Índice de contenidos
Número 139-140
Serie XIV
- Textos Pontificios
- Actas
-
Estudios
-
La raíz del error, ¿en el entendimiento o en la voluntad? Ante el fracaso de la filosofía moderna
-
La empresa, el hombre y el trabajo
-
Alonso de Ercilla y el nacimiento de Chile
-
La revolución marxista en marcha
-
Los católicos belgas frente a la Constitución ¿Participar o retirarse?
-
La sociedad horizontal
-
Más sobre «izquierdas y derechas»
-
- Monográficos
-
Ilustraciones con recortes de periódicos
-
I. Lo que apenas se lee ya en la prensa diaria: Vietnam y Camboya
-
II. Los comunistas y la táctica de la social-democracia juzgados desde «Pravda»
-
III. Los «Cristianos por el socialismo», una respuesta equivocada
-
IV. Esencia de lo foral y cómo puede restaurarse
-
V. Totalitarismo, liberalismo democrático y legítimas libertades
-
VI. Política totalitaria en la Universidad
-
VII. Los servicios médicos, la Seguridad Social y la libertad
-
Autores
1975
V. Totalitarismo, liberalismo democrático y legítimas libertades
hricadas en abstracto por los . tecnócratas madrileños, y su amor
a descubrir,
respetar y
ayudar
sin empujones
la labor del tiempo
en
'1as sociedades y en los lugares. Y
comprendería que no sola
mente
es compatible con sus deseos, ·sino.-absolutamente necesario
para eillos, empezar dando, por de pronto, Fueros y conciertos
económicos a las
regiones donde tienen ambiente popular de an
temano.
»Esas regiones
quedarían constituidas en centros "pilotos"
para una suave y
gradual generalización; hágase ésta
sin ma
ximaliamos, brus·quedadee ni
artificios,
es decir,
creando
en las
regiones restantes un
ambiente
.previo: que
ahora, por error, eomo
dice el articulista,
y por ignorancia y desidia afiadiría yo, no
existe. Que ·vayan
surgiendo en esas regiones en vez
de envidias
y
discor~ vocaciones
para
estudiar su
historia, sus peculiari
dades actuales, y
la
manera de árticularlas todas-;
hagan
esos nue
vos
estlldiosos muchos borradores y muehos- anteproyectós, y con
ellos
bajo el
brazo viajen
a las
regiones ya
forales y recórranlas
a pie para enterarse bien; que les devuelvan eaas visitas de
trabajo los expertos de las Diputaciones Forales».
«Porque dentro de cada área tampoco parece aconsejable
pro
ceder
de
golpe, sino suave y progresivamente.
V. TOTALITARISMO, LIBERALISMO DEMOCRÁTICO Y LEGÍTIMAS LIBERTADES.
Las legitimas libertades~ que siempre han tratado de defender los man-
tenedores de la existencia de un orden natural., que la tradición debe con-
servar adecuándolas a las circu.nstanci~ de tiempo y lugar, nada tienen
que ver con la ideología liberal ni con. la concepción democrática que las
ahoga con el apoyo de la. mayoría. Pera su oposición al liberalismo y a
la.
democracia del sufragio universal, no sig,úfican conformidad con el
totalitarismo estatal que ahoga esas legitima& llhertBMs personales, fa
miliares, municipales, corporativas, sociales en general.
Para ·ilustrar esta doble conkaposición, n()s parecen muy interesan
tes los párrafos que a continuación recortamru del articulo de José ,Maria
Arauz d'e Robles, UN MENSAJE SIN RESPUESTA, publicado en ABC del 22
de
ago.,to de 1975:
«La conquista del Estado, objetivo de los movimientos totali
tario~
no
podía ·ser el
nue8tro9 sino a condición de reducirlo a
sus propios
límites
y. haéer de
él la garantía
de· las legítimas li
bertades
a que
los pueblos tienen derecho- irrenundahle. Cuando
18'8 administraciones
de los· -Estados lo
hacen -todo y disponen de
todo no hay libertades .efectivae, ni, por tanto., creaciones fecundas.
»El ciudadano, dijo Ailouil~ "en tina tiranía o en una demo-
Fundaci\363n Speiro
1360
cracia, sólo participa realmente en la política por el aplauso o
la crítica al gobernante; de
esas _migaja.s se nutre ,el protagonis
mo
de·
las gentes de la masa". Pero, como advirtió Rof Carhallo,
el hombre es más importante que la Historia misma y volverá a
situarse delante de ellll\.
