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Número 343-344

Serie XXXV

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El papel de la educación en la preparación del hombre para la vida política

EL PAPEL DE LA EDUCACION EN LA PREPARACION
DEL HOMBRE PARA
LA VIDA POLITICA
POR
}OSÉ RICARDO PJ:ERPAULI
«Así, haciéndonos eco del Divino Maestro, hemos dirigido pa•
labras ya de aviso, ya de exhortaci6n, ya de direcci6n, a los i6ve-nes
y a los educadores, y a los padres y madres de familias, sobre varios
puntos referentes a la educación cristiana, con aquella solicitud que
conviene
aJ, Padre común de .todos los fieles, y 'con aquella insis­
tencia oportuna
y aun inoportuna -que el oficio pastora/. requiere,
inculcada por el Apóstol:
Insiste con. ocasión :r sin ella, reprende,
ruega, exhorta con· toda· paciencia :r doctrina· ... ».
(De S. S. Pfo XI: Díviní Illius Magistri)
«Coniuramos, pues, por las entrañas de Jesucristo, a los Pasto­
res de almas que empleen toda _-clase de medios, en las instrucciones
y catequesis, de palabra y _por escritos profusamente divulgados, a
fin de recordar a los padres cristianos sus gravisimos deberes, y -no
tanto teórica o
:genéricamente. cuanto prácticament.e y en particular
cada uno de su deberes en materia de educaci6n religiosa, moral
y civil. de los hi;os y_ de los méto_dos más convenientes _para reali­
zarla eficazmente, además del e;emplo de su vida».
(Ibídem)
l. Consideraciones previas
Si bien resulta c0nocida la concatenación doctrinal que existe
entre el último libro
de la Ética a Nicómaco y el primero de la
Política de Aristóteles ( 1
), juzgo oportuno partir. de este contexto
(1) Cfr. GAUTHmR, R. -A. y JouF, J. -Y., L'Ethique a Nicomaque.
intr., trad .. franc. y -comentarios, Louvain, París, 19701 págs. 901 y sigs.
Señalo
aquí que no me ocuparé específicamente del concepto de amistad,
Verbo, núm. 343-344 (1996), 295-318 295
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JOSE RICARDO PIERPAULI
para formular algunas consideraciones que, circunscribiéndose al
ámbito dinámico de esa
relación, permitan reparar en el rol re­
levante de la educación para la virtud, y ello requisito indispen­
sable para
la vida política.
La delimitación temática que propongo sitúa de suyo, al edu­
car como un proceso espiritual con una finalidad rigurosamente
práctica, esto es, el
status virtutis, y ello ut boni fiamus (2).
A su vez, este fin de la educación se ordena
al Bien Común
Político en una doble dirección. La primera, parte desde este
fin, el que, una vez efectivamente
realizado, participa su bondad
al hombre; la segunda, en cambio, parte desde el educando­
hombte, quien, habiendo alcanzado
el status virtutis, adopta por
elld las necesarias disposiciones para que aquel bien participado
se plenifique (3).
En virtud del proceso ( 4) educativo y de su fin próximo, ese
sino que señalo simplemente, con esta referencia, el lugar donde se conectan
la Ética con
la Política, para referirme a la educaci6n que se sitúa en dicho
ámbito como proceso dinámico.
(2) Cfr. SAN ALBERTO MAGNO, Opera Omnia, Com. Super Ethica, Ed.
Ascehendorff, 1968-1972, 6-42. Dice Santo Tomás en la Suma Teal6gica,
Supl, 41 a 1, Ed. BAC, Madrid, 1964: « ... quia ratio naturalis ad ipsum
inclinat dupliciter. Primo quantum ad principalem eius finem, qui est bonum
prolis. Non enim intend.it natura ~lum generationem prolls _ sed ttaductionem
et promotionem usque ad perfectum. statum hominis inquantum homo est,
qui est status virtutis».
(3) La dirección que parte desde el Bien Común Polftico plenifica al
hombre de recta intención y permite cotregir su contrario de mailera que,
por ejemplo1 la pena justa contra el delincuente, si es que tiene lugar en
un orden justo y recto, viene a set un cierto modo de perfección, pero
por vía de corrección punitiva. No resulta dificultoso advertir la segunda
dirección. Piénsese, por ejemplo, en el caso de un javen estudioso a quien,
si es que el Bien Común se concreta realmente, se le premia con la pro­
moción y con la· posibilidad de perfeccionamiento en el área de ·su saber.
Así, se le suministran bienes materiales que se ordenan a los espirituales.
(4) Cfr.
MILLÁN FUELLES, A., La farmaci6n de la personalidad hu­
mana, Ed. Rialp, 2.' ed., Madrid, 1987, páf. 33. En tigor, todo el libro
es particularmente valioso y, por ende, muy recomendable.
También es Pertinente la lectura del concepto de «dinamismo» en Rmz
SÁNcHEZ, F., Fundamentas .'Y fines de la eduéaci6n, Ed. U. N; Cuyo, 1978,
págs. 51 a 53.
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PREPARACION DEL HOMBRE PARA LA .VIDA POLITICA
proceso se concreta como promoción (5), vale decir como un mo­
vimiento ascendente de sentido perfectivo ( 6 ). Así, promoción
se vincula con
"xafl.ape«;" para significar la elevación y purifica­
ción del alma a
través de órdenes de perfección ascendentes, a
fin de alcanzar la salvación en la última quietud sobrenatural.
Ese proceso educativo reconoce, en su puntd de partida, una
relativa
ptMividad del intelecto del educando. Es pasividad por­
que el intelecto espera
las mociones de los ob¡etos a los que no
ere"
sino que aprehende como llaves que luego permitirán des­
cubrir el orden de la creación (7); es relativa, pues la inteligencia,
según observa Fabro (8), participa su perfección, a su
vez par­
ticipada del Intelecto Divino, a los sentidos interiores y exterio­
res. De este modo, el intelecto humano recibe la luz de la Divina
Inteligencia
al captar las primeras mociones de los objetos a los
que considera como primeros destellos de un todo perfectlsimo
y, luego, perfeccionada, perfecciona, dentro del orden de la sub­
jetividad, a los sentidos, de suerte que la actividad de éstos sea,
a su modo, inteligente y no al acaso como si se tratara de abrir
en
el alma hum1ma el cauce a una fuerza bruta que, sin control
alguno, viene desde dentro desbordando
a la conciencia reflexiva
y arrastrándola hasta invertir su ordenación peculiar.
Precisamente Ia psicogénesís (9), hoy en auge, consiste en una
(5) Cfr. MILLÁN PuELLES, A., op. cit., págs. 27 a 29.
(6) La idea de ascenso del alma, típicamente griega, aparece con toda
claridad en un texto de Sao Alberto Magno, tomado de su Suma Theolr>­
gicae sive de Mirabili Scientia Dei, Libri 1, Pars 1, Prologus, de la edici6n
ya citada, 1978. Dice allí el Doctor Universal: «Tu signaculum similitu~
dinis, plenus scientia et perfectus decore. Per talem igitur impressionem
factam in nobis constat, quod fit in nobis, nobis ascendentibus ad deum.
et ad ipsam, sicut cera ascendit ad sigillum, et non e converso».
