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Número 163-164

Serie XVII

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La encrucijada del mundo moderno

LA ENCRUCJJADA DEL MUNDO MODERNO
El agnosticismo y el ateísmo contemporáneos resultan contra­
rios a la razón
< "a Dios en e,ta vida y para gozar/O' eternamente en la vida ft1tura.
"Impedir al hombre
el acce,r, a Dios significa poner un limite al
"pr.O'Ceso· intelectivo, crfectivo, o,perd.livo, de su ser. Significa ence­
"rrarlo en si mismo, ccm todas
}(M coniecuencias ilógicas y doloro:ras
"que implica un humanismo CDntenido, limitado, ciego, iluso, carente 11 de motivo'S supremos para estudiar, para amar, para esperar.
»Dos posiciones del espíritu contemporáneo de'berían ser consi­
,, deradas a este respecto: la del agnosticismo y la del ateÍfmo. La
"primera es una posición aparentemente honesta y prácticamente
"fácil, fundada sobre la supuesta incognoscibilidad de Dio,; para
"nosotros, hombres modernos, educadois en el conot:imiento experi­
"mentdt,
ésta 1parece ser la posición l6gica y legitima: ¿Quién ha
"visto alg=a vez a Dio,? (cfr. /uan, 1, 18). Pero es la posición de
"la pereza y de la renuncia; po,ición que humilla al hombre y le
'·'arrebat" !,, prerrogativa real de la conquista de la cim" suprema de
"sus facultades espirituales, el conocimiento de /,. primera Verdad,
"del primer Bien; niega a la razón su capacidad natural
de traspasar
"/,. esfera sensible
y experimental, y la de llegar al mnocimfrnto y
"a la certeza, aunque sea timitada, pero f=damental,, de la esfera
"del Ser invisible (cfr. Rom., 1, 20; Denz. Sch., 3.004).
»La Iglesia, acusada con tanta frecuencia de oscurantismo, y de
,, sacrificar la razón a la fe, reivindica, por el contrdfio·, para la
"razón el derecho y la validez de ést" (hoy acaso está sola al apr,yar
"a
la razón y con ella a la compleja virtud cognoscitiru del hombre,
"en la consecución de la Verdad, incluso trascendente y creadora).
"Es po,ición que el ho·mbre de ciencia, y, por ello, el hombre de
"nuestro tiempo, deberla rechazar, en l" confianza de que el pema­
"miento humanO, tanto más estimulado se siente a elevarse a las
"regiones trascendentes, a
la «Causa causarum», a Dios, en una
"palabra, cuanto más fecunda y profunda se l<> descubre progresi-
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Fundaci\363n Speiro

ºvamente ante sus ojos la realidad de las cosas en las que está inte­
"resada su búsqueda siempre nueva.»
< "puramente negativa, se ha tampliado extraordinariamente en nues-
11tros días, como todos siJbe.n, p·arando a una fase activa, propagan­
,, dista
y con /re.cuenda opresiva; esto exigiría un análisis atento
"e inclusa minucioso
por los efect(IS que se derivan del mismo en
"lar conciencias y en la vida pública, teniendo prerente que esta ne­
"gdción de Dios no ha podido,

y
naturalmente no
podrá, con esta
"su poderosa dilatación, dar razón .de· su propia consistencia, más
"aún, descubrirá ciertos aspectos_ de su propia vacuidad especulativa
11 y existencia/..»
PAULO VI: Alocución en la audiencia general
del miércoles 7 de diciembre de 1972 (original
italiano,
O. R., 7-12-72; traducción de Ecclesia,
núm. 1.622, del 16 de diciembre).
Los malos de la sociedad de hoy
«No queremos acentuar más de lo debido los males en los que
"se
debate la sociedad hoy. Sm embargo', e:dsten. Y no sería realista
"igrrorarlos en aras de' una vida tranquila. La condición del h()tnbre
11 es tremendamente aleatoria: la violencia, en todas sus formas, lo
"envilece
y degrada a la categoria de peón de un juego ciego, y no
"rarfJmente lo

destruye
despiadadamente y cruelmente; l' "decisiva
de

los
«massmedia>> lo maniobra desde fuera, lo condiciona
"frecuentemente en sus sentimientos
y pensamienf(Js, se sitúa en su
1'lugar haciéndolo razonar en sentido único en un~ peligrosa y sor­
"prendente nivelación de' la personalidad; la sociedad de consumo
"lo hace
esclavo de las necesidades proctJt"ddas intencionadamente,·
"una ccncepr:lón aNenatde' de
la vida lo

