Índice de contenidos
Número 155-156
Serie XVI
- Textos Pontificios
-
Actas
-
Crónica del XII Congreso del «Office Internacional»: La tentación socialista
-
La concepción dialéctica de la historia a la luz del pensamiento cristiano
-
Las herejías comunistas en la historia de la Iglesia
-
Países, Naciones y Estados en nuestro proceso histórico
-
Sindicalismo campesino
-
Papel de los animadores
-
- Estudios
- Información bibliográfica
- Ilustraciones con recortes de periódicos
- Documentos
Autores
1977
Abelardo Lobato, O. P.: La pregunta por la mujer
INFORMACION BIBUOGRAFICA
mo teológico, y que hace suyas el P. Monsegú: "Es otra Iglesia,
dis¡inta
de la de
Cristo, la que
se trata de instaurar: se va hacia una
sociedad antropocéntrica., ameruwtda de una apostasía inmanente:
esramos a merced de un movimiento generalizado de claudicación y
dejación,
bajo
pretexto de ~qjuv,enecimiento, de ecumen:ismo y de
adaptación".
Invito, pues,
al 1ocror al conocimiento de la obra Postconcilio:
hechos y cuestiones polémicas, y le ofti02ICO emiquecimiento de
cultura,
garantía de
doctrina
y un rayo de !luz en la nebu!losa post
conciliai:r.
JULIÁN GIL DE SAGREDO
Lobato, Abelardo: LA PREGUNTA
POR
LA MUJER(*)
No es nuevo el hecho de que la mujet aparezca como problema.
Sin
embargo, en nuestros días el tema parece habet cobrado una
importancia
singular; y no suele aparecet generalmente como una
cuestión
solitatia
y circunscripta sino en estricta dependencia con
planteamientos ideológicos, que lo vinculan a la problemática del
cambio de las
estructuras económicas
de la sociedad.
¿Por qué
im
porta ponet en discusión el papel de la mujet? Porque está asocia
do al fundamento y la base de la comunidad humana: la fumilia_
No
obstante
haber aclarado, en primet término, esta dependencia
temática, es
necesario no negar que
el problema de la familia
y, por
consiguiente, de 1a mujer, exist-e.
Aceptat el problema no es lo mismo que aceptar los métodos de
análisis en uso
y sus soluciones. Esto sería quedarnos en el umbral
aprobando los métodos y soluciones sociológicos, psicológicos o me
remente periodísticos. Ni
con
mu
así el
problema
sino
sólo giramos en tomo a
él apresados
en la
eotteri0tidad del
he
cho.
Por estos motivos el libro del Padre Lobato
es
serio y
valioso en
tanto trata de
sortear la meta
descripción e introducimos en
la refle
xión,
de
la
cual emanará la importancia real (no aparente y circun&
tancial)
del tema_
El autor nos
presenta a tres mujetes
contemporáneas que
desde
la filosofía nos dan resultados
dispares y de difetentes valor: Si
mone
de Beauvoir, Simone W eil y Editlh Stein. 1ll problema desde la
(*) Ediciones Sígueme, Salamanca, 1976, pág. 285.
821
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBUOGRAFICA
filosofía aparece inmerso en el planteamiento acerca del hombre, de
la comunidad
misma y Slli fundamento. Una vez más, diremos, que
sólo la
reflexión .filosófica puede dar las razones últimas y que no es
ocioso afirmar que de las llamadas ciencias huma.nas contemporáneas
esms razones no pueden surgir a riesgo de que dichas ciencias caigan
en abstracciones que por parciales resultan a la postre
falsas. Lo par
cial
(léase instintos
sexuales, relaciones
económicas,
etc.) no puede
constituirse en principio de interpretación
y de realidad sino con el
riesgo de
que el
pensamiento se
torne
híbrido y sin vi
El autor nos muestra la evolución personal de cada figura apare
jada
con la evolución de sus
pensamientos respectivos.
Detrás de
cada una de
ellas hay un filósofo importante. En el caso de S. de Beau
voir,
Sartre, detrás
de E. Stein está
Husserl y detrás de S. W eil el
filósofo
.Alain. Pero, como bien afirma el P. Lobato, sus pensamientos
no
se
eo
La primera que surge ante miestros ojos es Simone de Beauvoir.
El motor de su vida
y de toda su obra es la liberación (y no digo
libertad) de una serie interminable de opresiones personales
y co
lectivas. F.s la rebelde tan al uso del siglo veinte, con esa rebeldía
amarga y tan poco radical que no acierta a pedir para sí una autén
tica libertad.
