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Número 171-172

Serie XVIII

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Los socialismos

ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
LOS SOCIALISMOS
Estamos .en un momento en el que
muchos se-
dicen socialistas, sin
matizar ni diferenciar. Par
eso! vamos

a _hablar, en
plu,ral, de
los
socia­
lismos;

ya que en
eSta hora, en

la que
electoralmente más mayorías o
más amplias
minorícis alcanzan.

los socialistas en
_ el

mundo, se
vislumbra
ya

el fracaso ineluctable y
no_ lejano

de todos los socialismos. Los más
esclarecidos
propugnad.ores de catfa uno de

ellos señalan los
frac0$os de
los demás. Aquí vamos.

a tratar de
referirnos - a .todos ellos:

el. marxista
estricto; el
de las democracias europeas, que se presenta con rostro hu­
mano; el de todas las
sdcial-democracias~ de
las cuales el modelo sueco
se considera el más perfecto
y acabado; los nacional-socialismos y fas­
cismos,
e,. incluso,

los intervencionismos
'estatales -de regíl!Jenes autorita­
rios

calificados .de derechas por
social.istas. y demócratas avanzados, pero
que han desarrollado toda clase de medidas socialistas que, generalmente,
han favorecido al -gran capital
y a la mara salarial, pero han minado a
las pequeñas
y medianas empresas y a Ja propiedad personal, empobre­
cido y despoblado
el campo
e impulsado una
inflación que,
un
_dfa u otro,
há -de
pagarse

con costas e intereses de demora,
en quiebras, paro, restric­
ciones

forzadas y sufrimientos.
Como introducci6n, nos ocuparemos del mito motor de. todos los
socialismos, que
iio es otio
mito
.de la
igualdad. Está en la
rafz
de todoS ellos,

como también
estd-en ta,rafz_ de ·la democracia·rousseau­
nianá. E"S su leit-motiv o tema principal. De la masticación de esa ratz.
cómo
producto alucinógeno, surge
el. ensueño utópico. de la sociedad
homogénea; meta siempre prometida y
;amds lograda

de
todos los
so­
cialismos. Es
preciso, pues,

analizar previamente esa
raíz.
l. EL MITO DE LA IGUALDAD Y LA. UTOPÍA DE LA SOCIEDAD ll:OMOGÉNBA
Vintila Horia, en un artfculo titulado "Somm EL MITO -DE LA IGUALDAD".
publicado en EL ALCAZAR del JO de febrero· de 1978, · habla de las
raíces

de muchos
male$ de

las sociedades de
·hoy, y profundiza en el
mito
de la
igualdad. ·
261
Fundaci\363n Speiro

«Muchos de los males de los que padecen las sociedades ac­
tuales nos caen encima desde un mismo árbol: el hecho, cada
vez más evidente, de
que los Mstemas políticos que rigen nues­
tros
destino'S hunden su.a raíces
en ideologías
---fJtlbproductos de
filosoffas y ciencias---, fu.e.ra de ias aictuales reglas de juego ... »
«Uno de los mitos que atúma esta constante decadencia es
el de la
igualdad, cuyo
padre, Juan Jacobo Rousseau, trazaba
en su ensayo, publicado en 1754 y tillUlado Di&:urso sobre el
origen y el fúndmnento de · !u. desigualdml ,mre los hombres, el
derrotero de una caída universal. Ocho años más tarde, en su
C~tral:o · social., R~Usseau éO~pletaba 5U pensamiento y nos en­
señab_a cómo
desembara.zamo'S de la desigualdad impuesta por la
moral
o-por


polítlca. ·

Todos los hombres nacen buenos, decía
Rousseau;
es la sociedad la que· los oprime, los · cambia, 1os de­
forma Y 10!8 ,hac~ nmlós. · Si hay desigualdades, ~ sociedad per­
fecta las puede igualar.
Canibialldo el ambieitte ---aocial, cultu­
ral', 'polítlco, económi~, el hombre se vuelve igual a sí mismo.
En · un
estado justo, transformado por una revolución, pór ejem·
plo, todos
108 seres huma~os repitrtiJ"án entre sí el bien general,
c~o unoS ra-t,ones el !([Ueso
de la vi&. · '
»Esta utopía' está én la has~ de todOti los sistemas políticos
modernos, desde ·el liberalismo ·hasta el marxismo ... »·
como fruto 'de esa idealiZQCión y mitificación de la igualdad, se tien­
de a identificar o asimilar la ju;tiéia·con:la igualdad. Préci:Samen"te, "Jus­
TICJA E IGUALDAD"· es· el tíiUlo de un articulo de Francisco José de Sa­
ralegui, publicado· Cn ABC del-16 de junio de 1978, del que comenzamos
por recortar sus tres prl_mer(JS párrafos:
262
« Yo Creo, siñ aspaVientos, que la fuente más honda y· limpia
de'
todo· progreso sigrtte .. Siendo la misma desde que el primer
hOmbt-é nO·.se .-resignó 'Con ·su déstino· y

trátó
de inejorar: la li­
bertad· pel"Somi:.J. Creo también que los cimientos mái; firmes de
·una
sociedad habitable· se apóyan en

la
justicia.
»Pero
es obvio _qué las

pasiónes humanas tienen
un-arte· sín­
gular para

disfrazarse de
ide~. Los móviles más vulgares se
ocultan
-----con facilidad-

tras máscaras
esplendorosas. Así,
la
derecha tradicional española

ha escondido·
cien v~ tras "la
libertad y dignidad de la persona humana", su egoísmo.
»La izquierda ·ha ha'blado mucho, hasta el tedio, de ju&ticia.
Ocultando, Quizá,
tras tan ilustre fachada, los escombros de · la
pereza, la· envidia, el afán ·de poder ·y la -revancha.
:>Creo que

la
justicia es entendida, demasiádó 'a meniI.dó, como
Fundaci\363n Speiro

igualdad. El lema "un hombre, un voto" es una de sus conquistas
válidas.
Teóricamente indefendible,
es aceptado porque compen·
sa,
en la igualdad política, la natural. desigualdad económica y
social. Pero si además se quiere nivelar implacablemente una
, sociedad en lo económico, se la despoja de Ja vitalidad ·que Sólo
dan ,el afán

de
lucto y 1a competencia. Una. desigualdad mode­
rada
es exigida

por la armonía:
en el
arte y en la
sociedad. Pero
hoy

la
guerra al dividendo y los "'aumentos lineales" en· los
salarios: son consignas de la
izquierda que, a mi juicio, se -están
excediendo en un

afán de igualdad que,
más· que
apoyarse
é.n
la justicia, se alimenta de revanchas y de sueños.»·
.. ¿DÓNDE MORA LA IGUALDAD HUMANA?'" es otro título oportuno de
un artículo· del-catedrático de Metafisica de la Universidad ·Compluten.ve
Angel Gonz.ález Alvarez, publicado en ABC del 15 de abril de 1978.
Leamos sus doctas Consideraciones:
«El tema de la igualdacÍ húmana tiene importancia superior
a toda
ponderación. Solemos,
empero, tratarla
com0: cosa
baladí.
Damos por supuesto que todos los
h1nnbres son

iguales, pero
nos comportamos como si no lo -fueran.
Y el caso es que tam­
bién
es verdad

que- no
lo son. Pónga'Se lá c:.l'alidad huma-na que
se prefiera -y compruébese la patente desigualdad de lo& hombres
ante ella. Hay diferencias entré niños .y adolescentes, Existen
igualmente
entre_ jóvenes lV ancianos. También entre hombres y
mujeres. Es cierto que estas diferenciae ,de sexo_ o edad no
arg~yen superioridad

ni inferioridad. Pero
hay_ otras cualidádes
que
se

sitúan
en uita e'scala de. magnitud o de valor: hay homw
brea
fuertes

o
débiles, _

sanos o
enfermos, doctos o

ignorantes,
buenos o
malos, a·rtistas o chapucuos.
»¿Qué
hacer
ante esta situación? Dadas
las innegahle's des­
igualdades
humanas,

