Índice de contenidos
Número 163-164
Serie XVII
- Textos Pontificios
- In memoriam
-
Estudios
-
Fundamentos de una política municipal
-
Sociología del protestantismo (II)
-
Paralelo entre Las Casas y Teilhard
-
Los «nuevos filósofos» en la política
-
Sobre la muerte de Dios (Breve meditación en torno a la desilusión socio-política del hombre contemporáneo)
-
De Gramsci a Trotsky. Variaciones sobre África
-
Apogeo y declinar de la ideología política
-
La libertad de enseñanza
-
- Actas
- Información bibliográfica
Autores
1978
Los «nuevos filósofos» en la política
LOS "NUEVOS FILOSOFOS'' EN LA POLITICA
POR
JORGE USCATESCU .
Mucho antes de que Time haya c;oru:edido patente de «universa
lidad,
a los nuevos «filósofos» parisienses atrincherados en la for
taleza de la Editorial G.rasset, nos
hemos ocupado varias veces de
su singular aventura en estos pagos. Se trata .de una aventura que
une
de forma especial el destino de la filosofía como. profesiona
lidad e incluso· como vocación y el destino y los avatares de la
pollítica.
Desde Platón ha habido dos formas distintas del interés de 106
filosófos por la política. Podríamos llamarlas, en función de la
experiencia del
propio Platón,
la
«fomw> de
Atenas
y la «forma»
de
Sira.cusa. La primera
se refiere a la ,manera adecuada del fil6sofo
para participar en el destino de la Polis desde su propia auténtica
posición de
filósofo
pensante sobre
el destino del hombre como
ciudadano_ · La segunda se refiere a la colaboración del · filósofo con
el tirano, a lo que en términos de ardiente y Cilridente. actualidad
pudiéramos llamar la
tentación
total!itaria, que
tanto
afecta en esta
época a muchos intel
desde la Primera Guerra Mundial hasta nuestros días. Las
cosas se
han
ido complican.do
muclúsimo desde que Marx ha intentado en
señarnos que
el
pa,¡,eI del filósofo ya no estriba en interpretar el
mundo, sino en trartrformarlo. Ha habido en estos últimos tiempos
dos foonas de no estar de acuerdo con este punto de vista expresado
por Marx en su Tero XI, que dice textwúménte: «Los filósofos no
han hecho sino interpretar el mundo de. diversas maneras, pero lo
que
importa es Jrartrform,,rlo». Una de las for.mas de criticar a
Marx pertenece a Heidegger, al Heidegger último, el que define a
413
Fundaci\363n Speiro
JORGE USCATESCU
la teorla y la praxis marxianas como dos hermanas nacidas de padre
y madre desconocidos y el que dice que la interpretación significa
de hecho,
ni más
ni menos, una
tarea profunch de
transformaciones.
La segunda manera de enfrentarse con la tesis de Marx la expo
ne Fran,;ois Chatelet en un libro publicado precisamente por Grasset,
ciudadela
de los <
que se titula
Pr,/iticas de la filo
sofla,
donde la tónica general es precisamente la marxista, hasta el
punto que el libro y
sus coJaboradores
una acerada
crítica por
parte de Raymond Aron. «Afirmar que
los filósofos
--escribe Chlltelet-no
han
hecho sino interpretar el muudo, significa
proponer un
recorte de la historia y una visión de la filosoffa com
pletamente
alejados de
la realidad.
Desde P,latón
los filósofos han
sido siempre
hombres "empeñados" y siempre han intervenido po
líticamente
en su tiempo. Incluso se puede
decir que
han
tenido
concepciones pollticas precisas. Ciertamente las presentaban con fre
cuencia
enmascaradas. Sus discursos, adoptando
vías torcidas,
daban
a
entender que
hablaban de
otra cosa.
Según mi conocimiento, no
existe uu
filósofo que no
haya intervenido
en la realidad. No tengo
temor en afirmar que los filósofos han
participado en
la transfor
mación del
mundo y lo han
hecho pollticarnente».
