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Número 163-164

Serie XVII

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Sociología del protestantismo (II)

SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
(CuntÍlrwiación.)
POR
MIGUEL POR.ADOWSKI
2. El protestantismo como vuelta al paganismo.
Por un lado, el protestantismo aparece como una reacción contra
el
paganismo renacentista,
pero,
por otro la,do, él mismo se presenta
como reacción del paganismo germánico contra la religión cristiana.
No hay contradicción en esta afirmación.
Hay una ley sociológica que sostiene que, a veces, el
combatiente
llega

a asimilarse
al combatido.
Cuando un combatiente se sirve de
las armas de

su adversario, muy a
menudo no
puede limitarse a usar­
las sin aceptar también

la misma
manera de
conducir la guerra, es
decir, sin aplicar la misma
táotica y la misma estrategia, comportán­
dose, pensando,

viviendo tal como
lo hace su adversario. Mientras la
lucha es
más apasionada y dura más tiempo, este proceso de imita­
ción ( a
veces inconsciente)

de su adversario y de asimilación de su
conducta, se presenta
más serio y profundo y deja en el combatiente
una impresión más durable, la que llega, a veces, a
ser imborrable.
El

protestantismo,
al combatir el paganismo existente en la so­
ciedad cristiana renacentista, cae en los mismos vicios paganos, im­
pregnándooe del espíritu del paganismo. No hay duda que, al princi­
pio, el
protestantismo alemán sinceramente lucha por

un cristianismo
puro,
es decir,

libre de
las influencias
del
antiguo paganismo greco­
romano,

que renace en esta época,
pero, al mismo tiempo, los que lo
representan, y especialmente
Lutero, están
muy
lejoo del
verdadero
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Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
cristianismo, la religión del Amor y de la Verdad, cuando predican
el odio
y la mentira ( 1).
En esta época se
extiende desde
Roma un cristianismo infectado
por el
paganismo renacentista

con «colores» de la antigua cultura
precristiana
greco-romana, próvocando escán
los países nór­
dicos.
Los reformadores germánicos no se limitan a limpiarlo de estos
elementos mitológicos
del

antiguo
paganismo greco-romano,
sino que,
al mismo tiempo, quieren transformarlo y adaptarlo a sus propios
ambientes, tradiciones
y creencias, las que también tienen sus raíces
en las
rulturas precristianas.
(1) Lutero predicaba el odio: «On sait la h la papa u té, les papistes et les religieux: "Plaise a I)aieu d' envoyer sur eu:x la
pluie de soufre et de feu qui consuma Sodome· et Gomorrhe, et de les prédpiter
au fond de la mer, afin qu'il en périsse jusqu'i la mémoire" (Weim., VIII,
624; 1521); les bons chrétiens
devraient "laver leurs

mains
dans le
sang des
papistes" (Weim., VI, 347; 1520); "on devrait pendre pape, cardinaux et
toute la dique
de l' idolatrie et saintet_é papiste, tirer la langa.e a ces blas­
phémateurs,
jusque derriete le cou, et les douer a despotences dans le méme
ordre qu'ils alignent leurs sceaux sur les bulles" (Weim., LIV, 143, 11-15;
1545): il

voue
la papa.uté et toute sa dique au:x: abimes infemau:x: (Wei.m.,
XXX,
.P-, III, 388, 9-10; 1531), -pour lui un des_ sigaes qu'on plait a Dieu
c"est de haü: le pape (In Galat., 031, 1535; Weim., XL. 1, 576, 25); en
1537, quittant
Sduna.lkalde et se croyant sur le point de mourii, í1 donnait
a son entoU.rage ce safot supreme: "Impleat- vos Dominus benedictioile sua et
odio
papae"" (Pref. de Voit Dietrich, in Opp. exeg. lat., XXV, 135)». J.
Maritaia: Trnis réformdleflt's, op. dt., pág.. 268. También consultar Cristiani
L.: Luther et le Ltdhéranisme, op. dt., págs. 2'.59 y sigs.
Lutero predicaba la mentira: «Le mensonge ne l'a jama.is arr@té. "Un men­
songe nécessaire, disait-il luí-mente a p-ropos de· la bigamie de Philippe de
Hesse,
un mensonge utile, q.n mensoage secourable, aucun de ces mensonges
ne va contre Dieu ... Que!
mal y au.rait-il a ce que pour un plus grand bien,
et
en considération de
l'Eglise chrétieooe on fit un bon et gros mensonge"
(Lenz: Briefwechsel .Landgrsj-Philipps von Hessen mit Bucer, I, 373-376).
Sur Luther et le mensonge,
cf. Denifle--Paquier, I, 218-224, Grisar, III, 1016-
1019.
Ce n'est pas saos fondeme:it que le du.c Georges de Saxe- appelait Luther
"le ptus· -froid m.enteur qu_'il a,it jama.is connu"~ "Nous sommes obligés de
dire et d' éajre de lui que ce· maine apostat nous ment .en fa:ce :comme un
damné
scélérat,
déshOÓn@te et paxjure'" (19 décembre 1528, A propos de !"al'·
faire_ Pack.)», Mati~n, J., ap. cit., págs. 258-259. También, sobre lo mismo,
véase
1Cristiani, op. -cit., págs. 118 y sigs.
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SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
Parece que muchos reformadores del siglo XV y XVI olvidaron que
la religión
cristiana es una religión

