Índice de contenidos

Número 171-172

Serie XVIII

Volver
  • Índice

Hugo Tagle: El principio de subsidiariedad

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
gentemente su "vocación política". Esta. recuperación es inconcebible
sin una presencia viva de la libertad del espíritu
y las libertades
políticas
y personales del hombre en una sociedad que sólo así puede
ser calificada,

en forma auténtica, como democrática. Sin una liber­
tad
enteru:Iida como

esencia
y epifanía de la personalidad del hombre,
el hombre
humano, el

hombre de la libertad en la verdad y de
la
verdad en el espíritu de la libertad, la democracia no dejará de ser
un puro concepto al
cual cada uno le dará el sentido que se le antoje
o le
con\'enga. Será

una democracia que, lejos de pertenecer al mundo
de la libertad,
perten=rá cada vez más al mundo de la necesidad.
Una constante caída en
el mundo de la necesidad que ni siquiera
Marx dejaba en su día de denunciar. El drama de la democracia -de
la democracia europea-, en su simple despliegue semántico, que ex­
presa su propia crisis en el olvido o la ignorancia de los problemas
profundos de

la libertad, ofrece uno de sus aspectos
más importantes,
si se trata de la acfualización del tema de la libertad misma y del
tema de la guerra. Tema que la tradición cultural europea no ha
sabido desligar nunca de los problemas de la política. El teroa de la
libertad ha sido profundamente deformado por
los avatares

de la
democracia envuelta -en complicadas y trágicas confusiones semánti­
cas. Nadie se acuerda casi de la lucha misma por la libertad, mientras
todos proclaman la gloria de las jornadas de lucha
por la deroocracia ...
Al finalizar la apasionada lectura de estas páginas, podemos líegar
a u.na conclusión de inequívoco matiz lírico, a saber: la Europa de
mañana, el mañana de Europa, si es europeo, está colgando de una
voz, de una pluma, de un verso, más que de una espada, de un grito
o de una bomba. Una Europa, mañana, que necesite para despertar,
o para ser, de un grito, de una espada o de una bomba, que no en­
tierre lo que la voz, la pluma y el verso resucitan.
JosÉ MARíA NIN DE CARDONA
Rugo Tagle: EL PRlNCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD (*)
El profesor Hugo Tagle, director del Depamirn.enro de Filoso­
fía del Derecllo e Historia del Derecho de la Pontificia Universi­
dad 0.rólica de Chile, ha publicado recientemen1le un estudio en
el
que
presta a la. filosofía jurídica el notable servicio de replan­
near
en profundidaa, con rigor científico y ,perspectivas acruaks,
(*) Persona y Derecho, vol. III, págs. 129 y sigs, Facultad de Derecho de la Universidad de Navarra, Pamplona.
253
Fundaci\363n Speiro

INFORJ\IACION BIBLIOGRAFICA
-un tema que, a!l. menos en sectores, por desventura basra:nte consi­
deralJles, del pensamiento católico, parecía querer ser relegado, sien­
do de
esperar una positiva rectificación en tal sentido tras el re­
centísimo diSCU1'SO de S. S. Juan Pablo II a los wbogados católiros
italianos el
28 de noviembre de 1978.
Se trata del prmdpw de subsidiariedtid o de la acción subsidia­
ria, clave de bóveda o "regla de oro" de aquella ya ttadicional
"docttina
socia[ católica", inicialmente formulada en la Remm no­
VtlT""', continuada en la QtklMagesí,mo """° y sistematizada en
los Códigos de Malinas.
Noción

del principio
Comienza con una formulación condensada del mismo:
"Según
la Docl!tina Pootifici-. ... , es aquel que reconoce y
da a[ individuo, con respecto a roda sociedad y a toda sociedad
memr con respecto a una mayor, prioridad en 1a acruación."
(Conviene, pues, puntualizar que, sin perjuicio de su ori­
gen y de su ttasfondo teológico, no se trata de una definición
dogmática, sino de una concepción interpretati-va de la Ley na­
t#l'al).
Viene luego una consideración de importancia capitail: cierto
que
en la Doctrina Pontificia el principio se aplica principa,lmente
a materias económicas; pero esto hay que intetpretailo a la luz de
aquel otto