¿diremos que la
_igualdad es ,una ficción
legal , estaiblecida por la Constitucil)1;1, como· al. afinnHT _que todos
los -españoles son
iguales ante

la
Ley-? Nada de eso-, Todos los
homhrels son

simultáneamente iguales
y desiguales. P-ero debemos
advertir que los mismos sujetos sólo pueden admitir predicados
contrapu68toS en · distinta dimensió-n. 'J_?odos-los hombres , son
«específicámente" -iguales-y .. singularment~" -dif~rentes. Gon ma­
yor rigor filOS-ófico: todos los hombres son iguales-en cuanto a
su naturaleza .específica; todos son desiguales _ en su-. naturaleza
individ:naÍ ... >
«Tctdos los 1hOtnhres son nátura1menté iguales. · En Vano bus-
Fundaci\363n Speiro

caremo8 la igua,ldad en el platillo de la individualidad de cada
uno. Para e-neontrarla hay
que indagar en el ámbito de la dig.
nidad

personal.
Todo8 los hombres son iguales porque

su natu­
raleza tiene el rango
y la jerarquía de l'a persona, La filosofía
asegura
que la persona surge donde aparece el espíritu, que, como
tal, exige haber sido creado con existencia perdurable.»
Sin embargo, la propaganda no hace estas consideraciones, o las re­
chaza
aprioristica y

apasionadamente.
Francisco José de Saralegui, en su
citado artículo, comenta

la fuerza actual de la propaganda igualitarista,
difundida a
través de

los
más masivos medios de comunicaci6n social:
«En esta hora de la ffistorfu., en que son tan densas las co·
municaciones; en esta aldea

planetaria murmuradora y acerba
que· es ho,i, la Humanidad, es bien fácil azuzar una iattnósfera de
insatisfacción.
»En ~ta civilización irreilexiva y crédula no es difícil cul­
tivar
sne:ños. Nadie más experto que los marxistas en ese oniris­
mo cultivado que
desplaza· la

felicidad
social siempre hacia el
futuro.
Los apóstoles del colectivismo proponen a sus fieles una
igualdad total
y una: ilimitada expansión de bienestar y felicidad.
que se sitúS. -siempre-más Bllá del horizonte, como la luna
que qnefflll tocar Con les Dlanos el niño andador de la fábula.
>Es 10: cierto que en los países donde los marxistas han lle­
gado al Póder hay escasez y servidumbre, y tampoco relsplandeoo
la

igualdad.
Pero ellos lo cubren todo con una capa de ciega fe
y signen adelante: v-endiendo la futnm ciudad feliz, profetizando
la
maravillosa sinfonía y el mañana

que
-canta.
>Así, en poco tiempo, la reclamada fe degenera en credulidad
e
idolatrí!81; no

alimenta, sino envenena, los
sueños colectivos.
La revolución se convierte en opio del pueb1o.
,-y·un pueblo o un partido narcotizado es poco de fiar. Temo
que
loe marxistas nuestro&, arrastrados

por
ese, afán
de
igualdad.
prometen

demasiado. Y quienes prometen demasiado acaban pa­
gando con e-heqnes sin fondos o con moneda falsa.»
Y en el anuncio del logro de la igualdad se apoya el banderín de
enganche del socialismo moderno, como
explica Gonzalo Femández de
la Mora en el primer párrafo de su articulo de tercera plana de ABC
del 6 de mayo de 1977,
"LA DESIGUALDAD SQC4LISTA":
264
«Desde Baheuf, guillotinado por la Revolnción francesa, hasta
la ]le-gada

de Lenin
al Poder,
el
socialismo modemo
se
desen-
Fundaci\363n Speiro

vuelve durante siglo y mqdio en un clima de ilwrionismo po­
lítico.
Un
socialismo programático y pendiente no podía ser juz­
gado por sus esporádicas realizaciones, como los horribles fa.
lansterios, sino por su promesa: suprimida 1a propiedad privada,
se
implantará la próspera igualdad en una sociedad sin clases. ·
La mayor ventaja moral pOsibl,e es ser valorado no por las obra~
sino por los ideales. Esta es la óptima situaeión en que p,retende
continuar
el marxismo de nuestros días: se ensalzlÍ a si mismo
por el -señuelo de SU.s utopÚIS IY condena todo lo ·demás -desde
el fascismo a la socialdemocracia-por el pecado de las imper­
fecciones reales. Tal dialéctica, la más confortable de la!s ima­
ginables, ni es lícita ni_ es ya admisfüle, puesto que desde Ull
Revolución
soviética de 1917 y su ex.tensión a media Europa ~n
1945,
y luego a otros países, hay ya una realidad socialista que
puede ser estimada objetivamente.>
Por lo demás, la ciencia no apoya ese mito igualitario, como en su
indicado articulo
reseña Vintila Horia, refiriéndose a la pretendida igualdad
de
todos los hombres.
Copernic, París,. 1917), el psicó-logo Hans J. Eysenck demuestra
1o contrario, basando su estudio en las última& investigaciones
relacionadas con la gen·ética y la psicología. Dos tendencias do­
minan

hoy
las inveetigaciones de eíste ·tipo: la genética, poniendo
de
reli«we el hecho de que los seres humanos, como cada ser
en

la
naturaleza, nace dotado-de cualidades dlstintais, lo que,
desde un principio, marca, _1a tendencia de la xmturaleza hacia 1a
desigualdad;

y
los que sostienen la tesis de la infiuencia domi­
nante del entorno (environnement), descendientels de Rousseau,
pero también de las catastróficas -conclusiones de Lysenko, isegún
los cua1es los caracteres adquiridos por -el individuo, dentro del
ambiente en que vive, se vuelven hereditarios. La falsedad de
esta-tesis, engarzada en el transformismo ,pollicíaco de los tiein­
pos de Stalin, ha sido sobradamente demostrada. Dentro del mis­
mo campo de la educación. todos los experimentoa realizados en
los F.stadoe Unidos han puesto de relieve el po_der inalterable
de !.a. eualidad... genéli..., -o de los defectos heredadoo-, y
la poca influeilcia ,que el entorno social o cultural ejerce sobre
los individuos. Sin ·embargo, una prensa politiza~ anclada en
las -mismas aguas contaminadas por las ideologías, se ha empe­
ñado en
los últimos decenioa a-sub~ la, importancia del en­
torno y el "radmio" de l~s defensores de ·la tesis genética. Los
265
Fundaci\363n Speiro

medios de comtinicación .....:.tal como .loS . describe Hermano Hesse
en
su novela
El juego de los abal.orio&--• han sido·, en este sentido,
portia.dores
de

falsos
mensajes y

corruptores
del ambiente con­
temporáneo.
»Colocar en una misma clase a todols los niños de doce o de
quince años, por el solo hecho de 'haber nacido en e1 mismo
año,
constituye·, según

Eysenck, un grave
error, porque

los niños
inteligentes se aburrirán,

los poco inteligentes no lograrán nunca
aprender, y .sólo una. minoría, situada en el medio, logrará apro­
vechar este tipo

de
enseñanz~ , Tamo la

sociedad. democrática
occidental como

la
comunista meten

a los
niños dentro
de un
horno, donde la misma
temperatura tiene el papel rousseauniano
dé igualar a los que la naturaleza ha cortado de manera desigual.
Democracia y marxismo, sometidos a la ley de la igualdad
-ley
utópica-,

porque,
ausente en el

marco
de la natural~t son sis­
temas

creadores de la mediocridad.
>Libros . como el del profesor EyseDek -no sospech.050 de
nazismo, -
porque se refugió en Inglat-élrra cuando Austria fue
ocupada
por Hitler- constituyen un auténtico
esfuerzo para al­
canzar la verdad, en medio de un "espíritu del tiempo" enemigo
de la
misma, porque estaba vinculado a

todos
· los
errores de la
"era proletaria", inaligur.ada hace dos ·si.glos por el estallido de
la· revolución.>
La pretendida igualdad constituye en el marxismo una· dialéctica
especie-individuo, que tiende a transformar
la-sociedad 'SocialiSta en
un
gigantesco individuo, que es el monstruo totalitario del que ya tenemos
algunas muestras: El

profesor
González Alvarez, en su artículo citado,
nos explica
magistralmen'te el

busilis de esa dialéctica. ·-
266
«Es .la dialéctiCa -especiO-individuo lo que aquí se pone en
juego.
Nadie- en mejores condiciones

que Carlos
·M¡mt para com­
prender

.esto. Porque se trata de una fundamental
alienJación hu­
mana.

