Índice de contenidos
Número 253-254
Serie XXVI
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
Los orígenes de la unidad religiosa de España
-
El principio de inmanencia, la divinización del hombre y el orden temporal
-
Para una metahistoria jurídica
-
Una gran polémica: la Iglesia ante la humanidad amerindia
-
La sociología de José Domingo Gafo Muñiz O.P. (1881-1936)
-
Revolución liberal y secularización. El Ayuntamiento de Pamplona como ejemplo
-
La crisis de la asistencia sanitaria estatal
-
- Actas
- Ilustraciones con recortes de periódicos
-
Información bibliográfica
-
Eudaldo Forment Giralt: El problema de Dios en la metafísica
-
Juan Bms. Vallet de Goytisolo: Montesquieu (Leyes, gobiernos y poderes)
-
Salvador Abascal: La Constitución de 1917, destructora de la nación
-
Gonzalo Fernández de la Mora: Los errores del cambio
-
Vicente Elvira Ortiz: Memorias de una vida dedicada a Cristo
-
Carmen Sichar Claver: Crónica familiar de tres mártires de Cristo
-
- Crónicas
Autores
1987
I Mayorías y saduceos; II La actual situación religiosa en España; III Un signo de los tiempos; IV Mártires y políticos
ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
lA acumulación de buenos estud~os pendientes de public;ar, es la
causa de (Jue nuestra secci6n de Ilustraciones con recortes de periódicos
apenas aparezca en esta . revista. Sin_ -embargo, hoy, . tenemos ante los
ojos dos artículos que muestran tan a lo vWO la desorientación radical
y
la Incongruencia- en
. la opinión
pública mayoritaria
de muestro h"em
po, que no queremos dejarlos pasar desapercibidos.
l. MAYORÍAS Y SADUC:EOS,
Este es el titulo de un artfcu~o aparecido el 4 de febrlfl'O de 1987 en
EL ADELANTADO DE SEGOVIA, firmado por n1'estro amigo, C<>
tlPnigo de la Catedral de esa ciudad __ castellana, don Lucas García Bo
rreguero, artículo del que efectuamos los recorte.Y que siguen:
c:Según la cita de fray Justo PéreZ de Urbel en su precioso
libro
Vida de Cristo, Sadoc, el fundador del saduceísmo, dio
este consejo a. sus. seguido~&... como única máxima sagrada: No
te separes de · la mayoría.·
»Es una máxima que
puede sorprender a
más de
cuatro lec•
to res. Vamos,
p·or ello,
a dedicarla
unas reflexiones,· aunque
pue
dan salir un poco
deshilvanadas.
>La máxima
es
de enorme trascendencia; con ella se
abren
las
puertas al
escepticismo y,
como secuela, a toda relajación;
se arruina
la metafísica,
y entre sns ruinas perece la ética v.er
dadera, ya que se convierte
a la mayoría, al número, a la
arit•
mética
en criterio y norma de la verdad y de la moralidad.
:>Nadie pienae que
estas ideas sean antañonas, viejas, como
Sadoc, y
8llf. vigencia. No son viejas; viven· con vigor juvenil.
Aquí, en Segovia, fueron defendidas hace tres años en la
SO•
lemne apertura del curso universitario. No hace muchos años
un político del máximo rango. ilos decía
que lo real,
lo. que se
lleva
en la
call~ es lo moral y debía ser legalizado. 0"Qrkeim
y
su escuela moral
sociológica ·sostienen_ que es
verdadero y
bueno el modo de ser de la sociedad
sea el que fuere,
la
opi·
451
Fundaci\363n Speiro
452
nión pública, la conciencia colectiva, a la que debe conformar· se la
con-ciencia individual.
> Y, poco antes, en el siglo xvm, Adam Smith, más famoso
por su doctrina económica que
por su
sistema· mor¾
sostenía
como criterio de moralidad el
parecer de
la mayoría y hacía
coiricidir las
nociones de bien y de
mal con el comportamiento
de los más. Benthan era más duro; "en ningún caso, decía, se
puede resistir. a
la mayoría, aun cuando llegue ésta a legislar
contra la
religión y el derecho natural, aun cuando mande a los
hijos sacrificar
a los padres".
,Se puede, de pasada,. tomar
nota de que el régimen de ma
yorías
está_ vinculado
de manera especial a
_la democracia,
y
que
_i';sta, seg~ _muchos
y muy sesudos tratadistas,
ha de ser es·
céptiea.
Uno de los más -notables, Kelsen, ha dicho: "De hecho,
la causa de -la democracia aparecerá desesperada, si se parte de
la idea de que el hombre puede alcanzar verdades y poseer va
lores absolutos". Si esto fuera necesariamente
así, no
le arren
daríamos la
ganancia ni a las
~yorías ni a los pueblos que
cayeran en
el
esce'ptici!Dlio>.
cLas
sombras que entenebrecen nuestro firmamenío
mtlti:r.·
ral, no hace falta decirlo, son saduceas . y materialista~ en los
liberalismos
y .en los colectivismos. Con apoyaturas foráneas de
los seculares enemigos
dél Cristianismo y dé nuestra patria, han
surgido saduceos
a lo largo y a lo
aD.Cho · de
la
geogl'afía his
pana, coino hongos en· otoñadas ·húmedas y suaves. Los agita un
espíritu morboso de homologación a Europa, a
la desdichada
Europa
· hodierna
que
ha renunciado al Christus vinci para en·
tonar un
"réquiem"· de sil propio funeral. En la Iglesia se resu
me
en otra palabra:
"a@:giorD.ai:nento", adaptación
o puesta al
día,. "en nombre del cual no pocos se atreven a someter el dog
ma
católico a peligrosas interpretaciones y deformaciones" (Pa•
blo VI) : Frutos dañados de ese saduceísmo eclesial son entre otros el· antropocentrismo,
la secularización, el temporalismo, el
hotizontalismo, el relativismo, el historicismo,,.
>Jamás se verán
limpias de
sadu~os ni
la Iglesia ni la
pa·
tria y siempre habrá que contar con la fuerza de la mayoría,
porque la mayoría es una
fuerza social,
aunque pueda serlo hru·
ta. Como .muchísimas cuestiones no hay más remedio
que solu
cionarlas
por
votación mayoritaria,
habrá que esforzarse por·
_ que
esas mayorías, y sobre
todo las
minorías que las llevan
dol
ronzal,
sean
de
homhiies capaae~ y
honrados y no de ignorantes,
frívolos o corrompidos, Lo que
queríamos decir
y
decimos con·
Fundaci\363n Speiro
tra Sadoc es que ni. las mayorías ni las minorías, sólo por ser
tales, son el
criterio· de
la moralidad,, pero no
se puede ignorar
la
fascinación que las
mayórías ejercen
sobre las
masas».
cEU:tonces,
¿cuál ha de ser nuestra Bctitud en, relación con
las mayoría$? La mayoría es un poder, pero no .es la verdad ni
el bien. Si SaéÍoc dijo lo que dijo, la Sagrada Escritura en el
libro del Exodo~ 23.2 dice' lo contrario: "No seguirás en el mal
a la· mayoría; no
'declararás en
un proceso siguiendo a la ma·
yoría
y violando el derecho". Siempre hay que estar al lado de
la verdad y del bie~ con la mayoría o con .la minoría, y contra
el saduceo conforniista
y traidor tiene que alzarse el espíritu
heroiCO, puro y entero de Io·s Macabeos._.>.
TI. LA ACTUAL SITUACIÓN RBLIGIOSA EN EsP AÑA.
