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Número 359-360

Serie XXXVI

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César Alonso de los Ríos: La verdad sobre Tierno Galván

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Héctor es el único hijo de rey, en toda la epopeya cantada por
Homero, que vive
en familia rodeado de un padre, de una madre,
de una esposa a
la que adora y de su pequeño hijo Astyanax. Este
héroe
que vive siempre al lado de Andrómaca ilustra la ternura de
la pareja legitima frente a
la pareja adúltera de Paris y Helena.
Héctor representa el mundo civilizado. No obstante
-nos recuer­
da Jacqueline de
Romilly-será maltratado por el vencedor
Aquiles y abandonado
por los hombres y por los dioses ...
Tres mil años después, la civilización cristiana culminará la
forma política monárquica
basada en la legitimidad de la pater­
nidad. Un sistema
pol!tico enraizado en la naturaleza misma de
las cosas, cuyo
poder va creciendo de abajo arriba conforme al
principio
de subsidiariedad y, simultáneamente, a la difusión de
la propiedad.
Es la forma politica que Santo Tomás de Aquino
hacia consistir
en la armonía de las tres formas legítimas de
gobierno aristotélicas.
La civilización cristiana hizo germinar también en España una
monarquía cristiana basada
en la democracia municipal y en la aris­
tocracia social
en las regiones, levantada sobre la monarquía natural
de
la familia legítima y dirigida por la monarquía política del Estado.
A este sistema de gobierno,
el genio politico español le ha
dado el nombre de foralismo.
PEDRO BRUNSÓ MATS
César Alonso de los Rws: LA VERDAD SOBRE
TIERNO GALVÁN <'l
Para distraerme me gusta leer novelas de política ficción. Esta
vez
he obtenido mucha más diversión leyendo este libro acerca
de un político de ficción. No es una biografía, sino la desmitifi­
cación
de una autobiografía ficticia, construida con cuidadísimas
vaguedades, hechas propalar indirectamente la
mayoria.
(•) CÉSAR ALONSO DE LOS Ríos, La verdad sobre Tierno Galván, Madrid,
Anaya
& Mario Muchnik, 1997, 294 págS. .
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INFORMACIÓN BIBUOGRÁFICA
De la persona civil de Enrique Tierno Galván apenas el nom­
bre y apellidos eran verdaderos: ni nació -o se crió-en tierras
sorianas, ni sus padres eran agricultores,
sino militares de cucha­
ra abuelo, padre y tío, como seria veterinario militar su hermano.
Tampoco concuerdan sus "recuerdos" sobre domicilios y hábitos
militares. En nuestra guerra
no luchó en el Ejército Rojo, sólo sirvió en
él, cubriendo un puesto de retaguardia que le permitió pasar
muchas tardes encerrado
en las bibliotecas madrileñas. Su padre
fue detenido brevemente por presunto quintacolumnista, y su
hermano fue reintegrado
al Ejército como oficial un año después
de depurado por servir en zona roja: sucesos que siempre ocul­
tó. Nunca estuvo en un campo de concentración, ni "de clasifi­
cación", como dijo: en junio de 1939 se estaba presentando a los
"exámenes patrióticos"
en la Universidad.
Profesionalmente, lo seguro es que ganó dos oposiciones} a
Jefe de Negociado y a Catedrático de Universidad -nada menos
que de Derecho Político-a los cinco y diez años de acabada la
guerra respectivamente (por cierto
que cobró ambos sueldos al
tiempo a
pesar de presumir de lo contrario hasta que fueron
incompatibles). En cambio,
no está probado que le suspendieran
por motivos politices alguna oposición -dos, tres, cuatro, según
las fuentes--como decía.
Políticamente ... el Tierno Galván
que es recordado sólo exis­
tió desde
1965. Participó en el Instituto de Estudios Políticos hasta
1954,
donde sí defraudó, porque se esperaba mucho de él;
sería
porque no se le conocía esa filiación marxista de la que
luego presumirla. Además, hubiera sido raro que un republica­
no de corazón hubiera puesto toda su ambición en participar
en la educación ideológica del Regímen. Hay que pensar que
no fue sino un intelectual reconvertido más de los criados en
el Régimen.
Sus primeras armas de opositor se hicieron en tomo a don
Juan, sin que se pueda demostrar que nunca se inclinara por la
república. Él apostó siempre por una transición monárquica a la
muerte de
un régimen que veía más fuerte que la persona de
Franco en sí.
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Durante los años cuarenta había hecho una reconstrucción
de su pasado al gusto imperante en la época. Posteriormente, por
ser uno de los descontentos del Régimen que había estado en la
zona roja, se jactó de
haber combatido con los republicanos y
estar
en la oposición desde el interior y no desde el exilio,
haciendo de ello sus grandes bazas.
Sus partidos
-el mismo rebautizado-fueron muy persona­
listas. Empezó proclamándose "funcionalista' y opuesto a las
ideologías, mantuvo relaciones con democristianos y juanistas,
siempre opositores del
interior} nuevos, y nunca relacionados con
la república o el exilio, cosa que consideraba fundamental para
estar
bien situado en el momento de la sucesión del poder.
Después de Munich, contubernio al
que no fue invitado,
ingresó
en el PSOE, pero su permanencia en él, que silenció
luego, fue tormentosa y
duró dos años 0964-1966). Al fracasar
en imponer sus tesis, dunda el Partido Socialista del Interior,
luego
PSP, y se manifiesta marxista y radical, cerrando así el paso
