Índice de contenidos
Número 171-172
Serie XVIII
- Textos Pontificios
- Monográficos
- Actas
-
Estudios
-
Nova et vetera. El pontificado de Juan Pablo II
-
El tradicionalismo filosófico y Donoso Cortés
-
El Estado y la política
-
Mundo, hombre y Derecho (Notas sobre el presupuesto antropológico de la filosofía jurídica)
-
El otro pacto del conde de Egmont
-
1903, un año decisivo en la historia del comunismo
-
Algunas innovaciones de la pedagogía moderna
-
Leyes civiles y comportamiento moral
-
Presentación del libro del Padre Santiago M. Ramírez, O.P.: La esencia de la caridad
-
- Información bibliográfica
- Ilustraciones con recortes de periódicos
Autores
1979
Plenitud de perspectivas y dimensión de los saberes en el pensamiento de Elías de Tejada
EN EL ANIVEIIS,\RIO DE LA MUERTE DEL PROFESOR
ELIAS DE TEJADA
PLENITUD DE PERSPECTIVA Y DIMENSION DE LOS
SABE.RES EN
EL
PENSAMIENTO DE FRANClSCO
ELIAS DE TEJADA(*)
POR
JUAN V ALLBT DE GoYTISOLO
La obra ingente del profesor Francisco Elias de Tejada y Spínola,
ya a
la primera ojeada, produce un asombro · extraordinario que, a
medida
que se
estudia, se incrementa sin cesar. Pero no es menor el
asombro que se siente al contemplar
loo múltiples
saberes
que cabían
en
su mente
y el amplio panorama que él era capaz de abarcar, sin
perder
detalles y sin
que la acumulación de éstos desdibujara la clara
percepción de las líneas rectoras del conjunto.
Sus conocimientoo lin
güístiC06 le
dotaban de
excepcional capacidad
para captar
de modo
directo los saberes de todo el babélico mundo humano;
y su docu
mentado conocimiento de la Historia
le facultaba para ahondarlos
en
su dinámica intertemporal. Impresiona contemplar esa doble ex
tensión, en el espacio
y en el tiempo, de la universalidad de sus sa
beres.
Estaba dotado de ojoo y alas de águila, y de una memoria que
le permitía retener cuanto, en su veloz vuelo intelectual, escrutaba
su mirada, siempre ávida de aprehender. Así, sus síntesis abarcaban
(*) El día 18 de febrero se cumple el aniversario del fallecimiento de
nuestro gran amigo el profesor Francisco Ellas de! Tejada ( e. i d.). Con este
motivo, publicamos, en
memoria suya. el texto que en su homenaje 1ey6 Juan
V
allet de Goytisolo el 11 -de marzo de 1978, en la solemne sesión académica
que celebr6 la Universidad de Sevilla.
13
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALI.ET DE GOYTISOLO
en espaci05 extensísim05 toda la dinámica de J05 aconteceres histó
ric05. La extraordinaria acumulación de datos, que su mente asimi
laba,
no
men05cababa la claridad de
sus síntesis; ni tampoco la ex
presión
precisa de éstas le alejaba de la riqueza viva de los detalles
que siempre
acudíau oportunamente
a sus
labi05 o
a su pluma con
desconcertante rapidez de
reflejos.
Se hallaba bien dotado para abarcar en visión de conjunto todos
105 saberes y para percibir y captar el orden dinámico en todo el
proceso universal de su acontecer, hasta vislumbrar, trascendiéndolo
en la eternidad, la Providencia creadora y ordenadora, origen y fin
de ese orden ontológico.
¡ Qué contraste
tan grande con la pérdida de esa percepción que
desde
Ockarn para acá
se ha venido snfriendo ...
! ¡Qué contraste con
las mutilaciones que tantas percepciones Iwnin05as, pero parciales y
limitadas, padecen en la visión de las cosas ... ! ¡ Qué contraste con las
perspectivas desenfocadas que, por colocarse el hombre fuera del
lugar que
n05 corresponde
en el universo, distorsionan
tod05 nuestros
conócimient05 ... ! ¡ Qué contraste con ese idear fuera de la realidad
de nuestro
cogito desencarnado ... ! ¡ Qué contraste con esos ernpeñOB
de volar con alas de cera como Aries, de colocar · nuestra piedra en
la cnmbre como Sísifo, de construir torres de Babel como en
Shinar
o
de robar el fuego a
J05 dioses
como Prometeo ...
