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Número 139-140

Serie XIV

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VI. Política totalitaria en la Universidad

ciente,. e hizo de 'SU conquista el objeto máximo de sus· aspiracio­
nes y

de su posesión la
úniéa o principal garantía de sus derechos.
»Los poderes absolutos
de-lOB Estados totalitariolf, -de uno u
otro signo, fueron la-·consecuencia inevitable. La unidad y liber­
tad

de las
coleetividades ·humanas quedó ·amenazada ·cuando más
se invocaba.»
VI. PoLiTICA TOTALITARIA EN LA UNIVERSIDAD.
Con este mismo título, en tercera plana de ABC del 30 de agosto de
1975, hemos leído_ el artículo de gran actua!.idad del CatedráN.co don
Víctor Gareia Hoz, del que hemos recortado las _párrafos que siguen:
..
«Que un Estado moderno no pueda despreocuparse de la edu­
cación
es casi un dogma. Ahora bien, que el Estado tenga que
"realizar" la educación es otro cantar, Sin entrar en disquisicio­
nes especulativas, que pudieran parecer afeetadas, puede resultar
sumamente ilustrativo, aunque pueda parecer un razonamiento
burdo~ considerar el paralelismo existente 1'ntre la

educación y
el
deBarrollo biológico. También eB mieión del Estado, sin duda
ninguna,. preocuparse de que todos &118 miembros tengan la posi­
bilidad de alimentarse suficientemente. Pero. ¿ aceptaríamos que
el Estado nos sefialara el menú de cada día y tuviéramos que ir
a injeride en establecimientos públicos preparados "ad ho~"?
Lo

que
parece que dol Estado podemos esperar, y

tal vez
exigir,
e.s que cuide los condiclonam.ientOi sociales adecuados para que
cualquier
ciudadano tenga los medios suficientes para alimentarse
adecuadamente. Aunque los paralelismos nunca son perfeetos, de
algán modo pudiera deci.1'8é otro tanto de la educación. Del Es­
tado po.demos esperar, y aun exigir, que ordene los elementos
de la sociedad, de tal suerte ·que cualquier ciudadano pueda re­
cibir los estímulos educa.tiv9-S convenientes para el desarrollo de
su pel"Sonlidad; pero de eso ·a que al Emdo sea la única enti­
dad que realice la acción educativa media un abismo:..
«La .socledad en que el: .sujeto vive _ tiene _ un papel estimula­
dor para que la educación no
fracase por
falta de
elementos y
también
.regulador de aquellas telacion-es en las ~es una per­
sona
se encuentra con sus semejantes a fin de que la orientación
individual de la vida de uno ·no sea obstáculo, sino más bien
aynda, en el de88rrollo de loe otros. Todavía más; los partidarios
del ,totalitarismo estatal en la educación se olvidan de que incluso
en la sociedad en la que desenvuelve su v::ida un-mjeto no es
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únicamente la sociedad política. Hay otros grupos humanos que
también
infil.uyen en
la
educación. Y existe sobre todo la fami­
lia,
eritidad a la que,, en defecto, de la propia capacidad personal
de
un sujeto que se halla en los primeros años de su vida, es
menester atribuirle la responsabilidad y., por consiguiente, o.tor­
glll'le
la libertad necesaria para que pueda cumplir su misión de
nutrir espiritualmente
a su& miembros lo mismo que también se
encarga de
su nutrición material.
:s,.Claro está

que
si la persona y la familia son entidades que
han de someterse a la autoridad absoluta del &tado, es perfecta­
mente .congruente que la educación se consid&e como una fun­
ción exclusiva de la '8.-Ctividad estatal. Y esto es precisamente lo
que ocurre en
el Estado marxista; la
política comunista
se apre­
suró

a
recoger la idea napoleónica del estatismo docente para
llevarla a sus últimas consecuencia-e.
»En medio de la actual confusión de ideas bueno será que se
diga
con · claridad que cualquier dificultad que ilegítimamente se
oponga

al desarrollo de
la educación privada es un paso hacia la
sociedad totalitaria,
sea de un color o de otro; tal como están
hoy

