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Número 249-250

Serie XXV

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La Hispanidad y su proyección político-cultural

LA IDSPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO..CULTURAL
POR
JOSÉ PEREDA CRESPO. y CARLOS ÜJlTIZ MONTES
Pocos años antes de que se cumpla medio milenio de exis­
tencia de la que se ha llamado América española, y que ahora
se reconoce como
el continente de la espetanza, · nos reunimos
para
reflexi9nar sobre nuestra identidad, que no es otra cosa sino
la fidelidad a la
vocaci6n.
Mas

para lograr la fidelidad en la
vocaci6n de Hispanoamé­
rica

y, por tanto,
su. pro,yección en

el
presente :Y en el futuro, es
menester recordar y ·vivir nuestra esencia, condici6n necesaria
para reconocernos a nosotros mismos en lo que somos y en lo
que debemos hacer.
Decían los antiguos que la Historia es «maestra de la
vida»
y Cervantes la llamó: «testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de
lo presente
y advertencia del porvénir», y nosotros queremos re­
cordar además de estas sabias enseñanzas, "otras no menos sabias
que nos da la filosofía de la historia. Todo esto nos permitirá
introducirnos
y desarrollar con más facilidad el tema que se nos
ha encomendado.
PARTE 1: LA HISTORIA, FUNDAMENTO DE TODA PROYECCIÓN
EN LOS PUEBLOS.
El cristiano se ocupa del pasado ·histórico en la medida en
que sus hechos no son total,mente: pasados, sino que Je algún
modo perviven en el prese#.f:e. Por tanto, no eS un conocimient~
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JOSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
inútil, como aquellas palabras de las cuales nos han de tomar
cuentas en la otra vida. Sahemos que
en cada hecho hist6rico
gravitan todos los anteriores y, p~r eso, todo pasado que no pe­
netra y se acumula en el presente, no es un pasado histórico sino
un puro pasado. Así, pues, en la presencia del presente hay una persistencia
de lo hist6rico, y como una instancia hacia el futuro. A lo
pri­
mero

corresponde, estricta
y formalmente, la actualidad, a lo
último, en cambio, la posibilidad real. Cada presente no se limita a venir
después de

su pasado
in­
mediato,

sino que, en algún modo, lo contiene, lo implica, lo
supone; y
él mismo pasa luego a gravitar sobre el presente que
lo sustituye, condicionándolo en su estructura.
De este modo lo
pasado

se encuentra en el presente, no de un modo formal, sino
de una manera virrual, por
sus secuencias y repercusiones.
Cada hecho hist6rico es, a la vez, un todo
y una parte. Es
un toda en la medida en que se acumulan en él .las virtualidades
de
la historia precedentes; de
.ahí la

complejidad formal de toda
situaci6n hist6tica:
·Es una

parte en la medida en que se
en­
cuentra virtulamente recogido

en los hechos ulteriores. Por
esta raz6n,
la candencia que el hombre tiene de la historia coin­
cide

en su surgimiento con la sospecha
.de que
el
presente no
se
basta a
si mismo, sino .que es radicalmente beneficiario de la
virtualidad del pasado y, par otro lado, que en todo presente
existe una

tensión
hacia el futuro.
En el presente hay,· entonces, la proyecd6n vitual del pasa­
do, y en el futuro, merced al acto de proyectar, hacemos presente,
por modo de una especial anticipaci6n, cierta presencia inten­ cional. El futuro es, así, objeto de un proyecto, por cuanto es
atendido como pasible, y lo pasible es un modo de lo tea!. Mas
es necesiltio recordar_ que el futuro, por iener una presencia in­
tencional, no envUelve en su misma esencia la necesidad de existir,
pues s6lo puede constituirse formalmente en un ser futuro, por
encontrarse determinado como tal, por una causa libre
.. Aquí

la
libertad se hace presente al elegir entre los posibles los que han de venir a la realidad, los cuales adquieren la índole de futuros,
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LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-CULTURAL
en la medida en que esto es realmente asequible a la capacidad
de nuestro ser.
En suma, para poder discernir lo que somos en el presente,
miremos el
pasado glorioso
que se encuentra .
virtualmente en
nuestro ser hispanoamericano} no vaya a ser que creamos que
las conquistas que tenemos son fruto de las migajas que los re­
volucionarios

tienen de bien
y que nosotros hemos recogido, cuan­
do en realidad son estos «hijos de las tinieblas» los que nos
han
despojado y pervertido, hasta_ hacernos creer que lo que tienen
de bien les pertenece._
Miremos · nuestro pasado, para que en esta clarificaci6n de
nuestro v.erdadero

ser podamos fundar, real
y verdaderamente,
el crecimiento y maduraci6n de nuestra
civilizaci6n, y
así
reali­
zar lo que

la divina Providencia nos ha destinado.
PARTE Il: DESARROLLO HISTÓRICO DE HISPANOAMÉRICA.
Ahora bien, para poder realizar esta vasta ambición en po­
cas

palabras, nos proponemos exponer brevemente la
historia,
valiéndonos

de una analogía desarrollada mediante varias tesis
y expllcitándola con una breve noticia histórica. Para esto, -nos
ha
parecido

que la
aparición y desenvolvimiento de los pueblos
católicos de

Hispanoamérica es
analógico al
origen
y desa"olfo
de

un ser humano,
y en· este sentido des=ollamos la parte his­
tórica.
Tesis l. Hispanoaméri.ca ha nacido a partir de españoles y
aborígenes
americarios.
Así como la gestación de un nuevo ser humano se realiza a
partir de dos elementos genéticos, que son sus componentes, ma­ teriales, así, en la gestación de los pueblos hispanoamericanos,
dos son los elementos étnicos
y culturales que concurren.
Los púeblos iberoamericanos son fruto de otros dos que no
tienen la pureza étnica de la que otros presumen.
En efecto, los
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pueblos de la Península Ibérica no son de una raza homogénea,
confluyen ahí godos, visigodos, celtas, iberos, romanos, cartagi­ neses, árabes, etc.
Los pueblos antiguos de América tampoco eran
una raza homogénea; encontramos diferencias étnicas notables
entre nahuas, mayas, chibchas, incas, guaraníes, etc.
En España no fue posible la unidad racial -pero sus pueblos
tenían características_ comunes- que proporcionaron la unidad na­
cional. Tampoco en América podía darse la unidad racial; la uni­ dad dependió, en el orden natural, de ciertas características co­
munes a sus pueblos. Queda fuera de toda duda el espíritu religioso de los pueblos
aborígenes de América y esto aun de los culturalmente. más po­
bres. Las grandes ciudades no son primeramente centros
de con­
vivencia social, rii de comercio, ni centros militares, aunque esto
se da en ellos. Ante todo, son centros ceremoniales, como _así lo
atestiguan Tajín, Teotihuacan, Tenochtitlan, Uxmal, Machu Pi
chu,, entre otros.
Ciertamente estos pueblos religiosos creen en Dios, aunque
no
lo alcancen a vislumbrar
claramente y estén contaminados de
_
politeísmo, idotatrfa y hasta se descubra frecuentemente una de
las más grandes perversiones: la de los sacrificios humanos ritua­
les y la adoración al mismo demonio, muchas veces representa­
do por la infernal serpiente.-
Además, son muy sensibles a las releva',ites manifestaciones
del espíritu; e;emplo de esto, la multitud de descubrimientos que
ahora se ban obtenido
y la manera en que estos pueblos fueron
_ evangelizados por los misioneros; a lo largo
de todo el Conti­
nente el catecismo se enseñó precisamente a través de la poes/a,
del
canto, de
la pintura, de la escultura
y de la misma arqui­
tectura.
En ellos se descubre un profundo respeto a las autoridades
y a las tradiciones, gozando los mayores _en edad y saber
de una
gran estimación y respeto.
Aunque la mayoría de
éstos són

de estatura baja y
cuerpo
delgado, siempre se distinguieron por ser pueblos guerreros, que
se preparaban toda
la vida
para esta
misión
y, por tanto, también
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LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-CULTURAL
para la muerte. Los grandes guerreros, aun los enemigos, fueron
siempre respetados por su valentía
y arrojo, que en algunas oca­
siones llegaba a la temeridad. En este contexto,
la guerra forma
parte de
. su

cultura, no es algo que exista por sí
misma y a la
que irresistiblemente está condenada
la humanidad. Está carac­
terizada por las notas propias de la sociedad a que pertenece;
la guerra

es considerada como
la continuación de la política y .
de la religión. Así, la finalidad de la guerra no está en ella mis­
ma; aun
los. pueblos

más belicosos tratan
de conseguir con ésta
mejores posiciones que les permitan asegurar
la paz
en todo
sentido. Por ejemplo,
el pueblo mexica, que vivía prácticamente
preparándose para
la contienda, pretendía que el individuo al­
canzase en este mundo
y en el otro un lugar preferente, que había
ganado

al cumplir
la· misión sagrada de su pueblo, que no era
sino alimentar con sangre humana al dios Sol.
Pero, junto a las grandezas se presentaron las miserias, como
hemos visto,
y así se explica cómo, después de la conquista, la
obediencia cayó en ocasiones en servilismo y sumisión, la ·valeri­
. tía en temeridad y crueldad, su espíritu abierto a la sociabilidad,
por
la religión, en introversión, que a veces culmina en el mismo
apartamiento de
la sociedad.
Hemos visto que estos pueblos de Hispanoamérica
descienden
de

los aborígenes americanos que tenían ciertos valores
. natu­
rales
y por tanto cierta nobleza, y de los pueblos ibéricos que se
encontraban en su esplendor -que más adelante veremos con
amplitud-
y por eso nos atrevemos a decir que as! como la no­
bleza de los padres,

en el orden natural,
c.Otláiciona la
nobleza
de los hijos, estas virtudes naturales se encuentran de
modo real
y virtual a lo largo de estas tierras; pero no olvidemos también
que,
as/ como
los defectos en el orden natural son heredados mu­
chas veces por los hijos,
así se

encuentran presentes también,
de un modo virtual
y actual, muchas de los vidas que es necesa­
rio superar.
Por tanto, los
países de
Latinoamérica son inmensamente ri­
cos porque tienen bienes por ambos lados, pero también son do­
blemente pobres cuando esta
riqueza falta.
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JOSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTE_S
Tesis 2. La Virgen Mario. da origen a la nación hispanoame­
ricana.
Asf como los dos elementos genéticos son unificados por un
alma

espiritual creada directa e inmediatamente por Dios Nues­
tro Señor,
as! fueron

unificados estos pueblos por un alma
na­
cional,

infundida
por Dios
Nuestro Señor a través de nuestra
Madre la V ir gen Maria.
La Sant!sima Virgen María ha estado presente en los países
iberoamericanos desde el surgimiento de ellos,
y, así, hoy obser­
vamos que cada país venera en forma singular a Nuestra Señora
bajo diversas

advocaciones; no hay país iberoamericano que no
tenga la presencia de la Virgen en su naci6n, obsequiándole con
un Santuario. Es así como encontramos a Nuestra Señora de Alta
Gracia, en Santo Domingo; a Nuestra Señora del Cobre, en Cuba;
a Nuestra Señóra
de Luján, en