principio,
.de orden lógico, . más generad y superior y
de menor certidumbre, según el cual "donde existe la misma raz6n
se ha de aplicar la misma disposición". De donde se infiere sin
duda
la
universa:lización del primero, con b>s consecuencias de

su
aplicación a l:as relaciones entt,e una sociedad menor y otra mayor;
del reconocimiento del primado en la "cci6n del individuo en re­
lacióo con la sociedad y de la sociedad menor respecto de la ma­
yor,
F"ioridad cuyo último fundamento radica en
la
dignidad o den­
sidad ontol6gica
de cada uno de los seres citados.
"Por «densidad ontológica» parece querer eilpteSO! el profesor
'l'agle, en términos metafísicos, aJgo análogo a Jo que en ciencias
físicas
se

conoce como
«peso especifico», y que se estimaría en
proporcióo ail grado de exigibiiidad consiguiente a su aproxima­
ción a la natu!rtde71!. humana, así romo a da autonomía esencia:l d,e
cada ente.
254
Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BIBUOGRAFICA
Causalidad del principio
Tras estos aciertos fundamentales, pasa a1 análisis de las c,u;sas
del principio de sub.idiariedad, con base en la clásica doctrina es­
colástica de las cuatro: mwerial, form.il, eficiente y find.
Mtlteria o sujeto es Ja sociedad. Pero como ,esta no es más que
un ente de rek,c;ón, un orden que vincula a dos o más personas
por un mismo fm o bien común, regida por una autoridad -prin­
cipio de
orden y unid.a, cuyo cometido es proourar dicho fin o
bien-, procede cliscinguir en este su j,ero ~o dos ,elementos:
autoridad y súbditos.
Sociedad, por antonomasia, es la universal, en [.a que, a su vez,
hay que distinguir los siguientes elementos --<> componentes--: el
hombre y las sociedooes particula,:,es que son: cl matrimonio, la
fam/Ua, el municipio, las sociedades que llama seminaturdes, se­
midrtificia/.es --<> sea, las de libre. constitución, como asociaciones
labomles, protesionail:es e ideológicas, prindpdmente-, la región,
la nación o sociedad nacional y la federación de naciones.
El hombte queda definido ,en la linea tradiciooa,1 romo el set
humano, persona individual, unidad sustandial de natutaleza rot·
póreo-espiritual; y en cuanto tal, no enre ab.,ttact:o, sino existencia­
lizado.
Y \las sociedades, caracterizadas por razón de su permanencia,
su ámb#o -territorial o no-y su fin.es, que oon duales, el especí­
fico de cada uoa y el genérico de procurar la perf,cción de sus
miembros en cuanto no logren alcanzarlo el individuo o las so­
ciedades menores ,en ella romprenclida$. En función de esto se de­
termina la que pucliétarnos llamar ley de la digmdad o densidad
ontológica
de his oospectivas sociedades, de acuerdo ron el siguienre
rawnam'iento que, romo resumen, consigna ail final de esta clasifü­
cación:
Si bien todo hombre, todo miembro individual de la sociedad
un-iversal, es mi prójimo, no lo es en el mismo grado, sino en ra~
zón directa a su proximidad existencial a mí, conforme a la cual
"constituimos diferentes sociedades,

que
son uniones estables, las
que
mien1iras más lejos estén del hombre, que es su centro, y más
integrantes teogan -reailidox:les ambas que van unlidas-, menor den­
sidad onrológi01 poseen, men~ cohesión social tienen y menor es
el campo de su obligatoriedad jurídica" (es deci!r, obligatoriedad
en razón
inversa de
la extensión).
Sin embargo, esta relación de propon:iona1idad in.,-ersa de la
densidoo ontológica

