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Número 359-360

Serie XXXVI

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El hombre, la familia y la empresa en el trabajo

EL HOMBRE, LA FAMILIA Y LA EMPRESA
EN EL TRABAJO
La primacía del hombre como sujeto del trabajo.
«La Iglesia ha reafirmado constantemente la primacía del hombre
jrente a los bienes de la tierra, como criterio para la solución de los con­
'flictos sociales y económicos y para la construcción de una Convivencia
"más justa y equitativa. Como recordaba, en la Laborem exercens:
"«Conviene subrayar y poner de relieve la primacía del hombre en el pro­
"ceso de producción, la primacía del hombre respecto de las cosas( ... ).
"El hombre como sujeto del trabajo, e independien'lemente del trabajo
que realiza, el hombre, él soloi es una persona» (n. 12).
•A los empresarios, a los políricos, a las faerzas sindicales! a los tra­
"bajadores y a las trabajadoras se les brinda, con el jubileo, una nueva
'b_portunidad para interrogarse sobre sus propias respomabüidades ante
"un milenio que comienza, para eliminar las injusticias y entablar, tam­
"bién en el secror del trabajo, nuevas relaciones, caracterizadas por la
'fraternidad, la justicia y la solidaridad,.
JUAN PABLO 11: Discurso a los trabajadores de la crista­
letia artística ·La Plana~ de Conde di Val d'Elsa, sábado 30
de marzo. L 'Osseroatore Romano, edición' semanal en len­
gua española,
año XXVIII, núm. 15 (1424), 12 de abril de
1996.
La práctica de valores humanos, sociales y culturales y éticos
en la empresa. Su relación con la familia.
~madísimos hermanos y bernu:inas, ojalá que vuestra dedicación a
"la empresa y vuestra respons,abilidad de em,presarios os lleven a una ac­
"tualización constante de las metodologías y dé las técnicas, y a una pro-
Verbo, núm. 359-360 (1997), 805-809 805
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'fesionalidad rica en cualidades operativas, pero también a la práctica
'tle valores humanos, sociales, culturales y éticos, que hagan que el
"trabajo sea productivo y, al mismo tiempo, gratificante. No tengáis
"miedo de promover
formas de corresponsabilidad que, previendo algún
"tipo de participación en los beneficios de la empresai favorezcan un cli-
1tna más positivo, capaz de motivar a los empleados a cumplir seriamen­
"te su deber y a vivtr el trabajo como momento de crecimiento personal
')' comunitario.
,.una orientación. de este tipo no es en absoluto dif'u:il; más aún, ya
"encuentra significativas realizaciones en vuestra tierra, donde existen
'»muchas empresas
que ven a los bi,jos continuar y perfeccionar el traba­
"jo de sus padres y de sus abuelos. La relación/recuente entre empresa y
'familia ha promovido una forma de economía familiar, fundada en los
1'vínculos de parentesco más que en la dependencia del empresario. En
"efecto,
confrecuencia el mismo artesano o empresario administra direc­
"tamente la empresa con sus famüiares •.
JUAN PABLO 11: Discurso a los empresarios y trabajado­
res,
en la catedral de Como, domingo 5 de mayo. L 'Osser­
vatore Romano, edición semanal en lengua española, año
XXVIII, núm. 20 (1429), 17 de mayo de 1996.
La economía de la familia, el trabajo de la mujer
y su función educadora de los hijos.
«En las sociedades occidentales, en particula,r, los jóvenes, que afron­
"tan
serias incertidumbres económicas sienten frecuentemente la tenta­
"ción
de aplazar la fecha de su matrimonio y formar una famüia. En
"vuestras
reflexiones no podéis dejar de tener en cuenta los efectos nega­
'tiVos que causa la crisis matrimonial en el entramado social, con los
"enormes costes económicos que produce. Es paradójico que en esta si­
"tuación,
la autoridades políticas -a menudo parecen incapaces de
"tomar medidas, incluyendo las inversiones económicas¡ que fortalezcan
"la institución famüiar y bagan que las familias sean, una_ vez más, las
''principales protagonistas de las políticas famüiares .
... 3. Al analizar la relación entre la famüia y la economía, no
"podé-is menos de abordar la cuestión del trabajo de las mujeres fuera del
'hogar. En general, no se discu-re hoy el derecho de las mujeres a incor­
"porarse aJ mundo del trabajo o a seguir una profesión. La cuestión urgen-
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'te es encontrar los medios para que las mujeres trabajadoras y las
'madres realicen su irreemplazable servicio dentro de la familia, como
"comunidad de amor y santuario de la vida.
4. Otro tema de interés para vosotros debe ser el de la educación,
"que constituye un elemento de gran import:ancia para la vida económi­
"ca de la
famüia y de la sociedad. Aunque requiere una serie de condi­
"ciones y una inversión de bienes y energías muy relacionados con la
''economía, la educación no puede subordinarse únicamente a las
"demandas económicas, puesto que tiene que ver con el desarrollo inte­
"gral y el bienestar de las personas y de la sociedad. En esta perspecti­
"va, habría
que considerar la importancia de los valores religiosos y
'morales para la vitalidad económica de familias y comunidades. Es
