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Número 171-172

Serie XVIII

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Nova et vetera. El pontificado de Juan Pablo II

NOVA ET VETElU
EL PONTIFICADO DE JUAN PABL0,11
POR
MIGUEL PORADOWSKI
EL PORQUÉ DE UN PAPA POLACO
La elección de un Papa polaco se presenta como muy oportuna
ocasión para una reflexión teológico,tomista sobr.e la actual situación
de la Iglesia, pues no es una casualidad que 105 señores cardenales se
decidieran a romper
una larga tradición

de más de cuatro
sigl05 y
medio, se¡¡ún la cual los obisp05 de Roma eran italianOB, y colocaran
en

el trono de San Pedro a un extranjero
y, por añadidura, a un
cardenal de un
pais 'donde la fe sufre la .más cruel persecución.
Dejando

de lado el aspecto
sobrenatural di:! problema, es

decir,
la presencia del Espíritu Santo en
la Iglesia y Su intervención en las
elecciones de los Papas,
y limitándonos sólo a las especulaciones en
el plano
puramente humano, todos nos pre¡¡untam05: ¿cuáles podrían
ser los motivos de
los señores
cardenales, reunidos en Cónclave, para
tomar esta decisión?
Se puede
suponer que,

entre los muchos motivos probables,
dos '
han

tenído una especial influencia:
la actual crisis de la Iglesia y
la delicada situación política mundial.
Es sabido
que en todos
105 países del

mundo, salvo en Polonia,
la Iglesia
pOBCOnciliar se

encuentra en una
crisis sin
precedentes.
Mientras que en todos los países presenciamos un
espantoso proceso
de

autodemolición de la
Iglesia (
como llamó a este
dolorOBo fenó­
meno

el Papa Pablo VI), en Polonia
la Iglesia florece como nunca.
No es, pues, extraño que los
cardenales, preocupados
por el porvenir
de la Iglesia, decieran escoger, esta vez, a un cardenal
polaco, como
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Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
homenaje no solamente al floreciente catolicismo de Polonia, sino
también como homenaje a un hombre que
-perteneciendo a
esta
pequefia, floreciente y vigorosa parte del Cuerpo Místico de Cristo,
y siendo uno de los artífices de esta renovación de la fe en su país-­
puede extender ese florecimiento a

toda la Iglesia, pues conoce de
sobra el misterio de esta
milagrosa renovación.
El

otro motivo -la actual
situación política mundial-parece
tener

también una influencia importante. Desde hace bastante tiempo,
en
Italia se vive en

nn ambiente de angustia
y temor, debido al ere-­
cimiento de fas fuerzas del Partido Comunista, el cual no disimula
sus ambiciones de llegar al
po4er y de imponer un régimen totalitario
marxista disfrazado con el nombre de eurocomnnismo. Tampoco se
excluye la posibilidad de nna intervención armada de la Unión So­
viética, sea en Yugoslavia, sea en Italia, sea incluso en otros países
enropeos. Un cardenal proveniente de un país que desde hace
más
de treinta y tres años sufre el régimen marxista totalitario, materia­
lista
y ateo, impuesto y mantenido sálo por los ejércitos soviéticos y
donde se persigue cruelmente la fe cristiana, acostumbrado a toda
clase
de presiones, ultrajes y dificultades, puede gobernar la Iglesia,
en el caso
de alg6n cambio político en Italia, con ruayor facilidad,
serenidad.
y prndeocia que cualquier otro. cardenal sin estas
expe­
riencias.
Pero lo que nos interesa mayormente es contestar a la pregunta:
¿a qué
se debe el florecimiento de la fe en Polonia? Y también a. la
otra
pregunta: ¿por qué fuera de Polonia esta misma
fe pasa actual­
mente por una crisis
sin precedentes? ¿De

qué
manera el
nuevo Papa
puede
sacar a

la Iglesia de su estado. de autodemolición
y encaminarla
hasta la auténtica renovación
posconciliar?
Desde luego, hay que descartar por completo la suposición de que
el
florecimiento de
la Iglesia en Polonia se
debe a
la persecución por
parte del marxismo,
pues si la persecoción fuera la causa de la r&
novación de la fe, como lo sostienen algunos, una parecida renovación
debería tener lugar en otros países donde la Iglesia· está perseguida
no menos cruelmente que en Polonia, como ocurre en todos los países
dominados por el marxismo, y sabemos que no es así. Ni en Hungría,
50
Fundaci\363n Speiro

NOVA .fil' VEI'ERA
ni en Checoslovaquia, ni en Yugoolavia, ni en Cuba -in hablar ya
de Rusia o

China
Continentai-, se manifiesta algún renacimkmto de
la
fe cristiana; al contrario, en estos países la Iglesia está casi aniqui­
lada.
Entonces, ¿dónde está

el
secreto del
florecimiento de la
fe en
Polonia?
La contestación es muy simple: en el carácter profundamente
"tomista" de
la religiosidad polaca posconciliar. Vale la pena
compro­
batlo,

porque, si es así, el remedio
contra la
crisis religiosa en otros
países estaría en la imitación del
secreto polaco,

es
decir, en
la vuelta
al tomismo.
EL CARÁCTER TOMISTA. DE LA RELIGIOSIDAD. POLACA
y DEL PAPA JUAN PAELO II
Lo que en un primer momento puede parecer una afirmación gra-·
tuita,

e incluso atrevida, es
una realidad sociol6gico-te616gica muy
sencilla

y
fácilmente demostrable.
El

término "tomismo" generalmente lo usamos en
dos sentidos:
estricto
y amplio. En el sentido estricto, el tomismo es el pensamiento
filos6fico-teol6gico
de Santo Tomás de Aquino, presentado por él
y después desarrollado por sus seguidores hasta hoy día. En el . sen­
tido amplio entendemos por tomismo una filosofía del realismo
metafísico aristotélico.tomista y, basada sobre ella, una teología en
la
cual se distingue con claridad entre lo sustancial ( esencial) y lo
accidental en las cosas;
como también un

método de adaptación de
la
exposición del dogma de

la fe cristiana a la
cultura intelectual
de

cada
época, para hacerlo más vívido y más presente en la religio­
sidad del pueblo de Dios. En este sentido, los Papas llaman en sus
encíclicas al tomismo la
¡,mtwo¡,hia ¡,erennis, pues se trata del pen­
samiento cristiano elaborado durante toda la historia de la Iglesia,
pero al cual la cootribución de Santo Tomás es extraordinaria
y de­
cisiva.
Veamos, pues, en qué consiste esta presencia -del tomismo en la
religiosidad polaca posconciliar.
51
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
l. El método tomista: Nova et Vetem
Durante algún tiempo se publicaba en Suiza una revista tomista
bajo un

título muy significativo:
Nova et V et era. El origen de este
título se encuentra en la famosa frase de Cristo,
usada en
su pa­
rábola sobre el Reino de los
Ciel05. Dice el texto:
"Y

les
dijo: Asi,

todo
escriba instruido en

la doctrina
del Reino de
105 Cielos es como el amo de casa, que de su
tesoro saca lo nuevo y
lo añejo" (San Mateo 13, 52).
En la

traducción latina de
La V 11/ gata, que hasta hoy dia cons­
tituye
el texto oficial usado por la Iglesia, estas palabras "lo nuevo
y
lo añejo" están traducidas por
Nova et Vetera.
La primera interpretación de esta famosa frase de Cristo, la in­
terpretación de la primera mitad del primer siglo, es decir, de los años inmediatos
a la Ascensión, entiende por Nova la ensefianza
de

Cristo, transmitida por la Tradición y poco a poco, parcialmente,
expresada en el Nuevo
Testamento, mientras

que por
Vetera entiende
la Revelación dada por Dios antes de Cristo
y transmitida por el
Antiguo Testamento. De ahi que
la enseñanza de la Iglesia abarca
tanto Nova como Veter", es decir, la totalidad de la Revelación.
· Pero

ya al
final del
siglo
1, después de la destrucción de Je­
rusalén -cuando los cdstianos, dispersos por todo el Imperio ro­
mano, se encontraron con las nuevas ~turas, creencias, ritos ·y re­
ligiones, frente a las cuales se veían obligados a tomar una actitud
determinada,

se dieron cuenta de que no todo lo
pagano es
contrario
al cristianismo,
y que varios elementos de estas culturas, siendo va­
lores naturales,

son asimilables---, se impuso la revisión del concepto
Nova et V et era. Pues por Nova, lo nuevo, se empieza a entender los
nuevos
métodos de

evangelización, las nnevas maneras de enseñar
el Dep<>ntum Fidei, incluso, sirviéndose para este fin de algunos
elementos de las nuevas culturas (nnevos idiomas, gestos, ritos,
vesti­
menta,

conceptos filosóficos,
etc.), para acercar más los dogmas de
la
fe a estas nuevas razas, pueblos y culturas; mientras que por V eterá,
lo antiguo, se entiende ahora la totalidad de la Revelación, es decir,
Fundaci\363n Speiro

