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Número 235-236

Serie XXIV

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«La teología de la liberación» de Karl Marx (II)

«LA TEOLOGIA DE LA LIBERACION» DE K.ARL MARX
(II)
POR
MIGUEL PORADOWSKI
Hemos visto ( 1) que existen dos marxismos y que a cada
uno
c;le ellos

corresponden distintas Teologías
de la Liberación
(como también distintas
Teologlas de

la Revofución). Pues bien,
después de presentar
la Teologia de la Liberaci6n del primer
marxismo, conviene ahora ocuparnos de
la Teologla de la Libera­
.ci6n
del segundo marxismo, para lograr una visión completa
de la
Teologia de la Liberaci6n de Karl Marx, sin la cual no es
posible pasar a analizar su
Teologia de la Revolución.
Recordemos que por el primer marxismo entendemos el pen'
samiento
de Karl
Marx, presentado como una reacción de un
joven estudiante frente al de¡¡afío de los problemas del mundo
de. su · tiempo, formulad.o de Una_ inanera espontánea, sincera,
entusiasta, sin ninguna clase de inhibiciones. Lo encontramos
en sus ·poesías, en su· coriesp'ondencia, especialmente'1 en sus car­
tas a su padre y a su novia Jenny Westpbalen, en la tesis para
el doctorado en Filosofía
y en sus primeros artículos, especial­
mente en «Sobre la cuestión
judía» (Zur Judenfrage) y en el de­
dicado a
la «Contribución a la crítica de la filosofía del derecho
de Hegel»
(Einleitung zur Kritik der hegelschen Rechtsphilo­
sophie). Este primer tÍlarxismo está p~esentado casi exclusiva­
mente en forma de lo que se puede llamar la Teologla de la
Liberación
y la Teología de la Revolución, en el período situado
más o

menos entre los años
1834 y 1844.
(l) Véase: M. Poradowsk:i, «La Teología de la Liberación» de Katl
Marx (I), en Verbo, núm. 225-226, Madrid.
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MIGUEL PORADOWSKI
Al principió del año 1844, Karl Marx empieza a reformular
su
pensamiento de
tal manera que se puede hablar ya del se­
gundo
marxismo. Este

segundo marxismo no es solamente
la
continuación del primero y su profundización, sino, hasta algún
punto, su
rectificación, pues
entre
el primero y el segundo hay
importantes diferencias,
de las

cuales conviene destacar ante
todo dos.
La

primera diferencia consiste en el hecho de
que· el
primer
marxismo es
obra exclusivamente

de
Marx, es su pensamiento
.
personal,

mientras que el segundo
marxismo es

la obra del bino­
mio Marx-Engels. Quién de los dos contribuyó más a su elabo­
ración es un asunto de vivas polémicas entre los especialistas
de esta materia. Actualmente, incluso,
hay opiniones de que el
aporte
de. Engels

fue tan importante y tan decisivo, que
más
bien convendría hablar

del· «engelsismo»
qu~ del

segundo mar­
xismo. Una cosa es segura y fuera de toda discusión, a saber:
que el segundo
marxismo es

obra de ambos y que el aporte de
Engels fue muy importante,
especialmente si

se trata del
de­
terminismo económico y del materialismo histórico, a pesar de
que tanto el determinismo económico como el materialismo his­ tórico están presentes, en forma embrional, en el primer marxismo.
La segunda
diferencia de

importancia entre el primer mar­
xismo y el segundo consiste en eso de que el primer marxismo
es un pensamiento casi completamente abstracto, arbitrar~o, infun-:­
dado, desvinculado de la realidad histórico ( 2), teórico, y, en este
sentido, «metafísico», lo
· que él prefería llamar «dialéctico»,
mientras que el segundo marxismo, en el cual lo más esencial
es el
determini~mo económico

y
.el materialismo
histórico, está
· ubicado

en la realidad histórica social-económico-política de
la
primera mitad del siglo XIX, debido a tres factores: a la amis­
tad de
Marx con

Engels, a la decisión de Marx de pasar de la
(Z) La ¡,olémica de Marx con Bruno Bauer sólo tiene apariencias de
estar vinculada · con los acontecimientos hist6ricos, pues Marx no hace
caso de ellos, callando el hecho de que el decreto del Rey de Prusia de
1812 suprimió todas las trabas jurldicas relativas a la emancipación de
los jud!os.
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«TEOLOGIA DE LA UBERACION» DE KARL MARX
teoría a la práctica, es decir, a la acción ·revolucionari.a y, en
consecuencia, a la toma del contacto con los movimientos
co­
munistas revolucionarios existentes desde hacía medio siglo.
Veamos más de cerca estos tres hechos.
Lo primero: la amistad con Engels.
Marx y
Engels ya se conocían anteriormente;
sin embargo,
estos contactos anteriores no tuvieron importancia en la for~
mulación del. primer marxismo, mientras. que ahora, en el se. :
gundo