! ¡ Qué contraste
con esa pérdida del límite -que de
stupiditá la calificó el llorado
&iacca-que
no es sino resultado de no captarse la perspectiva uni
versal por miopía, cuando no. por ceguera metafísica!
Elías de Tejada siempre percibió y denunció 105 fallos de estas
concepciones
parciales, incompletas,
que oscilan desde los idealismos
desencarnad05 a
los materialimos deshumanizadores, desde los libe
ralismos que del hombre pretenden hacer del Demiurgo hasta los
determinisIDOB que n05 consideran
simples partkulas arrastradas
por
un devenir histórico fatal.
Incluso cuando se encara con Hegel, aun calificando su teoría
como la
<
prende que,
por sus fall05, es hazaíita de titán caldo, porque redujo
el concepto de la experiencia «a la revelación del saber como
rea
lidad
del Espíritu en la conciencia» ; por el apriorismo de su razón
14
Fundaci\363n Speiro
EL PENSAMIENTO DE PlMNQSCO ELLAS DE TEJADA
que prescinde «de los. testimonios exteriores para conocer llL verdad
de
la realidad», a la que
considerlL como
«el
despliegue deLEspíritu»,
que «se conoce a
si
y por sí cuando Heva a cabo ei
en
que se
manifiesta», y por otorgar a· su filosofía «la ,pretensión de
universalidad exlusiva».
Para comprobar la
adecuación
y ajustamiento de la capacidad y
los saberes de Elfas de Tejada con el. logro de la plenitnd de per
cepción por él alcanzada en su perspectiva del orden ontológico que
rios muestra a través de su obra ingente, nada .creemos más. revelador
que seguir algunos de los haces de luz con los qµe él ilumina y mues
tra las figuras señeras que consiguieron las. más grandes síntesis que
la historia d.e -la filosofía nos recuerda.
Así, al enfocar la figura gigante de Santo Tomás de Aquino,
pone de relieve el
«sistema, integrador y prodigiosamente omnicom
prensivo» de éste.
«La vida entera del Aquinate -decía en · el Congreso de Génova
Elfas de Tejad..-fue el afán de ordenar los saberes. Su biografía
está
señalada por
etapas SúcesivlLS, en el continuo intento de perfec
cionar
cada
vez más
el modo de ordenar
saberes antiguos
incardinán°
dolos en un sistema nuevo».
«El realismo tomista -prosigw,-, empeñado en d.escubrir el or
den, no
busca la
teoría del saber en
el mero intelecto; arranca de
los
seres
para modelar reitlista y realmente sobre ellos !lLS manerlLS, fun
ciones y clases de los conocimientos. BI orden lógico es reflejo del
orden ontológico».
Desde esta
misma
perspectiva enfocó Elías de
Tejada la proble
mática del mundo actual:
«En este instlLllte del
siglo
XX en. que !lLS
ciencias particulares, o en que fas técnicas- enlazádas a las ciencias,
que es peor todavía, asaltan o destruyen los castillos filosóficos, bueno
será tomar por modelo
-nos
dice-e-la
postura del Doctor Angélico.
Por encima de las ciencias particulares,
Santo Tomás colocó el saber
universal, necesario, -seguro y ordenador, según las. causas de las rea
lidades da los seres ... ». «Fue el suyo saber racional y total, sin más
barreras que la humillación lógica
dellLllte de
la sabiduría infinita
de Dios. Para el Aquinate es sabido por
excelencia el
excelente
fi16-
15
Fundaci\363n Speiro
JUANVALLEI' DE GOYTISOLO
sofo que toma en cousideración la totalidad del saber, poniéndolo
en
relación con
la
totrlidad del
universo».
La consideración de la totalidad de los saberes en relación con
la totalidad del universo,
dinámicamente observado,
es
preciso cou
frontarla a través de las enseñanzas
del laboratorio
de la historia,
como mostró el genial napolitano
Giambattista Vico,
otro de los
autores que con más . interés han sido contemplados
por Elías
de
Tejada.
