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Número 171-172

Serie XVIII

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Jorge Uscatescu: Europa, nuestra utopía

INFORMACION BIBUOGRAFICA
]urge Usmteocu: EUROPA, NUESTRA UTOPIA (*)
No se trata, perdónesenos esta advertencia preliminar, de un libro
más sobre Europa, sino, por el contrario, de unas sugestivas medita­
ciones sobre algunos de los principales problemas que, desde hace
tiempo,

el Viejo
Continente tiene
planteados. El autor es
uo experto
conocedor
del

tema
y, sobre todo, no es el primer trabajo que con­
sagra al panorama social, político y humanístico de Europa. Una
mirada superficial sobre la producción bibliográfica que
adeudamos
al

profesor Uscatescu nos convencerá de inmediato del exhaustivo co­
nocimiento que de la presencia vital europea posee el autor. He aquí,
muy brevemente
eñumerados, algunos

de los libros principales que
en ocasiones

precedentes el ilustre catedrático de la Universidad
Complutense ha dedicado al tema que subrayamos.
El problema de
Europa (1949), Europa ausente (1953), La muerte de Eurupa (1957),
Profetas de Eurüpa {1962), Foriadores del espíritu europeo (1973).
Esta relación de títulos, sin más, garantizao la autoridad del doctor
Uscatescu, quien, una vez más, retoma a

repensar los viejos proble­
mas de la cultura y de la política europea a través de este bellísimo
libro, que, aparentemente -dada la expresividad de
su título~, pu­
diera
juzgarse precipitadameote
muy poco optimista.
Antes de
penetrar en la esencia de la obra creemos oportuoo in­
dicar

que ni eo el libro objeto de nuestro comeotario ni
en ninguno
de los anteriormente enumerados el autor
se ha olvidado de emplear
el método analítico adecuado. En efecto, meditar sobre Europa, como
tantas veces se ha dicho,
es un
oficio noble. Pero Europa es un tema
sin fronteras. Europa es su arte, su literatura, su educación, sus rea­
lidades políticas, religiosas y sociales. Europa, especialmeote hay que
destacarlo, no es una
abstracción, pero
tampoco una entidad
abra­
zable

con una sola mirada. Europa, como muy bieo selialó el
pro­
feso,r

Adolfo Muñoz Alonso,
es un diálogo sobre lo que interesa
al hombre, eo
la que poetas y filósofos, teólogos y políticos, juristas
y
artesan06, soldados y monjes, hablan y viven su vida en !i6ertad.
Una civilización que no se presta a este diálogo, respetando la auto­
nomía de la expresión, no es. u.na civilización europea. No es una
civilización humana. Y en esto, ciertamente, radica el problema me­
dular que ha llevado, sin duda, al profesor Uscatescu a la conside­
ración

de que, en el fondo,
Europa lo

que es, a pesar de la existen­
cia de tantas. opiniones contradictorias sobre esta situación, es una
inmensa utopía espiritual.
(*) Reus, S. A., Madrid, 1978, 156 págs.
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Por las razones que anteceden, fácilmente comprensibles por loo
futuros

lectores de estas páginas, no nos es posible, sistemática y
rigurosamente, realizar una
exposición concreta

