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Número 359-360

Serie XXXVI

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Jean Dumont: El amanecer de los derechos del hombre. La controversia de Valladolid

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equitativa. Pero pienso que en modo alguno cabe considerar que
se conceda
al juez un mero arbitrio libérrimo, ni que se le per­
mita
una actuación intuitiva no contrastada. Muchos de los textos
legales
que se remiten a la equidad señalan al juzgador un módu­
lo,
una pauta de valor, como hemos visto; y esas pautas, que se
fundamentan eri un principio general, han venido siendo delimi­
tadas
por la jurisprudencia". "Lo que ocurre es-concluye-que
ese principio tenido en cuenta queda implícito o, a lo más, es
indicado indirectamente a través de la pauta de valor enunciada,
que debe ser tomada como criterio directivo o que se halla implí­
cita en la norma".
Las páginas de Vallet aquí resumidas tienen, como todas
las suyas, citas rigurosas a
los autores -clásicos o actuales-­
más importantes en los temas tratados. Su estudio constituye
así
una lección magistral impartida desde una tribuna acadé­
mica. Cabe, finalmente,
observar que la nueva reflexión de
Vallet encaja de un modo natural, enriqueciéndolo, en su pen­
samiento filosófico-jur!dico; ese pensamiento cuyos plantea­
mientos esenciales
quedaron establecidos en trabajos de ju­
ventud y se han ido desarrollando a lo largo de medio siglo de
fecunda producción.
JOSÉ MARíA CASTÁN
lean Dumont: EL AMANECER DE LOS DERECHOS
DEL HOMBRE.
LA CONTROVERSIA DE VALLADOLID<'>
Este afortunado libro, editado en 1995 en Par!s, al fin ha sido
traducido para lectura del gran público hispano. Y
decimos que
es afortunado tanto por la novedad y profundidad de su conte­
nido como
por su claridad y amenidad expositiva.
(') Madrid, Ed. Encuentro y Fundación Elías' de Tejada, 1997, 279 págs.
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l. Interés y sentido del libro
El lector advierte, entre sorprendido y sobrecogido, que
América
fue una realidad, aunque atravesó un gran riesgo de no
haber sido. En efecto, aunque la injusta protesta patrocinada por
Bartolomé de Las Casas atacó de raíz la labor de España, hasta
impresionar la conciencia de Carlos
1, América fue una realidad
feliz
en cuanto recreación forjada entre el genio español y las vir­
tudes de los pueblos indígenas
una vez civilizados.
El eje diamantino de este libro se encuentra en el análisis de
la Controversia
de Valladolid, que no debe reducirse "al estrecho
círculo evangélico-polémico
de Las Casas", sino que tiene unos
vuelos tan altos como la conciencia católica del poderoso rey de
Castilla
y, a su vez, emperador. De haber sido otra la suerte final
de la controversia, los resultados de la presencia de España en el
Nuevo Mundo hubieran sido muy distintos, hasta incluir la reti­
rada española de América y la condena
de la orientación y reali­
zaciones de Castilla
en el nuevo continente.
La importancia historiográfica de la controversia radica tam­
bién
en el escamoteo hagiográfico que ha sufrido (págs. 146-
147), y
en la distorsión de los resultados sobre el vencedor del
debate (págs. 212-214, 224-227). Aunque hoy día
no pocos hayan
echado tierra
sobre Sepúlveda y el significado de sus tesis, lo
cierto es
que su posición ha perdurado, mientras que Las Casas
ha pasado largo tiempo olvidado, aunque ahora haya sido utili­
zado como arma contra la labor
de España en la recreación del
Nuevo Mundo.
Este libro
no sólo trata de historia de América y es una rei­
vindicación cientffica de la labor de España frente a las falseda­
des
de la Leyenda Negra. Desde el punto de vista de la historia,
debemos agradecer
al autor que, a diferencia de los falsos histo­
riadores que se bas~ en conclusiones apriorísticas, no ponga "el
carro delante de los bueyes". Este libro también es una historia
de las mentalidades, las ideas, y el derecho público e internacio­
nal. En efecto, su autor
no sólo trata de las exposiciones de los
dos contendientes y campeones, sino las tesis y realizaciones de
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una pléyade de teólogos, filósofos, juristas, póliticos y hombres
de gobierno,
que desarrollan su actividad anterior y posterior­
mente a la Controversia.
