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Número 249-250

Serie XXV

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Veinticinco años de Verbo

VEINTICINCO Ali.OS DE VERBO
POR
f.sTANISUO CANTERO
Con este número, la revista Verbo llega a su número 250.
Sin duda cualquier momento es bueno para reflexionar, hacer
examen de conciencia
y, con renovadas fuerzas modificar -si
ello es preciso- o contiuar el camino emprendido
Para que El
reine.
Este fue, como recordaba en el número anterior ( 1 ), el
primer libro que publicamos. Ha sido nuestro libro de cabece­
ra. Por ello jamás podremos agradecer bastante a su autor, Jean
Ousset
y a Eugenio Vegas, que nos lo descubrió y se encargó
de traducir
y publicar, su magnífica labor.
Veinticinco afios de aparición ininterrumpida parece que con­
fiere a la fecha en que se cumplen con la aparición de este nú­
mero, una significación especial para esa reflexión en torno a la
elección efectuada para marchar tras la senda
del· Sefior

confor­
me a nuestra especial vocación. Por Verbo se propuso desde su comienzo: trabajar para contribuir
a hacer realidad en
el mundo en que vivimos el reinado social
de Nuestro Sefior Jesucristo. Naturalmente, con las transforma­
ciones necesarias para ello, que comienzan por la reforma moral
personal y el retorno del hombre a Dios, con el reconocimiento
de un orden querido por El, que nos
m_uestra a

través de la na­
turaleza
y de la revelación.
Este es, pues, un buen momento para recordar lo que es ·
Verbo por lo que ha sido durante un cuarto de siglo. Durante
(1) «La doctrina social cat6lica. Ante la XXV Reunión de amigos de
la Ciudad Católica», en Verbo, núm. 247-248 (1986), pág. 850.
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VEINTICINCO ANOS DE VERBO
este tiempo, muchas cosas han ocurrido en España y en el mun­
do. Y en la Iglesia. No pocas cosas han cambiado. Sin embargo,
Verbo ha procurado mantenerse fiel a su proyecto inicial. Y a
lo largo de los años lo ha ido consolidando,
configurándose, tal
como podemos leer en su contraportada, co-mo uná revista de
formación cívica y de acción cultural, segón el derecho natural
y cristiano.
* *· *
No voy a recordar cómo surgió nuestra labor, la de la Ciu­
dad Católica, la editorial
Speú:o y
la revista
Verbo. Lo ha hecho
con excelente brevedad, no hace mucho, Juan Vallet
al· evocar,
con

ocasión de su muerte, la figura de nuestro querido y admi­
rado maestro _y amigo Eugenio Vegas, en. su artículo, Euge~io
Vegas y la Ciudad Católica. Pero 'SÍ quisiera traer_ aquí sus pa­
labras, en cierto modo definitorias de nuestra obra, al indicar
que «nuestro proyecto (
... )

no era el de construir un movimiento
cultural político monárquico.
Se trataba

de crear una red de
animación cultural,

conforme al derecho natural y cristiano, guia­
do por el Magisterio pontificio ordinario a través· de la riqueza
doctrinal de las encíclicas» (2).
Una parte de ese proyecto se desarrolló en las reuniones
anuales con

su sistema peculiar de trabajo: los actos religiosos,
las oonferencias en torno a un tema principal, los foros
simultá'
neos con sus coloquios Subsiguientes acerca de los temas . más acw
tuales
y más cercanos a una acci6n concreta y_ los encuentros
encaminados a la acción; en nuestros grupos de estudio, desti­
nados a adquirir una formación doctrinal; en los libros publi­
cados
por Speiro.