revelada, que vino
desde arriba,
y que su conteuido doctrinario es definido; este olvido hace que
muchos de ellos hayan

querido reformarla, partiendo de los
conceptos
que

se hacen de
ella, pero conviene preguntarse si ellos mismos tienen
sobre el cristianismo conceptos acertados.
Es evidente que, en muchos casos, estos conceptos son también
equivocados, pues los distintos pueblos nórdicos,

casi todos germá­
nicos, de .Ios cuales sailen los principales refocma.dores protestantes,
Son no menos superficialmente cristianizados durante

la Edad Media
que los otros pueblos europeos. El principal jefe de ellos, Lutero, se
presenta como una encarnación del paganismo y una personificación
de los siete pecados capitales, según su propia opinión (2).
Al principio, el protestantismo tiene
cacicter de
rebelión contra
el paganismo renacentista
de fa Roma papal y de sincera búsqueda
de la reforma, pero, de pronto, adquiere carácter de reacción, tal vez
inconsciente, del antiguo paganismo germano contra el mismo cris­
tianismo.
De manera parecida, como el Renacimiento es uua reacción -par­
cialmente consciente y parcialmente inconsciente o subconsciente.­
del antiguo paganismo greco-romano contra el cristianismo, . al cual
no rechaza completamente, sino, tnás bien, quiere transformar, adap­
tar, paganizar, el protestantismo es una reacción (también más sub­
consciente que

consciente) del antiguo
paganismo germano

contra
el
cristianismo

renacentista, del cual quiere eliminar no solamente
lo
evidentemente pagano greco-ronmno, sino también todo lo latino, e
incluso lo esencialmente cristiano, revelado, pero ajeno a lo ger­
mánico.
No hay que hacerse ilusiones respecto a fa profundidad de la
cristianización de los pneblos europeos durante
la Edad
Media. A
pesar
de que en muchos ambientes era ella indudablemente muy
( 2) «Horno sum expositus et involutus societati, crapulae, titillationi,
negligentiae aliisque molestiis praeterea qua.e ex officio me premunt». Enders,
!, 431 (20-11-1519). Citado por Maritain, op. cit., pág. 245.
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profunda y sincera, en muchos otros es solamente superficial y opor­
wnista.
Los ideales de la religión cristiana tienen doble carácter: por un
lado son muy convenientes
y atractivos para el hombre ( según la
expresión de Tertuliiano, el alma humana es nat11raliter cristiana) y,
en consecuencia, fácilmente aceptables, pero, por otro lado, son con­
trarios a la naturaleza humana, corrompida por el pecado original,
exigiendo del hombre un incesante sacrificio y un completo dominio
de sí mismo, para oponerse a las
malas tendencias ( según la antigua
expresión Video meliora, proboque, deteriora sequor), lo que Cristo
llama «llevar 1a cruz» y lo que San Pablo presenta oomo la per­
manente autocrucificación, Si el primer aspecto de la religión cris­
tiana es aceptado de inmediato
y con gran entusiasmo por los pueblos,
el segundo no penetra en la vida de ellos sino sólo después de algún
tiempo, por el difícil camino de la educación
y la formación, exten­
dido a varias generaciones, pues exige no sólo un cambio de Ja men­
talidad de la persona convertida, sino también de todo el ambiente
social, de las costumbres, las leyes
y las instituciones, es decir, de la
civilización.
Hay que recordar que la conversión de muchos pueblos europeos
al cristianismo se efectúa de manera muy precipitada y superficial.
Prácticamente, en muchos casos, se trata más bien de la conversión
de un gobernante y su corte, mientras que el pueblo estaba constre­
ñido a aceptar
la religión cristiana y a practicarla antes de convertirse
a ella voluntariamente
por su propia convicción. El principio fides
ex necessitate esse n.on debet, a pesar de que se encuentra en las bases
de la predicación de Cristo y de los Apóstoles, no siempre era respe­
tado y sólo en
el Concilio de Constanza (1414-18) está aceptado ofi­
cialmente, a insistencia de los delegados de la Universidad de Cra­
covia, los cuales de esta manera salieron en defensa
de los.
masacrados
pueblos en Prusia, frente a los Caballeros Teutónicos. En realidad,
las grandes masas, en muchos casos, seguían viviendo en el paganismo,
rul cual exteriormente se daba un barniz cristiano, reemplazando a los
antiguos dioses paganos por el culto de algunos santos. Incluso entre
los sinceramente' convertidos, lo paleo-sociológico, es decir, lo sub­
consciente,
fas antiquísimas
costumbres ancestrales, seguía vivo por
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SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
debajo de una delgad,,. capa de lo neo-sociológico, es decir, de !os
conocimientos y creencias voluntariamente aceptadas y nuevas con­
ductas
cristianas. A
lo largo de la Edad Media hubo muchas conver­
siones sinceras,