En este sentido, la Controversia es un final de una gran etapa
de
examen realizada por la conciencia católica, y el comienzo de
otra que mantuvo, de forma continuadora, los anteriores plan­
teamientos y realizaciones diferentes a las mantenidas por Las
Casas. Patentizar el triunfo de la continuidad es importante, pues
demuestra que Castilla, e incluso la perspectiva medieval de los
descubrimientos, tenía razón.
La Controversia y el signo de la
labor de España
en América muestran que Castilla tenía razón y
que
esa Europa, hipócrita e ideológica, que bregaba contra
España,
no la tenía. Así, en la Controversia triunfaron las tesis
medievales, y su estilo fue el
de un hermoso torneo medieval y
caballeresco
-aunque los quiebros de Las Casas tuvieron muy
poco de caballería-en un mundo que se dirá "moderno".
2. La multiplicidad de temas
El quizás excesivamente somero índice del libro refleja
algo de su vasto contenido: el marco, la crisis de conciencia,
el año 1550, los campeones y los jueces, la controversia y los
resultados.
La magnífica ambientación del libro sobre las maravillosas
creaciones materiales e intelectuales
de Castilla es como el pórti­
co y decorado
de fondo de la España imperial. Aunque la parte
central sea la Controversia
de Valladolid, esto es, el debate de
1550-1551 organizado
por Carlos I de Castilla (y no por el empe­
rador Carlos
V) entre fray Bartolomé de Las Casas y el doctor
Ginés de Sepúlveda,
Jean Dumont sitúa la controversia con gran
lujo de detalles y cierta prolijidad quizás algo cansina para el lec­
tor
no especializado (págs. 11-155). Una vez efectuada la expli­
cación de la Controversia
al detalle (págs. 157-219), Dumont ana­
liza
con un gran acierto los resultados de esta gran confrontación
dialéctica (págs. 221-269), adjuntando como apéndice
una cro­
nología general
desde 1574 a 1622 (págs. 271-279).
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Desgranemos de alguna manera estas partes. Para situar en el
marco general la Controversia entre Las Casas y Sepúlveda sobre
la conquista, civilización y evangelización
de las Indias ---Con­
troversia ésta
que supone una hermosa slntesis del gran debate
mantenido anteriormente
por misioneros y doctores-, Jean
Dumont describe la significación de la ciudad de Valladolid, iden­
tifica los aspectos culturales y
pollticos de la época, explica cómo
se realizó la conquista, y analiza el significado de la ocupación
de América y el carácter de la monarqufa apostólica. De esta
manera,
Jean Dumont suma la erudición con el análisis riguroso
de los datos, y otorga a la controversia de Valladolid -"más reli­
giosa
que polltica " -la importancia que tuvo en su tiempo, y que
algunos
hoy día quieren escamotear e incluso tergiversar.
A
este marco general, y como antecedente de la futura con­
troversia, le siguen la explicación del replanteamiento, protago­
nizado
por la reina Isabel, de la presencia española en América,
las denuncias
del padre Montesinos -es interesante el análisis
del autor sobre sus graves amonestaciones-, la Junta de 1512, y
las leyes posteriores
que dicha Junta inspiró.
Son muchos los autores
que desfilan como iniciadores de la
gran controversia
que paulatinamente se iba desarrollando, rela­
tiva a la presencia y a los
métodos de Castilla en América. Los
posicionamientos
de dichos autores, y más todavía la labor prác­
tica
de un Vasco de Quiroga, tuvieron sin duda una notable rela­
ción con las leyes protectoras de los indios. Sin embargo, alguno
de estos autores también provocó una significativa crisis tempo­
ral entre la Santa Sede y
el rey de España, por ejemplo con moti­
vo de la bula Subltmts Deus.
As! como la cñtica al testimonio de Montesinos resulta inte­
resante, tambien lo
es el pensamiento inicial del padre Vitoria,
contrario
no sólo a la validez de las Bulas pontificias, sino tam­
bién a la apropiación de los reinos indios por los españoles, aun­
que a continuación se mostrase partidario de que España mantu­
viese
el gobierno de las Indias. Ante un Vitoria contrario a las
Bulas
de donación papal, pero que enunciaba titules legitimes
por los que España podfa estar presente en América, Las Casas
suponfa
su contrapunto (págs. 85 y sigs.). Esta paradójica situa-
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ción produjo una inquietud de conciencia en el rey Carlos I de
Castilla
-el rey más poderoso del orbe--de suerte que, en efec­
to, la presencia
de España en América atravesó un gran peligro:
Carlos I estaba contra Vitoria al lado de
Las Casas.