NOVA ET VBTBRA
tanto la dada por Dios en los tiempos del Antiguo Testamento como
también, y

ante todo,
la comunicada
por Cristo,
sea por su enseñanza,
sea
por

su
¡,ersona, siendo El mismo la plenitud de la Revelación.
Esta

segunda interpretación de la orden de
Cristo -de seguir
sacando

siempre del tesoro de la
Iglesia juntamente .Nova et V eter,¡,­
está presente en los escritos de los Padres de la Iglesia y sigue, como
una costumbre sagrada,
durante: toda
la Edad Media. Santo Tomás
de Aquino es quien, _con una ~estría sin par, adopta esta posición,
asimilando de todas las · culturas y pensamientos que pudo conocer
y, especialmente, de la filosofía aristotélica, lo que, siendo un valor
natural perenne, podría ser
asumida por
el cristianismo para exponer
con mayor claridad e integridad
el Depositnm Fidei; así presenta
Nova pleno de Vetera, toda la Revelación y toda la tradición, ha­
ciéndolas más evidentes, más conocidas, más profundamente vividas,
amadas
y practicadas.
Esta es
también la posición de todos los Concilios, pues cada
Concilio, de una manera nueva, adaptada a su época Y, a sus tiempos,
es decir, Nova, presenta a VeJtera. Mas todavía, al correr de los siglos,
madura el prinripio de que Nova, cada nueva manera de enseñar lo
antiguo, V et era, debe ser . interpretada exdu,sivamente a la luz de lo
antiguo, de la Tradición, de Vetera, pues la enseñanza del Magisterio
es una sola, permanente
e inmutable. En otras palabras; es

inadmi­
sible interpretar Nova fuera del contexto de Vete,a, de ah! el
principio
de que
Nova sólo obliga en la medida en que afirma
Velera.
Si es así, surge la pregunta : ¿por qué, entonces, en cada época
hay que formular Velera de una nueva manera, es decir, siempre
seguir elaborando Nova?
Parece que hay dos razones : una, natural, y la otra, sobrenatural.
La natural se refiere al carácter de la sociedad humana, la cual,
por su naturaleza (1 ), es dinámica.
La sociología nos enseña que la
sociedad humana difiere de la de
los animales, entre otras cosas
por su carácter dinámico.
Las sociedades de los animales son está­
ticas,
es decir, siempre las mismas, y si en ellas se notan algunos cam-
(1) En el sentido que le da Aristóteles en La Política, cap. II.
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MIGUEL PORADOWSKI
bios, éstos vienen por la influencia de factores exteriores, ambientales,
ecológicos. No es
asi con
la sociedad humana, pues ella siempre
demuestra
una dinámica interior, la cual la-empuja a perfeccionar sus
estructuras y formas de convivencia o

a buscar nuevas.
La sociedad
humana es intrínsecamente dinámica ; el cambio es su característica
tipica. De ah! la necesidad de Nova, de maneras de vivir nuevas,
más perfectas y más convenientes. La Iglesia, en su parte llamada
"peregrina", es decir, la de aquí en la tierra ( que se diferencia de
su parte principal,
ta ya

presente en el Cielo, y de la otra parte, la
todavia sufriente en el Purgatorio), como todas las sociedades
hwna­
nas, está sujeta a esta dinámica y a esta necesidad de permanente
renovación, de cambio, de perfeccionamiento, de buscar unas formas
de vida cada vez más perfectas y mejor adaptadas a los tiempos, es
decir,

a la
elaboración de Nova.
La otra razón, la sobrenatural, está explicada por el mismo Je­
sucristo
por medio ile muchas parábolas, en las ruales la Iglesia, bajo
el

nombre de
"Reina de Dios", es comparada, sea con una pequeña
semilla, la
rual, una vez sembrada,
brota, crece
y se desarrolla hasta
llegar a ser un grande
y frondoso árbol (San Mateo 13, 31-32); sea
con la levadura que mezclada con
'la harina hace fermentar toda lama­
sa, es decir, toda
la sociedad

(San
Mateo 13,

33); sea con
el templo,
edificado con las piedras vivas que son los
bautizada,;, loo que,

per­
feccionándooe a si mismos, contribuyen al

esplendor de todo
el edi­
ficio (léanse las oraciones de
las Misas

de Dedicación del Templo).
Según estas y otras parábolas, la Iglesia se presenta como una insti­
tución sobrenatural llena de dinamismo, pues es viva, crece y se des~
arrolla, se perfecciona, y en este estado dinámico espera el "último
dia": la

segunda llegada del Señor.
La Iglesia es, por tanto, una realidad social esencialmeute diná­
mica, tanto

en el plano natural como en el plano sobrenatural,
y,
entonces, los cambios en ella son fenómenos normales-, necesarios e
inevitables.
Pero conviene
preguntar: ¿qué
es
fo que
cambia? -¿hasta dónde
pueden
y deben llegar estos carnbioo?-, ¿tienen estos cambios algu­
nos
limites? Es aqui donde interviene el tomismo, pues solamente
54
Fundaci\363n Speiro

NOVA ET VETERA
gracias a él podemos tener una visión adecuada de. este proceso de
cambió en

la
Iglesia,
El tomismo, distinguiendo con claridad en cada 'cosa, en cada
ser, lo
snstaru:ial y lo accidental, nos indica que el proceso de cambio
sólo puede
manifestarse en lo accidental, pero nunca en lo sustancial.
Gracias
a la

sustancia, las cosas
y los entes son lo que son, es decir,
guardan

su identidad. No se puede admitir el cambio de lo
sustancial,
pues la cosa o el ente dejaría de existir, transformándose en otra
realidad. Lo que puede cambiar son solamente los elementos acci­
dentales.
Sólo
los que siguen fieles al tomismo son capaces de adoptar una
correcta actitud frente al proceso de cambios dentro de la Iglesia.
Quien abandona o
rechaza el tomismo se

pierde inmediatamente en
el
enredado problema

de los cambios en
la Iglesia, pues sin la distin­
ción entre la sustancia y los accidentes, y sin la limitación del proceso
de cambio sólo y exclusivamente · a lo accidental, se corre el peligro
de extender, incluso sin darse cuenta, el proceso de cambio a lo sns­
tancial (esencial)
y entrar al proceso de cambio de la misma religión
cristiana, es decir,
al proceso

de la autodemolición de
la Iglesia.
Veamos ahora concretamente et ctifo del último Concilio-.
El Concilio Vaticano II es fiel a la enseñanza de Cristo de guar­
dar
Nova el Vetera, pues presenta sus reformas (Nova) de acuerdo
con la Tradición
(V etera) y lo hace con absoluta fidelidad.
Analicemos algunos ejemplos ilustrativos.
1.2 El caso de la Santa Misa
En la Constitución Sacrosanct11m Concili11tn, capítulo 11, párra­
fo 47, se dice:
"Nuestro Salvador, en
la Ultima Cena, la noche que le
traicionaban, instituyó el sairificio eucarístico de su Cuerpo
y Sangre, con el cual iba a perpetuar por los siglos, basta su
vuelta,
el sdl:f'ifil:io de la Cruz y a confiar así a su Esposa, la
Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección : sacramento
·de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pas-
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MIGUEL PORADOWSKI
cual, en el cual .se recibe como alimento. a Cristo, el alma se
llena de gracia y se nos da
una prenda

de
la gloria veni­
dera" (2).
De esta manera, el Concilio Vaticano II hace suya la tradicional
enseñanza de la Iglesia respecto a lo que es esencialmente la Santa
Misa: el sacrificio incruento que perpetúa la Ultima Cena y el sa­
crificio
cruento de

la Cruz. Al mismo tiempo, el Concilio
Vaticano·II
quiere

adaptar los ritos y toda
la liturgia de la Santa Misa (lo acci­
dental) a
las necesidades

de nuestros tiempos,
pero también en estas
reformas recomienda respetar la Tradición,
pues dice en el párrafo 49:
"Por consiguie:tite, para que el sacrificio de la Misa, aun
por la forma de los ritos, alcance plena eficacia -pastoral, · el
sacrosanto Concilio, teniendo en cuenta las Misas que se ce­
lebran con asistencia del pueblo, especialmente los domingos
y fiestas de
precepto, decreta

lo siguiente (párr. 50) : «Reví­
sese el

ordinario de la Misa, de modo que
se manifieste
con mayor claridad el sentido propio de cada una de las
partes y su mutua conexión y se haga
más fácil la piadosa
y activa participación de
los fieles.
"»En consecuencia, simplifíqu.ense los ritos, conservando
con cuidado, la sustancia,-suprímanse aquellas cosas menos
útiles que con el correr del tiempo se han duplicado o aña­
dido; restablézcanse, en cambio, de acuerdo con la primitiva
norma de
]os· Sa:ntoo Padres,

algunas cosas que han desapa­
recido a causa del tiempo, según se estime conveniente o ne­
cesario.»"
En el párrafo 55 se insiste en mantener "loo principios dogmá­
ticos declarados por el Concilio de Trento",
en relación con la Santa
Misa.
En el párrafo 36 se dice:
"Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos la­
tinos,
sa!lvo derecho
particular."
(2) Todas las citas. vienen según el texto: Concilio Vaticano II;. BAC,
B.ª edición. Todo lo que va en cursiva es mío.
Fundaci\363n Speiro

