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Número 359-360

Serie XXXVI

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Jacques Le Goff: Saint Louis

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
]acques Le Goff: SANT LOUIS <'>
En 1997 se celebró en Francia el séptimo centenario de la
muerte de San
Luis. Su mejor biografía continuaba siendo la que
Le Nain de Tillemont le habla consagrado en el siglo XVIII, publi­
cada
un siglo más tarde. Otros autores como el académico Henri
Bordeaux y Régine
Pémoud nos habían acercado de manera
entrañable al personaje
en sendas biografias (1949 y 1960). Pero
ha sido
en 1996 cuando ha aparecido la biografia definitiva,
desde el punto de vista historiográfico.
El gran medievalista Jacques Le Goff le ha dedicado más de
diez años
de su vida de invertigador. Al final, se ha rendido ante
la figura de San Luis, "el personaje politico más importante del
siglo
xrn en el Occidente cristiano", y lo ha convertido en super­
sonaje histórico preferido.
Apoyado
en la herencia y en el prestigio de tres dinastías y
de tres figuras capitales
-Clovis, Carlomagno y su abuelo Felipe­
Augusto---,
Luis será contemporáneo de un gran momento de
civilización: la culminación del arte gótico, la gloria
de la
Universidad de
París y el prestigio de la lengua francesa. Ese
"grand, matgre et beau Louis, aux yeux de colombe" encarnará,
para siempre, la esencia inigualada de la monarquía francesa y
será, también, la figura característica de
un "siglo" comparable al
de Pericles, al de Augusto o al de Luis XIV.
La obra de Le Goff presenta una historia "total" de San Luis,
sucesivamente
según su vida, según las fuentes y según los ternas
fundamentales
de la personalidad de rey en sí mismo y en su
tiempo.
Pero
si, como quería Borges, un hombre no muere verdadera­
mente hasta que el último hombre que
le ha conocido desaparece
también, tenemos
la suerte de conocer al hombre que murió el últi­
mo de entre los que conocieron de cerca a San
Luis. Jean de Joinville,
el senescal de Champagne, dictó su testimonio treinta años después
de la muerte de su regio amigo -
"nous qui etions pres de /ui''-y
(") París, Gallimard., 1996.
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murió cuarenta y siete años años después, a la edad de noventa y tres
años. La biografía de Le Goff --<¡ue ve en la de Joinville al "vral
Louts IX"-va, pues, hasta la muerte definitiva de San Luis.
En la primera parte, Le Goff presenta los resultados de su ten­
tativa de biografía propiamente narrativa, acompasada
por los
problemas surgidos
en las etapas principales de su vida, tal como
Luis la fue construyendo.
La segunda parte está consagrada al estudio crítico de la pro­
ducción de "la mémofre royale" por sus contemporáneos, en sus
documentos y fuentes primarias.
En la tercera parte ensaya la penetración hacia el interior del
personaje, explorando las perspectivas
que hacen de él "le rol
Ideal et untque". San
Luis ha sido el único personaje politico de
toda la historia de la humanidad
que ha merecido el sincero elo­
gio de Voltaire. Fue el único Jefe de Estado
que supo "accorder
une pollttque profonde avec une Justtce exacte, et pfut-étre est-11 le
seul souveratn qui merite cette louange".
El capítulo cuarto de la tercera parte constituye el núcleo
duro del libro,
en el que Le Goff presenta a San Luis como "le roi
des trois fimctlons ".
Algunos medievalistas reconocen que las hipótesis de
Georges Dumezil sobre las tres funciones
esenciales
en las socie­
dades indoeuropeas
pueden aplicarse también a la sociedad
medieval.
En el siglo XIII este esquema trifuncional se encuentra
ya explicitamente
en la Bula de Canonización de Luis IX por
parte del Papa Bonifacio VIII (1297).
Luis IX encarnará y practicará -según Le Goff-al más alto
nivel, los valores de las tres funciones dentro
de la sociedad
medieval cristiana:
'Justttta, Pax et Almndantta ".
El primer atributo del rey y la primera virtud era el ejercicio
de la justicia. San Luis ªa personne ne flt injure ni Violence et
garda souverainement Justtce". Antes de abandonar el reino de
Francia para emprender la cruzada a Tierra Santa procederá a
la
realización de unas encuestas en todo su territorio. Estas encues­
tas se conservan todavía en grandes rrollos de pergaminos. Jamás
un Jefe de Estado las hizo hacer antes. Jamás un príncipe hizo
corregir y reparar los abusos e injusticias causados a la pobre
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gente durante los reinados de su padre y abuelo por la prepoten­
cia de barones y prebostes.