Con
e[ ··tiiulo
EL CRISTIANO BN LA-SOCIEDAD ACTUAL ha publicado
ABC del 26 de marzo de 1987 un
articuló de Monseñor Pablo Barra
cbina, Obispo
de Orihuela (Alicante), que reproducimos, íntegra y li
teralmente, ci continuación:
cHémos de reconocer con sinceridad y humildad que los que
integramos la
Iglesia, sacerdotes,
almas
consagradas y
laicos,
hemos padecido en general desde hace lustros el mal de la
mediocridad, razón por la
cual la
evangelización y formación
sobrenatural de
nuestro pueblo
no
ha sido la que necesitaba y
pedía. Las
raíces-más
hondas de .España son
cristianas, y
nues
tra cultura es impensable
sin elliis. _Por
eso nuestro pueblo es
tierra la más abonada para un cultivo
exigente que no ha te•
nido. Teniendo presente,
ademBs, -
que el mundo del que
· somos
parte~ no
favorece la verdad del Evangelio, con
más empeño
habíamos
de haber sido luz del
·mundo, como
dijo Jesús.
»Un Estado
de
Dei-echo, social
y democrático, que propugna
como
valores superiores d~ su ordenamiento j_urídico la
liber
tad, la justicia y la igualdad,
·como dice
la Conátitución, no se
podrá sostener si no iJJ,tenta por todos los medios que los hom
bres sean interiormente libres o dueños de sí mismos, que
posean
esas cualidades ·que los harán
justos e insobornables y
que respeten realmente a todos los hombres, ·simplemente
por
que
todos pertenecemos a la familia humana. No se puede as•
pirar en verdad a un ordenamiento jurídico, sin un ordert moral
superior.
453
Fundaci\363n Speiro
454
>El hombre puede exigirse elevación de miras, poder de vo
luntad, dominio de instintos bajos y
sentimh,ntos bastardos.
Esta
es la grandeza del hombre libre, que, siguiendo la norma
tiva de su naturaleza raciona 1,, puede ser él mismo. Por eso la
libertad no escatima
esfuerzos, no
es esclava de caprichos, nun
ca se deja llevar de desahogos de
"hacer lo
que le viene en
gana".
Es libertad resl)Onsahle, ¿ Es ésta la libertad que se di
vulga y
proclamá? No,
en absoluto. Es ]a libertad .de la masa
la _que se canta, carnaza que sacia de
molD.ento y ayuda a ol
vidar.
Es la
libertad de
espaldas a
la verdad, al bien y a la
decencia personal y pública. Es la libertad
qne embrutece.
A
la persona dueña de sí
. misma
le está sucediendo el
eolectivo,
el
espíritu
gregario, hacer·
10
que priva. ¿ Es éste el hombre que
necesita una democraeia?
:>Pero vayamos
ahora a las libertades púb1icas que garantiza
la Constitución
referentes a
la religión (arts. 14, 15 y 16). Todos
los españoles son
iguales: ante
la ley sin que quepa la
discri·
minación
por
tazón de
religión. Se garantiza la libertad religio•
sa. Nadie
podrá ser obligado a dec1arar sobre su religión o
creencias.
Todos los·, poderes
Públicos tendrán
en
C'Denta las
creencias
religiosas de la sociedad esp{lñola. Existen cauces . re·
lativamente
abier:tos de
diálogo entre el Estado y ]a Iglesia que
hemos de agradecer., Y la Administració_n sabe y tiene constan cia de
-que la religión católica es la mayoritaria de los españo
les. Pero el· clima- creado
por, las autoridades, por acción u
omisión/
no· es
pacffico o
de distensión, sino de recelo y aver
sión. Existe una velada acepción de personas para
.cubrir plazas
de
concurso. Ciertos profesores abusan de la _libertad de cáte·
dra en
contra
dC la libertad de
padres y niños, Y el descrédito,
la falacia y hasta
-la calumnia se ceban, contra verdades religio
sas
e
instituciones eclesiales con mayor o menor
pe,;iodicidad
e,i -cierl:os medios
de comunicación social. V al dría más sentirse
olvidados que ser tratados de esta manera sibilina descristiani
zadora.
>;Existe un intel.'é& _
manifiesto en crear confusión doctrinal y
moral.- Es todo un plan organizado de indiferencia religiosa
Porque
·no es
explicable tanto celo en
quienes no
creen, y tanto
insisten en· repetir
las
mismas consignas. Es
de domino común
que_ una superficial educación en· la fe y una práctica rutinaria
arrastran
al abandono de las creencias y de las sanas costum
bres ante cualquier n:l.otivaCÍón personal o
social. Por otra par
te, el permiaivismo,.
Ja licencia
y
la inmoralidad pública pro
ducen el mismo- fenómeno deacristianizador. La ley del divorcio,
Fundaci\363n Speiro
la despenalización del aborto, qiie ahora se quiere extender a
un cuarto
supuesto, y la planificación familiar en danza, pre
sentada por el Ministerio y diversos ayuntamientos- mediante
panfletos degradante~ son
claro testimonio de esa confusión
qo.e
se crea desde arriba. Son los mismos jóvenes los que gritan in
dignados. "¡ Estos no son los jóvenes de este país!". Produce
vergüenza ajena tener que transcribir estas palabras.
Se dirá
que !30n
dos concepciones del hombre y de la vida social dis
tintas las que
p?esenta el catolicismo y
las del Gobierno. Y
tienen
razón. Són dos oonceJJeiones del
hombre y de la vida;
pero debo
agregar que
vivimos en un Estado de Derecho, y el
Ejecutivo representa a
toda la nación. Al margen de cualquier
creencia
o
ideología, hemos
· de afirmar oon Aristóteles: "que
hay
que actuar
según la recte razón,
es un principio
común
que
damos por supuesto''
.. Movidos
p_or ella -agrega-, todos
hemos mamado en la
niñez. que la
educación es
eri orden
a
crear hijos virtuosos. Y
análogo es el
firi del
que gobierna:
hacer
ciudadanos morigeridos, ·-cualificados por
sus virtudes
(Eti
c.a a Nicómaco, L. II, 2, 3 y 4).ú,"
> Y nuestro gran Séneca. nos ·dejó escrito: "Abandona los
torpes placeres,. ,_ ql'i.e t(lD caros cuestan, 'que perjudican más
oomo pasados. que
como venideros. ABí oomo
dejan inquietud
los
crímenes, aunque
no
Be descubrieran cuando se· cometieron,
asi también
los placeres torpes
dejan pesar, oo.ando nos
en
contramos
hartos de
ellos. Busca
otro goce . que tenga estabili
dad;
pero no
existe ninguno 'fuera del que el
alma ·encuentra
en sí
misma" (Epístola XXVIl, de
las
Epís~las morales). Aque
lla falsa
libertad,. tan extendida -por
nuestra geografía, hace
hombres
serviles, degenera
en esa
crisis de
moralidad, que
parece está tocando fondo. Si,;,mpre
ha habido seres humanos
viciosos, pero
tenían vergüenza
de sus miserias. Hoy la.
vileza
está
deshonrando
nnestra patria.
>La Constitución
española
ha colocado la justicia como va
lor superior de nuestro
ordenamiento jurídico,
Y cori razón.
Ahora
bien, tal
virtud no
puede concebíree sólo socialmente:
en primer
lugar es, oomo dice
la antropología, una virtud
ca~
nal
o.
conjunto de virtudes que hacen al hombre bueno. Difí
cilmente podrá
comunicar justicia
social
quien no sea honra
do, insobornable, justo.
La
justicia es la virtud que van incul·
cando
los
padres, col¡l
amor, desde el princinio a
S'!IS hijos, los
educadores serán continuadores de
18 obra,
·
para que, por fin,
los jóvenes, convencidos de su gi\,andeza y necesidad, la practi
quen y sean verdaderos
ciudadanos.
455
Fundaci\363n Speiro
»En el orden social estamos seguros-que los poderes públi
cos trabajan con denuedo en un
labor. que es
düícil y comple
ja por las diversas vertientes que comprende.
A nivel econó
mico-social hay
que decir
que han aparecido
u'n&s luces de· ere·
cimiento que ojalá se consoliden. Mas no existe política eco
nómica pactada, porque
°las partes no
quieren o
no saben qué
política aplicar al momento español. La tasa de desem.pleo de
Espafia .excede
_con
mucho a
la- media de a Comunidad Econó
mica Europea. El futuro' de
nuestra juventud
es pavoroso.