NOVA El' VETERA
Y en el párrafo ~4 se insiste en la conservaoi6n del latín, incluso
en las
Misas celebradas en el idioma vulgar, pues se dice:
"Procúrese...
que los

fieles
sean capaces
también de
re­
citar

o
cantar jw,tos en latín las partes del ordinario de la
Misa que les corresponde."
Como vemoo, el
Concilio Vaticano II, frente a
la Santa Misa,
guarda
absoluta fidelidad al principio
Nova et Velera, y en su Nova
se encuentra intrínsecamente todo Velera.
2.2 El caso del sacerdocio ministerial
Respecto al sacerdocio ministerial, en el Decreto Presbyterorum
ordinis, en el párrafo 2, se dice:
" ... el mismo Señor, con el fin de que los fieles forma­
ran un solo cuerpo, en el que no todo1 /0:1 miembros desem­
peñan la mism,a funci6n (Rom 12, 4), de entre los mismos
fieles instituyó a algunos por ministros, que en
la sociedad
de los creyeotes poseyeran la sagrada potestad del orden para
ofrecer el

sacrificio
y perdonar los pecados, y desempeñaran
públicamente el oficio
sacerdotal por los hombres en nombre
de Cristo."
Y
más adelante se dice en el mismo párrafo:
"El ministerio de los presbíteros, por estar unido con el
Orden episcopal,
participa de la autoridad con que Cristo
mismo
edifica, santifica y gobierna su Cuerpo. Por eso, el
sacerdocio de los presbíteros supone, desde luego, los
sacra­
mentos de la iniciación cristiana; sin embargo, se confiere
por aquel especial sacramento con el que los presbíteros, por
la
w,ci6n del
Espíritu
Santo, quedan sellados

con
w, carácter
particular,

y así se configuran con Cristo sacerdote, de suerte
que puedan obrar
como en

persona de
Cristo-cabeza."
Salta

a la vista
que la posición del cóncilio Vaticano II respecto
al

sacerdocio ministerial es la
misma que la Iglesia tiene durante
57
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MIGUEL PORADOWSKI
toda su historia: el sacerdote católico, por la ordeoodón recibida,
está, para siempre, entroncado en el único sacerdocio, el del Sumo
Sacerdote Jesucristo.
3.º El caso del mdlrlmonio crlmano
Respecto al matrimonio cristiano, el Concilio Vaticano II prácti­
camente

sólo repite
la tradicion;,.1 enseñanza de la Iglesia, es decir, en
su
Nova incluye la inmutable Velerd. Refiriéndose al respecto en
varios docu.mentos y en distintas ocasiones, insiste en que el matrimo·
nio aistiano siempre

tiene carácter de sacramento. El -Decreto
Aposto·
licdm dCl11ositdlem, en el párrafo 11, dice:
"El Creador del mundo estableció la sociedad conyngal
corno origen y fnndamento de la sociedad humana. Con su
gracia
la convirtió

en
sacramento grande en Cristo y en la
Iglesia" (dr. Eph., 5, 32).
Lo
afirma en la Constituci6n Lllmen genti11m, en el párrafo 11,
diciendo:
"... los
c6nyuges cristianos,
en virtud del
sacramento del
matrimonio,

por el que significan y participan el misterio de
unidad y
amor fecundo entre Cristo

y la Iglesia" ( confrontar
Eph., 5, 32).
Vuelve a afirmar lo mismo en la Constitución
Gdlldittm et Spes,
en el párrafo 48, diciendo:
58
"Fundada por el Creador y en posesión de sus propias
leyes,
la intima comunidad conyugal de vida y amor se esta­
blece sobre

la alianza de los cónyuges, es decir, sobre su con­
sentimiento
personal e

irrevocable.
Así, del acto humano por
el cual los. esposos se_ dan y se reciben mutuamente, nace, aun
ante la sociedad, una institución confirmada por la ley divina.
Este vinculo sagrado, en atención al bien,
tanto de

los esposos
y de la prole como de la sociedad, no depende de la decisión
humana. Pues el mismo Dios es el autor del matrimonio ...
Fundaci\363n Speiro

NOVA ET VETBRA
Esta intima unión, como mutua entrega de dos personas, lo
mismo que
el bien de los hijos, ex:ig¡,,;. plena fidelidad con­
yugal
y urgen su indisoluble unidad."
Respecto a la

finalidad del matrimonio, el Concilio explica am­
pliamente la tradicional
ensefíanza de

la Iglesia,
sintetizada en
el Có­
digo de Derecho canónico, pues
drice lo siguiente (párrafo

50):
"El matrimonio y
el amor conyugal están ordenadoo por
su
propia naturaleza
a la procreación y educación de la
prole,"
Y
más adelante se dice en el mismo párrafo:
"En el deber de transmitir la vida humana y de educarla,
lo cual hay que considerar como su propia misión, los cón­
yuges saben que son cooperadores del amor de Dioo Creador
y

como sus intérpretes. Por eso, con responsabilidad humana
y cristiana, cumplirán su misión, y con dócil reverencia hacia
Dioo .... en su modo de obrar, los espoooo cristia.noo sean cons­
cientes de que no pueden proceder a su antojo, sino que siem~
pre deben regirse por la conciencia, la cual ha de ajustarse
a la ley divina misma, dóciles al Magisterio de la Iglesia, que
interpreta auténticamente esa ley a la luz del Evangelio. . .. así,
los esposos cristianos, confiados en la divina Providencia y
atltivando el espíritu de sacrificio, glorifican al Creador y
tienden a
la perfección en Cristo cuando con generooa, huma­
na
y cristiana responsabilidad cumplen su misión procreadora.
Entre los cónyuges que cumplen de este modo la misión que
Dios les
ha confiado
son dignos de mención muy especial
loo
que
de

común
acuerdo, bien
ponderado,
aceptan con
magna­
nimidad una prole más numerosa para educarla dignamente."
Estas citas bastan para constatar que, en lo esencial, el concepto
del
matrimonio cristiano del

Concilio Vaticano II es idéntico con el
concepto tradicional de
la Iglesia, especialmente con lo expresado
en el Código de
Derecho canónico y en la encíclica Casti conn11bii
del Papa Pío XI, frecuentemente citada por los textos conciliares.
59
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
4.º El '"'º del tomÍlmo
fil Concilio Vaticano II, frecuentemente, se refiere a:I pensamiento
tomista

como
base filosófico-teológica de la formación del clero. Nos
limitamos
aquí a citar sólo algunos de estos textos.
En

el Decreto
Optalam toti11s, hablando de la formación de los
futuros sacerdotes,

se dice:
"Enséñense
las disciplinas filosóficas de forma que los
alumnos lleguen, por encima de todo, a un conocimiento só­
lido y coherente del hombre, del mundo y de Dios, apoyados
en el

patrimonio
filos6fico de
perenne validez"
(párr. 15).
Y

se cita al respecto la opinión del Papa Pío XII, expresada
en la encíclica
Humani generis. Es sabido que, en los textos del Ma­
gisterio, la expresión
"el patrimonio filosófico de perenne validez"
se refiere a la escolástica, y especialmente al tomismo,. como su parte
más luminosa.
En otra
parte, en el mismo Decreto se insiste:
"...
para ilustrar de la
forma más completa posible los
misterios de la salvación, aprendan los alumnos a profundizar
en ellos

y a descubrir su conexión por medio de la especula­
ción, bajo el magisterio de Santo Tomás."
Y

de nuevo se cita, en la nota, el
largo texto del Papa Pío XII
y el otro del Papa Paulo VI. Este último dice:
60
"... escuchen con reverencia la voz de los doctores de la
Iglesia, entre los que destaca Santo Tomás de Aquino, pues
es tanta
la penetración del ingenio del Doctor Angélico, tanto
su amor sincero de la verdad, y tanta la sabiduría en la in­
vestigación, explicación y reducción a la unidad de las ver­
dades más profundas, que su doctrina es un
instrumento efi­
cacísimo

no sólo para salvaguardar los fundamentos de la fe,
sino
también para lograr útil y seguramente los frutos de un
sano progreso."
Se podrían multiplicar los ejemplos, pero nos parece que estos
Fundaci\363n Speiro

