Índice de contenidos

Número 229-230

Serie XXIII

Volver
  • Índice

Doña Carmela Gutiérrez de Gambra

IN MEMORIAM.
DORA CARMELA GUTIERREZ DE GAMBRA
El día de San Ignacio falleció en Madrid doña Carmela
Gutiérrez, esposa de
nuestro amigo y

colaborador Rafael
Gam­
bra

y
madre de
Andrés y José Miguel Gambra Gutiérrez, todos
muy
queridos en

esta casa de José Abascal, 38. Ella misma,
di­
recta y personalmente, estaba vinculada también a las tareas de
«Speiro», en las que colaboraba inteligentemente con sus mu­
chos
saberes, en

especial en traducciones del francés y del inglés.
La gran familia de
la Ciudad Católica está por ello de luto y ha
elevado .sus oraciones al Señor en sufragio de su alma. Doña Carmela había recibido de Dios muchos y grandes do­
nes,
entre ellos

una inteligencia y una capacidad de
trabajo asom­
brosas.

Habitualmente, la descripción de las personas queda gra­
vemente incompleta porque se mencionan sus cualidades pero
no se continúa
la información explicando qué hacen con ellas y
al
servicio de

qué las ponen. Más les valía no haberlas recibido
a quienes las orientan en contra de Quien se las dio. La esposa
de Rafael Gambra las puso al servicio de la cultura católica en
dos sectores: uno, de colaboración en las tareas de su· esposo y,
otro, propio y exclusivamente suyo.
La vida de nuestra difunta amiga es buen estribo para con­
templar un gran tema de nuestro tiempo: el feminismo. En pri­
mer lugar, porque era muy femenina; no pueden relacionarse
con este asunto las mujeres viriles, porque van a él en busca
de una coartada para su desgracia. El feminismo de la mujer
cristiana, el de Carmela, empieza por" incorporarse con discreción
a la vocación de su marido. Rafael Gambra ha tenido la suerte
de tener a su lado, en-su casa, una-colaboradora valiosa, su pro­
pia esposa; en su obra hay textos, traducciones, gestiones
y has­
ta trabajos de máquina de su mujer, Carmela. Todo ello creaba
un ambiente de hogar que ha sido importante en la formación
y vocación de sus hijos, también hoy profesores y amigos nues­ tros, Irene,
Andrés y

José Miguel.
La grandísima capacidad de trabajo de Carmela G. de Gam­
bra le permitía continuar sus servicios a la cultura católica
cli-
1119
Fundaci\363n Speiro

IN MEMORIAM
recta y personalmente después de servir a través de su marido a
la común vocación. Después, y con discreción, pues siempre lo
hizo con seudónimos. Así surgieron numerosas nove.as -«Mi­
guei de Arazuri»-, varias de ellas emitidas por radios espa­
ñolas y americanas, con ideas, criterios y relatos de naturaleza
e intención apostólicas; y centenares de artículos ---«Clara San
Miguel»--, reproducidos

en cadena en
España, Portugal y Amé­
rica; clases de historia del arte en el Instituto Ramiro de Maez­
tu, y de temas variados en residencias de jóvenes; conferencias
y conversaciones en Fundación Stella. Y, como sucede siempre,
encargos diarios de los amigos que saben que lo más seguro es
recurrir a las personas más ocupadas. ·
Los católicos españoles tenemos que eonsíderar más la nue­
va forma de hacer la guerra, la guerra revolucionaria. La mujer
cristiana culta debe ir cambiando los viejos
recuerdos de
la
Cruzada de 1936, en la que la aportación femenina era funda­
mentalmente la

confección
de, prendas
de abrigo
y el cuidado de
los heridos, por su incorporación a las tareas de propaganda re­
ligioso-política y de agitación política. Doña Carmela de Gam­
bra ya había hecho en su fuero interno esta «reconversión»
y su biografía ilustra este proceso como un ejemplo decisivo.
Nuestro pésame se extiende a Fundación Stella, su obra
pe.t·
sana! y predilecta para la irradiación de la cultura católica, ya
conocida en España y en el extranjero, a
1~ que
esperamos siga
vivificando desde el Cielo. Descanse en la paz del Señor por la que tan apasionada­
mente vivió.
MANUEL DE SANTA CRUZ.
MARTIN ALMAGRO BASCH
Ha muerto mi queriilisimo amigo Martín Almagro Basch.
Había nacido en un pueblo de Teruel, Tramacastilla, muy pró­ ximo a la bellísima ciudad de Albarracín, que tanto amó y en
la que encontraba merecido descanso de sus agotadores traba­
jos. Su padre era un viejo soldado de don Carlos, que combatió en la última guerra carlista.
En 1911

nació Martín.
Las corrientes ideológicas de la Universidad de su época le
llevaron a posiciones algo izquierdistas,
pe.to el

peso de las ideas
de su padre latían en el fondo de su alma
y, al estallar el Mo­
vimiento, en 1936, decide incorporarse como voluntario desde
1120
Fundaci\363n Speiro