a las acusaciones del exilio
de hacer un socialismo a la medida
del régimen.
Es cuando se lanza a la política, es expulsado de la
cátedra, casi buscándolo, y llega al cénit como figura del socia­
lismo español.
Su radicalismo era tan exagerado como inverosímil, inconse­
cuente, y poco creído: en 1964, en una entrevista, se declaró par­
tidario de
ir a la socialización de los medios de producción, como
el periodista le preguntara si
eso no induciría al pánico y resul­
taría perjudicial, contestó a renglón seguido "que
una cosa es
defender la medida y otra llevarla a la práctica'. De hecho, su
partido era
un club de amigos cle clase media, sin base obrera ni
organización,
que había contado con pactos y repartos de poder,
y
que fue derrotado desde el mismo momento en que debió con­
currir a las elecciones sin
el apoyo de la Internacional Socialista.
Menos de
un año después el PSP sería absorbido por el PSOE y
Tierno Galván recibiría
como premio de consolación la alcaldía
de Madrid,
donde se situó por encima de la gestión, y su hábito
de representarse alcanza el histrionismo.
Esta
es. la semblanza que con la pluma ágil y acerada, y al
parecer habiéndose molestado en investigar el personaje con
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detenimiento, traza el periodista César Alonso de los Ríos, del
que no tengo mayores referencias. Lo cual sería útil para com­
prender el móvil
de esta despiadada desmitificación: ¿sólo la irri­
tación
por las entrevistas falaces de 1975?, ¿o el deseo de evitar
que el Régimen
de Franco aparezca como menos represivo si se
admite la mitología de
un Tierno rojo, pero tolerado, cuestión
recurrente varias veces
en el libro? ¿Por qué dejar pasar diez años
del fallecimiento del "Viejo Profesor"? ¿Porque gobernaron los
socialistas? También es cierto que los familiares recibieron el libro
sin
desmentir su contenido, sólo quejándose de que se removieran
estos asuntos
al cabo de tantos años.
El libro proporciona atisbos, útiles por lo sintéticos, de las
rencillas y debilidades de
la oposición a Franco, cuyo Régimen
se reconoce siempre más fuerte de lo
que pueda haber hecho
parecer la presente inversión de la historia. Tiene juicios certeros,
como cuando recuerda que en España se recogía la rebelión del
68 contra "el sistema", cuando lo
que se reclamaba era el sistema
liberal burgués.
Pero su utilidad para la formación
en el Derecho Público
Cristiano es una sola pero importante:
Quienes quedan en evidencia son todos los que aceptaron
acríticamente la elevación a
santo laico de Tierno Galván, cuya
honestidad estaba
por encima de toda duda. Que la propaganda
izquierdista lo promoviera tiene
su explicación, pero que las
derechas y los eclesiásticos cayeran
en esa trampa por no atre­
verse a discutir lo
que se pregona dogmáticamente como supe­
rior a toda
duda es injustificable.
A
base de pedir perdón por las más nimias faltas de los cató­
licos y
de aceptar la bondad indiscutible de los izquierdistas
simuladores y oportunistas,
se introduce en las conciencias la
idea
de que la verdad y la gracia deben ser irrelevantes, puesto
que los cristianos, con una y otra, son peores que esos agnósti­
cos, respetabilísimos moral e intelectualmente.
Que tuviera de ambas cosas Tierno Galván lo pone en solfa
este párrafo de nuestro libro: "En nombre
de la Federación de
ciudades deberá viajar con frecuencia. Siempre pide entrevistas
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
con jefes de Estado. Habla siempre con intérprete. Es decir, son­
ríe,
asiente, levanta los brazos, se extraña ... se hace la foto. Lo
que importa es la foto. El contenido es nulo. Uno de los descu­
brimientos
de sus colaboradores es que el profesor no sabe idio­
mas, él
que ha traducido tanto a Witgenstein, a Burke, a Hume ...
Una vez más
hay que buscar la mujer. .. En este caso a la propia,
traductora
anónima".
LUIS MARIA SANDOVAL
Federico Suárez Verdeguer: VIDA Y OBRA DE JUAN
DONOSO CORTÉS
c•i
En junio de este año 1997 apareció el libro largamente espe­
rado sobre la "vida y obras
de Juan Donoso Cortés", Marqués de
Valdegamas, seguramente el pensador político español más
importante
en la historia de nuestra patria, y uno de los más emi­
nentes del Occidente europeo.
Así lo avalan juicios tales como
los de
Alo'is Dempf y Car! Schmitt, admiradores y descubridores
del gran
pueblo español y de su esclarecido pensamiento.
Federico Suárez ha trabajado muchos años
en la magnífica
biografía crítica que ahora nos presenta
en un denso volumen.
Denso por el número
de sus páginas, puesto que la composición
de éstas permite una cómoda lectura (letra clara, nada pequeña,
espaciada
en abundantes epígrafes y notas a pie de página que no
dificultan ni entorpecen la lectura); y denso por los datos y doc­
trina
que el libro contiene. Pocas erratas, y sin mayor importancia
(tal vez las más visibles
estén en las fotografías del biografiado, en
las que aparece como Marqués de Baldegamas y la del autor de
su busto como el escultor Federico Coullanty no Coul/autVarela).
El libro, por otra parte, dada su solidez, también material, hubiera
precisado cubiertas de tapa dura
en vez de cartoné. Pero todo esto
son defectos fácilmente subsanables en siguientes ediciones.
(*) Pamplona, EUNATE, 1997, 1088 págs.
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