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Número 109-110

Serie XI

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Lección del profesor Sciacca en el Colegio Universitario de Segovia: «Inversión de la perspectiva filosófica y su contenido»

LECCION DEL PRO~SOR SCIACCA
EN EL COLEGIO UNIVERSITARIO DE SEGOVLA:
"INVERSION
DE LA PERSPECTIVA FILOSOFICA
Y SU CONTENIDO"
Bajo el título «Inversión de la perspectiva filosófica y su conte­nido»

el profesor &iacca pronunció en el Colegio Universitario de
Segovia
una magistral

lección que, por la precisión de la
exposición, resulta difícil, por no decir imposible, dar '\ma auténtica impresión
de
la misma. Por ello, en esta · breVe reseña, me limitaré a anotar
aquellos aspectos que más
llamaron mi atención y que; por consi­
guiente,
sérán los

que podré recordar con mayor fidelidad.
Hoy' --comeiizó diciendo

el
profesor de GénoVa-se nos anun ~ cia por muchos el positivo aspecto del cambio que ·se está operando
en el mundo de
los valores.· Sin einbirgo -y sin entrar'. a analizar la gravedad que supone el «anuncio>>--lo cierto es que lo que Se· está operando -lo que en gran parte se ha operado ya~ es, general­
mente,
tina invetsión y, en todo caso, una sustitución.
Así, se pide insistentemente la: . libertad de pensamiento; · perci
esta

exigencia comporta una résporisabilidad:
la obligación de pen­
sar. Sin ·embargo,
nadie quiere

pensar.
Y nadie quiere pensar porque.
1a Humanidad entera está lanza. da

en
una competición. de

eficacia operativa que todo lo que signifi­
que pehsar
r'esulta ·superfuo.

e
inútiL
De ahí c¡ue la f i 1 o s o f í a, · que· en última instancia no es ni m:ás ni menos que pensar, sea sustituida pot la ··m e to dio I o· g ·í a ,
por la técnica, por
la eficiencia o, lo que es lo mismo : el s e r -pór el
mero
hacer·; sín darse

éuenta
que· el

método, que nó
es .otra
cósa que:· camino;· vía·; calle; como -fin· y -sih ,contenido es, simple. mente,

puro vacío.
Pero es que, esta sustitución,
y ello en primern instancia, supone
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tanto corno excluir la v e r d a d de las cosas, para quedarnos sólo
con su utilidad, por cuanto la verdad radica en
el ser y
la utilidad en el hacer.
Este, diríamos, desinterés por el s e r , por otra parte, no es
algo inconsciente; por el contrario, es algo intencionado que nos será
presentado como una con:quista, como un bien. ¿Por qué un bien?
Sencillamente porque hoy la verdad divide a los hombres, como an­
tes los unía.
Y es lógico que los divida, porque la verdad no es una opinión
y, al no ser una opinión, no es susceptible de compromisos y pactos
tan vigentes: opiniones, pactos, compromisos ... , en este mundo de
nuestros días.
Más adelante, el profesor Sciacca, destacará la emprendid~ revo­
lución
«cultural» para librar al hombre de los «tabus» tradicionales
que le oprimían, que no le
dejaban hbertad

a sus instintos, hacién­
dole así infeliz. Pero es que esos «tabus» tradicionales, no son otra
cosa que las virtudes . Lo que supone por parte de los «parti­
darios» cometer el grave error de confundir la 1 i b e
r t a d con la
es pon tan e id ad (libre correr de los instintos), pues sabido
es que aquélla comienza cuando ésta termina por el e o n t r o 1 .
Cabe preguntarse si es un error o es una intencionada s u s t i -
t u e i ó n más. Más bien parece esto último ; con eficaz resultado,
por otra parte, si tenemos en cuenta el notorio desinterés del hom­
bre de nuestros días por la perfección.
Continúa, el profesor, examinando y analizando otros aspectos
--de menos interés de los aquí anotados- de este proceso de
inver·
sión

o sustitución a que estamos asistiendo
y al que pretenden con·
ducirnos,

para concluir que tal postura es
la más antifilosófica, anti·
científica y simplista que se pueda dar, pues al establecer las dis­
yuntivas de: la verdad o lo útil;
el ser o el hacer; la virtud o la fe­
licidad; Dios o el hombre,
la solución que se puede alcanzar es ab­
solutamente infantil.
El niño -que aún no ha alcanzado la facultad de pensar y re­
flexionar- ante cualquier disyuntiva resuelve
la situación eliminando
uno de los elementos de su cuestión.
Así, por
esté sistema,
se rompe, se suprime
la dialéctica ----enten·
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dida como relación- que es, precisamente, el quehacer del hombre
pensante. Cuando hemos de resolver un problema, por elemental que
sea, la solución no consiste en eliminar uno de sus factores .. Precisa­
mente
la solución se alcanza, la problemática se resuelve, cuando hemos
logrado establecer una adecuada relación entre cada uno de los fac­tores integrantes, surgiendo la temática.
Y hasta aquí, aquellos puntos o aspectos de la magistral lección
que M. F. Sciacca, nos ofreció, en la vieja ciudad castellana y en el contorno de su floreciente Colegio Universitario. Como escribía al principio, no es fácil -en
la precisión de la exposición- hacer una
reseña de
lo oído, sin correr el riesgo de ser impreciso. Para evitarlo
he procurado ceñirme
-romo también decía al
principio-- a
aque-­llos puntos que con más exactitud he podido recordar; pero aun así dudo haberlo logrado porque he de insistir que el profesor Sciacca
unió a la profundidad del filósofo que es,
la exactitud matemática,
implícita en los que lo son.
BALBINO RUBIO ROBLA.
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