(7) Cfr. SAN PABLO, Carta a los Romanos, 1-20: «Porque lo invisible
de ti, su eterno poder y su divinidad, se hacen notorios desde la creaci6n
del mundo ... ».
(8) Cfr. FABRO, C., Percepción y pensamiento, trad. cast. J. F. Lisón
Buendla, Eunsa, Pamplona, 1978,
págs: 224 y sigs.
(9) Cfr. RITTER-CRÜNDER, Historisches WOrterbuch der Philosophie,
WBG, Darmstadt, 1989, B. 7, voz: «genetische Psycologie» en págs. 1658
y 1659. También puede consultarse LALANDE, A., Vocabulario técnico y
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JOSE RICARDO PIERPAULI
génesis del alma considerada sólo desde sus potencias más bajas.
Se trata de un dar rienda suelta a los instintos, en el marco
de un torbellino de las pasiones,
es.to significa que desaparece
la participación perfectiva de la inteligencia
y de la vida del es·
píritu para ser reemplazada por las estructuras inmanentes (10)
que, por vía del consenso, vienen impuestas desde el medio
am·
biente. Aquí 1a perfección de Id perfectible resulta de la capa·
cidad instintiva de asimilación y acomodación, en cambio, en la
concepción tomista
de la pedagogía que está en la base de esta
exposición,
la perfección es siempre participada desde lo más
perfecto y, en todo caso, enriquecida por las mociones que parten
desde los
factores externos al· educando y que se incardinan ar­
mónicamente en el orden del cosmos. De este modo, el bien del
todo del universo que es su propio orden,
se proyecta, por la
acción
del maestro, en el alma del educando, donde se viene a
espejar aquel orden, bajo la forma de un orden interior análogo
que, siendo
el constitutivo formal de la educación ( 11 ), es el
regulador de las operaciones voluntarias.
critico de la filosofia, l.' ed. cas_tellana de 1953, Ed. Ateneo, pág. 829.
Es también útil el libro de CAPONETTO, A., Lenguaje y Educaci6n. Sin ser
un examen filosófico exhaustivo y a pesar' de ciertos enfoques unilaterales7
se trata, con todo, de una interesante aprozjmaci6n al tema.
(10) Cfr. ELfAS DE TEJADA, F., Tratado de Filoso/la del Derecho, t. 1,
Universidad de Sevilla, 1974, págs. 428 y-sigs. Una noción semejante a la
que expongo aparece en el muy logrado libro de Ruiz Sánchez citado en
la nota (4). Dice allí el autor: «Naturaleza del educando y factores extrín·
secos -son-, elementos de una ecuación cualitativa cuyo resultado se
produce en la intimidad de aquélla, son~ pues, los primeros elementos" que
aparecen al observador». Distingo, dentro de la ecuación expuesta por el
autor, a la estructura de la subjetividad. A ella corresponden los sentidos
internos y externos
y, como factores externos, el orden jerárquico objetivo,
sus
·saberes· emergentes y los métodos pedag6gicos indispensables, y al edu­
cador mismo, como lo hace
el autor.
(11) Cfr. R01z SÁNcHEZ, F., op. cit., pág. 2626. Del mismo autor,
Acerca de la Educabilidad, U. N. Cuyo, Cátedra de Pedagogía, Cuaderno
núm. 1,-Mehdoza, 1972, pág. 5.
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PREPARACION DEL HOMBRE PA-RA LA VIDA POLITlCA
11. Delimitación del problema a resolver
Parto desde una subalternación de la política a la antropolo­
gía filosófica en cuyo ámbito la educación tiene su lugar. En
esta perspectiva, entiendo que el orden político queda, en cierto
modo, anticipado dentro del alma del educando. A su
vez, el
llamado
Nuevo Orden Mundial (NOM), de tono marcadamente
protestante, capitalista en lo económico y democrático neoliberal
en cuanto a su ordenación política, se sirve, en lo
pedagógico,
de las tesis de J. Piaget y en lo político de ciertas filosofías polí­
ticas que con aquélla concuerdan. Entre estas últimas he tomado
s6lo la de J. Rawls, autor al que, sin perjuicio de otros, expon­
dré brevemente.
Ahora bien, si dentro de la posición tomista que defiendo,
el educar consiste en un
sacar desde dentro, bajo la dirección del
maestro
y conforme al orden tanto del alma como de la natura­
leza, y si, por el contrario, desde la posición de Piaget, se trata
de
incorporar a una ameba o a un simio, como el hombre se le
presenta a Piaget, a estructuras perfeccionantes, por vía de evo­
lución, estamos, pues, -frente a una clara colisión frontal ciJ.yo
escenario es el alma del educando. Sin perjuicio de observar las
derivaciones psiquiátricas, tales como
los llamados problemas de
conducta,
pongo especial énfasis en que mientras la primera tesis
implica un
sacar desde dentro para actualizar un orden que de
algún modo el alma guarda, en la segunda tesis se trata de im­
postar en el alma un orden exterior· ·arbitrario que proyecta su
gravitación tanto respecto del razonamiento práctico como, en
virtud de su arbitrario
y mudable contenido, respecto y frente
a los primeros principios de la
ra26n {12).
En apoyo de la primera tesis
tomista se inscrlben las impor-
(12) Un claro ejemplo lo ofrece la aplicación práctica dei principio
hacer el bien y evitar el mal. Se comprende que si ese bien se suster.Í.ta · en
una comprensión mudable, se abre el cauce para una cierta anarquía. Seme­
jante
an:arqUía se concreta, a mi modo de ver, en la etapa· gnoseol6gica
del liberalismo. · ·
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JOSB RICARDO PIERPA ULI
tantes observaciones formuladas por Ruiz Sánchez { 13 ), quien
dice:
« 1) que, desde, el ángulo de la acción educativa, la inci­
dencia de factores extrínsecos sobre
el educando --<:OlllO son las
estructuras de
Piaget-, se encuentra algo que ya es, y es de tal
naturaleza que, por tanto, si se opera sobre esa realidad, no se
puede hacerlo al margen o ignorando lo que es, sino respetándolo
en su naturaleza;
2) que aquella acción de origen extrínseco, tam­
poco
podrá ignorat la jerarquía íntima entre el principio organi­
zador y
lo organizado, sino, todo lo contrario, tendrá que suponer
y
reforzar esa jerarquía allí y cuando, de algún modo, se halle
vulnerada, por ejemplo, cuando el hombre ponga su espíritu
al
servicio exclusivo y predominante de sus aspectos corporales».
El método psicogenético esteriliza
la actividad del razona­
miento práctico, pues, perdido de su horizonte el orden natural,
la experiencia se ofrece al hombre como un caos insoluble, se
trastoca también el despliegue del razonamiento incorporando a
la razón los nuevos criterios de estimación moral obtenidos por
el juego alterno de mayorías y minorías. De, esta operación resulta
para el educando la pérdida nocional del orden objetivo y la
incrustación de una nueva brójula para su actos libres,
la que
le permitirá al hombre
,político navegar dentro de un nuevo or­
den, regulado tanto
por, un orden jurídico positivo como por un
ordenamiento económico que son recíprocamente correspondien­
tes
y a su vez ambos están en armonía respecto de los caracteres
con que tipifiqué
al NOM.
