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Número 343-344

Serie XXXV

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AA.VV.: La Gamazada. Ocho estudios para un centenario

INFORMACION BIBLIOGRA.FICA
conquistadora si recién en la segunda mitada del siglo XVI se
descubren las minas más ricas, como las de Potosí, Zacatecas
o Guanajato»
(pág. 107).
De ese modo el autor, en
un recorrido muy trabajoso presenta
al lector una idea muy precisa de los errores ante el tema, y
cuya
antípoda levanta en el Capítulo IV, «La Hispanidad sin leyendas
negras». Un libro, en suma correctivo, y reivindicador de la obra
de España en América, y que puede asumir sin problemas las
palabras de Francisco López de G.omara: «La mayor cosa después
de la creación del mundo, sacando la Encarnación y muerte del
que lo crió, es el Descubrimiento de las Indias».
CRISTIÁN GARAY VERA.
VV .AA.: LA GAMAZADA OCHO ESTUDIOS PARA
UN CENTENARIO (*)
Con motivo del centenario de la protesta foral de Navarra
contra la política de Germán Gamazo, la Universidad de Navarra
organizó
un «Symposium» en junio de 1993, fruto del cual es
este trabajo colectivo de siete investigadores. En él se estudian
los elementos
más destacados de tan singular acontecimiento,
símbolo de la resistencia foral de la totalidad
del pueblo navarro
en
1893-1894.
La política nacional finisecular en España estaba marcada por
la crisis del sistema. de la Restauración canovista. Catalanistas,
personas de talla como Joaquín Costa y una larga lista de
rege­
neracionistas, la «Gamazada» en Navarra,· los movimientos obreros
de organización y/o protesta, etc., muestran la protesta social
tanto frente
al sistema político monopolizado por los partidos
turnantes en
el poder (conservador y fusionista), pilares de la
Restauración alfonsina, como a
la política de los correspondientes
Gobiernos.
¿A qué
se denomina «Gamazada»? Según los autores la
Gamazada
(1893-94) es un movimiento fuerista (protestas, ma­
niíestaciones, gestiones ante Madrid, etc ... ) originado en Navarra
a raíz
del rechazo del proyecto-ley de presupuestos presentado
(*) Pamplona, Ed. EUNSA, 1995, 322 págs., coord. María del Mar
Larraza Micheltorena, 140 X 215 mm.
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INFORMA.CIDN BIBLIOGRA.-FICA.
por el Ministro de Hacienda, Germán Gamazo, relativo al aumen­
to de
la cuota tributaria con la que la provincia subvenía a los
gastos generales del Estado
(pág. 15). Las manifestaciones más
relevantes, frente al artículo 17 del proyecto-ley de presupuestos
del ejercicio 1893-1894 presentado por Gamazo el 10 de mayo,
fueron las del 28-V-1893 en las cinco cabezas de merindad, el
4-VI-1893 en Pamplona (20.000 personas),
y el 18-II-1894 en
Castejón, así como la firma de una exposición a la Regente María
Cristina efectuada por más de 108.000 navarros en un breve plazo
de tres días (8 a 11-VI-1893). Incluso el sargento L6pez Zabalegui,
republicano
y fuerista, reunió una partida de cinco personas y
se levantó en armas en Obanos entre el 1 y 2 de junio, sin otra
trascendencia que la sorpresa y falsa alarma de los gobernantes
de Madrid que sospecharon una carlistada.
Esta protesta foral, tan emblemática en la historia reciente
de Navarra,
ha carecido hasta hoy de un estudio monográfico,
global y profundo. Este libro colectivo pretende
dar satisfacción
a esta necesidad, lo
mismo que los recientes esfuerzos de otros
historiadores.
En este, como en otros temas de historia, hay interpretacio­
nes encontradas. De ahí la crítica de Larraza a García-Sauz y a
Puérrolas
(pág. 161, nota 18), y del profeseor Olábarri a Mina
Apat (pág. 162, nota 20). Sin embargo,
de todos los estudios
realizados hasta hoy, considero las tesis y el método de investi­
gación de los autores de esta obra colecriva como algo riguroso,
abierto y sugerente.
Este libro explica los elementos económicos, fiscales, políticos,
culturales, etc., que conformaron
la reactivación de los recursos
humanos de Navarra en defensa del Fuero a finales del siglo
XIX.
