Índice de contenidos
Número 223-224
Serie XXIII
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
Razón humana y cultura histórica
-
El arte de comprender la historia
-
Objetividad y verdad en historia
-
El pecado colectivo: existencia y naturaleza
-
El marxismo y el cristianismo. Apuntes de una conferencia
-
La otra revolución
-
La democracia, ¿legitimadora del derecho?
-
La teología de la liberación en acción: La denominada «Iglesia de los pobres» utilizada por la iglesia de la revolución
-
El neo-politeísmo
-
Forjadores de México (IV)
-
«La societá partecipativa» de Pier Luigi Zampetti
-
El mal de la democracia moderna. Del error a la autodestrucción. A propósito de los libros : Cuando la rosa se marchite, de Alain Peyrefitte y Comment les démocraties finissent , de jean-François Revel
-
- Actas
-
Información bibliográfica
-
Martirián Brunsó Verdaguer: España sin rumbo
-
Álvaro del Portillo: Descubrimientos y exploraciones en las costas de California
-
Armando Bandera, O.P.: Paulo Freire, un pedagogo
-
Una conferencia de José María Mardones: Esperanza cristiana y utopías intrahistóricas
-
General Ramón Salas Larrazábal: Los fusilados en Navarra en la guerra de 1936
-

Autores
1984
Álvaro del Portillo: Descubrimientos y exploraciones en las costas de California
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
por este libro que, si bueno en términos generales, resultará ex
celente para los jóvenes que se acercan a la historia de España. Sólo hay que lamentar en él una poco afortunada corrección
de pruebas, causa de errores sobre todo en nombres propios. Con
vistas a una futura reedición, que sería muy deseable, señalo al
autor en un apresurado repaso las páginas
25, 34, 46, 59, 125,
141, 145
y 160.
No es este el momento de señalar algunas discrepancias de
matiz con el autor sobre puntos muy concretos de historia. To das ellas de carácter secundario y más propias de estudiosos que
del público en general. La valoración es pues absolutamente
po
sitiva. Si se hubieran escrito más libros como el que comentamos
muy otra sería la idea que de España tendrían nuestros conciuda danos de hoy. Muy otra
y mucho más exacta,
FRANCISCO JosÉ FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA.
Alvaro del Portillo: DESCUBRIMIENI'OS Y
EXPLORACIONES EN LAS COSTAS DE CALIFORNIA(*)
«El honor de dar América al mundo pertenece a España;
no solamente el honor del descubrimiento, sino el de una ex-.
ploración que duró varios siglos y que ninguna otra nación ha igualado en región alguna». Estas palabras del gran hispanista Carlos F. Lummis, en sus
libros de vindicación de la acción española en América, vienen a
mi pensamiento al terminar la lectura del libro del Dr. D. Al
varo del Portillo. Presentado como tesis doctoral de Filosofía
y Letras en la Universidad de Madrid, el año 1934, ha sido
reeditado
a· finales
de 1982, una
vez ampliado
considerablemente
en las notas (desde 1934 a hoy, se han editado estudios sobre
el tema tan importantes como los de Aschman, Davis, León
Portilla, Valadés y V
elázquez) e
introducido en el texto varia
ciones importantes. Al autor -hoy Prelado, en primera prela
tura, del Opus Dei- le pareció este camino «el mejor,
el más
adecuado que servía a los ruegos de muchos amigos que querían
tener en sus manos una obra agotada hace al menos un cuarto
de siglo». La
raz6n española de esta obra, en línea con los ideales que
inspiran esta Revista, no es otra que la propia de la hispanidad,
es decir, la cifra de lo mejor
de la historia de todos los pueblos
hispanos, con un sentido geográfico intercontinental -que los descubridores de los siglos xv, xvr y xvrr ensancharon hasta
límites asombrosos-,
que habla de promoción a la cultura, y
un sentido ético que recoge
el alto ideal, que Menéndez y Pe
layo reflejó con maestría singular en su célebre Epílogo a la
(*) Ed. Rialp, Madrid, 1982, 500 págs.