Dentro de este conflictivo proceso tiene lugar aún otra ,sus­
titución no menos arbitraria, a saber, la de la lógica tradicional
por
la lógica 'simbólica (14), ello por cuanto la primera es un co-
( 13) Rmz SÁNcHEZ, op. cit., pág. 47.
(14) A tal sustitución apuntan, entre nosotros, autores tales como
Alchurr6n, Bulygin, R. Guibourg, entre otros. Desde una perspectiva más
amplia debe tenerse en cuenta la Revista de lógica, metodología, ciberné­
tica y sociología del Derecho. También, ELSTER, Jon, L6gica y Sociedad,
Ed. Gedisa, Batcelona, 1992.
Una interesante crítica es la que ofrece el maestro ELíAs DE TEJADA
en su Tratado de Filoso/fa. del Derecho, t. II, págs. 175 a 192. Al margen
de ese valioso aporte, pude recoger del texto el esbozo del proyecto de
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PREPARACION DEL HOMBRE PARA LA VIDA POLITICA
rrelato de la noción metafísica de analogía, y ésta, por su lado,
de la idea de creación; la segunda, en cambio, de la que se vale
Piaget en el nivel
de las operaciones lógico-formales (15), es el
trasunto del nuevo orden sustentado en la humana voluntad con
entera presciencia del orden natural. Así, la formalización
alcan­
zada, a la vez que petrifica una nueva escala axiológica, garantiza
un cierto grado de calculabilidad del razonamiento práctico
y del
comportamiento moral. A este
fin uniformante sirve la ciberné­
tica, claro · está, si es que, más allá de su innegable servicio, se
le asigna una cierta función prospectiva y demiúrgica (16 ). Si
esto último se da, tal como lo vienen demostrando aberrantes
experiencias (17),
la cibernética será, efectivamente, un último
grado de racionalidad, una metafísica sucedánea
y hasta una teo­
logía que subsume a Ia razón.
Regulado de este modo el razonamiento práctico, la
estruc­
tura básica de la sociedad pensada por Rawls, ingresará al edu­
cando-hombre para ocupar el lugar de un axioma que es el con­
cepto de Justicia como imparcialidad que la anima y luego re­
gular los sentimientos morales. Tal impostación se abre paso a
través del cauce abierto por Piaget, esto es, por vía de
asimila­
ción y acomodación. Luego, tanto la estructura básica de Rawls
como las operaciones voluntarias que el hombre realiza, quedan
formalizadas y dinamizadas
por el cálculo algebraico, el que,
simbolizando el contenido de una moral
de mayorías, delimita
un marco restrictivo para
la tolerancia, pues excluye, dada su
intra-sistemática incompatibilidad, la aceptación de una Verdad
Absoluta y excluyente y también a los actos de virtud heroica
que le siguen (18).
investigación que abordaré en el futuro próximo. Se trata de los antece­
dentes de la lógica simbólica contemporánea desde la obra del· Beato
Raimundo Lullio.
(15) Cfr. PrAGBT, J., Seis estudios de psicologla, trad. Jordi M.rfá,
Barcelona, 1970, págs. 119 a 124.
(16) Cfr. ELíAs DE ThJADA, F., op. cit., t. II, págs. 175 y sígs.
(17) Ibldem.
(18) Dada la visión antropocéntrica y el modei:no criterio de no dis­
criminación que orienta los contenidos éurriculares~ se plantea para el
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}OSE RICARDO PIERPA.ULI
Aparecen, pues, en la base de los problemas detectados, en
primer lugar, un
problema de índole teológica consistente en el
ensayo de remoción de la idea de Dios Uno y Trino; en segundo
lugar, un conflicto entre el orden natural, al que
se pretende
derogar, y
el orden arbitrario impuesto; por último, se observa
la necesidad de subvertir el natural sentido del acto pedagógico,
pnes mediante tal subversión
quedará abierta la vía para im­
poner el nuevo orden y para efecrivizar aquella remoción.
Expondré, en lo que sigue, las tesis de Piaget mostrando su
entronque con las de Rawls,
para luego plantear la solución del
problema, partiendo de la idea de
oeconomica como medium
entre monastica y polltica. Con esta solución pretendó rehabili­
tar: el lugar de
la Sagrada Teología y de su objeto propio en
la cúspide de todos los saberes, la plena vigencia del orden
natu­
ral y de sus órdenes emergentes dentro de los que el hombre des­
pliega su libertad bajo la regulación de lo justo natural y político,
y, por último, la dirección tomista del acto pedagógico como
requisito indispensable.
III. Las tesis antropológicas de J .. Piaget en: su relación ron
la noción de estructura báswa de la sociedad en J. Rawls.
Tanto el estructuralismo de Piaget como la noción, hipotética
de estructura básica de la sociedad pensada por Rawls, encuen­
tran en l. Kant su ántecedente remoto. Se trata en estos deis auto­
res, de una estructura a posteriori { 19), ello porque a diferencia
del esquema o estructura que Kant propuso en su Critica del
J uício para resolver la subsunci6n de lo fenoménico perceptible
cat6lico visto en la línea doctrinal «Pascendi-Syllabus'II>, el grave problema
de la a¡iostasia de hécho. Según aquéllos contenidos, el artic_ttlo de la Fe
Católica contenido en el Credo ( «Deum de Deo-, lumen de lumine, Deum
verum de Deo ·.vero., Genitum, non factum, consuhstancial.em Patri: per
quen omnia
Jacta sunt») es hoy francamente discriminatorio, siempre desde
la perspeétiva pedagógiCO-subVersíva.
(19) CTr. FABRO, C., op. cit., págs. 250 y sigs.
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PREPA.RACION DEL HOMBRE PARA LA. VIDA. POUTICA.
bajo las categorías puras, la estructura a posteriori ordena, según
la voluntad autónoma,
el haz de percepciones que se proponen
al cognoscente. Pero las ordena en el ámbito externo y omnicom­
prensivo de una
escala de estimaciones morales comúnmente
aceptadas, según Piaget,
y que para Rawls alcanzan su unidad
racional a partir
del acuerdo general en tornd del contenido que
tendrá
el concepto de Justicia, reducido a su sola significación
positiva. El punto de vista desde
el que vinculo a Piaget con Rawls
supone considerar
al hombre, en principio, como educando y
luego como sufragante y como contribuyente. En virtud: del
proceso pensado por Piaget,
el educando es depolsitado en el
umbral de los doce años
-hasta los quince--(20), es decir, en
el umbral del pleno ejercicio de los derechos políticos, luego de
haber transitado
por un cierto evolucionismo que tiñe al estruc­
turalismo piagetiano ( 21) en el marco de la subversión pedagó­
gica apuntada.