Pudo
haber advertido que las alienaciones de

que nos
, habla con 'tanta inSistencia deriVan précisameóte de ella. Quienes
admitan

la unidad
:específica dé la naturaleza humana, y Marx
afirma, una y
mil vece!, que la. esencia humana está en la'. especie,
de'ben· reconocér
que lod@ hombre padeeé una alienación radical.
NO -realiza íntegramente la

esencia
especifica· y, en con!Secuencia,
deja fuera- 'de
sí, enajenad~ La m:aiyor ·parte de sus 'virtualidades
infinitas~ Tiene· qué tolerar
a 811 lado la existencia· de ,otros hom­
bl'es qtle realicen, eón ·

el
mismo título qtie él

y
limitadamente
· tamhiéll, -idéntica naturalem liumaD·a.
Fundaci\363n Speiro

:>Marx tenia qúe pagar muY-alto precio. a Su faena de ma­
tarife de· la entidad· humana, Amputó
la rerulidad de cada hombre
al
ver ·en

ella pura
naturaleza material

en
despliegue creador.
Con -eUo se vio obligado a r:emitir la igual~ predfoado fun­
damental de la
esencia humana,._ a. la .-especie y

atribuir las
de&­
igualdade&
que sufrían los hombres-de su tiempo y siguen su­
friendo los del nuestro a la situaición a1.ienante en que-se en­
cuentran. La esencia uni~ ·en ,absoluta igualdad consigo misma,
se realiza en

el
eer colectivo de la espe~e ·Y ~o en los ·-individuos.
Actualmente eala! _esenci~ comunitaria, en la que todos

los hom­
bres: están llamados

a_
ser igmtles,; se: encuentra de!fgarrada y
dividida por fas sangr_antes de,sigualdades que las clases sociales
introducen..
»P-ero
si los fudividuos ~ólo se liberan de ~us düel"encias- ab­
sorbidos

en la especie, dos co_sas van a
imponerse con
la fuerza
de los hecboe-. La primera consiste en que nada debe detenernos
en
·1a implantación del socielismo nivelador e "igualitail'io. La
segunda· estÁ significando qué la especie, es decir,·· 1a sociedad
socialista, se parecer! cada vez más a ·un, gigantesco individuo.
He ahí cumplida 1a constante histórica ·de que los extremos se
t~ aunque sea precisamente en el ,límite de su respectivo
error. »Hay
un texto en la Polítim, de Ari'stóteles, que pone de
relieve el acercamiento -hasta la identidad del individualismo
socia'l con ol socialismo que podrí& -llamarEJe indi:ridual. «Es evi­
dente -dice-qui,-"la tiudad~ a· medida que sé baga· más una,
'dejará de ser. ciudad. La ciudad es multitud;· si se-reduce a la
'unidad, se convertirá en familia,. y de família·en indivi-duo. Guar­
démonos-;-pues, de admitir esta. unidad ahsolut:a, pues ella ani·
qui.laña a la ciúdad. Por lo, demás, la ciudad ·no ee compone
sólo de hombres reunidos en mayor o menor número, sino de
hombres diferentes, ¡ya qµe-los . hombres qu..e, -la componen no
son igud-es-. Como en_ tlantQs_. oir.s ocasiones-, la u,nidad sólo se
logra.réspetaniÍo
las di-ferencias."»-
Sin embargo, l(?s ind(viduos, aunqlle sean gigantescos entes sociales,
se componen,
c;omó todo
individuó,
dé · diversas

partes, de
ie¡idos distin­
tqs
y de célulds desiCuales. El Leviatán mdta la ·libertad, pero no con­
si/!ue la igualdad'. Gonzalo ·FemándéZ _d~ la Mora, en su referido artfculo,
nos inuestra las· hechos ·que ásf lo confirman rotun~mente.
«Sesenta años de experiencia en ·ta U. R. S. S. -y treinta en
oiras. náeiónes europeas

son
canitto experimehW-- suficiente para
267
Fundaci\363n Speiro

268
que el sociali'smo haj6' del Olimpo ahstnlCto de lu intenciones
y
se someta, con el capitalismo, al análisis concreto de fos re­
sultados.
»Un socialismo que tiene que mantenerse con el telón de
acero y -los
arohipiélagos Gnlag: es

evidente que no
ha instau­
rado la
libertad, sino l,a tiranía.

Un
socialismo que depaupera a
uno

de los
países más desarrollados de Europa -Checoslova­
quia-y que se caracteriza por -el despilfarro inversor; la mini­
mización de las rentas sala;riales Y la bwja productividad, es
evidente que no
eonduCe al páradisíaco bienestar; sino a la
austeridad forzada.

Pero, aunque
sea iguail:ando al nivel de la
pobreza
coactiva, ¿ ha logrado, por lo meno~ suprimir las dife•
renci• de clase? Si así f~, habría satisfecho no el deseo de
1&.utodeterm.inwción y de · superación del hombre normal, pero sí
el
resentimiento de 'los b'mtrados. Lo cierto es que, al terror y
a_ "la pobreza, el marxismo añade un elasi-sni.o nuevo_ y brutal.
»-La primera gran denuneia fue la de Djilas en su. famoso
libro La ~a clme; pero aquélla fu.e una descripción anecdó­
tica, no una interpretación estructural. A lo_ iargo de .la última
década se
ha avanzado bastante en esta ~nea, sobre todo. a pMtir
d-el
poco

conocido informe de
d·os universitarios

polacos
pos­
teriormente expulsados del partido,.K. Modzelew-aki.y J. Kuron
(traducido
al _castellano ·bajo el tí tolo Socialismo o burocracia),
y de numerosos estudios monográficos sobre los países co1ecti·
vistas. Estos son lo~ hechM esenciales:
»l. En el Este, más -.qne ~socializar", se ha estatiza:do la
ecónom.Ia. El
:capitalismo · mixto del-mundo libre -propiedad
privada
y
subsidiuri-amente pública de los medios de produc-­
ción-- ha
sido S115tituido por -el capitalismo monopolista de un
duefio único, el Estado.
»2. Todos los trabajadores han pasado a depender de un
solo patrón, que

fija
RU.tori:t8.riamente los salario~ las

inversiones
y el reparto de la
renta nacional. Se produce así una inapelable
y
permanente militarización de la mano de ohm. El empleado
1,a
no tiene nada que nel!Ociar, •o ~ ejecutar.
>3.
Para planHicar7 dirigir y controlar toda la actividad
econÓmi~ Se creta--·UD· extensísim!l , y complejo mecanismo de
geren~es, técnicos y administrativos que, a su vez, requiere una
organización
fiscalizadora.
>4. Como ·el F.stado' asúme· simultáneamente "todos los po­
deres políticos y económicos, y como· el· "Partido Comunista>
Fundaci\363n Speiro

monopolizá la autoridad, · es eil Partido quien dominllli la econo­
mía y
la política.
»s. El Partido es una minoría féiream.ente estructurada en
nna pirámide de' funcionario,s seleccionados por cooptación, según
su ortodoxia y di&cipliila..
>6. Esm burocracia es la nueva cl'ase, que es supercapitalista
en
el sentido de

que
dispone do todos los medios de producción
internos, salvo ia inano
de

obra;
pero que · es burguesa en el
sentido
de que, salvo excepcioncit, ti.elle ünos ingresos relativa•
mente discretos. La desigualdad no es tanto salarial cuanto je­
rárquica: la burocracia o· aparato -del Partido, a ,diferencia del
resto de los ciudádanóe-, detenta· d. Poder, con lo -que ello: -en·
traña de· prestigio y· capacidad de· realización individual.
»7.
Esta burocracia tiene su interés de clase, que es man­
tener y perfecciona·r su posición hegemónica; aspira¡ como los
grandes empresarios.,
a poseer más fábricaa y, como los maris­
cales,
a disponer de

más
fu-érza. Para ello, ·destina la ma}'or parte
posible de la renta nacional a fa la!Cumulación de capital;. a ser­
vicios
de información y propagan~ a la política, al Ejército,
y a la suhveNjón
exterier, lo
cual le
pennite extender su área
de influencia.
»s. A fin de satiiimcer ese interés, típicamente clasis~ la
burocracia

tiende a reducir
d. consumo y, por lo tanto, los sa,.
]arios ib.asta el mínimo vital y aún por debajo de él Esto es bas­
tante factible, puesto que el proletariado está indefenso ante un
empresario
único

y todopoderoso.
En ningún otro sistema eco•
nómico
se encuenlm el obrero ·tan in'Cll"ffle. Análogamente a lo
que ocurre
en el capitaliimo occidental, en el
capitalismo
estat:al
del Este
hay un excedente entre producción y salario, una plus­
valía, cuya administración se

reserva el
aparato del
Partido.
Según elJ. informe antes citado, en la Polonia de 1962 el traba·
jador industrial percibió

como
salario: poco más d·e la cuarta
parte

del valor de
lo producido; -el -l'etrto lo empleó la burocracia
en multiplicar
su potencia.

