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Número 139-140

Serie XIV

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V. Totalitarismo, liberalismo democrático y legítimas libertades

hricadas en abstracto por los . tecnócratas madrileños, y su amor
a descubrir,
respetar y
ayudar
sin empujones
la labor del tiempo
en
'1as sociedades y en los lugares. Y

comprendería que no sola­
mente
es compatible con sus deseos, ·sino.-absolutamente necesario
para eillos, empezar dando, por de pronto, Fueros y conciertos
económicos a las
regiones donde tienen ambiente popular de an­
temano.
»Esas regiones

quedarían constituidas en centros "pilotos"
para una suave y
gradual generalización; hágase ésta

sin ma­
ximaliamos, brus·quedadee ni

artificios,
es decir,
creando
en las
regiones restantes un

ambiente
.previo: que
ahora, por error, eomo
dice el articulista,
y por ignorancia y desidia afiadiría yo, no
existe. Que ·vayan
surgiendo en esas regiones en vez

de envidias
y
discor~ vocaciones

para
estudiar su

historia, sus peculiari­
dades actuales, y

la
manera de árticularlas todas-;

hagan
esos nue­
vos
estlldiosos muchos borradores y muehos- anteproyectós, y con
ellos

bajo el
brazo viajen

a las
regiones ya

forales y recórranlas
a pie para enterarse bien; que les devuelvan eaas visitas de
trabajo los expertos de las Diputaciones Forales».
«Porque dentro de cada área tampoco parece aconsejable
pro­
ceder
de

golpe, sino suave y progresivamente.
V. TOTALITARISMO, LIBERALISMO DEMOCRÁTICO Y LEGÍTIMAS LIBERTADES.
Las legitimas libertades~ que siempre han tratado de defender los man-­
tenedores de la existencia de un orden natural., que la tradición debe con-­
servar adecuándolas a las circu.nstanci~ de tiempo y lugar, nada tienen
que ver con la ideología liberal ni con. la concepción democrática que las
ahoga con el apoyo de la. mayoría. Pera su oposición al liberalismo y a
la.
democracia del sufragio universal, no sig,úfican conformidad con el
totalitarismo estatal que ahoga esas legitima& llhertBMs personales, fa­
miliares, municipales, corporativas, sociales en general.
Para ·ilustrar esta doble conkaposición, n()s parecen muy interesan­
tes los párrafos que a continuación recortamru del articulo de José ,Maria
Arauz d'e Robles, UN MENSAJE SIN RESPUESTA, publicado en ABC del 22
de
ago.,to de 1975:
«La conquista del Estado, objetivo de los movimientos totali­
tario~
no
podía ·ser el
nue8tro9 sino a condición de reducirlo a
sus propios

límites
y. haéer de

él la garantía
de· las legítimas li­
bertades

a que
los pueblos tienen derecho- irrenundahle. Cuando
18'8 administraciones

de los· -Estados lo
hacen -todo y disponen de
todo no hay libertades .efectivae, ni, por tanto., creaciones fecundas.
»El ciudadano, dijo Ailouil~ "en tina tiranía o en una demo-
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cracia, sólo participa realmente en la política por el aplauso o
la crítica al gobernante; de
esas _migaja.s se nutre ,el protagonis­
mo
de·
las gentes de la masa". Pero, como advirtió Rof Carhallo,
el hombre es más importante que la Historia misma y volverá a
situarse delante de ellll\.
;a,,La crisis de nuestra civilizaeión .es Uha misma cosa que la
crisis del Estado que, bajo el imperio intelectual de Rousseau,
Napoleón impuso
a los pueblos de Europa y éstos llevaron al
resto
del mundo4
»La reconquista de las liheratdes efectivas de los pueblos no
está ni

en los
partidos de
la
democracia inorgánica, ni en el "par­
tido
único" con

que
qui'sieron corregir

sus fallos los sistemas to­
talitarios.
La democracia que impera en Europa, y a la que ahora
queremos recurrir para redimirnos de -
estigmas totalitarios,
no
reconoció lo que había-de ._auténtico y· universal en nuestra vic­
toria,
por no haber acertado nuestro si'8tema-político a procla­
mar los dereehos de. nuestra sociedad y dar vida a· Jas institucio­
nes
de su específica sobei:ania.
Hoy,