NOVA ET VETERA
cuatro son suficientes para comprobar nuestra tesis sobre el acata­
miento

por el Concilio
Vaticano II
del principio
Nova et Velera.
Ahora veamos qué pasa en la Iglesia con el principio Nova et
VeteM en el periodo posconciliar.
Parece
que
al
respecto, en
todos
los países, se . perfilan · simultá­
neamente

cuatro actitudes distintas, a saber: l) el pleno
acatamiento
del

principio
Nova et V etera, es decir, tanto de la enseñanza del
Concilio
como también de la Tradición; 2) sólo
Nova, es decir, ex­
clusivamente la
enseñanza del

Concilio,
haciendo caso omiso de V e­
/era, de la Tradición; 3) ni Nova ni V et era -no se respeta ni al
Concilio ni a la Tradición-; 4) sólo
V e/era -al principio se acepta
el Concilio,

pero
no sus

reformas,
considerárulolas como distorsión
de Nova e infidelidad a V et era, de ahi el apegamiento sólo a V el era,
a la Tradición.
Casi en todos los paises aparecen estas
cuatro actitudes
simultá­
neamente,
pero, por lo general, sólo una de ellas se hace caracterís­
tica, típica, y las otras son marginales, insignificantes y excepcionales.
En Polonia se impone completamente la primera actitud, la del
Concilio: el pleno respeto del principio
Nova et V et era; fuera de
Polonia,
· en

la mayoría de
los países, una parte del clero y de los
fieles
se declara

fiel al principio
Nova et Vetera, pero, siendo esta
actitud minoritaria, no tiene suficiente influencia y pronto es ahogada
por la segunda actitud, la que· sólo acepta
Nova, y la cual rápida­
mente degenera en la
t=ra actitud

:
ni Nova ni Velera, lo que
provoca la reacción en forma de la aparición
de la cuarta actitud:
sólo
Vetera.
Analicemos estas cuatro actitudes.
Primera actitud: "Nova et V e/era"
Como dominante y hasta única, esta actitud se impone· sólo en
Polonia. Conviene
recordar que

el Episcopado de Polonia tomó parte en
el Concilio Vaticano II con un especial entusiasmo
y con una pro­
funda esperanza que él adaptara a la Iglesia a los nuevos tiempos,
61
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
preparándola para enfrentar el despiadado ataque· del ateísmo y del
materialismo moderno, especialmente en su
presentación marxista.
El

Episcopado de Polonia
tuvo confianza
en que el Concilio
hiciera
lucir y presentar de una manera más profunda y más atrayente el
De.pl)situm Fidei, los dogmas y la Tradición, para .que "el pueblo
de Dios'' pueda
vivirloo mejocr y más de acuerdo con nuestros tiem­
pos. Para

el Episcopado de Polonia, las reformas
posconciliares se
presentaban como

una excelente oportunidad de
actualizar la
Tradi­
ción, en el sentido en que de ella
habla la

citada parábola de Cristo:
del
tesoco de la Iglesia sacar V~era a la luz del día; mostrar la Tra­
dición a

todos
para que la conozcan mejor, la aprecien debidamente,
se ,entusiasmen con ella y la vivan más profundamente. En eso con­
sistía· el valoc de N ow, de las reformas posconciliares: hacer lucir
Velera. De ahi que en Polonia todas las reformas posconciliares
(Now) se hacen a la luz de la Tradición (Velera); no hay por ellas
rompimiento
con el pasado ( como ha ocurrido en otros países), sino
al contrario, gracias
a ellas se da el mayor brillo al pasado, a la
Tradición.
Eso es
especialmente evidente en los cuatro
casos que hemos visto:
la Santa Misa, el sacerdocio ministerial, el matrimonio cri&tiano y el
tomismo.
Pocr la refocrma litúrgica, tal como se la realizó en Polonia, el
carácter del sacrificio de la
Santa Misa se destacó como nunca, pues
la aplicación del idioma vulgar ha permitido al pueblo polaco captar
mejor
la profundidad del misterio pascual perpetuado en. la Santa
Misa y, por consiguiente, vivirlo mejor. La seriedad de la celebración
se acentuó todavía más. Los nuevos textos, -introducidos. por la re­
forma litúrgica, son respetados minuciooamente. La Santa Misa y el
Santísimo Sacramento

siguen
centros del

culto
y de la vida espiritual.
El canto gregoriano, tanto en latín como en polaco, se difundió to­
davía más. En Polonia nunca se han oído al respecto las frivolídades
tan frecuentes en otros países.
Lo mismo se puede decir respecto al sacerdocio ministerial. Siem­
pre profunda
y plenamente respetado, gradas a las reformas poscon­
ciliares, se ha hecho todavía más conocido y deseado por los jóvenes,
atraídos
por la belleza de su nueva presentación como participación
62
Fundaci\363n Speiro

NOVA ET VETERA
en el mismo. sacerdocio de Cristo. La seriedad de los programas edu­
cacionales. y de formación en los sep;,inarios, que nunca rQlllpieron
con

lo tradicional y que
nunca, en ningún mQlllento, se

permitieron
la frivolidad y la· irresponsabilidad de hacer
"experimentaciones"
con

un asunto de tanta gravedad,
es una
de las causas del extraor­
dinario aumento de las
vocaciones sacerdotales y del consecuente cre­
cimiento de las ordenaciones sacerdotales. Mienttas que en otros paí­
ses, donde no se respeta el principio N t>Va et V ete,a, el clero dis­
minuye, en Polonia
crece, hasta el

punto que su cantidad llegó a
ser casi el doble a la de los tiempos de antes de la·
guerra, lo

que
permite que un gran porceotaje de él pueda dedicarse a las misiones
en otros países.
Parecida es también en Polonia la situación del
matrimonio cris­
tiano,

gracias al pleno acatamiento del principio
N uv,¡ li'I V etertJ, pues
también en esta materia la
enseiianza del

Concilio
está interpretada
a

la luz
de la Tradición.
Y si se trata del cuarto
punto del tomismo, este está presente y
la.tente en la religiosidad polaca no
sólo eo
la educación
y formación
del

clero, sino ·
también en

todas las reformas posconciliares, tanto
por su principio
N t>Va et V eM.-a como por tener siempre presente en
él
la distinción tomista entre la sustancia
y los accidentes y, en con,­
secuencia,

por admitir el cambio sólo. en lo
accidental, guardando
intacto

lo sustancial,
actualizando de

esta manera la vida religiosa sin
perjuicio del
dogma. Al

contrario,
el dogma luce mejor, se hace
más presente, más evidente, más palpable, gracias a las reformas
de lo accidental.
La fidelidad de todos en Polonia al principio Nova
et V
et«a es la principal causa del extraordinario florecimiento de
la fe en este país en
la época posconciliar.
Desgraciadamente, fuera de Polonia, en otros países, el acata­
miento del principio
Nova et Vetera es solamente parcial; sea en el
sentido de que no se
le aplica a todos los problemas, sea en el sentido
de que
está respetado

sólo en algunas
di6cesis. En

Italia y en
España
esta

actitud es asumida por la mayoría,
peto. está aplastada por una
minor!a, más audaz y • más activa, que ha dominado los medios de
comunicación
social
y las comisiones .de reformas. Algo parecido
ocurre en algunos países
latinoamericanos, como
Colombia o
Argen-
63
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
tin1>, donde también los que respetan el priru:ipio NOtJa el Velera
están en mayoría, pero sin lograr hacer esta posición característica
de

todo el
país. Mientras que

en otros
países se impusieron las ac­
titud.es: ·~sólo NOtki'', o "ni Nova ni Vetera", o "sólo Vetera".
Segunda actitud: S6lo "Nova"
Es una actitud con apariencia de ser correcta, pero, en realidad,
es absolutamente inaceptable.
Sólo tiene apariencias de ser correcta, pues declara el respeto al
Concilio; se invoca la autoridad de las reformas conciliares, siendo
ellas oficialmente aprobadas y decretadas por el Papa. Sin embargo,
en el fondo, es una actitud
incorrecta, pues
rompe con la continuidad
de
la enseñanza de la Iglesia y su Magisterio. Además, sus partida­
rios, consciente o inconscientemente, comparten la posición del .mar­
xismo respecto a lo que éste llama "la verdad histórica". Para el
marxismo no
existe la