con la
longitud del radio de
los círculos con-
Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
céntricos no es sino una regla general, no absoluta, oomo se des­
prende de estas impottantísimas observaciones del propio autor:
-
en CuaJJ naturales, que 'la densidad ontológica de éstas y, consiguien­
,emente,
su obligatoriedad mstitucirmal es, paita ,el hombre,
"muchísimo más

débil" que
las de 1as restantes --anre,;iores
y posneriores-, "lo que siguifica que puede o no consti­
tuirlas, o si las orea e integra, salir de las mi&mas con una
facilidad que no tiene illeSpecto de his -eriores (1), ya que
si prescinde de ellas no se perjudica en su ser corno en el
caso de las otras";
-en cuanto al séptimo círculo, la nac10n, que ha sido tradi­
cionaJmente considerada corno la sociedad perfecta, por ra­
zón de su autono,mfa jmídi:ca y autarquía económica, y por
comprender ,eo su seno a todo tipo de sociedad que el hom­
bre puede
ronstituit (a

propósito
-romo anillo al dedo-­
vendría

aquí
la afirmación del profesor Sándb.ez de la Torire:
"la posición de grupos par,ticuJares y de individuos frente
al
Estado carece de posibilidades efecnivas de seguridad pa­
ra ios primeros, mientras el Estado aipa:rezica como instancia
unlfücada y suprema a todos l<>s efectos" (2);
-y, finalmente, en cuanto al noveno, la sociedad universal,
que es "verdadera sociedad, aun cuando en potencia, aunque
los hombres: --al menos en su mayoría- no tengan con­
ciencia de ello y, por tanto, no pongan su vdlullltad dirigida
a
actmuliza1'la jurídicamente".
Por
causalidad formal entiende el priincipio intrínseco que im­
prime una determinada forma de relación funciona,! o de acción
en,re lo,¡ sujetos; forma

educida de
la actuafuación de la poteneia­
lidad de la materia --el ser humano-- en las sucesivas institucio­
nes
sociales creadas por e!!. Coolsiste, pues, en otras palabras, en:
256
'" estructurar las relaciones del hombre con las distintas so­
ciedades
y las relaciones de éstas entre sí, de maneu:a que
cada
uno de
estos seres actúe de acuerdo con

su
función es­
pecifica, que

deriva
de su particu[ar naruraieza, que l., indica
( 1) Subrayado de la transcripción,
(2) Subrayado de

la transcripción.
Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BIBUOGRAFICA
cuflll es el fin propio de cada uno de ellos, fin que coincide
ron su propia perfección".
En
cuya vmtud se ha

de
reconocer el ,primado de la aoción:
-a:l ser con ?1UP'J01' densidad ontológica sobre el que la tiene
menor;
- al ser con mayor necesidad de actualizar sus potencias, so­
bre el que las tiene ya destJrrolladas;
-a:l ser con ?1UP'jOr capacidad para desa.molla.r una tarea, sobre
el que la posea en menor grado;
-al ser. con ?1UP'J01' j11sdfécación existencial ·sobre el que la tie­
nie en menor grado (se refiere sólo a las sociedades: el
homht'e DO la nocesita).
Por causa eficlent,e entiende "/,os fact01'es e"trímecos que dan
origen
a su e,,;stenci,l'; y que son el metaflsico, el moral y el eco­
nómico.
El metafísico reside en las respectivas esencias del hombre, unidad
sustancial corpóreo-espiritual, y de la sociedad, unidad acciderrtal de
relación. De donde se infiere indiscutiblemente que el hombre ocu­
pa el primer lugar entre todos los demás seres, que existen por
razón de él y para él, pera sn ~icio y petifección, pwra su bien.
Y