No
obstant~ las
alarmas justificadas de tiempos
pasados., nuestro
ingreso
en la Comunidad Europea- se ha
.realizado sin
la prepa
ración adecuada.
Los recargos de los ayuntamientos sobre la
Contribución Urbana, consentido por el
Ministerio oorrespon
diente,
hail sido tan exagerados que ahora se ven obligados a
devolver· dinero. No
hay justicia en la calle. · Al miedo· de los
ciudadanos indefensos ante los delincuentes, hay que ·sumar el
de los
comercios, los
bancos y taxistas.
Él poder
jurídico que,
según la Cop.stitucióu, emana
del .pueblo
y necesita de jueces y
magistrados independientes, inamovibles y responsables, padece
una enorme crisis de identidad.
hasta el extremo que mucho~
de.
ellos se sienten molestos
y como en entredicho ánte la po
lítica, la calle y la forlllá como se aplican las sentencias. No hay
dinero
suficierite para
perseguir el tráfico de drogas, y
si lo hay
para editar pan:8etos de
planificación Jamiliar que
avergüenzan
a quienes los leen. ¿Són éstas las. condiciones de vida reco
mendables en orden al bien
común, que
considera la justicia
como -uno de los
valores superiores?>.
fil.-UN SIGNO. DE LOS TIEMP{)S,
Este es también el tftuSo del arriculo que lleva la firma de Hermó-
genes Pérez de Arce publicado en EL MERCURIO de Santiago de
Chile el mismo 4
de febrero de 1987, .que
reproducimos literalmente:
456
«Carmen Gloria Quintana es una joven chilena· que resultó
con graves
quemáduras en
un incidente con la fuerza pública
cuya investigación. está entregada a
la· justicia.
Está siendo cu
rada . de sus
quemaduras oon un
generoso despliegue de
recu.r-·
sos.
La Embajada de
Íos-Estados
Unidos, a un costo de varios
millones de -pesetas,
financió su tratamiento en Cln1e. La del
Canadá proveyó a sn traslado a
dicho país para
un completo
restablecii:µiento y
transporte de toda su familia, cuya
subsis
tencia allá cubre en forma generosa.
Fundaci\363n Speiro
,-Cuando Carmen Gil orla _ estaba hospitalizada en -nuestro país
fu.e
visitada
pol': altos dignatarios eclesiásticos. Uno· : de ellos,
que
se desempeña como coordinador de
la
visita del
Santo
Padre, le ofreció un lugar de honor, sentada
.a la
diestra de Su
Santidad Juan Pablo II cuando este último venga
1,1.l país. Hace
unos
días ella
· anunció
que vendría a Santiago en
-abril, para
ocupar el sitial prometido.
· »Un joven,
Rodrigo Rojas Denegri, también
récihió gtaves
quemaduras
en el mismo incidente
y falleció como conseoo.en•
cia.
En sus honras fúnebres, en medio de. los estandartes de la
Juventud Comunista,
-8 lá que adherí&, el Obispo Auxilia_r de
la diócesis ofició una
misa solemne.
Al mismo homenaje
pó&
tumo
contribuyó
con su presencia
· el Jl:mhajador de
los ·Estados
Unidos,
H!llTY Bames.
» Vn hecho plenamente acréditado durante la investigacióll
judicial
del incidente en que Carmen Gloria y
Rodrigo re!3Wta
ron
quemados fu.e ·que el grupo del _ cual formaban parte era
portador de
bomh:as incendiarias, de
las
que los militantes em
plean
para_
qilemar vehículos
de la
locomoción· colectiva,
»Rosa Rivero
Fierro fue
otra .joven chilena que· resultó que
mada. Esta mujer modesta, . con . una criatura en el vientre, via•
jaba
en un bus _un
día de
protesta opositora. Contra el bus
fue
ro:O.
lanzadas
bombas similares a las
·que portaba
el
· grupo
de
Carmen Gloria_·y Rodrigo, y Rosa Rivera resultó horriblemente
CJUemada. >Ni
la
Embajada de los Estados
Unidos· ni
la
__ del
Canadá
ni ninguna otra se preÓcuparon. mayormente de las lesiones de
Rosa Rivera.
SU: estado
se agravó,
eri el
modesto hospital donde
permanecía.
Primero perdió
su criatura
y luego ella misma
fálleció, sin que p~elado ·alguno
haya
acudí.do a
confortarla
·ni,
después, · haya
celebrado nn l'esponso por
el eterno
. descanso
de
su alma. Ningún. embajador·
asistió
1 -tampoco, a
sus exequias.
En realidad,
carecía de
militancia política. Era, apenas, otra
víctima inocente del
terrorismo, no representativa de caudal
propagandístico alguno. No recibió ayuda médica preferente ni
tuvo el aliciente de la perspectiva
d_e ocupar
un lugar .jnnto
al
Papa; en abril, que la motiVara a luchar para sobrevivir.
:.Por lo
demás,
¿ qué dere-cho podrá tener a algo de eso?
Ningún
pilrtido, autoridad
eclesiástica ni potencia la respalda
ba; no
se había alzado contra la. autoridád, no acarreaba bom
bas incendiarias, sino que
era, apenas, víctima
de
ellas.
:>Son signos
de los tiempos. Sin embarg~, cuando Carmen
Gloria
ocupe su lugar junto
al· Santo Padre, en abril próximo,
457
Fundaci\363n Speiro
algunos pocos-elevaremos una plegaria- para que las almas de
Rosa Rivera Fierro, de la criatura suya que np alcanzó a DB·
cer · y de tantas o~s. víctimas inocentes del terrorismo estén
ocupando un
sitiaJ similar, pero a
la diestra del
Señon.
IV. MÁRTIRES y POLfn:cos.
El necorte máa reciente de los que . publicamos tiene por ocasi6n la
beatificacl6n de las tres Carmelitas D~alzas del Monastério de San
José, de GudlajMa: María del Pilar de San Francisco de Borja, María
de los
Angeles de San José y Maria Teresa del Niño Jesús, inmoladas,
mártires,
el
24 de julio de 1936.
Ep/.,odlo del qiu, VERBO -"' habfa
hecho
,oo en el número 235-236, página,; 737-738, en la rest!fía que
Francisco José Fernández de la Cigoña hizo del libro EL CARMELO DE
GUADALAJARA Y sus TRES AZUCENAS, escrito por Sor Cristina de la Cruz
Arteaga FalgU~ra. Es un artículo de nuestrO amigo, bien conocido por
nuestros
lectores, Francisco Canals Vida!, aparecido ,en EL ALCAZAR
de 3 de abril, bajo el título VETOS POLfn:COS A LA GLORIA DE LOS MÁR
TIRES.
Relwiámoslo:
458
vándoos ante
los reyes y gobernadores por CCRtSfl de mi oombre;
mas esto
os dará ocasión de dar--testimonio. Asentad,· pues, en
vuestros
corazones que
no ensayéis
de antemano el modo tk
. defenderos; pues yo os daré lengua y sabiduría, a la que no
podrán resistir o contradeci,r todos vuestros adversarios".
">Seréia azotados
y . compareceréis ante los · gobernadores y
reyes pOr CaJtSa de mí, para dar testimonio ante ellos. Y cuan·
do os condujeren .para entregaros, no andéis· preocupados pen,,
sando de antemano que habréis de hablar; sioo lo que os fue•
re· dado en aquella hora. esto hablad; que no sois vosotros los
que h(zbláis, sino el Espíritu Santo".
»El "testimonio" de los testigos · de Cristo, dado· ante los
gobernadores
y
reyes por
causa· de
su Nombre es el
martirio.