558
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Historia de fos Heterodoxos: evangelización de la mitad del
Orbe, defensa de los derechos humanos, fe en la salvación de
todos los hombres
y promoción elevadora de todos los pueblos
hermanados entre sí. «Esa fue nuestra grandeza y nuestra uni
dad; no tenemos otra».
De las dos clases de héroes, la de los viajeros y descubrido
res,
y la de los conquistadores, ambas pasmosas, ambas imbui
das en un mismo ideal -las sombras del cuadro de los descu
brimientos y de
la conquista no hacen sino realzar los fulgores
de aquellas hazañas gracias a las que hoy es América un con tinente
cristiano--, el
autor de esre libro recensionado ha elegido
la primera, situando a sus héroes en el espacio geográfico con
cretado entre los paralelos 22.' á
44.", lugares
que abordaron
las expediciones de Andrés Tapia, enviado por Cortés, luego del descubrimiento de California en 15 3 3, y las de Cabrillo y
Bartolomé Ferrelo, llegados a las cercanías del Cabo Blanco en
1542-1543; a aquella latitud que Drake se
tÚanaba de haber
alcanzado casi un siglo después. Y, situándolos en el tiempo, desde la Conquista a las expe
diciones
y navegaciones de Pedro Porter entre 1635 y 1650,
año en que se cierra la historia de los descubrimientos geográ
ficos de California con esa prócer figura aragonesa. Hombre
--dice del
Portillo--«de
entereza de ánimo poco común, de
gran
valor personal al servicio de la patria; magoánimo y desin
teresado, sirviendo al Rey sin percibir enmolumentos
y gastando
en su favor su salud
y su fortuna; que regaló al Monarca los
bajeles con los que había realizado sus grandes descubrimien tos. Remate digoo del que había empleado su vida al servicio
de los grandes ideales». En este libro se sacan a la luz estos grandes ideales de estos
grandes españoles. Los nombres, además de los citados, de Ulloa,
Alarcón, Vizcaíno, Cardona, !turbe ( ¡cuánto vasco españolísimo!) y Ortega,
asentaron las correrlas de
Cabeza de Vaca, Soto, Fray
Marcos, Coronado
y Garcés, y llenaron de nombres de santos,
en castellano, toda
la costa americana.
Pero
el autor nos dá también una razón especial, personal,
para sacar de nuevo su trabajo en esta segunda edición, con ho nores de primera. Cito sus palabras: «Estas personas del pasado,
con los que entablé una peculiar relación de amistad, no son para
mí personajes fríos, envueltos en la asepsia documental; los
veo, al contrario, como algo vivo. Sus virtudes, sus defectos,
fáciles por otra parte de observar,
acaban por
ser familiares;
con las primeras se corre el riesgo de magoificarlas
sin querer,
por lo cual es imprescindible serenar lo escrito; con los vicios, que se comprenden, hay que resistir la tentación de justificarlos.
Pero debo decir sin exageración alguna que en estos hombres
los valores positivos de que hacen gala superan con mucho los
aspectos negativos. En todos ellos, aunque en diferente grado,
deslumbra el dertoche de valor, en ocasiones temerario, al que
559
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
apenas si daban importancia; .la envidiable tenacidad con que
vuelven de nuevo a comenzar otra expedición desGUhridora tras
el evidente fracaso de la anterior; el hondo sentido del honor
llevado a
.límites que,
si entonces eran corrientes, hoy pueden
parecer a algunos exagerados e incluso molestos; la profunda
ilusi6n, continuamente renovada, de servir a
la patria con una
dedicación constante;
la escasa atención con que miran la muer
te, porque ven siempre su vida proyectada en la trascendencia ...
Y es conveniente que nadie vea exageración en mis palabras
tras haber confesado mi afecto por los misioneros, soldados y ma
rinos que exploraron las costas de California entre 1532 y 1650». La
lectura de
este libro, hasta hoy sólo conocido por
especia.
listas, seguramente hará que recapacitemos en esas virtudes hu
manas -muchas también sobrenaturales- de los grandes espa
ñoles que llevaron el nombre de la patria a los últimos rincones del mundo. El V Centenario del Descubrimiento debe estar ja
lonado por sus nombres.
