Índice de contenidos

Número 363-364

Serie XXXVII

Volver
  • Índice

El marxismo en España después de su caída en Rusia

EL MARXISMO EN ESPAÑA DESPUÉS
DE SU CAÍDA EN RUSIA
POR
J. ULIBARRI
Exponemos a continuación un tema político, pero no solo
político. Innumerables documentos eclesiásticos del más alto
nivel añaden inseparablemente al aspecto polltico del marxismo
otro aspecto, religioso. Por ello, resulta ser
pecado colaborar con
él
por acción y por omisión. Pretendemos revelar que no está tan
muerto como dicen algunos.
Los cristianos no podemos bajar la
guardia frente
al marxismo.
Lamentamos que ante los residuos marxistas
que en España
sobreviven a su caída en Rusia no se renueven las alertas por
parte eclesiástica, peligrosamente distraída y limitada a las con­
denas del terrorismo,
con omisión de condenas a las ideologías
1narxistas y anticristianas a las que el terrorisn10 sirve. Esta 1nisma
debilidad se ha encontrado en la reciente bufonada del obispo
Juan Carrera de que la Iglesia debe pedir perdón por su colabo­
ración con fuerzas antimarxistas.
• • •
En la semana del 9 al 13 de marzo de 1998 se ha celebrado
en Madrid el XXXVII Congreso Nacional de la Unión General de
Trabajadores. Aunque hubo pocos
puños en alto, no dejó de ser
significativo el canto de "La Internacional" guiado por un coro
que formaba parte del aparato oficial del Congreso. Toda España
lo vio
por televisión. He ahí, pues, aunque menos caudaloso que
en otros tiempos, un enlace con el 1narxis1no que en cualquier
momento puede aumentar.
Verbo, núm. 363-364 (1998), 251-256 251
Fundaci\363n Speiro

J. ULÍBARRI
En esos mismos días el estallido sincronizado de tres bombas
en tres Delegaciones de Hacienda ha sido interpretado autoriza­
damente como una reaparición de los
GRAPO (Grupos Antifas­
cistas Primero de Octubre), reconstitución de la rama militar del
Partido Comunista. Hace
unos meses dieron una fe de vida en
Madrid mediante pegatinas en el mobiliario urbano.
Estos dos sucesos, aparentemente inconexos, han reavivado
en nosotros esta pregunta: ¿Qué sobrevive del marxismo después
de la caída del muro de Berlín y del cambio político
en Rusia?
Nos referimos a España,
aunque bien se podña hacer esta pre­
gunta
en otras naciones y aplicar la respuesta de éstas a un estu­
dio español.
Es deseable una mayor colaboración entre católicos
de distintas naciones contra enemigos comunes.
Un
año después de la caída del comunismo en Rusia empe­
zó a notarse
en todo el mundo, y también en España, que se mar­
chitaban una serie de actividades "raras",
pero no declarada y
aparentemente comunistas.
Se pensó que se debía más que a la
crisis ideológica y a
la conmoción psicológica sufrida por los
co1nunistas, a la supresión de su financiación desde Rusia. Han
transcurrido años y todo lo marchitable ya se ha marchitado. Pero
quedaba
un núcleo de comunistas "duros", "inasequibles al desa­
liento" (también), que se
han rehecho en la propia Rusia y tam­
bién en el resto del mundo, salvando de la CIA parte de sus fon­
dos, de su organización y
de sus hombres. De unos hombres que
encuadran sus luchas concretas y limitadas en un hipotético pro­
ceso más amplio y prolongado de evolución global de la Huma­
nidad, y que,
por ello, apuran sus batallas exhaustivamente aún
después de perdidas, para iniciar otras inmediatamente.
Por aquellos años se hablaba del crepúsculo de las ideolo­
gías y de una dispersión correlativa de grandes organizaciones
hacia
un enjambre de organizaciones pequeñas que han cons­
tituido
una situación caótica. No obstante, del naufragio del
marxismo sobrenadan muchas cosas. ¿Dónde están y cuáles son?
• • •
252
Fundaci\363n Speiro

EL MARXISMO EN ESPAÍVA DESPUÉS DE SU CAÍDA EN RUSIA
Se pueden situar en tres grandes categorías:
A. Organizaciones de origen marxista y que continúan sién­
dolo, así como sus afiliados individualmente, aunque
en algunas
ocasiones y circunstancias lo disimulan. Su marxismo aparece a
veces desteñido pero perfectamente identificable. Frencuente­
mente apelan a procedimientos de lucha política nada democrá­
ticos. O
por las buenas, o por las malas: si no pueden avanzar
democráticamente amenazan
con emplear como alternativa la
violencia física, de más variedades que la genuinamente terroris­
ta. Esto plantea a los que les resisten problemas morales, aunque
haya pocos moralistas especializados
en ellos.
A. l. Partido Comunista y sus variedades regionales y loca­
les como la Juventud Comunista de Madrid, etc.; Par­
tido Socialista Obrero Español; Juventudes Socialistas;
ETA y sus filiales; GRAPO.
A.2. Sindicatos obreros y de estudiantes y de actividades
diversas, paralelos y correlativos de partidos y grupos
políticos marxistas, como
la UGT, nacida del PSOE y
Comisiones Obreras, relacionadas con el Partido Co­
munista} aunque a veces aparentan cierta independen­
cia y flexibilidad.
Grupúsculos marxistas de
A.1. y A.2. se anuncian
con pegatinas multicolores en el mobiliario urbano,
con propuestas tan bobas como "Trabajo para todos",
"Vivienda digna
para todos", y otras que nadie se
negaría a suscribir; pero a su lado figura la estrella roja
de cinco puntas
con la hoz y el martillo. Casi todas las
ordenanzas municipales prohiben esta utilización del
mobiliario urbano, pero estas infracciones no se corri­
gen, ni los católicos que pasan ante ellas y las ven un
día y otro se oponen a ellas.
A.3. Fundaciones de presentación "cultural", como la Fun­
dación Pablo Iglesias, la Fundación de Investigaciones
253
Fundaci\363n Speiro