la
sociedad ocupa el segundo, de manera que todos los restantes
existen también por razón de ella y ,para ella en las mismas con­
diciones.
La conclusión que aquí parooe inferirse -,porque no lo .dioe
explícitamente
el auror- .,. que la subordinación ai hombre de
todos los demás seres, salvo la sociedad, tiene 'lug,u: mediaf;ame,/Jte,
a tiravés de ésta última, que Jo estaría inmediatamente; lo cual es
desumain;,J:>ortancia
El factor m01'al reside en la esenoia ética del hombre, manifes­
tándose

en
su capacidad ----<¡ue en eJ d>emás ser.,.___ para crmocerse a sí mismo y a los •estantes, y para
actuar sdbt\e unos y orros, creando realid«des 1111e11as, hasta el punto
de que
,la perfección de soaedad y -cosas no es sino un efecto de la
humana. Este facmr se compone de ios aaos monásticos (los inter­
nos y los externos que DO infiluyen en otras personas), los domés­
ticos (que tienen lugar en el ámbito del matrim;,nio, la familia y
otras socieda,des de carácter privado) y los políticos (los relativos
a
ias sociedades de tipo terrirorial). De modo que la perfección de
cada. uno de esros niveles es causa u origen de 'la inmediatam.ente
mayor; el primero
es el inicial y el último el fina:!.
257
,,
Fundaci\363n Speiro

INFORMAC10N BlBUOGRAFlCA
En cuanto al factor económú;o, a ·pru,tir de la concepción filo­
sófica, amplia y predorrnnantemente espiritualista, .de econom/a co­
mo
"o~en oreado --efecto de la acción dWgida-por el conoci­
miento
de la casa u hogar de un ser determinado", enrendiendo
por

tal
tanto el
propio
ser del ·hombre --es decir, ila persona-, co­
mo el ámbito y contenido de bien que necesita una sociedad -ma­
trimonio,
familia, taller,

escuela,
etc.-"paira lograr su plenitud co­
mo tal ser", esra:bLeoe estas conclusiones:
- Que este orden creado es tanto más eficiente paira el bien
común de la
,ociedad universail cuamo· más amplio, pro­
fundo y estable sea;
- y siendo el ser humano, por su 1imitaci6n, más eficiente
para ordena. un

ámbito
reducido y obtener los bienes pro­
pios dél mismo, resuilta que el orden universal s.erá tanto
más conquistable cuanto más se faciliten al hombre y socie­
dadies más cercanas a él las . competencias para autoorde­
narse con independencia de las más amplias y suf>eri01'es;
--' resuiltando, en resumen, la importancia decisiva de la liber­
tad
corno promotora de responsabilidad, eficiencia y creación
humana
en hs obras culrura!es externas, en todos los ór­
denes, desde el religiO\SO hasta el técnico.
Y, por último, en cuanto a la causa final, dice que es efecto de
la
material ,¡ la formal; y distingne, en o;msecuencia, roes aspectos:
el teferten'tle a los seres m4.rmos, a su tJ,CCÍonar · y .a su creatividad o
· perfecci6n. De donde se infiere:
258
- en cuanto ail primero, la p·ermisi6n al hombre para consti­
t:M cuantas sociedades tenga por conveniente, siempre que
Jos fines perseguidO\S y medios empleados concuerden con
su naturaleza; permisión que comporta 'la defensa de la exis­
tencia de dichas sociedades, que compete a la sociedad su-pe­
rior o más amplia, respecto de 'la in:rerior o más reducida;
-en cuanto al regu,ndo, la libertad de acci6n del hombre y
sociedades por él constituidas, conforme a sus esencias, fines
propios
y respectivas \'ocacicmes;
---, y en cuanto ail te,-cero --colofón de los anteriores--, la
defema de Ja perfecci6n. del hombre y ,oeíe Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BIBUOGRAFICA
tituid,as, en la que se conswna el ser y a tes
integran la _sociedad_ universal,_ identificándose con el bien
común
del género humano. · ·
Definición
La establece a continuación, como formulación definitiva y a
posteriori del principio de subsidiaroodad, con base en cinco pun­
tos o anreoedientes que vien1en a ser un resumen de todo lo· ante­
rior; y es ésta:
"Autr,nomia del -hombre y de la sociedad inferior con
respecto "
la superior para proyectarse en la existencia se­
gút, su propia esencia, que perm#e la perfección de -Cdda
uno de
los integrantes de la sociedad y la de ésta como to­
taüdad."
Límites
Bajo el ~ígrafe "Teoría y práctica d~ prim:ipio de subsidia­
riedad" ronsidera este aspecto, oh.servando que la J:etlid,ad histórica
demuestra que el hombre _y las sociedades no se eicisrencializan siem­
pre de acuetdo con

