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Número 235-236

Serie XXIV

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Francia socialista, ¿por qué?

FRANCIA SOCIALISTA, ¿POR QUE?
POR
REGINE SoRIN
El gran publicista católico Louis V aúllot escribía hace más
de un siglo: «El mundo será socialista o será cristiano, pero
nunca será liberal
(1 ). Si el liberalismo no sucumbe ante el ca­
tolicismo, que es su negación, sucumbirá
ante el
socialismo, que
es su consecuencia».
Lo que una mente tan clarividente como la de L. Veuillot
había discernido con un siglo de anticipación parece que no lo
han percibido los analistas políticos, que discuten docta e in­ cansablemente sobre los méritos o deméritos de los partidos
políticos supuestamente opuestos, sin apercibirse
. de

c¡ue todos
participan, poco o mucho, de
la misma ideología. Estos presun­
tuosos maestros del pensamiento vaticinan en las nubes, inun­
dan los periódicos con su prosa inspirada, arrastran a la confu­
sión a la gente sencilla, pero, a fin de cuentas, no ven más allá
de sus narices.
Porque hoy se puede decir, en efecto, que toda Europa y una
gran parte
del mundo
son, en esencia, socialistas. Al este es
el
socialismo marxista-leninista el que impone su ley de bronce;
al oeste es el socialismo con etiquetas diversas y que, inspirán­
dose en
el libro Emile, de J. J. Rousseau, se ha hecho el amo
en el arte de domesticar los pueblos, dejándoles
la ilusión de la
libertad. Vienen estas reflexiones a
la mente ante la sorpresa, la per-
( 1) Se trata naturalmente de la ideologla liberal condenada formal­
mente por la Iglesia, que ~o debe confundirse con el liberalismo económico.
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REGINE SORJN
plejidad y la estupefacción mostradas por los comentaristas ex­
tranjeros al
anunciarse la victoria de los socialistas en Francia el
10 de mayo de 1981. La misma prensa francesa es la que. mar­
có la pauta, y la dócil prensa extranjera la siguió. Es muy normal.
Había que estar realmente ciego para sorprenderse por un
acontecimiento tan previsible a los ojos de quienes
no juegan
a

las Casandras en la gran prensa escrita o hablada, cuyas voces
son ahogadas en los periódicos llamados «de derecha», sin ha­
blar
de la radio y de la televisión, coto cerrado del régimen, ni
de la izquierda pensante.
Lo que prueba, una· vez más, que la gran prensa francesa
cumple mal su función, que es simplemente informar honesta­ mente a sus lectores en lugar de contarles tonterías. Si esta pren­
sa hubiera

explicado claramente a lo largo de los años las si­
nuosidades de los diversos gobiernos, desde 1945,
que todos,
cualquiera que fuese el partido político en el poder, habían tra­
tado

a la URSS como
aliado privilegiado y favorecido la actua­
ción de

los comunistas a costa de los nacionalistas, la
opinión
pública

no hubiera sido tan groseramente engañada. Si esta pren­
sa tan servil con respecto a cualquier poder, hubiera presentado
pruebas del doble juego del presidente Giscard d'Estaing, que no ha cesado durante sus siete años de mandato de hacer conce­siones a la izquierda, acudir a Moscú pasando por Belgrado, Bu­
cares! o Varsovia, cortejar a Brejnez, quedarse pasmado ante
Mao-Tse-Tung y

reservar su desprecio a la verdadera derecha,
se habrían sorprendido menos sin duda del
éxito de

Mitterrand y
de su partido. Volveremos luego con detalles más precisos sobre
la manera muy particular con la que Giscard
llevó a

cabo su
«po!ftica de derecha».
* * *
Desde septiembre de 194 5 ocurre en Francia un extraño fe­
nómeno que
se oculta cuidadosamente al
vulgum pecus y que es
éste: el país está
divididc,· en. dos

categorías de franceses. Los
que son de izquierdas o gaullistas y que tienen prácticamente
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todos los derechos y los que no son de izquierda o son de de­
recha
y que no tienen ninguno. A no ser el de callarse.
Las persecuciones, demandas judiciales, condenas, confisca­
ciones de bienes, prisiones arbitrarias, ejecuciones capitales, se
re~aron sólo a los buenos franceses que, para su desgracia, no
profesaban ideas de izquierda. Durante este tiempo los agentes
de Moscú traicionan
a su