La historia desus opresiones se remonta a la infancia y
en sus "confesiones" la vemos quejarse de la desgracia de nacer ni
ños
y tener que sufrir el poder de los adultos; a esta primera opre
sión
seguirán
otras: la de ser mujer, la de la religión, la de la socie
dad,
etc. Pero
luego de la
lucha, quizás victoriosa, a lo largo de su
vida
contra todas ellas, ¿qué queda? Sólo
eso, la lucha
constante e
incesante
hasta el
fin.
En S. de Beauvoir el problema de la mujer se reduce a una cues
tión
cultural, a la historia de su alienación, la máxima de la his
toria humana, pues es la
más oprimida de todos, más aún que los
esclavos,
pues no tiene conciencia de su alienación y a veces llega a
disfrutar de ella. Habla de la mujer corno
boca inótil, ser relativo,
segundo
sexo, la cual
sólo
podtá snpetar esta situación dramática por
medio del cambio de las estrUcturas de producción y la instauración
del reino
de la
libertad en
donde hombre
y mujer serán igua:les.
Sorprendente
e injustificado paso desde una postura existencialista
a una clara postulación marxista. Por otra parte, nos
pregutamos,
de
qué futuro puede
hablar un
existencialista,
para quien el único
futuro real
y seguro es la propia muerte, fin de una "pasión inútil"
que
es la
vida. Y
aun cuando
fueta posible
esta síntesis entre exis
tencialismo y
marxismo, cómo llega al reino de la libertad socialista
un
yo que
sólo
piensa en
la propia
y para quien "el otro" es el in-
822
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBUOGRAFICA
fierno, su límite y su negación. Lejos de agotane los interrogantes
se
multiplicaban. , . ,
Las otras dos mujeres presentadas nos muestran un señalado contraste
con la primera por
el ejemplo y la heroicidad de su vidas y por
la apetencia de radicalidad. Simone Weil es
una voluntad inquebrantable
en la
búsqueda de
la
verdad, centrando
en ella su vida no
como un tema inquietante sino como
el punto del que dependen to· dos
sus
actos. Por esta voluntad reconoce el verdadero valor de la ne
gación (no
dialéctica), no contra los otros sino contra sí mismo,
llegando a
límites ejemplares
de sacrificio
y caridad. Ella supo que
la primera opresión,
el primer límite
está dentro
de
nosotros mismos.
Ella
nos enseña
también que el primero y más fundamental ejercicio
de la libertad es la humildad, que
a,leja el
resentimiento
y arna al
pecador.
Cuando ella habla de la libertad
y más aún lucha por ella,
no Jo
hace por la propia sino por la de los demás. Ve al individuo
como su
jeto de obligaciones, no de derechos. El derecho nace como
froto de una buena
voluntad que
aspira a la realización de
los
Otros. Simone Weil no escribe y en general evita hablar de la mujer, le
interesa lo
humano pero no deja de encontrar un lugar relevante para
la mujer con su capacidad natural
para el sacrificio y el don de sí silencioso.
El vínculo entre
los hombres, y entre el hombre y Dios es
el amor y la mujer es la mediadora, el heraldo incansable de una nueva
vida
para todos.
La tercera mujer presentada es Edith Stein. Con ella asistimos a
un intento magistral y original de
elaborar una
filosofía cristiana
que una las dos vías tradicionales: la de la conciencia
y el espíritu
con la del ser y las esencias. Partiendo de la filosofía fenomenológica
de
Husserl hará un largo camino que pasando por su conversión culminará en teología mística (ciencia de la Cruz de San Juan).
Edith Stein no esquiva el
tratarniero del tema de la mujer, le preocupa y Jo busca. Su vida y su reflexión van guiadas por la es
trella de Santa
Teresa de
Jesús. Ella ahonda la cuestión desde dos
vías: la
primera la
de
la filosofia, en donde trata de hallar la "dife
rencia específica" de la mujer,
su forma
peculiar, puesto que
si hay
una materia diferente, ésta lo
es porque
hay
una forma
diferente,
nos dice. La segunda vía consiste en encontrar por medio de la lectura de
los
textos del
Antiguo
y Nuevo Tesarnento el papel que Dios ha
asignado a la mujer dentro de la comunidad de los hombres.
La mera
presentación del pensamiento de
E. Stein
rebasaría por
completo la
intención de estas líneas
pero es
importante
señalar la hondura y dignidad de su obra, no siempre atendida como se merece.
El valor del libro que nos ofrece el
Padre Lobato
estriba princi"
palmente en
la
prudencia del tratamiento y en la intención de
823
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBUOGRAFICA
profundizar desde la filosofía el tema, intención que no itbunda en
nuestros
días.
