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Número 355-356

Serie XXXVI

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J. Javier Nagore Yárnoz: ¡Cantan siempre al avanzar!

Javier Nagore: ¡CANTAN SIEMPRE AL AVANZAR!(*)
Javier Nagore, ilustre notario y jurista de Pamplona, ha sido
uno de esos hombres cuya alma se quedó prendida en la Guerra
de España, en la que
participó casi adolescente. No en «los horro­
res de una guerra civil» como escriben hoy siempre los que igno­
miniosamente la perdieron, sino en la poesía y el heroismo sin
límites de quienes pelearon en ella
«a vencer o morir» por «el
honor de Dios» y la salvación de la Patria. Es decir, en la «Cruza­
da de Liberación» en la que unos voluntarios, campesinos en su
mayoría, supieron vencer al Ejército Rojo con sus Brigadas Inter­
nacionales reclutadas en toda Europa por el Partido Comunista.
Epopeya de fe y de esperanza -quizá la última «guerra de reli­
gión»-que, por encima de los peligros y penalidades, supo de­
jar en las almas selectas una emoción íntima, un fervor imborrable.
Nagore publicó hace unos años un precioso libro titulado En
la
Primera de Navarra. Era un relato de la guerra «desde las trin­
cheras», diario autobiográfico de su participación.en los principales
episodios de la guerra en
que él participó con los primeros Tercios
navarros de
Requetés,_ desde el Bidasoa hasta Asturias, desde Teruel
al Mediterráneo, desde el Ebro hasta la frontera francesa en Catalu­
ña. Es una reconstrucción día a día, cota a cota, de los principales
avances nacionales: toda la inmensa cordillera Cantábrica tomada
longitudinalmente, desde Irún hasta Gijón, más las batallas más
crueles y decisivas: Teruel, los fríos espantables del Alfambra, el
Ebro, las tomas decisivas
de los altos de Caballs y Pandols, la victo­
ria final. .. Pero el relato intercala vivencias .personales sobre el
ambiente de aquellos Tercios, el lenguaje, las canciones, las oracio­
nes de aquellos mozos que
lo dieron todo por su fe en una ocasión
única en la historia de nuestro siglo.
Ningún otro libro sobre la
guerra trasmite como este el colorido ambiental
y el espíritu de
aquellas unidades de choque.
Curiosamente, aquel caminar constante de Nagore de monte
en monte por la complicada orografía del Norte de España du-
(*) Madrid, 1997.
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Fundaci\363n Speiro

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
rante casi tres años le dejó una intensa afición a la montaña que,
a lo largo de su vida, le llevó a escalar las principales cimas no
sólo del Pirineo sino de
toda Europa y América. Conjugada esta
afición con
su vena poética, le inspiró una serie de bellísimos
«versos de montaña», dedicados a cada
una de sus ascensiones
montañeras, que recogió
en su día en dos libros cuya lectura hace
las delicias de todo
amante de las cumbres.
Ahora Javier Nagore nos ofrece con su peculiar estilo vivo
y
constumbrista un folleto bellamente editado por la Comunión
Tradicionalista de Madrid bajo el título Cantan siempre al avan­
zar. Se trata de una breve historia de los Tercios de Montejurra y
Lácar, los
que sostuvieron con su constancia y heroismo el mayor
peso de
la guerra de todas las unidades navarras carlistas. Desde la
raya de Guipúzcoa hasta desfilar en Barcelona, pasando
por Bilbao,
Teruel, Espadán, el Ebro ... varias veces renovados
por la muerte,
por aquellos Tercios dícese que pasó contingente mayor que el de
toda una División. Vencedores en docenas de ocasiones de las bri­
gadas de Lister y el Campesino dotadas del mejor material ruso,
aquellos mozos montañeses
y riberos escribieron sobre el mapa
de España una de las gestas más gloriosas de su historia moderna.
Sin embargo, después de revivir con nostalgia en las bellas
páginas de Nagore el
espíritu de aquella generación que supo dar
su sangre «cantando» «por Dios y por España» surge, a la vista
de lo actual, la terrible
pregunta: ¿qué se hizo de aquella fe, de
aquella alegría, de aquel
impulso heróico? ¿Por qué la indiferen­
cia de las generaciones siguientes? ¿De dónde el desarme moral
de
la posteridad, de esta juventud actual que no parece capaz ni
aun de oponerse a las hordas vandálicas -impías y antiespaño­
las-que han ido creciendo en esa hermosa tierra?
La búsqueda de las causas de esta extraña metamorfosis re­
queriría todo
un libro. Y sería labor tan amarga y dolorosa que
no creo
que haya quien la emprenda. Dejemos, con Nagore, el
testimonio alegre de lo que
fue, con la esperanza de que genera­
ciones futuras
tomen de nuevo consciencia de lo que su patrimo­
nio histórico demanda.
RAFAEL GAMBRA
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