La novedad de Vico -escribe el II tomo del apenas iniciado
mo
numental Tratado de Filosofía del Derecho-radica en el modo en
que tasa los· auxilios de Dios a la naturaleza católicamente entendida,
cuando coloca, a la vera de la ayuda sobrenatural de la gracia, la ayudá
natural de la Providencia», que «es la idea nueva o, mejor, renovada,
por· la manera en que Vico la integra
en su sistema., que
le permitirá
recibir
con el
iusnaturalismo católico,
por él
prolongado,
la mutabili
dad de los quehaceres humanos labrando la Historia. Todo va a con
sistir para él en aclarar las formas. y los· alcances con que la Pro:viden
cia divina, ayudando a la razón humana, capacita al hombre para ser
autor de la Historia y de los productos de la Historia».
La ciencia nueva de Vico patrocinada -prosigue Elías de Tejada-
e no es más que el intento de averiguar los planes de la Razón divina
en
la actoación de los hombres desde la recortada razón de los hom
bres». Por ,eso, para Vico, el vero es «la conformidad con el orden
eterno puesto por Dios:
r¡uod aeterntJs rerum ordo-TIWnstrat, aetermnn
verum».
¡ Qué diferencia tan inmensa le separa a Vico del historicismo he.
geliano, al que Bertedetto Croce quiso aproximarle! As!, Ellas· de Te
jada advierte que ·croce, «a causa de sus prejuicios neohegelianos»,
«estaba incapacitado» para comprender los «equilibrios en que la Pro
videhcia prevé las obras humanas, pero sin forzarlas nunca», por «des·
conocer
la distancia. que media
entre Providencia y predestinación, di·
ferencia qU:e es,
precisamente, el rasgo que opone el Vico católico a
la
teofogía protestante» ... «Cuando Vico concibe a la-Providencia como
trasfondo de su historia ideal del género humano, no olvida que el
universo es una república gobernada por un Dios respetooso de la li-
16
Fundaci\363n Speiro
EL PENSAMIENTO DE FRANCISCO ELIAS DE TEJADA
bertad del hombre, habida cuenta de la calidad débil de la naturaleza
falible».
Ellas
de Tejada contempla en sus obras, con especial
amor y muy
reiteradamente,
otra gran síntesis: la operada en el siglo XVI «entre los
postulados acuñados por la
gran Escolástica del
siglo
Xlll y las coyun
turas del momento», que fue obra no de un solo hombre ni de una
sola escuela, sino del conjunto de las escnelas «del
Renacimiento ju
rídico
de las
Españas», al
encontrarse con
las realidades nuevas plan
teadas por el descubrimiento de América
y enfrentarse contra el de
terminismo negador de
la libertad del hombre, dimanante de la tesis
de la predestinación sostenida por el protestantismo.
Es a este tenor que el mismo Ellas de Tejada define el Derecho
natural como «resultado de la conjugación del poderío divino del
Creador con la libertad de las criaturas racionales en
la tensión dra
mática de un destino trascendente entendido por conquista de la na
turaleza que
razona, que
decide y
que asume responsabilidad personal
ultraterrena en su acción de decidir dentro de unos limites propuestos
por la razón que capta el orden universal por Dios querido». Es decir,
se trata de «un Derecho natural concebido en la idea católica del
hom.
bre,
de la teología católica de Dios, de la
naturaleza perfeccionada,
pero
jamás suplantada por la
gracia, de
la armonía entre
la causa primera
que es el
Creador, con
las causas segundas, que son las criaturas libres
y racionales».
El encaje de la libertad de los
hombres, como
causas segundas,
dentro. del orden general trazado por
la causa primera, es una de las
claves del conocimiento antropológico, y es
donde Ellas
de Tejada sitúa
la contraposición entre la libertad abstracta, exaltada por el jurisnatu
ralismo protestante, y
las libertades concretas, propugnadas por el jus
naturalism.o católico,
en la más pura filosofía
tomista. Y, otra v~,
comprobamos la perspectiva universal plena que Blias de Tejada no
perdió nunca de vista, sino que
la captó en todos sus aspectos de la
filosofía tomista, considerándola, ciertamente, como una filosofla de
las esencias,
pero también de las existencias, sin exclusión de unas ni
de
otras, y subrayando que en ella
«arraigan las
tesis de la dignifica
ción de la Historia en
la doctrina de los cuerpos intermedios, según
17
•
Fundaci\363n Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOW
la consicleración del· hombre concreto a fuer de histórico, y tal comó
se proyectan en las perspectivas forales de los pueblos cristianos».