JAVIER NAGORE YÁRNOZ.
Armando Bandera, O. P.: PAULO FREIRE,
UN PEDAGOGO
(*)
Por vez primera estamos ante un libro sobre Paulo Freire
que, verdaderamente, merece la pena leerse. Hasta ahora, casi todo
(1) era admiración, elogio, panegírico, tanto de su figura
como de su filosofía, de su «educación», de su método. Obras
como las de Fausto Franco, Jesús Arroyo, Rogelio Blanco, Julio
Barreiro, Hernani Fiori y José Luis Fiori, todo era franca acepta
ción, exposición admirativa. O repetición y asimilación como en las de S.
Sánchez, Ruiz Olabuénega,
Miguel Martí, Raimundo
Barros,
y un largo etcétera que no tiene objeto señalar. Para
(*) Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, 1981, 205 págs.
(1) Como excepción pueden señalarse: Víctor García Hoz, «La llamada
educaci6n liberadora»
en
Roca Viva (Madrid), núm. 76, abril de 1974, pá
ginas 249-253
y núm. 77, mayo de 1974, págs. 326-328; «La educación
liberadora de Paulo
Freire>, en Educadores, núm. 77, marzo-abril de 1974,
págs. 161-171. Mons. Laureano Castán Lacoma, «E
angelización y cateque
sis», en Boletin Oficial del Obispado de Sigüem:a-Guadalaiara, abril de
1974;
Boletin Oficial del Arzobispado de Toledo, mayo de 1974; suple
mento á1 núm. 76 de Roca Viva, abril de 1974. Estanislao Cantero, Paulo
Freire y
la educación
liberadora, Speiro, Madrid, 197.5; también en Verbo
(Madrid), núms. 133-134, marzo.abril de 1975, págs. 361-429; y en Verbo
(Buenos Aires), núm. 153, junio de 1975, págs. 39-64 y núm. 154, julio
dé 1975, págs. 19-44. L'Action Seo/aire, núm. 8, abril de 1975, «La peda
gogie de Paulo Freire»,
págs. 3-12. Alberto Caturelli. «El
marxismo en la
pedagogía de Paulo Freire», en Mikael (Revista del Seminario de Paraná),
año 4, núm. 12, tercer cuatrimestre de 1976, págs. 1.5-38; también recogido
en Reflexiones para una filosofia cristiana de la educaci6n, Universidad Na
cional de Córdoba (Argentina), Córdoba, 1982.
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por este libro que, si bueno en términos generales, resultará ex
celente para los jóvenes que se acercan a la historia de España. Sólo hay que lamentar en él una poco afortunada corrección
de pruebas, causa de errores sobre todo en nombres propios. Con
vistas a una futura reedición, que sería muy deseable, señalo al
autor en un apresurado repaso las páginas
25, 34, 46, 59, 125,
141, 145
y 160.
No es este el momento de señalar algunas discrepancias de
matiz con el autor sobre puntos muy concretos de historia. To das ellas de carácter secundario y más propias de estudiosos que
del público en general. La valoración es pues absolutamente
po
sitiva. Si se hubieran escrito más libros como el que comentamos
muy otra sería la idea que de España tendrían nuestros conciuda danos de hoy. Muy otra
y mucho más exacta,
FRANCISCO JosÉ FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA.