Y
los aalarios,, que

en 1949-
represen­
taron

el 78 por
100 de

la
renta naciowtl, descendieron al 69
por 100 en 1953.
>-9. Independientemente de llas gravísimas contradicciones eco•
nómicas

del sistema, la desigualdad
creada por
el
marxismo es
la
mayor de las actuales, por ta exigüidad de la minoría preemi­
nente
y por la
abismática distancia que 1Jepara al trabajador y
a
la oligarquía del Partido. Es, además, una desigualdad trági­
camente alié"nadora, porque afecta no tanto a loa bienes mate-
269
Fundaci\363n Speiro

riales cuanto -a la identidad personal: ,sólo una fracción de la
burocracia puede ser
ellai misma y ,pensar.
»En
suma, el aparato del Partido es la nueva clase, una de
las
más cerradas y d:i.etatoriales que ha· conocido la Historia.
El man.i.sm.o no sólo ha batido una marca oontemporánea de
terror, de insuficiencia para lograr ~ biéneatal' colectivo, y de
dilapidación
de ri<¡ueza· en la_ carrera ·oo armamentos, -sino tam­
bién
de
d,esigualdad entre loe, privilegiados

y
el Pueblo. Esta es
la
nuda: realidad;

lo
demás es ensoñación

o
reclamo.»
Dos imágenes gráficas de e~ desigualdad en lo~ regímenes comu­
n~tas,
ruso y chino, nos las ofrecen, respectivamente, dos libros publi­
dadv& en 1976: .uno, del soviético Jean Valtin, y otro del chino popular
U Yizbe. Tenemos a la vista sendos comentarios.
Del primero., releemos . una_ reseña publicada _en el .. _número 41 de
UNIVERSITI!, UBRE y debid¡. a la pluma de Cecile Pagos, tomamos
los recortes que siguen:
270
«La olrni de lean Valtin Sans .Patrie ni Frontieres, publi­
cada -en 1948, pet"o jnmediatamente prohibida por la cens~ ha
sido
reeditada, en
versión ,prudentemente expurgada. Nada ha
perdido de su actualidad. El autor cuenta en ella los veinte años
que

pasó
al servicio del Komintel'lly de!J. que acabó. siendo ex·
pulsado pol' "desviacionismo"' •. Los defectos del Partido Comu­
nista adquieren bajo su pluma

un relieve
extraordinario, porque
están observados desde el interior. Pero esto& defectos son, en
realidad, inherentes a

la noción misma
del Partido.»
En la cabeza del Partido observa:
«Un pequeño número de hombre~ casi por completo inac­
eesible&9 que piensan la acción y toman sus decisiones. Esta é1ite
todopoderosa

vigila,
también, la rectilínea intelectualidad de

los
militantes a fin de eliminar a los d.ementos para ella indeseables.
La necesidad de una depuración regu'lar ~ por otro lado, una
oonstante de todos los -partidos.
> "Hemos aprendido

a
guardar nuestra lengua.

En
el Partido
las herejías; se descubren con una gran facilidad y eficacia que
sobrepasan la de. la

Inquisición
espaiiola."
»A
decir del autor, estas víctimas _de la depuración represen­
tan
cifras impresionantes.
>Natur.almente, los. "gordos" jamás·
aeeptan riesgos y

se
con,.
Fundaci\363n Speiro

tentan con actuar desde detr~ ·de 1~s ~rt:inas,, suscitando insu­
rrecciones; y perturbaciones, sin

preocuparse de la
sangre actU!al­
mente vertida.>
«Este-irrealismo• este desprecio de la vida humana, son tanto
más chocantes (}tlalido mientras loa militantes y el pueblo cho-,
can, la élite sigue disfrutando -su dDlce vita:-. En vagones especia­
les y lujosos,, de ·vacaciones en las ciudades,. con juegos a la moda.
Así es Como un agente encuentra a su jefe, "muy lejos de las ba­
rrieadas de la guerra_ de clues,. o_cupando un apartamento lujoso,
en un hotel elegante, aeompañad'o por

una
hecmosa bailarina de
Berlín".>
De la base de los militantes dice:
«Estos deben aplicar, sin discusión, las órdenes que proceden
de arrih~ con

una
tenacidad ¡y una abnegación admirable& •.. >
«"El Partido, ante todo' ¡Cuántos montones de cadáveres ya­
cen

bajo este
epitafio! Cuando un

hombre
,pertenece al Partido es
que
este hombre le pertenece verdaderamente, on cuerpo, y alma,
sin restricción posible.
».Por
otro ltido, ·una militante ·rafir:maba: "No me

ilusiono.
Sé 00 dótÍde estainos. Somos prisioneros, física e intelectualmente.
Nuestros
cuerpos y
nuestros
espíritus están
confina.dos, en un
espacio estrecho, eón unos

muros -altos y
-sin ventanas,
que nos
rodean por todas partes. Esta
prisión tiene

su
nombre. Este
nom­
bre es la disciplina del
Partido, la cosa má,s.: 'inloler.able que ja­
más haya

podido
inventarse".
) esta disciplina e_:S·'iléc'esaria, ya 41;1,e sin ella el Partido
no
podría vivir. "Cilly 1evantó 811 _ coptJ y dijo: 'Viva el Partido
aunque tenía

los ojos llenos de lágrimas."
»Así, los militantes aparecen como un instrumento, un sim~
ple

engranaje
de la
_gran
má:qu.ina 911e es el Partid'o, prisioneroa
de una grandiosa comedia.»
Luego no puede faltar la ~'inevitable burocracia'":
tante, d. apárato burocrático es canal inevitable -de transmisión
de; 1as órdenes, contribuyendo a paralizar hts iniciativas particu­
lares y a diluir el sentido· de 'la respotÍsabilidad.»
271
Fundaci\363n Speiro

Y, por fin, muestra al pueblo:
-«¿En qué se convierte, a todo esto, el pueblo por el que se
dice eombatir? Se le deja vegetar en-la mi.seria, se 1e acuna
entre ilusiones y se le - prometen :e-iempre felicidades para el
futuro.
La.e observaciones de Jean' Valtin pueden unirse a las
constataciones de André Ma:lraux: "La revolución juega el papel
que
otras veces

jugaba
iht vidw eterna-." "Si Mao pretendiese que
la religión es e1 opio del pueblo, ¿no se trataría. más bien de
la revo.Jución?" Esto mismo es lo que parece concluir Jean
Valtin.
»Tal es el cuadro que tmza,, sin complac·encia, del Partido
Comunista un hombre que le han. consagrado veinte año& de ,m
vida, veinte afios de una dedicación total. Ante una ·generosidad
tan
admirable, hay una cuestión qu·e, e.in duda, debe plantearse:
¿ Cómo se ~ica la fuerza seductora que ejerce e-1 Partido sobre
los homb):'es del temple de .Jean Valtin? Su. -estudio, con.tiene la
respuesta: el Partido propone una fe que enrola a 8118 militantes
-en nombre de .la sol.lidaridad humana. En e:l fondo no hace
otra cog que parodiar los valores del cristianismo y mo:villzar
las energm& para

cumplir
io que podría denominarse "la cruzada
de
los tiempos modernos".
» ... Ante la decepción del autor, ante su amargura, cuando
contemp1a la vida destruida l)Or fos engaños de la causa en que
creía, acaso convenga preguntar

si no
bai llegado ya el momento,
poc fin,, de hacer servir a las fuerzas vivas de los hombres para
otra
cosa _que no sea la defensa de ideologías o de Partido que
los engañan y mutilan lo real.>
El comentario del libro de U Y'IZbe pudo leerse en 1976 en PERS­
PECTIVES,
firmado por A. G., y al mismo corresponden los siguientes
recortes:
272
«La obra Chinois, si vous saviez, no es una obra de principal
importancia. Sin duda, constituye un pequefío volumen, que acaba de
aparecer en

la
excelente "Biblioteca Asiática".

