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Número 511-512

Serie LI

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Irène Némirovsky. Suite francesa

Irène Némirovsky, Suite francesa, Barcelona, Ediciones Salamandra, 2012, 414 págs.

Irène Némirovsky (Kiev, 1903-Auschwitz, 1942), ucraniana de origen judío e hija de un banquero y una madre que nunca se preocupó de ella, pasó una infancia desgraciada confiada a su aya, con quien aprendió francés. Huyendo de la revolución rusa, su familia se estableció en París en 1919, donde siguió con una vida burguesa acomodada. Después de una vida alocada de fiestas y coqueteos se casa en 1926 con un ingeniero judío ruso empleado de banca y tiene dos hijas. En 1929, publica su primera novela. En 1939 se bautiza como cristiana. En julio de 1942 es detenida por gendarmes franceses e internada en el campo de concentración francés de Pithiviers de paso al de Auschwitz, donde es asesinada el 17 de agosto de 1942. Su marido Michel, que no cesa de interceder por su mujer y pedir su libertad, es detenido en octubre de 1942 y después de pasar por el campo Creusot, es deportado también a Auschwitz, donde es ejecutado en noviembre de 1942. Nada más arrestado su padre, los gendarmes franceses trataron de detener a las hijas, que se salvaron gracias a su tutora.

Más que una novela, es una crónica de la vida en Francia que se desarrolla entre el 3 junio de 1940 y julio de 1942, y es también en cierto modo un testamento.

En la novela queda reflejada la sociedad francesa durante el inicio de la segunda guerra mundial, la derrota y la ocupación, así como el comportamiento de los soldados y oficiales alemanes con los franceses.

Viniendo de una judía franco-rusa de amplia cultura y que acabaría asesinada en un campo de concentración nazi poco después de finalizar lo que estaba diseñado como primera parte de una novela resulta un fresco de una viveza y realismo impresionantes.

Para un español que ha vivido la transición desde 1975, resulta doloroso ver su sociedad reflejada en gran parte en la francesa de 1940: la cobardía, el cambio de actitud desde una crítica acerba de los invasores y cierta dignidad distante que da paso progresivamente a la traición generalizada, el colaboracionismo, el cambio de bando y la avidez por el medro personal más desvergonzado. Junto a esto, la dignidad y heroísmo de unos pocos que se mantienen firmes y fieles a sí mismos a pesar de los riesgos.

No deja de ser curioso el contraste entre el comportamiento de la mayoría de los franceses y el de las tropas de ocupación alemanas, que son descritas como correctas e incluso con una tropa de jóvenes simpáticos e ingenuos.

El matrimonio judío e incluso las hijas no son perseguidos por soldados alemanes, sino por gendarmes franceses que después de detenerlos e internarlos en campos de concentración franceses los entregan a los nazis.

La obra, bien escrita, es importante para quien quiera conocer lo que fue Francia y su sociedad durante la segunda guerra mundial. A un español le ayudará a comprender el comportamiento acomodaticio y de autoengaño de buena parte de nuestra sociedad durante los últimos decenios.

Antonio DE MENDOZA