quizá,
como-ayer
decía Ortega, "los
españoles han
me­
jorado fabulosamente en los últimos veinte o treinta afios; pero Espafia
es más -fantasma -que nunca". No cabe su ser real en los
estrechos límites de uno o de los varios partidos que se puedan
organizar para alternar en el gobierno del Estado.
»En un reciente estudio que el
secretario general

del Centro,
Robert Schuman, publicó

en
Le Monde de 10 del pasado mes
de
mayo~ comenzaba

diciendo:
"Un cuarto
de siglo
después del
lanzamiento

del
Plan &human, Europa se encuentra más lejos
dé lo que podíamos esperar de alcanzar la unidad que en él se
preconizaba.
A pesar de que derrtro de tres años contará con un
Parlamento, elegido por sufragio, como
signo irreemplazable
de
su legitimidad popular y de
poseer en

Bruselas un aparato de
Gobierno, capaz de
traducir en hechos las

decisiones
de un eje­
cutivo

naciente".
»Una vez

más, situaciones
paralel8'8 plantean
los mismos pro­
blemas.
España y

Europa buscan su unidad y su armonía y
des­
cubren

la insuficiencia de
los planteamientos.
El remedio no
po­
demos encontrarlo en los otros países de Europa. Está en nos­
otros
miemos.
»La democracia, régimen de los vencedores en las dos guerras
mundiales, no

acertó a devolver a los pueblos ni
su personalidad
frellte al Estado, ni su directa y auténtica soberanía social, raíz
de su libertad y garantía de
Sus derechos y

al
absorber el
Estado
muchas de
sus: funciones, abandonó a

los
pueblos a' su poder ere-
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ciente,. e hizo de 'SU conquista el objeto máximo de sus· aspiracio­
nes y

de su posesión la
úniéa o principal garantía de sus derechos.
»Los poderes absolutos
de-lOB Estados totalitariolf, -de uno u
otro signo, fueron la-·consecuencia inevitable. La unidad y liber­
tad

de las
coleetividades ·humanas quedó ·amenazada ·cuando más
se invocaba.»
VI. PoLiTICA TOTALITARIA EN LA UNIVERSIDAD.
Con este mismo título, en tercera plana de ABC del 30 de agosto de
1975, hemos leído_ el artículo de gran actua!.idad del CatedráN.co don
Víctor Gareia Hoz, del que hemos recortado las _párrafos que siguen:
..
«Que un Estado moderno no pueda despreocuparse de la edu­
cación
es casi un dogma. Ahora bien, que el Estado tenga que
"realizar" la educación es otro cantar, Sin entrar en disquisicio­
nes especulativas, que pudieran parecer afeetadas, puede resultar
sumamente ilustrativo, aunque pueda parecer un razonamiento
burdo~ considerar el paralelismo existente 1'ntre la

educación y
el
deBarrollo biológico. También eB mieión del Estado, sin duda
ninguna,. preocuparse de que todos &118 miembros tengan la posi­
bilidad de alimentarse suficientemente. Pero. ¿ aceptaríamos que
el Estado nos sefialara el menú de cada día y tuviéramos que ir
a injeride en establecimientos públicos preparados "ad ho~"?
Lo

que
parece que dol Estado podemos esperar, y

tal vez
exigir,
e.s que cuide los condiclonam.ientOi sociales adecuados para que
cualquier
ciudadano tenga los medios suficientes para alimentarse
adecuadamente. Aunque los paralelismos nunca son perfeetos, de
algán modo pudiera deci.1'8é otro tanto de la educación. Del Es­
tado po.demos esperar, y aun exigir, que ordene los elementos
de la sociedad, de tal suerte ·que cualquier ciudadano pueda re­
cibir los estímulos educa.tiv9-S convenientes para el desarrollo de
su pel"Sonlidad; pero de eso ·a que al Emdo sea la única enti­
dad que realice la acción educativa media un abismo:..
«La .socledad en que el: .sujeto vive _ tiene _ un papel estimula­
dor para que la educación no
fracase por
falta de
elementos y
también
.regulador de aquellas telacion-es en las ~es una per­
sona
se encuentra con sus semejantes a fin de que la orientación
individual de la vida de uno ·no sea obstáculo, sino más bien
aynda, en el de88rrollo de loe otros. Todavía más; los partidarios
del ,totalitarismo estatal en la educación se olvidan de que incluso
en la sociedad en la que desenvuelve su v::ida un-mjeto no es
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