En todo ello ha predominado
la labor for­
mativa.
En nuestra XV Reunión de amigos de. la Ciudad · Católica y
ooincidiendo con la apatición_ del número 150 de
Verbo, Juan
(2) JuAN VALLET DE GoY'rISOLO, «Eugenio Vegas y la Ciudad Cató­
lica», en Verbo, núm.; 239w240, 1985, pág. 1.196, o en el volumen Eugenio
Vegas Latapie. In memoriam, Speiro, Madtid, 1985, pág. 192.
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EST ANISLAO CANTERO
Vallet nos hizo reflexionar sobre lo que somos :y cuál es la tarea
que hemos
asumido como

nuestra
(3 ). Allí decía que nuestra
tarea
·«consiste en

realizar una labor auxiliar, lo
más profunda
posible, para la restauración del tejido social y político, en todos
los niveles, desde la misma
raíz y base» (4). Por ello «es pre­
ciso comenzar por
la formación de unas élites que sean capaces
de actuar en aquellos medios
más estrechamente
entreligados
con
la naturaleza de las cosas, para reconstruir, a partir de ahí,
la sociedad desde sus cimientos naturales y cristianos» (5¡. De.
ahí el doble. frente que abarcamos: la formación doctrinal y la
acción cultural
(6).
Pues bien, de acuerdo con esto, la otra parte de este pro­
yecto, del
que· antes

se hizo mención, se plasmó en la revista
Verbo. De ésta puede decirse que si en cuanto a su contenido,
su principal característica -aunque no exclusiva -ha sido la
de ser una revista de doctrina social católica, en el conjunto
de su aspecto formal ha sido una revista de formación doctrinal
y de acción cultural. En ella ha predominado su
aspecto forma­
tivo,

dirigido a difundir los principios
básicos del
orden católi­
co, a formar a los lectores
y a los grupós de estudio en la doc­
trina de la Iglesia, a
aplicarlos a
temas concretos en la sociedad
actual y a proporcionar los dementas necesarios en espectos sus­
tanciales para una reconstrucción social conforme a la exhorta­
ción de San
Pío X a los católicos, que durante años hemos re­
producido en la segunda página de Verbo: Instaurar todo en
Cristo.
·
Si esta reconstrucci6n no se ha logrado., sus veinticinco años
(3) JUAN VALLET DE GoYTISOLO, «Qué somos y cuál es nuestra tarea»,
en Verbo, núm. 151-152 (1977), pág. 29.
(4) J. VALLET DE GoYTISOLO, ob. últ. cit., pág. 44.
(5) J. VALLET DE GoYTisoLo,· oh. últ. cit., pág. 45.
(6) Cfr., además del artículo citado de VALLET, su «La praxis de la
armonía», en Verbo, núm. 173-174 (1979); Lms MARlA SANDoVAL, «Círcu­
los y centros de estudio», en Verbo, núm. 203-204 (1982); EsTANISLAO
CANTERO, «Necesidad dei'estudio», en Verbo, núm. 231-232 (1985) y «¿Qué
es la Ciudad· Católica?», en Verbo, núm. 235-236 (1985); y por supuesto,
La acoión y Para que El reine, de JEAN OussET.
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VEINTICINCO MOS DE VERBO
de existencia han contribuido, divulgándola y poniéndola al al­
cance de cuantos quisieran acogerla, a que no se olvide una doc­
trina, la doctrina católica, esencial para el recto orden social.
Por eso, a lo largo de todos estos años ha ido ocupando un
espacio propio
entre las

revistas católicas que la singulariza de
las demás. En este sentido, creo que no es exagerado afumar que ninguna otra revista en España le es comparable
y muy po­
cas en el extranjero. Por su, en cierto modo, dilatada vida, por
el tesón demostrado a lo largo de estos años al servicio de la
misma
finalidad. Estos
veinticinco años y su proyección
interna­
ciOA'al,
tanto

por su difusión fuera de nuestras fronteras
--en
especial

en México, Argentina, Brasil, Chile e Italia
y que al­
canza a los. países aparentemente más recónditos, como Filipinas
o Zaire---, como por la colaboración en sus páginas de gran nú­
mero de
firmas extranjeras
-constituyendo·
Verbo un lugar de
encuentro intelectual para quienes, dentro o fuera de España,
se sienten identificados con su tarea-,
así lo atestiguan.
• • •
La filiación francesa y la influencia de nuestros amigos de la
Cité Catholique es evidente y amplia en los primeros números.
Correspondía al