Mártir es el testigo. Testigo que ,muere "aborrecido de todos",
y entregado a la muerte por sos propios hermanos y que da
· así la vida por ellos, u.nido a Cristo. Nadie tiene amor más
grande
que
el mártir,-que
el testigo del .amor redentor de
Cristo~ Por
esto es· odiado el mártir por todos los que son
amadores
del "mundo"
hasta
]Jegar -al odio.
a Dios.
'
»"No extrañéis si os aborrece el mundo: nosotros hemos
cono,cido qúé,
hemos pasado de · muerte a vida ren que amamos
Fundaci\363n Speiro
a los hermanos'', dice el Evangelis~ Juan en su carta recordan
do. el
mensaje y él -anuncio ·del Señor.
>El martirio es uno de los misterios centrales y de defini
tiva
significación de
la
vida cristiana, y por ello de la historia
de la Iglesia. Sólo
puede- ser· comprendido
en el ambiente de
la fe
y del amor, es decir, de la caridad teologal que impulsa
al testigo de Cristo . a ·dar_ la vida para iestimoniar su -fe para
salvación de los hombres.
>"Ante los reyes y gobernadoret, "para dar testimonio ante
ellos"'". Todos los que la · Iglesia católica' venera en los altares
coJQ.o mártires -y el culto a los · mártires fue históricamente
el que se
de;sellvolvió primero
que otros entre los
santo&-han
muerto
a lo
largo de
los
siglo~ víctimás de
odio a la fe de
8118
enemigos y verdugos, a manos · de potestades_ pública~, de po·
deres pol:iti:oos. Es este un tremendo misterio, en uná perspec·
tiva que
contemple la
historia
de la humanidad a la luz divina
de la fe en Cristo.
· Ea un misteriÓ al que ~o tenemos derecho
a volvernos de espaldas, a rehuirlo
y a no pensar y· obrar en
consecuencia con él.
>Es el
misterio
d~ ,la "cinda!l terrena",
que asume y pone
a
su servicio
a
lo largo de fa hi_Storia el pOdei: político de los
reinos
y de los pueblos, para. ejercitár en ello~ con influencia
universal
sobre los
.hombres, el . egoísmo
y
~l _orgullo enfren
tado
a la Palabra y al espíritu de
·Dios~
»El
misterio
de aquella
"ciudad. terrena"
de que
habla San
Agustín,
que no es, si
hahláselilos. de
las cosas
por su esencia,
el orden político, ni las potestades qn~ gobiernan los pueblos,
pero que sí
es ciertamente,
hablando en el plano de
los hechos
y de las concreciones hi.stóric.as, este mismo poder de los hom
bres sobre los hombres, ejercido
deSde la
soberbia y
el peca
do,
desde la "mundanidad" enfrentada
aJ designio. de Dios.
Por
esto, San
Agustín muy justamente podía
de':lerihir la his-,
toria
de
aqu,ella Ciudad qÚe llama al hombre al odio a Dios,
narrando la historia de los imperios
de_ las
naciones, que
ha
bían constituido las idolatrías del paganismo en. l:9-"teología
política"
que inspiraba
sus empresas.
:>Si prolongamos
a los
siglos nuestros
la reflexión
teológica
sobre la historia, encontraremos apoyo para hacerlo, en primer
lugar, en la propia
plJ].abra de
Dios presente en la Escritura y
en la Tradición de la Iglesia de Cristo. Y, dándonos testimo
nio de ella por modo próximo e
i:i;imedíato a
nosotros, halla
remos a luz en las enseñanzas del
Magisterio.· auténtico
de la
459
Fundaci\363n Speiro
460
propia Iglesia, y· en el sentir del pueblo -cristiano siempre con•
natural con la
enseñanza de ·1a Santa .Madre Iglesia.
> Un recuercfu de algo_ que decía insistentemente mi madre,
me viene ahora a la memoria. Nos
deeíll a
nosotros,
8118 hijos,
cortando a veces· así
~desde arriba" comentarios anec.dóticos
sobre el anecdotario político ~ cada día, que ella .:Do olvida
ría
nunca algo
que en su jnveittnd había oído afirmar a un ·
predicador: "Que· lo que -pasa en el mundo es.Siempre la gue
"ª de Satanás contra Cristo''. "E.sto es lo esencial en la po
lítica, y sólo así se puede entender lo que. pas~.
>Añado otro recuerdo~ más remoto en. el tiempo. Al ad
venimiento_ de la República, el
14 de abril de 1931, me impre
sionó una palabra que oí decir a
:Qli pa4re a las pocas horas
de oír las aclamaciones por
Ja11 calleis de Barcelona,_ con los
correspondientes "¡muera!"
y el primer ondear de . la b~
dera
tricolor
republicana. Dijo mi padre: ''Pronto habrá que
ma
de conventos
·.e
iglesias". Tenía
yo nueve años y, natural
mente, tardé -bastantes
años en
advertir que en
aquel clarivi
dente
y previsor juicio había la experiencia heredada de mu
-chas generaciones cristianas; desde el asesinato por instigación masónica del obispo de. Vich, Strauch, durante el trienio libe
ral de
1820-23, pasai:ido
por
18'35 con
las matanzas de frailes,
y la más reciente experiencia barcelonesa de la Semana
Trá-
gica,
vivida ya por mis padres.
..
>El
impulso
central por el que los gobernadores paganos
llevaban .a los cristianos ante sus tribunales
eFa el
odio, desde
el
paganismo~ a
la revelación _de Cristo como
Hijo de · Dios.
Esto mismo
habían perseguido en el propio Cristo los · envi
diosos dirigentes del propio
judaí~o. En nuestros tiempos,
la
política anticristiana se
ha e:Jpresado en diversas _formas, anec
dóticas
en su variedad y apariencia
---como notaba
mi madre-,
pero
se ha .tratado siempre de lo mismo.
:t-Es el
poder político, en función
. de "Bestia" apocalíptica,
que
exige la adoración del hombre por el hombre y
quiere que
la
política
y el Estado anulen o suplanten a la religión y · a
Iglesia.
»El odio
de
loS poderes
mundanos a Dios y a su Cristo les
lleva a acusar a los fieles de Cristo con acusaciones "políticas"
o
de_ cualquier signo. "cnltural"', 99económico", de "clase so
cial",
de.
amor o
de
Odio a
tal o
cual pueblo.
En las
persecu
ciones
de la China, los cristianos morían por la fe
de Cristo,
acusados de traidores a
su pueblo
y servidores del colonialismo
de
Occidente. Así, también los mártirés de Uuganda, los del
Fundaci\363n Speiro
Japón y, así, en todas partes. Los mártires de laS diez .perse· ·
cuciones
romanas eran "enemigos del emperador"', sencillamen
te
po~qne no
le
daban culto como a Dios.
>En España, durante los años, 1936-39, bajo el dominio del
anarquismo y del comunismo, y el dominio fol'lllal de aquella
República
a
cuyo advenimftfnto mi-padre previó iodo el _ secta
rismo
'de su legislación,. dirigida a descristiainizar 'Y arrancar de
la Iglesia católica a los españoles, se dio una Pe:fsecuoión anti
cristiana, que· como todas las persecuciones ejercían los gober
nadores y poderes terrenos., naturalmente en el. lenguaje polf•
tico,
de una política
cuya intencionillidad eseBcial y prófunda
era
hostil a Cristo y a su Iglesia.
>En todo tieD'.lpo; por lo mismo, la glorificación de los már•
tires
ha encontrado resistencia, que se han concretado en autén
ticos "vetos" contra su
memoria y
su culto. La Iglesia, al
ca
nonizar a Tomás Moro, no intenta, de suyo, juzgar a_ Enrique
VIII; ni al canonizar a los· mártires de la Revolución francesa
ejerce directa y
explfcitamente un juicio contra el Estado ja
cobino.