país con toda impunidad durante
la
guerra de Indochina y la de Argelia sin que jamás fueran inquie­
tados. Los periódicos
y revistas como Le Monde, La Croix, L'Ex­
press o Nouvel Observateur no cesaban de ensalzar a los comu­
nistas aliados de los enemigos de Francia:
-«Ah, los
bravos, es­
cribían con admiración, qué devoción por
la noble causa de los
"viets"
· o

de los "fellaghas". Qué actividad despliegan para su­
ministrar armas
y dinero a los bravos defensores de la liber­
tad ... »-. Reservando sus insultos y su desprecio para los mili­
tares franceses tratados de torturadores y de «colonialistas~.
Es

también una enorme falsedad haber osado escribir que
antes del gobierno social-comunista de Mitterrand, la derecha ha­
bía gobernado en. Francia

desde
hacía 23

años. O, en otro caso,
las palabras

ya no tienen sentido.
Extraña derecha, en verdad, que apenas entronizada (junio
de 1958)

llena de nuevo las prisiones de sospechosos, divide
al
ejército, debilita a la magistratura, fusila y encarcela a los de­
fensores

de la Argelia francesa, crea una policía paralela, cuya
única finalidad es perseguir a los que no piensan según el «nue­
vo sentido de la historia», protege las redes comunistas que tra­
bajan en favor de los terroristas argelinos, liquida Argelia y el
petróleo del Sahara ( cuando la guerra estaba ganada y los fella­
ghas de rodillas), condena a la ruina y al
éxodo a

un millón de
franceses de pura cepa que, además, son tratados como parias
a su llegada a Francia. Mientras que a los
pieds-noirs les cubren
de insultos, abandonados y reducidos a la miseria, el gobierno
francés subvenciona generosamente con cientos de miles de mi­
llones de francos al nuevo «Estado argelino», que se tambaleó
y cayó en el caos, no tardando en convertirse en un satélite ac-
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tivo de la UR~S, que envió instructores para entrenar al ejér­
cito argelino y le suministró material de guerra soviético.
* * *
¿Cómo pudo llegar Francia a ese extremo?
Esto nos lleva a
· hacer
una pequeña digresión histórica que
demostrará que este último avatar de una Francia social-comu­ nista no es más que la última consecuencia de los principios he­
redados de 1789, extraños a las tradiciones de la verdadera
Francia que, erigidos en
dogmas por el régimen republicano, no
han cesado, desde esta fecha maléfica, de regit los destinos del
país, conduciéndolo por una pendiente fatal (2). Es un
lento proceso

de descomposición del
alma y de las vir­
tudes francesas que, a lo largo de los años, ha corroído el tejido
nacional. La victoria de 1918 fue el último sobresalto de un
pueblo noble, envilecido por sus instituciones. Pero este proceso se aceleró en la Francia oficial desde 1880; la podredumbre del
régimen se extendía a
la luz del día, mientras que los gobiernos
se inclinaban, cada vez más a la izquierda, hasta llegar al Frente
Popular de 1936, verdadero desastre nacional. «Pan, Paz, Li­
bertad» tal

fue la trilogía elegida por
Le6n Bhun para

ilustrar
su triunfo ... Su loca política nos llevó a la guerra, a la derrota y
a la ocupación alemana. Pero el pueblo francés es superficial y tiene poca memoria.
Yá olvidó

las peripecias
poco gloriosas y el Estado, dueño ab­
soluto de la radio y de la televisión, se ingenia continuamente
para hacérselas olvidar. Y, sin embargo ...
, el

Frente Popular bis (septiembre de 1944-
mayo de 1947) no está tan lejano, no se necesita tener la edad
de Matusalén para recordarlo.
(2) Francia no ha cesado de declinar desde 1789. Francia era el pals
más poderoso del mundo bajo Luis XVI: el más pr6spero y ei más rico.
Sus ejércitos eran invei,,cibles y su
marina la primera. Tenía 27 millones
de habitantes y el francés era la lengua universal.
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Por eso, el silencio más absoluto envuelve este período ca­
lamitoso.
No es bueno que el pueblo soberano
se. despierte
de
su bienhechor letargo. Nunca se sabe:
padría inclinarse hacia el
régimen actual o hacia los precedentes. Porque del Frente,Popu­
lar es de donde se derivan to.dos sus males, actuales
y anteriores.,
nuestra decadencia irremediable
y la llegada triunfal al poder de
h izquierda unida. en 1981..
Porque

hay un hecho histórico incontestable: el
.gobiemo
provisional

formado por el General De Gaulle,
.en septiembre
de

1944
y presidido par él, incluye cinco conspicuos comunis­
tas, de los cuales Maurice Thorez, primer desertor de Francia,
fue nombrado vicepresidente del Consejo.
Lo que permitió al
partido comunista, completamente desacreditado, volver a
ser
todopoderoso.

