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Número 383-384

Serie XXXIX

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El juego entre el amor a la patria y el amor a una cosmovisión, en la España contemporánea

EL JUEGO ENTRE EL AMOR A LA PATRIA
Y
EL AMOR A UNA COSMOVISIÓN, EN LA ESPAÑA
CONTEMPORÁNEA
POR
MAN!JEL DE SANTA CRUZ
SUMARIO: LA ACTUAL POLíTICA EXTERIOR DE ESPAf.lA AL SERVICIO DE LA DEMOCRACIA.­
RELACIONES ENTRE EL AMOR A LA PATRIA Y EL AMOR A UNA COSMOVISIÓN.-ESTAS RELA­
CIONES DURANTE LA GUI!RRA DE ÚBERACIÓN NACIONAL DE 1936-1939.-EL PACTO
.ANnKOMINTERN.-LA MANlFEsTACIÓN DE WS IDEALES TRADICIONALISTAS A S. E. EL
GENERAÚS™O Y ]EFE DEL EsTADO ESPAf.lOL.-LA CUESTIÓN EN FALANGE F_spAf,¡QLA: LA
FALANGE ExTERIOR Y LA DMSIÓN .Azul.-LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.-0ESPUÉ5
DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL: EL PLAN MARSHALL Y EL BLOQUEO DE LA 0.N.U.­
EL CEOI.-ESPAf.lA Y LA GUERRA DE lJi. INDEPENDENCIA DE ARGELIA.-ABANDONO DEL
PROTECTORADO DE MARR.UEcos y DE GtnNEA.-EL MINISTRO CASTIELLA y LA LIBERTAD
REUGIOSA.--EL CHANI'AJE DE LA EUROPEIZACIÓN.
La actual política exterior de España al servicio de la de­
mocracia.
En la Cumbre Iberoamericana celebrada en La Habana en
noviembre de 1999 don Juan Carlos de Bmbón y don José Maria
Aznar hicieron propaganda pública
en sus discursos y contactos
-siempre según la prensa-, de la democracia, de la libertad, los
Derechos Humanos, y de otros componentes de la cosmovisión
que se está queriendo imponer
en Occidente, en la ONU, en la
Unión Europea, y
en Iberoamérica, como una nueva fórmula de
confesionalidad laica de los Estados, alternativa a la antigua confe­
sionalidad católica abandonada.
En anteriores ocasiones similares ya habían hecho repetida­
mente lo mismo, con lla1nativo énfasis. En alguna ocasión
han
Verbo, núm. 383-384 (2000), 255-275. 255
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MANUEL DE SANTA CRUZ
dado la impresión de ser más propagandistas de la democracia
que representantes de España, de una España
"de todos los espa­
ñoles' no sólo de los demócratas. Ya se entiende que una cohor­
te de periodistas mercenarios haya dado resonancia -"nemine
discrepante"-a esta política que, así, acabará por calar en
muchas gentes de nuestro pueblo.
Esta situación nos acerca a un tema clásico que1 aunque
siempre presente en todas partes, no se menciona1 sigue y desa­
rrolla proporcionadamente a su importancia. Es la coexistencia
de dos amores, unas veces rivales y, otras, aliados: el amor a la
Patria y el amor a una cosmovisión. Los dos y sus relaciones sue­
len implicar unas fuertes cargas de religiosidad. Esta es una de las
causas de
que nos interesen.
Relaciones entre el amor a la Patria y el amor a una cos­
movisión.
Podríamos representar gráficamente el amor a las Patrias y el
amor a las cosmovisiones e ideologías como dos discos, a veces
totalmente superpuestos, a veces totalmente separados e inde­
pendientes, y casi siempre secantes con una zona común de
superposición variable, elástica, sujeta a tensiones para que crez­
ca o para que mengüe. Esta superposición es a veces potencia­
dora y a veces, para
uno de los discos, recuerda a los eclipses.
Pero antes de relacionarse estos dos discos vemos que el de
la Patria es ya
por su parte coincidencia de otros discos: un te­
rritorio, un pueblo, y también un patrimonio ideológico, pero
mínimo, común e indiscutible, llamado "ortodoxia pública" por
Rafael Gambra, Kendall y Frederick Wilhelmsen. Si este último
conjunto
de ideas crece y desborda sus lúnites mínimos, pasa a
independizarse y ser el disco de la cosmovisión que ya
no es
la Patria sino que rivaliza con ella. Esos límites mínimos son
permanentes y sobre ellos también se superponen, en lenta suce­
sión histórica, los discos mayores de distintas cosmovisiones, en
un momento intocables, y luego sutil y lentamente sustituidos a
su vez.
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PATRIOTISMO Y COSMOVISIÓN
Hay cosmovisiones con distintos grados de catolicismo y cos­
movisiones ajenas y enemigas del catolicismo. De lo cual resulta
que la contemplación y aun la intervención
en el juego que nos
ocupa
no puede ser indiferente a nuestra condición de católicos.
Esta establece ya
una primera referencia: debemos amar (y
servir) a Dios y a la cosmovisión católica sobre todas las cosas y
obedecerla antes
que a los hombres. En algunas ocasiones habrá
que integrar la prudencia, la caridad y otras virtudes cristianas
que podrán llevar a
un recorte de aspectos accidentales aun de
la cosmovisión católica en beneficio del bien común material, en
unas situaciones de "mal menor" auténticas. La Iglesia, en su polí­
tica de superposición a la Patria, puede, por prudencia y caridad,
renunciar temporalmente a algunas posiciones
de seguridad que
no le son esenciales, y sin establecer por ello compromisos doc­
trinales. Hay
un precedente, más que histórico y literario: el Niño
Jesús perdido y hallado
en el templo contesta a sus padres: ¿No
sabíais que es preciso que me ocupe en las cosas de mi Padre>
(Le. 2, 49). Nosotros podríamos proponer sin forzar mucho esta
continuación: ... que me ocupe en las cosas de mi Padre antes
que
en las de Nazaret, prefiguración de la Patria. La Patria, en
general, es el lugar del nacimiento, de la educación, de la fami­
lia y de los amigos. Este suceso evangélico hace juego con la afir­
mación, también evangélica
de que "Hay que obedecer a Dios
antes que a los hombres", y sin embargo, pocas veces se les men­
ciona asociadas.