profundas, plenamente conscientes
y voluntarias, con­
firmadas por una vida realmente cristiana, a veces hasta heroica
y
santa, como lo testimonian innnmerables beatificaciones y canoniza­
ciones, pero
constituyen una. minoría al Jado de una mayoría cris­
tiana
casi sólo de nombre.
Cuando viene

e!
protestantismo, muchos de

los pueblos
germá­
nicos se encuentran en esta situación, y para estas masas, superficial­
mente cristianizadas, el rechazo de lo «romano» significa, ante todo,
la
vuelta espontánea, consciente e inconsciente,
a:sus ancestrales
creen­
cias
y costnmbres (3). En este tiempo se habla abiertamente de la
vuelta a la fe de los antepasados ( 4), lo que algunos podrían enten­
der como la vuelta a un
cristianismo prerrenacentista y otros como
e! retomo a las creencias
precristianas, pues,

bajo
el pretexto de re­
chazar e!

paganizado cristianismo renacentista, el protestantismo es
para muchos
la ocasión de librarse del cristianismo como tal, el cual,
desde hacía más de un siglo, se reducía, en muchos casos, a un for­
malismo extemo, con muy poca influencia sobre la conducta human~ª·
En nombre de la lucha contra el fariseísmo, se desprendían de la fe
cristiaoa, volviendo abiertamente a las costumbres paganas, especia1-
mente al egoísmo y al libertinaje (5).
Sería una ingenuidad pensar que el luteranismo es la obra sólo
( 3) «Da.ns ses origines et da.ns son príncipe, le d.rame de la Réforme a
été un drame spirituel, un combat d' esprit. 11 convenait
qll' i1 en fut ainsi, et que le germe de la révolution antichrétienne s'introduisait dans le monde par un homme voué a la perfection, consacré a Dieu, marqué pour 1' éternité du caractere du
sacerdoce,
et qui pervertirait l'Evangile». Maritain, J.: Tr<>is ,é~ formateurs, op. cit., págs, 17-18.
(4) Introduciendo el protestantismo e:i su país, el rey Gustavo Wasa proclamó: «Nous ne voulons pa.s d'autre· religion que ielle que nci; ancCtres
ont suivie». Maritain, J.: Trofr réformateurs, op. cit., pág. 260.
(5)
Maritain, en la obra ya tantas veces aquí citada (Trois-réformateurs),
proporciona al respecto un rico y variado material informativo, sacado de las crónicas y correspondencias de la época, demasiado abundante ·para que pueda ser aquí citado.
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de Lutero, el calvinismo de Ca.lvino, el anglicanismo del rey En­
rique VIII, etc., y no darse cuenta que todas estas corrientes tierun
algo