Pudo así instalarse
legalmente en todas las. ad­
ministraciones
públicas, en las empresas recientemente
nacionali­
zadas,

como las fábricas Renault, por ejemplo (3 ), en
. la prensa
estatalizada y robada, en los medios católicos obreros y en la
enseñanza de los niños. Y, continúan. En 1974 es cuando. la
CGT se convierte
.en un

apéndice del partido comunista y en
un «estado dentro del Estado». Ni que decir tiene que los gobiernos de «derecha» que se
han sucedido se han cuidado mucho de no desalojarlos ... Por esto es
par lo

que Marchelli, de la Confederación Nacio­
nal de

Cuadros, declaró a
Le Figaro hace algunos días que los
-«comunistas penetran

en profundidad todas las estructuras
.de
la

sociedad francesa»-. Tenía razón al decirlo; pero si tuviera
valor habría añadido que
los partidarios

de la III Internaciónal
comenzaron este trabajo de zapa en 1945 y que en
1983· :se trata
solamente

de culminarlo brillantemente.
¿ Será necesario recordar que las nacionalizaciones de todas
las fuentes de
energia, de
los ·grandes bancos, de
las. sociedades
de

seguros, de los transportes públicos
y de otras empresas flo­
recientes

datan de esta época ( 1944-1947)? Estas
nacionalizado;
(3) Louis Renault, ~carcelado en 1944, fue asesinado ,en su celda por
los comunistas.
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RBGINE SORIN
nes aberrantes han costado y cuestan todavía a los franceses cien­
tos
de miles de millones de

francos de déficit.
Fue un socialista, Ramadier, quien expulsó a los comunis­
tas del gobierno en
19"47. Pero

el mal estaba hecho y no hemos
terminado de pagar las consecuencias. Porque los
diputad9s co­
munistas

siguieron asentados en el Palais Bourbon y trabajaron
bien por su patria muy amada, la URSS. La guerra de Indochi­ na se
perdió por

su causa
y por sus innumerables cómplices: tra­
ficantes, turbios financieros, especuladores, contrabandistas, tra­
ficantes de armas, políticos ambiciosos, que no solamente ama­ saron considerables fortunas, sino que proporcionaron al Viet­
Minh, salido de la nada, los medios para crear un ejército de
200.000 hombres. El periodista Galtier-Boissiere, asqueado de
estas ignominias, escribía en 1960 estas pocas líneas en el
Cra­
pouillot: «Un extraño silencio cubre las rapiñas de los preben­
dados que amasaron
millones con la sangre de 40 .000 franceses
y 500.000 vietnamitas muertos en la guerra de Indochina». Sin esta monstruosa coalicción,
la guerra hubiera terminado en 1948
y el Vietnam no sufriría, desde 1974, muerte y pasión bajo la
mano despiadada de los verdugos de Hanoi.
* * *
Volvamos a los años 1974-1981 a fin de recordar algunos
hechos olvidados. V aléry Giscard d'Estaing fue elegido «por los pelos» en 197 4 frente a su rival Mitterrand gracias a los votos de la derecha nacional católica. Sin embargo, apenas instalado
en el Elíseo, no
cesó de

gobernar contra aquellos que le habían
elegido. El primer gesto simbólico del nuevo Jefe de Estado,
y hay
que reconocer

que fue de muy
·mal augurio,

fue visitar las prisio­
nes, donde
Giseárd quiso

estrechar la mano de los detenidos por
delitos comunes. En cuanto a los guardianes, no tuvieron derecho
a este trato de favor
y Giscard les ignoró completamente.
A
continuación se indican los
· incumplimientos
más señala­
dos a la palabra dada:
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FRANCIA SOCIALISTA, ¿POR QUE?
l. En contra de sus electores, y gracias a los votos de los
parlamentarios comunistas
y socialistas, legalizó el ;borto.
2. En contra de sus electores, favoreció la invasión de Fran­
cia por africanos del norte
y de otras partes de Africa.
3.
En contra de sus electores, infló el presupuesto de una
Seguridad Social cada vez
más devoradora (la mitad del presu­
puesto del Estado). 4.
En contra de sus electores, duplicó las subvenciones a las
empresas nacionalizadas, verdaderos toneles de
DanaYdas.
5. En contra de sus electores, favoreció y financió a los sin­
dicatos
revolucionarios ( CGT
y CFDT), dedicándose a reducir y
descorazonar
a los sindicatos libres.
6. En contra de sus electores, abrió de par en par las puer­
tas del
Elíseo a los intelectuales de izquierda como J. P. Sarc
tre, Oavel, B. Lévy, J. Daniel, y recibió con gran pompa a la
viuda de Allende, pero
cerró sus puertas a A. Soljénitsyn.
8. En contra de sus electores, elevó la «retención obligato­
ria», arma número uno de la socialización encubierta, del 36
%
al