Argentina; Nuestra Señora de
Coromoto, en Venezuela; Nuestra Señora de Chiquinquirá, en
Colombia; Nuestra Señora
de Guadalupe, en México, ..
Pero la-, devóción mariana no se redirce a estas advocaciones;
cada ciudad, _cada provincia y hasta cada poblaci6n · tienen su pro­
pia advocáci6n a Nuestra Señora.
La mul,tiplicaci6n de las devod/Jnes marianas en I beroamé­
rica, ¿no
es acaso una prueba irrefutable de que estos pueblos
son
hiios de
la Reina. del
Gelo? He aquí el fundamento de la
unidad de ·este mosaico
_étnico y cultural, que no puede tener
.
más·

principio
· hoínogeneizador

que una
fe por la cual . somos. reál
y verdaderamente hijos del mismo Padre, hijos de la misma
Madre, y hermanos de Jesucristo, Nuestro Señor. Esta fe la trajeron los conquistadores espirituales y materia­
les, los misioneros
y los súbditos de los reyes de la cat6lica. Es­
paña, que vinieron a sembrar la semilla del Evangelio, no sólo
con
la palabra sino también con las obras.
Pero al parecer, no quiso arriesgar la Providencia .el destino
de estos
pi,eblos usando
s6/o de los medios ordinarios para la
edificación de la ciudad de
Dioi, y dispuso esta sabiduría de
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LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-CULTURAL
Dios el envio del me¡or predicador, .la que es precisamente· .la
Reina

de
los· Apóstoles, y así vemos, a lo largo de todo d Nuevo
Continente, las manifestaciones que de su presencia de un modo
milagroso se

multiplican, y son muchos los prodigios y
las· apari­
ciones

de Nuestra Señora. Hay ocasiones en las cuales las carre­
tas,
que transportan

las veneradas imágenes, no pueden
moverse
de

ciertos lugares,. a pesar de la fortaleza
física de

los
animales
que

las
tiran¡ hay

otras ocasiones en que -por azares de la
Pro­
videncia-

los misioneros llevan imágenes de Nuestra Señora a
donde ellos no tenían planeado conducirlas¡ hay otras más donde
aparecen milagrosamente, sin causa próxima e ininediata, imáge­
nes de Nuestra Señora¡ y así otros tipos de acontecimientos ex­
traordinarios .. Peto el más-extraordinario', sin lugar a .. Judas, es
el caso de Nuestra Señora de Guadalupe, en 1531, que aparece
en la región de Hispanoamérica donde
babia habitado

el pueblo
más sanguinario y diabólico,
donde el odio al español y

a la
religión era
fruto del

imperio de Satanás que no soportaba
la
Cruz, . donde ere orgulloso

pueblo, ya vencido por
lar armar, no
habla

cedido
a la evangelización.
Fue

necesaria
la presencia
personal de la Madre de Dios en
el
Teperyac que deió, coino perenne testimonio

de
su visita,
es­
tamapada su imagen en

el ayate del indio Juan Diego,
para que
a partir de ese momento los indomables aztecas se bautizaran
todos en
el lapso de un año; coincidió .con esas fechas -1531-
la extensión de la fe en las tierras descubiertas. Pocos años antes, en 1525, Fray Tomás
Ortiz, obispo

de Santa María, afirmaba
que los chibchas, que eran excelentes artistas, no erari capaces
de doctrina, pues olvidaban fácilmente la fe que aprendían, y
volvían a sus dioses, además de no ver casi en ellos valor moral
alguno (Cfr. Vallejo Gustavo, «El Hombre Colombiano», en
Rev.
De Vida Espiritual, núms. del 39 al 42, diciembre de 1970,
pág. 142).
Asimismo,
el padre Motolinia, antes de 1531 dice c:¡ue «pen­
saban
fos frailes
que con estar quitada la idolatría
de los. tem­
plos
del demonio
y venir a la doctrina y al bautismo era todo
hecho, hallaron lo más dificultoso y que más tiempo fue me-
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]OSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
nester ·para destruir y fue que de noche se pintaban y llamaban
· y

hacían fiestas al demonio con muchos y diversos ritos
que
tenían
antiguo»

(citado por P. Bernardo Bergüen S. L., «La Na-
cionalidad mexicana y la Virgen de Guadalupe»).
·
Y

coincidiendo con
1a fecha de la milagrosa aparición en el
Tepeyac, la opinión de
los misioneros
cambia en todo el con­
tinente en general,
y se habla de la docilidad con que los natu­
rales aceptan la nueva fe. Por eso es que en el pueblo de México se· canta «De la Santa
Montaña en la cumbre pareció como un
astro María, ahuyentado
con

plácida lumbre las tinieblas de la
.idolatría».
Pero

nos queda
una pregunta: ¿Qué hace que éstos ¡,ueblos
tengan

una fisonomía común?
¿Es acaso que son hijos de María?
¿Es

acaso que fueron conquistados por· pueblos ibéricos? Indu­
dablemente son las dos: Primera: Todos los pueblos cristianos son hijos
de María y
así encontramos,. por ejemplo, en
Iíalia, que cada provincia y
cada poblado venera a Nuestra· Señora, y ¿diremos por esto que
se .trata de pueblos hispánicos? No, sino pueblos cristianos,
por'
que

ser hijos de
María no
es exclusivo ni de España ni de
América Española, sino del catolicismo. Segunda: En otros lugares hubo dominios españoles
y todos
ellos indudablemente recibieron
el influjo de la Hispanidad, pero
no parece que tengan la fisonomía común de la América Es­
pañola. Y,
entonces, ¿cómo se funda la fisonomía de estos pueblos?
Nos parece que la solución se
encuentra:
Primero: En que todos estos pueblos pertenecen al mismo
continente. Segundo:
En que todos estos pueblos fueron conquistados
por España. Tercero: Que en ellos es inseparable
lo cristiano y lo pa­
triótico.
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LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-CULTURAL
Tesis 3~ -La nación hispanoamericana tiene un. destino histó-
rico desde su nacimiento. ·
As! como desde antes de la formaci6n del ser humano Dios
Nuestro Señor da la vocaci6n, según aquello que dice el profeta «antes de que te formara
. en el vientre de tu madre, te · conocí
y
te
destin~---» (fer. 1, 5); asl, nuestra naci6n, nacida en Maria
Virgen,

recibe una vocaci6n
en los
designios eternos de Dios.
Lo que hemos visto hasta· aquí no resuelve, a nuestra ma­
nera de ver, la razón más profunda de la unidad de Hispano­
america, de su vocación y de su misión, aunque es indudable
que la herencia cultural que nos legara España, la grandeza de
la
fe católica, y hasta las condiciones materiales, tienen que ver
con la unidad.
En los

entes morales, esta unidad se logra
por una doble
razón: intrínsecamente, por
la causa formal, y, extrínsecamente,
por la cuasa final. Ahora bien, en cuanto que esta
última es la
causa de las causas, es la que forja fa unidad. De este modo
aparece claro cómo la
unidad hispanoamericana

ha de fundarse
primeramente en la profunda vivencia de la vocación común,
que exige la realización conjunta de la misión común. Vocaci6n
y misi6n son dos aspectos que muchas veces se podr/an confun­
dir,
per() que de ningún modo

se han de
separar. La primera
evoca el llamado,
k segunda

la
realizaci6n de la

obra,
y ambas
a la operación
específica, a

la manera peculiar de
1.a acción
que
como sabemos, toma fundamento en la esencia, en
. el inodo de
ser. Así, pues, según la ·esencia, es la' naturalez~, según es el ser,
es el modo de su operar.
Pues bien, es necesario mostrar -en primer lugar, cuál es el
fin que nos ha destinado la Providencia. Es cierto que durante
mucho tiempo
·se presentaba
de un modo confuso, pero no falso,.
y como intuitivo en las gentes de estas tierras, . más ahora, para
los

que
vivimo; en
estos
. días
nos aparece más preciso.
En esta clarificación, a nuestro entender, muchos han sido
los hechos que
lo han precisado. De modo indirecto primero:
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]OSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
la proclamaci6n universal de Cristo Rey y Señor, en la encíclica
Quas primas, que nos enseña que Cristo es Rey no s6lo de las
conciencias, sino de todas las instituciones
y de las mismas na­
ciones. Por tanto, todo debe estar bajo su ley, y en cuanto se
cumple esta ley,
reina Cristo, y en cuanto El es el Rey, se cons­
tituye
su. Reino

que es Reino de Paz, de Justicia, de Amor y de
Verdad. Segundo: El Concilio Vaticano II que es ante todo pas­
torat, es

decir, guiador -pero, ¿guiador
de qué?-
a realizar el
fin que se propuso en la
Quas primas, el Reinado Universal de
Cristo, la reedificaci6n de su
Reino, de
la Civilización cristia­
na, de la Ciudad cat6lica.
Así, pues, nos parece que el Concilio
Vaticano II es en realidad el camino para realizar este proyecto,
y, es cierto, podrá presentar dificultades en su interpretación,
pero aquel

que sea fiel a
la doctrina cat6lica, obediente a la
legítima autoridad, no le faltarán recursos que le permitan usar
de las riquezas contenidas
en este

exiraordinario documento,
que fue escrito .para toda
la cristiandad, pero que parece escrito
de una manera muy especial a Hispanoamérica, que es el joven
continente cat6lico, pues ahí mismo se ha dicho. «Para voso­ tros, los j6venes, sobre todo para vosotros,
la Iglesia acaba de
avivar en su Concilio una luz, que alumbrará el
porvenir» (Men­
saje

a los jóvenes}.
De modo directo
ha sido precisado en varias ocasiones:
En los discuros del Episcapadci latinoamerciano, en oca­
si6n del Cincuenta
Aniversario de

la Coronación de la
Imagen·
de la Vjrgen de Guadalupe en el Tepeyac, donde' tal vez, la
mayor claridad se encuentra en
el discurso
de un ilustrísimo
Prelado mexicano

que dijo:
«La América Latma no ha sido des­
tinada por

la Providencia para levantar grandes eiércitos
y do­
minar el
mundo por medio -de

la fuerza. Ni aun siquiera para
señalarse entre los demás pueblos por la
pu¡anza de su progreso
material,- s/110 para

conservar
y promover el orden social cris­
tiiino.-
Para

hacer la buena levadura
en el
consorcio de las na­
ciones,
y para dar la nota de espiritualidad _ en medio de un
mundo
devorado por el materialismo. Lo que fue Grecia en la
antigüedad con

su
arte y

con sus letras, esto deber ser Larino-
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LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-CULTURAL
américa en los tiempos presentes con su espíritu cristiano y sus
valores inmateriales» (Monseñor
Manríquez y