verdad objetiva, abstracta, ahistórica, es decir,
no
vinculada con

el momento histórico dado, sino
exclusivamente la
verdad

del momento histórico: lo que resulta ser acertado
por ser
efectivo, triwúante en un momento dado, lo que se impuso como
verdad, lo que hor día está reconocido como verdad, pero que ma­
ñana puede
ser rechazado e

incluso clasificado como mentira.
La
actitud "sólo NOtJa", sólo el Concilio, es típicamente marxista, como
elogio de lo propio del momento histórico, pero que mañana puede
ser tan
abandonado como

ahora
lo, es todo lo preconciliar.
"Sólo
Nova" es una actitud marxistoide, más aún cuando las
reformas coociliares se hacen sin
tomar en

cuenta la Tradición
(V e­
tera) o, inclUSO, contra la Tradición. Siendo esta actitud · asumida
por los que conscientemente abandonaron el tomismo y su distinción
entre
la substancia y los accidentes, el proceso de cambio poscon­
ciliar · con facilidad se extiende a
lo
sustancial, entrando asi en
el
prooeso
de la auludemolición de la Iglesia.
En realidad, los partidarios
de la actitud "sólo Nova" no son
capaces de mantenerse
en ella, y tarde o temprano pasan a la actitud
"ni Nova ni Vetera, pues no es posible acatar seriamente lo reco-
64
Fundaci\363n Speiro

NOVA ET VBTERA
mendado por el Concilio sin respetar Velera. Los hechos lo confir­
man. En la práctica, la actitud "sólo
No'IM" resulta ser nn disfraz,
un

cómodo pretexto
para asumir

en realidad la
,actitud "ni Nova ni
Vetera".
Tercer" actitud: Ni "N-0vt1>> ni "Vetera"
Es la actitud que viene como consecu,;ncia lógica del abandono
de la
actitud N011a et Vetera. Cada vez que se hace caso omiso del
principio Nov" et V"'1era, prácticamente se toma la actitud "ni Nova
ni V etera", Por mucho que se declare la fidelidad. al Concilio, a
Nova,
en realidad se está asumiendo la actitud "ni Nrwa ni Vetera",
lo que significa en la práctica hacer Slo que se le antoje a nno". Es
la actitud que prácticamente· se impuso en rodos los países fuera de
Polonia.
La

situación en Francia es, tal
vez, la más ilustrativa, pues ahí la
autodestrucción de la Iglesia se hace con el más grande fervor y en­
tusiasmo. Hay publicados muchos estudios al respecto (3). S6lo el
libro de André Mignot-Michel de
Saint-Pierre Les f11mées de
Salan ( 4) analiza 4.000 casos ilustrativos. Recordemos algunos casos.
El caso de la Santa Misa.
En primer lugar se nota el completo
abandono de

la enseñanza del Concilio sobre la Santa Misa como
perpetuación del Sacrificio de
la Cruz ( Sacro~ancttim Concili11m, II,
47). También el
abandono del dogma de la transustanciación; con
tanta claridad defendido por
el Concilio
( ...
in quo nalurt10 elemen­
ta ... in Corpus et Sanguinem gloriosum convert1111tur, G, et S., 40),
lo

que es lógico, pues una
vez olvidado

o
rechazado el tomismo· con
(3) Louis Bouyer: Religieux et dercs contre DieH, Ed. _Aub:ier, Mon­
taigne, 1975; Dietrich von Hildebrand: La vigne ravagée, Ed, ~re, 1974;
Louis Bouyer: La décomposition áu catholicisme, Aubier Montaigne, 1968;
R. L. Bruckberger:
Toute J'Eglise en clame11rs, Flammarion, 1977; Maurice
Oavel: Dieu est Dieu, Grasset, 1976.
(4) Véase André Mignot~Michel de Saint.Pierre: Les fumfes de -Satan,
Table Ronde, París, 1976, págs. 65-81.
65
'
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
su distinción entre lo sustancial y lo accidental, es difícil bal>Iar de
la "transustan~iación" sin el concepto de "sustancia".
En Francia, la Santa Mis& casi desapareció y ni siquiera quedó
su nombre, el cual está
reemplazado por

el confuso
le partage: "le
p,,rtage de la paro/e el

le
par1age du ¡,,,in". Por la parol'I! ya no se
entiende
ni "la palabra de Dios", es decir, las Escrituras Santas, ni
"La Palabra de Dioo", es decir, la Segunda Persona de la Smtísima
Trinidad,

sino
sencillamente "la
palabrita" del señor cura o cualquier
otra persona.
Ta.ni>ién le pain ya no es el "pm eucarístico" en el cual
se vener& la presencia real de Cristo, sino el pm corriente como
símbolo de unidad
y fratemidad, lo que con frecuencia aclaran mu­
chos de estos sacerdotes
(5). En muchos ambientes, la &nta Misa
desapareció, y

en su
lugar hay

sólo blasfemas
y sacrílegas payasa­
das (6). Desaparecen en Francia incluso las palabras "templo",
"iglesia", "capilla", pues la desacralización es tan completa que en
lugar de ellas sólo se usa oficialmente el término les structures d' acueil.
Con frecuencia se ve a los sacerdotes que dicen la Santa Misa ( ? )
sin vestimentas litúrgicas y sin textos litúrgicos, improvismdo todo.
Es evidente que eso no es ni Nova ni Vetera.
El caso del sacerdocio ministerial no es menos dolorooo. Hemos
visto que el Concilio sigue la enseñanza tradicional de la Iglesia en
esta materia. Sin embargo, hay
obispos que -romo Mons. Riobé,
obispo

de
Orléans-salen
con los proyectos de
ordenar a los sacer·
dotes

por algunos años (7), como
también ordenar

a las mujeres.
Es un evidente ejemplo de la actitud "ni
Nova ni Velera".
El caso del matrimonio cristiano es uno de los más escandalosos
desde el tiempo de la introducción, después del Concilio, de
la fa­
mosa "paraliturgia" y, a base de ella, de la inmoral costumbre de
bendecir solemnemente en los templos
las uniones extramatrimon.iales
(

de los divorciados, de los concubinarios, de los
polígamos, etc.)
;
de esta manera cada día se confunde más a
la gente, restando todo
respeto al sacramento del matrimonio, lo que se agrava todavía más
66
(5) Ibid., págs. 65-81,
(6) Ibid., págs. 83-135,
(7) Véase: lntroibo, núm. 22, octubre 1978.
Fundaci\363n Speiro

NOVA ET VETERA
por la costumbre de bendecir solemnemente loo "matrimonios de
prueba", es decir, las uniones provisorias. entre los novios.
Cuando un sacerdote sale con declaraciones públicas en la pren­
sa recomendando a los cristianos contraer solamente el matrimonio
civil y se pronuncia en favor de la ley de divorcio (8), toma un.a
actitud, frente al matrimonio cristiano, que .es evidentemente "ni
Nova ni V ~era", pues al respecto hace caso omiso tanto de la ense­
ñanza tradicional de
la Iglesia (V etera) como también de la del
Concilio (Nova).
El caso del tomismo es también al respecto muy ilustrativo.
Hemos visto que
el Concilio insiste en la fidelidad a la philusophia
perermis.
Hoy día, fuera de Polonia, son muy pocoo los seminarios,
facultades o institutoo de

Teología donde todavía
se respeta a1 to­
mismo. Más bien ocurre lo contrario: se le combate, ridiculiza y
desprecia,
y, en su lugar, se cultiva y enseña otras filosofías, espe­
cialmente el kantismo,
el hegelianismo, el existencialismo y el mar­
xismo. Eso ocurre incluso en la Pontificia Comisión Internacional
Teológica,
lo que denunciaban oportunamente
los cardenales A. Rossi
(L'Osservatore Romdno, 1974) y Ratzinger (Die Einheit des Glan­
bens und der

theologische
Pl11rdism11s) y, recientemente, el padre
De Lubac
(L'Osservatore Romano, edición semanal francesa de 20
de
junio de 1978). :A base de estas ,críticas, se puede decir que la
mencionada Comisión, frecuentemente, toma la
actitud "ni N OfJa ni
Velera".
Lo mismo ¡¡e puede decir respecto a muchas de las actuales "teo­
logías",

como es
el caso de la "Teología de la Liberación", de la
"Teología de la
Revolución", de
la "Teología de la Política", de la
"Teología de la Violencia", pues todas ·e11as son "ni Nova ni Vetera,'.
En

el otro
grupo de las teologías de moda, como la "Teología de
la Esperanza" o la "Teología del Mundo", también hay corrientes
que son "ni
Nova ni Vetera", como asimismo algunas obras de Karl
Rahner y de Hans Küng.
' 11' i, ~1"1! ·'Í ¡,:i ; li :¡
(8) Véase: «Revista del Domingo», 1-X-1978, pág. 11; agregada al diario
El Mer&urio, de la misma. fecha ( Santiago de Chile).
67
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
C11t1rta «litad: Sólo "Vetera"
Sólo sobre este fondo se entiende la aparición de la cuarta ac­
titud:

