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Número 223-224

Serie XXIII

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Armando Bandera, O.P.: Paulo Freire, un pedagogo

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
apenas si daban importancia; la envidiable tenacidad con que
vuelven de nuevo a comenzar otra expedición descubridora tras
el evidente fracaso de la anterior; el hondo sentido del honor llevado a
-límites que,

si entonces eran corrientes, hoy pueden
parecer a algunos exagerados e incluso molestos; la profunda
ilusión, continuamente renovada, de servir a la patria con una
dedícaci6n constante;
la escasa atenci6n con que miran la muer­
te, porque ven siempre su vida proyectada en la trascendencia ...
Y es conveniente que nadie vea exageración en mis palabras tras haber confesado
mi afecto por los misioneros, soldados y ma­
rinos que exploraron las costas de California entre 1532
y 1650».
La lectura de este libro, hasta hoy sólo conocido por especia­
listas, seguramente hará que recapacitemos en esas virtudes hu­
manas -muchas también sobrenaturales-- de los grandes espa­ ñoles que llevaron el nombre de
la patria a los últimos rincones
del mundo. El V Centenario del Descubrimiento debe estar ja­
lonado por sus nombres.
JAVIER NAGORE YÁRNOZ.
Armando Bandera, O. P.: PAUW FREIRE,
UN
PEDAGOGO(*).
Por vez primera estamos ante un libro sobre Paulo Freire
que, verdaderamente, merece la pena leerse. Hasta ahora, casi
todo ( 1) era admiración, elogio, panegírico, tanto de su figura
como de su filosofía, de su «educación», de su método. Obras
como las de Fausto Franco, Jesús Arroyo, Rogelio Blanco, Julio
Barreiro, Hernani Fiori y José Luis Fiori, todo era franca acepta­
ción, exposición admirativa. O repetición y asimilación como en
·
las

de S. Sánchez, Ruiz Olabuénega, Miguel
Martí, Raimundo
Barros,

y un largo etcétera que no tiene objeto señalar. Para
(*) Universidad Ca_t6lica Andrés Bello, Caracas, 1981, 205 págs.
(1) Como excepción pueden señalarse: Víctor Garcla Hoz, «La llamada
educaci6n liberadora• en Roca Viva (Madrid), núm. 76, abril de 1974, pá­
ginas 249-253 y núm. 77, mayo de 1974, págs. 326-328; «La educaci6n
Jibersdora
de Paulo
Freire•, en Educadores, núm.

77,
marzo.abril de 1974,
págs.

161-171. Mons. Laureano
Castán Lacoma, «Evangelizaci6n y cateque­
sis», en
Boletln Oficial

del Obispado de
Sigüenza-Guadala/ara, abril
de
1974;
Boletln Oficial del Arzobispado de Toledo, mayo de 1974; snple­
mento á.I núm. 76 de Roca Viva, abril de 1974. Estanislao Cantero, Paulo
Preire y

la educación
liberadora, Speiro, Madrid, 1975; también en Verbo
(Madrid), núms. 133-134, marzo.abril de 1975, págs. 361-429; y en Verbo
(Buenos Aires), núm. 153, junio de 1975, págs. 39-64 y núm. 154, julio
dé 1975, págs. 19-44. L'Action Seo/aíre, núm. 8, abril de 1975, «La peda­
gogie de Paulo Freire», págs. 3-12. Alberto Caturelli. «El marxismo en la
pedagogía de Paulo Freire», en Mikael (Revista del Seminario de Parsná),
año 4, núm. 12, tercer cuatrimestre de 1976, págs. 15-38; también recogido
en Reflexiones para una filoso/la cristiana de la educación, Universidad Na­
cional de Córdoba (Argentina), Córdoba, 1982.
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INFORMA.CION BIBLIOGRAFICA
todos sus admiradores, parece que la educación y la pedagogía
no hubiera existido antes de Paulo Freire
y solamente su «educa­
ción» y su método, dignos de merecer la atención. La educación
y la pedagogía para sus seguidores tiene una clara línea diviso­
ria: antes de Paulo Freire
y a .partir de él.
El P. Armando Bandera, profesor de Eclesiología en el Ins­
tituto Teológico de San Esteban de Salamanca, que anteriormente
ya
había escrito

un valioso libro sobre
la nueva «teología» y su
concepto de la liberación (2), ha escrito un buen libro sobre
Paulo Freire. Libro en
el. que,

