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Número 379-380

Serie XXXVIII

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Carlos M. Rodríguez López-Brea: Frailes y revolución liberal

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Carlos M. Rodríguez López-Brea: FRAILES
Y REVOLUCIÓN LIBERAL
('l
Un libro interesante aunque de título algo engañoso. En rea­
lidad se ocupa de la reforma de los regulares encomendada
por
Pío VII al cardenal Barbón y, por tanto, del estado de los mismos
antes de
la invasión francesa y su situación posterior tanto bajo
el invasor como
en la España sometida a las Cortes de Cádiz. El
hilo conductor es el cardenal primado, por lo que el trabajo más
bien debeña titularse
El cardenal Barbón y los regulares. Sin duda
la Editorial pensó
que era una portada poco comercial.
Ante todo, y es de agradecer, hay
que decir que no es un
libro sectario. No pretende el escarnio de monjes y frailes seña­
lando vicios, pecados y defectos, aunque, como es natural, no
oculta los existentes.
El intento regalista, en este caso de Godoy, aunque hubiera
precedentes más importantes
que él, de someter los religiosos a
la autoridad del Estado fue resistido
por un Pontificado en esta­
do critico a causa de la Revolución Francesa y de su continuador,
Napoleón. Roma
no estaba dispuesta a terminar con la exención
de los regulares para colocarles bajo la jurisdicción
de· los obis­
pos,
pero tuvo que transigir con el nombramiento de vicarios
españoles para aquellas
órdenes que aún no los tenían y con que
los religiosos fueran visitados extraordinariamente para corregir
los abusos que pudieran existir. Dicha visita fue encomendada al
cardenal primado,
Luis María de Barbón y Villabriga.
De las actuaciones del cardenal o de sus delegados,
por los
datos
que constan, cabe deducir que no era tan grave el estado
de relajación de los religiosos, aunque hubiera conventos
que
reclamaban una reforma urgente e incluso verdaderos escánda­
los. Pero eso
había ocurrido siempre. Aun en los días de mayor
esplendor de las Órdenes religiosas que
no eran precisamente los
del inicio del siglo
XIX.
e) Editorial Azacanes, S. L., Toledo, 1996, 262 págs.
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La visita quedó, naturalmente, interrumpida por la guerra y
entonces se produce otro hecho, también estudiado
en el libro,
cual fue
el de la intromisión del cardenal Borbón en el gobierno
de los regulares y su enfrentamiento con el nuncio
por ello. El
enfrentamiento tendña lugar también por las dispensas matrimo­
niales, mas la causa era la misma. ¿Tenía Borbón facultades para
ello? Ciertamente no.
¿Las tenía el nuncio? Nunca lo pudo demos­
trar, pues
si las tenía habían quedado en Madrid en poder de los
franceses.
Si bien las reservas pontificias parecía más lógico que
pudiera dispensarlas
el representante del Papa que el ordinario
del lugar o
el arzobispo primado.
El regalismo gubernamental no admitía las facultades del
nuncio, reticente siempre ante Roma. Tampoco Borbón gozó de
un apoyo claro y permanente. Pero sus instromisiones fueron cla­
ras aunque
en la cuestión de los religiosos actuó siempre con
bastante prudencia.
El autor toma partido por el cardenal y cree­
mos
que es el equivocado. Pero lo hace también con mesura.
Después se mezclaron otras cuestiones.
El nuncio será expul­
sado
por una Regencia que presidía el cardenal Borbón. Y, una
vez restaurada la monarqufa absoluta, los informes de la nuncia­
tura sobre aquel pobre hombre que logró el arzobispado y el car­
denalato
por su parentesco con el rey de España, fueron muy
contrarios.
De la situación de los religiosos bajo las Cortes de Cádiz he
dado sobradamente mi opinión en el libro que publiqué sobre las
mismas y
no tengo que oponer graves reparos a Carlos M. Rodñ­
guez. Precisiones o algunas correcciones, por supuesto, pero no
son de gran entidad.
Estamos, pues, ante un libro importante, aunque sectorial,
que no está escrito, como es tan frecuente, desde una barricada
anticatólica y que permitirá al lector
un mejor conocimiento tanto
de
la débil figura del cardenal Borbón como de la problemática
de las
órdenes religiosas, tan poco queridas de regalistas y de
liberales, o
por decirlo mejor, de regalistas absolutistas y de rega­
listas liberales,
en los albores del siglo XIX.
FRANCISCO JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA C!G01"A
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