Las tensiones tienden a radicalizar los polos de esas relacio­
nes.
La superposición total, la identificación absoluta de la Patria
con
una doctrina, potencia a ambas pero empuja al conjunto
hacia una combinación como de divinidad. Generahnente, son
varias las cosmovisiones distintas
y aun rivales las que intentan
instalarse en exclusiva
en una misma Patria. Hay un intercambio
de servicios entre el amor a la
Patria y el amor a una cosmovi­
sión. Asf se entra
en el sutil juego de "servir a" o "servirse de"; no
siempre es fácil precisar quién y cómo sirve a quién. El alto valor
de estos servicios radicaliza las tensiones.
En este tiempo de gue­
rra la Patria
se potencia con una ideología y, por eso, y cada vez
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más, las guerras internacionales tienen algunos reflejos de gue­
rras civiles, ideológicas. La cosmovisión tiende a colonizar a la
Patria y esto es posible porque es más comprensible.
Actualmente hay una tendencia a que las cosmovisiones y las
Patrias se acerquen y se dirijan a confluir
en un mundo unifica­
do, la "aldea global", el "One World", regido
en lo temporal por
un supergobierno mundial del que serian prefiguraciones y mani­
festaciones visibles la ONU y la Unión Europea. Y regida en lo
ideológico o espiritual por
una superreligión sincretista de la cual
seña confesional el supergobierno.
De ello
resultaría que las grandes cosmovisiones, la marxista,
la masónica y otras, tienen ahora menos interés que antaño en
colonizar una Patria, o todas las Patrias sucesivamente, una tras
otra, porque lo que realmente quieren colonizar es el supergo­
biemo mundial; y la instalación en una sola o en pocas Patrias
les distraerla de su pretensión universal. En cambio, las Patrias
resaltan si acogen cosmovisiones que no son en la práctica uni­
versales y que les ayudan a diferenciarse de las demás Patrias.
Por ejemplo, el catolicismo ayuda a España a diferenciarse de las
naciones no cristianas de su entorno. La afirmación de que en el
Nuevo Testamento el Pueblo de Israel es España, es bastante más
que una fantasía literaria. En cambio, cuando llegue la Parusía y
el catolicismo se establezca
en todas las naciones, España perde­
rá su factor diferencial.
Ideas parecidas a estas sobre este tema
pueden verse en el
libro de Jean de Viguerie,
Les deux Patries. Essai histortque su
J'idée de Patrie en France, Editions Dominique Martín Morin,
53290 Bouere, France, 1998.
Si bien la parte más concreta, refe­
rida a Francia, es algo oscura y dificil de trasladar a España.
En algunas ocasiones las ideologías han devorado a las Pa­
trias. Pero también,
al revés, puede la Patria tener a raya a ideo­
logías que se le quieren montar; sobre esta última situación se
encuentran ideas interesantes en los libros El crepúsculo de las
ideologías,
de Gonzalo Fernández de la Mora, y España, sin pro­
blemas,
de Rafael Calvo Serer.
A continuación seguimos como
en un guión ampliable y pro­
fundizable las relaciones
de estos dos amores solamente a lo
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PATRIOTISMO Y COSMOVISIÓN
largo de la historia contemporánea de España. Seria inacabable
una relación de ejemplos extranjeros. Allí se encuentra como
caso incitador a frondoso análisis el servicio del católico
Von
Papen a su patria, Alemania, a través de Hitler.
Estas relaciones durante la Guerra de liberación Nacional
de España de 1936-1939.
Cuando una cosmovisión o credo político no puede adue­
ñarse totalmente de la Patria, se
pone al acecho de un momento
de debilidad de ésta que haga más viables sus intentos coloniza­
dores. Esta situación de debilidad fue producida
por el mal
gobierno del Frente Popular (16-II-1936/18-VIII-1936). Análoga
situación y contexto se dieron, como veremos, en Francia con
ocasión de la guerra de la independencia de Argelia (1954-1962).
En el Alzamiento del
18 de Julio coincidieron los que creían
que se trataba de
un trastorno más del orden público y sólo pre­
tendían enderezar la República, y otros grupos con ideologías
dispares, e incluso ferozmente antagónicas, pero coincidentes
todos
en que pensaban convertir esa coyuntura en una ocasión
de mucho mayor alcance por la modelación de la Patria segun
sus ideas.
La situación anterior al estallido del conflicto ha suscitado la
pregunta: ¿Fue posible la paz?
Don José María Gil Robles ha afir­
mado en un libro, que no fue posible, y le ha contestado con
otro el
ex ministro republicano Joaquín Chapaprieta diciendo
que sí que fue posible. La cuestión era que si los hombres de
las cosmovisiones que querían encaramarse a la Patria y super­
ponerse totalmente a ella, querian o no ceder. Véase, por ejem­
plo, este párrafo:
"Las mutilaciones sufridas en el ideario políti­
co se soportaron para salvar
la Religión; en lo tocante a ésta no
se cedió. Tanto es así que la Comunión Tradicionalista pudo
evitar esta guerra civil pactando con la masonería su renuncia a
la Unidad Católica y a la confesionalidad del Estado a cambio
del respeto de ésta a unas nuevas catacumbas, dirigiéndose
luego el contubernio a sujetar a los marxistas. Pero tan nefanda
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MANUEL DE SANTA CRUZ
transacción, reservada a ciertos eclesiásticos postconciliares, no
pasó ni un instante por la imaginación del Rey ni por la de los
carlistas"
(1).