Pero es obvio que la
gloria de
los mártires y su culto
por la
Iglesia de
Cristo es coherente con
el juicio
de la
historia,
quiero
decir, con el
juicio de la historia verdadera que no se
cierre a la
luz de_
Dips. La Iglesia venera a San Pedro
y San
Pablo,
y la historia juzga a· ·NerO.n. La Iglesia venera a las car
melitas de Compiegne, y
la historia juzga a Robespierre. La
Iglesia venera a Tomás Moro, y
la historia juzga a Enrique
VIll. La Iglesia ha comenzado a, venerar en los altares a los
mártires de la persecución Contemporánea de los años de nues•
tra
Cruzada.
>La historia juzgará a· los
poderes
políticos que formula
ron contra ellos acusaciones políticas, y a los
que ahora quisie
ran poner contra sn glorificación vetos políticos,
co11, el juicio
que estaba implícito en la previsión de mi padre en 1931>.
461
Fundaci\363n Speiro
lA acumulación de buenos estud~os pendientes de public;ar, es la
causa de (Jue nuestra secci6n de Ilustraciones con recortes de periódicos
apenas aparezca en esta . revista. Sin_ -embargo, hoy, . tenemos ante los
ojos dos artículos que muestran tan a lo vWO la desorientación radical
y
la Incongruencia- en
. la opinión
pública mayoritaria
de muestro h"em
po, que no queremos dejarlos pasar desapercibidos.
l. MAYORÍAS Y SADUC:EOS,
Este es el titulo de un artfcu~o aparecido el 4 de febrlfl'O de 1987 en
EL ADELANTADO DE SEGOVIA, firmado por n1'estro amigo, C<>
tlPnigo de la Catedral de esa ciudad __ castellana, don Lucas García Bo
rreguero, artículo del que efectuamos los recorte.Y que siguen:
c:Según la cita de fray Justo PéreZ de Urbel en su precioso
libro
Vida de Cristo, Sadoc, el fundador del saduceísmo, dio
este consejo a. sus. seguido~&... como única máxima sagrada: No
te separes de · la mayoría.·
»Es una máxima que
puede sorprender a
más de
cuatro lec•
to res. Vamos,
p·or ello,
a dedicarla
unas reflexiones,· aunque
pue
dan salir un poco
deshilvanadas.
>La máxima
es
de enorme trascendencia; con ella se
abren
las
puertas al
escepticismo y,
como secuela, a toda relajación;
se arruina
la metafísica,
y entre sns ruinas perece la ética v.er
dadera, ya que se convierte
a la mayoría, al número, a la
arit•
mética
en criterio y norma de la verdad y de la moralidad.
:>Nadie pienae que
estas ideas sean antañonas, viejas, como
Sadoc, y
8llf. vigencia. No son viejas; viven· con vigor juvenil.
Aquí, en Segovia, fueron defendidas hace tres años en la
SO•
lemne apertura del curso universitario. No hace muchos años
un político del máximo rango. ilos decía
que lo real,
lo. que se
lleva
en la
call~ es lo moral y debía ser legalizado. 0"Qrkeim
y
su escuela moral
sociológica ·sostienen_ que es
verdadero y
bueno el modo de ser de la sociedad
sea el que fuere,
la
opi·
451
Fundaci\363n Speiro
452
nión pública, la conciencia colectiva, a la que debe conformar· se la
con-ciencia individual.
> Y, poco antes, en el siglo xvm, Adam Smith, más famoso
por su doctrina económica que
por su
sistema· mor¾
sostenía
como criterio de moralidad el
parecer de
la mayoría y hacía
coiricidir las
nociones de bien y de
mal con el comportamiento
de los más. Benthan era más duro; "en ningún caso, decía, se
puede resistir. a
la mayoría, aun cuando llegue ésta a legislar
contra la
religión y el derecho natural, aun cuando mande a los
hijos sacrificar
a los padres".
,Se puede, de pasada,. tomar
nota de que el régimen de ma
yorías
está_ vinculado
de manera especial a
_la democracia,
y
que
_i';sta, seg~ _muchos
y muy sesudos tratadistas,
ha de ser es·
céptiea.
Uno de los más -notables, Kelsen, ha dicho: "De hecho,
la causa de -la democracia aparecerá desesperada, si se parte de
la idea de que el hombre puede alcanzar verdades y poseer va
lores absolutos". Si esto fuera necesariamente
así, no
le arren
daríamos la
ganancia ni a las
~yorías ni a los pueblos que
cayeran en
el
esce'ptici!Dlio>.
cLas
sombras que entenebrecen nuestro firmamenío
mtlti:r.·
ral, no hace falta decirlo, son saduceas . y materialista~ en los
liberalismos
y .en los colectivismos. Con apoyaturas foráneas de
los seculares enemigos
dél Cristianismo y dé nuestra patria, han
surgido saduceos
a lo largo y a lo
aD.Cho · de
la
geogl'afía his
pana, coino hongos en· otoñadas ·húmedas y suaves. Los agita un
espíritu morboso de homologación a Europa, a
la desdichada
Europa
· hodierna
que
ha renunciado al Christus vinci para en·
tonar un
"réquiem"· de sil propio funeral. En la Iglesia se resu
me
en otra palabra:
"a@:giorD.ai:nento", adaptación
o puesta al
día,. "en nombre del cual no pocos se atreven a someter el dog
ma
católico a peligrosas interpretaciones y deformaciones" (Pa•
blo VI) : Frutos dañados de ese saduceísmo eclesial son entre otros el· antropocentrismo,
la secularización, el temporalismo, el
hotizontalismo, el relativismo, el historicismo,,.
>Jamás se verán
limpias de
sadu~os ni
la Iglesia ni la
pa·
tria y siempre habrá que contar con la fuerza de la mayoría,
porque la mayoría es una
fuerza social,
aunque pueda serlo hru·
ta. Como .muchísimas cuestiones no hay más remedio
que solu
cionarlas
por
votación mayoritaria,
habrá que esforzarse por·
_ que
esas mayorías, y sobre
todo las
minorías que las llevan
dol
ronzal,
sean
de
homhiies capaae~ y
honrados y no de ignorantes,
frívolos o corrompidos, Lo que
queríamos decir
y
decimos con·
Fundaci\363n Speiro
tra Sadoc es que ni. las mayorías ni las minorías, sólo por ser
tales, son el
criterio· de
la moralidad,, pero no
se puede ignorar
la
fascinación que las
mayórías ejercen
sobre las
masas».
cEU:tonces,
¿cuál ha de ser nuestra Bctitud en, relación con
las mayoría$? La mayoría es un poder, pero no .es la verdad ni
el bien. Si SaéÍoc dijo lo que dijo, la Sagrada Escritura en el
libro del Exodo~ 23.2 dice' lo contrario: "No seguirás en el mal
a la· mayoría; no
'declararás en
un proceso siguiendo a la ma·
yoría
y violando el derecho". Siempre hay que estar al lado de
la verdad y del bie~ con la mayoría o con .la minoría, y contra
el saduceo conforniista
y traidor tiene que alzarse el espíritu
heroiCO, puro y entero de Io·s Macabeos._.>.
TI. LA ACTUAL SITUACIÓN RBLIGIOSA EN EsP AÑA.
Con
e[ ··tiiulo
EL CRISTIANO BN LA-SOCIEDAD ACTUAL ha publicado
ABC del 26 de marzo de 1987 un
articuló de Monseñor Pablo Barra
cbina, Obispo
de Orihuela (Alicante), que reproducimos, íntegra y li
teralmente, ci continuación:
cHémos de reconocer con sinceridad y humildad que los que
integramos la
Iglesia, sacerdotes,
almas
consagradas y
laicos,
hemos padecido en general desde hace lustros el mal de la
mediocridad, razón por la
cual la
evangelización y formación
sobrenatural de
nuestro pueblo
no
ha sido la que necesitaba y
pedía. Las
raíces-más
hondas de .España son
cristianas, y
nues
tra cultura es impensable
sin elliis. _Por
eso nuestro pueblo es
tierra la más abonada para un cultivo
exigente que no ha te•
nido. Teniendo presente,
ademBs, -
que el mundo del que
· somos
parte~ no
favorece la verdad del Evangelio, con
más empeño
habíamos
de haber sido luz del
·mundo, como
dijo Jesús.
