean y que se coru::retan a la pro­
blemática de

aquel lugar.
3.º Las gremios son origen de usos y cosrumbres y, por tanto,
de derecho.
4.º Los núdeos asociativos de base se reunen en niveles más
altos según los moldes naturales, remediando así la dispersión, sin
necesidad
de constituic asambleas dilatadas.

Por ej.,
el gremio local de
mecánicos o de labradores designa un miembro que lo representa en
el niv,:l comarcal, etc., formando estructuras piramidales hasta el nivel
nacional.
5.º Son independientes de las. ideologías y partidos políticos
y se ciñen a los problemas de su profesión y estamento. No deben
salirse de
las materias que les pertenecen y en ellas constituyen asam­
bleas de gentes competentes en esas IlUllterias y, por lo tanto, capaces
de

emitir sufragio
consciente. En ellas será frecuente la unanimidad.
6.º Por la permanencia incluso generacional en el campo, los
gremios apuntan

más allá del
simple presente

inmediato y
son capa­
ces de acometer empresas a largo plazo.
7.º Los gremios tienen capacidad para juzgar, decidir y arbi­
trar en lo que es materia de su competencia. Pueden también asu~
mir tareas de seguridad profesional montando mutualidades de las
que la Seguridad Social del Estado debe ser subsidiaria..
Aún

se
podría hablat mucho más de los gremios como capaces
de

asumir
servicios públicos, controles de calidad, represión de frau­
des, etc.,
pero Jo dicho basta para ver

que
el asociacionismo profesional
( vulgo sindicalismo) en el campo ba de ser esencialmente gremial.
Todavía cabe resaltar que en lo propiamente agrario la necesidad
de

esta forma es
mucho mayor
porque mayor es la diversidad,
cosa
que

denuncia
en sí
misma la actual organización que impone tipos
rígidos en
todos los

lugares, haya o no necesidad de ellos,
en la
ceguera
uniformista de una administración
que viene desde

arriba.
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SINDICALISMO CAMPESINO
La carencia de esta gremialidad es la principal causa de debilita­
ción de la representatividad
campesina frente a:l Estado, que juega
con ella

a su capricho,
ignoo,rulo simplemente su voz cuando le con­
viene.
Los hombres de buena fe que ahora se baten en el sindicalis­
mo
agrario no

pueden
irnpedi.-por la forma misma de este sindi­
calismo que

sus
esfuerzos sean inoperantes

frente a
la barrera de
tecnócratas
que le

opone la
administración, obligándole
a un len­
guaje que no es
el suyo

y a criterios ajenos a
la actividad. El fruto
final es la absurda inferioridad en que todo el campo ha quedado
frente a
los intereses

devoradores
de la Gran Ciudad, en la que todo
se legisla y decide en daño difícil de reparar.
DE LOS TOPICOS A UNA DOCTRINA DEL CAMPO
por GIL MORENO DB MORA.
I. LOS TOPICOS DEL CAMPO: UNA VISION
DE-
FORMANTE
II. SER

SAGAZ CON EL PORVENIR
III. ¿REFORMA

O RESTAURACTON AGRARIA?
IV.
LA REPRESENTATIVIDAD
V. COOPERACTON E INTEGRACTON
VI. DESCENTRALIZACION
Y CENTRO
VIL EL CAMPO ENTERO
VIII. PROBLEMAS
REPERCUTIVOS
IX.

AGRICULTURAS DIFERENTES
X. UNA DOCTRINA DEL CAMPO (PARA EL CAM­ PO Y PARA TODA
ESPAAA)
72 págs. 100 ptas.
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