La voz de los que nadie escuchaba él
quiso oirla, y es
un hecho único en la historia de la humanidad.
San
Luis asumió, también, como rey, la segunda función gue­
rrera
en todas las dimensiones que la guerra tomó en el siglo XIII.
Con su política de justicia quería contribuir a "la descente des
valeurs
du ciel sur la terre". Por ello, será el gran pacificador de
su época.
Sus tratados con Aragón (1258) y con Inglaterra (1259),
aseguraron
un largo período de paz. Su prestigio y fama de paci­
ficador fue tan grande
que el Emperador Federico II propuso su
arbitraje en su enfrentamiento con el Papa Inocencio IV. Así, se
convirtió, de facto, en el árbitro de la cristiandad. En este senti­
do, fue también el primer europeo. Y el primer misionero. En sus
contactos
con el Islam y con los judíos no le impulsaba el afán
de conquista sino el de conversión. Quería hacer triunfar entre
todos los hombres el espíritu de justicia
porque "tout lui etatt
dicté par l'Amour qui prtme en lui" (Régine Pémoud).
En 1250 Luis, rey cristiano prisionero del Sultán de Egipto,
pudo llegar a hacerse estimar en tanto que creyente y en tanto que
hombre.
Sus virtudes eran tales que los mismos musulmanes qui­
sieron nombrarle Sultán, suplicándoselo con lágrimas
en los ojos ...
"Ce fi.tt l'homme qui se travailla le plus
pour mettre la paix dans le monde ... »
La producción de los bienes materiales contituía la tercera
función
de la realza. Carlomagno, en su tiempo, había sido con­
siderado como el
summus agrtcola; Dagoberto hacía crecer las
mieses a su paso; la generosidad, las limosnas y la munificencia
de las construcciones hicieron de San Luis un rey "nourícíer»
(nutricio). La Capellanía que distribuía las limosnas quedó inte­
grada a la Casa del rey, lugar
donde se unían la primera función
-administrativa y sagrada-con la tercera -económica, finan­
ciera y caritativa-.
Con la construcción de innumerables hospitales,
un sistema
de Seguridad Social amoroso llevado a cabo por el rey en perso­
na llegaba a todos los necesitados del reino.
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El reinado de San Luis fue un período de gran mejora de la
condición de los campesinos y de los artesanos. Hizo recoger la
reglamentación de las actividades de los oficios, agrupados
en
corporaciones "pour que le menu peuple Jut gardé". La reglamen­
tación fue llevada a cabo
por las mismas gentes de los oficios. El
orden cristiano medieval ligó siempre la propiedad a una carga
social.
El rey era el garante de este orden profesional organizado
"desde dentro".
De este modo, convirtió las
"be/les vil/es" en 'Jortes et ricbes
vi/les", en la encamación de la tercera función y en un elemento
de modernidad al servicio
de las familias francesas, de las profe­
siones y de la monarquía. San
Luis puso en práctica por primera
vez
en la historia de la humanidad la teoria orgánica de la socie­
dad, enseñada
por su amigo Santo Tomás de Aquino, que hacía
del rey la cabeza
de un cuerpo político orgánico (Le Goff, pági­
na 840).
Al final de su reinado de 1262 a 1270 edictará una serie de
ordenanzas concernientes a la moneda.
La construcción del
Estado monárquico
debla culminar con su monopolio "regalten".
La moneda 'Jorte, saine et loyale" garantizaba a los ojos de San
Luis la justicia en l.os intercambios comerciales.
Las Órdenes mendicantes, sus grandes amigas y consejeras,
justificaban en sus tratados morales el funcionamiento autónomo
del mercado. Por eso, San Luis, en materia económica fue no­
intervencionista, limitándose a reprimir duramente la usura. San
Luis detesta los usureros ''qu 'ils soient juifs or cbri!ttens ''. porque
cree
que la extorsión usurera ''appauvrit grandement notre
royaume".
El combate por una moneda estable constituye un elemento
importante
en la formación del precio justo. Sin usura no es posi­
ble el capitalismo. Este es
un hecho crucial en la historia. San Luis
retardó la eclosión del capitalismo. Pero la no posterior compe­
tencia del rey
en materia monetaria hará de la economía el furriel
de la ascensión de la burguesía y su penetración en el poder del
Estado social y
no al servicio de las familias, de las corporacio­
nes y de la nación. Por
eso habrá Revolución burguesa proleta­
ria en los siglos posteriores.