Así, el hombre, capacitado para heredar
y para transmitir socioló
gicamente saberes, tiene en la tradición un constitutivo de su existir
concreto. En palabras de Elías de Tejada, «el hombre, por su posibili
dad de heredar Historia, es
hombre, es
hombre porque es tradiciona
lista»,
y sin esa capacidad «sería, sencillamente, un animal».
Se comprende bien por qué Francisco, al iniciar en 1972 las I Jor
nadas Hispánicas
de Derecho Natural, propugnara para que en ellas,
siguiendo nuestra genuina tradición,. se ahondara en el «saber de nues
tros abuelos, saber católico, saber de libertades, saber de verdad».
Pero el saber humano, para Elías de Tejada, no
debe agotarse
en
el bien Sl!,ber, sino que se_ ($camina al bi~ hacer. Así lo pretendió
siempre y así se obligó a sí mismo, poniendo toda su voluntad, con
la
poteiicia arrolladora
de que unidas su .sabiduría y su fortaleza le
dotaban, al servicio del
bien saber
y del consecuente bien hacer.
No solo escribía
y enseñaba, sine¡ que promovía y organizaba. Acu
día
allf donde
le
llarnaban para
luchar y dar
testimonie¡ de
la verdad.
Es ilustrativo de él, lo que él mismo, en Génova, dijo de Santo Tomás,
que
«fue
integrador en la verdad. de Dios de las verdades razonadas
por los hombres~ integrador, íntegto en la Verdad; esto es, integrista>>_,
añadiendo que se honraba en : apellidarse así, en el siglo xx, porque
quería ser·fiel discípulo de tan grande maestro.
Por esa misma razón, trató siempre de «dar al Derecho natural
el impulso renovador que es su esencia preclarísima», tal como dijo
al iniciar las I Jornadas Hispánicas de Derecho natural;
y, allí mismo,
puso
como ejemplo la acción
de los teólogos y juristas hispánicos que
poseyeron «gesto militante de
cruzados» y
-en palabras suyas que
transcribimos----«forjaron
el Derecho natural clásico nuestro aplicán
dolo a las circunstancias que cada día se presentaban a la conquista de
las Indías, al
trato cristiano para con los indígenas, al absofotismo de
las
monarquías europeas, al peligro letal del abstraccionismo insito en
el pensamiento
protestante a consecuencia de la ruptura de la unidad
católica
del hombre, a
la defensa de la libertad de la criatura racional,
amenazada
por la
escisión entre naturaleza y gracia, al olvido de la
realidad histórica, a la naciente
autodivinización del
hombre, a la
li-
ta
Fundaci\363n Speiro
EL PENSAMIENTO DE FRANCISCO EUAS DE TEJADA
mitación del poder, a establecer que fa áutoridad que se aparta de la
ley cae en tiranía y, por ende, no merece consideración de autoridad,
sino resistencia hasta si
es preciso
llegar al
tiranicidio».
La
pietas era otra de sus virtudes, y la derramó generosamente en
sus obras
dedicadas a La.r Españds. Tarea a la que se .consagró desde
que
escribió el
libro de este título, seguido de los que fue dedicando
a Ld Cdtdimia clásica, Ma/Jo,ca y Menorca clásicas, V afiencia cl/z.
sica -que forman su trilogía El pe11sarmiento político catalán-',
Cerdeña Hispánica, los cinco volúmenes de Nápoles Hispánico, El
reino de Galkia, El Señorío de Vizcaya, La Pr(Jt}incia de Gtdpúzcoa,
su tan emotivo El Franco-Condado Hispánico, y tantos otros estudios
monográficos que,
con labor de titán, dedicó a nuestros antepasados de
aquende y allende de los mares,
<
en
la hañaza de la misión y en la gesta de la Contrarreforma, sin co,..
~esiones,
sin
desalientos, arma
al brazo el arcabuz de. una verdad teo
lógica que difundir, bajo la bandera del Rey común de todas las Es
pañas. Desde Lecce hasta Lima, desde Dola hasta Sevilla, desde Luanda
hasta Malta, desde Douai hasta Salamanca ... ».
Esta es
la semblanza que,
en vivísimos trazos,
han dibujado de
él
mismo la propia vida y las obras de Elías de Tejada.