de común, que en
realidad constituyen una

sola manifestación
del retomo a los principios
y creencias precristianas y que tendrán,
a lo largo de los siglos siguientes, una extraordinaria
inftluencia en
la gestación

de las muchísimas corrientes
ideológicas causantes del
malestar del mundo de hoy (individualismo, liberalismo, capitalismo,
marxismo, nazismo, comunismo, etc.).
El paganismo germánico, que reaparece con ocasión de la reacción
protestante, es muy
distinto del

paganismo renacentista. Si este últi­
mo es un paganismo de la gente de cultura muy
elevada, de sibaritas
saciados

por el bienestar
y el confort espiritual, enamorados de dis­
tracciones sutiles, refinadas, delicadas, que sólo podrían proporcio­
narles las ciudades, como centros de cultura
y de arte, el paganismo
germánico, en

cambio, que se manifiesta en
la reacción protestante
contra el paganismo renacentista, es
más bien un paganismo de la
gente sencilla, severa,
rústica, poco

culta, incluso
bárbara, dedicada
a
las guerras
y a la dura lucha contra las inclemencias de la naturaleza,
acosrnmbrada a
la espada y al arado, resperuosa y admiradora de
1>; fuerza ( 6). Este culto pagano de la fuerza,
tanto física
como espiritual,
tam­
bién se expresa en el desprecio de la debilidad y de los débiles, como
lo
son los enfermos, los ancianos y los afeminados, estos últimos
tan
ti picos de la cultura renacentista (7).
Por el protestantismo se vuelve al
concepto de la religión
tribal,
o racial, o nacional, subordinada al Estado o a los príncipes reinantes, según el principio
cuius re/jo eius religio. Se llega a subordinar Jo
espiritual, lo eterno, a 1o material y a -Jo temporal. El mismo Dios
deviene un dios de la raza germánica.
Se pierde lo esencial del cris­
tianismo: lo
univen;al (8).
( 6) Véase Balbino Giuliano: Latinita e Germanésimo, Bologna, 1941,
págs, 42 y sigs.
(7) Balbino Giuliano: LaJinita e Germanésimo1 op. cit., pág. 42.
(8) «La Réforme de Luther agira politiquement dans un sens tout con­
tra:ire; en enseignant oomme un ·· devoir du dirétien de se soumettre sáas
discuter, et d'obéir au so-uvera.in, quoi qu'il dise ou quoi qu'-il fasse", et que
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SOCIOWGIA DEL PROTESTANTISMO
Desde el pllll[o de vista sociológico, lo que tal vez más conviene
subrayar
es que
se pierde
también el
concepto cristiano de
la dignidad
del hombre, basado, a su vez, sobre el concepto
de persona. Renace
el antiguo concepto pagano del hombre como individuo, al cual el
cristianismo, durante largos siglos, con
tanto esfuerzo y dificultad,
opone su

concepto del hombre
como persona,
concepto abandonado
por el protestantismo (9),
para quien el hombre, de nuevo, no es
nada

más que un fragmento del todo, de la sociedad; una unidad,
una
cosa, un objeto, hasta llegar --en el nazismo del siglo xx-a
ser
un nada, según
la bien conocida expresión de Hitler: du bist
l'Etat lui-meffie "sera considéré comme intrument de la volonté divine" (An­
dré Philip:
Le Christianisme et la PaixJ pág. 20) il devieadra-un auxiliare
p1ll'ssant de cet absolutisme de l'Etat, qui marqueta d'une si profonde em­
preinte la mentalité pru~ienne». A. Oberkirch: Le -prob/Cme politique allemand,
París, 1945, pág. 77.
«Luther donne cette Bible comme unique source et critere de la foi, et il
ne 1ui vient pas a !'esprit qu'OO: puisse l'intel'!pI'éter au~ent qu'il ne le fait;
mais il lui faut bíentOt déchanter, car voiici que se levent Calvin, Zwingle,
sans parler des anabaptistes et des chefs de la formidable insurrection pa.ysan­
ne,

dont les
ao.athetnes se croisent avec les siens, 11 a déchainé une révolution
sa.ns précédents, qui menace de tout emporter et dont il n' est plus le mai:tre.
Furieux de se voir déborder, il en a.ppelle aux armées des princes, qu' il exhorte
a écraser toute cette canaille. La répression est terrible. Elle met le .réforma­
teur au service des princes, qui .réwiissent daos leurs mains le povoir temporel
et

le
pouvoir spirituel. 11 n'y aura plus que des Eglises d'Etat et. tout Etat
sera
une Eglise». A. Pofaat: La Civili.ration et .re.r tournants, París, 1936, pá­
gina 282.
(9) «Les protestants allernands now demandent de reco~t:re la grllll­
deur
de