"sólo
Ve~er"", como respuesta a la catastrófica situación de
la Iglesia posconciliar. Si la
actitud primera (N en toda la Iglesia y no
solmrote en

Polonia, es poco probable que
pudiera aparecer la actitud "sólo Veler"", pues seguramente sus
partidarios
estarían
completamente satisfechos
con los resultados de
la
actitud primera y en las filas de ella lucharían. por el florecimien­
to de
la fe,

lo
que confirma plenamente el caso de Polonia, donde
no existe esta cuarta
actitud de
"sólo
Vetera". Pero el casi completo
abandono
de esta única
actitud correcta, incluso

a veces por
algunas
de

las Comisiones Pontificias
y la absurda y escandalosa tolerancia
de
las
actitudes corruptoras,

como lo son "sólo
Nova" y, sobre todo,
"ni N()1)t-a ni Velera", tenía que provocar !eacción, y como, en el
ambiente donde domina la actitud "ni Nova ni Velera", fue impo­
sible e inútil retjamar el acatamiento de las disposiciones conciliares
-pues es precisamente bajo el pretexto del cumplimiento de_ ellas
como se desarrolla
el proceso de autodemolición de la Iglesia--, esta
reacción
tenía lógicamente una sola salida: apegarse únicamente a
la Tradición, a
Velera, pues sólo en lo preconciliar encontraba los
intactos tesoros de la fe.
Si la actitud asumida por el Episcopado de Polonia de respetar
Nova et Velera y de limitar el proceso de cambio exclusivamente a
lo
accidental fuera pronto

extendida
por el nuevo Papa a toda la
Iglesia
-lo que

imparientemente
esperamos--, la actitud "sólo Ve­
lera" desaparecerá inmediatamente. Una vez, pues, parado el proceso
de autodemolición de la Iglesia, la actitud "sólo
Vetera", sien.do
solamente reacción contra él, no tiene razón de ser. Pero mientras
este proceso destructivo siga adelante, la actitud "sólo Vetera" se
presenta como la única manera de defender la
fe y sus tesoros: los
dogmas.
Sólo una

sincera, completa, seria
y responsable vuelta al tomismo
-como
respeto del principio
Nova et Vetera y como proceso de
68
Fundaci\363n Speiro

NOVA ET VETERA
cambio, perfección limitada exdusivamente a lo aa::idental-puede
poner

fin a la autodemolición de
la Iglesia y a la existencia de
distintas
actitudes tomadas frente al Concilio.
2. El realismo metafísico tomista
Cuando hablamos del tomismo también nos referimos a lo que
se llama el realismo metafísico aristotélico-tomista. Este
realismo -sosteniendo

que
las cosas y los seres realmente
existen,
es

decir, fuera e independientemente del sujeto
cognoscente<­
básicamente

difiere de otros realismos,
y especialmente del realismo
materialista, el
cnal se limita sólo a los obj,etos materiales, negando
la existencia objetiva y real a todo lo que no sea material o producto
de la materia, mientras que el
t:omismo extiende
el realismo también
a los fenómenos
y seres espiritnales.
Según el realismo metafísico aristotélico-tomista, las cosas .y los
seres,
también los
puramente espiritnales,
existen realmente e inde­
pendientemente del sujeto cognoscente, teniendo su
naturaleza meta­
física, es decir,

un elemento incambiable, inmutable, gracias al cual
las cosas y los seres son
lo que son.
Este

realismo tomista se encuentra en la base de la religiosidad
cristiana de todos los
tiempos y no es, por tanto, un "invento" de
Santo Tomás de Aquino, sino que
es por
él precisado,
y por eso lo
llamamos .. tomista".
Este realismo se encuentra en la base de la ensefianza de Cristo
y sus apóstoles. Cuando Cristo habla del Cielo o del Infierno, habla
de unas realidades
espirituales concretas,
precisas
y existentes inde­
pendientemente
del suj,eto
cognoscente., es

decir, del
hombre. Cuando
Cristo
enseña sobre los ángeles y los diablos, se refiere a seres espi­
ritnales
reales,
es decir, existentes realmente
como
naturalezas meta­
físicas

independientes del hombre como sujeto cognoscente.
,
Este

realismo se encuentra en la
base del Credo de los apóstoles,
del
Credo, niceano,

etc., es decir, de todos los dogmas de la fe
cristiana
y de toda la religiosidad cristiana. La fe cristiana supone
el realismo metafísico, pues supone la real existencia -independiente
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
del sujeto cognoscente-- de Dios, Creador del uoiverso y de todas
las cosas y todos los seres creados por El.
A cualquier persona
normal le
puede parecer superfluo hablar
de
esto, pero,

desgraciadamente, hoy día, debido a la nefasta influen­
cia de algunas "filosofías", este realismo tomista no solamente está puesto en
duda, sino que

está completamente
abandonado e
incluso
rechazado, y en su lugar está introducido el subjetivismo que reduce
todas las realidades, todo lo
existente a

puras "categorías" o "con­
ceptos" del pensamiento humano, o, en el caso del
existencialismo,
a "vivencias", o,

en el de algunas fenomenologías, a oiertos "feoó­
menos", etc.,

pooiendo en duda no solamente la existeocia real del
alma inmortal, de los
ángeles y

los diablos, del Cielo y del Infierno,
sino hasta
la existencia misma de Día&, llegaodo por este camino
hasta lo que se llama hoy
"la teologia de la muerte de Dios". Y
se llega a estas absurdidades una
vez olvidado

o rechazado el realismo
tomista.
Pues bien, la solidez y la seriedad de la religiosidad polaca y su
extraordinario florecimiento actual se deben también a este realismo
metafísico tomista

que se encuentra
ea la base de la fe cristiaoa ea
Polonia. El

pueblo polaco ( como también otros
pueblos no
corrompidos
por las falsas "filosofías") es
realista, ea el

sentido
de que para él
los
dogmas de

la fe cristiaoa. son realidades, existea objetiva e
in­
dependieoterneote

del sujeto
-cognoscente; El

obrero o el campesino
polaco es tomista sin saberlo,
pues lo es por el "sentido común" y
no

por los
estndioo. El

católico polaco, siendo realista,
trata los asun­
tos de la fe con una extraordinaria seriedad. El peoado es para él
uoa

realidad
roncreta, pues

se identifica
ron el peligro

de la rondena
eterna, con el

Infierno; el Infierno es una realidad y
como tal

es
lo que
más espaota. La vida cocrecta, moral, en estado de Gracia,
es una realidad,
pues se

identifica con la salvación eterna, con el
Cielo, con la felicidad
eterna ea la

"Casa del Señor", es
decir,
con

lo más desea.do, esperado
como la misma finalidad
última de la
vida humaoa.

Dios,
la Santísima Trinidad, es una realidad, "lo más
real
que
hay"· (pues uno

puede dudar más bien de su propia existen­
cia que de
la existencia del

Ser, gracias al cual uno mismo existe), es
70
Fundaci\363n Speiro

NOVA ET VETERA
lo único qúe importa, el único de quien hay que tener miedo y él único
a quien hay que amar de todo corazón y servirle con
todas sus
fuerzas.
Cristo
es una

realidad; no un mito, ni menos un hombre famoso muer­
to dos mil años atrás, ni un revdluciona.rio modelo, sino Dios, el Verbo
encamado hecho Hombre, real, vivo, presente en el Cielo
y, misterio­
samente, en su Iglesia y, todavía más misteriosamente, en la Euca~
ristía:

siendo así, no hay nada de
extraño en que este campesino,
obrero o empleado polaco le adore de rodillas. La Santisima Virgen
no es una santa mujer que
vivió dos
mil años
atrás, sino
la
Madre de
Cristo,