propio nacimiento de la Ciudad Católica
y de
Verbo, debido al descubrimiento, por parte de Eugenio Vi,gas,
de

la Cité Catholique. El primer número de
Verbo, fue traduc­
ci6n del

número 89 de
Verbe y en él se exponía «nuestro propó­
sito» de formar hombres conocedores de la verdad que la Igle­
sia predica, y se hacía una presentación
de las principales publica­
ciones

realizadas en aquel entonces por nuestros amigos france­
ses:
Para que El ~eine, El traba¡o, Los cuerpos intermedios, La
familia, La belleza, En. un principio. Los tres primeros, posterior­
mente publicados, traducidos por Speiro.
Nuestras_ primeras series se caracterizan por. la publicación,
en números sucesivos, de algunos libros fuodamentales para la
tarea de formación doctrinal emprendida y que, por su exten­
sión, permitían la publicación en la revista.· Así, en la primera
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ÉST ANISLAO CANTERO
serie se comenzó a publicar Introducción a la poli ti ca ( edita­
do después

por Speiro en un volumen con el título Fundamen­
tos de

la pol!tica, por Jean Marie
Vaissiere, seudónimo

de Jean
Ousset); en la tercera se publicó Los cuerpos intermedios, de
Michel Creuzet; en la cuarta
y quinta Patria, Nación y Estado y,
a partir
de la

quinta y hasta la séptima serie, La acción, ambas
obras de Jean Ousset. En estas primeras series la presencia de artículos debidos a
nuestros amigos fran~eses fue ffiuy -frecuente. Sin embargo, la
revista nurtca fue una mera copia de los trabajos franceses. Dis­
cursos de Donoso Cortés, fragmentos de Menéndez Pelayo y
Vázquez de

Mella, pastorales de Obispos españoles
y artículos
de autores españoles muestran ya, desde sus comienzos, la pre­
ocupación inicial, no sólo por la realidad española --;¡ esto· se
encaminaban también las traducciones francesas-, sino por rea­
lizar una obra española, por formular un pensamiento propio,
cuyas raíces se encontraban en los clásicos de la tradición espa­
ñola y en el espíritu universal católico. Esto último puesto de
relieve
tanto por
la publicación de textos del Papa reinante
y
encídieas como el Syllabus, Libertas o Notre Charge Apostoli­
que, como por la publicación de artículos de profesores de His­
panoamérica y Otros paf ses.
También ya desde las primeras series, en las que predomina
la formación
doctrinal en
los aspectos más elementales y primor­
diales de ésta, aparecen los artículos sohre los temas más actua­
les del momento: el Concilio Vaticano II, la libertad religiosa,
Teilliard de
Chardin, el progresismo religioso, el tema del diá­
logo

y la apertura a la izquierda, entte otros.
Al mismo· tiempo
se
escribe sobre el valor del Magisterio Pontificio, destacando
su importancia sobre la necesidad
de· la ortodoxia· católica,

lo
que constituye la Cristiandad, etc.
Aunque no cabe hablar propiamente de etapas en
Verbo por
la

continuidad que ha
existido, la

preponderancia de escritos
de autores-franceses que .se da ·en· las primeras series;· va paula~
tinamente cediendo ante la publicación de mayor número de ar­
ticulos de autores españoles o de
utros países. A

partir de
la
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V:EINTICINCO AROS DE VERBO
sexta serie, con la publicación de las actas de la 6.' Reunión
sobre
la Necesidad de conocer, vivir y difundir la verdad y Pun·
tos