»Un Estado
de
Dei-echo, social
y democrático, que propugna
como
valores superiores d~ su ordenamiento j_urídico la
liber
tad, la justicia y la igualdad,
·como dice
la Conátitución, no se
podrá sostener si no iJJ,tenta por todos los medios que los hom
bres sean interiormente libres o dueños de sí mismos, que
posean
esas cualidades ·que los harán
justos e insobornables y
que respeten realmente a todos los hombres, ·simplemente
por
que
todos pertenecemos a la familia humana. No se puede as•
pirar en verdad a un ordenamiento jurídico, sin un ordert moral
superior.
453
Fundaci\363n Speiro
454
>El hombre puede exigirse elevación de miras, poder de vo
luntad, dominio de instintos bajos y
sentimh,ntos bastardos.
Esta
es la grandeza del hombre libre, que, siguiendo la norma
tiva de su naturaleza raciona 1,, puede ser él mismo. Por eso la
libertad no escatima
esfuerzos, no
es esclava de caprichos, nun
ca se deja llevar de desahogos de
"hacer lo
que le viene en
gana".
Es libertad resl)Onsahle, ¿ Es ésta la libertad que se di
vulga y
proclamá? No,
en absoluto. Es ]a libertad .de la masa
la _que se canta, carnaza que sacia de
molD.ento y ayuda a ol
vidar.
Es la
libertad de
espaldas a
la verdad, al bien y a la
decencia personal y pública. Es la libertad
qne embrutece.
A
la persona dueña de sí
. misma
le está sucediendo el
eolectivo,
el
espíritu
gregario, hacer·
10
que priva. ¿ Es éste el hombre que
necesita una democraeia?
:>Pero vayamos
ahora a las libertades púb1icas que garantiza
la Constitución
referentes a
la religión (arts. 14, 15 y 16). Todos
los españoles son
iguales: ante
la ley sin que quepa la
discri·
minación
por
tazón de
religión. Se garantiza la libertad religio•
sa. Nadie
podrá ser obligado a dec1arar sobre su religión o
creencias.
Todos los·, poderes
Públicos tendrán
en
C'Denta las
creencias
religiosas de la sociedad esp{lñola. Existen cauces . re·
lativamente
abier:tos de
diálogo entre el Estado y ]a Iglesia que
hemos de agradecer., Y la Administració_n sabe y tiene constan cia de
-que la religión católica es la mayoritaria de los españo
les. Pero el· clima- creado
por, las autoridades, por acción u
omisión/
no· es
pacffico o
de distensión, sino de recelo y aver
sión. Existe una velada acepción de personas para
.cubrir plazas
de
concurso. Ciertos profesores abusan de la _libertad de cáte·
dra en
contra
dC la libertad de
padres y niños, Y el descrédito,
la falacia y hasta
-la calumnia se ceban, contra verdades religio
sas
e
instituciones eclesiales con mayor o menor
pe,;iodicidad
e,i -cierl:os medios
de comunicación social. V al dría más sentirse
olvidados que ser tratados de esta manera sibilina descristiani
zadora.
>;Existe un intel.'é& _
manifiesto en crear confusión doctrinal y
moral.- Es todo un plan organizado de indiferencia religiosa
Porque
·no es
explicable tanto celo en
quienes no
creen, y tanto
insisten en· repetir
las
mismas consignas. Es
de domino común
que_ una superficial educación en· la fe y una práctica rutinaria
arrastran
al abandono de las creencias y de las sanas costum
bres ante cualquier n:l.otivaCÍón personal o
social. Por otra par
te, el permiaivismo,.
Ja licencia
y
la inmoralidad pública pro
ducen el mismo- fenómeno deacristianizador. La ley del divorcio,
Fundaci\363n Speiro
la despenalización del aborto, qiie ahora se quiere extender a
un cuarto
supuesto, y la planificación familiar en danza, pre
sentada por el Ministerio y diversos ayuntamientos- mediante
panfletos degradante~ son
claro testimonio de esa confusión
qo.e
se crea desde arriba. Son los mismos jóvenes los que gritan in
dignados. "¡ Estos no son los jóvenes de este país!". Produce
vergüenza ajena tener que transcribir estas palabras.
Se dirá
que !30n
dos concepciones del hombre y de la vida social dis
tintas las que
p?esenta el catolicismo y
las del Gobierno. Y
tienen
razón. Són dos oonceJJeiones del
hombre y de la vida;
pero debo
agregar que
vivimos en un Estado de Derecho, y el
Ejecutivo representa a
toda la nación. Al margen de cualquier
creencia
o
ideología, hemos
· de afirmar oon Aristóteles: "que
hay
que actuar
según la recte razón,
es un principio
común
que
damos por supuesto''
.. Movidos
p_or ella -agrega-, todos
hemos mamado en la
niñez. que la
educación es
eri orden
a
crear hijos virtuosos. Y
análogo es el
firi del
que gobierna:
hacer
ciudadanos morigeridos, ·-cualificados por
sus virtudes
(Eti
c.a a Nicómaco, L. II, 2, 3 y 4).ú,"
> Y nuestro gran Séneca. nos ·dejó escrito: "Abandona los
torpes placeres,. ,_ ql'i.e t(lD caros cuestan, 'que perjudican más
oomo pasados. que
como venideros. ABí oomo
dejan inquietud
los
crímenes, aunque
no
Be descubrieran cuando se· cometieron,
asi también
los placeres torpes
dejan pesar, oo.ando nos
en
contramos
hartos de
ellos. Busca
otro goce . que tenga estabili
dad;
pero no
existe ninguno 'fuera del que el
alma ·encuentra
en sí
misma" (Epístola XXVIl, de
las
Epís~las morales). Aque
lla falsa
libertad,. tan extendida -por
nuestra geografía, hace
hombres
serviles, degenera
en esa
crisis de
moralidad, que
parece está tocando fondo. Si,;,mpre
ha habido seres humanos
viciosos, pero
tenían vergüenza
de sus miserias. Hoy la.
vileza
está
deshonrando
nnestra patria.
>La Constitución
española
ha colocado la justicia como va
lor superior de nuestro
ordenamiento jurídico,
Y cori razón.
Ahora
bien, tal
virtud no
puede concebíree sólo socialmente:
en primer
lugar es, oomo dice
la antropología, una virtud
ca~
nal
o.
conjunto de virtudes que hacen al hombre bueno. Difí
cilmente podrá
comunicar justicia
social
quien no sea honra
do, insobornable, justo.
La
justicia es la virtud que van incul·
cando
los
padres, col¡l
amor, desde el princinio a
S'!IS hijos, los
educadores serán continuadores de
18 obra,
·
para que, por fin,
los jóvenes, convencidos de su gi\,andeza y necesidad, la practi
quen y sean verdaderos
ciudadanos.
455
Fundaci\363n Speiro
»En el orden social estamos seguros-que los poderes públi
cos trabajan con denuedo en un
labor. que es
düícil y comple
ja por las diversas vertientes que comprende.
A nivel econó
mico-social hay
que decir
que han aparecido
u'n&s luces de· ere·
cimiento que ojalá se consoliden. Mas no existe política eco
nómica pactada, porque
°las partes no
quieren o
no saben qué
política aplicar al momento español. La tasa de desem.pleo de
Espafia .excede
_con
mucho a
la- media de a Comunidad Econó
mica Europea. El futuro' de
nuestra juventud
es pavoroso.
No
obstant~ las
alarmas justificadas de tiempos
pasados., nuestro
ingreso
en la Comunidad Europea- se ha
.realizado sin
la prepa
ración adecuada.
Los recargos de los ayuntamientos sobre la
Contribución Urbana, consentido por el
Ministerio oorrespon
diente,
hail sido tan exagerados que ahora se ven obligados a
devolver· dinero. No
hay justicia en la calle. · Al miedo· de los
ciudadanos indefensos ante los delincuentes, hay que ·sumar el
de los
comercios, los
bancos y taxistas.