La génesis de Piaget queda patentizada por dos leyes que,
una
vez expuestas, permitirán comprobar su evolucionismo. Ellas
son 1: «una cierta forma de transformación que
parte de un
estado
A y desemboca en un estado B, siendo B más estable
que
A (22) y 2: «Génesis y estructura son indisociables. Y son
indisociables temporalmente, o sea, que estamos en presencia de
una estructura de
partida y · de otra estructura, más compleja
en el punto de llegada, entre ainbas se sitúa necesariamente un
proceso de construcción, que es la génesis» (23). Pero una vez
cumplida la construcción de la última estructura, esta última
se cristaliza para ocupar el lugar del absoluto que Piaget habla
descartado en el punto de
partida del proceso: «En la génesis
temporal las
etapas no obedecen más que a posibilidades crecien­
tes que están todas determinadas por un orden de sucesión tem­
poral, pero, una vez equilibrada
y cristalizada ia estructura, esta
(20) Cfr. i'IAGET, J., op. cit., pág. 75.
(21) Cfr.
P!AGET, J., op. cit., pág; 179.
(22)
Cfr. P!AGET, J., op. cit;, pág. 180.
(23) Cfr.
PlAGET, J., op. cil., pág. 188.
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IOSE RICARDO PlERPA.UU
se im~e necesariamente al espíritu del .sujeto; esta necesidad
es el inicio
de la {inalización de la estructura que se convierte
en intemporal» (24)
..
Esta última estructura no es otra que la sociedad organizada
democráticamente en un marco de tolerancia. Por ello
es que la
noción de equilibrio · se sustenta precisamente en la tolerancia a
la que se debe entender. en el mismo sentido en que fuera plan­
teada por
J. Locke (25). Luego, a partir de este marco democrá,
rico
en su moderna significación (26), tanto Rawls como Piaget
admiten la
internalizdci6n de los rasgos culturales preexistentes
en
la estructura como constitutivos determinantes de la perso­
nalidad.
La
raciomdidad requerida por Rawls para formar el

concepto
(24) Cfr .. PrAGET, }., op •. cit., pág. 187.
(25) Cfr. :SoB~10, MATEuccr Y PASQUINÓ, Diccionario de Politica, trad .
.Áricó, Soler y Tula, voz «Tolerancfu»-en 'págs. 1571 y sigs. El autor del
artículo, V alerio Zanone, sostiene que Locke, en su epístola sobré la to­
lerancia, establece: «1) Ninguna Iglesia está obligada, en. nombre de la
tolerancia, a conservar en su seno al .qué se· obstina-en pecar contra la
doctrina establecida; pero la excomunión' no debe ir acompañada de vio­
lt:ncia o de daños inferiores al cuerpo o a los bienes del que es expulsado.
2) Ningún ente privado puede da!iar o reducir los bienes civiles del que
Se ·profesa ajeno a su religión, porque los derechos del hombre y del ciu­
dadano no pertenecen a la esfera de 1o-_religioso: 3) La autoridad eclesiás-­
tica no puede abarcar las ·cuestiones:·civiles, · ·ae las que la Iglesia es dis­
tinta y separad11; la Iglesia y el Estado_ son dos órdenes _ diversos p~ su
origen_ y por los fines que se _ proponen. _4) En. cuanto a la magistratura
Civil, el derecho de gobernar y. _la pericia política no entraña un_ conoci­
Íni~tó cierto __ de las demás coSaS; Y mucho menOs de la religión vetdadera;
éÍ 'magistradÓ civil debe,' Po:t lo mismo, abstetierse de toda injerencia de
üpiniOnes de los súbditos ·-y··etl 1a celebración de los cultos ... » .
. Una irréligiosldild .semejante .Se puede leer en el texto de J. RAWLS
qu~ he .considerado pani.,.este examen, es decir, su Teoría de la Justicia~ trad.
cast. M .. D. González, FCE, México, 1993. En pág. 648 dice el autor.: «La
perspectiva de la eternidad' "no es una pérspectlva desde un cierto lugar
más allá del mundo, ni el punto de vista de un ser trascendente; más bien
es una cierta forma de pensamiento · y de sentimiento qtie las personas
racionales pueden adoptar en el mundo». -
(26) Tal es el contexto que ánima, en lo sustancial, a la Ley Federal
de Educaci6n Argentina 24.195. Ver e,pecialmente los artículos 5-c y 43-b.
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PREPARACION DEL HOMBRE PARA ,!,A VIDA .PQ:f.,ITICA.
de Justicia que regulará su estructura básica, queda configurado
por aquella internalización, la que luego
refluye sobre la sociedad
para convertirse en el sustento
axiológico. tanto de los actos. mo­
rales y pollticos como también de la Constitución jurídico-po­
sitiva del Estado.
Estos nuevos criterios axiológicos son los mismos que
pensó
Piaget como coronación de su génesis en la estructura cristalizada.
Así pues, el educando de Piaget
es ahora el sufragante y el
contribuyente de Rawls, a quien regula una estructura básica
divinizada, cuando menos en lo que respecta a su contexto neo­
liheral y a su organización democrático-burguesa concomitante.
En este marco, la libertad alude al nuevo orden y se remite final.
mt!Dte a la noción de .bien-estar; se trata, en rigor, de una noción
mutilada de la libertad, pues el orden que la constriñe ya no
emerge del Dios
Creador sino de la humana voluntad que logró
prevalecer en el juego libre de mayorías
y minorías,
IV. La oeconornica como médium elltre monastica
y polirica,
El punto de .partida de la tesis que propongo exige una com­
pleta rectificación del estructuralismo piagetiano y del nuevo
contractualismo de Rawls. Desde mi perspectiva, la comunidad
política
es la coronación de los órdenes que se explicitan en el
orden de la. subjetividad, en el orden de la. familia y en el orden
de
los restantes grupos sociales a los que aquélla perfecciona. En
este contexto, la familia no constituye una estructura
imperfecta
sino

solo relativamente, la misma es la
prolongación del útero
en que
el hombre nace. Es un útero espiritual cuya función pri­
mordial
es la procreación y promoción de la prole. Dice al res­
pecto
Pfo XI: «Ante todo, la familia, instituida inmediatamente
por Dios para un
fin suyo propio, cual es la procreación y edu­
cación de la prole,
es sociedad que por esto tiene .prioridad de
naturaleza y consiguientemente cierta prioridad de derechos, re,:
pecto de la sociedad civil.
305
Fundaci\363n Speiro

JOSE RICARDO PIERPA'ULI
Sin embargo, la familia es sociedad imperfecta, porque no
tiene en
sí todos los medios para el propio perfeccionamiento ;
mientras
la sociedad civil es sociedad perfecta, pues encierra en
sí todos los medios
para el propio fin, que es el bien común
temporal; de donde
se sigue que bajo este respecto, o sea, en
orden al bien común, la sociedad civil tiene preeminencia sobre
la familia, que alcanza precisamente en aquélla su conveniente
perfección temporal» (27).