¿Iba a quedar el gran monarca Carlos atrapado
por las exa­
geraciones y el celo humanitario. de
Las Casas en unos momen­
tos tremendamente críticos
para la monarquia católica? El "Ya no
puedo más" (pág. 110), que exclamó el rey Carlos 1, puede sobre­
coger
al lector. De no conocer el lector cómo se mantuvo la pre­
sencia
de España en América, la exclamación de "Ya no puedo
más" podia ponerle el alma en vilo, mientras contempla cómo
Las Casas gozaba de todos los favores en la peninsula y la
Controversia tardaba en convocarse.
En estas circunstancias, es interesante la descripción que rea­
liza Dumont de la casi general reacción favorable a las enco­
miendas contra
su anulación efectuada en las Leyes Nuevas de
1542, anulación ésta inspirada por Las Casas a Carlos 1 (págs. 89-
93, 97-104).
Una defensa tal de la encomienda era comprensible .
de quedar vinculada -como considera el autor-al notable
desarrollo organizativo de América y a la promoción del indíge­
na, promoción ésta patente hacia 1550 y, a su vez_, herencia de
muchos esfuerzos anteriores.
3, la Controversia: debate y proyección
En estas circunstancias, la pregunta clave que se hace el lec­
tor, y
que el autor resuelve con gran acierto, es ésta: si la crisis
de conciencia
habla sido en buena parte superada, ¿para qué
convocar una Controversia? (págs. 108-114).
El análisis de la controversia ocupa sólo un capitulo de los
seis del libro (cap.
V, págs. 157-219). Sin embargo, lo que ante­
cede, más el análisis de los resultados, refleja
la importancia de
este debate que,
según Jean Dumont, "es un océano". Océano
que a pesar de quedar inundado por las impresiones y las miles
de páginas de
Las Casas, quedó salvado por las razones y la faci­
lidad de palabra
-hablaba, no leía-de Sepúlveda.
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En un torneo entre caballeros era obligado presentar a los
contendientes.
El ponderado estudio critico que Jean Dumont efectúa sobre
de
Las Casas no es, en general, favorable al dominico (págs. 87-
89, 117-126,
158, 162-165), pues, además de la crítica habitual a
Las Casas, deja patente que en él una cosa era el decir y otra el
hacer. No obstante,
Dumont reconoce la carga de humanidad del
dominico, aunque fuese mayor su carga ideológica (págs. 222-
223). Incluso afirma
que en los resultados de la Controversia las
posturas de
Las Casas y Sepúlveda tendieron a encontrarse. Es
interesante advertir que sobre los móviles pastorales y religiosos
en Las Casas prima lo ideológico, ideología cuya tesis central exi­
gía a Castilla marcharse
de América, "la restitución total de
América a si misma" (pág. 222).
Dumont también explica la biografía
de Sepúlveda. Le rei­
vindica (págs. 126-132, 160-162) y deshace las críticas con las
que
le atacó Las Casas (págs. 134-139). Dumont, árbitro de la Contro­
versia, le declara campeón.
Asimismo, junto al análisis de los dos protagonistas del gran
debate
se encuentra el de cada uno de los jueces que tomaron
parte
en él (págs. 139-152).
Dumont presenta la Controversia
con estas palabras: "El
emperador volvía a conceder oficialmente la palabra a Se­
púlveda, poniéndole en pie de igualdad con Las Casas y por el
mismo desautorizando de manera evidente la censura lascasiana.
Al mismo tiempo obligada también a las figuras más señeras de
los dominicos, especialmente a Melchor Cano, a escuchar los
argumentos
de Sepúlveda". En realidad, la Controversia "operati­
vamente es
una rectificación de la dictadura moral que Las Casas
se había arrogado" (pág. 133).
En el análisis de la Controversia -"más religiosa
que políti­
ca" -
el autor presenta las principales tesis en tomo a las cuales
se trenzan otras secundarias, y las posturas alternativas de cada
uno de los contendientes. Son éstas: "¿Autorizan las bulas alejan­
drinas a someter a los indios?".
