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Número 135-136

Serie XIV

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Municipios rurales

MUNICIPIOS RURALES
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Jos! ·MARIA GIL MORENO DB MOl!.A
Existe una máquina de Administración local que va ,odando;
pe10,

¿anda bien? En algunos
mwtlcipios existe suficiente compene­
tración

de
los vecinos para que el Mwtlcipio funcione satisfacto­
riamente; pero en la mayoría se
noia que
no es así, por la actitud
de indiferencia,
falia de

identificación, desinterés de la gente con las
autoridades Municipales, lo
cual, revela que aún no hay participa­
ción auténtica sino pasividad, porque no se considera al Mwtlcipio
co,no
cosa
propia.
La fa!Ia de identificación es consecuencia de cietllLS circunsllLn­
cias,

como el nombramiento del alcalde a dedo que
corra la
repre­
sentación al deberse
el alcalde más a la Administración que a sus
represeniados, y, por
Otra parte, también se debe a que el molde
municipal, al que deben
sujetarse obligatoriamente,
es un modelo
único, en realidad
abstracto, porque

jamás se
ajusra a
la variable rea­
lidad
coru:rera de

cada pueblo.
El
daño que esia situación produce al campesino es grave, porque
el campesino, alejado de la gran ciudad donde reside la
Administra­
ción,

no puede
efectuar acciones
personales
y necesiia de un repre­
senrante que

le defienda y manifieste. Como la organización profe­
sional
rural también resulta corrada por ser nombrado a dedo el
presidente de la Cámara agraria, al faltarle la representatividad en lo
Municipal queda sin voz en la Nación.
Esra ausencia

de auténtica voz campesina ha permitido que la pre­
sión de los sectores secundario (industrial) y terciario (servicios)
más
próximos a la Administración, se haya manifesiado en los Planes de
Desarrollo en acción abiertamente opuesia al campo provocando si-
'fü¡
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MUNICIPIOS RURALES
tuaciones insostell.ibles que han obligado a la emigración masiva de
las gentes del campo.
La discriminación acentuada ha dejado en manifiesta inferiori­
dad a los municipios
rurales, no
sólo en la atención de
todas sus
necesidades, sino también a la misma rentabilidad de la actividad
agropecuaria y a las condicones de vida completa. Tras lo cual, el
campo en

la actualidad, habiendo perdido a
toda la

juventud, rele­
gado a manos viejas prontas a
desaparecer, deja

de producir
y muestra
ya las consecuencias de las escaseces de piensos, uúcat, aceite y carne
que

comprobamos.
Así resulta un círculo vicioso ron encarecimientos de los precios
al consumidor después
de muchos años ron precios ruinosos para el
produetor. Situación

que finalmente será
pagada por la totalidad de
la
población española. Pero, remontando
las causas, resulta

que el centralismo, unifor­
mismo
y totalitarismo del Estado moderno es inadecuado para cubrir
la extensa variedad rural, por lo que gran parte de los males actuales
del campo se
debeu ciertamente a

los criterios, centrales, únicos
y
omniscientes de la forma moderna de Estado, remontándose esta
causa al momento en el cual
la voluntad de los gobernantes fue la
de convertir el órgano de representación y de autogestión de la so­
ciedad de vecinos que era el Municipio, en una prolongación
más de
la misma Administración. El proyecto de ley
actualmente en Cortes
aumenta

este
carikter al

proponer que sean miembros de la Corpo­
ración (:¡ los

nombra preferentes) los funcionarios locales
y, además,
los entes.
La gravedad de la cuestión estriba en que es de vida o muerte
para el campesino.
La
solución ciertamente ronsistiría en reconstruir el cuerpo inter·
medio natural que es el Municipio, pero dejándole una amplia au­
tonomía de organización, en su administración
y en la forma o com­
posición, procurando que se desarrolle desde abajo
y no que se im­
ponga

desde arriba.
Pero tampoco se podría aplicar con éxito esta
reforma
bruscamente, por

la considerable falta del grado de la
edu­
cación cívica que esta reforma necesita, · por lo cual se habría de
prever un período de readaptación preliminar.
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/OSE MARIA GIL MORENO DE MORA
El papel del Estado y de su Administración debiera ser más bien
de inspección, después de dar unas normas acerca del espíritu que
debe regír

el Municipio,
espíritu que si puede

ser general aunque
sus aplicaciones sean variadas. Entonces, le
queda al

Estado el
pápel
superior

de
juez, o

instancia supérior donde poder acudír contra los
abusos siempre posibles de Alcaldes o
Corporaciones, situación

en
la
que ahora mal puede colocarse, ya que al ser el alcalde un peón del
Estado, éste se convierte en
Juez y parte.
La doctrina de los Cuerpos intermedios y el principio de Subsi­
diariedad están en juego. Un Municipio
para ser cuerpo intermedio
verdadero, necesita auténtica representatividad de toda
la Corpora­
ción. Un Municipio, conforme la debida aplicación del principio de
subsic:Íiariedad, no· debe ser

una rueda
más de la Administración, sino
que
debe tener

el poder de autogestión
y de autoadministración, que
le
corresponde sin

que en ello se entrometa el Estado.
Y
para terminar, al ser el Municipio y su estatuto, piezas funda­
mentales
para una sana vida del campo, condicionan por un futuro
próximo toda
la diera de la nación, que si no tiene un campo ro­
busto está abocada a · importar en las condiciones que le sean im­
puestas, los alimentos, es decir: la vida.
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