de las ideas centrales
que
se nos

ofrecen
en este
libro. La riqueza ideológica del mismo,
la variedad temática, el no esclavizarse a los acontecimientos crono­
lógicos de un solo momento o época, por parte del aut01', impiden
-insistimos en esÍ:a cirrunstancia- una referencia fidedigna al con­
tenido doctrinal de la obra.
El ~utor s,e duele, y no sin razón, de que, en nuestro tiempo, la
idea que las generaciones pasadas tenían de Europa -un continente
cargado de
historia,-se
está radicalmente perdiendo y, en todo caso,
sustituyendo
P°" ese extraño espejismo de "la Comunidad europea".
Dicho con otras palabras: Europa ha dejado de ser
una realidad
cul­
tural para transformarse, quiérase o no, en una estructura de índole
económica. Consecuentemente, y ésta es una de las grandes tesis que
advertimos en la obra que inspira el presente comentario, el hombre
europeo vive- en agonía, en crisis, en tensión de sí mismo. He aquí,
pues, las esclarecidas palabras del doct01' Uscatescu: "... la Comu­
nidad europea sigue siendo, a pesar de sus avatares, sus dramáticas
dificultades, el sentimiento de ruptura que Europa misma sigue vi­
viendo
en sus
carnes, pese a cierta rigidez
y artificialidad mental,
de la cual pocos
son los

espíritus que logran salvarse, una idea en
marcha. Graves tensiones actuales, una cierta anarquía en. el orden
de las ideas, hacen que Europa, entendida como comunidad, tienda
cada vez más a ser aceptada como realidad económica, dejando en
un segundo plano sus posibilidades de
volver a
ser uua fuerte enti­
dad política
y diluyendo hacia un terreuo dominado por la dialéctica
de
la negatividad, sus prerrogativas de magisterio y dirección cultural
del mundo".
Por otra parte, tema que
sagazmente estudia el

autor, todavía
sigue ea pie la vieja cuestión de
la pretendida "unidad" europea.
Esta cuestión, evidentemente, ha producido el desgaste
de las men­
tes

más conspicuas
'de los grandes pensadores de nuestro siglo.

El
problema, pues, sigue demandando su resolución final. Y, como se
ha dicho, Europa sólo puede alcanzar la unidad deseable en fuución
de uuas unidades orgánicas naturales
que permitan
una preocupa­
ción u.niv:ersalista, sin menoscabo del desenvolvimiento esencial, que
es lo peculiar de esas unidades fundamentales. Pero, lamentablemente,
esta idea no ha sido del todo entendida ni aceptada. De aquí que, en
este libro, se nos diga -con acertado tono dogmático-:- que una
Europa dividida siguificarfa para d año 2000 la muerte de Europa,
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pero wia Europa unida o confederada estaría igualmente lejos de so­
lucionar sus, problemas si no fuese sólo en el ámbito de la Utopía ...
No ha podido eludir
el profesor Uscatescu esa interrogante que,
por
siempre, ha

quedado, inserta en
los grandes textos consagrados
al rema enropeo -en Spengler, en Heidegger o en Ortega-: ¿Qué
es Europ~ . ..? El autor del libro objeto de nuestra recensión no duda
en
respondernos que
Europa
es, ante
todo, un cuadro de "realiza­
ciones". Por eso mismo, nos dice, la crisis actual de Europa se coloca
entre un Occidente en el que el hombre toma conciencia de la per­
petuidad en la actualidad histórica,
wi Occidente

que es
wi infinito
presente, y un Oriente que es un infinito pasado. La crisis de Europa,
según la concepción del autor de estas páginas, nace de wia activación
de Occidente
y wia reactivación de Oriente. En medio de este pro­
ceso

de activación-reactivación, Europa "ha devenido el lugar del
irrealismo político". De esta forma, mientras Europa se limita a vivir
en amplitud, Occidente vive en intensidad; Europa ve el progreso en
la sedimentación; Occidente, en la cristalización; Europa se entrega
al tiempo; Occidente evade el tiempo. "Europa es provisional. Occi­
dente es eterno. Europa está fija en el espacio, a saber, en la geogra­
fía, mientras Occidente es móvil y
desplaza su

epicentro terrestre
según los movimientos de vanguardias civilizadas. Un día Europa
será borrada de los mapas, Occidente vivirá siempre. Occidente está
allí
donde la
conciencia se
!hace mayor, es el
lugar
y el momento
eternos. de la conciencia absoluta".
¿Qué futuro aguarda, consecuentemente, a Europa? Para el pro­
fesor Uscatescu,