absorbe
totalmente, proyec­
"tándalo-no· raras veces fuera d-e la dimensión humana, que es li­
"bertad, autodeterminación, vida intelectual y espiritual, alegria de
"vivir. El hombre está, so-bre todo, condicionado hoy por una atmós­
"fera materialista,
de la cual no consigue liberarse: visi6n de la
"historia, concepción
de la vida, tiempo libre, diversión y espec­
"táculo, están

no
raras veces total.mente llenos de hedoni.rmo, de
''determinismo, de materialismo,· hasta la ciencia está frecuentemente
"planteada de
tal suerte que, en lugar de liberar állténticamente al 11 hombre, lo empuja todavía más en esta c0'1'1'iente materialista, cuya
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"fuerza está care1elerizáda por la historia y por la cultura contem­
u poránea.»
PAULO-Vl: ___ Alocución al Sacro Colegio Carde-
nalicio, reunido con motivo del onomástico del
Papa (original italiano, O. R., 23-6-74; traducción
de
Ecclesia, núm. 1.698, del 6 de julio).
Ciertas soluciones esperadas del hombre de hoy parecen des­
tinadas

a promover calamidades futuras. Falta
la conoep-­
ción religiosa de

la vida
« ... una impresión espiritual que a este respecto sentimos en el
"corazón, y que esperamos seci cam:piwtida por vosotros mismos. Y 11 es la impresión dominante de la insuficíenda intrínseca de las
"cosas temporales, tanto para promover sabiaménte como para regir
"eficazmente el ordert justo y humana por ella¡ deseado, o bien, por
"último-, para hacer a
los

hombres
más virtuosos y verdaderamente
"más fraterna/meme unidos entre si.
»Esfuerzos poderosos y merltoriot se_ están realizando actualmen­
"te, y a gran escala, para resolver las siempre nuevas y renacientes
"cuestiones;
pero parece que todo es una fatiga de Sísifo, si ciertas
"soluciones esperadds pare'cen destinadas
a preparar cal'amidades
"futuras, más bien que a remediar
la verdád las calamidádes pre-
11 sentes (la idea, por ejemplo, casi obsesiva en muchos, dtt' alguna
"revolución nueva, o bien et desarrollo de
la

producción y del
mer­
"cado de las
artlllM, o bien ciertos programas inmorales e inhumanos
"para reducir la natalidád,
o también el equivoco fatal que califica
"como liberación moderna
el libertinaje de las costumbres,

etc.). Se
"debe
reconocer que falta algo en el grande y maravilloso meca­
nnismo de nuestra refinada
y frágil civilizaci~n.
»Para nowlros es fácil Identificar este actual,
más aún, potencial
"desorden
con lt1 falta ( querida por muchos, ¡ay!) de coeficientes
"espirituales y morales. Digamos mejor: religiosos.
El temor de
"Dios, la concepción religiosa de l,a vida, la presencia operante del
"Evangelio en la dinámica de ta historia de la Hum,midád, la fe.»
PAUL·O VI: Alocución en el Angelus del domin­
go primero de septiembre de 1974 (original ita­
liano,
O. R., 2-3 septiembre de 1974; traducción
de Ecc/esia, núm. 1.708, del 21 de septiembre).
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Fundaci\363n Speiro

El terrorismo y el peligro de la péroida del sentido moral co­
munitario, que también amenazadoa
por

el
laici&Dlo frente

a
nuestra tradición reli­
giosa y nuestra educación cristiana
«También Nos, hijos queridísimo-s, tenemos e! corazón herido y
'' disgustado por las anuncíO's, que .re repiten en estos dlas, con terri­
" ble recrudecimiento, de robos a mano, armada, y especialmente de
"secuestros de personas inermes e inocentes, con el fin de. obtener
"sumas fabulosas
de dinero, que se

vuelve
ma/,dito en las manos de
"los raptores. Los familiares, "miedo,
frecuentemente ni

siquiera disponen del
precio, del inicuo
"rescate,
y se ven oprimido'S por nuevas C11tgustias. Ahora son mu­
,, chachos y niños la presa preferida por estos viles y atroces Iecues­
"tros, pirfidamente1 organizados y llevados a cabo, y frecuentemente
"seguidos, en la mayoría
de /()s caJos, por crimenes de violencia y
"de sangre,
»Sentimos
el deber támbtén No,, en el