a pesar de no
ser favorable
a
las
ideas, fines y métodos de Freire, se ve que se ha acercado a él
sin animadversión alguna hacia su persona -a mi modo de ver,
casi

con simpatía-, dejando hablar al propio Freire con ampli­
tud, de forma que es
el mismo Freire quien se expresa y se ex­
plica a sí mismo en sus páginas.
· La

valoración y
la crítica de
sus ideas, de su método «educativo», ciertamente
. acertada
y
efectuada al hilo de los escritos de Freire, se realiza a
la luz del
sentido común, de
la filosofía y de la doctrina católica. Si con
ello
la «educación liberadora» de Paulo Freire queda descalifi­
cada no es por otra
ruón que

por ser inconciliable e incompati­
ble con
la naturaleza humana y con la religión católica.
El P. Bandera no juzga a Freire, sino que continuamente
deja a salvo su intención y su profesión de
fe. católica

-pues
Freire se define como católico--, pero no puede dejar de
ob~­
var
que,

objetivamente, las ideas, los fines y los métodos de
la educación liberadora de Freire están muy lejos de la doctrina católica, hasta el punto de ser incompatible con
la religión ca­
tólica. El P. Armando Bandera muestra con suficiente claridad que
Freire no tiene más preocupación que
la de lograr instaurar una
sociedad utópica, de
la que su profeta no sabe cómo será y que
anuncia como
inédito viable, aunque no deje de observarse que
la realidad en la que ese anuncio desemboca es la de la socie­
dad de la Cuba de Castro. Para ello no hay otro camino que el
de la educación liberadora y su método. Todo
lo que no con­
duzca a esa meta, a través del desarrollo de la conciencia crí­
tica, es alienación y opresión. Mediante la concientización Freire
se propone que los oprimidos, a través de la praxis, conscien­ tes de su condición, se liberen y liberen a los opresores. Así,
las estructuras de dominación desaparecerán y el
inédito viable
se hará realidad. Pese a todas las contradicciones y antinomias
que encierra
la construcción de Freire --algunas de las cuales
señala el

P. Bandera-, tras esa revolución permanente se en­
cuentra, como telón de fondo y prácticamente como ejemplo de
sociedad crítica que hay que fabricar,
la Cuba castrista que es
la sociedad que merece los elogios de Freire.
(2) Armando Bandera, La Iglesia ante el proceso de /iberaci6n, BAC,
Madrid, 1975.
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
El P. Bandera analiza con rigor fa exposición de Freire y
las conclusiones que va sacando no tieoeo vuelta de hoja.
Así, la auseocia de raíces cristianas eo la ideología de Freire
la muestra el P. Bandera con dejar hablar a uno de sus
admi­
radores, Jesús Arroyo, y señalar a continuación que las virtudes
que se resaltan como el amor, la
fe, la humildad, la confianza,
la esperanza o el diálogo, no son exclusivameote cristianas y sobre· todo, no
lo son eo absoluto eo la ideología de Freire, que
con toda claridad y rotundidad,
opta por alguieo y contra alguien.
No lo es tampoco la trascendencia que «queda reducida a la ca­
pacidad de saltar hacia adentro, eo los conteoidos latentes de la
historia», porque «se quiere evitar
a. toda

costa la trascendeocia
hacia los cielos cori. el

pretexto de que con ello se podría dar
lugar a huidas
evasivas»_ (pág.

27-28). Tampoco lo es el pecado,
que es considerado como una ofensa contra el mismo hombre,
dejando a
un. lado.

y prescindieodo de que lo eseocial del pecado
es ser una ofensa a Dios. También señala como la concientización para Freire no es
más que la
ton,a de

conciencia de clase oprimida, el compromiso
político revolucionario al que hay que vincularse, y su método
y contenido
de orieotación netamente marxista. Igualmente, re­
sulta acertada
y exacta su interpretación de la educación libera­
radora, que tiene por objeto lograr la «liberación» de las estruc­
turas
existentes. en