básicos para la acdón de los seglares,
y con una mayor am­
plitud de

temas que van apareciendo a partir de
la serie octava,
serie en
la que Verbo aumenta un veinte por ciento el número
de sus páginas y supera por primera vez las
mil .
. A medida que la obra de Verbo· iba siendo conocida, se iban
produciendo nuevas incorporaciones, y. de ese modo van apat~
ciendo nuevas firmas en la revista, muchas de ellas procedentes de autores que se formaron en células de estudio de la Ciudad
Católica, hasta llegar a superar ampliamente el número de ttes­
ciéntas las que en estos veinticinco años han escrito en ella.
Con ello se ha ampliado notablemente los temas tratados,
hasta constituir un verdadero arsenal sobre los temas· más
va­
riados. El índice publicado en 1982 de los 200 primeros volú­
menes, realizado por Luis María Sandoval y por quien escri­
be estas líneas, así como los sucesivos índices anuales,. permite
percibir con claridad la amplitud temática de la revista y la va­
riedad de sus autores.
* * *
Si hubiera que destacar algún tema, puede decirse que Verbo
se ha articulado desde sus comienzos sobre un eje principal: la
existencia de un orden natural creado por Dios, que el hombre
ha de descubrir,
reconocer y someterse a él. Desde Los funda­
mentos de la pol!tica,
de Ousset, a las importantes aportaciones
de Vallet en este tema, esto ha sido una constante en
la revista.
Naturalmente, dados los presupuestos católicos deJa revista, esto
presupone una concepción teocéntrica, en la que Dios es el cen­ tro y
no el

hombre; y que éste ha de someterse a
Dios, tal como
nos lo. exige por medio de la Iglesia. Presupúesto que, no obs­
tante,
· también
ha sido objeto
dé" diversos
artículos de la revista
como, por ejemplo, diversos artículos del dominioo Victorino Rodtíguez.
Desde ese eje central y a
partir de

él, se
explica toda la línea
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BSfANISLAO CANTERO
temática de la revista. La doctrina social católica y el derecho
natural constituyen los dos pilares fundamentales para conocer, seguir e intentar
lograr que

la sociedad responda a ese orden na­
tural: de
ahí la insistencia en esos temas. Por ello la insistencia
también en la necesidad de los cuerpos intermedios.
Verbo se
ha ocupado insistentemente de ellos, desde
.sus fundamentos
a
sus aplicaciones prácticas, desde la publicación del libro de Creu­
zet hasta la
Constituci6n orgánica, de Vallet. Y la preocupación
constante en la defensa, explicación
y aplicación práctica del prin­
cipio de
subsidiar:iedacl, esencial

para su existencia
y funciona­
miento. Junto
a estos

temas que son derivación
y complemento del
tema central, el método propuesto de actuación para lograr los
fines,
la acción específica emprendida. Desde el comien>:o, pero
en especial desde la publicación de La acci6n, de Ousset, no han
faltado
artículos en

este sentido.
Pero no sólo los principios han Sido objeto de estudio
y ex·
posición en
la revista; támbién la preocupación por la reálidad
concreta de nuestros días en- sus manifestaciones más visibles
ha constituido una preocupación continua y creciente. En este
sentido, estos veinticinco
años no han

hecho de
Verbo una re­
vista intemporal solamente preocupado por los principios. Tam­
bién se ha ocupado de los grandes temas del momento. Podemos
ver, a · Io largo de estos años, cómo en cada momento en sus pá­
ginas aparecen los temas más controvertidos o preocupantes del
momento. Desde los artículos sobre el Concilio Vaticano II,
la
libertad religiosa, el progresismo religioso o la teología de la li­
beración; la libertad de enseñanza o
la educación liberadora; el
divorcio, ·eI aborto o las manipulaciones genéticas; el marxismo,
el socialismo, el comunismo. o la tecnocracia y la demacrada mo­
derna; o acontecimientos como el mayo francés, la situación chi­
lena y la .caída de Allende o la revolución portuguesa. Las Ilus­
traciones ·con recortes de peri6d1cos, que comenzaron a aparecer
a partir de la serie novena, dedicadas a· cuestiones de actuáli­
dad,