Luther.
Grandeur matérielle, gra.ndeur de quantité, grandeur animal,
oui, nous la reconnaissoos, et, si oa veut, nous l'admirons; grandeur vraiment
humaine,

non.
La confusion entre ces deux ord.res de grandeur, ou de force
du. geimanisme, elle nous fait comprendre pourquoi t&."lt d' Allema.nds s' ima­
ginent la personnalité comme un ouragan, U\l buffle, ou un éléphant. Elle nous
explique
aussi pourquoi, da.ns tous

les
graruls animateurs de l' Allernagne
protestante,

un
Lessing, Wl Fichte, on voit rejaillir la vieille sou.rre de l' esprit
de Luther.
Fichte appelle

Luther
l'homme allemand par excellenre, et cela
est vrai dans la mesure OU la Réforme a réuss-i A sépa.rer l' Allemagne de la
catholicité». J. Maritain: Trois réformate11rs, op, cit., pág. 391; también pá­
ginas 19-39.
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nichts, das Volk ist al/es. El desconocimiento de la verdadera digni­
dad de
la persona humana )Jeva al protestantismo a negarla en los
demás y a exaltarla sólo en sus adeptos (10).
(10) «Latiniste, hellé:::üste, hébraisa,nt, juriste, médecio, astronome, al­
chimiste
et controversiste religieux, Michel

Servet
était né a Villanu.eva, Ara­
gón, en 1509. Venu en France fort jeune, il y avait fait toutes ses études,
s'y
était fixé et y avait e.rnb.rassé le protestantisme. Inquiété a Paris pour
avoir publié un livre tontre le dogme de la Triaité, il alla cherche:r asile
aupres du "cardinal de Tournon, archeveque de Vienne, qui avait été sont
éleve. Gest a Vienne qu'il fit imprimer, en 1553, son Chrislianismi restitutio,
ouvrage qui le brouilla avec le cardinal. ArrCte, il allait passer en jugement,
lorsqu'il parvint a s'évader sous un déguisement et s'enfuit a Geneve, avec
l'intention de se réfugier a Naples. Calvin, dont il avait atta.qué les opinions,
le
fit arrCté sous l'inculpation de panthéisme et de matérialisme. Les différentes
églises suisses voulurent

le
condamner comme hérétique; plusieurs penchaient
vers
l'indulgence; les

autres
différaient sur

le genre de
cMtiment A lui infliger.
L'implacable
Calvin trancha la question e:t. le faisant condamner a etre brtilé
(Jules

Trousset, auteur
hostile a l'Eglise catholique, Dktionnaire encyclopé­
diqfle,
1883)». A. J. S. M. de la Cambre-Mialet: Les protestants a travers
l'Histoire, París, 1933, pág. 8.
«Auguste Ier de Saxe (1553-1586), prince luthérien, avait été trahi par
le baron de Grumbach et le chevalier Bru.ck. Arrétés le 13 avril 1567, et mis
a la torture, cinq jours apres, le 18 avril, ils étaient condamnés a mort par le
tribu."ial de Gotha: on leur ouvrit le Ventre tout vivants, on leur arra.cha le
coeur,
dont on les
frappa au

visage,
et on les écartela. Sur quoi Auguste fut
surnomm.é
le Pieux par ses coreligionnaires.
En l'.573, ce meme prince expulsa de son duché 1.100 prédicants qui n'a­
vaient pas