Alvaro del Portillo: DESCUBRIMIENI'OS Y
EXPLORACIONES EN LAS COSTAS DE CALIFORNIA(*)
«El honor de dar América al mundo pertenece a España;
no solamente el honor del descubrimiento, sino el de una ex-.
ploración que duró varios siglos y que ninguna otra nación ha igualado en región alguna». Estas palabras del gran hispanista Carlos F. Lummis, en sus
libros de vindicación de la acción española en América, vienen a
mi pensamiento al terminar la lectura del libro del Dr. D. Al
varo del Portillo. Presentado como tesis doctoral de Filosofía
y Letras en la Universidad de Madrid, el año 1934, ha sido
reeditado
a· finales
de 1982, una
vez ampliado
considerablemente
en las notas (desde 1934 a hoy, se han editado estudios sobre
el tema tan importantes como los de Aschman, Davis, León
Portilla, Valadés y V
elázquez) e
introducido en el texto varia
ciones importantes. Al autor -hoy Prelado, en primera prela
tura, del Opus Dei- le pareció este camino «el mejor,
el más
adecuado que servía a los ruegos de muchos amigos que querían
tener en sus manos una obra agotada hace al menos un cuarto
de siglo». La
raz6n española de esta obra, en línea con los ideales que
inspiran esta Revista, no es otra que la propia de la hispanidad,
es decir, la cifra de lo mejor
de la historia de todos los pueblos
hispanos, con un sentido geográfico intercontinental -que los descubridores de los siglos xv, xvr y xvrr ensancharon hasta
límites asombrosos-,
que habla de promoción a la cultura, y
un sentido ético que recoge
el alto ideal, que Menéndez y Pe
layo reflejó con maestría singular en su célebre Epílogo a la
(*) Ed. Rialp, Madrid, 1982, 500 págs.
558
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Historia de fos Heterodoxos: evangelización de la mitad del
Orbe, defensa de los derechos humanos, fe en la salvación de
todos los hombres
y promoción elevadora de todos los pueblos
hermanados entre sí. «Esa fue nuestra grandeza y nuestra uni
dad; no tenemos otra».
De las dos clases de héroes, la de los viajeros y descubrido
res,
y la de los conquistadores, ambas pasmosas, ambas imbui
das en un mismo ideal -las sombras del cuadro de los descu
brimientos y de
la conquista no hacen sino realzar los fulgores
de aquellas hazañas gracias a las que hoy es América un con tinente
cristiano--, el
autor de esre libro recensionado ha elegido
la primera, situando a sus héroes en el espacio geográfico con
cretado entre los paralelos 22.' á
44.", lugares
que abordaron
las expediciones de Andrés Tapia, enviado por Cortés, luego del descubrimiento de California en 15 3 3, y las de Cabrillo y
Bartolomé Ferrelo, llegados a las cercanías del Cabo Blanco en
1542-1543; a aquella latitud que Drake se
tÚanaba de haber
alcanzado casi un siglo después. Y, situándolos en el tiempo, desde la Conquista a las expe
diciones
y navegaciones de Pedro Porter entre 1635 y 1650,
año en que se cierra la historia de los descubrimientos geográ
ficos de California con esa prócer figura aragonesa. Hombre
--dice del
Portillo--«de
entereza de ánimo poco común, de
gran
valor personal al servicio de la patria; magoánimo y desin
teresado, sirviendo al Rey sin percibir enmolumentos
y gastando
en su favor su salud
y su fortuna; que regaló al Monarca los
bajeles con los que había realizado sus grandes descubrimien tos. Remate digoo del que había empleado su vida al servicio
de los grandes ideales». En este libro se sacan a la luz estos grandes ideales de estos
grandes españoles. Los nombres, además de los citados, de Ulloa,
Alarcón, Vizcaíno, Cardona, !turbe ( ¡cuánto vasco españolísimo!) y Ortega,
asentaron las correrlas de
Cabeza de Vaca, Soto, Fray
Marcos, Coronado
y Garcés, y llenaron de nombres de santos,
en castellano, toda
la costa americana.
Pero
el autor nos dá también una razón especial, personal,
para sacar de nuevo su trabajo en esta segunda edición, con ho nores de primera. Cito sus palabras: «Estas personas del pasado,
con los que entablé una peculiar relación de amistad, no son para
mí personajes fríos, envueltos en la asepsia documental; los
veo, al contrario, como algo vivo. Sus virtudes, sus defectos,
fáciles por otra parte de observar,
acaban por
ser familiares;
con las primeras se corre el riesgo de magoificarlas
sin querer,
por lo cual es imprescindible serenar lo escrito; con los vicios, que se comprenden, hay que resistir la tentación de justificarlos.