Dios ha recibido su alma
y, en su juicio, ha podido Francisco ofre
cerle el fruto de los grandes talentos que al darle el ser le confió el
Señor. No sólo no los enterró, sino que los empleó y centuplicó, de
rramándolos con personal entrega
y con un denuedo sin par... ¡ Des
canse él en
paz, terminada su jornada!, y que, aquí, la semilla que
sembró, con sus obras y con su magisterio, ¡ siga dando su fruto!
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Fundaci\363n Speiro
ELIAS DE TEJADA
PLENITUD DE PERSPECTIVA Y DIMENSION DE LOS
SABE.RES EN
EL
PENSAMIENTO DE FRANClSCO
ELIAS DE TEJADA(*)
POR
JUAN V ALLBT DE GoYTISOLO
La obra ingente del profesor Francisco Elias de Tejada y Spínola,
ya a
la primera ojeada, produce un asombro · extraordinario que, a
medida
que se
estudia, se incrementa sin cesar. Pero no es menor el
asombro que se siente al contemplar
loo múltiples
saberes
que cabían
en
su mente
y el amplio panorama que él era capaz de abarcar, sin
perder
detalles y sin
que la acumulación de éstos desdibujara la clara
percepción de las líneas rectoras del conjunto.
Sus conocimientoo lin
güístiC06 le
dotaban de
excepcional capacidad
para captar
de modo
directo los saberes de todo el babélico mundo humano;
y su docu
mentado conocimiento de la Historia
le facultaba para ahondarlos
en
su dinámica intertemporal. Impresiona contemplar esa doble ex
tensión, en el espacio
y en el tiempo, de la universalidad de sus sa
beres.
Estaba dotado de ojoo y alas de águila, y de una memoria que
le permitía retener cuanto, en su veloz vuelo intelectual, escrutaba
su mirada, siempre ávida de aprehender. Así, sus síntesis abarcaban
(*) El día 18 de febrero se cumple el aniversario del fallecimiento de
nuestro gran amigo el profesor Francisco Ellas de! Tejada ( e. i d.). Con este
motivo, publicamos, en
memoria suya. el texto que en su homenaje 1ey6 Juan
V
allet de Goytisolo el 11 -de marzo de 1978, en la solemne sesión académica
que celebr6 la Universidad de Sevilla.
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Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALI.ET DE GOYTISOLO
en espaci05 extensísim05 toda la dinámica de J05 aconteceres histó
ric05. La extraordinaria acumulación de datos, que su mente asimi
laba,
no
men05cababa la claridad de
sus síntesis; ni tampoco la ex
presión
precisa de éstas le alejaba de la riqueza viva de los detalles
que siempre
acudíau oportunamente
a sus
labi05 o
a su pluma con
desconcertante rapidez de
reflejos.
Se hallaba bien dotado para abarcar en visión de conjunto todos
105 saberes y para percibir y captar el orden dinámico en todo el
proceso universal de su acontecer, hasta vislumbrar, trascendiéndolo
en la eternidad, la Providencia creadora y ordenadora, origen y fin
de ese orden ontológico.
¡ Qué contraste
tan grande con la pérdida de esa percepción que
desde
Ockarn para acá
se ha venido snfriendo ...
! ¡Qué contraste con
las mutilaciones que tantas percepciones Iwnin05as, pero parciales y
limitadas, padecen en la visión de las cosas ... ! ¡ Qué contraste con las
perspectivas desenfocadas que, por colocarse el hombre fuera del
lugar que
n05 corresponde
en el universo, distorsionan
tod05 nuestros
conócimient05 ... ! ¡ Qué contraste con ese idear fuera de la realidad
de nuestro
cogito desencarnado ... ! ¡ Qué contraste con esos ernpeñOB
de volar con alas de cera como Aries, de colocar · nuestra piedra en
la cnmbre como Sísifo, de construir torres de Babel como en
Shinar
o
de robar el fuego a
J05 dioses
como Prometeo ...
! ¡ Qué contraste
con esa pérdida del límite -que de
stupiditá la calificó el llorado
&iacca-que
no es sino resultado de no captarse la perspectiva uni
versal por miopía, cuando no. por ceguera metafísica!