Sin embargo,
a los ojos
de ·-1os occidentdes, esta obra salva el honor intelec­
tual de los chinos. Se dudaba de que los chinos admitiesen como
verdades, reveladas toclas las afirmaciones que

cotidianamente
recibían de los me,dios de comunicaci6n; pero se esperaba que
el espíritu critico, el ·cona.je y el buen sentido, debían sobrevivir
en ellos. Be aquí la prueba escrita:
Fundaci\363n Speiro

•• Qué diee Li Yizbe f Aparentemente, ne dice ll1lÍ8 que co&aS
muy convencionales: ·cita· a Hao-TB&to:ng;, critica al traidor Lin­
. Piao. En realidad, cita a Mao 11000-y.malicioeament:e Y, al cri•
ticar a Lin-Piao va más: lejoe-del objetivo. Veamos. algunos ejem­
plos de esta prosa ~osi,va: ... La caída de Lin-Piao no significa
la muerte del sistema Lin-Piao, porque los procesos según loe:
cuales se
ha producido han hecho subir al poder a idetllogos que
ya

no
temen nada-tanto como el uoenso d'e 188 ma88& populares".
>Li Yizbe denuncia la aparición de_ cuna eapa privilegiada
a1 estil,o ruso"', pidieudo que "todoe loa derechos democráticos
legítimos de 'la~ muas-popular-es se garanticen". Li Yizhe se
pregunta: "¿Vamos a contemplar, sin reaeeión alguna, cómo
esta nueva

nobleza, esta
lllleva_ burgueaí~ adquiere cuerpo?'".
>Si se duda de la carga contestataria qae _ contienen para
China estas proposiciones, es suficiente- referirM a la violenta
refutación ofieial que provocó. Li Yizbe _ se-ha visto tratado de
"planta venenosa", acusado de "perjudie&l" la& directrices del
presidente Mao", de pretender restaurar el capitalismo. También
se le ha ealificado de "clown. de su. especie", que debía ser
arrojado al e&ter:colero de la Histeria.>
El fallo de la igualdad no constituye el único-·fracaso del socialismo.
Hay otros que no J6lo se-producen en los paf~s que se llaman c_omunis­
tas, sino también en /03 países occidentales qtur practican politica so­
cialista
o
social-de1n-ócrata, o socializante. ·en aras de

la
igualai:i6n.
La critica del igualitarismo y de lo autojerárquko llega también desde
el nuevo cientismo, apoyado, sin duda~ en dalos ciendficos,_ .. aunque,
como
todo
cientismo, traza. andamios metacientíficos, con los que <;jüiere
cubrirse

aquello a-
qú.e la
ciencia
no-puede-llegar, despreciando toda me­
tafísica y cerrándose en un materialismo y un operativismo rae.ionalista
y cuantitativo. Este es

el caso del movimiento
G.R.E~C.E., del
que
se ha ocupado VERBO, núm.
165-166, especialmente, de su mdrimo
representante, Alain de Benoist, autor del libro "'VISTO DESDE LA DERE­
CHA.", Con este mismo título, Manuel Fraga Iribame se OC1lpÓ de co­
mentarlo

en
la tercera plana de ABC del 2 de septiembre de 1977, de
donde
recortamos. los párrafos. referentes a la critica del igualitarismo
desde la perspectiva de la ciencia actual:
,,
«No es posible resumirlo en su misma riqueza. Pero la gran
sinfonía tiene
un tema básico: la reputación del mito progresista,
de poner fin

a
le. Historia, de liquidar de una vea todas Les ie~
· siones
.

y
conllietoe, de suprimir los riesgo·s, de igualar a todo~
273
Fundaci\363n Speiro

274
de quitar _el p.remio ,a1 ~t?l""iº y ~ la. ha~a,: de irometer la polí­
tica a

la
econo-rpÍa,, y uí suc~~vuuente,.._, _
»Una
.. gran parte de la argumentación acumulada procede del
análisis de las ten~ más originales de la -ciencia aetnal. El
progresisino, liberal
primero. y socialista más tarde, .se basó
en tos, co~cimientl)S -físicos· y. biológicos del siglo XVIII y del
primer ·tercio del ·Siglo. XIX. 'Dichos· COrice~s-han sido pro-fun­
damente.
revisados posteriormente,- pero la izqnierda (antes or­
gullosa_ de -su apoyo. científico) se. ha-négado :a recogerlos.
»En particular, la moderna biología, ha deetruido todos los
pre-juiciOs sobre· el -sentidb-· de :la ·vida y ·de ·1a convivenc~ en
-particular el mito de la igualdad natural de los hombres. La
vida, dice S. Lupasco,. no sólo es hetero,geneidad, sino heteroge-­
neidad ,creciente·;-la mue~ por el contrario, e& el retorno a lo­
homogéneó, · al millido' ·fis-ico; análoi!}amente, el desatt'ollo eco-­
nómico, -social y político son a hase de división del trabajo, de:
e&peclalización, ·de· diferenciación.»
<
..• Monod, como Lupasco, como J. ROBland, confirma que
la selección natural-,es: inevitable, y· qué 'existen serios peligros
de que la llamada ".sociedad de bienestar" cultive la antiselec•
ción, _persiguiendo a -las "élit,ea-", a .fos grupos-más capaces; que
son los"·que hacen-· (oon 'su eefuerzo) -avanzar :a· las.- masas. -La:
evoluci6~ para ser
positiva,

-
ha de aceptar el liderazgo de lo,s
más -dotild~ como
oem:re .en. todas las especies.
»Esto· nOs ·trae al PJ'Oblenia, del "orden'1
· y de la "j"erarquía" _
Konrad Lorenz ha subrayado la importancia de estos principios
eli-toda -organización· de seres- vivos. Podemos colocar como que.­
ramos los minerales .de, una colección;. o los cuadrOS de una ex­
posición; pero los· lobos de Ulla ·manada o la población de un
gallinel'o ·tieD'en
su

propio
orden,, que no

-es
posible alterar. Hay
ejemplare& ªalfa" o domina:óies que ejercen un liderazgo na­
tural.

La
agresiV'idad Y ta defensa son fenómenos naturales; desde­
que nacen; los allimales (en virtud de progfamas nerviosos

.
y:
· _ musculares ·hereditarios) sáben que otros· seres son-peligrosos
para
ellos, y proceden en consecuencia. Defienden su "espacio.
vital" contra; otros, y también contra ia supei-población del mismo,.
con
una combinación de técnicas de predación

y
autorreguia­
ción.'
El hombre, durante-mucho tiempo

más
cerca de
la Natu­
raleza-,: ·siguió h$ mismas reglas; se concebía a sí mismo como
· 10 que--es reahnente,· el

mayor
-predador, un carnívoro

capaz de
inventar atmas y ·ll~las,.oon temible eficacia. L,a sociedad hu-
Fundaci\363n Speiro

mana se basa en las des-igualdades, dice Robert Audrey: entre
hombre y
mujer, entre padre e hijo, -entre cazador y api.eultor.
Por. ello d líderazgo es natural;: la divbrsidad necesaria, la selección· inevitable:- "El hombre puede dominar la naturaleza, no cambiarla".>
Según Koniad Lorenz:.
-«... al deeapar_ecer los factores externos, de selección (el ham­
bre, el.frip, la
enfermedad),
·e, la--propia wcledafl--la que debe organizv1a; en vez . de d~r (por un mal. entendido iguali·
tarismo
y

humanitarismo) los_ últimos
restos de l,a competitividad
humana.