Hispanoamérica -que es Ja realidad social
y política a la que Freire se refiere especialmente, caracterizada
por
la opresión, la dependeocia y la marginalidad, que también
son objeto de análisis por parte del P. Bandera-,
y lograr así
la nueva sociedad crítica, para la cual es preciso una organización
con sus líderes revolucionarios
estilo Che Guevara o Fidel Castro.
El P. Bandera señala también que el método va dirigido a
la praxis revolucionaria, a
la transformación del hombre y de la
sociedad, caracterizados
• por

estar
y ser perpetuo cambio, para
lo que ha de contar con los correspondientes líderes revolucio­
narios
y así llegar al inédito viable.
Las claras y profundas influencias marxistas en el pensamien­
to
de Paulo Freire están también indicadas por el P. Bandera,
en la asimilación de la
. dialética
marxista, eo
la consideración
del hombre como praxis eficaz, en los únicos modelos propues­
tos, siempre revolucionarios como Mao, Che Guevara, Fidel Cas­
tro o Camilo Torres, en la necesidad de
la lucha de clases, en
la revolución cultural
y en la conquista del poder.
Todo ello hace que la concepción qne Freire tiene de
la Igle­
sia católica y la función que él le asigna
y que quisiera ver hecha
realidad, nada tenga que ver con
la Iglesia católica. El P. Ban­
dera lo
destaca con

la suficiente amplitud, e indica que la iglesia
profética de la que habla Freire es una iglesia que ha perdido
su condición divina, para no ser más que una estructura huma­
na, que debe trabajar también, del lado-de los oprimidos y con­
tra los opresores, para lograr la sociedad nueva.
La ortopraxis
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INFORMACION BIBLIDGRAFICA
se sustituye en el lugar de la ortodoxia y el Magisterio de la
Iglesia es rechazado por constituir una autoridad docente y ser
instrumento de invasión cultural. Como advierte el
P. Bandera,
«la fe queda no sólo desideologizada, sino también privada de
todo contenido propio. Sólo se mantiene lo que es
útil para
transformar el mundo, previa conversión al oprimido
y a las cla­
ses desposeídas» (pág. 176).
Tras todas las precisiones que el P. Bandera va
realizando
respecto

a la ideología, los fines y
el método de Paulo• Freire,
se comprende perfectamente que se trata de una verdadera ma­
nipulación de las conciencias
y de la doctrina y la fe católicas.
Tal como indica,
«la opción

socialista de tipo netamente
marxista
informa

totalmente
el método de Freire, y aparéce por todas par­
tes

cuando se trata de aplicar ese método a la interpretación del
crisiianismo, cualquiera que sea la
verdad o · tema

concreto de
que se trate. Teóricamente se sigue
afumando que

la
fe conserva
su valor· y
·su· primada;

peto después,
éuándo se

trata de preci­
sar, se dice
y se repite bajo todas las formas posibles que la
comprensión de esa fe sólo es posible sometiéndola· al método
de
Paulo Freire que descansa como en principio fundamental en
la teoría de la praxis transformadora del mundo. Dé ·acuerdo
con este principio sólo es admisible lo que conduce a la trans­
formación radical de
· las estructuras

del mundo y· en
la· medida
que

la favorece»
(pág. 183-184).
Por

último,
el P. Bandera dedica el capítulo final-que actúa
como

contraste definitivo a las ideas de
Freire-'-, a seiialar la
doctrina

de la Iglesia respecto a su auténtico mensaje de libera­
ción, al rechazo de
la violencia, a los problemas del hombre, a
la política y a la opción por los pobresc Con ello, la incompati­
bilidad entre
las ideas
de Freire y la doctrina de
la· Iglesia ....:.ague
ya había sidó

indicada a lo largo
de toda la

obra-, queda
in-
discutiblemente establécida. ·· · ··
En

fin,
nos encontramos
ante un buen estudio de
fa ideolo­
gía y
la educación ·liberadora dé Paulo Freire; que sería deseable
se
difundiera con profusión, sobre todo en Hispanoamérica donde
la influencia· de estas ideas
es mayor, para

contrarrestar
la ·apolo­
gética

freireana, que hace del
hoinbre y

de
·la educacfón ·un insé
trumento
de

la revolución marxista, al tiempo que constituye
u'n
impedimento para la difusión de Ili fe y la doctrina católicas. ·
EsT,\Nls1,¡1.o CANTERO ..
Una conferencú,-de Jo,é María Mardonea: ESPERANZA
. CRIS'IÍANAY·UTOPIAS INTRAffiSTORICAS (1)
Nos

hallamos ante un trabajo que
trat~ de
ofrecer
un ctite-_
rio para
la orientación de fa actitud de los criotianos ante fu tem-. .. . . . . ~ - -.
(1) Texto de la oonfet¡encia del mismo títuló pronunciada por José
Maria Mardones, Doctor en Teología y Sociología (Deusto) y actúalmente
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