muestran
t11mbién este · aspecto.
Y, al mismo tiempo, des­
taca en ellas el sentido
formativo con

que han sido concebidas
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VEINTICINCO AROS DE VERBO
No se trata tan sólo de «informar», de poner al corriente al lec­
tor de lo que en otros periódicos o revistas se dice, sino de coope­
rar a aquella finalidad.
Lo mismo puede decirse de las crónicas
o noticias y de las informaciones
bibliográficas.
Esa

línea temática se ve con claridad con sólo hojear
el ín­
dice de los números 1 al 200
y los sucesivos índices anuales. En
ellos destacan con nitidez cuatro temas principales según la cla­
sificación temática
adoptada: los epígrafes
catolicismo, orden so­
:cial y cuerpos_ intermedios1 a.sí como en menor extensión, aunque
no en importancia, el epígrafe . dedicado a la acci6n. Es cierto
que el epígrafe revolución tiene una gran amplitud, pero· si nos
hemos ocupado de
ella continuamente ha sido por constittm.,lá
oposición

a la realeza social de Cristo Rey; y se comprende que
el epígrafe contrarrevolución, .a salvo los temas históricos, sea
casi un índice de nuestras actividades, ya que nuestra labor
es
contrarrevolucionaria.
Indices en mano, es posible advertir que la trayectoria de la
revista, partiendo de su finalidad, se ha caracterizado por la ex­
posición de la doctrina católica, puesta de relieve tanto en
1os
artículos

dedicados a su explicación o divulgación,
· como
en
las
críticas efectuadas a todas -aquellas dóctrinas o movimientos que
la han puesto en tela de juicio o que simplemente constituyen su
mát_¡:adical negación.
* * *
Verbo, a lo largo de estos afias, no ha hecho política en el
sentido corriente de la expresión. Ha hecho, en cambio, eso sí,
«política

católica» en su difusión de los
. principios
del
Derecho.
público

cristiano y en
el sentido de practicar la caridad políti­
ca, empleando
la expresión
de Pío XL
Así, pot ejemplo, puede verse en las actas publicadas de al­
gunas Reuniones de amigos de la Ciudad Católica más directa­
mente ligadas a dicha cuestión, como
Poder y libertad o ¿Crisfr
en

la democracia?
Se ha procurado no entrar en cuestiones de política concreta·
1149'
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ESTANISLAO CANTERO
y en contadas ocasiolles en que pueda, quizá, considerarse que
esto no se ha hecho, lo-ha sido a la luz de los principios gene­
rales más fundamentales, como el derecho a
la vida en el tema
del aborto o de la indisolubilidad del matrimonio en el tema
del divorcio.
* * *
Verbo ha sido, también, como se apuntó anteriormente, el
lugar de én~uentro intelectual en el que, a lo largo de estos vein­
ticinco años, han escrito más de trescientos. autores. Prueba eVi­
dente de que no ha sido coto cerrado, al alcance de un reduci­
do núcleo de personas. Catedráticos de las más diversas discipli­
nas- y académicos españoles y extranjeros, profesores, profesio­
na:les, autores

consagrados o no ... y,
pese a
esta
variedad y con
una gran libertad, la unidad doctrinal no se ha roto. Así, en un
breyísimo botón de muestra, catedráticos como
el español Elías
de Tejada, con sus artículos
sobre filosofía

política, el italiano
Sciacca, el filósofo de
la integralidad, con sus reflexiones sobre
algunos temas metafísicos del Doctor Angélico en relación a los
problemas del mundo contemporáneo, el
-brasilefio Galvao de
Sousa