Hombre-Dios:
es decir, la Madre de Dios, en cuerpo y alma
llevada al Cielo,
vinculada con nosotros, siendo también nuestra
Madre, viva, real, presente, amorosa.mente preocupada por nosotros,
por nuestra
salvación eterna;

la
Madre por
intermedio de
la cual
podemos recurrir a Dios. Este realismo de la
religi06idad polaca,

desde siglos· presente in­
conscientemente, se ha hecho muy consciente en los últimos años,
debido a la despiadada y cruel persecución de la fe cristiana en Po­
lonia por el Gobierno marxista.
Es bien conocida la posición del marxismo frente a la religión:
la destrucción completa de la religión es la finalidad última de la
revolución marxista. El marxismo nació en relación con el problema
de
la religión (véase Karl Marx: Zur Judenfrage), y todo el pen­
samiento marxista es esencialmente antirreligioso. La lucha contra la
religión es la única razón de ser del marxismo. La satánica lucha
contra la religión, y especialmente contra la religión cristiana, es lo
esencial
en la revolución marxista y en cada régimen marxista;
sin
esto el marxismo deja de ser marxismo. No hay, pues, nada de ex­
traño en que en
todos los países dominados por el marxismo la lu­
cha contra la religión, y ante todo contra la Iglesia, es permanente,
despiadada
y total, y no puede ser de otra manera. Hacerse ilusiones
al respecto es desconocer el marxismo. Si en esta
feroz persecución
de
la
religión hay a veces algunos periodoo de relativa moderación, eso
viene solamente
por razones de táctica.
En Polonia, desde que
la Unión Soviética impuso ahí por fuerza
su

Gobierno marxista,
la lucha contra la religión es permanente y
despiadada, a
pesar de

que, de
vez en
cuando, debido a las reacciones
71
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
del pueblo, profundamente cristiano, esta persecución tiene sus "altos"
y "bajos".
La verdadera situación se ve con claridad en lá relativamente re­
ciénte
declaración

al respecto
hecha por el ministro de Culto, Ka.zi­
mierz
Kackol,

de la cual
citamos a

continuación
algunos extractos :
"C¡,!110 comunista, combatiré sin descanso la religión y la
Iglesia .... No cedemos en nada, cara a cara con la Iglesia. Ella
no tiene derecho a ejercer su culto, sino en los límites del
santuario ... No permitiremos jamás la educación religiosa de
· los

niños, de
la juventud. Nosotros no aceptaremos influencia
alguna de la Iglesia sobre la vida cultural y social. No admi­
tiremos jamás
la evangelización más allá del templo.
"futirpar la

religión de
la conciencia y del pensamiento
humanos es un proceso complicado
y de larga duración. En
ello no caeremos en un retroceso. Debemos evitar todas las
agresiones viÓlentas, pues entonces
la Iglesia se presentarla
como
una ciudad sitiada, lo que
arriesgaría aumentar
su
popularidad.. .. ; jamás
renunciaremos a

nuestros principios. Aun
cuando como ministro de
Estado estoy

obligado a
sonre!r para
i_nspirar confianza, como comunista combatiré sin descanso a
la religión y a la Iglesia, desde el punto de vista tanto ideo­
lógico como filosófico ..
, (9).
(9) Fragmentos del discurso del 5 de mayo de .1976. El texto completo,
en francés, se encuentra en DQCt1me111a1ion Catholique, núm. de 15 de agosto
de 1976. Aquí estamos sirviéndonos del texto español, publicado por El
Mercurio~·· de Santiago -ae Chile, d 7 de septiembre de 1976,
Consideramos como

un deber moral
recordar que

en todos los países
do..
minados por
la Unión Soviética la persecución religiosa es, sin interrupción,
cruel -
Y despiadada. como _en Polonia, a pesar de a:J.gunos · arreglos diplomáticos
entre ·el Vaticano y
los respectivos gobiernos. Como ·un ejemplo ilustrativo
nos permitimos
citar las recientes informaciones del diario .francés L' Aurore,
respecto .a la situación existente en .Checoslovaquia:
72
«A Prague: deux év~ues_ sont en danger de- mort, Mgr. Gabris et
Jan Krisostomos Korec.
»En quatre ans, Mgr. Gabris accumula, sur la situation des fid~les
en

Tchécoslova.quie, la lutte antireligieuse qui
se poursuivait malgré
les_ accords signés avec le Vatican, des informations précieuses. 11 se
montea
pendant quelques mois déférent A l'égard du parti. Ce qu'H
-voulait ·obtenir, c'est l'auiorisa:tion de se rendre A Rome au gran syo.ode
des éveques venus

du monde.
ientier.
»Prague

lui donna son visa.
C'est' a huis-dos que Mgr. Gabris fit,
Fundaci\363n Speiro

NOVA ET VETERA
La
lucha contra la fe cristiana está lleva.da por el Gobierno marxis­
ta de Polonia hasta todos los sectores de la vida: hasta las fábricas, las
escuelas,

las universidades, por
intermedio de

la prensa, radio
y te-
devant les prélats consternés .. et bouleversés, son_ rapport _ secret. sur
la
situation
réelle de

l'Eglise en
Tchécosfovaquie~ éette caricatnre· de
liberté religieuse, les couvents fermés, l'ínstruction religieuse interdite,
des

prAf:res d'Etat chassant de leur
paroisse les vrais curés,
le
portrait
de Lénine ajouté a celui du Christ dans les sacristies, etc. Mg:r. Gabris
révélait la fourberie des autorités. tchécoslovaques, I' énorme duperie
de

ce concordat illusoire avec
Prague. 11

était le témoin
numéro un
d'une

Eglise
condainnée 11 mort.

Son rapport
fit une impression con·
sidérable

sur le
synode et allait coO.ter cher au mafheureux prélat.
Car daos les heures qui suivrent-, son rapport ultra secret se _ retrouva
sur le bureau des dirigeant:s de Prague et de la police. Par quelle fuite?
On ne le
sauta -Sans doute jamais ..
»Le lendemain de son retour a Tmava., il fut agressé par une di.
zaine de miliciens déguisés ~ Voyous. L'attentát dassique élans les
pays de l'Est.
»GrieV"ement blessé, transporté dans un h6pital, il fut en fait -es.
cam.oté dans une "maison de .repos" de la police secrete, ou il fut
drogué, subit des interrogatoires. -Prisonnitir depnis dix inois dans une
chambre
dont iJe. second lit est ocrupé par un policier qui le surveille
en permanence, Mgr. Gabris risque de ne pas sortir vivant de cette
épreuve.
»Qua.Íld A Mgr. Korec, év&¡ue a 27 an.s, le plus jeune de l'Eglise,
il icélébrait dandestinement, aidant les-Juifs persécutés. Traqué, arrété
en 1960, Mgr. Korec fut condamné ¼ doute ans de prison ¼ l'issue
d'un prixes qui .dura trente minutes. Libéré et réhabilJ.ité _par Dubcek
dans 4es premiers jours du '.'Printemps de Prague'', Mgr. Korec fut
r~u, au Vatican, par un Paul VI boulversé qui l'embrassa par deux
fois et luí remit, cette fois officiellement, les insignes ele sa charge,
la troix pectorale. ·
»L'invasion russe, la chute de Dubcek refirent de lui un clandes.
tin. Arrété a nouveau en 1974, Mgr. Korec est condamné ¼ quatre
ans de prison. On le libere quelques mois plus tard. Geste hwnanitaire?
Pas le moins du monde. Ses séjours daos les·· prisons communistes ont
fait de lui un tuberculeux, gravetµent atteint. On chasse le prélat ma~
!rule,
pour

qu'il aille mourir
daos _la rue .. Toute a,ssistance médical e
lui est refusée. Cet éveque consacré n'a pas le droit d'exercer. 11 est
"défroqué" d'autorité par l'Etat. Sera-t-il autorisé a gagner le Vatkan?
A 54 ans, rongé par la. fievl'e, réduit a un état .squelettique, i1 cherche
en
vain du travail pour survivre. Mais ses papiers portent le caché
infamant:
lt•Jétenu politique".
»Toutes les portes se ferment.
Les-gens
ont peur.
Atroce calvaire
du préfat deve.p.u paria: il travaille comme emballeur, porteur de colis
dans une usihe 'dünúque et, finalement, comme porlfaix a la" gare de
marchandises de