Eo: este sentido
se
hace referencia
a la <«nilitancia» polltica
de
los filósofos desde
Platón hasta Spinoza,
Kant, Hegel, Nietzsche,
Marx y,
en nuestro tiempo,
pensa.dores tan contrarios a la «caída»
en
la b:istoria como Heidegger. En este contexto conviene enfocar
la acción y el édto de los j6venes «nuevos filósofos» parisienses.
Habiendo participado en la singular aventura de mayo de 1968, en
estos últimos diez años, su acción, que reúne
los mensajes
del
poder con
los mensajes de los que desean el poder, que combina la
socralización y
la
desa.cra:lización del· poder, ha tenido un · éxito
notable.
Hasta el punto que las
.dos grandes agrupaciones pollticas
empeñadas en la
lucha electoral en
Francia se empeñan en captar
la simpatía y la
adhesión de
este grupo de <
no
se indignarían en a.bsol,uto si se llegara a llarnarlos nuevos ideó
logos de la
filosofía metida: hasta sus entrañas en la política y la
aventnra
del siglo. ¿Quiénes son ·en realidad? Aparte sus. nombres y
tendencias personales, aparte sú ptocedencia y su adhesión a dife-
414
Fundaci\363n Speiro
LOS «NUEVOS FILOSO POS» EN LA. POUTICA
·rentes maestros, casi todoo ellos cabeza de fila de varias tendencias
est:ructaralistas, aparte su
pendulaci6n constante entre la izquierda
y la
derecha, los «nuevos filósofos» están en línea de una vieja
tradición
de la cultura francesa que se inicia con aquellas famosas
soriétés de pensé, operantes en la Revolución francesa, brillante
mente
estudiadas en
vísperas de la Primera
Guerra Mundial por
Augustin Cocltln.
En sui libro polémico Contra ¡,. n11eva filosofl", Fran~ois Aubral y
Xavier Delcourt presentan la aparici6n y la actividad de este grupo
que por su
carácter de
grupo de filósofos nuevos y dinámicos,
polí
ticamente activoo, han trascendido
ya de los dominios de su pura
actividad de «pensadores»
para irrumpir
en la vida pública con una
hilbil y organizada maniobra de
los medios de comunicaci6n. A
través de estos
medioo, el público se
ha habituado ya a los nombres
de
Jean-Marie Benoit,
cuyo libro
Pavana por 11na E11ropa dif11nta
hemos comentado ampliamente a principios del pasado año: Michel
Guérin,
Jean-Paul Dollé,
Christian
Jambet, Guy
Landreau,
Fran
~oise Lévy;
Bernard-Henry Lévy, que
dirige en Grasset las coleccio
nes
Figures, Théoretidens y Enjeux; Philippe Nema, Maurice Cla
vel,
André Glueksmaun.
Tras todos ellos está
la experiencia del 68, pero junto a ella está
el peso del estructuralismo, ideología
filooófica t exegética dominante
en Francia y acaso en el mundo, y están, soore todo, los «maestroo».
Loo
nuevos
profetas
y gutús, que son estoo nuevos filósofos, dispersos
y unidos a la vez, invocan la presencia de loo maestros: Levy-Strauss,
Lacan, Guattari, Deleuze, Althusser, Foucault. Y una nueva especie
de mística y magia. La presencia del «ángel». Culmiilaci6n del
maoísmo
y la revolución cultural, una dimensi6n apocalíptica de la
existencia, éxtasis,
sortilegio,
la rebeldía, el juego. La invocaci6n
de los maestros» conduce a una nueva especie
de gnosis, que es
acaso
el elemento unificadot de las tendencias dispersas de este
grapo singular qué sabe buscar y conseguir el éxito de un público
alejado de toda
precicupari6n especulativa, En ¡,lima crisis de
la
filo
sofía, los nuevos filósofos apelan a nuevos ídola/! metafísicos: Jam
bet-Lardreau, al nuevo Evangelio del Angel; Dollé, al Origen; Nemo,
a Dios, en parte ·muerto, en parte cadáver; Gtiérin, a Nietzsche y su
415
Fundaci\363n Speiro
JOR.GB USCATBSCU
pedagogía. Clavel/ el conservador, nos ofroce una sah= introdut
ción a la Críll,,. de k, R,,zón • p«ra, de Kant, .. donde detecta «ridí
culos postulados», para concluir: «Digamos adiós a Kant, pero un
adiós bastante
triste. Pocque después de su extraordinaria luz re
trocedió, traicionó, renegó. Filó.sofo de profesión -incluso profe
sor-,
sintió el primer
espectro de
la
desocupación y quiso mantener
su empleo».