"¿La ,condición natural, de los
indios justifica
que se les someta?". "¿Pueden ser sometidos los
indios para
«evitar que adoren a los demonios•?". "¿Se justifica el
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sometimiento de los indios para «salvar a los numerosos inocen­
tes que esos bárbaros inmolan•?". "Abrir el camino a la propaga­
ción de la religión cristiana y facilitar la tarea de los predicado­
res, ¿justifica
el sometimiento de los indios?".
También se discutió
sobre la enmienda, si podía concederse
legitimidad al
poder indio derribado, si la evangelización podía
ser puramente religiosa, y otras muchas cuestiones de
un gran
interés
que el atento lector sabrá espigar.
Los dos volúmenes intentaron dar respuesta a los citados
interrogantes
no sólo desde el punto de vista teológico y filosó­
fico, sino también desde la perspectiva jutidica, que, por serlo,
tiene en cuenta la realidad de los hechos ocurridos y vividos en
América. Este recurso a la realidad americana refuerza el interés
de los puntos
de vista de Las Casas y de Sepúlveda, aumenta la
riqueza del debate, y estimula el interés del lector. A este res­
pecto, el lector podrá realizar
un elenco de aspectos teórico-prác­
ticos
en relación con el trato de los españoles hacia los indíge­
nas,
en general soslayados por los historiadores.
En cierto sentido, estre libro también tiene un carácter for­
mativo y de una gran actualidad. En efecto, en el debate de
Valladolid de 1551, como
en los mucho menos rigurosos debates
de 1992, salieron todos los temas.
La diferencia es la siguiente.
Mientras
que en tiempos del poderoso rey los contrincantes con­
sideraron todo
con honestidad, preparación y radicalidad cienti­
fica y cristiana, en 1992 se manipuló y por inercia hoy se sigue
manipulando.
Así, en la Controversia se cierran, a favor de la
obra
de España en América, todos los posibles reparos y hándi­
cap presentados, muchas veces con muy mal gusto y ninguna
profesionalidad,
por algunos historiadores, por ciertos ideólogos
y
por no pocos católicos actuales, desfavorecidos por sus errores
de perspectiva y sus falsos complejos
(v. gr., "El modelo erístico",
págs. 203-212; "Una conclusión misiológica", págs. 253-255).
¿Quién
ganó la controversia? La conclusión de Jean Dumont
se desvela paulatinamente cuando, después de cada sesión,
muestra
un balance y la clara ventaja de Sepúlveda sobre Las
Casas. La verdad teórica y la razón práctica estuvieron con
Sepúlveda, por lo mismo que desde una perspectiva posterior
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puede compararse la eficaz evangelización de América con las
enormes dificultades
por las que atraviesa la actual evangeliza­
ción del continente africano (págs. 214-216).
Según el autor, durante la Controversia
se asiste a "una con­
fluencia práctica entre
un Las Casas más ambivalente que nunca
y un doctor Sepúlveda más ponderado" (pág. 221). La Casas, por
necesidad de su razonamiento práctico, se aproximó a las posi­
ciones de Sepúlveda, mientras que, posteriormente a la Con­
troversia, las tesis sepulvedanas realmente inspiran el quehacer
de la institucionalización de España en América.
La última parte del libro explica los resultados, es decir,
la vinculación de determinadas afirmaciones moderadas de
Las Casas -que en absoluto eran exclusivamente suyas­
con las de Sepúlveda, la repercusión que tuvo la Controversia
entre los misioneros en América -salvo algunos casos se
inclinaron a favor de Sepúlveda-, los conquistadores y los
gobernantes.
Al final del libro el lector asiste a un "consenso definitivo a
medio camino entre las posiciones lascasistas moderadas y las
posiciones de Sepúlveda. Pero sin abandonar para nada los prin­
cipios
de la soberanía plena y entera y de la cautelosa prudencia,
se dejará amplio campo a la adhesión voluntaria de los indios,
sus costumbres, e incluso a sus
-repúblicas•, al prohibir toda vio­
lencia contra ellos" (pág. 235). Dicho de otra manera:
"Ni con­
quista impuesta
por si misma ni renuncia al necesario someti­
miento civilizador y evangelizador:
Las Casas y Sepúlveda,
aunque el primero se extraviara más allá, pueden quedar los dos
en paz" (pág. 262).