Él poder
jurídico que,
según la Cop.stitucióu, emana
del .pueblo
y necesita de jueces y
magistrados independientes, inamovibles y responsables, padece
una enorme crisis de identidad.
hasta el extremo que mucho~
de.
ellos se sienten molestos
y como en entredicho ánte la po
lítica, la calle y la forlllá como se aplican las sentencias. No hay
dinero
suficierite para
perseguir el tráfico de drogas, y
si lo hay
para editar pan:8etos de
planificación Jamiliar que
avergüenzan
a quienes los leen. ¿Són éstas las. condiciones de vida reco
mendables en orden al bien
común, que
considera la justicia
como -uno de los
valores superiores?>.
fil.-UN SIGNO. DE LOS TIEMP{)S,
Este es también el tftuSo del arriculo que lleva la firma de Hermó-
genes Pérez de Arce publicado en EL MERCURIO de Santiago de
Chile el mismo 4
de febrero de 1987, .que
reproducimos literalmente:
456
«Carmen Gloria Quintana es una joven chilena· que resultó
con graves
quemáduras en
un incidente con la fuerza pública
cuya investigación. está entregada a
la· justicia.
Está siendo cu
rada . de sus
quemaduras oon un
generoso despliegue de
recu.r-·
sos.
La Embajada de
Íos-Estados
Unidos, a un costo de varios
millones de -pesetas,
financió su tratamiento en Cln1e. La del
Canadá proveyó a sn traslado a
dicho país para
un completo
restablecii:µiento y
transporte de toda su familia, cuya
subsis
tencia allá cubre en forma generosa.
Fundaci\363n Speiro
,-Cuando Carmen Gil orla _ estaba hospitalizada en -nuestro país
fu.e
visitada
pol': altos dignatarios eclesiásticos. Uno· : de ellos,
que
se desempeña como coordinador de
la
visita del
Santo
Padre, le ofreció un lugar de honor, sentada
.a la
diestra de Su
Santidad Juan Pablo II cuando este último venga
1,1.l país. Hace
unos
días ella
· anunció
que vendría a Santiago en
-abril, para
ocupar el sitial prometido.
· »Un joven,
Rodrigo Rojas Denegri, también
récihió gtaves
quemaduras
en el mismo incidente
y falleció como conseoo.en•
cia.
En sus honras fúnebres, en medio de. los estandartes de la
Juventud Comunista,
-8 lá que adherí&, el Obispo Auxilia_r de
la diócesis ofició una
misa solemne.
Al mismo homenaje
pó&
tumo
contribuyó
con su presencia
· el Jl:mhajador de
los ·Estados
Unidos,
H!llTY Bames.
» Vn hecho plenamente acréditado durante la investigacióll
judicial
del incidente en que Carmen Gloria y
Rodrigo re!3Wta
ron
quemados fu.e ·que el grupo del _ cual formaban parte era
portador de
bomh:as incendiarias, de
las
que los militantes em
plean
para_
qilemar vehículos
de la
locomoción· colectiva,
»Rosa Rivero
Fierro fue
otra .joven chilena que· resultó que
mada. Esta mujer modesta, . con . una criatura en el vientre, via•
jaba
en un bus _un
día de
protesta opositora. Contra el bus
fue
ro:O.
lanzadas
bombas similares a las
·que portaba
el
· grupo
de
Carmen Gloria_·y Rodrigo, y Rosa Rivera resultó horriblemente
CJUemada. >Ni
la
Embajada de los Estados
Unidos· ni
la
__ del
Canadá
ni ninguna otra se preÓcuparon. mayormente de las lesiones de
Rosa Rivera.
SU: estado
se agravó,
eri el
modesto hospital donde
permanecía.
Primero perdió
su criatura
y luego ella misma
fálleció, sin que p~elado ·alguno
haya
acudí.do a
confortarla
·ni,
después, · haya
celebrado nn l'esponso por
el eterno
. descanso
de
su alma. Ningún. embajador·
asistió
1 -tampoco, a
sus exequias.
En realidad,
carecía de
militancia política. Era, apenas, otra
víctima inocente del
terrorismo, no representativa de caudal
propagandístico alguno. No recibió ayuda médica preferente ni
tuvo el aliciente de la perspectiva
d_e ocupar
un lugar .jnnto
al
Papa; en abril, que la motiVara a luchar para sobrevivir.
:.Por lo
demás,
¿ qué dere-cho podrá tener a algo de eso?
Ningún
pilrtido, autoridad
eclesiástica ni potencia la respalda
ba; no
se había alzado contra la. autoridád, no acarreaba bom
bas incendiarias, sino que
era, apenas, víctima
de
ellas.
:>Son signos
de los tiempos. Sin embarg~, cuando Carmen
Gloria
ocupe su lugar junto
al· Santo Padre, en abril próximo,
457
Fundaci\363n Speiro
algunos pocos-elevaremos una plegaria- para que las almas de
Rosa Rivera Fierro, de la criatura suya que np alcanzó a DB·
cer · y de tantas o~s. víctimas inocentes del terrorismo estén
ocupando un
sitiaJ similar, pero a
la diestra del
Señon.
IV. MÁRTIRES y POLfn:cos.
El necorte máa reciente de los que . publicamos tiene por ocasi6n la
beatificacl6n de las tres Carmelitas D~alzas del Monastério de San
José, de GudlajMa: María del Pilar de San Francisco de Borja, María
de los
Angeles de San José y Maria Teresa del Niño Jesús, inmoladas,
mártires,
el
24 de julio de 1936.
Ep/.,odlo del qiu, VERBO -"' habfa
hecho
,oo en el número 235-236, página,; 737-738, en la rest!fía que
Francisco José Fernández de la Cigoña hizo del libro EL CARMELO DE
GUADALAJARA Y sus TRES AZUCENAS, escrito por Sor Cristina de la Cruz
Arteaga FalgU~ra. Es un artículo de nuestrO amigo, bien conocido por
nuestros
lectores, Francisco Canals Vida!, aparecido ,en EL ALCAZAR
de 3 de abril, bajo el título VETOS POLfn:COS A LA GLORIA DE LOS MÁR
TIRES.
Relwiámoslo:
458
los reyes y gobernadores por CCRtSfl de mi oombre;
mas esto
os dará ocasión de dar--testimonio. Asentad,· pues, en
vuestros
corazones que
no ensayéis
de antemano el modo tk
. defenderos; pues yo os daré lengua y sabiduría, a la que no
podrán resistir o contradeci,r todos vuestros adversarios".
">Seréia azotados
y . compareceréis ante los · gobernadores y
reyes pOr CaJtSa de mí, para dar testimonio ante ellos. Y cuan·
do os condujeren .para entregaros, no andéis· preocupados pen,,
sando de antemano que habréis de hablar; sioo lo que os fue•
re· dado en aquella hora. esto hablad; que no sois vosotros los
que h(zbláis, sino el Espíritu Santo".
»El "testimonio" de los testigos · de Cristo, dado· ante los
gobernadores
y
reyes por
causa· de
su Nombre es el
martirio.
Mártir es el testigo. Testigo que ,muere "aborrecido de todos",
y entregado a la muerte por sos propios hermanos y que da
· así la vida por ellos, u.nido a Cristo. Nadie tiene amor más
grande
que
el mártir,-que
el testigo del .amor redentor de
Cristo~ Por
esto es· odiado el mártir por todos los que son
amadores
del "mundo"
hasta
]Jegar -al odio.
a Dios.
'
»"No extrañéis si os aborrece el mundo: nosotros hemos
cono,cido qúé,
hemos pasado de · muerte a vida ren que amamos
Fundaci\363n Speiro
a los hermanos'', dice el Evangelis~ Juan en su carta recordan
do. el
mensaje y él -anuncio ·del Señor.