A ello se dedican los ocho capítulos titulados: «¡Viva Navarra y
sus Fueros! Crónica de una protesta foral» (M.• del Mar Larraza),
que describe somera pero puntualmente los hechos; «Los ante­
cedentes económicos de la Gamazada 1841-1893» (Sagrario
Mar­
tínez Beloqui), supone un estudio de los complejos precedentes
tributarios; y «El aspecto económico-tributario de la
Gamazada»
(Carmen Erro) se centra en el conflicto frente a Gamazo. A ellos
se suman los capítulos que tratan sobre «La Gamazada. Cien años
de una realidad política» (Jesús M.• Fuente); «Incidencias de la
Gamazada en los procesos electorales de la última década del
si­
glo XIX en Navarra (M.• del Mar Larraza); y los interesantes ca­
pítulos de aspectos culturales y políticos titulados « Vasquismo
cultural y vasquismo político en
la Gamazada (1893-1894)», «Na­
partarras, sabinianos y catalanistas» (J.
J. L6pez Antón), y «016-
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INFORMACION .BIBLIOGRA.F{CA.
rz, cronista y poeta navatro: '¡Viva Gatnazo!'» (J. L. Nieva).
Como colofón era obligado explicar «El eco de la Gamazada
(1893-1993)»
en la historia posterior (J. M. Díaz).
Los apéndices incluyen la semblanza de diecisiete políticos,
navatros o no, importantes durante la Gamazada, una tabla
cro­
nológica de los sucesos más relevantes de la protesta popular y
de
las instituciones navarras, y una bibliografía sucinta de obras
de la época y actuales.
Los aspectos culturales desarrollados por
LóPez Antón y Nieva
adquieren una
patticular importancia en el libro debido. a su
extensi6n
(págs. 167-285), al interés del tema, a la relativa no­
vedad que supone la investigación de este complejo aspecto, y
a las recientes publicaciones de jóvenes investigadores sobre los
escritores románticos de la Navatra finiseculat (1).
En el seno del foralismo navatro -explica López Antón­
se desarrolló el grupo de los denominados «eúskatos». ¿Tienen
los eúskaros alguna relación con el nacionalismo sabiniano? A
este respecto, el autor
explica con una gran claridad· las diferen­
cias entre el vasquismo cultural y el político, la admiración de
Sabino Arana por la reacción de los navarros
en defensa de sus
fueros --«que sobrepasa una platónica confraternización, auspi­
ciando un hermanamiento
más acentuado entre los miembros de
Vasconia»
{pág. 180)-, y las diferencias entre el nacionalismo
sabiniano y el movimiento
eúskaro en Navarra (págs. 188-200).
En realidad, «los eúskaros todavía piensan que
Arnaya puede sal­
var a España» (pág. 199), no son rupturistas con la tradición
anterior, y tienen una
"6Ptica exclusivamente cultural. «Vasquis­
mo cultural
y vasquismo político son aspectos especlficos y aun
divergentes. Ocasionalmente, el vasquismo político puede entur­
biar la realidad cultural vasca» (pág. 209).
En realidad, el vas­
quismo cultural y la Gamazada no son un revulsivo del incipiente
nacionalismo sabiniano, «que penetrará lentamente en Navarra»
(pág. 210), nacionalismo que no respetó las leyes y cosrumbres
defendidas por los eúskaros navarros. Sabinianos
y eúskaros na­
varros coincidieron en la Gamazada, lo mismo que todos los
demás foralistas de Navarra, pero tienen una «distinta fundamen­
tación cultural» (pág. 213).
Por su parte, Nieva efectúa una interesante biografía del
eúskaro Hermilio de Olóriz, poeta e historiador. Este capítulo
desarrolla la biografía del autor, que muestra la
íntima la rela-
(1) Por ejemplo, MATA INDURAIN, Carlos: Francisco Navarro Villoslada
(1818-1895) y sus novelas históricas, Pamplona, Ed. Gobierno de Navarra,
1995, 545 págs,
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INFORMACJON BIBLIOGRAFICA.
ción existente entre su vida y la obra escrita, así como el signi­
ficado sociopolítico de las tesis de este historiador
y poeta. El
estudio de Olóriz es interesante por sus actuaciones e influencia
durante la Gamazada
--estaba en Madrid-propias de quien ha
asistido
al «sueño de Navarra y el despertar de la patria». Ante
las disposiciones de Gamazo atentatorias contra los
fueros de Na­
varra, Olóriz exclamará: «¡Viva Gamazo! Que por él ha amane­
cido para Navarra el
día más grande de su historia. ¡Gracias a él
en Navarra no hay más que navattos!» (pág. 254). Nieva tam­
bién explica los diferentes tono
y contenido de la por entonces
popular
y conocida obra de Olóriz, que no suponen ruptura al­
guna entre la línea argumental del mismo anterior y posterior
a la Gamazada (págs. 259 y sigs.).