Zárate, 12 de oc­
tubre de 1945).
En las constantes reiteraciones de la misión de Latinoaméri­
ca por parte del Magisterio de la Iglesia:
Pío
XII llega a decir, en 1955: «Nos, confiando en la pro­
tección de

Dios
y en el patrocinio de la Virgen Santísima, Rei­
na de la América Latina, no compartimos los tristes presenti­
mientos que

a algunos inspira semejante
condición de
cosas; es
más, en nuestro corazón alimentamos la esperanza de que dentro
de no mucho tiempo la
América Latina
pueda hallarse en con­
diciones de responder, con vigoroso empeño, a la_ vocaci6n apos­
tólica que la Divina Providencia parece haber asignado a ese
gran continente, o sea, ocupar
un lugar
preeminente en la no­
biltsima misión

de comunicar también a los demás pueblos para
lo
futuro, los

deseados dones de la
salvación y de la paz» (Pío
XII, Ad. Ecclesiam Christi, AAS, 1955, 541).
Paulo VI. ha dicho: «Este
es tu momento, América Latina,
un nuevo día ilumina tu historia, tuyo es
el continente, el mun­
do entero aguarda tu testimonio de energía, de sabiduría, de
re­
novación social, de concordia y de paz,. novísimo testimonio de
civilización cristiana» (Paulo VI, de agosto de 1966 ).
Pero_ desde este gran Pont/fice el nombre que se ha dado a
Hispanoamérica es el de «Continente de la
Esperanrza», no sólo
para

la Iglesia sino para el mundo todo, y así
!o han reiterado
los Papas Juan Pablo I
y Juan Pablo II. Este último en la ora­
ción que

compuso con ocasión de su visita a México en 1979
dice: «Virgen de Guadalupe,
Madre de

las Américas».
Decíamos en una ponencia presentada en el I Congreso Mun­
dial de Filosofía Cristiana que «conocer el fin no es suficiente
para lograrlo ... , se exige proveerse de los medios convenientes
y
adecuados para alcanzar tal fin ... En la realización de una voca­
ción específica se requiere como medio el vivir según un estilo
apropiado, según un modo de concebir la vida para actuar. Este
es el estilo hispánico».
,
«Lo

constitutivo de este estilo es la inquebrantable convic-
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]OSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
ción de que Dios es el Creador y nosotros sus creaturas, por un
lado;
y por otro, que sólo se sirve a este Señor en una vida de
virtud, pero lo específico de este estilo es
el. conjuntat como prin­
cipios de vida el servicio, la jerarquía
y .la hermandad». «Ser­
vicio, porque el lema de toda alma distinguida es "sirve
el que
reina y

reina el que sirve" como bellamente. lo recuerda a los
ctistianos Su Santidad Juan Pablo II en su primera Encíclica». «Jerarquía, porque entre los hombres nadie es
más que

nadie,
y sólo Dios está sobre nosotros; la aceptamos no sólo-~mo con­
dición de eficacia, sino ante todo como obediencia a Dios en los
hombres.
La jerarquía legítima es la que se funda en el servicio
y se opone al concepto de igualdad amorfa y
despersona:lizante».
Ahora

sí vemos
cómo la misi6n de Hispanoamérica es la Ci­
vilizaci6n, del Amor, la Ciudad Cat6/ica, la reconstrucci6n del
Reinado Social
de. Cristo
en estas tierras, para después irradiarlo
al resto del mundo. El modo de llevat esto a cabo es el estilo
hispánico y la manera peculiat del
trabajo: evangeli:Úr civili'
zando
y civilizar evangelizando:
Su Santidad Pío XII, en 1945, decía: «Pero a vosotros toca,
a vosotros y todos los católicos americanos seguir
finnes en
vuestros puestos, conscientes dé vuestros derechos;-con la frente
siempre alta ante el enemigo de hoy, de siempre;. los que no
quiereh a María, porque no quieren a Jesús; los que querrían
arrinconar o ignorar a Jesús arrebatando así a María
el más pre­
ciado de sus títulos. Frente a su rebelión,
vuestra fidelidad.
Que
la morenita

de Tepeyac, que
la Emperatriz de América y Reina
de México no tenga que llorar decepciones. Que como lo estuvo
ayer, pueda estar mañana orgullosa de sus hijos» (Pío XII, 12
de octubre de 1945). Y más adelante·agrega para que no haya ninguna duda: «Sal­
ve, Virgen de Guadalupe ... , colocamos hoy de nuevo sobre tus sienes la
.corona. que

pone para siempre bajo tu poderoso patro­
cinio la puteza y la integridad de la santa
fe en México y en todo
el_ continente __ americano, porque._ estamos ,ciertos que mi_eniras
Tú seas reconocida como .Reina y como Madre, América y Mé­
xico se han salvado»
(ídem).
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LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-CULTURAL
Y con esto creemos entender la importancia de María en
nuestro continente
y con ello su advocación de Guadalupe, que
se presenta

ante nosotros justamente como el símbolo de
la his­
panidad en estas tierras, así como Nuestra Señora del Pilar se
ha mostrado símbolo de la hispanidad en la Madre Patria.
Tesis 4. España, la nación madura cristia.na en la cual se
desarrol.la Hispanoamérica.
Así como el hombre embrionario requiere para su desarrollo
-crecimiento y diferenciación de las partes,
por· las
operaciones
que va a desarro)Jar
según su

naturaleza- de un medio propicio,
en este caso el vientre de una madre, así el desarrollo de
la nue­
va naci6n hispanoamericana
requiri6 de

un medio en el
cual for­
mara

su
nueva fisonomía

en la
¿poca de

los
. virreyes,

madura,
cultural, religiosa
y militarmente.
La conquista de América se realiza durante el llamado Siglo
de Oro español, de donde con mayor claridad se
manifiesta la
adultez

de esta católica nación y, por
·ende, el

inicio del
cum­
plimiento

de su vocadón específica que no
era otra sino la
de
engendrar un gran
continente católico.
El nacimiento de esta gran nación también comenzó· con _la
Virgen María, quien, según la tradición, vivía aún en la tierra
y se apareció al Apóstol Santiago a orillas del Ebro, para alen­
tarle en su predicación,
y dejar como sefial de protección el Pilar.
España es así hija de María, pueblo de María.
S610 así
po­
demos explicamos toda su vida y todos
los favores

que
ha re­
cibido de la Reina del Cielo. En el siglo v, sus tierras fueron
invadidas por los terribles visigodos arrianos, al mando de Ataúl­
fo. Después, el rey Leovigildo, que tanto odio tenía al catoli­
cismo, religión de los pueblos
· de
la Península, no dudó en
· man­
dar

degollar a su
propio hijo
Hermenegildo por el delito de
ser
católico.

Pero
la sangre de. este santo y, sobre todo, la protec,
ción

de la Reina celestial permitieron que Recaredo, hijo del
'1"Uel monarca

y hermano del mártir, le sucediera en la
corona,
1201
Fundaci\363n Speiro

]OSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
abjurase de la herejía y fuera bautizado él y toda su¡ corte. Desde
entonces, todo verdadero español es católico. Esto lo recuerda muy bien el pueblo ·y sus poetas
a plasmarlo
en versos como éste:
Desde que los españoles a Cristo conocieron Desde que en su ley bautismo recibieron
Nunca en otra ley tornarse quisieron,
Mas por guardar esto muchos males sufrieron.
(Poema de Fernán González, est. 10).
Poco después, a principios del siglo vm, es invadida Espa­
ña por los mahometanos. Esta es la época en
qqe la

joven nación
vivirá su adolescencia y
Uegará a

su madurez, fortificándose en
la lucha contra
· Jo, invasores y en la fidelidad a la santa fe ca­
tólica. A esto dice
.García Morente:

«Los siglos
de reconquista
han impregnado de religiosidad hasta el tuétano el alma del ca­
ballero
·cristiano; infundiéndole

además la convicción de que
la
vida es, en efecto, lucha, la lucha por imponer a la realidad cir­
cundante una· forma nueva, una manera de ser excelente, qlie por
sí misma la realidad no tendría. El cabállero cristiano es, pues,
esencialmente, un
paladín defensor
de la causa, deshacedor de
entuertos e injusticias, que va por
el mundo sometiendo toda la
realidad al imperativo de unos valores supremos, absolutos, in­
condicionados» (Idea de
la Hispanidad, pág. 58).
Ahora bien, podemos considerar la
madurez de

esta
naci.ón
coincidiendo

con el
·reinado de
los Reyes Católicos, la expulsión
de los mahometanos, la unificación de España y
el descubri­
miento del Nuevo Mundo,
sin por · ello minusvalorar los grandes
avances y méritos anteriores que dan vislumbres de verdadera
madurez. Muerto Fernando el Católico, rige
el Cardenal Cisneros, hom­
bre de extraordinaria virtud y dotes de gobierno, mientras no es apto para gobernar Carlos I de España. Llegado éste al trono,
inaugura la dinastía de los Austria, en la católica
España, que
no

obstante ser en parte una dinastía extranjera, pronto se
asi-
1202
Fundaci\363n Speiro

LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-CULTURAL
mila al espíritu hispánico y así inicia la época más grande y gla,
riosa de la Madre Patria.
Es esta la época en la que más claramente se aprecia que no
s6lo son los gobernantes brillantes, sino todo el pueblo
parti­
cipa

de un estilo común; por eso justamente se dirá que era un
pueblo de teólogos, porque en su enseñanza popular se hablaba
de asuntos propios de la más alta
sabidurla, con

una profundidad
y claridad que pocos pueblos ban conocido.
En esta época de las grandes proezas de España
y de la
Cristiandad, se realiza la conquista de América, se
efectúa el
Concilio

de Trento, se
derrottr al

enemigo
turw en

Lepanto; tres
hechos que modifican radicalmente el rumbo de
la historia.
Y si para alguien esto no dijera mucho, la demostración más
aplastante

de
.la grandeza
de España en el siglo
XVI es la gran
cantidad de santos y de
hombres virtuosos

que la Iglesia dio
en­
tonces

en esta nación, como por ejemplo: Santa Teresa de Avila
y San Juan de
la Cruz, iniciadores de la reforma en el Carmelo;
San Pedro de Alcántara, San Juan de Dios, San Luis Beltrán, Santo Tomás de Villanueva, San Ignacio de Loyola, fundador de
la
Campa.fila de