sus
propias esencias
o
ideales de ser - les

no dependen
del arbitrio humano, sino de la esencia misma
del hombre, recibida del Creadot-, sino que, por el contrario, se
apartan en mayor
o

menor
gtado die ellos, hasta llegar o ser las
existencias incluso una grotesca CM'Íeatlll'a de :las esiencias. ·
Por ello, no le puede ser 31J?licado a un hombre, o sociedad, el
ptincipio de subsidiµiedad _sino en la medida_ en que no incurran
en estas desviaciones,
en

los.
aspectos_ en

_ que
actúen de modo autó­
nomo.
y con vista a los conflictos que de ,esro pueden originarse, es­
tablece 1as siguientes reglas:
- La autotido.d civil tiene como primer objetivo de su actuar
di debet de 'promover aquella autonomía en el 'actuar de
parte de sus súbditos,
-

La eficiencia
y actualización ck sus potencias pot : hÓ!libre
y sociedades debe ser siempre obj-eto de presunción legal,
·Presunción tiltis · ttllntum~ para cuya destrucción la carga de
is9
Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
la prud>a recae sobre la autoridad civil, "y en general sobre
el superior al sujeto de la posible deficiencia o falla".
De no procedeL"Se así, 1a sociedad de que se i;ra11e quedará re­
gida por la mera fuerza física impuesta como norma de gobierno,
suplantando
a la razón, bien que esto no pueda prolongarse. iruk­
finida.mrente.
Historia
Entiende el profesor Tagle que el principio de subsikliariedad, aun­
que

no
formulado hasta nuesc,ros días,

como
inherente a
la
esencia
humana,
ha jugado impilídtamente en la Historia, con esw alter­
nativas:
Aplicado en Roma· durante la República y hasta maliados del
siglo n, va siiendo abandonado hasta el d=mbamiento del Imp:­
rio

de
Oocien11e, Jo que precipita pa.rdalmente su ca:ída. Nuevamen·
te en vigor en la Alta Edad Malia -"Cristiandad"-, del siglo
IX o x hssta el XII, es de nuevo abandonado progresivamente, factor
a su vez de la caída del Imperio de Oriente. Y los dos períodos en
que se divide la Edad Moderna tienen también como au:acterística
común su iml¡,licación: en el primero -,,iglos XVI, xvn y XVIII-,
por el nriunfo de la corriente estatma; en el segundo -siglo XIX
hasta 1914-, por di del más desenfrenado ~smo, o desar­
ticulación de la vida ,;ocia!.
En resumen: Tercera vía
La fundamental importancia del priacipio de subsidiarialad .ra­
dica en ser "el principio o ley de la autonomía o libertad de las per­
sonas y de la sociedad in!lierior frente a la superior", pero no en­
tendido al! modo libera/,, ni menos aún al marxista, sino al modo
cristiimo cat6üco, que permite al hombre proyectair su vida de
acuerdo con su vocación personal, recibida de Dios, ante quien ha
de
rendir cuenta de 'la adminiottación de ella; 'I por cuya proyec­
ción puede,

como
causa segumla, crear socialades que sean un ima­
logado de la sociedad divina, conquistar su bien fiarti<:u/,;r natural
y sobrenatural, y el común, también natural y sobrenatural, de 'la
sociedad universal de loo hombres.
Jesús Valdés y Menéndez Valdés
260
Fundaci\363n Speiro