Los grandes temas de la filosofía buscan nuevas vías
del surrealismo
y en términos pseudosurrealistas son tratados los
grandes temas
de la filosofía,
de la teología y de la ontología. Todo
para invocar nna nueva trascendencia fundada en el imperio del dis
curso irracional. Hasta justificar esta singnlar crítica · del grupo en
sí : «J
ambet amputa a Platón y enmascara a Hegel ; Guérin angeliza
a Nietzsche;
Jambet y Lardreau miran a Lacan, a Marx y a los
gnósticos a través de los ojos
bobos del «ángel»; Dollé imita simies
camente a
Heidegger; Nemo
lacaniza a
Dios; Clavel traiciona a
Kant, a
Foucault y a Marx». Todos oponen, a la tiranía de la po
Htica, un «nuevo romanticismo» nihilista.
Pero el gran filón ,del encuentro con el público está conseguido
y explotado al máximo,. De ahí el salto prodigioso de la «nueva filo
sofía>> en la «nueva política>>. El mejor organizado de todos en la
materia es André Glucksmann, con obras ya traducidas en España
sobre temas
de la disuasión y la guerra. Con el mismo espíritu con
que se
hall abordado los grandes temas de la filosofía son aborda
dos los temas
de la política: Marx y el marxismo, los «gnlags»,
Solyenitsin,
el capitalismo, el fascismo, el maoismo, la
derecha, la
izquierda.
Nacidos en el anarquismo de la extrema izquierda, los
nuevos filósofos no tienen reparos a que se les califique integrados
en una nueva derecha anticomunista, mezcla
de
Mao y de Acción
francesa. Hasta
el punto que los críticos les acnsan de que para ellos
toda referenci., de cualquier signo y grado, forma parte del com
plejo de
ingredientes del éxito. Forjadores de fórmnlas, el ambiente
cultural
en qne se mueven las
acoge con
facilidad,
ya que,
dígase lo
que se
dig", el ambiente es cada vez más proclive a los psiquismos
que
a la racionalidad. Sirva como botón de
muestra esta
frase
pregnante de Bernard-Henry Lévy: «Sin Marx no hay revolución,
sin
el marxismo no hay g11/ags». Para Lévy, Europa y Francia, son
416
Fundaci\363n Speiro
LOS «NUEVOS PILOSOPOS» EN LA POLITICA
nombres «exóticos>>, <>, «detalles» de su propia bio
grafía. Clavel se declara de izquierdas, proclama. que debe ser de
izquierdas, pero confiesa:
«La izquierda me. da
asco. Hay en mí un
vasto, un gigantesco asco hacia
la izquierda».
Tras todo ello permanece
la. constante referencia a los aconte
cimientos
del 68, a los
cuales todoo estos.
nombres
pretenden sentirse
aún
ligados. Pero los tintes del cuadro se complican enormemente a
medida que se recorren en toda su
complirnda proliferación
las
páginas de sus propias obras. Idólatras e iconoclastas, internacio nalistas
extr.emos y racionalistas en la tradición de Barrés y Maur
ras, admiradores de Mao y denunciadores de nn Marx burgués
alemán, una especie de nueva
gnosislos une a todos en un impul
so de incontestable efervescencia. Pero, sobre todo, con todo el
pesi
mismo apocalíptico y todo el fervor antiestetizante de la mayor
parte de ellos, en ninguno de ellos falta
esto: nn
deseo irrefrenable
de éxito, nn impulso a ganar
adeptos y una fuerte vigilancia para
que
nadie extraño penetre
en su fortaleza hábilmente
cooquistada
y
reforzada. Ahora, para ellos
solamente a
través del
«discurso» se
puede
acceder a la rebelión, a la revolución imposible, al
«ángeb>
unido
al
maoísmo «cristo-gauchista» y a la revolución cultural per
manente. Pero tras todo ello está la. política y el poder con todos
sus
ingredientes. Avatares
y
· divagaciooes
del
discurso no
logran
hacer olvidar la
imagen de Máo, nacida de la actuación de Stalin :
«Eramos stalinistas
porque eramos
pol!ticos».