Elías de Tejada siempre percibió y denunció 105 fallos de estas
concepciones
parciales, incompletas,
que oscilan desde los idealismos
desencarnad05 a
los materialimos deshumanizadores, desde los libe
ralismos que del hombre pretenden hacer del Demiurgo hasta los
determinisIDOB que n05 consideran
simples partkulas arrastradas
por
un devenir histórico fatal.
Incluso cuando se encara con Hegel, aun calificando su teoría
como la
<
por sus fall05, es hazaíita de titán caldo, porque redujo
el concepto de la experiencia «a la revelación del saber como
rea
lidad
del Espíritu en la conciencia» ; por el apriorismo de su razón
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Fundaci\363n Speiro
EL PENSAMIENTO DE PlMNQSCO ELLAS DE TEJADA
que prescinde «de los. testimonios exteriores para conocer llL verdad
de
la realidad», a la que
considerlL como
«el
despliegue deLEspíritu»,
que «se conoce a
si
y por sí cuando Heva a cabo ei
que se
manifiesta», y por otorgar a· su filosofía «la ,pretensión de
universalidad exlusiva».
Para comprobar la
adecuación
y ajustamiento de la capacidad y
los saberes de Elfas de Tejada con el. logro de la plenitnd de per
cepción por él alcanzada en su perspectiva del orden ontológico que
rios muestra a través de su obra ingente, nada .creemos más. revelador
que seguir algunos de los haces de luz con los qµe él ilumina y mues
tra las figuras señeras que consiguieron las. más grandes síntesis que
la historia d.e -la filosofía nos recuerda.
Así, al enfocar la figura gigante de Santo Tomás de Aquino,
pone de relieve el
«sistema, integrador y prodigiosamente omnicom
prensivo» de éste.
«La vida entera del Aquinate -decía en · el Congreso de Génova
Elfas de Tejad..-fue el afán de ordenar los saberes. Su biografía
está
señalada por
etapas SúcesivlLS, en el continuo intento de perfec
cionar
cada
vez más
el modo de ordenar
saberes antiguos
incardinán°
dolos en un sistema nuevo».
«El realismo tomista -prosigw,-, empeñado en d.escubrir el or
den, no
busca la
teoría del saber en
el mero intelecto; arranca de
los
seres
para modelar reitlista y realmente sobre ellos !lLS manerlLS, fun
ciones y clases de los conocimientos. BI orden lógico es reflejo del
orden ontológico».
Desde esta
misma
perspectiva enfocó Elías de
Tejada la proble
mática del mundo actual:
«En este instlLllte del
siglo
XX en. que !lLS
ciencias particulares, o en que fas técnicas- enlazádas a las ciencias,
que es peor todavía, asaltan o destruyen los castillos filosóficos, bueno
será tomar por modelo
-nos
dice-e-la
postura del Doctor Angélico.
Por encima de las ciencias particulares,
Santo Tomás colocó el saber
universal, necesario, -seguro y ordenador, según las. causas de las rea
lidades da los seres ... ». «Fue el suyo saber racional y total, sin más
barreras que la humillación lógica
dellLllte de
la sabiduría infinita
de Dios. Para el Aquinate es sabido por
excelencia el
excelente
fi16-
15
Fundaci\363n Speiro
JUANVALLEI' DE GOYTISOLO
sofo que toma en cousideración la totalidad del saber, poniéndolo
en
relación con
la
totrlidad del
universo».
La consideración de la totalidad de los saberes en relación con
la totalidad del universo,
dinámicamente observado,
es
preciso cou
frontarla a través de las enseñanzas
del laboratorio
de la historia,
como mostró el genial napolitano
Giambattista Vico,
otro de los
autores que con más . interés han sido contemplados
por Elías
de
Tejada.
La novedad de Vico -escribe el II tomo del apenas iniciado
mo
numental Tratado de Filosofía del Derecho-radica en el modo en
que tasa los· auxilios de Dios a la naturaleza católicamente entendida,
cuando coloca, a la vera de la ayuda sobrenatural de la gracia, la ayudá
natural de la Providencia», que «es la idea nueva o, mejor, renovada,
por· la manera en que Vico la integra
en su sistema., que
le permitirá
recibir
con el
iusnaturalismo católico,
por él
prolongado,
la mutabili
dad de los quehaceres humanos labrando la Historia. Todo va a con
sistir para él en aclarar las formas. y los· alcances con que la Pro:viden
cia divina, ayudando a la razón humana, capacita al hombre para ser
autor de la Historia y de los productos de la Historia».