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Como una gran paradoja de la historia el San Luis de la
memoria y de la nostalgia será el San Luis de la prosperidad eco­
nómica.
Más que el recuerdo de las virtudes, de los valores inma­
teriales, de los milagros y
de la santidad de Luis, quedará el
recuerdo de una época de gran prosperidad material generaliza­
da,
sin cambios monetarios, sin inflacción y sin hambres ... Una
época de Justicia, Paz y Abundancia ...
El mundo antiguo habia conocido el individualismo griego,
gobernado por mayorías democráticas. Roma había afirmado el
régimen aristocrático familiar, es decir, el gobierno de unas
familias sobre otras, de una casta sobre otra. Mil años de civi­
lización cristiana fueron necesarios para culminar
el régimen
político perfecto, la monarquía cristiana, esto es, "el gobierno
de un conjunto de familias legitimas por una Familia legitima"
(Álvaro d'Ors).
Por primera vez
en la historia de la humanidad una Familia
Santa llega a la cúspide del
poder político en el siglo xm: "la satn­
te Jamille roya/e, le
pere Louis Vlll, la mere E/anche de Castille et
lefils Louis IX ... " (Le Goff, pág. 399).
Más de mil años separan a la familia que habita el palacio de
la Cité de París de la Familia de Belén. El modelo familiar de
Nazaret, escondido como
una semilla en las entrañas de una pro­
vincia judia helenizada y romanizada
en tiempos del emperador
Augusto, fructificará más de mil años después
en Occidente en la
flor de lis, simbolo de la Casa
de Francia y de la monarqufa cris­
tiana.
Las dos hojas iguales significan la Sabiduría y la Caballería
que guardan y defienden la tercera hoja situada entre ellas,. más
arriba: la
Fe. As!, la Fe es regida por la Sabiduría y defendida por
la Caballería.
La monarquía de San Luis es la heredera no sólo de la fe
católica incorporada
por el bautismo de Claris, sino también la
heredera de la .cultura del Mundo Antiguo, ya
que "c/ergte
(savoir) et cbevalerie sont en France de Grece et de Rome venues".
Es la leyenda de los orígenes troyanos de la monarquía francesa
relatada
en la "Gesta Francorum ".
Hé~tor sería una prefiguración ~e San Luis.
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Héctor es el único hijo de rey, en toda la epopeya cantada por
Homero, que vive en familia rodeado de un padre, de una madre,
de una esposa a la
que adora y de su pequeño hijo Astyanax. Este
héroe
que vive siempre al lado de Andrómaca ilustra la ternura de
la pareja legitima frente a la pareja adúltera de Paris y Helena.
Héctor representa el mundo civilizado. No obstante
-nos recuer­
da Jacqueline de
Romilly-será maltratado por el vencedor
Aquiles y abandonado por los hombres y
por los dioses ...
Tres mil años después, la civilización cristiana culminará la
forma política monárquica
basada en la legitimidad de la pater­
nidad. Un sistema político enraizado
en la naturaleza misma de
las cosas, cuyo
poder va creciendo de abajo arriba conforme al
principio de subsidiariedad
y, simultáneamente, a la difusión de
la propiedad.
Es la forma política que Santo Tomás de Aquino
hacia consistir
en la armonia de las tres formas legítimas de
gobierno aristotélicas.
La civilización cristiana hizo germinar también en España una
monarquía cristiana basada
en la democracia municipal y en la aris­
tocracia social
en las regiones, levantada sobre la monarquía natural
de
la familia legítima y dirigida por la monarquía política del Estado.
A este sistema de gobierno, el genio político español le ha
dado el nombre de foralismo.
PEDRO BRUNSÓ AYATS
César Alonso de los Ríos: LA VERDAD SOBRE
TIERNO GALVÁN c•i
Para distraerme me gusta leer novelas de política ficción. Esta
vez
he obtenido mucha más diversión leyendo este libro acerca
de
un politico de ficción. No es una biografía, sino la desmitifi­
cación
de una autobiografía ficticia, construida con cuidadísimas
vaguedades, hechas propalar indirectamente la
mayoría.
('') CÉSAR ALoNSO DE ws Rfos, La verdad sobre Tierno Galván, Madrid,
Anaya & Mario Muchnik, 1997, 294 pág.S. ·
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