Las peosadoras elegidas cada una tiene su inportancia
para ser
tratada. De
las tres S. de Beauvoir es la más difundida, pot
un
lado,
pot sus posiciones ideológicas y por otro, pot sus obras
literarias. Las otras dos son poco conocidas pese a ser, a mi juicio,
más
ejemplares en sus vidas
y más ricas y otiginales en sus obras.
GABRIELA ROMANO DE ZULUETA.
Teresa Donoso Loero: HISTORIA DE LOS
CRISTIANOS POR EL SOClALISMO(*).
Son páginas para la histor.ia. La historia de cómo es posible que
los
hijos de
la luz se deJen engañar o ganar tan fácil y, a veces, estú
pidamente,
pot las ideas de sus peores enemigos. En este caso la histo
ria es tanto más triste cuanto que fos mismos que han sido puestos
para ser luz son los que precisamente no aciertan a cumplir con su
misión y en vez de
ganar a los que están en tinieblas se dejan ganar
pot ellos. El caso de los cristianos para el socialismo es una nueva
comprobación de
cómo una Iglesia santa y sin mancha puede contar
con
un
personal que no es santo y que deja bastante que desear. Pero
eso prueba más que la Iglesia es divina, pues a pesar de tanta fla
queza humana
sigue su
triunfa:! camino. Son ya veinte siglos los que
están para prueba. Bien dice en el prólogo la autota: "Ill cristiano
puede,
con honradez y coraje, plantearse
y planrear a los demás las
crisis suscitadas --por el material humano- en el seno de su Igle
sia, potque, precisamente, una
de. las mejo.-es pruebas
de la divinidad
de la Iglesia es que subsista, desde
hace dos mil afios, pese a los
hombres que la
componen".
La lectura de este libro, cuyo contenido es el compottamiento
humano
de la Iglesia de
Ghile en
los años que van de 1965
a[ 1975,
y que se limita a
consignar hedhos y
documentos
probativos de
la
infiltración del
marxismo en
la Iglesia, lleva
a:l ánimo la convicción
de que nada
hay más peligroso para el cristiano, y más si es sacerdote,
que
preferir ser de su
tiempo a permanecer fiel a la herencia
recibida.
Con
pai<"bras de Bemanos diremos que el sacerdote que dice:
"Soy de mi tiempo" y, en consecuencia, pot los signos de los tiem
pos,
se olvida del signo
eterno de
que está marcado, menospreciando
la Tradición para ir ttas el progreso, no haciendo del cristianismo
(*) Colección Ciencia Política. Editorial Vait-ea-N. 5. Santiago de Chiie,
1976.
824
Fundaci\363n Speiro
mo teológico, y que hace suyas el P. Monsegú: "Es otra Iglesia,
dis¡inta
de la de
Cristo, la que
se trata de instaurar: se va hacia una
sociedad antropocéntrica., ameruwtda de una apostasía inmanente:
esramos a merced de un movimiento generalizado de claudicación y
dejación,
bajo
pretexto de ~qjuv,enecimiento, de ecumen:ismo y de
adaptación".
Invito, pues,
al 1ocror al conocimiento de la obra Postconcilio:
hechos y cuestiones polémicas, y le ofti02ICO emiquecimiento de
cultura,
garantía de
doctrina
y un rayo de !luz en la nebu!losa post
conciliai:r.
JULIÁN GIL DE SAGREDO
Lobato, Abelardo: LA PREGUNTA
POR
LA MUJER(*)
No es nuevo el hecho de que la mujet aparezca como problema.
Sin
embargo, en nuestros días el tema parece habet cobrado una
importancia
singular; y no suele aparecet generalmente como una
cuestión
solitatia
y circunscripta sino en estricta dependencia con
planteamientos ideológicos, que lo vinculan a la problemática del
cambio de las
estructuras económicas
de la sociedad.
¿Por qué
im
porta ponet en discusión el papel de la mujet? Porque está asocia
do al fundamento y la base de la comunidad humana: la fumilia_
No
obstante
haber aclarado, en primet término, esta dependencia
temática, es
necesario no negar que
el problema de la familia
y, por
consiguiente, de 1a mujer, exist-e.
Aceptat el problema no es lo mismo que aceptar los métodos de
análisis en uso
y sus soluciones. Esto sería quedarnos en el umbral
aprobando los métodos y soluciones sociológicos, psicológicos o me
remente periodísticos. Ni
con
mu
problema
sino
sólo giramos en tomo a
él apresados
en la
eotteri0tidad del
he
cho.