La ciencia nueva de Vico patrocinada -prosigue Elías de Tejada-
e no es más que el intento de averiguar los planes de la Razón divina
en
la actoación de los hombres desde la recortada razón de los hom
bres». Por ,eso, para Vico, el vero es «la conformidad con el orden
eterno puesto por Dios:
r¡uod aeterntJs rerum ordo-TIWnstrat, aetermnn
verum».
¡ Qué diferencia tan inmensa le separa a Vico del historicismo he.
geliano, al que Bertedetto Croce quiso aproximarle! As!, Ellas· de Te
jada advierte que ·croce, «a causa de sus prejuicios neohegelianos»,
«estaba incapacitado» para comprender los «equilibrios en que la Pro
videhcia prevé las obras humanas, pero sin forzarlas nunca», por «des·
conocer
la distancia. que media
entre Providencia y predestinación, di·
ferencia qU:e es,
precisamente, el rasgo que opone el Vico católico a
la
teofogía protestante» ... «Cuando Vico concibe a la-Providencia como
trasfondo de su historia ideal del género humano, no olvida que el
universo es una república gobernada por un Dios respetooso de la li-
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Fundaci\363n Speiro
EL PENSAMIENTO DE FRANCISCO ELIAS DE TEJADA
bertad del hombre, habida cuenta de la calidad débil de la naturaleza
falible».
Ellas
de Tejada contempla en sus obras, con especial
amor y muy
reiteradamente,
otra gran síntesis: la operada en el siglo XVI «entre los
postulados acuñados por la
gran Escolástica del
siglo
Xlll y las coyun
turas del momento», que fue obra no de un solo hombre ni de una
sola escuela, sino del conjunto de las escnelas «del
Renacimiento ju
rídico
de las
Españas», al
encontrarse con
las realidades nuevas plan
teadas por el descubrimiento de América
y enfrentarse contra el de
terminismo negador de
la libertad del hombre, dimanante de la tesis
de la predestinación sostenida por el protestantismo.
Es a este tenor que el mismo Ellas de Tejada define el Derecho
natural como «resultado de la conjugación del poderío divino del
Creador con la libertad de las criaturas racionales en
la tensión dra
mática de un destino trascendente entendido por conquista de la na
turaleza que
razona, que
decide y
que asume responsabilidad personal
ultraterrena en su acción de decidir dentro de unos limites propuestos
por la razón que capta el orden universal por Dios querido». Es decir,
se trata de «un Derecho natural concebido en la idea católica del
hom.
bre,
de la teología católica de Dios, de la
naturaleza perfeccionada,
pero
jamás suplantada por la
gracia, de
la armonía entre
la causa primera
que es el
Creador, con
las causas segundas, que son las criaturas libres
y racionales».
El encaje de la libertad de los
hombres, como
causas segundas,
dentro. del orden general trazado por
la causa primera, es una de las
claves del conocimiento antropológico, y es
donde Ellas
de Tejada sitúa
la contraposición entre la libertad abstracta, exaltada por el jurisnatu
ralismo protestante, y
las libertades concretas, propugnadas por el jus
naturalism.o católico,
en la más pura filosofía
tomista. Y, otra v~,
comprobamos la perspectiva universal plena que Blias de Tejada no
perdió nunca de vista, sino que
la captó en todos sus aspectos de la
filosofía tomista, considerándola, ciertamente, como una filosofla de
las esencias,
pero también de las existencias, sin exclusión de unas ni
de
otras, y subrayando que en ella
«arraigan las
tesis de la dignifica
ción de la Historia en
la doctrina de los cuerpos intermedios, según
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JUAN VALLET DE GOYTISOW
la consicleración del· hombre concreto a fuer de histórico, y tal comó
se proyectan en las perspectivas forales de los pueblos cristianos».
Así, el hombre, capacitado para heredar
y para transmitir socioló
gicamente saberes, tiene en la tradición un constitutivo de su existir
concreto. En palabras de Elías de Tejada, «el hombre, por su posibili
dad de heredar Historia, es
hombre, es
hombre porque es tradiciona
lista»,
y sin esa capacidad «sería, sencillamente, un animal».