Análoga prioridad de la cosmovisión sobre los intereses de la
Patria física,
se repitió en la frustración de todas las negociaciones
de
paz que durante la contienda se ofrecieron desde variados
orígenes y con diversas intenciones. Haberlas desatendido, por
dar prioridad a la cosmovisión sobre la parte material del bien
común, es uno de los grandes méritos del Generalísimo Franco,
que no ha sido debidamente realzado.
Los que no aspiraban a más que a corregir una crisis su­
puestamente pasajera se vieron inmediatamente desbordados
por los servidores de las cosmovisiones, que iniciaron, en las
dos zonas, pugnas entre
sí para aprovechar la ocasión. En la
zona nacional esos forcejeos fueron zanjados por el Decreto de
la Unificación
de 19-IV-1937. Una de las obligaciones de cual­
quier generalísimo
es que no se le descomponga la retaguardia;
otra cosa
es la elección de la manera de cumplirla. Dentro de la
misma zona roja se produjeron dos pequeñas guerras civiles,
una
en la primavera de 1937 entre comunistas y anarquistas,
con epicentro en Barcelona, y otra en marzo de 1939, con epi­
centro en Madrid, entre los comunistas y las fuerzas guberna­
mentales del coronel Casado.
Los diversos ideólogos tuvieron
que hacer recortes en sus
ideologías para servir al bien común. Fueron excepción los
comunistas y algunos falangistas más radicalizados.
Los comu­
nistas, apátridas, prefirieron seguir el martirio de la Patria, España,
con una guerra para ellos ya imposible de ganar, en beneficio
de la política internacional de Rusia. Los falangistas más radica­
les
deseaban que España entrara en guerra al lado de Alemania,
calculando
que esto ayudaría a la total implantación de sus
ideas,
pues suponían el triunfo de la Alemania nazi. Recuérdese,
como ejemplo de esta política, no único, el atentado de Begoña
de 1942.
(1) Cfr. Apuntes y Documentos para la historia del tradidonalismo español,
1939-1966, de MANUEL DE SANTA CRuz, tomo l.º pág. 9.
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PATRIOTISMO Y COSMOVISIÓN
La Comunión Tradicionalista aportó al esfuerzo patriótico por
ganar la guerra el sacrificio de partes sustanciales de su cosmo­
visión, como la restitución de los Fueros
y la instauración de la
Monarquía Tradicional.
Más adelante, cuando el bloqueo de la
ONU, una especie de armisticio, como veremos. Ya el 1.0 de octu­
bre de 1936 se produce la primera situación interesante para
nuestro tema. Franco, apenas nombrado Generalísimo, dijo
en
una alocución radiada que el Estado seria no confesional. Inme­
diatamente le visitó
la Junta Suprema de la Comunión Tradicio­
nalista para manifestarle
que la confesionalidad del Estado es
para los carlistas fundamental.
La cosa quedó en tablas, pero
luego Franco les envió un recado de que ha tenido que expre­
sarse así a la vista de la situación internacional, pero que ya lo
arreglará (2). Después, durante toda su presencia, Franco apela­
rá frecuentemente a la situación internacional como coartada y
recurso favorito suyo para pedir a todos renuncias y concesiones
ideológicas de sus cosmovisiones en beneficio de la Patria.
En diciembre de
1936, el Jefe Delegado de la Comunión
Tradicionalista,
don Manuel Fa! Conde, intentó construir en bene­
ficio de
la cosmovisión un sistema de jerarquías paralelas y como
primer jalón de éste, una academia de mandos militares del
Requeté. Franco replicó desterrándole a Portugal
y la Comunión
Tradicionalista encajó esta afrenta
por dar prioridad al amor y a
la salvación de la Patria.
Llegamos
al 19-N-1937 en que Franco decreta la desaparición
de todos los partidos políticos
de la Zona Nacional y la creación
de
un Partido Único, FET y de las JONS. Todos aceptan este aten­
tado contra su misma existencia a regañadientes
y gruñendo y
con grandes reservas mentales porque la salvación de
la Patria
está en peligro. Las Cosmovisiones ceden ante el amor a la Patria.
Los separatistas vascos sacrificaron globalmente toda su cos­
movisión entonces católica aliándose con los rojos para salvar la
independencia de su pretendida patria vasca. Fue paradigmático
del sacrificio radical de
uno de los términos. Tanto, que esto no
(2) Aquel conflicto ha sido minuciosamente estudiado por don Ricardo de
la Cierva.
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MANUEL DE SANTA CRUZ
fue aceptado por algunos separatistas católicos navarros, que
· procedieron exactamente al revés: depusieron sus aspiraciones
separatistas de su presunta patria chica mientras la Religión estu­
viera
en peligro.
Otra manifestación de radicalidad
en la opción por uno de
los dos amores se dio con gran claridad en su enunciado y a nivel
popular, elemental
y fácilmente comprensibles en aquellos días
trágicos. A partir del 13-IX-1936, fecha de su liberación, fueron
llegando a San Sebastián "los refugiados",
que huían de la zona
roja para salvar sus vidas. En
un magma de recuerdos heterogé­
neos
y desordenados de la persecución recién padecida, que
contaban todavía con emoción y nerviosismo, sobrenada esta
tesis: en aquellas horas angustiosas se sentían anímicamente más
cerca de un católico extranjero, incluso de
otra raza, que de un
español rojo. Claro ejemplo, bien silvestre, del predominio de
una concepción espiritual sobre una visión territorial y material.
El pacto Antikomintern.
Alemania, Italia y Japón habían suscrito entre si, en 1938, un
pacto solemne de oposición al Komintern, organización interna­
cional del comunismo, y prácticamente de su soporte, Rusia, y de
sus dedos largos internacionales. No conozco las cosas de Japón.