nombre de
Dios, de
"deplordr estos detestcNJles delitos, los cuales evidencian una des­
"preocupada r,usencia de conciencia religiosa y moral! y ofenden
"públicamente la libre y honrada convivencia social. Causan una
"pena
indecible a las familias de las víctimas, y someten e'Stas in­
"felices y débiles criaturas a crueles sacudidas físicas y p.ricológicas.
»Nos observamos
con confianza la acción pronta y generosa de
"los poderes públicos, que esperamos setm cada vez más vigilarntes
"y eficaces, mientras rendimos homenaje a las valientes víctimas del
"deber cumplido

en
las dolorosas situaciones a veces resultantes de
,,estas empre.ras afortunadas.
»Y desearíamo, antm"1' a la
opinión ptíblictJ a conservar el
"sentido moral comunitario., hoy

más bien
debilitado par las cos­
"l'umbres permi.rivas, ~entándolo con tos soberanos principios de la
"ética humana
y con el respeto inviolable de' l" norma legal.
»Y desearíamos, al misma tiempo, ·recordar que rruestra tra­
,, dirión re!t-gio-sa
y nuestra educación cristiana deben, a su vez, ser
"abiertamente sostenidas,
y no rechazadas por el laicismo-radical, si
"queremos que la concepción de l'tA vida moderna conserve y exprese
"siempre una fuerte, libre y respon,able adhesión a las exigencias
"del deber, tanto personal
como so'Cial.>>
286
PAULO VI: Alocución en el Angelus del do­
mingo 17 de noviembre de 19i74 (original italia­
no, O. R., 18-19 de noviembre de 1974; traduc­
ción de
Bcclesia, núm. 1.722, del sábado 4 de
enero de
1975).
Fundaci\363n Speiro

El oonformismo con la moda del pensamiento, oon el interés
inmediato,
con el laicisno miope y hostil para las exigen­
oias
del

orden moral
y religioso, o oon lo que cohonesta las
opciones

arbitrarias, contestatarias o
antisociales
< "más inteligente, es la del conformümo, la actitud de vivir cual los
"demás, como, llevados por la corrienle común, por la moda; por
"la moda del pensamiento, de la polilica, del interés inmedialo; la
"de vivir de actualidad, de intensrdad, de aparente libertad; vivir
"de facili'1ad, de pasivklad, sin otra personalidad fuera de la dada
"por la desenvoltura deA
porte y de las costumbres.
»Este.a actitud, clarro está, es buena sólo en p-arte, pero no puede
"ser plenamente la nuestra, obNgados como es/amo, a la fidelidad a
"ciertos prmcipios, entre /o,s que ocupa
el primer lugar el compro­
'1miso ante nuestra profesión cristiana; de donde surge un conflicto
"que muchO's
hoy, incluso entre

los
buenos, tratan de

eludir, con
Ja
"aplicación, cóm·o-da y ambigua de cierto'S criterios, a Aos cuales,
"por sí, y bajo· ciertas condkiones, ,debemos reconocer 1IJZ legítimo
"fundamento de verdad; por e¡emplo, la prioridad de la conciencia
"personal, pero· invocada con frecuencia para sustraerse al deber
"de la com:iencia personal, pero invocada con frecuencia para sus­
"traerse al deber de la obediencia; o bien, la autonomía de~ orden
"temporal,
pero para levant/11' como única bandera la

del
laicismo,
"miope y hostil a las exigencias del orden moral o religioso; o bien,
"el pluralismo, pero para cohonestar lrM opciones arbitrarias, contes­
"tatariar, de cualquier signo, anttsocidles,
etc.»
PAuI.o VI: Alocución en la audiencia. -general
del miércoles 30 de· abril de 1975 (original ita­
liano, O. R., 1-5-75; traducción de· Eccle.ria, nú­
mero 1.740, del 17 de mayo).
El desorden que hoy altera los espíritus y dirige la esperanza
en un sentido maiterialista, atenúa la eS}lfilaDZa trascenoonte
y olvida el orden su.perior y cósmico que implica la re­
ligión
< "de

los
males y de las necesidades presenles, de las fuerzas inmedia·
"tamente comprometidas en los aspectos feno'ménicos
de los aconte­
" cimientos; el escándalo de los males y de los doloret apremiante'!
"produce pesimismo; la necesidad de remedios derivados de factores
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Fundaci\363n Speiro