Por estos motivos el libro del Padre Lobato
es
serio y
valioso en
tanto trata de
sortear la meta
descripción e introducimos en
la refle
xión,
de
la
cual emanará la importancia real (no aparente y circun&
tancial)
del tema_
El autor nos
presenta a tres mujetes
contemporáneas que
desde
la filosofía nos dan resultados
dispares y de difetentes valor: Si
mone
de Beauvoir, Simone W eil y Editlh Stein. 1ll problema desde la
(*) Ediciones Sígueme, Salamanca, 1976, pág. 285.
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filosofía aparece inmerso en el planteamiento acerca del hombre, de
la comunidad
misma y Slli fundamento. Una vez más, diremos, que
sólo la
reflexión .filosófica puede dar las razones últimas y que no es
ocioso afirmar que de las llamadas ciencias huma.nas contemporáneas
esms razones no pueden surgir a riesgo de que dichas ciencias caigan
en abstracciones que por parciales resultan a la postre
falsas. Lo par
cial
(léase instintos
sexuales, relaciones
económicas,
etc.) no puede
constituirse en principio de interpretación
y de realidad sino con el
riesgo de
que el
pensamiento se
torne
híbrido y sin vi
jada
con la evolución de sus
pensamientos respectivos.
Detrás de
cada una de
ellas hay un filósofo importante. En el caso de S. de Beau
voir,
Sartre, detrás
de E. Stein está
Husserl y detrás de S. W eil el
filósofo
.Alain. Pero, como bien afirma el P. Lobato, sus pensamientos
no
se
eo
El motor de su vida
y de toda su obra es la liberación (y no digo
libertad) de una serie interminable de opresiones personales
y co
lectivas. F.s la rebelde tan al uso del siglo veinte, con esa rebeldía
amarga y tan poco radical que no acierta a pedir para sí una autén
tica libertad.
La historia desus opresiones se remonta a la infancia y
en sus "confesiones" la vemos quejarse de la desgracia de nacer ni
ños
y tener que sufrir el poder de los adultos; a esta primera opre
sión
seguirán
otras: la de ser mujer, la de la religión, la de la socie
dad,
etc. Pero
luego de la
lucha, quizás victoriosa, a lo largo de su
vida
contra todas ellas, ¿qué queda? Sólo
eso, la lucha
constante e
incesante
hasta el
fin.
En S. de Beauvoir el problema de la mujer se reduce a una cues
tión
cultural, a la historia de su alienación, la máxima de la his
toria humana, pues es la
más oprimida de todos, más aún que los
esclavos,
pues no tiene conciencia de su alienación y a veces llega a
disfrutar de ella. Habla de la mujer corno
boca inótil, ser relativo,
segundo
sexo, la cual
sólo
podtá snpetar esta situación dramática por
medio del cambio de las estrUcturas de producción y la instauración
del reino
de la
libertad en
donde hombre
y mujer serán igua:les.
Sorprendente
e injustificado paso desde una postura existencialista
a una clara postulación marxista. Por otra parte, nos
pregutamos,
de
qué futuro puede
hablar un
existencialista,
para quien el único
futuro real
y seguro es la propia muerte, fin de una "pasión inútil"
que
es la
vida. Y
aun cuando
fueta posible
esta síntesis entre exis
tencialismo y
marxismo, cómo llega al reino de la libertad socialista
un
yo que
sólo
piensa en
la propia
y para quien "el otro" es el in-
822
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fierno, su límite y su negación. Lejos de agotane los interrogantes
se
multiplicaban. , . ,
Las otras dos mujeres presentadas nos muestran un señalado contraste
con la primera por
el ejemplo y la heroicidad de su vidas y por
la apetencia de radicalidad. Simone Weil es
una voluntad inquebrantable
en la
búsqueda de
la
verdad, centrando
en ella su vida no
como un tema inquietante sino como
el punto del que dependen to· dos
sus
actos. Por esta voluntad reconoce el verdadero valor de la ne
gación (no
dialéctica), no contra los otros sino contra sí mismo,
llegando a
límites ejemplares
de sacrificio
y caridad. Ella supo que
la primera opresión,
el primer límite
está dentro
de
nosotros mismos.
Ella
nos enseña
también que el primero y más fundamental ejercicio
de la libertad es la humildad, que
a,leja el
resentimiento
y arna al
pecador.
