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Número 135-136

Serie XIV

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Notas críticas en torno de la distinción entre izquierdas y derechas. A propósito del libro de Jorge Martínez Albaizata. I. El sentido hacia la derecha y el sentido hacia la izquierda a través de la historia

NOTAS CRITICAS EN TORNO DE LA DISTINCION ENTRE
IZQUIERDAS Y DERECHAS
.
A PROPÓSITO DEL LIBRO DE JORGE MARTÍNEZ ALBAJZETA (*)
No es norma de Speiro publicar en VERBO reseñas bibliográficas
de sus propios libros,
Es mJ.r, es algo que no hacemos. En este caso
no se t1'ata de una excepci6n nno
de algo distinto.
El valioslsimo libro del joven profesor Jorge Martlnez Alb,ñze1a
Izquierdas y derechas. Su sentido y misterio, constituye un notable
esfuerzo para desent1'afiar un tema importante y muy actual.
Se t1'ata
de descom,r la clave del misterio que encierran
las palabras expre­
sivas de ese duaUsmo y de
mostrar cuál es el cambio de actitud hacia
cada una de ellas que
hoy

se
observt1 y de buscar sus ralees y causas.
Es un emayo inestimable pero qM el mismo autor considera como
un camino de búsqueda iniciado pero no concluido. Hay que seguir
penet1'ando en
esos significados que se t1'ata de explicar.
Por

ello
creemos que el mejor homenaje que cabe tributar al
autor comiste en ahondar en la labor
por 11 iniciada.
A

ello
responden las dos notas que a continuación publicamos.
La primera es un análisis del Profesor Lamsdorff-Galagane y la se­
gundtJ es un extracto del articulo de Juan V al/et de Goytisolo «La de­
recha y la izquierda», publicado en ABC del 13 de diciembre de 1974.
I
EL SENTIDO HACIA LA DERECHA Y EL SENTIDO HACIA LA IZQUIERDA
. A

TRAVÉS DE LA HISTORIA.
Estamos ante la obra de un joven estudioso argentino (nos dice
en su breve prólogo Roque Raúl Aragón, que la escribió a los vein­
tiún años) que se propuso
introducir cierto

orden en
el uso indiscri­
minado de

los
términos "izquierdas" y "derechas" -que por su­
puesto es inútil intentar
dejar de

emplear, ya que los
ha impuesto
(*) Izquierdas y derechas. Su sentido y miJterio. Madrid, Speiro, 1974.
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el uso, pero que cabe, al menos, utilizar con acepciones lo más uní­
vocas posible-y que para ello ha redactado este penetrante estudio
sobre su significado político.
Tal era, al menos, la primera intención. Porque el autor no pudo
dejar de percatarse ---ei incluso lo que expone al comenzar el primer
capítulo-
que "izqnierdas" y "derechas" se contraponen rambién en
la teoría
filosófica, científica, incluso técnica. De ahí que las defina
como categorías ideológicas, con un sentido, por tanto, más amplio
que el estrictamente político. En cuanto a su caracterización, partien­
do siempre del uso corriente de los términos, el autor constata que son
términos relativos: algo es "derecha" sólo con relación a una "iz­
qnierda", y viceversa. Luego se trata de relaciones entre ideologías
contrarias. Naturalmente, como-toda relación, tiene lo que se llama
.. fundamento". En nuestro caso, el autor encuentra los rasgos generales
signientes: las derechas tienden al dogmatismo, a considerar deter­
minadas verdades como fuera de discusión, mientras que las izquier­ das propenden al escepticismo, o
sea, a considerarlas todas sujetas
a posible revisión. Las izqnierdas suelen profesar el igualitarismo,
y
las. derechas ven la sociedad como un orden jerárqnico. Por fin, las
derechas se componen de gente "de orden··, es decir, que comprenden
la realidad como algo constitutivamente ordenado, sujeto a
leyes; la
izquierda, en cambio, se inclina al ~-Iegalismo, en todos los órdenes.
Opina incluso el autor, con toda razón, que es posible reducir a esta
última contraposición toda la diferencia existente entre cualesquiera
ideologías que se opongan en términos de derecha-izquierda. Escribe:
"dadas dos ideologías contrarias,
cada una de ellas será derecha o
izquierda en cuanto sea, respectivamente, la más o la menos legalista".
Y puestos a elegir prototipos de una u otra posición, el autor se limita
a la "derecha": para él -no sólo para él, por lo demás, sino para
toda la derecha consciente- la doctrina de derecha por excelencia
es la de Sto. Tomás de Aquino, por ser la que con mayor rigor y
coherencia expone la existencia -la necesidad metafísica, mejor di­
cho-de un orden universal, fuera del cual nada es, y sin postular
el cual es imposible formular juicios verdaderos. Doctrina a la cual
el autor se adhiere sin reservas.
A continuación,_ el autor se pregunta cómo es que los nombres mis­
mos de "derecha" e "izquierd¡t'' fueron tan fácil y universalmente
aceptados con

la connotación referida. Sn origen
próximo es
pura­
mente accidental, la ubicación respectiva de los diputados de la Cons­ tituyente francesa de 1789 durante la discusión del veto real.
Pero,
añade