"materiales y experimenttdes orienta la confianza en sentid,, posi­
"tivista y fl'Mleriali.rta,- ater1úa ta esperanza trascendente, aleja de la
"oraci611. Lr, religión implica el orden; el orden supedor y cósmico
"se fund4 en Dios y en su Pr01Jidencia; a/,terado el orden, la religión
"frarece ilusoria, dflticientifica, alienante.»
PAULO VI: Alocución en la audiencia general
del miércoles 3 de diciembre de 1975 (original
italiano, O. R., 4-12-7'; traducción de Ecclesia,
núm. 1.770, del sábado 20 de diciembre).-
La psicología del mundo moderno orientada al oportunismo,
al

cálculo
de la utilidad próxima, a la aceptación de la
moda, la confianza en la m.ayorí~ en un materialismo y
un agnosticismo .satisfecho@. de su miopía y ,dudas irre­
roluhles
« ... la psicología del hombre m " cución
( mejor dicho', al gozo} de bienes fáciles e inmediatos, de
"bienes exteriores y sensibles, ·más que a los interio,res y ,nora/es. El
"hedonismo que parece 'tener la primacía en la actuación de' tan.tas
"personas de
1111estro tiempo es de, suyo enemigo de 1~ virtud, que
"pone su ob¡etivo en bienes arduo!, futuros y de posesión proble­
"málica; ,iq11él prefiere el hoy aJ mañana, lo fácil a lo difícil, el
"beneficio propio ,al ajeno ...
» ... el oportunismo está ·de moda. En muchas ocasiones, incl«so
"en los mte~ect11des, incluso en los fieles; fácilmente, por tanteas
"
( así llamadas) ·«buenas razone!>> que en realidad no, son ldles. El
"éxito próximo y

propio
asume el puesto ,del ideal, obligado a duras
"resistencias y a posturas antipáticas.
»Et
entusiasmo de la •resistenda, del valor, del sacrificio, es
"sustituido por eJ cálculo de la utilidad, la aceptación de, la moda,
"la confianza de la mayoría,
el fastidio de sostener la parte de una
"propia, precisa, fuerte
e mcómoda personalidad; posiciones psico­
"lógicas ,(y (lfras sem,¡antes) que 110 saben vivir la esperanza. Tanto
"más, cuarta rfffón, que el cielo de la verdadera esperanza, fa que
"trascimde
el limite de, nuestra tiempo, la religjo'.fa, la nuestra
"especialmente, está totalmente oscurecido. No· existe campO' pdit'a
"una esperanza que supere los limites actutdes det mundo experi­
"mental ,' el «carpe diem», no dejel1' que se te escape el momento
"que pasa y la real;dad 'gozable, hoy es el gran prmcipio,, el único
"precepto, la verdad de nuestra existertcita., porque, dice esta con­
,, cepción -común y atroz de !t1 vida, ¡no· existe otra cota!, Es el
"mtl/eritdismo que reba¡a la vida al nivel anim"1 fin esperanzas
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"trarcendenles; es el agnosticismo, st:Jlisfec};o de su mio-pía y de J'JIS
"dudas irresolubles.
»A J,,r esperanzas brwes, mciertas t engaiíosas, de quien piensa
"construir un h11mani.rmo pagano y .materialista, se .ruperpo-nen, .rin
"destmir las presentes y bt1manas, las esperanzas iwfalibles e inrom­
,, parables
del cosmos cristiano, donde la misma muerte, la última y
"terrible enemiga, invencible al parecer (cfr. 1 Corin'lios, 15, 26),
"rede a la Vida 1lirtoriosa de