J. ULIBARRI
Marxistas, la Fundación Indalecio Prieto y muchas más
por toda la geografía nacional.
No hay
que confundir las organizaciones marxistas de este
esquema con otras que no lo son, aunque compartan su ideolo­
gía antirreligiosa, otras ideas y sus tácticas potencialmente vio­
lentas. No
son marxistas los anarquistas de la F.A.I. ni los sindi­
calistas de la
C.N.T., ni de la CGT, de Solidaridad Obrera y de las
Juventudes Libertarias. Tuvieron gravísimas desavenencias entre
si durante la Cruzada de 1936-1939, especialmente en Cataluña
en 1937, donde desarrollaron otra pequeña guerra civil dentro de
la guerra civil general.
B. Organizaciones aparentemente no marxistas, incluso
neutras, pero muy nutridas de afiliados marxistas, o que están
dirigidas
por criptomarxistas hacia fines marxistas.
254
B. l. Ahora algunos dirigentes marxistas han vuelto a su
antigua táctica de los Frentes Populares,
pero con otros
nombres, y sin abandonar otras. Es decir, la de consti­
tuir paquetes de asociaciones variadas no marxistas, en
los que se sitúa alguna organización marxista (partido
o sindicato),
en pie de igualdad con las otras y de la
que se destacan expertos agitadores marxistas hacia
los puestos adiministrativos y
de dirección de todo el
paquete; desde ellos
ponen al servicio de conductas
marxistas en objetivos coyunturales, los recursos movi­
lizados de organizaciones independientes e incluso no
marxistas.
Especialmente peligrosos son los contactos y mez­
clas con los cristianos, invocando un pseudoecun1enis­
mo heterodoxo,
como los cristianos por el socialismo,
comunidades de base, etc.
Para estas maniobras usan los términos "coordina­
doras», "uniones", "platafonnas", "frentes", "solidari­
dad", "crisol", etc. Ellos, los marxistas corren con la
coordinación sin poner reahnente nada. Cuando en un
Fundaci\363n Speiro

EL MARXISMO EN ESPAÑA DESPUbS DE SU CAÍDA EN RUSIA
congreso los congresistas van a divertirse, los comu­
nistas
se ofrecen voluntariamente para quedarse, sacri ..
ficándose, a reforzar el personal de las oficinas y secre­
tarlas, imprimiendo sus ideas y estilo a lo que de ellas
saldrá, y que,
en definitiva, es lo que quedará del con­
greso o reunión.
Un aglutinante común frecuente para "movilizacio­
nes" y agitaciones callejeras es el "antifascismo", ténni­
no muy amplio, porque a todo llaman fascismo, lo cual
es paradójico
donde no hay ninguna organización fas­
cista propiamente dicha.
Un
papel análogo de maniqueo se atribuye al capi­
talismo,
pero guardándose siempre de profundizar en
sus vinculaciones con los judlos.
B.2. Otras veces se conforman con menos, con figurar
entre asociaciones heterogéneas
no marxistas que
suscriben
un manifiesto o realizan una acción común
de signo no marxista, pero en los aledaños más o
menos disimulados de la revolución. Reciben
por ello
el beneficio de
dar una fe de vida y de mantener una
ciena popularidad. Ejemplos: actividades ecologistas,
a favor de
grupos marginados, antimilitaristas, de
cuestiones internacionales oscuras y remotas} pacifis­
mo, etc.
C. Ideas y símbolos marxistas sueltos, difusos y dificiles de
censar, que
han quedado prendidos desordenadamente, pero
densa y trascendentemente en manifestaciones culturales. Así,
personas y sucesos que han dado denominación a calles y
barrios, como "Primavera de Praga" y "Rosa Luxemburgo"; esta­
tuas de Largo Caballero e Indalecio Prieto; retratos de Pablo
Iglesias; homenajes poético-musicales al Ché Guevara, etc.
Hemos leido enfoques marxistas de la sexualidad
en muchos
miles
de hojas ofrecidas a los peatones de Madrid desde peque­
ñas bolsas de plástico colgadas de farolas, con ocasión de pre­
venir el
SIDA.
255
Fundaci\363n Speiro

J. ULIBARRI
Herri Batasuna difunde ideas que desarrollan la teoría mar­
xista de la lucha
de clases, que son tomadas y relanzadas por
marxistas no vascos que se le han adherido y votado hasta en
Canarias. Por esta supervivencia del marxismo, ETA· cuenta en
toda España, y probablemente en el extranjero, con simpatizan­
tes, discretamente colaboradores, que no son vascos, sino servi­
dores del marxismo.
* • *
Podríamos colocar frente a este esquema otro homólogo
igualmente poblado de acciones
y omisiones a favor del marxis­
mo, pero de individuos, entidades e instalaciones sedicentes
católicos. Tampoco se ha terminado, desgraciadamente, la cola­
boración de católicos
y marxistas que alcanzó su pleamar en la
"década infame" de los años sesenta.
256
Fundaci\363n Speiro