En cuanto a Alemania, Italia
y Rusia, se había alcanzado en ellas
la máxima identificación, al menos aparente y oficial, entre sus
cosmovisiones
políticas, nazi, fascista y comunista y sus respecti­
vas
patrias.
La España Nacional, aún en guerra, se adhirió al Pacto Anti­
komintern
en 1938. También existía en ella la máxima superpo­
sición entre lo ideológico
y lo nacional. Con esta incorporación,
la patria España prestaba
un gran servicio, a escala internacional,
a los anticomunistas de otras naciones, a una cosmovisión deter­
minada.
Inesperadamente, la situación giró bruscamente ciento
ochenta grados el 23-VIII-1939, día en que Alemania y Rusia fir­
maron por sorpresa el Pacto Germano-Soviético de "no agresión".
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PATRIOTISMO Y COSMOVISIÓN
Fue una violación unilateral por parte de Alemania del Pacto
Antikomintem que tenía suscrito con varios países.
El servicio de
todos a sus respectivas cosmovisiones saltó pulverizado
en bene­
ficio (presunto) de algunas Patrias.
En España, también. La cos­
movisión anticomunista se sacrificó a los intereses más generales
de la Patria España. No se protestó contra Hitler
por esta viola­
ción unilateral, porque su protesta, merecida, hubiese podido ser
desastrosa para España;
la prensa, férreamente controlada y diri­
gida, nada dijo.
La Gestapo, sólidamente instalada en España
desde los días más recientes de la guerra, acercó Falange a los
rojos, siguiendo la consigna europea, lo cual radicalizó
y alejó
aún más al Carlismo;
en las propagandas clandestinas de éste se
encuentran protestas
por la violación del Pacto Antikomintem
por Alemania. Fueron las únicas, porque los rojos nada dijeron
por la inercia de su fidelidad a Rusia, también violadora indirec­
tamente de la situación política internacional.
En Francia, el secretario general del Partido Comunista, Mau­
rice Thorez desertó de su condición de capitán del complemen­
to y marchó a Rusia. Acabada la guerra, volvio a Francia, y no
fue procesado, cosa sorprendente en un presunto Estado de
Derecho.
En Alemania, el dirigente comunista alemán Thaelman fue
excarcelado y prefirió marchar a Rusia a quedarse en su Patria.
Fueron dos casos paradigmáticos del predominio del amor a la
cosmovisión sobre el
de la Patria.
Esta violación del Pacto Antikomintem le sustrajo a Alemania
muchas
simpatías en el mundo entero de entre los que se las
tenían como nación.
la manifestación de los Ideales T1'3dicionalistas a S. E. el
Generalísimo y Jefe del Estado Español, de 10-ill-1939.
El fenómeno que seguimos se puede descubrir en la Comu­
nión Tradicionalista, atenuado
por la clandestinidad, pero con
igual significación.
El 10 de marzo de 1939, unas semanas antes
del final de la guerra, el Jefe Delegado de la Comunión Tradicio-
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MANUEL DE SANTA CRUZ
nalista, don Manuel Fa! Conde, pasa la cuenta a Franco en un
escrito titulado, "Manifestación de los ideales tradicionalistas a S.
E. el Generalísimo y Jefe del Estado Español" (3).
Su apartado de política internacional es un rebosamiento del
programa
de política interior, y muy explícitamente dice, entre
otras cosas:
"Los postulados de esta política exterior serán: a) La
fidelidad a su gran tradición que reanuda y a su carácter de pue­
blo defensor magnánimo
de ideas religiosas y valores y principios
morales, así como de formas
de cultura y civilización opuestas a
la concepción materialista
de la vida". "Solidaridad y apoyo fren­
te a las fuerzas secretas o públicas de la Revolución Internacio­
nal". "Protección decidida a la labor apostólica y cultural
en ser­
vicio a la creencia única
que forjó la unidad española y creó la
Hispanidad". Ese mismo apartado encierra, mezclados
en pro­
porción equilibrada con los anteriores, otros muchos puntos
exclusivamente patrióticos: "Nuestra política exterior ha de servir
a la más alta conveniencia nacional", etc.
La cuestión en Falange Española: la Falange Exterior y la
División Azul.
Falange Española tenía antes del Alzamiento, y desde su fun­
dación, escrito su programa político en 27 puntos. En varios de
ellos juega discretamente la dualidad cosmovisión-Patria, pero
más claramente en el número 25, que decía así: "Nuestro movi­
miento incorporará el sentido católico - predominante
en España-, a la reconstrucción nacional". Aquí
predomina la Patria sobre la cosmovisión.
La Santa Sede, que no
envió
un Nuncio a la España Nacional hasta que vio que ésta
tocaba la victoria militar, había enviado antes -a Salamanca, un
"observador", monseñor Hildebrando Antoniutti, después Nuncio
y cardenal, el cual advirtió
que la redacción de ese punto 25 era
ofensiva
al carácter divino de la Iglesia, que era tratada como me-
(3) Puede encontrarse en Apuntes y Documentos para la Historia del Tradi­
donalismo Espafiol, 1939-1966, tomo 1, págs. 83 ysigs.
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PATRIOTISMO Y COSMOVISIÓN
dio, una argamasa, al servicio de un aparente y más alto fin, que
era la reconstiucción nacional.
Ya en la misma guerra, mínimamente1 pero, sobre todo, en la
inmediata postguerra española, Falange Española en el poder
(con el disfraz de FET y de las JONS) invierte la ecuación del
punto 25 recién señalado, y trata de poner a la Patria al servicio
de su cosmovisión particuliir creando en su propio seno un "Ser­
vicio" paralelo al Cuerpo Diplomático del Estado, llamado "Fa­
lange Exterior", que trató de difundir su pensamiento fuera de
España, incluso con pretensiones de Imperio de ese fundamento
(art.