Cristo,
pro,metida solemnemente a
"nosotros

(
cfr. «Lumen Gentlum», 48).
»De esta esperanza, que se inscribe sobre el sufrimiento humano,
"sobre el hámbre y sed de j11st!ria (Mt., 5, 6), sobr~ nuertras tambas,
'' el m1111do tiene necesidad,' no-solros debemos vivir de ella.»
PAULO VI: Alocución en la audiencia general
del miércolco 10 de diciembre de 1975 (original
italiano, O. R,, 11·12·75; traducción de Bcclesia,
núm. l. 771, del sábado 27 de diciembre).
La amargura de nuestra épooa, empapada de exoepticism.o y
espíritu revolucionario y vengativo, consecuencia del des­
arrollo, lógico de la filosofía y la ideología de la cultura
contemporánea
<<¿Nuestros tiempc,s no son, acaso, tristes? Por desgracia, sí. Tal,
''vez están marcados por una patología traumática sucesiva a las dos 11 guerras mundiales, que llenaro11 de sangre la historia de nuestro
''sigfo, con las rwoluciones y las inquietudes socidles qae han pro­
""ogado, bajO' ciertos asp·ecto:r, su fl1dlestar moral: nuestro tiempo,
"no (Jbstante el aspecto gozo'lfCJ que
li0 recubre' de una máscara
"ficticia, no es feliz. Basta observar bien la sicologia de /()s hombres
"de
hoy para darse cuentt> de que está empapada de "1narg11ra, de
"escepticismo, de esplrit11 revolucianari<> y vengativo·,· y también los
"esfuerzos admirables que se hacen para dar orden y prosperidad a
''nuestro mundo, con frecuencia no consiguen más que despertar
"el sentimiento de sus deficiencias, de sus in¡usticias, de sus sufri·
"mientos. Con el sen'lido de civilización alcanzado y por alcanzar, ha
"crecido también la concienda de sus limitaciones y fragilidades. Y
"sobre /()do, el desarrol/" lógico de la filosofía, de 1,. ideofogía de
"ta rultara romem¡,oráne,,, hd llevado a límites de incertidumbre,
"de i1tJldtisfa«ión, de nihilismo, qae ana disciplina exterior n"
"puede apagar
y macho menos consolar.
»Un

gemido,
podemos decir casi profético, circula por el mundo
"com(J para denunciar el creciente sufrimiento interior de los htmJ,-.
"bres a medida que crece su riqueza y el hambre de una riqueza
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"mayOf' ausente. Miserias, do.Jores, desilllsiones, sufrimentos parecen
"extenderse wbre la faz de la tierra, en lugar de aplacarse con un
"pacífico gozo
de

los
bienes /Qfl 11Umeroso, q11e el progreso nos pro­
"porcion,1., La Palabra de Cristo resuena todavía con una actualidad
"y con una capacidad
de consuelo y de esperanza que ¡ustifica nuestra
"apología
de f "fatigados
y cargados, que yo os aliviaré», dice el Señor (Mt 11,
"28).»
PAULO VI: Catequesis en la audiencia general
del miércoles 17- de noviembre de 1976; L'Osser­
vatore Romano, edición semanal en lengua es­
pañola, año VIII, núm. 47 (412), domingo 21
de noviembre de 1976.
¿Haoia dónde av-anzamos? ¿Cuál ea el camino?
< hoy la convicción

de
que es necesario
,, avanzar, pero a
dónde no-se sabe. Entre la mu'Chedumbre de
"hombres de nuestro tiempo flota la sospecha de haber equivocado, el
"camino, o al menos existe la preO'cupación acerca de la dirección a
"preferir o a fiiar a los nuevos pasos que hay que elegir.
»Os dais bien cuenta de que esta imagen de una muchedumbre
"en movimientu turbada por la necesidad
de saber a dónde dirigirse,
"se refiere
al mundO' en el que nos encontramos todos.
»Después de tanto traba¡ar, después de tanto progreso, se asoma
"a la cmciencia de muchos, SO'bre todo -lo repetimos-de los
"jóvenes, la pregunta ¿vamos por el buen camino?,-y sin

ni
siquiertJ
"contestar
al 'interrogante de si el camino de la evoliución de nuestro
"tiempo
es legitimo-y digno de seguirse, a todos aparece claro que
"esta evoluci6n no basta,
es decir, que no· ha llegado· cdlí donde es
~'necesario llegar;
es preciso-ir

más
allá, por

lo
menos. ¿A
dónde
"se va? 'Es más, cuanto ·máf largo' es el camino recorrido, mayor es
"la necesidad de saber

si
hay una. meta y cuál es.»
«Esta pregunta atormentado--ra nos atañe directamente a no,satros,
"ministros
del que dijO' «Yo

soy el
camino>>; pesa sobre nosotros

la
"obligación acuciante de indicar -como si

ello fuese -
un secreto
"de salvaci6n ( y t,, es)-cual es el camino verdadero y vital a
"recorrer.»
290
PAULO VI: Catequesis en la audiencia general
del miércoles 9 de noviembre de 1976; L'Osser­
vatore Romano, edición semanal en lengua espa­
ñola, afio IX, núm. 46 ( 63), domingo 13 de no­
viembre de 1977.
Fundaci\363n Speiro