No es-
posible aceptar

que los
criminales salgan de los sanatorios psiquiátricos para volv-er-.a matar;

.ni que
les escuelas S11periores estén llenas de inútiles,,ptr3._to.da :labor :intei"ectual.>
Hoy, estamos, peligrosamente --8egún J!TOsig"f'e ~a-, ante;,
«... Uria -· ~deOlpgía de'l "mínirrio esfuerzo·~; _que rechai':' lá jerarquia
y la coacción,
Y que in~ta revivir-la utopía del '"es­tado de naturaleza": _todo ello l!:usen~e de realfsmO· y· .de madurez
intelectual y moral.
>Uno
de lo.9 e:feet6& más peligrosos de esta actiiud es su 'im­·pact'o en la educación· _de los_ niños y ·de fos jóvene~ Se ha querido reemplazar la educación tradicional por ot:M más 'alÍiable
y simpática: el
reeultado ha sido desasti-0'6'. Es ya _eé1ebr~ la
dramática
rectificación del doctor Benjamín Spoek,
el ·'clásico
norteamericmu)
~ -fa -educacl~ in-Ímtil, el ídolo de 1-as···madres
americanas
durante úna generaci6n, q~e ha r-econocido el fracaso
del sistema, concluyendo en ro-"que ya sabían los pedagogos grie­
gOs
y romanos: que "loé ·niños necesitan 181Ufo-ri-dad". Í.a educa­
ción antiautori-taria ha producido ni&os neuróticos y jóvenes re­
beldes; ha producido no la felicidad, sino la frustración y el odio
de las ·nuevas gieneraciones; El joven que---no.,00.Cuentra una je­rarquía _ y unos valores rechaza toda función y se convierte en
un- parásito
de .la sociedad 'débil, que

no sabe
dársela.
»Por supuesto. las
· sociedades organizadas por el marxismo
renuncian,
en cwintO pasa la etapa revolucionaria, a

las
doctrinas con las cuales han minado previament-e -aquellas cine deseaban derribar. La eBCUela ·se, .conviel"le en autoritaria-i selectiva, la
jerarquía es Clara
y terminante, todo el .mundo ha de. trabajar
si quiere comer,.y; así SUcesivam-6nte; y,.por supuesto~ sin rastro de libertad ni de discllBión.
271
Fundaci\363n Speiro

»Ahora, un número oonsiderable de intelectuilllles _izquierdistas
se vuelven
por .ello a la tradición anarquista. Un il1111:re profesor
de. Etica. acaba de recordamos qué su ·interés por el marxismo
se ha trRnsferido a las doctrinas ácrablS. Lo cierto es que las
sociedades humanas deben e-vitar fos dos polos del totalitarismo
y de la anarquía. Ni la comuna china, ni la Sorbollllll de mayo
de 1968. Pues bien, lo otro es una sociedad donde tenga un
valor la tradición
continuada y renovada en ea.da generación.;
donde el orden sea flexible, -pero · real, apoyado en-instituciones
90liqaB;
donde baya una distinción entre lo

público
y lo privado.
con fronteras variahl~ pero ciertas;
donde ee acepten jerarquías
merecidas y ascensos Justificados; donde la evolución y la re­
forma predominen sobre la utopía revolucionaria; donde la ma­
yoría acepte que el trabajo, el ahorro y la honradez son la única
posibilidad de avanzar.>
Tiene razón Alain de Benoist al afirmar que el progresismo, liberal
primero y s~ialista más tarde, se basó en los conocimientos físicos
y biológicos tfel siglo XIX y del primer tercio del XX, aunque también
cabe advertir de que
su cientismo se apoya _en

el
estado de
estos
cono­
cimientos científicos en

el siglo XX, que, sin duda, no serán definitivos,
y que tampoco supera con su materialismo el vacfo metafisico que la
ciencia por
sf solt, no puede llenar. Pero, aun así, es muy cierto y evi­
dente que los nuevos hallazgos de -la ciencia confirman aquello de que
no
dejabañ duda

los
saberes antiguos
acerca de que el igualitarismo es
antinatural
y antisocial.
El fen6meno de la polftica igualadora perturba la economla, daña
el bienestar y prodUCe injustos -desequilibrios. Y eso ocurre también en
los
paises no comum"stas ni marxistas. Veamos cómo lo

expone
Francisco
José de Saralegui en los_ últimos párrafos-de su reiterado artículo:
276
«En 811 lucha poi a)zu,continuas de salarios, están acosando
a
108 dividendos de tal manera que falla el capital Y se e&tán
despreocupando tanto ~ la proditetividad que falla la capacidad
de
competir. · Por
otra parte, los aumentos· lineales decepcionan
a
los mejores. Así, con eséasas- inversiones y

con
los hombres
capaces de
la
igualdad, oí; pero en

la
quiebra
y en el paro.
>Hoy lo uvoludonario es ser fief a las grandes verdades, a
la-razón iluminada i;.or la eq,erl-en.cia, al sentido común; y no
prometer más -de lo que, se pttede dar. F..n este mundo que -sólo
hah'la
de derechos hay que hablar de deberes; en esta sociedad.
Fundaci\363n Speiro

penms1va y desatenta, hay qu_e proclántar que · sólo el trabajo
y
ia sobriedad fundamentan el progreso; en estos tiempos de
crisis econ~mica e;onviene a~ar que no bwy fórmulas mist&
ri~s ni magfm de laa f~_s, :que tan odiosa:es la ~cesiva des­
igualdad coñio la excesiva igualdad, que lo verdaderamente hu~
mano es esa difereneiae:i-ón moderada que ea1161l la. armonía. Un
pa,ís, como una familia, sólo ,es digno en el trabajo y la auste­
ridad: ÚI_IÍcamente estas virtudes CQD.ducen al ahorro, a la inver~
sión,. a la competitividad; por _ tanto, al progreso propio y a la
posibilidad d:e au,uda a los demás: limpios fines de la vida.
»Un
relanzamiento no fieticio '6Ólo podrá basarse en eeo.s pre­
misu. Tan malo es que lo& em:Pl'esarios reclamen demasiadas
seguridades invocando
la libertad

como
que los tra:hajadoree
exijan excesiv05 salarios

apelando a
18;. justicia.
»La primera limita -en imprecisa fr~ntera-con el egoísmo;
la 11egunda, -con la envidia P~os capi~es muy .respetables.
Pero. _no se puede destruir un pa!s para . dar ~ati.s-face-ión a los
egoístas o a 10& envidioeos.»
La situación en la que en Es"paña nós ha .dej(ldo e_l atan igualador
del
régimen extinto

-y que sigue
manteiiiendO y
promete e intenta acre­
centar el actual, en· el que aunados por el mismo
afán vemos a bastan­
tes de "l
con
socialistas
y comunistas declarados- nos la ha vuelto a mostrar Juan Mi­
guel Villar Mir, que ya la anunció siendo ministro de· Hacienda--dando
lugar
a una protesta estrepitosa de lru
sindicatos del viejó régimen,
que
le
llevó a desistir de

la
política que anunciaba como necesaria, pero
¡.no dimitió!-. Pues bién, Villar Mir, no exento de preocupaciones igua­
litaristas que

no acaba de distinguir totalmente
c~n la j~ticia-distribu­
tiva,

aunque vislumbre la
distinción, nos ha

expuesto en
: tercera
plana
de ·ABC, precisamente con el titulo '1USTICIA: DISTRIBÍJTIVA", los fracasos,
deficiencias
y
nocivtis - consecuencias

de la política de
igUalación de
ren­
tas, iniciada

por el antiguo
régimen y

que el actual no hace sino agravar,
sea de motu propio, o bajó la presión de huelgas y manifestaciones rui­
dosas, consensos y motivaciones
poHticas:
«En cualquier. país, el primer indfoador de la justicia, -en sen­
tido tocial. y económico.. es la . propia · distribución de la renta
eittre los faetores -({Ue' contribuyen -a-generar la . prodneeión na­
- eional;
>F.stos factores son, -en: cualquier sistema _de producción y en
cualquier latitud, el tralrajo y el, caplml, De las rentas disponibles
que ·resn11m1· en , cada:. actividad·
productiv14, una parte ha de re-
277
Fundaci\363n Speiro