;a,,La crisis de nuestra civilizaeión .es Uha misma cosa que la
crisis del Estado que, bajo el imperio intelectual de Rousseau,
Napoleón impuso
a los pueblos de Europa y éstos llevaron al
resto
del mundo4
»La reconquista de las liheratdes efectivas de los pueblos no
está ni
en los
partidos de
la
democracia inorgánica, ni en el "par
tido
único" con
que
qui'sieron corregir
sus fallos los sistemas to
talitarios.
La democracia que impera en Europa, y a la que ahora
queremos recurrir para redimirnos de -
estigmas totalitarios,
no
reconoció lo que había-de ._auténtico y· universal en nuestra vic
toria,
por no haber acertado nuestro si'8tema-político a procla
mar los dereehos de. nuestra sociedad y dar vida a· Jas institucio
nes
de su específica sobei:ania.
Hoy,
quizá,
como-ayer
decía Ortega, "los
españoles han
me
jorado fabulosamente en los últimos veinte o treinta afios; pero Espafia
es más -fantasma -que nunca". No cabe su ser real en los
estrechos límites de uno o de los varios partidos que se puedan
organizar para alternar en el gobierno del Estado.
»En un reciente estudio que el
secretario general
del Centro,
Robert Schuman, publicó
en
Le Monde de 10 del pasado mes
de
mayo~ comenzaba
diciendo:
"Un cuarto
de siglo
después del
lanzamiento
del
Plan &human, Europa se encuentra más lejos
dé lo que podíamos esperar de alcanzar la unidad que en él se
preconizaba.
A pesar de que derrtro de tres años contará con un
Parlamento, elegido por sufragio, como
signo irreemplazable
de
su legitimidad popular y de
poseer en
Bruselas un aparato de
Gobierno, capaz de
traducir en hechos las
decisiones
de un eje
cutivo
naciente".
»Una vez
más, situaciones
paralel8'8 plantean
los mismos pro
blemas.
España y
Europa buscan su unidad y su armonía y
des
cubren
la insuficiencia de
los planteamientos.
El remedio no
po
demos encontrarlo en los otros países de Europa. Está en nos
otros
miemos.
»La democracia, régimen de los vencedores en las dos guerras
mundiales, no
acertó a devolver a los pueblos ni
su personalidad
frellte al Estado, ni su directa y auténtica soberanía social, raíz
de su libertad y garantía de
Sus derechos y
al
absorber el
Estado
muchas de
sus: funciones, abandonó a
los
pueblos a' su poder ere-
Fundaci\363n Speiro
ciente,. e hizo de 'SU conquista el objeto máximo de sus· aspiracio
nes y
de su posesión la
úniéa o principal garantía de sus derechos.
»Los poderes absolutos
de-lOB Estados totalitariolf, -de uno u
otro signo, fueron la-·consecuencia inevitable. La unidad y liber
tad
de las
coleetividades ·humanas quedó ·amenazada ·cuando más
se invocaba.»
VI. PoLiTICA TOTALITARIA EN LA UNIVERSIDAD.
Con este mismo título, en tercera plana de ABC del 30 de agosto de
1975, hemos leído_ el artículo de gran actua!.idad del CatedráN.co don
Víctor Gareia Hoz, del que hemos recortado las _párrafos que siguen:
..
«Que un Estado moderno no pueda despreocuparse de la edu
cación
es casi un dogma. Ahora bien, que el Estado tenga que
"realizar" la educación es otro cantar, Sin entrar en disquisicio
nes especulativas, que pudieran parecer afeetadas, puede resultar
sumamente ilustrativo, aunque pueda parecer un razonamiento
burdo~ considerar el paralelismo existente 1'ntre la
educación y
el
deBarrollo biológico. También eB mieión del Estado, sin duda
ninguna,. preocuparse de que todos &118 miembros tengan la posi
bilidad de alimentarse suficientemente. Pero. ¿ aceptaríamos que
el Estado nos sefialara el menú de cada día y tuviéramos que ir
a injeride en establecimientos públicos preparados "ad ho~"?
Lo
que
parece que dol Estado podemos esperar, y
tal vez
exigir,
e.s que cuide los condiclonam.ientOi sociales adecuados para que
cualquier
ciudadano tenga los medios suficientes para alimentarse
adecuadamente. Aunque los paralelismos nunca son perfeetos, de
algán modo pudiera deci.1'8é otro tanto de la educación. Del Es
tado po.demos esperar, y aun exigir, que ordene los elementos
de la sociedad, de tal suerte ·que cualquier ciudadano pueda re
cibir los estímulos educa.tiv9-S convenientes para el desarrollo de
su pel"Sonlidad; pero de eso ·a que al Emdo sea la única enti
dad que realice la acción educativa media un abismo:..