44 %. A hurtadillas,
y con el dinero del contribuyente, subvencionó
al periódico
L'Humanité para que el diario comunista no desa­
pareciera. Además, la Francia giscardiana fue de los pocos países no
comunistas que envió una delegación de atletas
a· los

Juegos
Olímpicos de Moscú. Mientras que, algunos meses antes, se
prohibió a un equipo de rugby ir a disputar un partido en Afri­
ca del Sut.
Y cuando mutió el verdugo de la China roja, Mao­
Tse-Tung, el presidente Giscard lloró la muerte de un hombre que, a sus ojos, era -«el faro del pensamiento universal» (sic)-.
Pero
el aspecto más funesto de su septenio fue, sin disputa,
el de la legalización de la inmoralidad pública ( 4 ). Se elaboraron
(4) El doctor P. Simon, antiguo Gran,Maestre de \a Gran Logia 'de
Francia, inspiró toda la política anti-familiar de Giscard. La ley ha hecho
obligatoria la «educación sexual en la escuela». ~entras que la enseñanza
religiosa está prohibida.
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REGINE SORIN
las leyes más pernúsivas para cambiar la sociedad de arriba abajo
e introducir la más· completa licencia de. las costumbres. La des­
trucción
de. la familia, las
:facilidades para
el divorcio, el quitar
i!llportancia a

los .vicios más vergonzosos,
la marea arrolladora
de la pornografía, la corrupción deJos niños y adolescentes des­
de los bancos de la escuela,
la pérdida legalizada de la autoridad
paterna, la prioridad dada al concubinato sobre
el matri!llonio
llegando,

en
algunos casos,

hasta a favorecer los derechos de los
hijos
ilegiti!llos respecto

a los
legíti!llos, y

otras aberraciones de
este tipo que han destruido los fundamentos
núsmos de

la so­
dad
fráneesa.
La

crinúnalidad y
el tetrorismo, que no cesan de crecer desde
hace veinte años, dieron un
gran salto adelante, favorecidos por
el, nuevo Código penal, tan indulgente para los asesinos, ya que
preveía
permisos de salida concedidos generosamente a estas «víc­
timas
de una

sociedad
pernúsiva ... ». Esta legislación demen­
cial nos vino de
Suecia, pues

la gran idea de
nuestfO Giscard
nacional

era
imponer a los franceses un socialismo a la sueca
que,

para
él, era el no va más. El bueno de Giscard no había ido
nunca
a Suecia e ignoraba que el
régimen de
Olaf Palme era,
con el holandés, el que se parecía
más al

de la URSS, a falta de
los gulags. Los suecos o los holandeses no tienen, por otra par­ te, ninguna necesidad de ellos, puesto que están perfectamente
«normalizados». Porque los esclavistas de hoy han realizado lo
que los de
ayer no habrían ni

siquiera soñado: precaverse de cual­
quier revuelta, llegando a persuadir
al esclavo de que es libre.
En resumen, Giscard, mediante sus actos y sus discursos (le
gustaba repetir tontamente que hacía una política socialista, y que, en consecuencia, un gobierno socialista no
lo haría

mejor),
preparó
la cama al social-comunismo. No quiso escuchar a fran­
ceses clarividentes,
pertenecientes a
la verdadera derecha qué
detesta, que le repitierón durante seis años que su política iba a provocar el
retorno del

Frente Popular.
El sueño de Giscard se ha realizado, pero sin
él. El pueblo
francés está abrumado por un socialismo a
lo J. J. Rousseau en
lugar de a la sueca. Lo que no es demasiado tranquilizador; las
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FRANCIA SOCIALISTA, ¿POR QUE?
ideas del padre del ·«Emile» han causado tantos estragos (5)
como las de Karl Marx.
De cualquier modo, con el terreno bien preparado y con la
mayor parte del programa de la izquierda realizado
por Giscard,
los

franceses pasaron fácilmente el 1 O de mayo de 1981 del
so,
cialismo

incoloro e indoloro giscardiano al socialismo virulento
y agresivo de los jacobinos, cosecha 1981.
Hay que añadir que, durante
·el período