el autor,
si esta denominación puramente accidental prendió de
tal forma en el ambiente, es que correspondía a algo ya presente en
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NOTAS CRITICAS: IZQUIERDAS Y DERECHAS
él con anterioridad; de lo contrario, se habría olvidado pasado el ac­
cidente, como ocurrió con tantas otras. Y, por tanto, nos ofrece. una
investigación sumamente documentada, sacada de las fuentes más
variadas, del uso ideológico de los términos "izquierda" y "derecha"
·con anterioridad a la revolución francesa. El resultado es de lo más
inesperado: es la constante asociación del lado (de la mano, de la
dirección, etc.) derecho, con lo "recto", el "derecho", etc., y de lo
izquierdo con lo torcido, antijurídico, "siniestro", etc., en las lenguas,
tradiciones, monumentos literarios, etc., de todo el ámbito indoeu­
ropeo, semítico y centro y suramericano. lDs datos recogidos por el
autor, repito, eo las más variadas fuentes, desde la Biblia, los Vedas, la
literatura del antiguo Egipto, hasta
las tradiciones

célticas
y germá­
nicas, han resultado tan uniformes y concordantes, que el autor incluso
llega a sugerir que tal uso pueda ser algo vinculado con la propia
narurale2a
del
hombre.
Ciertamente en
este punto
concreto se
hace
un
tanto más

difícil seguirle, pues bien pudiera tratarse también de
una subconscieote reliquia de un primitivo culto al sol que hubiera
influenciado, en sus albores, precisamente las culturas indoeuropeas,
semitas, centro~suramericanas y polinesias (dr. esta-hip6tesis, en forma
popular, por ejemplo, en La, expedicione, Ra de Thor Heyerdahl).
Lo confirma el que la única "cala" que ha hecho el autor fuera de estos
ámbitos, eo la antigua China, es
la única que no da un resultado tao
indiscutible. Tal vez pueda dilucidarse la cuestión completando la
investigación con otras culruras del Extremo Oriente o del Africa
negra. Pero a los efectos de lo que desea decirnos el autor, es indiferente
una cosa u otra: el caso es que en Occidente, donde precisamente
prendió con tanra facilidad la terminología
examinada, había ya un
uso valorativo preexistente de los términos .. derecha" e "izquierda",
sobre el cual vioo a injertarse su uso político.
La última parte del libro mantiene la tesis de que del siglo XIII
a esta parte, estamos asistiendo a un ininterrumpido avance de la
"izquierda" sobre la "derecha", o bien, en términos del autor, que "la
historia de la cultura occidental desde el siglo XIV es, en esencia, una
izquierdizaci6n".
ID documeota presentándonos, a lo largo de la his­
toria de la filosofía, de la
cie!lcia, del
arte, de
la teología, etc., el pro­
greso de la idea de a-legalismo (es decir, la quiebra cada vez más
acusada de la idea de un orden que preside tanto el universo
eotero
como

el quehacer humano), del igualitarismo
y del escepticismo, cada
cual por separado.
&te es el punto más discutible de la obra, donde tal vez se ha
manifestado cierta
inmadurez debida

a
la extrema juventud del autor.
No hablo ya de algunas adscripciones un
tanto precipitadas,
hechas
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visiblemente de oídas (quien escribe estas líneas, por ejemplo, lo
pensarla dos
veces antes de
considerar irremediablemente
de "iz­
quierdas" a Soto, Suárez,
Leibniz o

Husserl, incluso situados en su
contexto
intelectual). Se rrata de que el

autor ha ido seleccionando, a
lo
largo de

la
época considerada,
manifestaciones de igualitarismo o
de escepticismo, ciñéndose a los ··puntos salientes", o sea, a los nom­
bres conocidos que mencionan los historiadores de las ideas. No digo
que el
cuadro así pintado resulte "falso", ni mucho menos. Pero sí
que se pierden de vista otros episodios igualmente significativos
para
la interpretación de conjunto de este período de la historia de las
ideas. Episodios vinculados,
éstos, a la pervivencia o al progreso de
''la derecha". Tales

episodios
existieron, algunos
"salientes", como
_el Concilio de Trento, la fundación de la Compañía de Jesús, la evan­
gelización de las Indias,
el neotomismo, etc. (cito totalmente al azar),
otros más discretos, menos espectaculares, pero igualmente eficaces.
Uno de ellos, por
tomar un
ejemplo, podría ser la simple pervivencia,
en los medios académicos, de
lá filosofía tomista -gracias a cuya
pervivencia
el propio autor tiene conocimiento de ella.-en lugar de
quedar olvidada,.
como ocurrió con tantos otros libros medievales,
en
el polvo

de
las bibliotecas de los monasterios europeos.
Por esto tal vez habríamos preferido que el autor, en vez de presen­
tarnos a la izquierda sola en escena, hubiera considerado también a
la derecha que coexiste, en todo
moménto, con

ella. Y que en lugar
de ver
el progreso de la izquierda en forma constante y lineal, lo
hubiera descrito con una línea quebrada, con adelantos y retrocesos de
cada
parte, que es lo que ea: definitiva ha ocurrido. No vamos a negar
que

en estos momentos estamos. asistiendo a un progreso del pensa­
miento de izquierdas. Ni que este proceso
sea, en líneas generales,
dominante desde al menos
el siglo XVIII. Pero no hay por qué atri­
buirle esa
generalidad y

constancia,
si hay hechos que las desmienten.
Máxime que de hacerlo se. deja en
el lector la impresión de que tam·
bién es
ffleversible, y

que la batalla de "las derechas"
-que el
autor
hace suya- no tiene sentido
ni objeto. Por esto habríamos preferido
una exposición menos unilateral, que mristrara cómo también esta
lucha tiene posibilidades de victoria, y, por tanto, puede y debe ser
librada.
Estas observaciones, por cierto, no quieren de ninguna manera ir
en menoscabo de los muchos méritos de la obra, que aporta mucha
clatidad en

un
terna que la necesita. Está escrita en un estilo llano
y asequible, de muy agradable lectura, que denota inequívocamente a
un autor que tiene algo que decirnos y que sabe hacerlo.
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