«La .socledad en que el: .sujeto vive _ tiene _ un papel estimula
dor para que la educación no
fracase por
falta de
elementos y
también
.regulador de aquellas telacion-es en las ~es una per
sona
se encuentra con sus semejantes a fin de que la orientación
individual de la vida de uno ·no sea obstáculo, sino más bien
aynda, en el de88rrollo de loe otros. Todavía más; los partidarios
del ,totalitarismo estatal en la educación se olvidan de que incluso
en la sociedad en la que desenvuelve su v::ida un-mjeto no es
1361
Fundaci\363n Speiro
a descubrir,
respetar y
ayudar
sin empujones
la labor del tiempo
en
'1as sociedades y en los lugares. Y
comprendería que no sola
mente
es compatible con sus deseos, ·sino.-absolutamente necesario
para eillos, empezar dando, por de pronto, Fueros y conciertos
económicos a las
regiones donde tienen ambiente popular de an
temano.
»Esas regiones
quedarían constituidas en centros "pilotos"
para una suave y
gradual generalización; hágase ésta
sin ma
ximaliamos, brus·quedadee ni
artificios,
es decir,
creando
en las
regiones restantes un
ambiente
.previo: que
ahora, por error, eomo
dice el articulista,
y por ignorancia y desidia afiadiría yo, no
existe. Que ·vayan
surgiendo en esas regiones en vez
de envidias
y
discor~ vocaciones
para
estudiar su
historia, sus peculiari
dades actuales, y
la
manera de árticularlas todas-;
hagan
esos nue
vos
estlldiosos muchos borradores y muehos- anteproyectós, y con
ellos
bajo el
brazo viajen
a las
regiones ya
forales y recórranlas
a pie para enterarse bien; que les devuelvan eaas visitas de
trabajo los expertos de las Diputaciones Forales».
«Porque dentro de cada área tampoco parece aconsejable
pro
ceder
de
golpe, sino suave y progresivamente.
V. TOTALITARISMO, LIBERALISMO DEMOCRÁTICO Y LEGÍTIMAS LIBERTADES.
Las legitimas libertades~ que siempre han tratado de defender los man-
tenedores de la existencia de un orden natural., que la tradición debe con-
servar adecuándolas a las circu.nstanci~ de tiempo y lugar, nada tienen
que ver con la ideología liberal ni con. la concepción democrática que las
ahoga con el apoyo de la. mayoría. Pera su oposición al liberalismo y a
la.
democracia del sufragio universal, no sig,úfican conformidad con el
totalitarismo estatal que ahoga esas legitima& llhertBMs personales, fa
miliares, municipales, corporativas, sociales en general.
Para ·ilustrar esta doble conkaposición, n()s parecen muy interesan
tes los párrafos que a continuación recortamru del articulo de José ,Maria
Arauz d'e Robles, UN MENSAJE SIN RESPUESTA, publicado en ABC del 22
de
ago.,to de 1975:
«La conquista del Estado, objetivo de los movimientos totali
tario~
no
podía ·ser el
nue8tro9 sino a condición de reducirlo a
sus propios
límites
y. haéer de
él la garantía
de· las legítimas li
bertades
a que
los pueblos tienen derecho- irrenundahle. Cuando
18'8 administraciones
de los· -Estados lo
hacen -todo y disponen de
todo no hay libertades .efectivae, ni, por tanto., creaciones fecundas.
»El ciudadano, dijo Ailouil~ "en tina tiranía o en una demo-
Fundaci\363n Speiro
1360
cracia, sólo participa realmente en la política por el aplauso o
la crítica al gobernante; de
esas _migaja.s se nutre ,el protagonis
mo
de·
las gentes de la masa". Pero, como advirtió Rof Carhallo,
el hombre es más importante que la Historia misma y volverá a
situarse delante de ellll\.
;a,,La crisis de nuestra civilizaeión .es Uha misma cosa que la
crisis del Estado que, bajo el imperio intelectual de Rousseau,
Napoleón impuso
a los pueblos de Europa y éstos llevaron al
resto
del mundo4
»La reconquista de las liheratdes efectivas de los pueblos no
está ni
en los
partidos de
la
democracia inorgánica, ni en el "par
tido
único" con
que
qui'sieron corregir
sus fallos los sistemas to
talitarios.
La democracia que impera en Europa, y a la que ahora
queremos recurrir para redimirnos de -
estigmas totalitarios,
no
reconoció lo que había-de ._auténtico y· universal en nuestra vic
toria,
por no haber acertado nuestro si'8tema-político a procla
mar los dereehos de. nuestra sociedad y dar vida a· Jas institucio
nes
de su específica sobei:ania.