Olóriz escribió en todos los medios de comunicación,
y fue
apreciado por todos a pesar de su radicalidad (2), quizás tempe­
ramental
y poética, muy propia del posttomanticismo e histori­
cismo de los eúskaros (3). Esta radicalidad estaba obviamente
(2) Olóriz. Creemos que «La Cartilla Foral» de Olóriz -la comenta­
mos
en la Revista Aportes S. XIX, núm. 7 (marzo 1988), págs. 70-73-
vierte varios errores de apreciación ·al confundir España con Castilla y .a
ésta con el Gobierno liberal, por lo mismo que, en otros lugares, Olóriz
-confunde a Navarra .con lo va~ y, al parecer, también a Espa:fía con el cen­
tralismo absorbente liberal. El hecho que esta Cartilla fuese publicada por
la Diputación (liberal-conservadora), y le!da por la generalidad de los na­
varros, indica que en un momento de crispación política la confusión de
España con Castilla
era un detalle dialéctico sin gran importancia. Las es­
peciales circunstancias y las características de esta época, hacen que dichas
confusiones puedan significar algo muy diferente a como puede entenderse
en otras épocas posteriores. Se trata de un reducionismo que no debe to­
marse al pie de la letra.
Olóriz, lo mismo que los restantes eúskaros, no puede ser catalogado
propiameilte entte los nacionalistas vascos, aunque estos lo incluyesen entre
.sus prohombres, potque no fue hombre de partido, ni escribió directamente
en el periódico «Napartarra» ( órgano del PNV) a pesar de aparecer en él
númerosas de sus poesías, poesías populares en toda Navarra, extraídas de
-sus. libros. Es decir: ¿las confusiones de un espíritu romántico ·e historicista
sobre
la relación entre Navarra respecto a España y Castilla, el vasquismo
.culrural, el deseo de la reintegración foral plena de Navarra al estilo pos­
terior a 1512, la añoranza poética. de un pasado lejano como raíz distinta
de la propia
patria., etc., convierten a 016riz en prenacionalista cultural?
¿Bastaba ser fuerista, vasquista, «cantor de la raza vasca» a lo Navarro Vi­
lloslada,, católico y antiliberal para· ser prenacionalista? ¿La cultura que
-ensalzaba lo vasco determinó o in.fluyó con fuerza --como creyeron los pri­
meros. snaciona:Jistas-en. una . toma de postura política nacionalista? Lo
cierto es que eb.tre Olóriz y los restantes eúskaros hay notables diferencias
respecto a
Ara.na, varias de ellas expuestas muy acertadamente por el citado
L6pez Antón. (3) Los eúskaros. C.Omo señala Ferrero Muiíoz, «suelen invocarse· como
precedentes dd nacionalismo vasco en navarra la Asociación Eúskara (cons-
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IN~ORMACION BIBLIOGRAFICA
bien vista en los momentos de la Gamazada. Por otta parte,
mienttas para Olóriz «el Estado es una entidad política, artifi­
cial, voluntaria; la patria
es una comunidad histórica, natural»
(pág. 270). En relación con
la historia de Navarra, realza la nie­
bla en la que quedan los vascones hasta el punto de reducir -al
parecer-Navarra a lo vasco. Olóriz, al final de su vida, vio re­
sentida su salud y su espíritu, debido a los sucesivos desengaños
sufridos. Volvamos a la Gamazada. Aunque
el motivo inmediato del
estallido popular de la Gamazada fue de carácter
fiscal frente al
ministro liberal fusionista
de Hacienda Germán Gamazo, la ver­
dadera. causa fue política, es decir, la defensa de la concepción
pactista o «entte iguales»
--,-«eqüeprincipal»-plasmada entre
las Cortes de Navarra
y el monarca, que permitía la integración
del Reino de Navarra en una comunidad política superior ( 4).
tituida en Pamplona, en enero de 1878) y, en la vertiente política, el Par­
tido Fuetista donde, bajo el lema Jaun Goikoa eta Foruak (Dios y Fueros),
militaban muchos 'eúskaros'». A pesar de ello., el Centro Vasco de .Pamplona
{nacionalista) fue fundado mucho después ne 1910. FBRRllll MUÑoz, Ma­
nud: Elecciones y partidos políticos en Navarra durante la segunda Repú­
blica, Pamplona, Ed. Gobierno de Navarra, 1992, 558 págs., págs. 151 y sigs.