Ahora bien, traído
el texto de Pío XI en apoyo, debe pro­
yectarse en este punto el problema que se snscita cuando el
Estado interdice la perfección del alma del educando. Frente a
esa dificultad, hoy potente, sostuvo Pío XI: «En
fin, la tercera
sociedad en que los hombres entran, por
el lavatorio del bautis­
mo y
la vida de la gracia divina, es la Iglesia, sociedad cierta­
mente sobrenatural, que abraza a todo el género humano, y es
en sí misma perfecta, por · disponer de todos · los medios para
alcanzar su fin, que es
la salvación eterna de los hombres y, por
ende, suprema en su orden. Síguese de aquí que la educación que
abarca a todo hombre, individual y socialmente, en
el orden de
la naturaleza y en el de la gracia divina, pertenece igualmente a
estas tres sociedades necesarias, en una medida proporcional y
cdrrespondiente
al fin propio de cada una, según el orden actual
de
la providencia, por Dios establecido» (28).
En virtud del orden de la subjetividad .que, a su modo, es
parte del orden natural, la inteligencia del educando es su po­
tencia más perfecta, la que participa de tal perfección a las po­
tencias inferiores. Así, el acto pedagógico consistirá en un ex­
ducere, sacar desde dentro una cierta perfección en potencia a
fin de que en el
alma racidnal se erija un orden perfectivo y
rector de las operaciones voluntarias. Por lo dicho, sostengo
{27) S. S. Pío XI; Divini . I/lius Magistri, Tul. Paulina,, Bs A3,
Arg., pág. 9. He preferido citar esta edición por ser la más accesible
para su consulta,. con todo, podrán observarse algunas breves diferencias
en el texto, ello se debe a que he preferido, en algunos casos, una. traduc­
ción más ajustada.
(28)
S. S. Pío XI, op. cit., págs. 9-10.
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PREPARACION DEL HOMBRE PARA LA VIDA POLlTICA
que la cuádruple distinción del orden propuesta por Santo Tomás
de Aquino (29) constituye todo un programa educativo que se
eleva hasta
el saber de la Ciencia Sagrada en la misma línea de
Alfonso de Hales y de San Alberto Magno.
«Por tanto --continúa Pío
XI-toda pedagogía, cualquiera
que sea, que
se contente con las meras fuerzas de la naturaleza
-vale decir los instintos humanos para la acomodación y adap­
tación
de Piaget-y rechace o descuide lo que por institución
divina contribuye a la debida formación
de la vida cristiana, es
falsa y llena de error, y todo método y procedimiento educativo
de la juventud que no tenga apenas para nada en cuenta la
man­
cha transmitida por los primeros padres a toda . su posteridad,
ni tampoco la gracia divina, y que, por ende, se funde toda
entera en las solas fuerzas de
la naturaleza, se desvía totalmente
de la verdad» (30).
Transcribiré a continuación, el texto del Aquinate en tomo
del cual he planteado la solución del problema filosófico
susci­
tado. Dice Santo Tomás: «Nam prudentia est recta ratio agíbi­
lium unius hominis bona
ve! mala, id est suüpsius. Politica autem
circa bona
ve! mala totius multitudinis. civilis. Positis autem
duabus extrernis, intelligitur medium, scilicet oeconomica quae
medium est
ínter unum homineh et civitatem». El pasaje, que
corresponde al
parágrafo 1196 de los Comentarios a la Ética a
Nicómaco,
anima el útulo de esta exposición. Ese mismo trán­
sito natural -secundum naturam--entre m,mastica y política
a través de la familia quedará patentizado luego que se compa­
ren los dos textos que siguen, el uno tomado del
San Alberto
Magno
y el otro de Santo Tomás de Aquino:
-«Est autem hominis considerarlo triplex secundum natu­
ram. Scilicet in seipso,
in domo, et in civitate» (31 ).
(29) STO. ToMÁS DE AQUINO, In Decem Libros .Ethicorum Aristotelis
ad Nicomachum expositio, Ed. Marietti, 1964, parágrafo l.
(30) S. S. Pío XI, op. cit., págs. 36-37.
(31) SAN ALBERTO MAGNO, Politicorum, lib. VIII, Opera Omnia,
vol. octavuum, Ed. A. Borgnet, Párfs, 1841, pág. 6.
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/OSE RICARDO PIERPAULI
-«Et inde est, quod moralis philosophia in tres . partes di­
viditut. Quarum primo considetat operationes unius he,.
minis ordinatas -~ finem, quae vocatur monastica. Secun­
da autem considerat operationes multitudines domesticae,
quae vocatut oeconomica. Tertia autem considetat
opera­
tiones multitudinis civilis, quae vocatut política» (32).
Dado el caráctet indigente de
la naturaleza humana -pues
«pegada está la necedad al corazón del niño, y la vara de la dis­
ciplina la arrojará fuera» (Prov. 22.15 (33 }--, el ámbito familiar
viene a constituir, según la doctrina de los textos, como úteto
espiritual,
la escnela · por antonomasia que prepara· al hombre
para
la vida política. «Y, ante todo, cori la misión de la Iglesia
concnetda maravillosamente
la misión de la familia, como quieta
que una y otra proceden de Dios de modo muy semejante.
Porque Dios, en el
orden natutal, comunica con la familia de
modo inmediato su fecundidad principió de vida y,. por ende,
principio de educación
para la vida, juntamente con la autoridad,
principio de
orden» (34 ).
Véase ahora cómo explica el Aquinate el papel de la aeconiJ­
mica puesta como me.Jium: «Filius natúralitet. est aliquid patrio;
et primo in inatris .utero continétur ;" post modum vero, post­
quam
ad. utero egreditúr, arttequarn usum liberi arbitri habeat,
continetur sub paterna cura, sicnt sub quodam spirituali utero»
(35).
En el mismo sentido sostiene Pío XI: «Tiene consiguienté­
mente. la familia
inmediatamente del Creador la misión y, por
ende, él derecho de educar a la ·prole; derecho, ciertamente, que
no puede, por una
parte, renunciarse, por ir unido a ·un gravísi­
mo debet, y es, por otra, anterior a cnalquier detecho de la se,.
ciedad civil y del Estado, y, por esta causa; a ninguna potestad
de
la tierra es lícito infringirlo» (36 ).
(32) STo. TOMÁS DE AQUINO, op. cit., parágrafo 6,
(33) S. S. Pío XI; op. cit., pág. 36.
(34) S. S. Pío XI, op. cit., págs. 18-19.
,(35) STO. TOMÁS DE AQUINO, Suma Teol6gica, II-II•• q: 102 n,.
(36) S. S. Pío XI, op. cit., 'pág. '19.
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PREPARA.CION DEL HOMBRE PARA LA. VIDA POLITICA
Visto, pues, el educando desde la familia,. no qued,¡ lugar
para la implantación
en su alma de un orde1J arbitrario, pues el
Doctor Angélico traza desde el útero espiritual una linea direc­
triz que, atravesando
el orden de la naturaleza, alcanza hasta
Dios, legislador
dd orden divino positivo y Juez Supremo. Allí
se forman
los conceptos de la moral que orientarán al hombre
en la.