Cuando ella habla de la libertad
y más aún lucha por ella,
no Jo
hace por la propia sino por la de los demás. Ve al individuo
como su
jeto de obligaciones, no de derechos. El derecho nace como
froto de una buena
voluntad que
aspira a la realización de
los
Otros. Simone Weil no escribe y en general evita hablar de la mujer, le
interesa lo
humano pero no deja de encontrar un lugar relevante para
la mujer con su capacidad natural
para el sacrificio y el don de sí silencioso.
El vínculo entre
los hombres, y entre el hombre y Dios es
el amor y la mujer es la mediadora, el heraldo incansable de una nueva
vida
para todos.
La tercera mujer presentada es Edith Stein. Con ella asistimos a
un intento magistral y original de
elaborar una
filosofía cristiana
que una las dos vías tradicionales: la de la conciencia
y el espíritu
con la del ser y las esencias. Partiendo de la filosofía fenomenológica
de
Husserl hará un largo camino que pasando por su conversión culminará en teología mística (ciencia de la Cruz de San Juan).
Edith Stein no esquiva el
tratarniero del tema de la mujer, le preocupa y Jo busca. Su vida y su reflexión van guiadas por la es
trella de Santa
Teresa de
Jesús. Ella ahonda la cuestión desde dos
vías: la
primera la
de
la filosofia, en donde trata de hallar la "dife
rencia específica" de la mujer,
su forma
peculiar, puesto que
si hay
una materia diferente, ésta lo
es porque
hay
una forma
diferente,
nos dice. La segunda vía consiste en encontrar por medio de la lectura de
los
textos del
Antiguo
y Nuevo Tesarnento el papel que Dios ha
asignado a la mujer dentro de la comunidad de los hombres.
La mera
presentación del pensamiento de
E. Stein
rebasaría por
completo la
intención de estas líneas
pero es
importante
señalar la hondura y dignidad de su obra, no siempre atendida como se merece.
El valor del libro que nos ofrece el
Padre Lobato
estriba princi"
palmente en
la
prudencia del tratamiento y en la intención de
823
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBUOGRAFICA
profundizar desde la filosofía el tema, intención que no itbunda en
nuestros
días.
Las peosadoras elegidas cada una tiene su inportancia
para ser
tratada. De
las tres S. de Beauvoir es la más difundida, pot
un
lado,
pot sus posiciones ideológicas y por otro, pot sus obras
literarias. Las otras dos son poco conocidas pese a ser, a mi juicio,
más
ejemplares en sus vidas
y más ricas y otiginales en sus obras.
GABRIELA ROMANO DE ZULUETA.
Teresa Donoso Loero: HISTORIA DE LOS
CRISTIANOS POR EL SOClALISMO(*).
Son páginas para la histor.ia. La historia de cómo es posible que
los
hijos de
la luz se deJen engañar o ganar tan fácil y, a veces, estú
pidamente,
pot las ideas de sus peores enemigos. En este caso la histo
ria es tanto más triste cuanto que fos mismos que han sido puestos
para ser luz son los que precisamente no aciertan a cumplir con su
misión y en vez de
ganar a los que están en tinieblas se dejan ganar
pot ellos. El caso de los cristianos para el socialismo es una nueva
comprobación de
cómo una Iglesia santa y sin mancha puede contar
con
un
personal que no es santo y que deja bastante que desear. Pero
eso prueba más que la Iglesia es divina, pues a pesar de tanta fla
queza humana
sigue su
triunfa:! camino. Son ya veinte siglos los que
están para prueba. Bien dice en el prólogo la autota: "Ill cristiano
puede,
con honradez y coraje, plantearse
y planrear a los demás las
crisis suscitadas --por el material humano- en el seno de su Igle
sia, potque, precisamente, una
de. las mejo.-es pruebas
de la divinidad
de la Iglesia es que subsista, desde
hace dos mil afios, pese a los
hombres que la
componen".
La lectura de este libro, cuyo contenido es el compottamiento
humano
de la Iglesia de
Ghile en
los años que van de 1965
a[ 1975,
y que se limita a
consignar hedhos y
documentos
probativos de
la
infiltración del
marxismo en
la Iglesia, lleva
a:l ánimo la convicción
de que nada
hay más peligroso para el cristiano, y más si es sacerdote,
que
preferir ser de su
tiempo a permanecer fiel a la herencia
recibida.
Con
pai<"bras de Bemanos diremos que el sacerdote que dice:
"Soy de mi tiempo" y, en consecuencia, pot los signos de los tiem
pos,
se olvida del signo
eterno de
que está marcado, menospreciando
la Tradición para ir ttas el progreso, no haciendo del cristianismo
(*) Colección Ciencia Política. Editorial Vait-ea-N. 5. Santiago de Chiie,
1976.
824
Fundaci\363n Speiro