1974-1981 se esta­
bleció un malentendido trágico, que se agravó de año en año, entre el poder y el pueblo, acunado por aquellos que tenían por
misión gobernarlo.
Hacía ya
_más de treinta años

que la «Casa Francesa» vivía
por encima de sus medios, arrastrando a los particulares hacia
un consumo desenfrenado de bienes de todas clases y a despil­
farros desorbitados. Si
el presidente Giscard hubiese tenido el
valor de decir, en 1974: «Atención, la expansión no puede ser
indefinida, el tiempo de las vacas gordas · ha pasado y entramos en el de las vacas flacas. Va a ser necesario trabajar
mucho y
ganar

menos, porque la concurrencia internacional es despiadada.
Va a ser necesariÓ ahorrar porque Francia está endeudada, des­ nacionalizar todas las empresas deficitarias, suprimir
el detecho
de huelga en las administraciones públicas, reducir
el número de
funcionarios (5 millones), desechar la lucha de clases, airimar a
los
patronos -reduciendo las cargas sociales que les asfixian, po­
ner
fin al clima de guetra civil que envenena la atmósfera desde
1945, restablecer la autoridad y la justicia ... ». Si
el presidente
Giscard hubiera dicho todo esto, no estaríamos hoy
así. Pero,
como

todos saben,
el valor y la franqueza no casan bien con el
dogma democrático.
De este modo, los franceses, domesticados y embrutecidos
por

los minuciosos reglamentos de una democracia demencial,
habituados a que
el Estado-Providencia les ayude en todas sus
( 6) «Poi Por», el criminal más sanguinario de nuestra época es un
producto puro de lá Sorbona, tipo 1968, donde estudió a J. J. Rousseau-y
aplicó sus teorías con los resultados que lSC conocen ...
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REGINE SORIN
necesidades, se impregnaron cada vez más de una mentalidad de
beneficiados. Acunados por los soporíferos ronroneos de los
te­
nores

en
el poder, que les prometen la edad de oro para el
año 2000, corren alegremente hacia la esclavitud.
* * *
Queda, pues, poco que decir sobre el socialismo triunfante
a
la. francesa.

Se parece como un hermano al de Roma, Atenas,
Madrid, Lisboa y Estocohno. Es la utopía en el poder,
la fri~
volidad

institucionalizada, la burocracia
sacralizada, el cesarismo
democrático aplicado en todo su rigor
y, al final, el totalitaris­
mo (6),
Es evidente que la llegada de los socialistas al poder en
Francia, una vez pasada
la corta luna de miel, incitó a escudarse
y a un «sálvese el que pueda» generalizado. Si la situación eco­
nómica no era nada brillante antes de 1981, se
ha convertido en
catastrófica dos años y seis meses después de esa fecha.
La criminalidad y el terrorismo, las dos plagas que devasta­
ban
la sociedad los años precedentes, adquirieron proporciones
de desastre nacional. La inseguridad ha llegado a ser absoluta y
completa en toda Francia.
La CGT, ya todopoderosa en el mundo del trabajo desde
hace 35 años, cuando hacía reinar un terror organizado, se
bene,
ficia
ahora

de una neutralidad activa y cómplice del
gobierno ac­
tual

y toma
el control de todo y por todas partes. Prepara el
futuro ...
La finalidad de la central comunista es destruir las grandes
empresas que todavía funcionan. La industria privada automo­
vilística, como Peugeot,
Citroet1, Talbot,

han sido
el primer blan­
co
· elegido

por los marxistas. Desde hace un año mantienen. en
los talleres un clima de agitación y de inseguridad insoporta-
(6) Paradigma significativo. El alcalde socialista de Lens declaraba en
julio. de 1981: «Hubiera sido necesario proceder, al día siguiente
.del 10
de mayo, un poco como en· la liberaci6n ... , hubiera sido necesario destruir
a unos, encarcelar a otros y también fusilar a algunos ... ».
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FRANCIA SOCIALISTA, ¿POR QUE?
ble para los obreros franceses que allí trabajan y cuya vicia está
amenazada por