voulu souscrire
a un certain form.ulaire, dit «Accord de Dresde».
Pour
un motif analogue, en 1574, il fit jeter en prison, ou ils périrent au
milieu des tortures, son chancelier Cracow, le médecin Pencer, le conseiller
Stoessel
et le pasteur Schütz, En 1577, les habitants de Torga u qui ne vou­
lurent
pas signer les articles de la "Confession approuvée", dressés sous l'ins­
piration d' Auguste le Pieux, fure:it égorgés, d' ahord quatre par quatre, puis
deux par deux, puis un par un, espérant les réduire a l'apostasie par l'épou­
vante.
A Brunswick, en 1604, le capitaine de la bourgeoisie, Brabant, excom­
munié comme magicien par les prédicant luthériens, se vit ensuite coodamner
a-mort, sous le regne du duc -Christian, éveque luthérien. En exérution du
)ugement, on commer~a par lui -a:mputer deux doigts de la main dmite; puis,
avec
de
te:iailles a.tdentes on Iui déchiqueta les bras et la poitrine. L'ayant
ensuite éten.du tout
nu sur la table de supplice, on lui coupa le memb.re viril;
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SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
A muchos historiadores del protestantismo les llama la atención
su
ca.ráoter antiintelectual, su desprecio de la rlll<Ón y su tendencia a
elogiar
la acción, la actividad exterior, la fuerza (11 ). Es sabido que
el cristianismo da a la vida
intelectual una

importancia extraordinaria.
Cristo
-según sus propias palabras-es la Verdad. Buscar a Cristo,
servir a Cristo, es
buscar la Verdad, es servir a la Verdad. El cristia­
nismo es una religión inteleotual por excelencia.
En ninguna religión
la razón es tan respetada como en el cristianismo.
El protestantismo, tomando la posición de desprecio de la razón
humana (12), prácticamente abandona el cristianismo y vuelve al
a.pres quoi on lui brisa lentement la poitrine avec un maillet de bois, on lui
ouvrit le ventre, on lui
arracha le

coeur
et les entrailles et on l' e::t. frappa au
visage. Son corps, coupé en cinq pa.rts, fut pendu aux cinq portes de la ville».
M. de la Cambre-Mialet: Les jwotestanls a travers /1Histoire1 Op. cit., pági­
nas 11-12. El autor cita un centenar de ejemplos.
(11) Balbino Giuliano: Latinit4 e Germanésimo, op, cit., págs. 14 y 39.
(12) «Enfin, ce n'est pas seulement a la philosophie, c'est essentiellement
a la raison que le Réforma.teur dédai-e la guerre. La raison ne vaut que dans
un oi-dre exclusivement pragmatique, pour l'usage de la vie terrestre, Dieu
ne nous l'a donné que
"pou.r qu'elle gouveroe ici-bas, c'est-A-dire qu'elle a le
pouvoir de légiférer et d' ordon.ner sur tout ce qui
regarde cette
vie, comme
le boire, le manger, les v@tements, de meme aussi ce qui conceme la discipline
extérieure et

une.vie
honnete" (Weim.,

XLV, 621, 5-8; 1538).
Mais dans
les
cho ses spirituelles elle est oon seulement "aveugle et ténebres" (W eim., XII,
319,
8; 320, 12), elle est
vraiment "la p ... du diable. Elle ne peut que blas­
phémer et déshonorer tout ce que
Dieu a dit au fait" (W eim., XVIII, 164,
24-27; 1524-1525),

elle
est "le plus féroce ennemi de Dieu'" ('"Rationem
atrocissimwn
Dei

hostem",
in Galat.; 1531, 1535, Weim.,

P. I, 363, 25.) 11
l'appelle encore, dans le
me!lle comm.entaire, "ilcerrimum et pestilentissimum
hostem
Dei'" (ibid. 362, 23), "Foos fontium omnium malorum·· (365, 5-6).
"Les anabaptistes disent que la raison
es-t un flámbeau... La raison répandre
la lumiere·? Oui, comm.e celle que répandrait une immondice mise dans une
lantem.e" ( cité par
A. Baudrillart: L'Eglise caJholique, la Rendis.rance et le
Protestantisme, París, 1905, 322-323). Et dans le dernier sermon· preché a
WitteÍlberg, vers la fin de sa. vie: "La raison, c'est la plus grande p ... du diable;
dE sa nature et maniere d'~e, elle est une p ... nuisible; une p ... mangée par
la gale· et la Iepre, qu'on devrait fouler aux pieds et détruire, elle et ·sa sages­
se

..•
Jette-lui de

l'ordure au
visage, pour la remire laide.