Jesús con una pléyade de santos, entre ellos San
Francisco Javier
y San Francisco de Botja ... y tantísimos misio­
neros que ell estas tierras qllisieron sembrar-con su vida el Evan­
gelio, y que a pesar de haber quedado oculto su nombre, su obra
se
muestra como obl'a de

gigantes. A estos hay que agregar
otros
muchos

grandes que con sus obras civiles y
militares engrande­
cieron

el
nombre cristiano:
un Juan de Austria, un Gonzalo de
Córdoba, un Antonio de Mendoza, un Hernán Cortés, un Fran­
cisco Pizarra y tantos otros preclarísimos ·_varo hes que no Íuvie­
ro otro empeño que extender y defender la santa . fe católica.
Cómo no recordar en este aspecto a Carlos I y Felipe II, a Lope
de Vega y a Tirso de Malina, a Cervantes, a Francisco de Vito­
ria, a

Melchor Cano ...
Y como si todo esto fuera
poco, el mismo esp!ritu se plas­
m6
en

lo
material, podemos aún hoy admirar El Escorial de He­
rrera, las obras del Greco, y de todas las demás artes,
para que
asl, cuando los hombres callen el nombre de Dios, las mismas
1203
Fundaci\363n Speiro

]OSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
piedras lo glorifique y transmitan su mensa;e con gritos ensorde­
cedores que llegarán a enseñar aun
a los que no
saben leer
..
Pero entre las obras y los hombres mediaron las instituciones
que constituían esta madura naci6n. Estaba la nobleza, que en
realidad
. fue

una auténtica aristocracia; estaba
el ejército, que
era la espada que defendía la Cruz; estaba la Iglesia, que
era
el

verdadero
fermento con

su
·doctrina y

disciplina. Y, como
fruta natural de tan riquísimas fuentes, encontramos a la Santa
Inquisici6n, que velaba por la pureza de la fe; las Universidades
en que se investigaba, se defendía y se difundía la Verdad; las Leyes de Indias, monumento de derecho internacional; las insti­
tuciones de beneficencia ...
. Esta

era España cuando conquistó América, vertiendo en ella
lo mejor que tema. Esta es la Espafia de la que Menéndez y Pe­
layo afirma: «Joya fue la virtud pura y ardiente, puede decirse, de aquella época, como de ninguna, mal que
pese a

los que re­
buscan para infamar la en los lodazales de la historia».
Tesis 5, El mal.estar político, cultural y religioso de España
afectó a la nueva nación.
Así como el ser humano durante el período de desarrollo en
el
vientre materno,·

guarda una estrechísima relaci6n con la vida
de la madre, a tal grado que si ésta es sana el feto es sano, y si
ésta es
débil, enferma

o sufre accidentes, el nuevo ser se ve
afectado, así los pueblos hispanoamericanos ... guardaron una es­
trechísima relaci6n

con España, que fue fuerte y sana, y después
se debilit6 (afrancesamiento moral y espiritual), enferm6 (con el
virus del liberalismo, el laicismo, la masonería, jnderfa)
y sufri6
accidentes (invasión napoleónica), resultando seriamente dañados.
La Espafia de los conquistadores es entonces civilizada y ci­
vilizadora,
ya hemos

recordado a qué alturas de civilización
ha­
bla llegado, es . civilizadora en cuanto que civiliza, ·pero la manera
de llevar a cabo esta obra es justamente por la evangelización; así, pues,
evangeliza civilizando y civiliza evangelizando, y de este
1204
Fundaci\363n Speiro

LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-CULTURAL
modo imprime -un orden perfectamente jerarquizado, donde los
derechos de Dios ocupan el primer lugar y, en seguida, los dere­
chos de la monarquía, de la sociedad y de las personas mismas.
Por eso no mandaba a las tierras acabadas de conquistar un
gobernador militar a que hiciese más odiosa la dominación, sino
a hombres de
gran prudencia y virtud, y entre ellos hubo nobilí­
simos
-militares

gobernadores, para que rigiesen con las leyes lo
que había
ganado con

la espada; a estos gobernadores se les llamó
virreyes, porque representaban a la misma
persona real,

y así
escribía Carlos
I que

«todos los cuerpos
y. personas
debían obe­
decerle y respetarle,
acatando sus

órdenes sin excusas ni interpre­
tación y
sin consultar a S. M., como si estas órdenes fuesen fir­
madas de su real mano; en cambio, S. M. promete que cuando
el virrey haga en su nombre, poder y
facultad, lo
tendrá por
fir­
me, estable y valedero». Y a estos les mandaba que a estas tie­
rras «las gobernase y proveyese de todas las cosas _convenientes
al servicio de Dios, aumento de la santa fe católica y a la ins­
trucción y conversión dé 108 indios_ y, asimismo, todo lo que. con­
viene a la sustentación, población y perpetuidad de dichos reinos».
De esta manera comienza la vida de estos nuevos pueblos que,
antes de terminar el siglo xvr, ya
tienen una

definida fisonomía
en las instituciones sociales que son el fruto
del orden

impreso
por las leyes de indias en estas tierras
y que se lleva a cabo por
medio de tres elementos dinámicos de la adulta Espafia:
la aris­
tocracia, que ante todo es espiritual; el ejército,-que es el efec.
tivo auxiliar en la aplicación del orden, y la Iglesia, que es, ante
todo, misionera.
El virrey, con estos elemen_tos, procuraba no sólo atender a
lo externo de la vida de estas tierras, sino, además, que las ac­
ciones de los ciudadanos fuesen conforme a la moral cat6lica.
Por lo mismo, debía castigar severamente a los blasfemos e irre­
ligiosos y no había de permitir clérigos licenciosos,
ni frailes que
hubiesen dejado
el hábito, a éstos debía mandarlos a Espafia.
En este clima. cristiano y de altlsima humanidad florecieron
muchas instituciones

sociales propias de los pueblos de mayor
avance, como

son las universidades, los
grandes hospitales
de be-
1205
Fundaci\363n Speiro

]OSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
neficencia, el desarrollo de la agricultura y la ganaderla y la pro­
liferaci6n de

las artes
y oficios.
Estas tierras no fueron nunca consideradas como las colonias
inglesás de Norteamérica, trasplantes def viejo II)undo; por el
contrario, se les
decía los
nuevos reinos o provincias o se les
denominaba virreinatos y a todos sus habitantes se les considera­
ba hijos de Dios, ciudadanos, súbditos del
Rey de España.
Por tanto, en estas tierras se da una verdadera asimilación
de España, y no una mera imitación. Sus hombres llegan a bri-
. llar

como los
más grandes

del mundo:
ahí tenemos a nombres
como Francisco de
Ten=s, Sor Juana Inés
de la Cruz, Alonso
de Ercil!a, Diego Mejía, Juan de Castellanos,
Gltrcilaso el

Inca,
Valeriana (llamado el nuevo Cicerón).
Pero no sólo hay una asimilación cultural, también la hay
étnica, para lo
cual sólo queremos citar dos ejemplos.
La discriminación del indio y del
mes.tizo no
existe por par­
te de España, ¡cómo no recordar en este· aspecto rasgos como
aquel de Marún Cortés, hijo de Hernán Cortés y de la india
doña Marina, que fue armado caballero de Santiago por el mis­
mo Carlos I y que estuviera en lugar de honor en el ejército es­
pañol que luchó en Argel y Alemania!
O como don Diego Luis Ihuatemotzin Moctezuma, hombre
de raza pura mexicana, nieto
deJ rey

Moctezuma, se casó en Es­
paña con la española Francisca de la Cueva, y cómo esta· familia
fue una de las de más noble estirpe en la misma España, y una
de sus descendientes fue casada con don José Sarmiento de Va­
llares, virrey de México.
Mas como hemos
dicho; los

problemas de España, que después
afectan a este Nuevo Mundo, y después de Felipe II, su
deseen~
dencia

se muestra incapaz de gobernar y con una cierta imitación
exterior a la pompa de la corte francesa. El
espíritu católico

es
arraigado y se salva este período de debilitamiento con la aristo­
cracia española que cuenta con hombres de gran valer y virtud.
Así se llega al último de los Austrias, Carlos II «el hechizado»,
el cual, ha dicho Sánchez Casado, que «no hizo más que agonizar
1206
Fundaci\363n Speiro

LA HISPANIDAD Y SU PROYECClON POLITICO-CULTURAL
en el trono, mientras agonizaba la monarquía», que muere sin
descendencia que gobierne
y da paso a la casa de Barbón.
«Aún
caliertte el

cadáver de Carlos
II, refiere
el P. Mariano
Cuevas, Luis XIV,
alias «el Rey Sol», sin perder su majestad
teatral, pero sin perder tampoco un momento de tiempo, en
pleno salón de Versalles, se presenta con su nieto Felipe
y dice:
«Señores,

he aquí al rey de España, su nacimiento Je ha llamado
a esa corona, ]a nación espafiola
Jo ha deseado y se lo pidió con
anhelo. Yo, prosiguió Luis XIV, se
lo permito con placer, aca­
tando
los decretos de la Providencia», y luego dijo a Felipe:
«Sed un buen espafiol..., pero acordaos que
habéis nacido
fran­
cés».
Con este hecho comenzó para la historia y para la vida de
América. una nueva era, porque no sólo hubo cambio de dinas­
t/a, sino porque el fundamento del

gobierno católico se transfor-
.


en el
de lucro y férrea admiuistración a favor de la núeva
Corte

española.
Es Felipe V el primer monarca Barbón, el que hace un tra­
trado con
los ingleses para que ellos sean los monopolistas en ]a
introducción de negros en la América española.
La primera acción que propicia la política borbona es la des­
trucción de la armada de la Nueva Espafia que envían a Europa
para defender los intereses de Versalles, y para que llevase
los
ocho primeros millones de pesos para sostener el orgullo y va­
nidades de
1a · corte. La. flota es emboscada y destrnida por los
ingleses el 22 de septiembre de 1702 y el dinero que llevaba se
quedó con
los vencedores,
En cuanto a los virreyes, sus dotes para gobernar no. se ma­
nifestarán
ni por el empuje de Ja conquista, ni por ]a fundación
de grandes instituciones,
ni mucho menos por el bienestar de los
indios; sino por la cantidad de recursos que los virreyes podían
enviar a la Corona espafio]a. Es aquí donde empieza la auténtica decadencia por
el afrancesamiento absolutista.
Recordemos tan sólo el tipo· de los primeros virreyes bar­
bones. En la Nueva Espafia, hoy México, llega don Fernando de
Aleneastre Noroña y Silva, e inaugura una nU.eva manera de Ves-
1207
Fundaci\363n Speiro

JOSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
tir con sus tacones rojos de dos pulgadas, su corbatín femenino,
sus encajes
y esas pelucas y zaleas, estilo Luis XIV, se denomi­
naba a sí mismo «melancólico profeta». No sabe ni hablar· con
· propiedad el

español
y lo único que le preocupa son las rentas
para el reino. En Nueva Castilla,
hoy Perú, llega «un personaje simbóli­
co, don Maouel Oms de Santa Paus, marqués de Castell dos Rius, ex embajador de España en Francia, pobre de solemnidad,
poeta detestable, afrancesado sin talento, parásito de una rapa­
cidad indecorosa, que llevó, según se dice, como divisa, el con­
sejo
que le

había dado Luis XIV: emplear toda su energía para
enriquecerse» ( Carlos Pereyra,
Breve historia de América, Em­
presa editora Ziz Zag, Santiago de Chile, 1946, pág. 229).
Como podemos ver,
desde este momento las empresas cat6-
licas de evangelizaci6n y civilízaci6n no

tienen
más el
apoyo del
gobierno, y las que se hacen,. se
realizan desde

el pueblo.
Es en esta época en la que las maniobras de la masonería em­
piezan a tener mayor magnitud e importaocia. En primer lugar
se
inicia la infiltración ideológica de la Ilustración, la prolifera­
ción de las logias masónicas. en Fraocia e Inglaterra, que urden
un plan para el dominio del mundo
y que tienen como objetivos
el ganarse y depravar con sus malsanas ideas y acciones precisa­
mente a la aristocracia, al ejército
y a la Iglesia.
España no es difícil que sea penetrada porque se ha creado
ya
el clima de imitación y admiración por lo extranjero, y se ha
cristalizado ahora en afrancesamiento
ilustrado, que
se maoifes­
tará tal cual es después de la Revolución francesa. Antes de esto,
era preciso neutralizar los obstáculos
y el más fuerte, como es
lógico, era, por un lado los jesuitas, que formaban a la aristocra­
cia y a las altas clases sociales del grao imperio español y que
tenían una grao influencia en

toda Europa
y, por otro lado, el
ejército
y el clero; EL primero sólo se podía neutralizar destru­
yéndolo; los segundos, infiltrándolos.
En Portugal (1759), el marqués Pombal, que en realidad
gobernaba el país en nombre del indolente José I, logra la ex­
pulsión de los jesuitas; en Francia ( 1764), es la marquesa de
1208
Fundaci\363n Speiro

LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-CULWRAL
Pompadour, amante de Luis XV, la que desencadena una po-·
lítica
antirreligiosa que culmina con la expulsión de los jesuitas
y, en España (1767), Carlos III expulsa a los jesuitas de todos
sus reinos.
Esta época tiene-tristes manifestaciones en la América es­
pañola por la manera en que la Corona trata a estos reinos. Ya
no es la madre que cuida y ayuda, ahora es el tirano que
expri­
me

a su
pres¡;¡ para
sacarle hasta la última gota de sangre. Los
que han nacido en estas tierras, indios,
mestizos !Y criollos, no
son tratados de igual manera que los europeos.
Algunos oficiales
del ejército e intelectuales, si no pertenecen a las logias, por
lo
menos están. infeccionados de ilustración, y en los mismos semi­
narios enseñan estas exóticas ideas.
En esta caótica situación descubrimos como factores del de­
bilitamiento,
en primer lugar, el afrancesamiento de las costum­
bres y
la. cultura,

la admiración por lo extranjero, la disminución
del espíritu católico, el enciclopedismo galopante entre la no­
bleza
y los más letrados, la consideración práctica de que lo re­
ligioso es secundario, el formalismo religioso, la proliferación de
la secta
satánica en

España, la infiltración a la Inquisición, la
proliferación de la propaganda de la ilustración mediante los co­
merciantes ingleses y franceses que llegan a las costas de Amé­
rica, etc.
En este clima se dan, naturalmente, los deseos de indepen­
dencia en ciertas clases y esto por varias razones.
Para unos es la necesidad de sacudirse del yugo explotador
de Espafia que, además, ha expulsado a los jesuitas. Para otros, la exigencia
de que los criollos participen en el
gobierno.
Para algunos otros, porque las ideas enciclopedistas han pues­
to como modelo de país a los Estados Unidos.
Y, en fin, porque las sectas masónicas quieren desmembrar a
América y a España, pues no la pueden controlar mientras estén
las Leyes de Indias.
El pueblo, en cambio, no participa en general de esta inquie­
tud, aunque tiene el natural descontento de la situación a que
1209
Fundaci\363n Speiro

JOSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
está sometido. Ahora bien, habrá un hecho que permitirá que el pueblo
participe más
de esta idea y es la invasi6n de España
por Napoleón y el reinado de José Bonaparte. Entonces se agre­
ga una raz6n más: como España está dominada por una poten­
cia extranjera, depender de España· es, en realidad, depender de
esa otra naci6n.
Luego conviene

la independencia, no porque se
deteste a España, sino porque no se puede aceptar ese gobierno
usurpador. Esta ·sí es una
raz6n más

popular.
Tesis 6. Nacimiento prematuro de Hispanoamérica, ¿exigen­
cia
de
salud?
El niño que ama la vida sale del vientre de su madre. Así
como el nacimiento
prematuro del
niño puede ser resultado de
· una

madre que no puede ya tener
al hijo, y el hijo que ya no
puede
vivir en

ese medio, así, la Independencia de los
-pueblos
hispanoamericanos parece un

nacimiento prematuro por los pro­
blemas que
sufre España.
La situaci6n

en Hispaooamérica causa
síntomas de
debilidad
moral por
el afrancesamiento en la cultura y en las costumbres.
Además, desde finales del siglo XVII se ha detenido práctica­
mente la labor evangelizadora
y cultural y son una verdadera
excepción los ;esuitas que

continúan hasta más de la
mitad del
siglo

XVIII con su influencia en zonas notables de Sudamérica
y del noreste de la Nueva España. Así, pues, podemos conside­
rar, que
el potente desarrollo que se había manifestado en el
primer siglo de la conquista se bahía detenido y, por taoto,
había quedado truncado el deseo de los grandes reyes de España
de ver
el esplendor y perpetuidad de estos reinos. Nos parece
que desde el punto de
vis,ta del

tejido social, cultural, religioso
y del mismo proceso de mestificaci6n, la gran nación hispano­
americana no habla completado su desarrollo, por haberse de­
tenido, y
si España

fuera la que en otros tiempos, todavía se po­
día hacer mucho bien a estas tierras.
Mas los problemas que hemos visto habían provocado
la ne-
1210
Fundaci\363n Speiro

LA HISPANIDAD Y SU PROYI;CCION POLITICO-CULTURAL
cesidad de la independencia, y aunque no todas las razones son
buenas, es
incuestionable que,
por un
lado, España
ya no
podia
sostener

esta gran obra, por su interna división
y debilidad y,
por otro, estos jóvenes pueblos tenian la necesidad de seguir vi­viendo según su peculiar naturaleza
y la dependencia de España
los afectaba profundamente.
Así las cosas, hemos visto que una raz6n más para procurar
la independencia fue la regencia de José Bona parte en España
desde 1808. En 1810, la sublevación y los
movimientos de

independen­
cia en Hispanoamérica estallan; desde la Nueva España
hasta la
Tierra

del Fuego se ven convulsionados con muy diversos levan­
tamientos que al parecer no tienen otra coincidencia que
la cro­
nol6gica, por lo menos no
se ve

que haya conocimiento de lo
que sucede en un lugar o en otro por parte de los insurgentes,
pero vistos los acontecimientos en su conjunto, y conociendo ahora la intervenci6n de ciertos masones en
la lucba, nos parece
descubrir lo

que da unidad a estos movimientos armados y la
razón por la que era necesaria esta estrategia.
En efecto, parece la masoner/a la única
capaz de realizar esta
coordinación

continental del movimiento,
y pará esto se ha ser­
vido de
todos los

medios, principalmente de los «hermanos de
mandil» y de los agentes que ha fabricado con el liberalismo ilus­
trado, entre los cuales se encuentran muchos de los que ahora
llamaríamos «idiotas útiles» y algunos otros que
SOila meros opor­
tunistas. Dos
serán las

razones fundamentales que ocuparán para aliar­
se
del pueblo: la injusta situación que sufren los habitantes de
estas tierras por la ambición y
orgullo de
la corona borbona y el
hecho de la invasión
napoleónica a · Ja Madre Patria.
Con estos datos nos parece importante aclarar la situación.
¿Quién realiz6 la independencia? Pregunta
dificil de

contestar
que parece tener cuatro
posible~ respuestas,

y de las cuales es
necesario quedarnos con las verdaderas, con honradez histórica. Las respuestas pueden ser: la independencia la realizaron los
hombres de espíritu
hispánico; la

independencia
la realizaron los
1211
Fundaci\363n Speiro

]OSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
ilustrados y las logias; la independencia la realizaron los de es­
píritu hispánico ayudados por los revolucionarios,
y la indepen­
dencia la realizaron los revolucionarios ayudados por los de es­
píritu hispánico.
Por lo intrincado de
la solución y por la pobreza de nues­
tros conocimientos históricos, pedimos a ustedes -nos permitan
realizar el análisis en nuestra Patria, sin pretender por ello ge­
neralizar el proceso de independencia,
y sólo con el deseo de
sacar experiencia para el futuro de
. Hispanoamérica.
En· efecto,

aunque diversas son las razones que inclinan a los
habitantes de estas tierras a la independencia, podemos consi­
derar que es don Miguel Hidalgo, cura de Dolores, el que inicia
el
movimiento, justamente ei:t 1810;

al parecer el inicio es for­
zado por las circunstancias, la respuesta es
popular pero

no ge­
neralizada, sino en un sector del
pueblo.
Este movimiento no arrastra a intelectuales, sino a incon­
formes que se dan a la contienda de modo desordenado y sal­
vaje. De hecho nos parece que se puede hablar de ciertá conti­
nuidad de este movimiento,
pero no

tanto por razones doctrina­
les, sino más que nada, por resentimientos e incorformidades.
En esta primera parte del movimiento se ven alentados por
ilustrados
y por las logias, y la razón es que a pesar de que Es­
paña, con el gobierno de Bonaparte, está dominada por ellos,
aquí se

siguen
las leyes
de
las Indias, que son
tan contrarias a
su sentir,
y mientras éstas se apliquen y el pueblo español esté
bajo una legitimación católica, el triunfo es sólo
momentáneo y
la

dependencia de estas tierras a España obstaculiza su dominio.
Pero en 1812 el re,y Fernando VII iura la Constitúci6n li­
beral de Cádiz y en estos reinos como en España se da una fuer­
te reacción de resis,tencia. Muchos son, entonces, los hombres de
espíritu hispánico que habitan estas tierras que piensan eh se­
rio
la independencia; por otro lado, los librepensadores y las lo­
gias que les conviene esa situaci6n dejan de presionar para la
independencia,
y los rebeldes que están luchando con las armas
son prácticamente desamparados,
y es la época en que sufren
las grandes derrotas por causa de los que antes los hablan
im-
1212
Fundaci\363n Speiro