Hoy,
quizá,
como-ayer
decía Ortega, "los
españoles han
me
jorado fabulosamente en los últimos veinte o treinta afios; pero Espafia
es más -fantasma -que nunca". No cabe su ser real en los
estrechos límites de uno o de los varios partidos que se puedan
organizar para alternar en el gobierno del Estado.
»En un reciente estudio que el
secretario general
del Centro,
Robert Schuman, publicó
en
Le Monde de 10 del pasado mes
de
mayo~ comenzaba
diciendo:
"Un cuarto
de siglo
después del
lanzamiento
del
Plan &human, Europa se encuentra más lejos
dé lo que podíamos esperar de alcanzar la unidad que en él se
preconizaba.
A pesar de que derrtro de tres años contará con un
Parlamento, elegido por sufragio, como
signo irreemplazable
de
su legitimidad popular y de
poseer en
Bruselas un aparato de
Gobierno, capaz de
traducir en hechos las
decisiones
de un eje
cutivo
naciente".
»Una vez
más, situaciones
paralel8'8 plantean
los mismos pro
blemas.
España y
Europa buscan su unidad y su armonía y
des
cubren
la insuficiencia de
los planteamientos.
El remedio no
po
demos encontrarlo en los otros países de Europa. Está en nos
otros
miemos.
»La democracia, régimen de los vencedores en las dos guerras
mundiales, no
acertó a devolver a los pueblos ni
su personalidad
frellte al Estado, ni su directa y auténtica soberanía social, raíz
de su libertad y garantía de
Sus derechos y
al
absorber el
Estado
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sus: funciones, abandonó a
los
pueblos a' su poder ere-
Fundaci\363n Speiro
ciente,. e hizo de 'SU conquista el objeto máximo de sus· aspiracio
nes y
de su posesión la
úniéa o principal garantía de sus derechos.
»Los poderes absolutos
de-lOB Estados totalitariolf, -de uno u
otro signo, fueron la-·consecuencia inevitable. La unidad y liber
tad
de las
coleetividades ·humanas quedó ·amenazada ·cuando más
se invocaba.»
VI. PoLiTICA TOTALITARIA EN LA UNIVERSIDAD.
Con este mismo título, en tercera plana de ABC del 30 de agosto de
1975, hemos leído_ el artículo de gran actua!.idad del CatedráN.co don
Víctor Gareia Hoz, del que hemos recortado las _párrafos que siguen:
..
«Que un Estado moderno no pueda despreocuparse de la edu
cación
es casi un dogma. Ahora bien, que el Estado tenga que
"realizar" la educación es otro cantar, Sin entrar en disquisicio
nes especulativas, que pudieran parecer afeetadas, puede resultar
sumamente ilustrativo, aunque pueda parecer un razonamiento
burdo~ considerar el paralelismo existente 1'ntre la
educación y
el
deBarrollo biológico. También eB mieión del Estado, sin duda
ninguna,. preocuparse de que todos &118 miembros tengan la posi
bilidad de alimentarse suficientemente. Pero. ¿ aceptaríamos que
el Estado nos sefialara el menú de cada día y tuviéramos que ir
a injeride en establecimientos públicos preparados "ad ho~"?
Lo
que
parece que dol Estado podemos esperar, y
tal vez
exigir,
e.s que cuide los condiclonam.ientOi sociales adecuados para que
cualquier
ciudadano tenga los medios suficientes para alimentarse
adecuadamente. Aunque los paralelismos nunca son perfeetos, de
algán modo pudiera deci.1'8é otro tanto de la educación. Del Es
tado po.demos esperar, y aun exigir, que ordene los elementos
de la sociedad, de tal suerte ·que cualquier ciudadano pueda re
cibir los estímulos educa.tiv9-S convenientes para el desarrollo de
su pel"Sonlidad; pero de eso ·a que al Emdo sea la única enti
dad que realice la acción educativa media un abismo:..
«La .socledad en que el: .sujeto vive _ tiene _ un papel estimula
dor para que la educación no
fracase por
falta de
elementos y
también
.regulador de aquellas telacion-es en las ~es una per
sona
se encuentra con sus semejantes a fin de que la orientación
individual de la vida de uno ·no sea obstáculo, sino más bien
aynda, en el de88rrollo de loe otros. Todavía más; los partidarios
del ,totalitarismo estatal en la educación se olvidan de que incluso
en la sociedad en la que desenvuelve su v::ida un-mjeto no es
1361
Fundaci\363n Speiro