Pero debo decir sin exageración alguna que en estos hombres
los valores positivos de que hacen gala superan con mucho los
aspectos negativos. En todos ellos, aunque en diferente grado,
deslumbra el dertoche de valor, en ocasiones temerario, al que
559
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
apenas si daban importancia; .la envidiable tenacidad con que
vuelven de nuevo a comenzar otra expedición desGUhridora tras
el evidente fracaso de la anterior; el hondo sentido del honor
llevado a
.límites que,
si entonces eran corrientes, hoy pueden
parecer a algunos exagerados e incluso molestos; la profunda
ilusi6n, continuamente renovada, de servir a
la patria con una
dedicación constante;
la escasa atención con que miran la muer
te, porque ven siempre su vida proyectada en la trascendencia ...
Y es conveniente que nadie vea exageración en mis palabras
tras haber confesado mi afecto por los misioneros, soldados y ma
rinos que exploraron las costas de California entre 1532 y 1650». La
lectura de
este libro, hasta hoy sólo conocido por
especia.
listas, seguramente hará que recapacitemos en esas virtudes hu
manas -muchas también sobrenaturales- de los grandes espa
ñoles que llevaron el nombre de la patria a los últimos rincones del mundo. El V Centenario del Descubrimiento debe estar ja
lonado por sus nombres.
JAVIER NAGORE YÁRNOZ.
Armando Bandera, O. P.: PAULO FREIRE,
UN PEDAGOGO
(*)
Por vez primera estamos ante un libro sobre Paulo Freire
que, verdaderamente, merece la pena leerse. Hasta ahora, casi todo
(1) era admiración, elogio, panegírico, tanto de su figura
como de su filosofía, de su «educación», de su método. Obras
como las de Fausto Franco, Jesús Arroyo, Rogelio Blanco, Julio
Barreiro, Hernani Fiori y José Luis Fiori, todo era franca acepta
ción, exposición admirativa. O repetición y asimilación como en las de S.
Sánchez, Ruiz Olabuénega,
Miguel Martí, Raimundo
Barros,
y un largo etcétera que no tiene objeto señalar. Para
(*) Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, 1981, 205 págs.
(1) Como excepción pueden señalarse: Víctor García Hoz, «La llamada
educaci6n liberadora»
en
Roca Viva (Madrid), núm. 76, abril de 1974, pá
ginas 249-253
y núm. 77, mayo de 1974, págs. 326-328; «La educación
liberadora de Paulo
Freire>, en Educadores, núm. 77, marzo-abril de 1974,
págs. 161-171. Mons. Laureano Castán Lacoma, «E
angelización y cateque
sis», en Boletin Oficial del Obispado de Sigüem:a-Guadalaiara, abril de
1974;
Boletin Oficial del Arzobispado de Toledo, mayo de 1974; suple
mento á1 núm. 76 de Roca Viva, abril de 1974. Estanislao Cantero, Paulo
Freire y
la educación
liberadora, Speiro, Madrid, 197.5; también en Verbo
(Madrid), núms. 133-134, marzo.abril de 1975, págs. 361-429; y en Verbo
(Buenos Aires), núm. 153, junio de 1975, págs. 39-64 y núm. 154, julio
dé 1975, págs. 19-44. L'Action Seo/aire, núm. 8, abril de 1975, «La peda
gogie de Paulo Freire»,
págs. 3-12. Alberto Caturelli. «El
marxismo en la
pedagogía de Paulo Freire», en Mikael (Revista del Seminario de Paraná),
año 4, núm. 12, tercer cuatrimestre de 1976, págs. 1.5-38; también recogido
en Reflexiones para una filosofia cristiana de la educaci6n, Universidad Na
cional de Córdoba (Argentina), Córdoba, 1982.
560
Fundaci\363n Speiro