Entendemos por ptenacionalistas · un nacionalismo real y esencial pero
todavía sin formar
e incompleto. Serla más que una predisposici6n al -na­
cionalismo. Tampoco deben ampliarse los límites del nacionalismo más de
lo debido. No está nada claro que los eúskaros como tales fuesen pre­
nacionalistas aunque polfticamente algunos se acercaron posteriormente al
nacionalismo. En nuestro comentario sobre d libro de Martínez Peñuela titulado An­
tecedentes y primeros pasos de nacionalismo vasco en Nava"ª (1878-1918)
-Verbo, núm. 279-280 (199}-mostra'bamos los mismos interrogantes se­
ñalados sobre Olóriz ante la tendencia de buscar prenacionalistas. En pri·
mer lugar se hace necesario definir qué cosa sea d nacionalismo y advertir
la complejidad de esta cuestión. Decíamos que «d panorama socio-cultural
y político era muy rico y variado en matices y tendencias, que incluso se
perfilan con ciertos matices según las épocas, lo cual no permite -señalar
fácilmen~ y con precisión a un supuesto sector prenacionalista. Respecto
al nacionalismo, no creemos acertada la proposición escolástica "post hoc,
ergo propter hoc"» (pág. 1450). No creo, a diferencia de Florza, que a los eúskaros se les pueda con·
siderar como orígenes literarios del nacionalismo. Dice así Mata lndurain:
«La exaltación de la libertad de los vascos, de la tradicional indep~dencia
de Vasconia no excluye, en modo alguno, el amor a España en estos auto­
res, que se enorgullecen de set españoles. Así -lo expresa Arturo Campión:
'El fuerismo, d regionalismo de Iturralde, no es un ataque a la Nación
española ni el poder español, sino un ataque al estado español revoludo·
nario. E idea tradicionalista es la otta de encomendar a los baskos y na­varro:; la restauración social de España, idea a la que dio forma épica Villos­
lada en Amaya'» (MATA, op. cit., pág. 115). ( 4) Debe recordarse que desde 1512 Navarra estaba inoorporada a Cas-
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INFORMACION ·BIBUOGRAFIC.4.
Abordemos ahora algunos aspectos críticos. V arios autores
(v. gr. Larraza,
pág. 163) constatan el nulo eco electoral de la
Gamazada posterior a 1894. Ello puede
tener varias explicaciones
que no vemos recogidas en este trabajo.
Primera:
el «minimismo» -qué exigir-de la Gamazada. El
movimiento fuerista que produjo la Gamazada lo conformaban
unos. mínimos comunes a todos los partidos o tendencias políti­
cas navarras. Su objetivo era «no perder más» de lo que queda­
ba de los fueros, lo que se consiguió. Además, aunque a quienes
deseaban la reintegración foral plena no consideraban indestruc­
tibles los hechos consumados desde 1841, esto es,
la ley Paccio­
nada, podía
parecerles más facil frenar las imposiciones del mi­
nistro Gamazo. En este momento, a los tradicionalistas les podía
parecer más oportuno no polarizarse en la lucha por la «reinte­
gración foral
plena» que defendían, precisamente porque el Go­
bierno central de Madrid cuestionaba los términos

menores. Unido
a ello también había otros problemas: el Carlismo aspiraba a
un espacio político para combatir el sistema desde dentro del
mismo, el
regenei:acionismo dirigía . sus esfuerzos en la· denuncia
de·. la crisis de todo el sistema de la Restauración alfonsina, y la
guerra de Cuba
estallaba en 1895.