esta cnestión está .perfectamente clara: la crisis de
la existencia europea no tiene más que dos salidas : la desaparición de
Europa por una alienación que la opone al sentido racional de su propia
vida, la caída en la hostilidad hada el espíritu y en la bar­
barie, o el
renacimJento de
Europa gracias
al espíritu de la filosofía,
por un

heroísmo de la
razón que

supere definitivamente al natura­
lismo. El más grande peligro que
amenaza a

Europa es la laxitud.
Si
contra este peligro de los peligros nosotros luchamos como "buenos
europeos", que no temen una lucha incluso infinita, entonces. de las
llamas destructoras de la falta de fe, del fuego devorador de la de­
sesperación en la vocación humana de Occidente, de las cenizas de
esta gran dejadez, resucitará el ave fénix de wia interioridad de vida
y de una espiritualización nueva, garantía de un porvenir grande y
duradero para el hombre: porque el esplritu sólo es inmortal.
Pero, naturalmente,
p,tra sobrevivir y afrontar con alguna garan­
tí.a· de solidez su inmediato futuro, Europa, nos-indica oportunamente
el profesor Uscatescü, no tiene otro camino que el de recuperar ur-
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INFORMACION BIBUOGRAFICA
gentemente su "vocación política". Esta. recuperación es incoru:ebiole
sin

una presencia viva de la libertad del espíritu
y las libertades
políticas
y personales del hombre en una sociedad que sólo así puede
ser calificada, en forma auténtica, como democrática. Sin una liber­
tad entendida como esencia y epifanía de la personalidad del hombre,
el hombre humano, el hombre de la libertad en la verdad y de la
verdad
en el

espíritu de la libertad, la
democracia no

dejará
de ser
un puro concepto
al cual cada uno le dará el sentido que se le antoje
o le
con"enga. Será

una
demQCTacia que,

lejos de pertenecer al mundo
de la libertad,
pertenecerá cada

vez más al mundo de la necesidad.
Una constante caída en el mundo de la necesidad que ni siquiera
Marx dejaba en su día de denunciar. El
drama de

la democracia
--de
la

democracia
europea-, en su simple despliegue semántico, que ex­
presa

su propia crisis en el olvido o
la ignorancia de los problemas
profundos de la libertad, ofrece uno de
·sus aspectos más importantes,
si se trata de la acfualización del tema de la libertad misma y del
terna de

la guerra.
Tema que

la tradición
cultural europea no ha
sabido desligar nunca de
los problemas

de la política. El terna de
la
libertad ha sido profundamente deformado por los avatares de la
democracia envuelta -en complicadas y trágicas confusiones semánti­
cas. Nadie se acuerda casi de la lucha misma por la libertad, mieotras
todos
proclaman la
gloria de las jornadas de lucha
por la democracia ...
Al finalizar la apasionada lectura de estas
páginas, podernos llegar
a

una conclusión de inequívoco
matiz lírico,

a
saber: la Europa de
mañana,
el mañana de Europa, si es europeo, está colgando de una
voz, de una pluma, de un verso, más que de una espada, de un grito
o de una bomba. Una Europa, mañana, que necesite para despertar,
o
para ser,

de un grito, de una espada o
de. una bomba, que no en­
tierre lo que la voz, la pluma
y el verso resucitan.
JosÉ MARÍA NIN DE CARDONA
Hugo Tagle: EL PRJNCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD (*)
Hl profesor Hugo Tagle, director del Depa,,tamento de Filoso­
ffu. del Derecho e Historia del Derecho de !a Pontificia Uni~i­
dad Carólica
de

Chile,
ha publicado recientemente un estudio ea
el que presta a la filosofía jurídica el norable servicio de replan­
tear en
profundidad, con (*) Pe,sona y Ver.cho, vol. III, págs. 129 y sigs. Facultad de Derecho
de la Universidad de Navarra, Pamplona.
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