Tras la controversia, ya
en 1600, la estela de Las Casas de des­
vanece, mientras
que las tesis de Sepúlveda, las mismas que las
mantenidas
en el inicio de los viajes precolombinos, se desarro­
llaron y fueron aprobadas
de hecho por los monarcas (prosi­
guieron las conquistas propiamente dichas y la práctica necesaria
del sometimiento
de los indios a España, paso previo para la
evangelización, pág. 231), llevándose a
la práctica con una deli­
cadeza y
aun dulzura de la que carecian los primeros viajes hacia
el Nuevo Mundo.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
4. Aspectos formales
Además de los apasionantes contenidos que pueden apre­
ciarse
en este breve balance de la investigación de Jean Dumont,
en la que solo pretendemos presentar y estimular su atenta lec­
tura, este libro
es formalmente ameno y está maravillosamente
escrito.
Cada capítulo se divide en epígrafes cuidadosa y atinada­
mente elegidos,
con acertados giros literarios e imágenes, que
van marcando la dirección del libro hacia la controversia de
Valladolid,
y, una vez realizada, hacia su consumación o aprove­
chamiento del éxito. Estos epígrafes organizan los contenidos y
manifiestan los prudentes criterios y certeros puntos de vista del
autor: "una monarquía apostólica", "un examen de conciencia
religioso", "imposible un anticolonialismo mayor", desde el "ya
no puedo más" de Carlos I hasta el Carlos "liberado" y "con la
conciencia en paz" . . . que culminará América, "una grandeza
única, siempre
actual".
En suma: el trabajo de Jean Dumont es sumamente reco­
mendable para quien, historiador o no, tenga interés
por la labor
de España
en América, para quien desee analizar satisfactoria­
mente los interrogantes planteados habitualmente, y para quienes
aspiren a abrir otros interrogantes antiguos como el Descu­
brimiento, pero hoy totalmente nuevos ante la general falta de
agudeza y profundidad intelectual, moral y espiritual.
En mi opinión,
el núcleo del libro reside en desvelar las
tesis, prácticas y
opiniones de la cristiandad medieval -con
las que, por otra parte, el autor parece simpatizar-, frente a la
modernidad e incluso el renacimiento no ya de carácter paga­
nizante
sino cristiano. La labor de España en América sería la
culminación de la civilización medieval cristiana, y las críticas
a dicha labor
-incluida la declaración de invalidez de las bulas
pontificias-, tendñan los rasgos de una civilización diferente
que surgía. El examen de la impronta medieval de la labor de
España en América realizada por Carlos I y en la Controversia
por Sepúlveda, concluiría con la reafirrnación y la continuidad
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
de la cristiandad medieval en un mundo cada vez más "moder­
no".
La radicalidad hispánica, heredera directa de la cristiandad
medieval, desplazaría a ideologías, concepciones o bien tesis
parciales más o menos influidas por los diversos grados de
"modernidad,.
JOSÉ FERM!N GARRAIDA AruzCUN
VV.AA.: "ANALES" DE LA FUNDACIÓN ELÍAS DE
TEJADA, AÑO 11/1996 <•>
La Fundación Ellas de Tejada mantiene como novedad la edi­
ción anual de estos Anales, iniciados con gran entusiasmo en
1995, cubriendo asi su segundo año editorial.
Casi de la misma extensión, estructura temática y número de
trabajos, los dos primeros números de los Anales son muy simi­
lares, aunque el presente número aporte, además de los temas
desarrollados, la
novedad de tres recensiones bibliográficas.
Los Anales incluyen -por este orden-estudios de teologia
politica, filosofia, historia
de América, historia de la Iglesia, dere­
cho politico y filosofia del derecho, cinco emotivos recuerdos a
tres ilustres maestros recientemente fallecidos, y tres recensiones
bibliográficas.
El tratamiento de los temas es riguroso y profundo, y el esti­
lo algunas veces demasiado erudito, lo
que eri tales casos difi­
culta la lectura del
no especialista.
Tres articulas
-los profesores Canals, Diaz Arauja y Soria­
explican los problemas mantenidos entre las principales escuelas
filosóficas y teológicas. Desarrollan aspectos
muy sugerentes y de
una gran importancia, no sólo para la historia sino, sobre todo,
para el pensamiento filosófico y teológico en si mismos conside­
rados. No
en vano, el análisis de la historia del pensamiento y de
la ciencia es
un arranque, con una gran base de realidad para
(') Maddd, 1996, 197, págs.
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