Segundo: el oportunismo, circunstancial y político
-quién
exige a quién-de fos partidarios de la reintegración foral plena,
especialmente la principal fuerza carlista. Como
señalan los
autores· de este libro, era patente
el «escaso arraigo de· la idea
liberal, en una región ideológica
y políticamente proclive· al tra­
dicionalismo» (pág 168), unida a una hegemonía cario-integrista
en el Ayuntamiento
de Pamplona entre 1891-1900, y al apogeo
electoral carlista en Navarra
de 1901 a 1916. Así, la exigencia
carlista e integrista de
la «reintegración foral plena», mantenida
durahte la Gamazada aunque sin polarizarse en ella, . será para­
lela a una política carlista centrada también en otros temas en
juego, como
es la «nueva orientación política que podría quedar
tilla conservando sus . instituciones políticas, leyes usos, costumbres:, fronM
tetas y aduanas, etc., y que por la ley Paccionada de 1841, firmada -des-­
pués de la guerra de 1933-1839- entre liberales moderados de Navarra y
sus parientes politicos de Madrid, Navarra perdió sus derechos políticos
seculares· y quedó reducida a mera Provincia, aunque conservando algunas
atribuciones privativas de carácter administrativo y fiscal. Aunque por
muchas · razones, a partir de 1841 la mayoría de la población de Navarra
exig{a la reintegración foral plena, en 1893 todos los navarros, con inde­
pendencia de fidelidades, credos y proyectos políticos, se unieron para no
perder aquello que el centralismo liberal les bahía respetado a raíz del ci-tado pacto entre liberales moderados· realizado en 1841. . --
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lN.FORMA.ClON Bl/JLIOGR.A.FICA
resumida en la frase "el Carlismo es una esperanza, no un temor"»
(pág. 158
), primando la nota .legitimista sobre la católica,foral
(pág. 158).
La nueva
línea política carlista de luchar en el seno de las
instituciones liberales. y de no desentonar mucho con
el talante
equilibradd de
la política oficialista, llevó a no enfrentarse a
la Diputaci6n· de Navarra ( compuesta por 1 carlista, 1 fusionista
y 4 conservadores), y a dejar a ésta el liderazgo del movimiento
de oposición
contra Gamazo. Podía ser más fácil que Gamazo
transigiese ante los fusionistas y liberal-conservadores
que ante
la protesta tradicionalista.
Tercero:
las protesta popular contra Gamazo no supuiio no­
vedad alguna en el ámbito navarro porque todos, unos más que
otros, defendieron los fueros. Así, en 1893 cristalizó lo que
se
vivía y pensaba, mediante formulaciones que ahora se hacían ne­
cesarias
y constituirán una a modo de cnltura foral. Aunque el
espíritu foral estaba vivo en los espíritus, s6lo se defendió lo que
se puso momentáneamente en peligro. Además, lo que realmente
alteraba lo existente era
el proyecto de Gamazo y no la ley
Paccionada de 1841. Según esto puede decirse que en los
com­
portamientos electorales los navarros actuaron con la debida co­
herencia antes y después de la protesta de 1893-94, aunque la
participación en las elecciones del sistema nunca fuese muy
con­
cnrrida.
Al fin, Germán Gamazo dimitió el 8-III-1894.
Sustituido
tres
días después por Amós Salvador, este sufrió la intransigencia
(la «salvadorada») de la autoridades navarras hasta que la cues­
tión tributaria quedó políticamente arrinconada por

sus valedores.
El movimiento fuerista navarro
de la Gamazada tuvo eco en
regiones históricas como Cataluña,
el País V asco y Galicia, pro­
cediendo la adhesión más importante de las dos primeras regiones.
Este
eco se debió a protesta, popular y generalizada, ante la po­
lítica centralista del Gobierno liberal del turnismo
-identificado
este con el sistema político-, al hecho de lograr la unión de
todos los navarros sin distinción de partidos y tendencias polí­
ticas
-también los conservadores y liberales en Navarra eran de
alguna manera fueristas--, por buscar alternativas diferentes
al
centralismo del sistema, por la regeneración política que dicha
protesta suponía en un sistema anquilosado
-«talante regenera­
cionista innato al regionalismo, en su combate dialéctico con
el
uniformismo estatal» (pág. 170)-etc.
En efecto, la Gamazada tuvo eco fuera de Navarra. Su pro­
yección regeneracionista era patente. Sin embaro, según Díaz
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INFORMA.CION BIBLIOGRA.FICA.
Acosta al estudiar el eco de la protesta foral de 1893 hasta 1993,
«la
Gamazada, aunque valorada por los foralistas, no goza entre
ellos del predicamento con que cuenta entre
los historiadores».
Para
la interpretaci6n foralista tradicional, este movimiento po­
pular supuso «un intento de contrafueto que en definitiva result6
beneficioso
para Navarra y que muestra la uni6n de todos los
navarros cuando se trata de defender el fuero» (págs. 310-311).
El actual monumento a los Fueros de Pamplona recuerda los
hechos
y el sentido de la defensa foral de todos los navarros. El
terna de los fueros y de la defensa foral, la distinci6n entre vas­
quismo cultural y vasquismo político, y el regeneracionismo de
la vida política centrado en Navarra y ejemplo de otras regiones
hist6ricas, otorgan a este ameno libro un gran interés
..
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