vida política. «Principalius matrimonii
. bonum . est proles
ad cultum Dei educanda. Cum autem educarlo fíat communiter
per patrem et matrem, uterque secundum. fidem suam intendit
ad cultum Dei educare. Et ideo si sint diversae fidei, intentio
unius alterius intentio . contraria erit ; et_ ita· ínter eos non po~est
esse conveniens marrimonium» (37). Obsérvese, de paso, la exi­
gencia de unidad espiritual que queda requerida para
el grupo
social.
La directriz descrita es subalternante de .la escuela, sea ésta
pública o privada
y sea cual fuere su. nivel; ello significa que
tanto la enseñanza
de los saberes que suministra como el con,
texto moral en el que los sustenta deben armonizarse con las
exigencias del orden natural y con las verdades y exigencias mo­
rales de la ley divino-positiva. Como se ve, no sólo resulta e¡r­
cluida la estructura a posteriori de Piaget, sino que también el
concepto positivo regulador
de Justicia, pues desde esta perspec­
tiva la constitución jurídica, columna venebral del Estado, queda
regulada por
el juicio práctico del legislador, quien parte del
orden
natural y desde

los
primetcis principios de la razón prác­
tica. No
se. trata del resultado de una formalización arbitraria
sino del ejercicio
de la virtud arquitectónica .de la prudencia la
que a unos permite legislar y a otros
despl\:gar su libertad asin­
tiendo, en
un orden perfectivo.
«De ahí se sigue -prosiglie Pío XI-necesariamente que
las escuelas que llaman neutras o laicas,'· socavan y trastornan
todo fundamento de
educa<:ión cristiana, como quiera que de
ellas se excluye de todo punto la religión; escuelas, por lo demás,
que sólo en apariencia son _neu~ras, pues .de hecho. o son o se
convierten en enemigas declaradas de la religión.
(37) STO. ToM,ls DE ·AQUINO, op. cit., supl. é¡. 59 a. 1 resp.
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/OSE RICARDO PIERPA.ULI
»Largo fuera, y tampoco es necesario, repetir lo que nuestros
predecesores, señaladamente Pío
IX y León XIII, declararon
abiertamente, como quiera que fue principalmente en sus tiem­
pos, cuando esta peste del laicismo invadió las escuelas públicas:
Nos reiteramos y confirmamos sus protestas, as! como las pres­
cripciones de los sagrados cánones en que se prohibe a los niños
católicos frecuentar
por ninguna causa las escuelas, ora neutras;
ora mixtas, es decir, aquellas en que se retÚne sin, distinci6n edu­
cadores católicos y acatólicos; a los cuales, sin embargo, será
lícito asistir, sólo según el prudente ¡uicio del ordinario, en de­
terminadas circunstancias de lugares y de tiempos, con tal que
se
pongan las convenientes cautelas. Tampoco puede tolerarse
aquella escuela
-y menos si es única, y a ella tienen que acudir
todos los
niños-en que, si bien se da separadamente a los ca­
tólicos la instrucción religiosa, no son, sin embargo, católicos los
maestros que instruyen promiscuamente a niños católicos y aca­
tólicos en letras y en las artes» (38).
Recogida la vehemente respuesta de Pío XI, debe advertirse
que el eje
directriz en torno del que vengo exponiendo, excluye
la mutabilidad de una noción de la Justicia ubicada en la cús­
pide de la moral y elaborada por consenso, pues desde la tesis
del Doctor
Común, lo Justo Político que rige las operaciones
humanas se sustenta en lo Justo Natural. Tal eje impone también
un orden a los saberes
que el educando recibe, pues aprehendien­
do tanto
se adquiere la disciplina (39) como asciende el alma a
través de los preámbulos a los artículos de la Fe Católica ( 40).
Transcribiré, a este respecto, el
textd de Santo Tomás que apoya
esta afirmación, pues, como
se comprobará, surge de su lectura
una clara incompatibilidad entre
el programa educativo tomista
y los
programas reformistas aludidos por Pío XI y que actual­
mente sustentan al NOM:
«... diecendum quod Deum esse, et
ita huiusmodi quae per ratidnem naturalem nota possunt esse de
(38) S. S. Pío XI, op. cit., ~-47.
(39) SAN ALBERTO MAGNO, Opera Omnia, Com:. Super Ethica, Ed.
Ascherdorff,
1968-72, pág. l.
(40) Cfr. STO. ToMÁS DB AQUl'.NO, op. cit., 1 q. 2. a 2.
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PREPARACION DEL HOMBRE PARA LA VIDA POLITICA
Ded, ut dicitur Rom. 1-19, non sunt articuli fidei, sed.preambula
ad artículos: sic enim fides praesuponit cognitionem naturalem,
sicut gracia naturam, et perfectio perfectibla» (41). Ese conoci­
miento de las cosas naturales es el ámbito para todo programa
educativo coronado por
la Teología, el mismo supone un método
que va desde lo simple a lo complejo, método este que viene a
ser el paradigma del acto pedagógico por excelencia.
V. Conclusiones
-La subaltemación de la política respecto de la antropología
filosófica mantiene su validez desde que el NOM presupone
un
· constructivismd genético y un criticismo radical en el
· alma del educando, quien se constituye 'en su constructor.
Tanto este criticismo como el constructivisino posterior son
resultado inmediato de la psicogénesis, entendida como el
proceso evolutivo del alma reducida a su sola
· animalidad.
Al respecto sostuvo Pío
XI: «Tales son, poco m~s o menos
-refiriéndose al naturalismo-sistemas que coo nombres
varios
-:-aqu! se alude también a la psicogénesi$-propalao
públicameote en nuestros tiempos, los cuales se
reducen a
poner casi totalmente el fuodamento de cualquier educación
en que
sea permitido a los niños formarse a s! mismos, segúo
su plena inclinación y arbitrio -valórese aquf la exigencia
de
tolerancia y la dinámica de esa nueva .convivencia que se
ejercita mediante las
técnicas grupales~, aun repudiando los
coosejos de los mayores y maestros, y sin tener para nada
en cuenta ley alguna, ni ayuda humana, ni divina» ( 42). El
contexto
de S. S. Pío XI alude claramente a los objetivos
pedagógicos formulados por
J. Piaget y que orientan actual­
mente, en lo medular, a los llamados programas de'transfor­
mación
educativa. Compruébese el contraste en los objetivos
(41) Ibldem.
(42) S. S. Pío XI, op. cit., pág. 37.
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-JOSE RICARDO PIERPA.ULI
de la psicogénesis: «El ob¡etivo primordial de la educación
consiste
en crear hombres que sean ctJpaces de hacer cosas
nuevas, no simplemente de repetir lo que han hecbo otras
gener~iones, hombres _que sean creadores, innovadores, des­
cubridores. El segundo ob¡etivo de la educación consiste en
. formar mentes que sepan ser criticas, sepan verificar, que no
acepten
todo cuanto les viene dado» ( 4 3 ).
-He vinculado la pedagogia piagetiana en auge, con el modelo
neoliberal, tom.indo
distancia respecto de quienes ven direc­
tamente un entronque marxista, en razón de que el activismo
que surge del texto .transcrito es antes que nada un activismo
gnoseológico característico del liberalismo.