23 de los Estatutos de FET por Decreto de 4-VIII-1937). Le
pusieron un despachito en las principales embajadas españolas.
Era
una copia de la dualidad que teman, también en sus emba­
jadas, el Reich alemán
y el Partido Nacional-Socialista. Esta dua­
lidad, duplicidad-rivalidad,
de los servicios de la Patria y de los
de la Cosmovisión, dio lugar
-también como en el caso ale­
mán-, a constantes fricciones que terminaron con la disolución
de la Falange Exterior, ante el declive militar de Alemania y las
presiones de los aliados, que siempre la miraron como a un apa­
rato enemigo.
Conceptualmente, aquí deberíamos tratar de la División Azul.
Sin embargo, nos inclinamos, levemente, por una exposición cro­
nológica, en aras de la cual trasladamos el tema al párrafo de la
Segunda Guerra Mundial.
La Segunda Guerra Mundial.
Son conocidos y celebrados los equilibrios arriesgados y
divertidos que Franco hizo a lo largo de toda aquella contienda
para salvaguardar la neutralidad
de España. Aquellos equilibrios
y el gran contexto, tan complicado, de la guerra mundial misma,
dieron gran fluidez
al juego de los dos amores, a la Patria y a
la cosmovisión. En este relato no estamos haciendo, delibera­
damente, juicios de valor acerca de la posición respectiva de
cada uno de los dos amores en cada caso. Estos juicios de valor
son más difíciles de hacer en este período de la Segunda Guerra
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MANUEL DE SANTA CRUZ
Mundial. Para ayudar al lector a hacerlos por sí mismo van estos
apuntes.
Franco adelantó notablemente la construcción de un Estado
Totalitario y saturó el ambiente público de un folklore falangista
de inspiración
en el nacional-socialismo alemán. Siguiendo el
simil inicial, los dos discos, el de amor a la Patria y el de amor a
la cosmovisión, tuvieron entonces una gran zona de supetposi­
ción. Se ha dicho que este enganche del falangismo se hizo para
engañar y
no irritar al Führer y salvar asi la neutralidad de
España, lo cual, de ser cierto, le convertiría en ejemplo de servi­
cio
de la cosmovisión a la Patria. Luego vinieron el desenganche,
los desenganches, y los nuevos enganches sucesivos de otras
cosmovisiones sucesivas y distintas al servicio de la Patria. Así,
Pemán escribió con su peculiar gracejo:
«Franco ha sido autoritario y demócrata, inflacionista o
defladonista, utilizador cauteloso
de camisas blancas y azules,
de boinas de varios colores, de la democracia cristiana y de la tec­
nocracia cristiana ... ,· ha sido, él solo, régimen parlamentario,
poder y oposición, y turno bipartidista, ha hecho su pacto del
Pardo consigo mismo-.
El cardenal Segura, arzobispo de Sevilla, sostuvo de manera
estridente, alrededor de 1940,
en varios pequeños asuntos, una
integridad total
de la cosmovisión católica a él confiada, opuesta
a la nacionalsocialista alemana y a la de sus corresponsales en
España, algunos falangistas extremosos. Don Fidel Garcia Martí­
nez, arzobispo de Calahorra, apoyado·
en la autonomía de la
Iglesia, difundió
en 1942, por toda España y en grande, la encí­
clica
Mtt Brennender Sorge, de Pío XI, que condenaba el nacio­
nalsocialismo alemán y
habla sido prohibida por el Estado para
no irritar al Führer. Algunos interpretaron las conductas de esos
dos obispos como peligrosas para la neutralidad de España
por
cuanto podían atraer las iras alemanas. Por eso, otros obispos y
muchos católicos no les siguieron, pero quizás, también, por
desidia.
El principe don Javier de Barbón Parma, a la sazón Regen­
te de
la Comunión Tradicionalista, sirvió al empezar la Segunda
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PATRIOTISMO Y COSMOVISIÓN
Guerra Mundial en los ejércitos belga y franceses, y después al
Gobierno de Vichy. Con ello dio preferencia
al amor a sus patrias
adoptivas (él había nacido
en Italia) sobre los deberes que había
aceptado respecto de la cosmovisión de la Comunión Tradicio­
nalista, y atrajo sobre ésta
un incremento de la hostilidad de
Alemania, ya fundada, independientemente,
en la incompatibili­
dad religiosa. Mucho< le recriminaron todo el resto de su vida
que esos servidos a sus distintas patrias adoptivas, ninguna espa­
ñola, perjudicaban gravemente al Carlismo.
Don Manuel Fa! Conde, Jefe Delegado de la Comunión Tra­
dicionalista, entendía, al revés que Franco y Falange, que una
cosmovisión neutra, no nazi, servia a la neutralidad de España
mejor que
la germanofilia falangista; por oponerse a ésta, él y
algunos otros carlistas,
fueron durísimamente castigados por
Franco, dicen que instigado por Alemania.
Cuando Alemania invadió Rusia,
en 1941, España envió a
aquel nuevo frente de guerra una división, oficialmente llamada
"División Española de Voluntarios". Pero inmediatamente se
le
llamó, paralela y oficiosamente, "División Azul", y se le dio una
total significación y simbolismo falangista. De lo cual resultó que
muchos posibles voluntarios
al servicio de España en aquella
empresa se retrajeron para no ser ni parecer voluntarios al servi­
cio de la Falange.
Falange, envuelta
en el frágil camuflage, legal pero no real,
de
FET y de las JONS, intentaba con cierto éxito externo y apa­
rente la superposición o identificación de su ideología con
la
Patria España, y con un totalitarismo no ya solamente alemán
sino multinacional o supranacional. Esta superposición resultaba
muy forzada y el engranaje chirriaba.