278
munerar el trabajo y otra parte ha de -destinarse -a la continua
y necesaria -formación de--capita-1.
,»En general, la& naciones-más progresivas y más desarrolladas
destinan °mayores- porcentajes ·a rem:nri.erar el trabajo, &i bien
manteniendo· siempre-
unos niveles correctós de

remuneración
al ·capital;, ea decir, a toa, ahorros invertidos en actividades crea­
doras de empleo y de renta; pues, en efecto, por un lado es
justo remunerar el ahorro para compensar la privación de con­
sumo que .implica, y, por otro lado, si baja en-exceso la: remu­
neración de
-los capitales -iavertidos, -la inversión se reduce -en
la agricultura, en la ·industria o -en 1os servicios--1f se produce
el mayor daño soeial,· el de la carencia de -empleoa.
»¿ Qué porcentajes'· de le rellta nacional van al trabajo, al
conjunto
de· los asala_riados en forma de sueldos, salarios y Se,.
guridad Social? Coll 10'8 últimos datos publicados por la
O.ce. D. E. eorré&p0.i1di-entee ··a 1976, -esta participación alcanza
wlores·máx,imos del] ·orden del 70 por 100 en los paÍ!JeS más des­
arrollados -socialmente, como Inglaterra, Suecia y ·Estados Unidos
de Norteamérica. Eo Alemania ese porcentaje es 62,4; en Fran­
cia, 60,3; en Italia, 63,4..
»¿Cuál_~.la situ.ación en Espaií_a? El trasvase de renta desde
los
poseedores de capital hacia los trabajadores ha sido espec­
tacular. Hace diez aiios. -el. porcentaje de renta destinado a los
trabajadores
era

sólo el 56; en
d. año 74 estábamos en el 61,8,
y
e.., el año 76 alcanzamos el 66,6. Esto expresa que hoy eh
Espafia el trab~jo se benefic4t de ·las reo.tas disponibles en pro­
porción claramente mayor que en_ ~l~mania~ Francia o Italia,
por ,_-ejemplo, 1o que debe_. ser un. motivo de satisfacción para 1os
españoles que. venimos conu:U,uyendo,. cada cual desde su res-­
po.nsabilidad
respectiva, a esa -_progr-eBista evolución de-nuestra
sociedad.
»Hemos avanzado mucho y de prisa. Pero el avance · ha sido
tan ráp:ido. qu-e, en una etapa de crisis económi~ ha illlplicado
una gmve merma de los ~dentes netos de explotación de las
empresas, qae en los últimos tres años se han reducido aproxi­
_uiadamento a le. mitad en el conjunto nacional, llegando a cifras
récord-
en Europa por· su pequeñez.: Y, naturalmente, al redu­
cirse-tan-bruscamente la rémuneraciQn a los capitales invertidos,
la consecuencia inevitable ha sido una disminución -de inver­
.
sionés .que; efectivameñ~ 'desde· hace tres· años venimos sufrien­
do, con· tintes ·cada Vez ·nias ·gni.veso· ·
-l>Sin duda,. · en .nuestro país,· comó -en ,todo!f; _ se siguen produ-
Fundaci\363n Speiro

ciendo . situaciones · particulares injustas_ que deben· ser denun­
ciadas -Y corregidas a tílu:lo iqdividual ~ pero-es un hecho que,
en cifras tota[es, futuros avances eeonóinieos del conjunto de_
los ,~ia40res, ~~es-o in~el~tnales, ~o pueden alcanzarse
_sino· produciendo más; es decir; incrementando la productividad,
y no por supuestas redistribuciones de rentas. España ha alcan­.zado una -situación verdaderamente límite· -en -este ·-terreno.>
. «Todo lo anterior no. implica que la sociedad , espafiola sea _justa, Bien ai contrario, la injusticia económica existe;· pero no
radica,
como hemos visto, en la participación global del ;conjunto
de los asalariados en la renta· nacional. La injusticia ·reside en
que
existe un elevado· porcentaje de deseml)leo; y reside tam­
bién
en
1as grandes diferencias de nivel· de vida iy de bienestar
que,
en lo económico, .se-paran unos y otros -s:ectores y unas y otras. regiones,· y -que si dan, en su conjunto, una participación
media de los asalariados comparable y aun superior a la de
buena
parte de

loe
países· indnstrializado·3,. dan también düeren­
ciae de distribución de ieotas verdaderamente excesivas.»
«La sin'gularidad es que mientra& eil. fos demás paI-ses desarro­
llados el porcentaje de rentas de 'tráhajo se distribuye entre mu­
chos asalariados (33 a 43 por cada 100 habitantes), en Espafía
-comb
en -Itali~ · el -porcentaje 'total se distribuye entre tÚi" nú­
mero de .·asalariados muy i:nferior {25. por cada 100 habitantes).
Y a consecuencia· de eso-tenemos pocos- asalariados, aunque ~ó~
_porclonalmente mejor remunerados. Conio . cifr@ media nacional
y computando siempre las-prestaciones sal•riales y· las_ dé· ·segu~
ridad Social, cada asala~iado esp&gol tiene de reo ta niás del_· ~30 por. 100 de la rcrita española" media per cá:pita, mientras qué eq.
los demás países desarroll_a:dos, con la excepción de Itá1i8. , ei
asalariado medio tiene
de renta .Jel 160 al 190 por 100 de la res­
pectiva rent.a media per cápifa. Y. en_ camhio~.mu.ehas, familias
espafiolas
han de hacer frente. a sus necesidad~ cq~ un solo
salario,
lo que. supone limitacion.es en los-pres1,1.Pnestos. familiares
de
nueatras. clases trabajador&$. Así, la participación ~el _conjunto
de

los asalariados en
-la -·r.&nta: nacional ~ ·satisfact~ria, _.pero esa­
participación está,-
concentrada

_
en un nú~ -relativamente pe­quefio de_espafioles __ -25-de cada·_ 1~ que perciben Nlarios
más -altos· .-de lo .que correspondería a una' más equitativa distri­
huci.ón de la renta nacional. -Y junto a, ellos· hay ·m,uehos espa­
fio:les ..:...mujeres y· .hombree-.--sin empleo que· desempefi:ar. y tam-
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bién ·mllchos ·e.spaiioles no-asalariados ---espeeialmentie los traba-­
jadores autónomos· de la agricultura y del -comercio--con-rentas
ttt.Uy inferiores.»
tribución
de

la
renta nacional, -dos grandes verdades:
>La primera
es

que.
,el bienestar material de los trabajadores
, en .su f!.()njunt~ no puede mejorar.se con supuestas redistribu­
c4,nes de renta,
sino sOlo con trabajo

y productividad. El
pú­
blico reeo-nocimiento de esta verdad por todo1t los partidos polí·
tiC.os
represontaría una -"Verdadera toma de conciencia, necesaria
para e,q~ todos construir una sociedad democrática y social­
ment~ equilibrada ·Y que, además-,·_ de ._todo eso, presentara una
decidida vocación de trabajo responnhle.
>La segunda es la necesidad de la moderación de las rentas
personales como una_ V'8rdadera exigencia social, Y reconocer que
las_ presiones __ de los gl"UpO& laborales con mayor pode-r de rei­
vindicación son en mucltos casos, paradój~ pero verdadera­
menJ;e, ~tj.socialea,_ pues se _traducen en disminuciones graves del
ahorro

de
ias e~presas, _ en paralimc~ón ~ ql-ver~o~s y_ en paro.
Con_-lo que en muchos casos "brillantes" conquistas salariales
crea-o el_ m!ÍS . grave daño -sociai el del paro_.»
Pero esta_ búaqueda por las vías fiscal _y_ asistencial de la igualdad
r'!sult~ infructuosa, ptYTqúe crea n~vas desigualdades, y

dañina, porque
ataca a las
mis_~tl$ rafees de

la
__ propia economía, comprpm_etiendo asf el
porvenir. Este
es un_. mal

que también padecen, en
mayor o

menor grado,
las: .. democracias_" d'el Occidente

europeo.
Nuestro _amigo Louis Salieron,
en. su c0mentario "L'AVENIR. PÚVISIBLB", publicado en ITINERAIRES,
número 214, -
de jÚni~ d'e 1977, obsérvaba, respecto