De cualquier mo­
do, es comprensible que dentro del marxismo surjan tanto
adhesiones como réplicas de este modelo
pedagógico. Las
adhesiones provienen de quienes entienden bien que el libe­
ralismo, sustentado como está en un activismo gnoseológico
y en el voluntarismo ético, es una anarquía potencial a la que
pretenden remediar
con la dialéctica y especialmente como
el . mo,;,¡ento de la síntesis revolucionaria .. Las réplicas vienen,
en cambio, de aquellos que pretenden anticiparse
al desen­
lace
revolucionatio y ven, por tanto, en el modeld de Piaget,
· una postura conservadora •.
-De modo; ~,ues, que poner émasis en· d perfil activista del
proceso de
.transfonnación equivale a confundir el plano gno­
seológicq con el de las qperaciones concretas, dejande en pie,
y esto es lo más grave de .tal equívoco, . al. modelo neoliberal
que
es antecedente lógico inmediato del proceso revoluciona­
.río. Así pues, quien"'8 enfilan su crítica contra el marxismo
se sitúan,. sin quererlo tal vez, en el mismo par1ido que los
. ne.oliberales.
En esta línea interpretativa, el programa de transformación
educativo que sustenta
al NOM es antes un programa de
(43) Cfr. CATURELI.I, Alberto.···
312
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PREPARACION DEL HOMBRE PARA ·LA YID4 POLI'l'JCA
transformaci6n de la conciencia reflexiva del educando de
modo tal que aquella nueva ordenación política
y su marco
cultural anticatólico conexo advengan lógicamente, vale
decir
con pleno asentimiento de la razón. La· revolución exterior
que antes
propugnaban los marxistas es ahora la revolución
interior que
se produce en el alma del educando. Diríase,
pues, que una vez removidas del alma las ideas de Dios,
Creador, Legislador
y Juez Supremo -incluido este orden
de prelación ( 44
}-y la de Orden Universal Jerárquico, o bien
laxadas esas ideas por el progresismo religioso y su pareja
impiedad,
el NOM será dado a luz incluso por el catolicismo
liberal en
el que se cumple · acabadamente el llamado pacto
con
el mundo. Hay entonces en· la base del problema educa­
tivo un problema religioso ( 45).
El choque frontal entre las dos direcciones del acto pedagó­
gico se extiende a toda la vida de la cultura, pues se trata, en
. las tesis revolucionarias, de un proceso total que, por hundir
sus raíces en un problema religioso
y por la" tolerancia into·
lerante
que implica, pone al educando . católico frente al grave
(44) Cfr. ELIAs DE TEJADA, Francisco, Tratado de Filosofia del :nerecho,
t. II, págs. 135 a 149. La critica ,lllli expuesta fue publicada por su autor
también en la Revista Ethos, núm. del afio 1978, InstitutO de Filosofía
Práctica, BS Arg., págs. 187 a 204. . .
(45) .A esta afirmación se li1 inscnbe modernamente en ·e 'Jfamado
«integrismo». Ver para esa vOz, el Diccionario de Politica de Bobbio, Pas-­
quino>.y Mateucci, en edición ··citada, págs. 818-819. También -el auto.t .Guy
Sorman, propagandista del NOM,-denuncia indirectamente esta postura
en su. libro El Capitalismo y sus enemii,os, Ed. Emecé, .trad. cast._ C,. G6·
mez, Beltrán y Degreef, pág. 13. Allí el autor señala qlle el funda'm'enta­
lismo es uno de, los verdaderos en~os ciel capitalismo: Por su contexto,
el autor alllde a una ptoyeé::ci6n de l!,\S creencias religiosas · sobre la : vida
econ6mica
y política. No juzgo aquí · la imprecisión semántica del autor,
pero-hago notar que
de. uno.u_otro m.odo,.y valiéndome de distj.ntos _con·
ceptos, se hace constar el. __ obstáculo que para el NOM r;onstit~ye 'el cato­
licismo inscrito en la linea directriz «Pascendi-Syllabus-Refum Novtlrum-
Quadrag~Simo Anno»: " ' ·
313
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/OSE-RICARDO PIERPAULI
problema de la apostasía de hecho. Ello, naturalmente, como
consecuencia de la aceptación pública y sin enérgica réplica
de los nuevos contenidos básicos de la educación. Obsétvese
que emergen de aquí dos actitudes,
la. primera, cabalmente
religiosa, supone el acto de virtud heróica,
y la segunda, cla­
ramente economicista y a la medida del nuevo orden, es el
silencio y tácito c.onsentimiento del laicismo.
-Dado que es manifiesto que numerosísimas escuelas llamadas
católicas, en virtud
de un giro antropológico que involucra a
un sector muy amplio
de la Iglesia y cuyo análisis excede mi
asunto, caen también esas escuelas bajo la lente crítica de
la Encíclica Divini Uluis Magistri. Dado, también, que el
Estado, especialmente en los países iberoamericanos, aparece
subsumido y seriamente condicionado en su soberanía polí­
tica e identidad
cultural por los organismos internacionales,
quienes, a partir de la transformación educativa que exigen,
ejecutan los procesos de integración regional y global tales
como
la. Unión Europea y el. Mercosur, se plantea el proble­
ma de la viabilidad o inviabilidad para el cumplimiento de
las obligaciones que sobre la conciencia moral se derivan del
Magisterio de la Iglesia según fue expuesto. Hay también
aquí una grave confusión. En efecto, si se dijera que tales
advertencias de los Papas resultan incumplibles dado
el ad­
venimiento de tiempos nuevos caeríase, sin más, en un his­
toricismo antimetafísico y anticatólico que, le!dd desde el
catolicismo, importa el nuevo nombre para los respetos hu­
manos. Si, en
cambio; se comprende que las amonestaciones
del Magisterio, nacidas a propósito de una situación histórica
dada,
se articulan en un plano universal, y aquí está radicada
aquella confusión, en vistas de ese encuadramiento, queda a
las familias, de cara a
sus graves obligaciones descritas, el re­
curso de la resístencia legítima como
acto de virtud heróica
y,
más concretamente, el de la erección de escuelas verdadera­
mente católicas.
«Por eso -sostuvo Pío XI-hay que pro­
clamar muy alto y por todos ha de ser bien advertido y re-
314
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PREPARACION DEL HOMBRE .PARA -LA VIDA POLITICA
conocido que, al procurar la escuela catótica para sus hi¡os,
no hacen en nación alguna obra de pfJl'tido político, sino que
cumplen un deber
de religión que imperiosamente les exige
la conciencia» ( 46 ).
-Visto el carácter total de la transformación educativa, sería
un craso error el pensar que el hogar es suficiente para
con­
trarrestar aquella subversión educativa. La familia fue per­
fectamente concebida por Dios en cuanto a
su orden y a su
aptitud natural para la procreación y crianza de la prole, pero
es imperfecta, como surge
de los textos aportados, para en­
frentarse con el Estado si es que éste se empeña en tal revo­
lución y habida cuenta que la familia pretenda dirimir la con­
tienda en aquel terreno en que el Estado es más fuerte. En
este sentido, surge
de mi exposición que la familia es hoy
el último reducto de
la ciudad católica y principio de su com­
pleta restauración.