Bratislava. Cest
1a que l'un de ses anciens· fideles le
découvre,
exténué, grelottant

de
fievte, pesant dans les 40 kg.» L1 Au,-o­
re, 21 juillet 1978.
73
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
levisión, en cualquier ocasión y oportunidad; es sistemática, progra­
mada, permanente, penetrando incluso en la intimidad del hogar.
Contra este ataque del ateísmo
y materialismo marxistas, el clero
de Polonia, saliendo en defensa de
la fe, tiene una tarea dura y di­
fícil, en la cual la mejor arma resultó ser el tomismo. Es gracias a
su formación tomista en los seminarios y en las facultades de
Teo­
logía que el clero de Polonia está capacitado para hacer frente a todos
los ataques del
ateísmo militante. Es en esta lucha diaria, "cara a
cara" ( como dice
el mismo ministro de Culto, arriba citado), con
el enemigo de Dios, que el realismo tomista -ahora ya en la forma
elaborada, científica, como un arma intelectual, usada
por el clero
en las polémicas
de cada día y de cada ocasión- se difunde entre
todos los fieles, penetrando
en todos
los ambientes, incluso los más
sencillos de obreros y campesinos. De esta manera, el pueblo polaco,
que siempre ha tenido
una mentalidad
realista, en esta dura lucha
diaria defendiendo su fe cristiana,
se hace

"tomista" en el más
es­
tricto

sentido de
la palabra, pues . ya lo es conscientemente, por el
estudio
y formación intelectual, afirmándose en el realismo meta­
físico.
En esta permanente guerra intelectual en defensa de la fe, todas
las otras

filosofías demostraron su completa inutilidad, e incluso se
ha hecho evidente que sólo
sirven al

enemigo, pues siembran
con­
fusión y debilitan la fe. Unicamente el realismo aristotélice>-tomista
resultó ser eficiente· y operante.
3. El culto mariano
Gracias a Dios, el
culto mariano
está bien extendido en todos los
pueblos cristianos,
y con gran alegria podemos constatar que entre
todas las naciones cristianas
~ste una
laudable competencia al
res­
pecto, y sólo Dios y la Santísima Virgen saben quien la gana, pues
en estos asuntos no basta tomar en cuenta las manifestaciones ex­
ternas, sino, ante todo, la intimidad del corazón
humano,
la cual es
inaccesible para los hombres. No pretendemos aquí, pues, hacer
comparación entre el culto mariano polaéo y el de otros pueblos, sino
74
Fundaci\363n Speiro

NOVA ET VETERA
sólo qws1eramos señalar algunas de sus principales características,
pues a ellas se
debe, en
gran parte, el
actual florecimiento
de
la fe
en

Polonia.
En primer lugar, hay que recordar que el culto mariano en Polo­
nia

es sumamente antiguo, pues data del primer día de la presencia
del cristianismo en este
país. Desde el año de su bautismo, en 966,
Polonia es un país mariano. Su primer himno nacional es el canto
a la Madre de Dios, la Bog111'"'1zicd, cantado durante toda la historia
hasta
hoy.
Es en este culto mariano donde se perfila, a lo largo de
los siglos, la religiosidad del
pueblo polaco.
En

segundo lugar, el culto mariano en Polonia se presenta como
parte integral

de
la religiosidad
polaca; no es algo agregado, algo
decorativo o accidental, sino que
,está esencialmente

vinculado con
la totalidad de la fe,
e incluso se puede

decir que toda la religiosidad
polaca es mariana y que el culto de la Santísima Virgen constituye Jo
esencial del cristianismo en Polonia (lo que explica también por
qné en
Polonia el

protestantismo nunca ha tenido aceptación), no
en el sentido de que la Santísima Virgen
María ocupe el principal
lugar (pues esto
sería ya

erróneo), sino en
el sentido de que a través
de la devoción mariana se adora a
la Santísima

Trinidad.
Es por
intermedio

de
la Virgen María que el alma polaca se dirige a la
Santísima Trinidad
y penetra en su misterio. El centro y la última
finalidad de
este culto

mariano polaco
no es

la Santísima Virgen,
sino
la Santísima Trinidad. Es por la meditación de los misterios de
la
vida de

la Virgen María que el pueblo polaco llega a contemplar
el misterio de la vida de Dios Uno
y Trino. El .dogma de la Santí­
sima Trinidad es lo esencial en el cristianismo; es el dogma central,
pues todos los demás dogmas derivan de
él o llevan a él. También
la principal diferencia entre el cristianismo
y las otras religiones la
constituye el
dogma de la Santísima Trinidad ; pero también es el
más inaccesible
para el hombre, pues es el más misterioso. Pues bien,
nada nos acerca tanto a la Santísima Trinidad que el culto
de la
Madre de Dios. Cuando meditamos los acontecimientos de la
vida de
la

Virgen
María, entramos de lleno en los misterios de la Santísima
Trinidad.
Es muy sofisticado y muy lejos de la realidad sostener que
el hombre siempre es capaz de convivir directamente con Dios. Es
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
mucho más real, práctico y psicológicamente verdadero que el hombre
se acerca más
fácilmente a
Dios por intermedio de
la Santísima
Vir­
gen, pues Ella, siendo un ser humano como todos nosotros, es más
cercana a nosotros, y por eso puede desempeñar el rol de interme­
diaria entre n060tros y

Cristo, Hombre-Dios, su Hijo. Esto, instin­
tivamente, lo siente el
pueblo polaco; y de ahí su espontánea y llena
de confianza devoción a la Santísima Virgen.
En tercer

lugar, este culto mariano polaco es profundamente teo­
lógico, y así lo ha sido siempre, pues nunca se ha limitado a lo
sen-­
timental. En los

últimos cincuenta años, este aspecto teológico se ha
profundizado de una manera extraordinaria, primero gracias al
beato
Maximiliano Kolbe,
y,

después, gracias al arzobispo Stefan
Wyszyn­
ski,

cardenal primado de Polonia.
Maximiliano
Kolbe, recientemete

beatificado
por el Papa Pablo VI,
era un
excepcional apóstol del culto mariano,

tanto en Polooia como
también en otros países (Japón), en la época entre las dos guerras
mundiales. El es el autor
de una muy original y muy profunda teo­
logía tnística mariana,

que
divulgaba en
todos los ambientes sirvién­
dose de su
publicación Rycerz Nie¡,okd!anej (El caballero de la In­
maculada). Después, terminada
la segunda guerra

mundial, providencialmente
apa:rece en

Polonia un nuevo
apóstol "fanático"
del
· culto
mariano:
el cardenal primado Stefan Wyszynski. Esta vez
también se

trata de
uh culto profundamente teológico. En realidad, desde el punto de
vista de la teología mariana,
él no aporta nada de nuevo, pues en la
Iglesia

esta devoción es conocida desde los
tiempos de
los
Apóstoles,
después expuesta con

claridad
por los Padres de la Iglesia, especial­
mente por
San Agustín (Ex¡,ositio cantici Magnifica/) y ante todo
por Santo Tomás de Aqnino { de
ahí que constitnya una parte inte­
gral

del tomismo) y, al final del siglo xvn, recordada, renovada y
vulgarizada por San Luis María Grignion de Monfort (1673-1716),
qnien enseñó a hacerse voluntariamente esclavo de la Santísima Vir­ gen. Pero es presentada por el cardenal primado Wyszynski con tan
extraordinaria belleza y atracción seductiva, que de inmediato cundió
en todos los ambientes, especialmente entre los obispos y los sacer­
dotes.
Es precisamente el actual Papa, Juan Pablo 11, quien se hace
76
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NOVA Et VETERA
uno de los más fervientes y devotos apústoles de este culto y quien,
como una
.expresión externa

de su completa entrega en las manos
de la Madre de
Dios, pone

en su
escudo episcopal,

siendo arzobispo
de
Craccwia, las

palabras:
Tottls tuus.
CONCLUSIÓN
Así, vernos que el actual florecimiento de la fe en Polonia se
debe,

ante todo, al carácter "tomista"
de· la

religiosidad polaca. Esta
religiosidad
es "tomista", pues conscientemente y con fidelidad acata
el orden de Cristo de respetar el principio Nova et Vehr", de aper­
tura a los nuevos tiempos y de fidelidad a
la Tradición, lo que es la
posición tomista. Siendo la religiosidad polaca fiel al prin<:ipio Nova
et Velera, es fiel al Concilio y a la Tradición, admitiendo las reformas
posconciliares sólo dentro del proceso de cambio limitado a lo ac­
cidental
y guardando intacto lo sustancial, el Depüsilum Fidei. Es
una

religiosidad "tomista" también por el hecho de que su
fe está
basada

sobre la roca del realismo
· metafísico

aristotélico-tomista y
porque esta religiosidad es esencialmente mariana. El Papa Juan Pablo II
--oiendo uno

de los hijos
más representa­
tivos de esta religiosidad polaca,
y siendo también uno de los que,
trabajando junto
al cardenal primado Wyszynski, más contribuyó,
con sn fervor apostólico,
al florecimiento de la fe cristiana en Po­
lonia-

es
el hombre providencial capaz de extender este proceso
de verdadero renacimiento posconciliar de la
fe cristiana a toda la
Iglesia.
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