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Número 139-140

Serie XIV

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VII. Los servicios médicos, la Seguridad Social y la libertad

tades se présta un buen servicio .al totalitarismo~ del que teóri­
camente
todo el mundo abomina. Porque por éncima de las po­
lémicas teóricas el problema está planteado-hoy entré los países
comunistas
o comunistizantes en loe cuales· la educación privada
ha desaparecido o
e&tá desapareciendo y los países no totalitarios
donde la educación privada sigue cumpliendo su misión».
VII. Los SERVICIOS M001cos, LA SEGURIDAD SOCIAL, EL SOCIALISMO Y LA
LIBERTAD.
Con gran oportunidad Maourd de Santa Cruz ha abordado, con el
título
SocIALISMO Y LIBERTAD, en EL PENSAMIENTO NAV AF/R.O del
23
de agosto de 1975, una de las secuelas del co,rflkto de ámbito nacional
entre el l. N. P. y los M~ l. R,., que le. ha inspirado el comentario del
que -recortamos casi todos sus párrafos:
«Desde muy divenias y aun contradictorias plantaformas polí­
ticas
11e viene a,dvirti.endo a la gente desde hace .ya muchos afios
que la libertad sin dinero es un camdo. Claro. que la situación
contraria,

también;
el dinero sin liher-tad pierde gran part,e de
su encanto, Interesa, pu~ HegDrar los dos términos a la vez,
libertad y dinero.
»El socialismo les combate a los dos por igual, como si el
control de uno solo no le bastara para tranquilizar su afán do­
minador.
»Entre las mue.has cuestiones de jugoso contenido político que
ha
pue.to de manifiesto el reeiente conflicto de los M. l. R.
(médicos internos
y residentes del Seguro de Enfermedad), hay
una que explica coit naturalidad, -claridad y concisión -d:ignas de
no pasar inadvertidas, uno de los dichos ~'alicientes~' del tro·
cialismo».
«En el fuego cruzado de notas y contranotas de ese conflicto,
el Colegio de Médicos de Madrid produjo una (vid. EL PEN­
SAl\fiENTO NAVARRO de 2-8-75) cuyo punto enarto éliee tex­
tualmente a&í:
»4.-Dado el monopolio sanitario del l. N. P., la sanción de
estos compañeros lleva aparejada prácticamente lá imposibilidad
de encontrar nuevos puestos de trabajo>.
«El socialismo es -recordémoslo tina ·vez más-, · el · monopo·
lío por el Estado de los medios de producción y de Im servicios.
El actual Estado espafiol no es del todo socialista, pero -en lo
referente a la asistencia médica, e-í. Como dice la nota citada, el
1363
Fundaci\363n Speiro

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Instituto Nacional de Previsió~ a través del Seguro Obligatorio
de
Enfermedad tienQ .el monopolio unitario; y de esa situación
fluye inmediatamente otra, señalada en la nota a continuación,
que es que "en la práctica", es imposible encontrar nuevos pues­
tos de trabajo fuera de esa Mganización. O por lo menos, muy
difícil y laborioso, lo cual no altera mi comentario.
:tEste caso coner~, que

tomamos
de la vida real, ilustra bien
la
situación general de
los. empleados de un servicio o empresa
socializados.
Cuando son despedidos no pueden encontrar otros
patronos
entre loa cuales escoger un,

nuevo amo. Y
además, en
sus problemas lahOl"ales, el estado-empresario es a la vez juez
y
parte.
»En cambio, en una situación de libertad de la iniciativa pri­
vada, de mercado libre aunque controlado, hay varios y aun
muchos patronos donde escoger: ñ falla uno se encuentran otros;
porque aunque ellos mantienen sus toques de codos y se avi­
san, también tienen 8118 rivalidades 'y recíprocas deslealtades. Y
además, frente a cualquiera de ·ellos, se puede siempre recu­
rrir
a, 'QD Estado que será juez sin ser parte>.
«Los abusos dél capitalismo, del obrerismo, o de otras varie­
dades, no son esenciales . al sistema del mercado libre y de res­
peto
y fomento a la iniciativa particular; son '8.ceidentales, y
por
ello
pueden y deben ser evitados, o cuando menos tenidos
a raya, bien por las propias organizaciones obreras, o de em­
pleados, o de
empresarios, bien
por las de consumidores y usua­
rios, y
eiempre por

el
Estado en función de garante del bien
común,
pero
nunca "parte" simultáneamente.
»El socialismo es el poder de uno solo. el Estado, Y además,
sin apelación posible, porque no tolera la formación de asocia­
ciones intermedias entre,
él y fos individuos, que puedan inter­
pelarle.
El capitalismo es

el poder de
unos pocos, con posibili­
dad de apelación, ciertamente que no siempre eficaz, al Estado
y a otras
asociaciones; pero algo se va ganando en libertad. En
la eoeiedad organizada ti-adicionalmente, el poder está repartí•
do

en
un enjambre de individuos, asociaciones e instituciones,
con posibHid-ad de apelar a todas frente a una; todo ello presi­
dido por el Rey, legítimo en su origen y en -su ejercicio, que es
padre de todos; independiente de todo8 y que procede a imagen
y semejanza de Dios en lo que Este tiene -según San Pablo-,
de
"gran coordinador"»-.
Fundaci\363n Speiro