Se comprende bien por qué Francisco, al iniciar en 1972 las I Jor
nadas Hispánicas
de Derecho Natural, propugnara para que en ellas,
siguiendo nuestra genuina tradición,. se ahondara en el «saber de nues
tros abuelos, saber católico, saber de libertades, saber de verdad».
Pero el saber humano, para Elías de Tejada, no
debe agotarse
en
el bien Sl!,ber, sino que se_ ($camina al bi~ hacer. Así lo pretendió
siempre y así se obligó a sí mismo, poniendo toda su voluntad, con
la
poteiicia arrolladora
de que unidas su .sabiduría y su fortaleza le
dotaban, al servicio del
bien saber
y del consecuente bien hacer.
No solo escribía
y enseñaba, sine¡ que promovía y organizaba. Acu
día
allf donde
le
llarnaban para
luchar y dar
testimonie¡ de
la verdad.
Es ilustrativo de él, lo que él mismo, en Génova, dijo de Santo Tomás,
que
«fue
integrador en la verdad. de Dios de las verdades razonadas
por los hombres~ integrador, íntegto en la Verdad; esto es, integrista>>_,
añadiendo que se honraba en : apellidarse así, en el siglo xx, porque
quería ser·fiel discípulo de tan grande maestro.
Por esa misma razón, trató siempre de «dar al Derecho natural
el impulso renovador que es su esencia preclarísima», tal como dijo
al iniciar las I Jornadas Hispánicas de Derecho natural;
y, allí mismo,
puso
como ejemplo la acción
de los teólogos y juristas hispánicos que
poseyeron «gesto militante de
cruzados» y
-en palabras suyas que
transcribimos----«forjaron
el Derecho natural clásico nuestro aplicán
dolo a las circunstancias que cada día se presentaban a la conquista de
las Indías, al
trato cristiano para con los indígenas, al absofotismo de
las
monarquías europeas, al peligro letal del abstraccionismo insito en
el pensamiento
protestante a consecuencia de la ruptura de la unidad
católica
del hombre, a
la defensa de la libertad de la criatura racional,
amenazada
por la
escisión entre naturaleza y gracia, al olvido de la
realidad histórica, a la naciente
autodivinización del
hombre, a la
li-
ta
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EL PENSAMIENTO DE FRANCISCO EUAS DE TEJADA
mitación del poder, a establecer que fa áutoridad que se aparta de la
ley cae en tiranía y, por ende, no merece consideración de autoridad,
sino resistencia hasta si
es preciso
llegar al
tiranicidio».
La
pietas era otra de sus virtudes, y la derramó generosamente en
sus obras
dedicadas a La.r Españds. Tarea a la que se .consagró desde
que
escribió el
libro de este título, seguido de los que fue dedicando
a Ld Cdtdimia clásica, Ma/Jo,ca y Menorca clásicas, V afiencia cl/z.
sica -que forman su trilogía El pe11sarmiento político catalán-',
Cerdeña Hispánica, los cinco volúmenes de Nápoles Hispánico, El
reino de Galkia, El Señorío de Vizcaya, La Pr(Jt}incia de Gtdpúzcoa,
su tan emotivo El Franco-Condado Hispánico, y tantos otros estudios
monográficos que,
con labor de titán, dedicó a nuestros antepasados de
aquende y allende de los mares,
<
la hañaza de la misión y en la gesta de la Contrarreforma, sin co,..
~esiones,
sin
desalientos, arma
al brazo el arcabuz de. una verdad teo
lógica que difundir, bajo la bandera del Rey común de todas las Es
pañas. Desde Lecce hasta Lima, desde Dola hasta Sevilla, desde Luanda
hasta Malta, desde Douai hasta Salamanca ... ».
Esta es
la semblanza que,
en vivísimos trazos,
han dibujado de
él
mismo la propia vida y las obras de Elías de Tejada.
Dios ha recibido su alma
y, en su juicio, ha podido Francisco ofre
cerle el fruto de los grandes talentos que al darle el ser le confió el
Señor. No sólo no los enterró, sino que los empleó y centuplicó, de
rramándolos con personal entrega
y con un denuedo sin par... ¡ Des
canse él en
paz, terminada su jornada!, y que, aquí, la semilla que
sembró, con sus obras y con su magisterio, ¡ siga dando su fruto!
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