417
Fundaci\363n Speiro
POR
JORGE USCATESCU .
Mucho antes de que Time haya c;oru:edido patente de «universa
lidad,
a los nuevos «filósofos» parisienses atrincherados en la for
taleza de la Editorial G.rasset, nos
hemos ocupado varias veces de
su singular aventura en estos pagos. Se trata .de una aventura que
une
de forma especial el destino de la filosofía como. profesiona
lidad e incluso· como vocación y el destino y los avatares de la
pollítica.
Desde Platón ha habido dos formas distintas del interés de 106
filosófos por la política. Podríamos llamarlas, en función de la
experiencia del
propio Platón,
la
«fomw> de
Atenas
y la «forma»
de
Sira.cusa. La primera
se refiere a la ,manera adecuada del fil6sofo
para participar en el destino de la Polis desde su propia auténtica
posición de
filósofo
pensante sobre
el destino del hombre como
ciudadano_ · La segunda se refiere a la colaboración del · filósofo con
el tirano, a lo que en términos de ardiente y Cilridente. actualidad
pudiéramos llamar la
tentación
total!itaria, que
tanto
afecta en esta
época a muchos intel
cosas se
han
ido complican.do
muclúsimo desde que Marx ha intentado en
señarnos que
el
pa,¡,eI del filósofo ya no estriba en interpretar el
mundo, sino en trartrformarlo. Ha habido en estos últimos tiempos
dos foonas de no estar de acuerdo con este punto de vista expresado
por Marx en su Tero XI, que dice textwúménte: «Los filósofos no
han hecho sino interpretar el mundo de. diversas maneras, pero lo
que
importa es Jrartrform,,rlo». Una de las for.mas de criticar a
Marx pertenece a Heidegger, al Heidegger último, el que define a
413
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JORGE USCATESCU
la teorla y la praxis marxianas como dos hermanas nacidas de padre
y madre desconocidos y el que dice que la interpretación significa
de hecho,
ni más
ni menos, una
tarea profunch de
transformaciones.
La segunda manera de enfrentarse con la tesis de Marx la expo
ne Fran,;ois Chatelet en un libro publicado precisamente por Grasset,
ciudadela
de los <
Pr,/iticas de la filo
sofla,
donde la tónica general es precisamente la marxista, hasta el
punto que el libro y
sus coJaboradores
una acerada
crítica por
parte de Raymond Aron. «Afirmar que
los filósofos
--escribe Chlltelet-no
han
hecho sino interpretar el muudo, significa
proponer un
recorte de la historia y una visión de la filosoffa com
pletamente
alejados de
la realidad.
Desde P,latón
los filósofos han
sido siempre
hombres "empeñados" y siempre han intervenido po
líticamente
en su tiempo. Incluso se puede
decir que
han
tenido
concepciones pollticas precisas. Ciertamente las presentaban con fre
cuencia
enmascaradas. Sus discursos, adoptando
vías torcidas,
daban
a
entender que
hablaban de
otra cosa.
Según mi conocimiento, no
existe uu
filósofo que no
haya intervenido
en la realidad. No tengo
temor en afirmar que los filósofos han
participado en
la transfor
mación del
mundo y lo han
hecho pollticarnente».
Eo: este sentido
se
hace referencia
a la <«nilitancia» polltica
de
los filósofos desde
Platón hasta Spinoza,
Kant, Hegel, Nietzsche,
Marx y,
en nuestro tiempo,
pensa.dores tan contrarios a la «caída»
en
la b:istoria como Heidegger. En este contexto conviene enfocar
la acción y el édto de los j6venes «nuevos filósofos» parisienses.