-Mi tesis se sustenta en el contexto del libro primero de la
Política de Aristóteles y en
sus comentarios comparados de
San Alberto Magno
y Santo Tomás de Aquino. En ese marco
la familia
oeconomica es escuela de virtud como útero espi­
ritual de la prole. Pero, en apoyo de la insuficiencia apuntada
en
el. último párrafo, deberá advertirse la plena vigencia de
los deberes. de vigilancia y control. Así, como un hombre
físicamente robusto y rozagante de salud
cae · en enfermedad
y
a
veces grave, por la acción nociva que provoca un pequeño
trozo de alimento en mal estado, de manera an,iloga ocurre
con el alma del educando,
la que, habiendo sido criada en la
robustez espiritual del hogar y
sobre los seguros cimientos
del catecismo, y habiendo receptado posteriormente una sola
tesis nociva que con el tiempo crece a partir de la débil
raíz
que comienza siendo la duela, produce finalmente más estra­
gos que aquel trozo de alimento, pues este trozo indigesta el
(46) S. S. Pío XI, ap. cit., pág. 50.
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JOSÉ RJCA.RDiJ PIERPA'ULl
cuerpo mientras que esa tesis enferma el alma. Piénsese,
sobre el trasfondo ,criticista respecto de la moral católica, que
una sola
· imagen pornográfica recogida inadvertidamente o
impuesta por los nuevos estereotipos pedagógicos,
un solo co­
mentario perverso escuchado por azar o puesto sobre el tapete
por un docente subversivo, penetran en el alma como una
piedra en
una frágil cristalería. La diferencia radica en que
mientras la piedra detiene su marcha
y con ello su capacidad
destructiva al tiempo que decae su aceleración, aquellos
fan­
tasmas que en el alma dejan las imágenes y los comentarios
adquieren vida propia renovando incesantemente su poder
demoledor, pues a cada instante empujan
el alma del joven
o del niño al abismo de los pecados contra
la pureza. De ahí
el grave deber de
dirigir y vigilar al que aludió Pío XI: «Es
menester dirigir y vigilar la educación del joven, • como es de
cera para doblarse al
vicio", en cualquier ambiente de vida
en que
se halle, apartándole la oportunidad de las malas oca­
siones y procurándole la oportunidad de las buenas, en la re­
creación y en la selecdóri de sus compañías, porque corrom­
pen las costumbres las conversaciones malas» ( 1 Cor., 15-
53) (47).
- A mi
· tesis se opone el .falaz argumento de la campana de
cristal.
En tal senrido, se piensa erróneamente, o tal vez con
cierta complicidad que principió con
la cobardía, que lo dicho,
apoyado tanto
por la autoridad del Doctor Angélico y la de
S. S. Pío XI, así como de otros de venerable memoria, supo­
ne
un de~ aislamiento del mundo que debilita el alma en
lugar de fortalecerla.
Pistingo aquí el concepto de mundo.
Si por tal quiere entenderse la obra creada por Dios, esto
es, un todo apayado en leyes inmutables, pues ·entonces me
remito nuevlllí!ente al primer libro de la Política •del Filósofo.
En
el mundo de Dios Uno y Trino se cumple cabalmente el
(47) S. S. Plo XI, op. cit., pág. 54.,
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PREPAR.ACION DEL HOMBRE PARA 'LA VIDA POLITICA
tránsito de la münastica -,-que considera, al hombre en sí
mismo-a la política por medio de la familia, aquí se inserta
mi tesis formulada en vistas de la revoluci6n educativa y
política
en marcha. En cambio, si por mundo se entiende,
como lo hace el burgués, un espacio térreo el que, una vez
creado· por Dios, fue abandonado de toda Providencia, para
que tanto el Diablo ande a sus anchas como
el hombre nuevo,
dotado de los nuevos sentidos que su
estómago, el patrimonio
y el sexri sori, critique y construya, pues entonces ese mundo
será verdadera escuela de supervivencia .
. El argumento de la campana de cristal se inscribe en un
colosal desconcierto cosmol6gico y sobrenatural desde el
mo­
mento que se apoya en la equívoca · convlcci6n · de· que el
hombre fue creado
para este mundo, y ello porque Dios lo
puso en
él. Si tal fuera bien podría haberse ahorrado su pre­
ciosísima sangre el Divino Redentor, pero comd quiso derra­
marla, nos ensefi6 ·con ello que la única manera de transitar
por este mundo es el modelo de su propio Calvario.
Pienso
aquí en la suerte de un novel boxeador a quien,
para entrenarlo,
se lo enfrenta' en dura pelea contra un gran
campe6n, pensando su ingenuo entrenador que de ese
insó­
lito modo lo robustece, al tiempo que recibe una feroz des­
carga de puñetazos, Tal
vez nadie envidie la suerte del novel
deportista, puesto que en la realidad ocurre cosa muy diversa.
El boxeador
se entrena fieramente en la soledad del gim­
nasio y bajo la direcci6n y vigilancia del preparador, así he
visto yo ganar muchos combates: «sin embargo, esta guardia
--completa Pío
XI-y vigilancia que hemos dicho es me­
nester emplear, no exige en modo alguno que los j6venes
hayan de ser separados de la sociedad humana en la que han
de vivir y atender a
la salvaci6n de su alma, sino que se
armen y cristianamente fortalezcan, hoy más que nunca, con­
tra los halagos y errores del mundo que, como dice San Juan,
es todo concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos
y soberbia de
la vida (1 Job., 2-16); de suerte que, como los
primeros cristianos -escribió Tertuliano:-, ·sean tales los
317
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JOSE RICARDO PIERPA ULI
nuestl'<>S cuales en todo tiempo es bien sean los cnsnanos:
coposeedores
del mundo, pero no del error» ( 48 ).
-Desde el punto de vista filosófico-político, puede concluirse
que el
NOM, por estar sustentado en el modelo neoliberal
y en el concepto de tolerancia relígiosa descrito, es una uto­
pía de
raíz iluminista que comienza a construirse en el alma
del educando, futuro hombre nuevo
del mundo uno. Este
proceso de construcción de un nuevo orden político, antici­
pado, a su vez, por una nueva moral,
es el resultado de una
subversión completa del acto pedagógico. La
psicogénesis,
pues, conlleva un embotamiento gradual del alma y un parejo
empecatamiento de
la persona toda.
-Una restauración del orden justo que regule una libertad en
sentido estricto como verdadero sµstento de la politicidad,
sólo resulta pensable a
partir de la rehabilitación de la jerar­
quía de los órdenes objetivos. Tal ordenación
jerárquica, im­
plicada en las cinco vías tomistas, no sólo constituye el marco
de todo programa educativo y de sus métodos conexos sino
que principahnente permite orientar la moral a
la-política y
ésta hacia la Teología.
(48) S. S. Pío XI, op. cit., págs. 55-56.
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