de Francia, estos
hechos.
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«Cada afio .. :, las fiestas·-de ·Nochebuena baten todos los "ré­
eotds"-, y, por -ferrocarril ·o· carreteras, las salidas de vacaciones
son

en todas
las estaciones cada vez

más numerosas. Tantos
sig­
no&
de :inftafflón ( .... ), pero que e primera vista ofreeen una ilu­
sión de prosperidad, porque los beneficiarios son infinitamente
más
U:itmerosos, incluyendo-especialmente - a los asalariados de
lOs seet.Ores prOte-gidos.: En resumen, si no rios hal18m inflación galopante, e&tamo'S ante la: ·eircitlaclón galopante, con
lOs · mismos-:efectos_' finalé~ que son los de una gigantesca des­
trtieción de Cápital, invisible en· la eontahilidttd dé la nación,
qÚe·-no registra sinÓ les signos'lri.'Dlletariés,--Si -Se ·piensa (fue desde
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una quincena de afios las acciones cotizadas en, Bolsa han per­
dido. tres cuartos de su valor real, se mide el empo,brecimiento
de los franceses, ya que si se arguye.. que. J¡l,O _ se trata sino de
una-
transferencia '3' que-lo perdido por oo.os lo han ganado otros,
responderemos que un capital transformado

en.
renta no ea un
enriquecimiento, y que un capital perteneci~te a_ ~s personas
individuales no enriquece, o por _lo menos no enriquece a la
nación, cuando ~ qÚita a l.'Oa individuos P811L ~erirlo a las
colectividades,. en especial si se trata del Estado. Asimismo, todo
el mundo se da cuenta y-a de que el frenesí, ~e.gastos de quienes
pueden
_gastar no: constituye sino una "fuga J1acia delante" para
tlSca-par de lo.s fantas~ del ._ futuro. Es la diversión perpetua,
la "fiesta", como se dice tontamen~ la droga, en el_ sentido fi­
gurado o exacto de la palabra. Hoy, más aún qu_e ayer, estamos
en una sociedad. de consumo . : .»
Relacionemos estas serisalas observaciones con ttl Qguda sfntesis del
libro
de
Jean Madiran MU DROITB :&T. LA OA.UCBB~~ , (Nouv"elles Editions
Latines, Paris, 1977).
«Desde principios del siglo _ri se han· tomado en Francia in­
numerables

medidas
lcgiatatiV'U 'contra las nqllezas excesivas y
las especulaciones escawlal9s88: ninguna-~ idean.za~ jamás a
la fortuna anónima y_ vagabunda, todaS han expoliado a loa pe­
(jueño.s art-esanos,_ los. peq~~ -~pietatj~s, :los patrimonios mo­
destos.>
La relaci6n entre "gordo~' Y "chicos'', "grand~ y "pequt!fíos'". ha
sido dialectiZ.ada, a tono con él dicho "el pez gordo se come al chico'",
a pesar de cidad·
de
se"1ú:ios entrti-lós grdnder y 'los pequeños". Y esto ha sido co­
mentado
por
Gusta.ve Thibon, en uño , de sus "BIL~ETS'", publicados en
ITINERAIRES, núm. 214, de junio de i977: "LEs GROS MANGENT-ILS
LES PETIT?". '
«¿A qwenes llamamos "los grandes"? A aquellos que, sea
por sus medios financieros, O bien

por la autoridad
de que se
hallan investido~ tienen a 108
otros

bajo
8U depeildencia y

están
tentados a abusar de m poder. Destaquemos, por otra· pam,, que
ia relaeión.
de

fuerzas
puede invertirse, yá. que loa pequefio~
agrupándose,, organizándose,
dotándose de jefes (es típico el ejem­
plo del sindiealiámo) llrégan frecuentemente a eon.trabala-ncear
e incl11So a tomar en SUS manos: -el· poder ·de lo& grand.es. Pero,
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entonees, los representantes y los jefes de fila de los pequeños
se oonviert-en, a su .vez, en los grandes con todai, las posibilidades
de opresión que conlleva esa ; ~utación.
>Distingamos, ante todo, entre .. los grandes". Hallamos, entre
ello~ desde los tiranos "dé la antigüedad hasta unos mezquinos
mOdemós
de }a,· politiéa o de las finanzas, que, efectivamente, se
comen a los ·pequeñós en cuanto sus privilegios (dinero, poder,
prestigio social,·-e,lé:) no son compensados o no lo son suficien­
, temenki -~r los servicios que rinden a la comunidad. Pero hay
otros ~ombres de Estado, jefes · de empl:esa, inventores, artis-­
~ étc.-q~e, ~r su tálentO, su. actividad . creadOra o su dedi­
eaei'ón,:· · no· se comen a los pequefios, sino que les a¡yudan · a me-
-]OTaÍ' Su suerte;
· >Pér~ distiri~mos· tamÍ:tién entre ".i~s pequeñoé, ya que
los inútiles y los paráaitos -no se hallan sólo en el campo de los
privilegiados
de la fortuna o el poder. Incluso diría que -en una
sociedad eo"i:Qo la ~tiestra se hallan entre los peqllefios quienes
produeén -may~r dafio~ ·Tal funCÍollariÓ superil_uo (y Dios ea-he
cuán numerosa es la especie en nuestros Estados hipertrofiadOs);
~ individuo que se inscribe en. el paro faltando brazos para
ciertos trabajos, tal asegurado socia-1 que se da de baja a la menor
' molestia; son pequeños, · en este aspecto, que no nadan en la
op-uletiéia,. y-·no_· son m:eq.os . .,devoradores",· puesto que: viv~ a
espeosas · de toda la_ sociedad, ea decir, de algunos gordos, peco
también: de la masa de los otros péqueños, que trabajan en su
lugar
y que pagan impuestos y cotizaciones de 108 que aquéllos
se aprovechan.
>Al límite -.y la nivelación actual de las fortunas y de las
rentas_
acelera grandemente . ese. proceso,,;.-, vemos . dibujarse un
tipo
de
sociedad.en 'la cual, prácticamente _eliminados los gordos.
no ·quedarán _sino pequefios que

se devorarán unos a
otros. Hacia
· eSta socie_dad inorgánica· y

sin
uni~ semejante a un tejido
deformado,
qp,'el cual

los
impulsos son menores ¡y se· anulan
recíprocamente,
que se distiende con las reivindicaciones
per­
manentes _ de _los .individuos y de los grupo& de presión, todos a
_expensas del Estado -un Estado omnipotente: de derecho y cada
ve~. más_-

i,mpotente
de hecho-, encargado de remediar todas las
car~nciall: y

de
.eatisfacér todos los _deseos.
»Henos ahí muY cereá
del mito del Estado, a la vez provi­
dencia y vampirO, que,· .hacia 1850, Bastiat definía genialmente
como·
n1a; gran ficción por la cual cada uno -puede vivir a e-x­
pens8s de todo-el mundo'>.
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,La solución no se halla· en un igualitariemo, degradante ·para
todos, y, por otra parte, imposible, ya que la colaboración entre
los hombres implica la diversidad y la jerarquía de situaciones
y
de funciones. Se halla en la restauración de un orden vivi.fi­
cante_ a1 bien común proporcionalmente a su respectiva tailla, el débil
apoyándose

en
el fuerte IY éste protegiendo al débil, de hll modo
que se elimine, en la medida que, lo permita la dobilidad hu­
mana, al parásito y a la opl'esión.
>En 1ma palabra, se trata de hacer coincidir al máximo el
egoísmo y el deber1 los dos polos del ser humano, opuestos_ en
apariencia,
pero complementmios en la realidad: "6etvir · o ser­
vir&e",
~ decía un joyen idealista. Para la-masa de ho~res
qtle no se compone de santos, ni · ~~ bOmbres punta, esa alter­
nativa
es evidentemente
demasiado· brutal, En una sociedad armo­
niosa

la
inclinación a servirse tiende a adecnaree a

la
cualidad de
los

servicios. Pero cuanto
más antinaturales y ma1sanas-son lás es­
tructuras de 1a sociedad -Y eJ-semicoleetivismo en que vivimos
ofrece un ejemplo aplastante-tanto mlÍs se arroga cada cual el
derecho
de servirse en detrimento del deber de servir.>
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