En
1942 unos falangistas, pocos pero muy representativos,
lanzaron una bomba contra el Ministro del Ejército, general
Varela, a la salida de una Misa en la Basílica de Begoña, para
desestabilizar
la situación política e inclinarla hacia Alemania.
Maniobra más
al servicio de su cosmovisión que de la Patria.
Los rojos estaban vencidos, cansados y humillados. Pero una
pequeña parte de los que huyeron desde Cataluña a Francia en
1939 se enroló en las fuerzas de los Aliados en la siguiente Se-
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MANUEL DE SANTA CRUZ
gunda Guerra Mundial, pensando que su cosmovisión marxista
sería luego de su victoria predominante y les pennitiría atacar a
España y preparar su regreso. No es del todo exacto decir que los
marxistas querían colonizar ideológicamente a
su Patria, porque
eran esenciahnente apátridas. Esta participación
de rojos españoles
en las fuerzas aliadas se ha exagerado. Pero aun siendo reducida,
tiene
un valor simbólico y teórico en el juego que venirnos expli­
cando. Acabada la Guerra Mundial, y desde el exilio, siguieron
esgrimiendo su ideología aun a expensas de que su imposición por
las democracias vencedoras fuera costosísima para España y para­
dójicamente. para sus clases económicamente menos favorecidas.
Después de la Segunda Guerra Mundial: el Plan Marshall y
el bloqueo de la ONU.
Desde que se vislumbró el ocaso militar del Eje Roma-Berlín,
España no tuvo una política exterior expansiva. Franco se situó a
la defensiva y renunció a aventuras exteriores al servicio conjun­
to de la Patria y de la cosmovisión que le iba añadiendo.
Las democracias, presuntamente y después realmente vence­
doras, llevaban con sus respectivos ejércitos su cosmovisión pro­
pia, judeo-masónica y la enfrentaron simultánea e inseparable­
mente a la cosmovisión falangista y a España. Franco, para librar
a España
de ella, procedió decididamente, pero lenta y digna­
mente, a desenganchar la cosmovisión falangista y la sacrificó,
sustituyéndola por otras, sucesivamente. Esa cosmovisión tota­
litaria no era la primera de las que siguieron, como se entiende
confrontándola con el Bando
de Franco declarando el Estado de
Guerra en Canarias el 18 de Julio de 1936. Esta disección suya fue
también lenta y secretamente aceptada
por los Aliados y Nor­
teamérica, porque entendieron que necesitaban a España, pres­
cindiendo de sus cosmovisiones, en la Guerra Fría iniciada inme­
diatamente después con Rusia.
Recordemos dos asuntos
de aquella época desde el punto de
vista que hemos adoptado. Fueron la negación a España del Plan
Marshall y la ofensiva diplomática
de la ONU contra España.
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PATRIOTISMO Y COSMOVISIÓN
El Plan Marshall
Los norteamericanos, al entrar vencedores en Europa, en­
contraron naciones enteras
en la ruina, devastadas por la gue­
rra. Idearon un plan de financiación del relanzamiento de las
economías europeas
que afectaban mucho a la suya propia. Se
llamó el "Plan Marshall". Consistía en la concesión de créditos
benévolos para que los vencidos, sus enemigos de poco antes,
pudieran adquirir artículos indispensables en el mercado norte­
americano. Podía extenderse a otras áreas. Pero sus beneficios
fueron negados a España. ¿Por qué? Porque se oponía (más teó­
rica
que prácticamente) a la libertad religiosa, por fidelidad
ejemplar a las enseñanzas
de siempre de la Iglesia, y a las órde­
nes
que emanaban, "entonces", de la Santa Sede ( 4). En esta
ocasión se sacrificó el interés material de la Patria para servir a
la cosmovisión católica, por la enorme presión interna de los
católicos, unánimemente. Luego, Roma fue cambiando sutil­
mente, empezando por ceder de hecho y acabando por la acep­
tación doctrinal de la libertad religiosa, como "tesis", en el
Concilio Vaticano Il. Entonces, Franco, al ver lo que hacía la
Iglesia, hizo una inversión copemicana del planteamiento: sacri­
ficó la Unidad Católica para liberar a la Patria Española del
cerco internacional, a la vez que quedaba bien, también "ahora",
con Roma.
La ofensiva de la ONU contra España
La negación a España de los beneficios financieros del Plan
Marshall
no fue más que una partecita en la varguardia de una
construcción más universal mientras la Patria Espafta no acep­
tara la cosmovisión de los vencedores de la Segunda Guerra
Mundial.
El día 4 de marzo de 1946, Francia, Gran Bretaña
(4) Vid artículo del autor: "¿Quién tendrá raz6n, Casaroli o Tarancón?", en
la revista Fuerza Nueva, de 15-X-1977.
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MANUEL DE SANTA CRUZ
y Estados Unidos dirigieron una nota al pueblo español en la que
le invitaban a derrocar a Franco y restablecer la democracia. Otro
sacrificio de España y de sus clases menesterosas
en beneficio de
la cosmovisión de los aliados.
El amor a la cosmovisión católica y el amor a España estaban
sólidamente unidos y España resistió. Entonces, la
ONU reco­
mendó a sus miembros que retiraran sus embajadores
en Madrid,
cosa que hicieron el
16 de diciembre de 1946. En aquella situa­
ción se produjo
un fenómeno sorprendente muy relacionado con
nuestro tema. Muchas personas de variadas cosmovisiones iz­
quierdistas, al ver a España tan injustamente atacada, cesaron o
mitigaron su oposición a Franco
en beneficio de la Patria. Preva­
leció
en todos el patriotismo sobre las ideologías y ello permitió
el espectáculo impresionante y perdurable de la Plaza de Oriente
de Madrid, abarrotada a rebosar, aclamando a Franco.
Quedó
patente que también en algunas izquierdas moderadas hay pa­
triotismo, cosa que algunas derechas o negaban o, al menos,
silenciaban o disimulaban.