las
cosas, es

un
pe.so hacia la sociedad comunista.
:.-Desde
otro pUllto de vista, ya hace afi.os Messner escribió en
«~a cuestión social> que d bien común alcanza mayor amplitud
y riqueza cuanto mayores posibilidades de despliegue tengan las
iniciativas de los individuos y .cuanto máe se limite la autoridad
estatal a una actividad puramente dif'ectiva, coordinadora y de
supervi,sión. Lo que Mesm.er dice' con rel'8,ción a cua-lquier ac­
tividad

humana
tiene especial

relieve en el
campo de la educa­
ción. Porqu~ efectivamente, el desarrollo de la calidad educativa
se ha debido en su mayor parte a iniciativas privadas nacidas
al
margen de la actividad oficial del F.stado. Y esta afirmación
no vale únicamente pafa los tiempos '8.Dtiguos en los que la ac­
tividad
educativa estatal era prácticamente nula. Tiéne también
validez
para los tieinpos actuales, en los que la actividad oficial
tiende a convertir la educación en un proceSO rígido en el que
las normáS admiriistrativás tienen Primacía sobre cualquier otro
problema

que
18 educación pudiera plantear».
«La de«esperante lentitud lldministratlva, la sórdida indife­
rencia burocrática, el · trabajoso expediente que obliga a caminar
de disposición en disposición oficial como quien· ·atraviesa un río
ponieirdo el Pie en las piedras que sobresalen del agua, dificul­
tan,
cuando no
ahogan, muebas inieiátivas que ayudS:rían al pro­
. pio F.stado a resolver bastantes problemas que se han creado
artificialmente
en el terreno · de la educación. Con estas dificul-
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tades se présta un buen servicio .al totalitarismo~ del que teóri­
camente
todo el mundo abomina. Porque por éncima de las po­
lémicas teóricas el problema está planteado-hoy entré los países
comunistas
o comunistizantes en loe cuales· la educación privada
ha desaparecido o
e&tá desapareciendo y los países no totalitarios
donde la educación privada sigue cumpliendo su misión».
VII. Los SERVICIOS M001cos, LA SEGURIDAD SOCIAL, EL SOCIALISMO Y LA
LIBERTAD.
Con gran oportunidad Maourd de Santa Cruz ha abordado, con el
título
SocIALISMO Y LIBERTAD, en EL PENSAMIENTO NAV AF/R.O del
23
de agosto de 1975, una de las secuelas del co,rflkto de ámbito nacional
entre el l. N. P. y los M~ l. R,., que le. ha inspirado el comentario del
que -recortamos casi todos sus párrafos:
«Desde muy divenias y aun contradictorias plantaformas polí­
ticas
11e viene a,dvirti.endo a la gente desde hace .ya muchos afios
que la libertad sin dinero es un camdo. Claro. que la situación
contraria,

también;
el dinero sin liher-tad pierde gran part,e de
su encanto, Interesa, pu~ HegDrar los dos términos a la vez,
libertad y dinero.
»El socialismo les combate a los dos por igual, como si el
control de uno solo no le bastara para tranquilizar su afán do­
minador.
»Entre las mue.has cuestiones de jugoso contenido político que
ha
pue.to de manifiesto el reeiente conflicto de los M. l. R.
(médicos internos
y residentes del Seguro de Enfermedad), hay
una que explica coit naturalidad, -claridad y concisión -d:ignas de
no pasar inadvertidas, uno de los dichos ~'alicientes~' del tro·
cialismo».
«En el fuego cruzado de notas y contranotas de ese conflicto,
el Colegio de Médicos de Madrid produjo una (vid. EL PEN­
SAl\fiENTO NAVARRO de 2-8-75) cuyo punto enarto éliee tex­
tualmente a&í:
»4.-Dado el monopolio sanitario del l. N. P., la sanción de
estos compañeros lleva aparejada prácticamente lá imposibilidad
de encontrar nuevos puestos de trabajo>.
«El socialismo es -recordémoslo tina ·vez más-, · el · monopo·
lío por el Estado de los medios de producción y de Im servicios.
El actual Estado espafiol no es del todo socialista, pero -en lo
referente a la asistencia médica, e-í. Como dice la nota citada, el
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