comandos armados (africanos y
,µ:abes), que
no
dudan en herir y molestar a quienes se resisten a sus dictados.
Los patronos que quieren defender a sus empresas y a sus obre­
ros y empleados de la
titanía cegetista son zatandeados, insulta­
dos, secuestrados,
sin que la policía se atreva a intervenir.
No es extraño que en estas condiciones la industria automo­
vilística y

otras grandes empresas, conio, por. ejemplo:
Tréfune­
taux,

Péchiney-Ugine, Kulhmann,
la SNIAS (aeronáutica) y tan­
tas otras que aún emplean a millares de asalariados, se vean obli­
gadas a licenciar a una parte de su personal. Esto no impide al jovial Mauroy estar satisfecho de si mis­
mo:
-«La economía

francesa se ha comprometido en la
vía del
saneamiento y de la modernización ... »- ha proclamad
e;, con su­
ficiencia hace pocos
días. No

hay ninguna duda de que, cuando
todas las fábricas hayan cerrado sus puertas se habrá realizado
totalmente el saneatniento. En cuanto al estado de las finanzas ... Con sus quimeras,
el
gobierno Mítterrand se entregó a liberalidades inconsideradas ( na­
cionalizaciones) y a reformas costosas, funestas e ineficaces, cre­
yendo posible que esta crisis terminaría en 1982. Basaron sus
planes en esta absurda hipótesis gastando los beneficios por ade­
lantado. El poder buscó dinero frenéticamente: primero, entre los «ri­
cos»; después, entre todo
el mundo. El único medio de procu­
rárselo fue creando nuevos impuestos. Los contribuyentes, ver­
gonzosamente presionados ya durante los últimos meses, están
amenazados por una retención obligatoria . del 2 % sobre todas
las rentas (salarios, primas, intereses, dividendos, pensiones, etc.)
y por el aumento del IV A en el 1 % , lo que tendría el inconve­
niente de aumentar aún más el coste de vida, que es ya el más alto de Europa.
Bien entendido que no se debe dar ninguna importancia a las
cifras adelantadas por el gobierno que se han obtenido, o por há­
biles trucajes o por la recesión, por
lo que una contabilidad ho­
nesta haría aparecer tres millones de desempleados. Y Mitterrand,
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que había declarado con soberbia que él no sería el presidente
de dos millones de parados. Qué dilema, ¿va a dimitir?
* * *
Los únicos elementos positivos que emergen de este mare­
moto devastador son: que
el pueblo francés, al salir finalmente
de su letargo, tome conciencia del peligro que le amenaza
y reac­
cione vigorosamente frente a la empresa de colectivización deci­
dida por los marxistas; y que
la pequeña élite extraordinaria­
mente activa
y aguerrida que, pese a dejaciones y persecuciones,
combate desde hace años los vicios
del régimen
mediante la plu­
ma,
la palabra y el ejemplo, guíe y canalice la aspiración confu­
sa de un pueblo para reencontrar sus orígenes en el tiempo en
que una Francia fiel a su misión era la hija primogénita de la
Iglesia.
Pero este retorno a las fu.entes no se hará sin una conmo­
ción, es preciso no equivocarse. Corremos directamente hacia
una guerra civil. Todos los síntomas están a la vista. Los france­ ses, desgraciadamente, están muy acostumbrados a ello.
N. B.-Para las almas cándidas que se extrañen de que no hagamos
ninguna1 alusión a un posible «recurso» a la oposición para detener la co­
munistización del país, la respuesta es sencilla: la oposición no tiene más
consistencia q~ un ectoplasma, y no hay razón para verla combatir a los
comunistas en caso de ataque. Lo que quieren es él poder, y nada más.
Las
malas compañías no les dan miedo. Hace cuarenta años que, en Fran­
cia, el poder flirtea con la URSS y halaga a los dueños del Krernlin.
Por ~l momento es el presidente del Frente Nacional, J. M. Le Pen,
quien más les inqueta. a
raíz de sus ultimes éxitos electorales, Además,
eBtos sefiores del ·RPR y de la UDF· ruin comenzado ya sus pequeños guisos_
habituales en torno a las elecciones europeas que ahora les preocupan enor·
memente.
Y que el -barco navegue ...
Nota del T.-Este ardculo, traducido del francés, se escribió en 1983
como se puede deducir al leer algunos párrafos del mismo. Si se com·
para el procéso seguido en Frap.cia cori el de España, especialment~ desde
1975, ¿no se aprecíftn grandes similitudes entre ellos en muchos aspectos?
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