El dirigente carlista don Antonio Llzarza pronunció un dis­
curso
en el Cine Olimpia, de Pamplona, olvidando anteriores
agravios y adhiriéndose a Franco.
La Comunión Tradicionalista
toda, que era paradigmática
de la oposición doméstica dentro de
la España Nacional, cesó en sus actividades.
Por aquella época, y también antes y después, muchos cató­
licos europeos, especialmente franceses, relegaron la ayuda a
los católicos españoles,
que debiera de haberles inspirado su
común cosmovisión católica, y aprobaron, o al menos no entor­
pecieron, las políticas nacionales de sus Estados, adversas a
España y favorables a la Rusia soviética, sin que conste que ni
su Jerarquía ni la Santa Sede les corrigieran.
Se repetía la poli­
tica de los cristianísimos reyes de Francia -Francisco I y
otros-, cuando se entendían con los mahometanos contra el
Imperio español.
Y ya que hemos retrocedido a
un instante en la historia,
recordemos el rasgo del rey
don Carlos VII en el exilio, de cesar
sus hostilidades políticas a la Corte usurpadora de Madrid mien­
tras duró
la guerra de Cuba.
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PATRIOTISMO Y COSMOVISIÓN
ElCEDI.
El cerco a España perdió gran parte de su fuerza en 1953 con
la
firma del Concordato con la Santa Sede, y la de los acuerdos
con los Estados Unidos de Norteamérica. Para
que no pareciera
que ia Santa Sede corría a socorrer al vencedor, se dispuso que
el Concordato previsto se firmara unos meses antes, dentro de
1953, que los acuerdos con Norteamérica. Aquel año fue triunfal
para Franco. No obstante, las
dificultades exteriores continuaban
y

a Franco se
le ocurrió buscar el apoyo de los europeos que
tenían una cosmovisión católica afín a la oficial en España, sal­
tándose a las cancillerías,
de manera informal y por libre. Los
soviets habían sido desde su nacimiento maestros en maniobras
semejantes.
Así nació, en 1952, el Centro Europeo de Documentación e
Información,
"CEO!", cuya presidencia se dio al archiduque don
Otto de Habsburgo, "entonces"
en buena línea. Se invitaron a
venir y se agasajaron generosamente a muchas personalidades
extranjeras idóneas para espolear
en sus naciones de origen a las
cosmovisiones favorables a la española contra los Estados no
excesivamente simpatizantes con España.
Espafta y la Guerra de la Independencia de Argelia.
Los españoles pudimos contemplar cómo jugaban los dos
amores, por parte francesa
y por parte española en las vicisitudes
de
la guerra de Argelia por independizarse de Francia (1954-1962).
Algunos participamos
en ellas porque. en España se instalaron mili­
tares y civiles franceses para Juchar por la Argelia francesa.
Por parte Jrancesa.-Los dos amores estuvieron muy enma­
rañados tanto en los que querían abandonar Argelia como en los
que querían que Francia continuara allá. Los franceses metropo­
litanos
que querían desprenderse de Argelia argumentaban que
eso era conveniente para Francia (por antonomasia, la metrópo-
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MANUEL DE SANTA CRUZ
li), porque evitaba una costosa guerra colonial con los inde­
pendentistas
y, además, porque Argelia no le resultaba rentable
a la metrópoli. A esta rentabilidad transportaban el plantea­
miento más general anticolonialista de que las materias primas
y las actividades comerciales que venían obteniendo mediante
su presencia física a cambio de escuelas, hospitales y obras pú­
blicas, las podían obtener directamente sin tan costosos mereci­
mientos.
Trataban de reforzar esta forma de supuesto servicio a la
Patria, media_nte un juego de cosmovisiones, a saber: aducían a
sus tesis abandonistas
de inspiración financiera, la cosmovisión
comunista y antiimperialista, finalmente apátrida, impulsada por
Rusia en plena guerra fría con Occidente, y por los comunistas
indígenas, numerosos. Pronto las cosas evolucionaron de tal mane­
ra que los abandonistas forjaron y pusieron a su servicio una cos­
movisión nueva, si bien armónica prolongación de la comunista
e izquierdista; fue la exaltación, a la defensiva, de una cosmovi­
sión
"antifascista". También en Francia y en aquella época las
izquierdas extendían con caracter insultante y amenazador el epí­
teto de "fascista" a todo lo
que no fuera de su agrado. Si se aplas­
ta la insurrección de los árabes -decían-Francia seguirá en
Argelia, pero triunfará el fascismo; preferimos una Francia muti­
lada a un Francia fascista. Predomino de la cosmovisión sobre la
Patria. El abandono de Argelia servía por igual a las conjuracio­
nes mundiales comunista y masónica, respectivamente asentadas
en Rusia y en Estados Unidos. Los franceses abandonistas sentían
un profundo desprecio y desinterés por los residuos de la cos­
movisión cristiana del Imperio co1no evangelización del Islam,
que había ido perdiendo fuerza a medida de que Francia se des­
cristianizaba después de la Revolución Francesa. No le daban
importancia.
En cambio, la misión imperial cristiana era un apoyo fuerte
de los de la Argelia francesa, si bien no el único ni el mayor.
Los independentistas autóctonos, argelinos, habían conse­
guido
una buena superposición y soldadura entre los dos amo­
res, el de la Patria y el de la cosmovisión, el nacionalismo y el
islamismo.