con sus estudios acerca de la crisis del Estado
mode~o, o
el

sacerdote polaco,
nacionalizado chileno,
Poradowsky, con
--sus
críticas

a la «teología
política» de
origen marxista y al marxis­
mo muestran, tanto esa amplitud del ámbito de la colaboración
en
Verbo, como la armonía entre sus ensayos y con la línea doc­
trinal y
finalidad de
la revista. Así,
y por no mencionar más que
a dos colaboradores ya fallecidos, ocurre con Elías de Tejada
y
Sciacca. El primero, formado en la escuela de Santo Tomás y en
los clásicos españoles y, el
segundo, de
formación más
agustinia­
J.18 y sobre todo rosminiana~ coinciden en un mismo_ orden na­
tural.
La unidad doctrinal; pues, no se ha roto. Ha sido constante.
Y,_ si

brevemente, y de modo totalmente ocasicmal, la polémica
ha llegado a sus páginas, esta
n_o ha

versado, sustancialmente,
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VEINTICINCO A!WS DE VERBO
sobre la doctrina que desde sus páginas .se ha esforzado en de­
fender
y dar a conocer.
* * *
Este breve repaso no puede finalizar sin agradecer a nues­
tros colaboradores, suscriptores y amigos su desinteresada cola­
boración, que ha permitido la aparición ininterrumpida de
la re­vista durante todos estos años sin necesidad de recunir a anun­
cios o cualquier tipo de ayuda económica que, en cualquier for­
ma, pudiera considerarse un enfeudamiento ec'on6mico, o ac'ta de acusación contra la doctrina profesada.
También debemos pensar acerca de la necesidad de contri­
buir, por parte de todos, a una mayor difusión de nuestra re­
vista, para

que llegue a conocimiento de mayor
número de per­sonas. Estos veinticinco años y estas líneas escritas con tal moti­vo, han de ser nn acicate para. redoblar nuestro esfuerzo en el camino emprendido, conscientes de que la acción debe ir pre­
cedida por la doctrina; que ésta hoy es más necesaria que nunca
dada
la confusión doctrinal que asedia al hombre contemporá­
neo. Porque es todo un mundo
el que hay que rehacer desde sus
cimientos, como decía Pío XII,
y «si el Señor no construye
su casa, en vano se afanan los que la edifican». Para que ese
afán no sea inútil y se construya de acuerdo con Dios Nues­
tro Señor, debemos seguir
trabajando con
nuevas fuerzas. Vein­
ticinco años de trabajo no constituyen un alto en
el camino, sino un mojón má.s en esa senda emprendida que nO concluye en .esta vida y que ciurate ésta, «sin cesar», como decía San Pío X, ha
de procurar
instaurar todo en Cristo. ·
Por otra P'!'te, si durante todos estos años Verbo ha visto la
luz con regularidad, esto no debe hacer pensar que no requiere
un esfuerzo económico. Por este motivo debemos pensar que
hay que redoblar nuestros esfuerzos en conseguir nuevos sus­
criptores, también por- una necesidad que asegure su manteni­miento. Una mayor difusión es, pues, necesaria. Para ello es pre~ ciso difundirla entre nuestros amigos y conocidos, incluso entre
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ESTANISLAO CANTERO
aquellos que no se incorporarán a la tarea de la Ciudad Católi-
, ca, bien por haber encontrado su vocación específica en otras
obras, bien por carecer de tiempo disponible y que, sin embargo,.
son potenciales suscriptores, pues encontrarán en sus páginas una
formación doctrinal complementaria o una doctrina que descono­
cen. Difusión que debe hacerse extensiva incluso entre aquellos
que, aun no compartiendo en su totalidad la línea general de la
revista, encontrarán en ella respuesta a algunas de sus preocupa­
ciones o inquietudes. Todos estamos obligados a trabajar por el reino de Cristo_
Una forma de contribuir a ello es tratando de difundir
Verbo.
No es una tarea difícil ni pesada. Y su alcance no puede ser
despreciado.

El resultado de la siembra
se pone de manifiesto
con la recolección;
y ésta, .finalmente, quien la realiza es nuestro
Señor.

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