Habiendo participado en la singular aventura de mayo de 1968, en
estos últimos diez años, su acción, que reúne
los mensajes
del
poder con
los mensajes de los que desean el poder, que combina la
socralización y
la
desa.cra:lización del· poder, ha tenido un · éxito
notable.
Hasta el punto que las
.dos grandes agrupaciones pollticas
empeñadas en la
lucha electoral en
Francia se empeñan en captar
la simpatía y la
adhesión de
este grupo de <
se indignarían en a.bsol,uto si se llegara a llarnarlos nuevos ideó
logos de la
filosofía metida: hasta sus entrañas en la política y la
aventnra
del siglo. ¿Quiénes son ·en realidad? Aparte sus. nombres y
tendencias personales, aparte sú ptocedencia y su adhesión a dife-
414
Fundaci\363n Speiro
LOS «NUEVOS FILOSO POS» EN LA. POUTICA
·rentes maestros, casi todoo ellos cabeza de fila de varias tendencias
est:ructaralistas, aparte su
pendulaci6n constante entre la izquierda
y la
derecha, los «nuevos filósofos» están en línea de una vieja
tradición
de la cultura francesa que se inicia con aquellas famosas
soriétés de pensé, operantes en la Revolución francesa, brillante
mente
estudiadas en
vísperas de la Primera
Guerra Mundial por
Augustin Cocltln.
En sui libro polémico Contra ¡,. n11eva filosofl", Fran~ois Aubral y
Xavier Delcourt presentan la aparici6n y la actividad de este grupo
que por su
carácter de
grupo de filósofos nuevos y dinámicos,
polí
ticamente activoo, han trascendido
ya de los dominios de su pura
actividad de «pensadores»
para irrumpir
en la vida pública con una
hilbil y organizada maniobra de
los medios de comunicaci6n. A
través de estos
medioo, el público se
ha habituado ya a los nombres
de
Jean-Marie Benoit,
cuyo libro
Pavana por 11na E11ropa dif11nta
hemos comentado ampliamente a principios del pasado año: Michel
Guérin,
Jean-Paul Dollé,
Christian
Jambet, Guy
Landreau,
Fran
~oise Lévy;
Bernard-Henry Lévy, que
dirige en Grasset las coleccio
nes
Figures, Théoretidens y Enjeux; Philippe Nema, Maurice Cla
vel,
André Glueksmaun.
Tras todos ellos está
la experiencia del 68, pero junto a ella está
el peso del estructuralismo, ideología
filooófica t exegética dominante
en Francia y acaso en el mundo, y están, soore todo, los «maestroo».
Loo
nuevos
profetas
y gutús, que son estoo nuevos filósofos, dispersos
y unidos a la vez, invocan la presencia de loo maestros: Levy-Strauss,
Lacan, Guattari, Deleuze, Althusser, Foucault. Y una nueva especie
de mística y magia. La presencia del «ángel». Culmiilaci6n del
maoísmo
y la revolución cultural, una dimensi6n apocalíptica de la
existencia, éxtasis,
sortilegio,
la rebeldía, el juego. La invocaci6n
de los maestros» conduce a una nueva especie
de gnosis, que es
acaso
el elemento unificadot de las tendencias dispersas de este
grapo singular qué sabe buscar y conseguir el éxito de un público
alejado de toda
precicupari6n especulativa, En ¡,lima crisis de
la
filo
sofía, los nuevos filósofos apelan a nuevos ídola/! metafísicos: Jam
bet-Lardreau, al nuevo Evangelio del Angel; Dollé, al Origen; Nemo,
a Dios, en parte ·muerto, en parte cadáver; Gtiérin, a Nietzsche y su
415
Fundaci\363n Speiro
JOR.GB USCATBSCU
pedagogía. Clavel/ el conservador, nos ofroce una sah= introdut
ción a la Críll,,. de k, R,,zón • p«ra, de Kant, .. donde detecta «ridí
culos postulados», para concluir: «Digamos adiós a Kant, pero un
adiós bastante
triste. Pocque después de su extraordinaria luz re
trocedió, traicionó, renegó. Filó.sofo de profesión -incluso profe
sor-,
sintió el primer
espectro de
la
desocupación y quiso mantener
su empleo».