Elle
eist et doit etre
.b.oyée
dans

le
bapteíll:e ..•

Elle
m.ériterait, l'a.bominable, qu'-on la reléguat dans
le

plus sale lieu de
la·maisoo, aux cabinets"'(Erl., 16, 142·a··148;'1546); Le
383
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MJGUEL PORADOWSKI
concepto pagano de la religión-magia, nna religión antiintelectual, en
la
cual todo se reduce a una fe puramente sensual. La fe exigida por
el cristianismo es una fe intelectual, es la adhesión del intelecto, de
mépris de Luther a l'éga.rd de la raison est conforme, d'ailleurs, a sa doctrine
générale sur
la nature hu.maine et sur le péché originel. Selon Luther, le péché
a vicié 1' essence me!Ile de notre nature, et ce mal est. définitif, 1a gdke et le
bapteme recouvrent

mais n'
effaceat pas le péché original. On pourra done tout
au p1us act:order :a la ra.iBon un róle tout pratique dans la vie et dans les
transactions hu.maine. Mais

elle est incapable de connaitre les
vérités pre­
mieres, toute science spéculative, tout métaphysique est un leurre: omn"eJ
1cientiae specu/a:tivae non .runt verae ... scientiae, sed errores, et l'usage de la
raison daos les
matieres de la foi, la prétention de coostituer, gr§.ce au raison­
nement et en se servant de la philosophie, un.e science cohérente du dogme et
du donné
révélé, bref la théologie telle que l' entendaient les scolastiques est
un abominable scandale ... "la raison est contraire a la foi" (Di1putationem,
éd. Drews, pág. 42, écrivait-il en 1536. Et un plus tard: "la raison est di­
rectement opposée a la foi, aussi on doit la faisser aller; chez les croyants,
elle doit étre tuée et enterrée" (Weim., XLVII, 328, 23-25; 1537-1540) ... Lu­
ther, en somme, apportait a l'humanité, deux cent trente ans avant Jean-Jacques-,
une délivraru:e, un immence soulage1llent. 11 délivmit l'homme de l'intelli­
gence; de

cette
fatigante et obsédante contrainte de penser toujours, et de penser
logiquement». J. Maritain: Trois -réfo,mdteurs, op. cit., págs. 46-49. Sobre esta
actitud antiintelectual del protestantismo, véase-también a Baudrillart, A.:
L'Eglbe catholique, la Renaissance, le Protestanti1me, op. cit., págs. 353-388.
Es muy sintomático que Adolf Hitler haya tenido una actitud antiintelec­
tua:l muy parecida a la de Lutero, como lo anota H. Rauschning: «Nous som­
mes
a 'la tin du si~cle de la raison, la souveraineté de !'esprit est une dégra­
dation pathologique
de la vie normale ... II n'y a pas de vérité, ni dans le sens
moral, ni dans
le sens scientifique ... L'idée d'une science libre, indépendante
de l'utilíté,
ne pouvait surgir qu'i l'époque du Hbéralisme. Cette idée est
absurde ... L'homme emploie mal sa raison. Elle n'est pas la source de je ae
sais quelle d.ignité ou supériorité individuelle, mais simplement un.e arme dans
la lutte pour la vie. L'homme est fait pour agir. Contempler l'univers, spéculer
sur
le pas,sé, comme font tous les intellectuels, e' est se rayer soi~meme du
registre des vivants et se compter par.mi les morts. M:éfions-nous de l' esprit,
de la cooscience, et fions-nous a. nos instincts. Revenons a 1' enfance, refaisons­
nous
une naiveté ... La Providence m' a désigné pour ~e Je grand :libérateur de
l'humanité. Jaffranchis l'homme

de
la contrainte d'une raison qui voudrait
itre son propre but .... ». Hitler m'a Jit, París, 1939, págs. 251-253. Véase
también: F. W. Foerster: L'Europe et la questio1i. allemande, París, 1937; F.
Perroux: Des Mythes hitlédens a l'E11rope allemanáe, París, 1940.
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SOCIOWGIA DEL PR.OTEST ANTISMO
la razón, a las verdades reveladas: fides qllderil intellectum-intellect11s
qaaerit
fidem, lo que no entiende el protestantismo. Rechazando este
carácter
inteleci:ual de la fe, el protestantismo de Lutero vuelve a la
pagana
actitud germánica

que confunde la fe con la voluntad
y el
sentimiento. La casi desaparición de la teología en el protestantismo,
reemplaza.da por

la exégesis de
la Biblia, va a caracterizarlo durante
varios siglos, prácticamente hasta nuestros tiempos, como una de las
consecuencias de esta actitud antiintelectual.
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