>El martirio es uno de los misterios centrales y de defini
tiva
significación de
la
vida cristiana, y por ello de la historia
de la Iglesia. Sólo
puede- ser· comprendido
en el ambiente de
la fe
y del amor, es decir, de la caridad teologal que impulsa
al testigo de Cristo . a ·dar_ la vida para iestimoniar su -fe para
salvación de los hombres.
>"Ante los reyes y gobernadoret, "para dar testimonio ante
ellos"'". Todos los que la · Iglesia católica' venera en los altares
coJQ.o mártires -y el culto a los · mártires fue históricamente
el que se
de;sellvolvió primero
que otros entre los
santo&-han
muerto
a lo
largo de
los
siglo~ víctimás de
odio a la fe de
8118
enemigos y verdugos, a manos · de potestades_ pública~, de po·
deres pol:iti:oos. Es este un tremendo misterio, en uná perspec·
tiva que
contemple la
historia
de la humanidad a la luz divina
de la fe en Cristo.
· Ea un misteriÓ al que ~o tenemos derecho
a volvernos de espaldas, a rehuirlo
y a no pensar y· obrar en
consecuencia con él.
>Es el
misterio
d~ ,la "cinda!l terrena",
que asume y pone
a
su servicio
a
lo largo de fa hi_Storia el pOdei: político de los
reinos
y de los pueblos, para. ejercitár en ello~ con influencia
universal
sobre los
.hombres, el . egoísmo
y
~l _orgullo enfren
tado
a la Palabra y al espíritu de
·Dios~
»El
misterio
de aquella
"ciudad. terrena"
de que
habla San
Agustín,
que no es, si
hahláselilos. de
las cosas
por su esencia,
el orden político, ni las potestades qn~ gobiernan los pueblos,
pero que sí
es ciertamente,
hablando en el plano de
los hechos
y de las concreciones hi.stóric.as, este mismo poder de los hom
bres sobre los hombres, ejercido
deSde la
soberbia y
el peca
do,
desde la "mundanidad" enfrentada
aJ designio. de Dios.
Por
esto, San
Agustín muy justamente podía
de':lerihir la his-,
toria
de
aqu,ella Ciudad qÚe llama al hombre al odio a Dios,
narrando la historia de los imperios
de_ las
naciones, que
ha
bían constituido las idolatrías del paganismo en. l:9-"teología
política"
que inspiraba
sus empresas.
:>Si prolongamos
a los
siglos nuestros
la reflexión
teológica
sobre la historia, encontraremos apoyo para hacerlo, en primer
lugar, en la propia
plJ].abra de
Dios presente en la Escritura y
en la Tradición de la Iglesia de Cristo. Y, dándonos testimo
nio de ella por modo próximo e
i:i;imedíato a
nosotros, halla
remos a luz en las enseñanzas del
Magisterio.· auténtico
de la
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propia Iglesia, y· en el sentir del pueblo -cristiano siempre con•
natural con la
enseñanza de ·1a Santa .Madre Iglesia.
> Un recuercfu de algo_ que decía insistentemente mi madre,
me viene ahora a la memoria. Nos
deeíll a
nosotros,
8118 hijos,
cortando a veces· así
~desde arriba" comentarios anec.dóticos
sobre el anecdotario político ~ cada día, que ella .:Do olvida
ría
nunca algo
que en su jnveittnd había oído afirmar a un ·
predicador: "Que· lo que -pasa en el mundo es.Siempre la gue
"ª de Satanás contra Cristo''. "E.sto es lo esencial en la po
lítica, y sólo así se puede entender lo que. pas~.
>Añado otro recuerdo~ más remoto en. el tiempo. Al ad
venimiento_ de la República, el
14 de abril de 1931, me impre
sionó una palabra que oí decir a
:Qli pa4re a las pocas horas
de oír las aclamaciones por
Ja11 calleis de Barcelona,_ con los
correspondientes "¡muera!"
y el primer ondear de . la b~
dera
tricolor
republicana. Dijo mi padre: ''Pronto habrá que
ma
de conventos
·.e
iglesias". Tenía
yo nueve años y, natural
mente, tardé -bastantes
años en
advertir que en
aquel clarivi
dente
y previsor juicio había la experiencia heredada de mu
-chas generaciones cristianas; desde el asesinato por instigación masónica del obispo de. Vich, Strauch, durante el trienio libe
ral de
1820-23, pasai:ido
por
18'35 con
las matanzas de frailes,
y la más reciente experiencia barcelonesa de la Semana
Trá-
gica,
vivida ya por mis padres.
..
>El
impulso
central por el que los gobernadores paganos
llevaban .a los cristianos ante sus tribunales
eFa el
odio, desde
el
paganismo~ a
la revelación _de Cristo como
Hijo de · Dios.
Esto mismo
habían perseguido en el propio Cristo los · envi
diosos dirigentes del propio
judaí~o. En nuestros tiempos,
la
política anticristiana se
ha e:Jpresado en diversas _formas, anec
dóticas
en su variedad y apariencia
---como notaba
mi madre-,
pero
se ha .tratado siempre de lo mismo.
:t-Es el
poder político, en función
. de "Bestia" apocalíptica,
que
exige la adoración del hombre por el hombre y
quiere que
la
política
y el Estado anulen o suplanten a la religión y · a
Iglesia.
»El odio
de
loS poderes
mundanos a Dios y a su Cristo les
lleva a acusar a los fieles de Cristo con acusaciones "políticas"
o
de_ cualquier signo. "cnltural"', 99económico", de "clase so
cial",
de.
amor o
de
Odio a
tal o
cual pueblo.
En las
persecu
ciones
de la China, los cristianos morían por la fe
de Cristo,
acusados de traidores a
su pueblo
y servidores del colonialismo
de
Occidente. Así, también los mártirés de Uuganda, los del
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Japón y, así, en todas partes. Los mártires de laS diez .perse· ·
cuciones
romanas eran "enemigos del emperador"', sencillamen
te
po~qne no
le
daban culto como a Dios.
>En España, durante los años, 1936-39, bajo el dominio del
anarquismo y del comunismo, y el dominio fol'lllal de aquella
República
a
cuyo advenimftfnto mi-padre previó iodo el _ secta
rismo
'de su legislación,. dirigida a descristiainizar 'Y arrancar de
la Iglesia católica a los españoles, se dio una Pe:fsecuoión anti
cristiana, que· como todas las persecuciones ejercían los gober
nadores y poderes terrenos., naturalmente en el. lenguaje polf•
tico,
de una política
cuya intencionillidad eseBcial y prófunda
era
hostil a Cristo y a su Iglesia.
>En todo tieD'.lpo; por lo mismo, la glorificación de los már•
tires
ha encontrado resistencia, que se han concretado en autén
ticos "vetos" contra su
memoria y
su culto. La Iglesia, al
ca
nonizar a Tomás Moro, no intenta, de suyo, juzgar a_ Enrique
VIII; ni al canonizar a los· mártires de la Revolución francesa
ejerce directa y
explfcitamente un juicio contra el Estado ja
cobino.
Pero es obvio que la
gloria de
los mártires y su culto
por la
Iglesia de
Cristo es coherente con
el juicio
de la
historia,
quiero
decir, con el
juicio de la historia verdadera que no se
cierre a la
luz de_
Dips. La Iglesia venera a San Pedro
y San
Pablo,
y la historia juzga a· ·NerO.n. La Iglesia venera a las car
melitas de Compiegne, y
la historia juzga a Robespierre. La
Iglesia venera a Tomás Moro, y
la historia juzga a Enrique
VIll. La Iglesia ha comenzado a, venerar en los altares a los
mártires de la persecución Contemporánea de los años de nues•
tra
Cruzada.
>La historia juzgará a· los
poderes
políticos que formula
ron contra ellos acusaciones políticas, y a los
que ahora quisie
ran poner contra sn glorificación vetos políticos,
co11, el juicio
que estaba implícito en la previsión de mi padre en 1931>.
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