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PATRIOTISMO Y COSMOVISIÓN
Por parte española.-La instalación en España de militantes
de Argelia francesa puso
en ebullición un número sorprendente
de españoles que se dividian
en tres grupos, a saber: unos que­
rían ayudar a los franceses a conservar Argelia
por fidelidad al
espíritu de la Reconquista frente al Islam, aun a costa de com­
prometer a la Patria española en una aventura que, según se supo
después, Franco consideraba superior a su capacidad. Otros,
desertores del imperialismo cristiano, querían, sin embargo, ayu­
dar a
que Francia siguiera en Argelia por debilitar a Marruecos. Y
unos terceros, más atentos a supuestos intereses de la Patria espa­
ñola, querían que
Francia perdiera Argelia para que nuestro vir­
tual enemigo de los Pirineos quedara debilitado, aun a costa de
la victoria del Islam. Al mismo precio, otros queñan vengarse de
Francia por su apoyo a los rojos en nuestra guerra civil.
Abandono del Protectorado de Marruecos y de Guinea
El día 7 de abril de 1956 la prensa española comentaba que
"España reconoce la independencia de Marruecos", y el día 10 de
abril de 1958 se le entregó el territorio de Cabo Juby y río Draa
porque
en la redacción del Tratado de 1912 figuraba como "Zona
Sur" del Protectorado. El repliegue de las guarniciones militares
españolas
en Marruecos sobre las plazas de soberanía de Ceuta
y Melilla terminó
en agosto de 1961. Más lento y visible fue el
proceso de abandono
de Guinea, culminado el 1968, porque allí
no había ningún movimiento independentista que apremiara,
como en Marruecos. En ambos casos la retirada de España se
debió mayoritariamente a exigencias de Norteamérica. Para que
éstas
no dañaran más a la Patria España, se sacrificó el servicio a
la cosmovisión católica y evangelizadora en los dos casos. Ésta
había sido más virtual y
en reserva para un futuro indeterminado
en Marruecos que en Guinea, donde la evangelización, servida
por España, había sido espléndida, dentro de lo que cabe.
Aquellos días se decía con sorna frívola y repugnante, que
"¡Adios al Imperio!", en juego de palabras contrapuesto a la con­
signa
de los días de exaltación patriótica de la guerra y la post­
guerra, "¡Por el Imperio hacia Dios!". Ésta les verúa grande a infi-
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MANUEL DE SANTA CRUZ
nielad de españoles mediocres; era el resumen de la definición de
la mayor coincidencia de la cosmovisión católica y de la Patria
España, la formulada
por Menéndez Pelayo en el conocido párra­
fo del epilogo a su Historia de los Heterodoxos: "España, evange­
lizadora de
la mitad del orbe, espada de Roma, etc.".
El ministro Castiella y la libertad religiosa.
El Glorioso Movimiento Nacional terminó con la libertad de
cultos que había impuesto la Segunda República
en contra de la
doctrina, "entonces", de la Santa Sede y del sentir de los católi­
cos españoles.
Se volvió a la coincidencia secular entre la cos­
movisión católica y la de
la Patria, desajustada en los breves años
de la Segunda República.
Los "Aliados", después de su victoria en
la Segunda Guerra Mundial, hicieron de la libertad de cultos, que
se empezó a llamar libertad religiosa,
una boca de fuego contra
España; ya hemos consignado
Jo que sucedió con el Plan Marshall
y el bloqueo de la
ONU. Después de una breve calma lograda
por la resistencia de España, la cuestión vuelve a principio de los
años sesenta, reforzada
por la novedad cualitativa de que exigen
esa libertad nada menos
que grandes sectores católicos euro­
peos.
Se trata de escindir y alejar nuevamente los dos discos.
Adalid de esa campaña fue el ministro de Asuntos Exteriores,
Fernando María Castiella y Maíz, que con sus poderosos recursos
oficiales inundó,
en 1964, a la clase dirigente de transcripciones
de ataques extranjeros a España por su rechazo a la libertad de
cultos, postulando el restablecimiento de ésta para aliviar el cerco
político que
suma España, ya antes de que el Concilio Vaticano II
se pronunciara sobre la cuestión. Proponía sacrificar la cosmovi­
sión católica en beneficio (presunto) de la Patria España.
El chantaje de la europeización.
A principios del siglo xx se publicó un libro titulado, La Le­
yenda Negra, de Julián Juderías. Es una breve antología de algu­
nos de los innumerables ataques que ha sufrido España
por la
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PATRIOTISMO Y COSMOVISIÓN
habitual superposición de su amor como Patria y el amor a la
cosmovisión católica. Hemos señalado esta ofensiva renovada
después de la Segunda Guerra Mundial con la negativa a recibir
los beneficios materiales del Plan Marshall
y con el bloqueo de
la ONU.
Registramos,
para terminar, el último esfuerzo importante
para separar el amor a España del amor a la cosmovisión católi­
ca.
Es el chantaje de la europeización, unas veces difuso y sutil y
otras, formal. Nos
han repetido hasta la saciedad: "Si España
quiere alcanzar el nivel
de vida europeo debe instaurar un régi­
men democrático. Si no lo hace, perderá el tren del desarrollo
continental".
Se presentan como incompatibilidad amor a la Patria
y a la Religión. Se exige la separación de la Iglesia y del Estado
y la apostasía de éste propias de la democracia para integrarse en
el Mercado Común.
Los dias 5 y 6 de junio de 1962 se reunió en Munich el
Congreso del Movimiento Europeo, formado por representantes
oficiales
de las naciones constitutivas del Mercado Común. Para­
lelamente,
y con carácter oficioso, se reunió allí también un con­
greso
que aglutinaba a todas las fuerzas de oposición a Franco,
y que no cesó de insistir en el dilema, o desmontar la superposi­
ción de los amores a la Patria y al Catolicismo, o quedarse España
sin
el nivel de vida europeo.
Después
de muerto Franco se ha dicho, poco pero bien y
autorizadamente, que en el ingreso de España en el Parlamento
Europeo
han jugado decisivamente a favor los eurodiputados
masones. Una cosmovisión
nueva y distinta de la católica se ha
superpuesto, o lo intenta, a la Patria.
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