Los grandes temas de la filosofía buscan nuevas vías
del surrealismo
y en términos pseudosurrealistas son tratados los
grandes temas
de la filosofía,
de la teología y de la ontología. Todo
para invocar nna nueva trascendencia fundada en el imperio del dis
curso irracional. Hasta justificar esta singnlar crítica · del grupo en
sí : «J
ambet amputa a Platón y enmascara a Hegel ; Guérin angeliza
a Nietzsche;
Jambet y Lardreau miran a Lacan, a Marx y a los
gnósticos a través de los ojos
bobos del «ángel»; Dollé imita simies
camente a
Heidegger; Nemo
lacaniza a
Dios; Clavel traiciona a
Kant, a
Foucault y a Marx». Todos oponen, a la tiranía de la po
Htica, un «nuevo romanticismo» nihilista.
Pero el gran filón ,del encuentro con el público está conseguido
y explotado al máximo,. De ahí el salto prodigioso de la «nueva filo
sofía>> en la «nueva política>>. El mejor organizado de todos en la
materia es André Glucksmann, con obras ya traducidas en España
sobre temas
de la disuasión y la guerra. Con el mismo espíritu con
que se
hall abordado los grandes temas de la filosofía son aborda
dos los temas
de la política: Marx y el marxismo, los «gnlags»,
Solyenitsin,
el capitalismo, el fascismo, el maoismo, la
derecha, la
izquierda.
Nacidos en el anarquismo de la extrema izquierda, los
nuevos filósofos no tienen reparos a que se les califique integrados
en una nueva derecha anticomunista, mezcla
de
Mao y de Acción
francesa. Hasta
el punto que los críticos les acnsan de que para ellos
toda referenci., de cualquier signo y grado, forma parte del com
plejo de
ingredientes del éxito. Forjadores de fórmnlas, el ambiente
cultural
en qne se mueven las
acoge con
facilidad,
ya que,
dígase lo
que se
dig", el ambiente es cada vez más proclive a los psiquismos
que
a la racionalidad. Sirva como botón de
muestra esta
frase
pregnante de Bernard-Henry Lévy: «Sin Marx no hay revolución,
sin
el marxismo no hay g11/ags». Para Lévy, Europa y Francia, son
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LOS «NUEVOS PILOSOPOS» EN LA POLITICA
nombres «exóticos>>, <
grafía. Clavel se declara de izquierdas, proclama. que debe ser de
izquierdas, pero confiesa:
«La izquierda me. da
asco. Hay en mí un
vasto, un gigantesco asco hacia
la izquierda».
Tras todo ello permanece
la. constante referencia a los aconte
cimientos
del 68, a los
cuales todoo estos.
nombres
pretenden sentirse
aún
ligados. Pero los tintes del cuadro se complican enormemente a
medida que se recorren en toda su
complirnda proliferación
las
páginas de sus propias obras. Idólatras e iconoclastas, internacio nalistas
extr.emos y racionalistas en la tradición de Barrés y Maur
ras, admiradores de Mao y denunciadores de nn Marx burgués
alemán, una especie de nueva
gnosislos une a todos en un impul
so de incontestable efervescencia. Pero, sobre todo, con todo el
pesi
mismo apocalíptico y todo el fervor antiestetizante de la mayor
parte de ellos, en ninguno de ellos falta
esto: nn
deseo irrefrenable
de éxito, nn impulso a ganar
adeptos y una fuerte vigilancia para
que
nadie extraño penetre
en su fortaleza hábilmente
cooquistada
y
reforzada. Ahora, para ellos
solamente a
través del
«discurso» se
puede
acceder a la rebelión, a la revolución imposible, al
«ángeb>
unido
al
maoísmo «cristo-gauchista» y a la revolución cultural per
manente. Pero tras todo ello está la. política y el poder con todos
sus
ingredientes. Avatares
y
· divagaciooes
del
discurso no
logran
hacer olvidar la
imagen de Máo, nacida de la actuación de Stalin :
«Eramos stalinistas
porque eramos
pol!ticos».
417
Fundaci\363n Speiro