LA HISPANIDAD Y SU PROYBCCION POLITICO-CULTURAL
pulsado, pues en la oficialidad del ejército y en el gobierno ya
hay muchos ilustrados y masones.
En 1814 Fernando VII abjura la Constitución de Cádiz, y en
la Nueva España se vuelve con las Leyes de Indias.
Aqu!los
bombres

de
esp!ritu hispánico
parece que se tranquilizan y ahora
la
actuación es

de los revolucionarios que tienen serias dificul­
tades, pues

el ejército rebelde
prácticamente está
deshecho.
Es
necesario que lleguen hombres de afuera que aporyen a los pocos
focos de insurrección que aún existen;
es en la época en que llega
de Inglaterra el mas6n español Francisco Javier Mina a organi­
zar la

insurrección armada, pero pronto es vencido y,
en general,
se puede considerar pacífica la Nueva España.
Pero en 1820 vuelve Fernando II a jurar la Constitución de
Cádiz y

comienza más en serio la aplicación de sus leyes antirre­
ligiosas en España.
En la Nueva España se realiza la famosa
Junta de
la Profesa, que pretende impedir que en México se im­
ponga
la Constituci6n española, y hacer que mientras el rey Fer­
nando VII esté oprimido por la revoluci6n, gobierne el virrey
en
la Nueva España, con las Leyes de Indias. E.n este momento
ya no les conviene a las logias la independencia, pues práctica­
mente ya tienen el dominio desde España
y no se ve en . actua­
ción.
Con este antecedente se decide, finalmente, don Agustín de
Iturbide que formula el Plan de Iguala, o de las Tres Garantías,
que considera que la independencia de esta tierra no depende
de que
en España haya una u otra constituci6n, sino que ya es
hora que el país viva
con. vida
propia,
He aquí algunas de sus partes: «Americanos, bajo cuyo nombre comprendo no
s6lc, a

los
nacidos en Américff, sino a los europeos, africanos y asiásticos
que en ella residen, tened la bondad de oírme. Las naciones que
se llaman grandes en la
exten.si6n del
globo, fueron dominadas
por otras, y hasta que sus luces no les permitieron fijar su pro­
pia opini6n, no se emanciparon. Las europeas que llegaron a
la.
mayor ilustración fueron esclávas de la romana, y este imperio,
el mayor que conoce la historia, asemej6 el padre de familia que,
1213
Fundaci\363n Speiro

]OSE PEREDA CRESPO Y CARWS ORTIZ MONTES
en su ancianidad, mira separarse de su casa a los hijos y los nie­
tos por estar ya en edad de formar otro
y fijarse por sí conser­
vándole todo el respeto, veneración y amór, como a su primiti­
vo origen».
«Trescientos años hace la América .septentrional de estar bajo
la tutela de la nación
más católica
y piadosa, heroica y magnáni­
ma.
La España

Ia educó y engrendeció formando esas ciudades
opulentas, esos pueblos hermosos... Aumentadas las poblacio­
nes
y las luces, conocidos todos los ramos de la natural opu­
lencia del suelo, su riqueza metálica, las ventajas de su situación topográfica, los daños que origina la distancia del centro de su
unidad, y que ya la rama es igual
al tronco;

la opinión pública
y
la general de todos los pueblos es la independencia absoluta de España y de toda otra nación ...
».
Así, pues, el plan de las Tres Garantías: Religión, contra
las. tendencias irreligiosas de
la Revolución española, que era uná­
nimente
reprobada por

el pueblo de México; Unión, en favor
de los españoles, que era parte integrante de la sociedad mexi­
cana; Independencia, anhelo de todos
y exigencia de los tiem­
pos, es aprobado por todos
y es por el genio de su creador por
lo que se realiza la independencia. Aquí el apoyo al Plan de
Iguala de las logias es meramente circunstancial y temporal como
luego lo demostrarán, pero por lo pronto al ver que se encuen­
tran en peligro de quedar «fuera de la
jugada» se

«van a la car­
gada» y logran colocarse en lugares
principal/simas en

el nuevo
gobierno. Por estas razones sostenemos que la independencia de Mé­
xico fue obra de hombres de espíritu hispánico,
o, que los revo­
lucion!M'ios se

adhirieron como parásitos a
eNa noble empresa,

y
aunque su apoyo en el principio está
presente en

la
realizaci6n
está

al acecho.
1214
Fundaci\363n Speiro

LA HlSPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-CULTURAL
Tesis 7: En las primeras manife~taciones de la indepe,ulen.­
cia se ve claramente la influencia de la revolución .
. Así como el hijo que nace prematuramente puede estar dé­
bil
y enfermo por el mismo virus que su madre, as/ los jóvenes
pueblos hispanoamericanos nacían en su vida independiente con
debilidad
(moral y espiritual) y enfermedad (masonería, libera­
lismo, etc.).
En la primera mitad del siglo
XIX España sufre, como hemos
visto, una profunda decadencia, efecto del afrancesamiento que
primero fue la mera imitación del lujo
y ostentación de Versa­
lles, pero que pronto se transformó en afrancesamiento absolu­
tista y más tarde en afrancesamiento enciclopédico liberal. Sobre
todo con esto último Hispanoamérica
ve la luz de
su indepen­
dencia.
A estos males es necesario añadir el virus de las sectas se­
cretas que trabajan ocultamente para su destrucción. Pare­
ce ser que los hombres de
espíritu hispánico que

realizaron la
independencia no alcanzaron a descubrir, o por
lo menos a va- ·
!orar,

la conjura internacional que. se
preparó desde
las tinie­
blas,
y se dejaron deslumbrar por hechos y acciones exteriores;
tal
vez por

esto mismo buscaron el reconocimiento de los ene­
migos mortales de la España católica. También nos parece que su principio de interpretación política se redujo a considerar
amigos a los que procuraban la independencia
y enemigos a los
que se oponían a ella, cuando en realidad en
el subsuelo de estas
luchas· se movían los intereses sectarios de los enemigos de Dios. A pesar de esto, como este pueblo educado por la España
católica se
había desarrollado

teniendo a la
fe como principal
rector de la vida
y la cultura, mal terreno hubieron de encon­
trar las ideas revolucionarias que llegaron tras. la defección de
España.
Por esta
razón, al

pueblo sencillo han ofendido siempre tales
ideas, de modo que desde principios del siglo
XIX encontramos
en América una general
y espontánea repulsa al liberalismo. Y
1215
Fundaci\363n Speiro

]OSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
no ha sido porque nuestra gente entienda con claridad la mal­
dad
y falsedad de estas enseñanzas y maneras de vivir. Ha sido
sencillamente que parece más cristiana la sobriedad tradicional
que la exuberancia afrancesada, la paz, la obediencia
y la sumi­
sión al
que gobierna

en el nombre de Dios, que la revolución
en favor de igualdades, libertades
y fraternidades sangrientas.
Sin embargo,
llegó la

osadía de los enemigos del catolicismo
a cristalizarse en las mismas constituciones, donde el pensamien­ to liberal llega a algunas, a plasmarse
1JJbiertamente antirreligio­
so, como la de México, o con una tolerancia vergonzosa para la
Iglesia, como muchas otras. Así se traiciona el ideal más puro
de los hombres de espíritu hispánico que
realizaron esta
eman­
cipación con el ideal de engrendecer a la santa religión católica
y a estas tier~as, y se copian las legislaciones de Estados Unidos
y de Francia, que son modelos revolucionarios.
El liberalismo, constriñendo o engañando a muchos búenos
hombres, se hizo jurar en constituciones. Leyes liberales para
un pueblo instintivamente antiliberal.
Pero detrás de esto descubrimos a la «Sinagoga
.de Satanás»
que

antes
había importado la revolución a estas tierras y que
ahora convertía estas leyes promulgadas en acción política. Hemos dicho que
la realización de la independencia no se
debi6 a
los masones y librepensadores o, al menos, no principal­
mente a ellos. Una vez realizada, habiéndola o no deseado, sus
personas buscaron a toda costa, con intrigas} calumnias y asesi­
natos, quedar en los altos puestos de gobierno y del e¡ército.
A

pesar de esto no tuvieron de ningún modo el dominio
total de la
situación. Resultaban

un insuperable estorbo los gran­
des patriotas caudillos de la independencia, quienes,
aunque no
exentos en algunos casos de
la contaminación ideológica y hasta
algunos errores de los enemigos de su patria,
tenlan decidida­
mente la intención de servirla, aun a costa de su propias per­
sonas.
Se encargaron de ellos, pues, los librepensadores, organiza­
dos casi
siempre desde
las logias.
Así, don Simón Bolívar, que
había sido

engañado por estos falsos colaboradores, muere de
1216
Fundaci\363n Speiro

LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-CULTURAL
tristeza al descubrir la traición, poco después de abandonar el
gobierno de la gran Colombia. Don José de San Martín fue víc­tima también de esa política oscura; sin llegar al entendimiento
pleno con Bolívar, abandona Sudamérica para ir a
morir a

un
pais extranjero.
Más

trágica
.aón fue
la suerte del mariscal Sucre. Asesinado
en los bosques de
Berruecos, testifica

con su muerte la maldad
de la revolución que de Europa liberal nos vino.
En México, si se nos permite volver a referirnos a nuestra
patria, don Agustín de Iturbide sufrió análoga traición de al­
guno de sus colaboradores. Habiéndose consumado la indepen­ dencia contra la voluntad de las logias de origen europeo
y ba­
sándose en el mencionado Plan de Iguala, con principios ple­
namente ortodoxos,
resultaba. Iturbide

un elemento no utilizable
ni manejable. Por eso, con una sucia política de los librepensa­
dores,_ quienes, a decir.· de los mismos -historiadores masones,
discutían en las logias lo que votarían en el Congreso, fue pre­
sioQado hasta

que, para evitar la guetra civil abandonó el
pais.
Y,

cuando un año después, regresaba para servir a la
· Patria
como

un simple soldado,
fue hecho prisionero y fusilado al ter­
cer
día de su arribo por el falso crimen de. traición que el go­
bierno

masón inventó, pues la sola presencia del libertador los
hacía temblar
y ponía en peligro su usurpación.
Por eso, para todos será explicable la orientación que tomó
la política ulterior a la independencia de estos grandes liberta­
dores, que desembocó, en ocasiones, en tristísimo~ sucesos como·
los siguientes:
En Guatemala, en 1871, se persiguió a la Iglesia, y en 1879
se votó una Constitución netamente anticatólica que, en 1945
fue reafirmada en estas disposiciones.
En Costa Rica en 1864
y 1883 se llevó a cabo una revolu­
ción cultural contra
lo cristiano.
En Argentina
el poder secular atentó en el siglo pasado
muchas veces contra la Iglesia. En tiempos de Sarmiento ( 1868- 1874)
y Nicolás Avellaneda (1874-1880) se intensificó la cam­
paña liberal anticatólica; la campaña culminó en la irrupción
1217
Fundaci\363n Speiro

JOSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
al Palacio Arzobispal por las turbas y el incendio del Colegio
de los Jesuitas del Salvador. En 1884, se impuso la educación
laica. En Ecuador, en el régimen de Eloy Alfaro y Leónidas Plaza
fue perseguida la Iglesia desde 1896 hasta 1916, con promul­
gación de leyes anticatólicas, separación
4e Iglesia-Estado,

lega­
lización del divorcio. En Venezuela; Antonio Guzmán Blanco, jefe del Parúdo libe­
ral y gran maestre de las logias masónicas, presidente de este
país prácúcamente desde 1870 hasta 1888, confiscó los bienes de la Iglesia y atacó a sus ministros de mil formas.
En Colombia, la Iglesia se vio perseguida durante el gobier­
no de Tomás Cipriano Mosquera, que dictó leyes de expropia­ ción de los bienes de la Iglesia y supresión de asociaciones re­
ligiosas desde 1861 hasta 1867. En
México, donde

ha sido constante la separación de la
Iglesia y el Estado desde Juárez (1861) hasta nuestros días, la
Iglesia
y sus ministros no tienen ningún derecho.
En este mismo liberalismo, hacia finales del siglo XIX, se
introduce otra Corriente revolucionaria que no se opone a él,
antes lo hace más firme en muchas de sus pretensiones. Nos re­
ferimos al positivismo,
que se presenta como otro nuevo afran­
cesamiento que destruye la esencia de la hispanidad y
que se
dirige

de modo especial a la educación del pueblo y
de las
clases
aristócratas.
Es entonces la manera más eficaz de sembrar la an­
tirreligión y el escepticismo, con un seudoideal de cultura y
ciencia que enfría la conciencia de los hombres
y que niega el
derecho de la sana doctrina aun a los más pobres.
Muchos escritores, aun eclesiásticos y muchos hombres ver­
daderamente notables, se ven contaminados por estas malsanas
ideas y se llegan a olvidar en todas las instituciones educativas
los mismos principios de la sabiduría crisúana. Y cuando ésta
se defiende se hace de un modo dogmático, y a veces puramente
emotivo, logrando
dar como efecto la consideración de que en
ciencia
no valen los principios de
la «filosofía clásica cristiana»
ni la fe.
1218
Fundaci\363n Speiro

LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-OJLTURAL
Con este panorama, ven la luz del siglo xx los pueblos de
Hispanoamérica, que, no obstante
lo dicho, se conservan cris­
tianos con el catecismo, que aún se enseña, y por las costum~
bres de los mayores, transmitidas a estas postreras generaciones.
Tesis 8: Hispanoamérica, a pesar de las acechanzas de sus ene­
migos, -sigue vivrendo.
Asi como el niño enfermo que nace, si se desarrolla frente
a diversidad de epidemias, se contagia con ellas
y s6lo podria
vivir por un milagro especialisimo, tal vez pedido por su madre
que llora
y pide al Todopoderoso por él, asi, los pueblos his­
panoamercianos crecen en medio de turbulentas revoluciones
ideol6gicas,
politicas y sociales del mundo entero, y logran sub­
sistir por una
especialisima gracia

de la Providencia de
Dios,
pedida

por su Madre amorosísima, la Virgen María.
Desde finales del. siglo pasado vuelve toda la cristiandad a
orientarse rectamente.
Y a no es tan fácil contaminarse con pen­
samientos de apariencia científica; ya ha vuelto, gracias al gran
Pontífice León
XIII, a ponerse en actualidad el pensamiento
escolástico, sobre todo el del Santo
Tomás de
Aquino y
el Con­
cilio Vaticano I ha afirmado que no es posible que una auténtica verdad se oponga a la fe.
Con estos

acontecimientos. resulta una
vigorizaci6n del
pensamiemo cristiano que pronto se pondrá a
prueba
en la lucha contra el modernismo de principios de siglo
y que, unido con el supremo Magisterio, sale vencedor.
Asúnis­
mo, es el tiempo en que los seglares participen en la misi6n de
la Iglesia ron más insistencia.
Coincidiendo con esta vigorización del catolicismo, también
el pensamiento hispánico empieza a brillar nuevamente.
En Es­
paña y en América la reforma de los estudios trae como efecto inmediato el
reÍlnp]antamiento de

la misión de estos pueblos,
pero es
necesario esperar

hasta la década de los
. treinta

en que
comienza a cosecharse ague trabajo, y son muchas las Plumas y
movúnientos de los países hispánicos que comienzan a brillar
1219
Fundaci\363n Speiro

]OSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
con purísima intención cristiana de reorientar todo el orden exis­
tente hacia Dios.
Pero hay
algunos entre

éstos que, captando lo profundo del
pensamiento cristiano por un lado, y, por otro, captando que
es imposible
la realización de una obra sin alguien que la haga,
redescubren el potencial de los ·pueblas hispánicos y con ello la
misión común
que no es

otra sino la llamada Hispanidad. Es
la misma década de los treinta en que se
multi¡,lican los

estu­
dios
y los libros precisamente sobre este tema.
En estas condiciones, el pensamiento cristiano se da perfecta
cuenta de
la amenaza. de la revolución anticrisriana, y ningún
católico duda en condenar a los
enemigos dé Dios:

al comunis­
mo, a
la masonería y a todos los movimientos revolucionarios
ocultos o abiertos que
conspiran contra
lo cristiano.
Asi, pues, el vigor del pensamiento y de la acción parecen
imparables, el potencial es enornie y es capaz de hacer esperar
que este gran continente haga realidad el tan deseado anhelo de
la civilización cristiana. Sin embargo, vista la historia,_ nos damos
cuenta que
el efecto

posterior no corresponde a la causa de que
hablamos. ¿Qué ha sucedido? ¿Por qué no se ha llegado a donde
debía?
Es más: Las cosas no sólo no han quedado igual; el con­
tinente se encuentra ahora en muchos lugares amenazado seria~
mente por los comuuistas. Por doquier descubrimos bardas pin­
tadas con la boz y el martillo que en
la tradición· cristiana
se identifican con la muerte y el dolor,
y que son vivas huellas
del monstruo que devora el continente. ¿Cómo es posible que
,ahora se

tolere y hasta se acepte a los que hace cincuenta años
se repudiaba?
Muchas son las cosas que destruyen el catolicismo y por
tanto la hispanidad, pero nos parece que una de ellas es que al­
gunos hispanistas, de momento, perdieron el rumbo de la mi­
sión
y sólo se ocuparon de hacer obras cristianas sin mucha
conexión orgánica.
Algunos otros evolucionaron hasta tomar po­
siciones inaceptables, tanto en la llamada
izquierda, como

de la
falsa tradición.
Entre éstos, los que más destacaron fueron los
1220
Fundaci\363n Speiro

LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION .POUTICO-CULTURAL
de tendencia izquierdista, y muchos de. ellos tomaron auge a
través del

movimiento Social Democristiano.
Investigando sus fuentes, llegamos a encontrar algo que a
primera vista no tenía importancia,
y que después se tornó sor­
prendente.
¡Todos bebieron de las fuentes mllTitenianas en lo
politico-social! No dudamos de los mérttos que tuvo este brillan­
te intelectual, sobre todo la gran
valentia de
introducir el pen­
samiento escolástico en las universidades) mas, reiteramos nues­
tro iuicio, en lo pol/.tico-social se equivocó. A Maritain podemos
aplicar las
célebres palabras

de Santo Tomás: «Muchos, aun
siendo sabios, se equivocaron».
Pues bien, los hispanistas que se cuidaron de no beber de
las fuentes de la revolución tomaron a
éste como maest~o cris­
tiano

con la docilidad con
la que el alumno entrega su inteligen­
cia a su profesor, y as/ cambiaron su ideal de Hispanidad por el
ideal de la Nueva Cristiandad.
Pero algnien dirá si el ideal de la Nueva Cristiandad es
bueno, tomémoslo e incorporémoslo al de Hispanidad,
y esto es
imposible porque de hecho este ideal. es totalmente contrapuesto
al otro.
·
Ahora bien, las notas que se proponen. como fundamento
de la Nueva Cristiandad serán. lo que sostenga todas las accio­
nes e instituciones y de aquéllas son en realidad erradas todo
lo que se contruya arriba, aunque parezca cristiano, no pasará
de ser un mero espejismo que engañará a muchos, aun con pro­
fundos conocimientos y con buena fe.
Así, pues, pasemos

revista a cuatro de- las
-cinco notas que
Jacques Maritain propone para su Nueva Cristiandad en su fa­
mosisimo libro

«Humanismo integral»,·
del cual hace un elogio
en su
«Campesino. de la Garona~.
J. TENDENCIA A LA UNIDAD POR LOS INTERESES TERRENALES.
Dice Maritain:
«La unidad temporal no sería como la unidad sacra de la cris­
tiandad medieval, una unidad máxima; sería,
-p~r

el contrario,
1221
Fundaci\363n Speiro

]OSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
mínima, cuyo centro de formaci6n y de organizaci6n estaría situa­
do
en la vida de la persona y no en
el nivel del plano temporal
mismo»
(Humanismo integral, pág. 133 ).
Pero Su Santidad Juan XXIII en la encíclica Pacem in terris
afirma: Los principios de la convivencia social (de su unidad)
son: Verdad, Justicia, Amor y Libertad. No funda la unidad
de la

convivencia civil de
la persona. Citémoslo:
«Por esto,
la convivencia civil s6lo puede ;uzgarse ordenada,
fructífera
o, congruente con la dignidad humana si se funda en
la verdad ... , debe practicarse según los preceptos de la justicia,
exige ser vivificado y completado por el amor mutuo.
Y, por úl­
timo, respetando !ntegramente la libertad, ha de ajustarse a una
igualdad cada día más humana».
II. AUTONOMÍA DE LO TEMPORAL
Es una tesis gelatinosa y muchos han querido identificar con
la enseñanza del Concilio Vaticano II.
La. Nueva Ctistiandad, enseña Maritain, «no es que desco­
nozca en modo alguno la primacía de
lo espiritual. Lo tempo­
ral está subordinado o sometido a lo
espiritual, mas
no a
título
de

agente instrumental, como ocurría tan frecuentemente en la
Edad Media, sino a
título de

agente principal menos elevado;
y el bien común terrestre no será ya tomado como simple medio
para la vida eterna, sino · e.orno es esencialmente a este respecto,
es decir, como fin intermedio o intravalente» (Humanismo inte­
gral,
pág. 135).
Pero Su Santidad Juan
XXIII, en la .Mater et magistra, dice:
«No cabe la menor duda de que, si en una naci6n cualquiera
se desarrollan simultáneamente las ciencias, las técnicas, la eco­
nomia y la prosperidad de los ciudadanos, se ha prestado con
ello una positiva contribución a la civilización y a la cultura hu­
mana. Pero cada uno deberá abrigar la convicci6n de que
éstos
no
son bienes

supremos, sino s6lo instrumentos
(instrumenta)
para llega± a la posición de esos bienes supremos»
(Mater et ma­
gistra, núm.
175).
1222
Fundaci\363n Speiro

LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-CULTURAL
ffi. EL CONCEPTO DE AUTORIDAD.
Según Maritain, «en el orden político los órganos guberna­
tivos
son mirados

por el cristiano como teniendo en Dios
la
fuente de su autoridad, sin revestirse, no obstante, ni aun parti­
ci¡:,ativamente, de carácter sagrado; una vez designados, recibe de
ellos
la autoridad, pero en virtud de un cierto consensus, de una
libre determinación

vital de la multitud de la que son personifi­
cación
y vicario ... , cuando prevalece una concepción puramente
profana
y "homogénea" de la autoridad temporal, el jefe es sólo
un compañero que tiene el derecho de mandar a los demás ...
,.
(Humanismo integral, pág. 151).
Mas la Iglesia, por su vicario León XIII, en la I nmortale
Dei nos enseña: «El poder público en si mismo considerado no
proviene
sino
de Dios. Sólo

Dios es el
verdadero y supremo Se­
ñor
de las

cosas.
Todo lo existente ha de someterse y obedecer
. necesariamente

a Dios. Hasta tal punto, que todos los que tie­
nen el derecho de mandar, de ningún otro recibieron este
de­
recho sino es de Dios, Príncipe Supremo de todos».
IV. LA OBRA COMÚN ES UNA COMUNIDAD FRATERNA POR REA­
LIZAR.
Sostiene Maritain:
«Para tal civilización el principio
dinámico es

la vida común
y la obra común no sería el ideal medieval de iln imperio de
Dios aquí abajo ...
».
«Sería

la idea de
la dignidad de la persona humana y de su
vocación espiritual
y del amor fraternal que se le debe» (Huma­
nismo integral,
pág. 153 ).
Y Su Santidad Pío XI, en la encíclica Quas primas, enseña:
« Y hemos dicho, además, dos claras afirmaciones: el mundo
ha sufrido y sufre este diluvio de males porque la inmensa ma­
yor/a de la humanidad ha rechazado a

Jesucristo
y su SantEsima
1223
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]OSE PEREDA CRESPO Y CARLOS . ORTIZ MONTES
Ley en la vida privada, en la vida de familia y en la vida pú­
blica del Estado,
y es imposible toda esper11D2a segura de una
paz internacional verdadera mientras los individuos y los Esta­
dos nieguen obstinadamente
el Reinado de Nuestro Salvador.
Por esto,
advertimos que la paz d-e Cristo hay que buscarla en
el Reino
de. Cristo, y prometimos además consagrar a esta labor
todas nuestras fuerzas. Hemos dicho en el Reino de Jesucristo,
porque estábamos
y estamos. convencidos que el medio más efi­
caz para el restablecimiento y la consolidación de la paz es la
resurrección del Reinado de Jesucristo»
(Quas primas, núm. 1).
Sería interesante llegar
á · saber a qué se debió la difusión ex­
traordinaria del pensamiento mariteniano en el orden politico­
social en las décadas subsiguientes, comparativamente a la esca­
sa propagación
de las

obras sobre Hispanidad
de los grandes
maestros.
Sería interesante saber
p!Jr qué en los Seminarios que
prepararon a nuestros sacerdotes no se
conocía Defensa ª"' la
Hispanidad
y circulaba, en cambio, el Humanismo integral.
El

pensamiento maritenian.o resulta para la hispanidad lati­
. nOamericana una nueva manera de afrancesamiento, es decir, un
modo de destruir nuestra identidad.
Y a pesar de tantos males que hemos sufrido, la mestiza hija
de España, Hispanoamérica, aún vive. Vive porque en estas tie·
"as
se
cree en Jesucristo
y se reza en e$pañol; vive -porque en
el corazón de sus gentes se anida el amor a todos los hombres
que son hijos de María. Vive porque aún resuenao las palabras
del Tepeyac:
« ... es nada lo que te aflige, no se turbe tu cora-
zón, no temas ...

¿No estoy yo aquí que soy
tu Madre? ¿No
estás bajo
mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ven­
tura en mi regazo?» (Nican Mopohua).
CONCLUSIÓN.
Decíamos al principio de la exposición que en el presente se
encuentra una proyección virtual de pasado,
y que recordar nues'
tra

gloriosa historia es redescubrir esta· proyeoción
que ha toma-
1224
Fundaci\363n Speiro

LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POLITICO-CULTURAL
do existencia en la actualidad. Decíamos, también, que la pro­yección en el futuro se hace desde el presente y, por tanto, desde
nuestro pasado histórico. Nos parece haber
cumplido este

propósito y ahora queremos
cosechar en lo concreto. Muchas son las recomendaciones que
la ·
historia da a esta nación, como un padre amoroso se las da . a
su hijo cuando entra en la madurez,
y esto no porque las ignore
o porque no las haya practicado, sino para que no las olvide.
Podríamos hacer una lista inmensa con las enseñanzas como
ésta:
los hombres de los pueblos hispánicos se han debilitado por
la admiración e imitación de
fo extran¡ero, porque no se han cui­
dado de que esto sea cristiano, pues sólo se han fascinado por
ser extranjero. Así ha sido el afrancesamiento revolucionario
y
ahora la imitación y la sustitución de lo propio por lo norteame­
ricano o por lo soviético. Por
tanto, hagamos brillar nuestros
valores para vivir intensamente nuestro ser hispanoamericano.
Pero queremos, por la brevedad del tiempo, sintetizar en cua­
tro conclusiones, que a nuestro parecer engloban el núcleo esen­
cial de las
enseñanzas de

la historia:
l.' El espíritu hispánico es espiritu de fidelidad y amor a
la Santa Iglesia Católica;
jamás se ha entendido al Pontificado
separado

de la persona del Papa, dice García Morente, porque
nuestro aníor
y nuestra fidelidad es a algo real, a algo concreto,
no a meras entelequias.
y como fruto inmediato surge la inten­
ción renovada, constantemente, de derramar la sangre ¡jor la
Iglesia y por su Vicario, como lo hicieron en nuestra Patria Juan
Bosco. Rosillo
y César Femando Calvillo, jóvenes de 21 y 22
años, respectivamente, el
día 22

de noviembre de 1975, cincuen­
tenario de la Proclamación Universal de Cristo como Rey, al gri­
to de: ¡Viva el Papa Paulo
VI!, participando del mismo espíri­
tu que animaba a Carlos I cuando en artículo de muerte es.cri­
bía entre los consejos para que. Felipe II gobernara cristiana­ mente: «Obedecer
y respetar siempre a la Santa Sede Apostó­
lica
y al Papa. Tratarlo, no con arreglo a sus actos, sino con el
respeto debido a su dignidad»
(\Oilliam Thomas
Walsh,
Feli­
pe II,
Espasa-Calpe, págs. 114-115).
1225
Fundaci\363n Speiro

]OSE PEREDA CRESPO Y CARLOS ORTIZ MONTES
2.• El espiritu hispánico es espíritu de lucha contra el mal
y contra el error que se encarna en personas, instituciones y aun
en
las mismas

naciones.
Así lo atestiguan siete siglos de facha
contra

el Islam,
así lo

atestigua el Concilio de Trente
y la Epo­
peya de Lepanto,
as! lo

atestiguan la lucha contra la
idolatría y
la superstición en estas tierras, así lo atestiguan tres siglos con­
tra el liberalismo,
den años
contra el comunismo, veinte años
contra el progresismo
y otros tantos contra el seudotradiciona­
lismo. Esta fidelidad se ha firmado con
la sangre de muchos de
sus preclaros hijos, entre los que quiero mencionar a los Cris­
teros de mi patria.
3.' El esplritu hispánico entiende que las obras de Dio.r s6/o
se realizan con

la vida austera
y de virtud. Entiende, además, que
la
autoridad de

los gobernantes viene de Dios.
Por eso, aunque
comprende plenamente su situación de
hijo de

Dios
y, por tanto,
que
ningún hombre es superior a El, se somete sólo porque ve
en el gobernante
y . sus decisiones · al mismo Cristo. Y por eso
mismo exige del que manda
santidad. Los pueblos hispánicos
añoramos
la presencia de gobernantes de la talla del rey David,
de

San Luis, rey de Francia, de
San Fernando de Castilla, de
Santa

Isabel de Hungría, de San Enrique,
rey de Alemania, de
Santa
Edwiges, reina de Polonia, de

Cario Magno, de Isabel
la
Católica, de Felipe II o de Gabriel García Moreno, que vivieron
la

actividad
polltica no

como
una--.,ocaci6n y a ella adecuaron su
existencia.
4.' Los hombres de espíritu hispánico sabemos que es im­
posible edificar la Ciudad sin la
Iglesia y reconocemos y ama­
mos la
dignidad del

sacerdote, al
que también

exigimos
la santi­
dad. La conquista espiritual de América española la realizaron
religiosos
y sacerdotes santos y, como es proporcional el efecto
a su causa,
la misi6n de Hispanoamérica no se podrá realizar sin
la
santidad de los sacerdotes
y religiosos.
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LA HISPANIDAD Y SU PROYECCION POUTICoaJLTC¡RAL
R.llsUMIENDO:
Para que cumpla el Continente de la Esperanza su misi6n se
requiere
fidelidad: Al esplritu hispánico y para ser fieles al es­
p!ritu hispánico se
necesita: la

defensa del
Pontificado; el
com­
bate a la herejia, la santidad de los
pollticos y la santidad de los
sacerdotes
y religiosos.
Queremos finalizar esta exposición con el
mismo grito con el
que terminaron su vida terrena los cristeros de mi Patria:
¡VIVA CRISTO REY!
¡VIVA SANTA MARIA DE GUADALUPE, EMPERATRIZ DE IDSPANOAMERICA!
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