"suficiente mencionar los valores morales y religiosos, que son la base de
"la unidad y la paz en las familias, la integridad moral, el amor al tra­
"bajo y al ahorro, el progreso cultural y la solidaridad social, así como
"la fuerza moral y espiritual necesaria para evitar el despilfarro hedo­
"nista y egoísta de los recursos económicos y de las energías humanas.
·5. Estoy seguro de que comprendéis que la cuestión fundamental
."sobre la que la Iglesia desea oír vuestra opinión cualificada es: ¿cómo
"puede la sociedad organizar la economía, de modo que los esposos dis­
''pongan del tiempo y de la tranquilidad necesarios para estar juntos,
"para tener hijos
y educarlos, y para todas las cosas que hacen del bogar
"y de la vida familiar el lugar de la realización humana? Os doy las gra­
"cias por aportar vuestra sabuluria y experiencia para tratar un tema
"tan important~.
JUAN PABLO 11: Discurso a un simposio internacional, 8
de marz(). L'Osseroatore Romano, edición en lengua espa­
ñola,
año XXVIII, níim. 11 (1420), 15 de marzo de 1996.
La recta organización del trabajo y la necesidad
de valorar las cualidades y las competencias de cada una.
o;A. la luz del designio de Dú:Js se pueden intuir algunas consecuen­
"cias importantes
para la recta organización del trabajo. En particular,
"se siente la necesidad de organizarlo de modo que se valoren las.cuali­
"dades
y las competéncias de cada uno, evitando el peligro de la masifl­
"cación de las personas y de la especialización obsesiva, que mortifican
"la humanidad del trabajador.
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·En síntesis, es necesario crear las condiciones que hagan posible
"una ocupación laboral en la que, mientras se consigue una producción
"eficaz
y racional de bienes y servicios, se desarrollen las capacidades
"personales
y se ayude al obrero a sentirse profundamente participe en lo
"que hace y, en cierto sentido, a considerar siempre como algo suyo lo
"que produce.
·Todo esto se ve favorecido por el clima de libertad de iniciativa, que
"los administradores públicos tienen el deber de promover, sin omitir in­
"tervenciones reguladoras inspiradas en el principio de subsidiariedad y
"dictadas por las exigencias del bien común, con particular considera­
"ción
por las clases soc'iales más débiles. Una libertad absoluta, que no
"tenga en cuenta las razones de la solidaridad, ciertamente no estaría
"conforme con
el designio de Dios».
JUAN PABLO 11: Discurso a los empresarios y trabajado­
res, en la catedral de Como, domingo 5 de mayo. L'Osser­
vatore Romano, edición semanal en lengua española, año
XXVIII, núm. 20 (1429), 17 de mayo de 1996.
La búsqueda de beneficios no puede ser el único criterio
para organizar una empresa.
«¿Cómo valorar, en esta perspectiva, la búsqueda de beneficios? Cier­
"tamente no es ilícita; más aún, en la medida en que es un indice del
"buen funcionamiento de una empresa! es incluso necesaria.-Pero los
"beneficios no p'Ueden ser el único criterio segun el cual ha de organizar­
"se una empresa, Incluso a expensas del crecimiento global de las perso­
"nas. El éxito de una ~a en el campo económico no puede obtener­
''Se a costa de la pérdida del gusto de vivir y de trabajar por parte de los
"empleados. La coexistencia entre la humanización del a-mb'ien"te de tra­
"bajo y la eficiencia es posible cuando hay verdadera participación y
"todos
son conscientes de las finalidades de los beneficios y de su utiliza­
"ción.
·A la luz de estos principios, la Iglesia reconoce .el papel fundamen-·
"tal.y ¡,ósitlvo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y
"de la consiquienté responsabilidad para con los medi.os de producción,
"de la libre creatividad humana en el sector de la economW> (Centesimus
'3Ilfl.us, 42) y aprueba, asimismo, la sana competencia entre las empre­
"sas. En cambioi pone en guardia contra el antagonismo y la conjlictivi-
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"dad sistemá'tica que, sin tener en cuenta el bien común, perjudican a
"obreros
.r empresarios, sin promover la calidad de la empresa. Por tanto,
"la competencia no debe alej'ar del diálogo y de la confrontación ni hacer
"que se pierda de vista que la empresa es un bien que interesa a toda la
"co/ectwidad, un bien que hay que tutelar y defender incluso en los
"momentos de mayor crisis.
·Asimismo, una concepción integral del trabajo y de la empresa
"exige la armonización de la producción con la salvaguardia del medio
"ambiente, bien precioso que se debe entregar intacto a las nuevas gene­
"raciones. El respeto a la creación es un acto de culto hacia el Creador
''.Y un acto de amor hacia sí mismo y hacia los semejantes. Un progreso
"económico que destruya o contamine el medio ambiente causa un grave
"empobrecimiento para todos».
JUAN PABLO 11: Discurso a los empresarios y trabajado­
res,
en la catedral de Como, domingo 5 de mayo. L'Osser­
vatore Romano~ edición semanal en lengua española, año
XXVIII, núm. 20 (1429), 17 de mayo de 1996.
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