marxismo, la amistad con Engels es decisiva y determinan­
te. Anteriormente, Engels tuvo contactos y amistades con los
amigos de
Marx, ante

todo con los
del grupo «Die Freien» en
Berlín, durante su
servicio militar

y con Mases Hess, quien
«convirtió» a

Engels a su «comunismo idealista», basado sobre
la fraternidad y la solidaridad. Sin embargo, en este tÍempo
Engels
todavía era

un «playboy», como se dice hoy
día, mien­
tras

que, cuando en 1844, en París, y después en 1845, en Bru­
selas, conversa con: Marx ya es ... otra persona, pues es un hom~
bre-empresario, encargado por su padre de dirigir las fábricas
en Manchester. Además, viviendo y trabajando en Inglaterra,
queda impactado por el
extraordinario desarrollo·

económico de
este país y, ante todo, por su expansión económico-política a todo el mundo, es decir, por el colonialismo y por
el imperia­
lismo inglés. Engels no solamente descubre
«lo económico»,
sino
también
lc;,s efectos

sociales de lo económico, es decir, la miseria
de los obreros.
r.e'yendo los diarios ingleses,

se
impone de la
trágica situación de la clase obrera y de los profundos cambios so­
ciales negativos, provocados especialmente por el trabajo de la mu­
jer y

del niño en las fábricas. Junta el material informativo de los
diarios y lo completa
problablemente con

las
lecturas
de
los libros
de

Moragues,
La misere des ouvries (1832), de Villermé, Ta­
bleau de
l'état physique

et
moral des

ouvriers (
1839), de Eugene
Buret, De la misere des classes laborieuses en Anglete"e et en
France (
1841) y hace sus propias investigaciones, lo que le per­
mite escribir su libro «La situación de la clase. obrera en In­ glaterra
«Die Lage der arbeitenden Klassen in England). En
este libro no solamente describe las condiciones de vida y de
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MIGUEL PORADOWSKI
trabajo de la clase obrera, sino que también formula su pensa­
miento sobre el papel de lo económico en la historia, llegando. a formular su determinismo económico,
que, para

Engels, llega
a ser una cosmovisión
(Weltanschauung).
Cuando Engels toma contacto con Marx, en .París primero
(18l!4). y

en Bruselas después (1845), expone a Marx su pen­
samiento. Marx lo escucha pacientemente y confiesa que
él mis­
mo, por su cuenta, ya antes
ha llegado a las mismas conclusiones
y que se alegra de que las observaciones de Engels confirmen
. sus

propias opiniones. Ambos descubren. que tienen la misma
visión del mundo
y de la historia; y que coinciden completa­
mente
en sus opiniones sobre
.e] papel. determinante de la econo­
mía en todo acontecer histórico. Nace una amistad fundada en
el. idéntico pensamiento y en la convicción de que solamente
una revolución radicalmente destructora puede llevar a la hu­
manidad a.

uoa global
y definitiva solución de todos los proble­
mas-. De esta manera el anterior revolucionismo abstracto de '
Marx, formulado para uoa radical solución de la «cuestión judia»
(

en el
primer marxismo),
se transforma en un
revolucionismo
práctico,

histórico, vinculado con
la situación econqmica en ge­
neral
y con Ja. «cuestión obrera» del momento. Marx y Engels
·
se

.comprometen en adelante trabajar juntos. Sin embargo,
En­
gels sufre un complejo de inferioridad frente a Marx, pues lo
considera como su jefe, su guía, su maestro; él mismo dice que
se siente al
· lado
de Marx com «un
segund~ violín». Llegan

a
ser amigos
y esta amistad dura toda la vida.
Esta
amistad entre
Marx
y Engels es la base del segundo
marxismo
y, por ende, de la segunda Teologia de la Liberación
de Marx', pues, gracias a esta amistad intelectual, el determinis­
mo económico no. solamente -entra en el segundo marxismo, sino
que se hace su «espina dorsal», es decir, lo esencial. Desde este
momento, el
determinismo económico define el
marxismo
(3).
(3) Es poco· probable que ·Marx llegase a formular su determinis­
mo económico ántes de esi:as conversaciones con Engels. Dé sus escri­
tos anteriores a estas
conversaciones, sólo

consta que siempre otorgaba
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«TEOLOGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
Lo segundo: la decisión de Marx de pasar a la acción revo­
lucionaria.
muchá importancia a lo econom1co, como consecuencia de su pos1c1on ma­
terialista,. sin
llegar, sin embargo, al determinismo, económico, que apare­
ce en el segundo marxismo. Además, todo su pensami~to d.ura11te ·. el
primer
marxismo fue a,bsttacto-, desvinculado

de
la realidad histórica _ y,
, entonces, . su visi?D-de lo económicó no llegaba a _ tomar en cu,enta el pa­
pel real de lo económico en la ~da social. Toda su crítica de lo econó­
mico, en
el primer marxismo, se 'reduce a la alienación económica, es
decir, a la alienación · por el trabajo ·_(abstracto) y por la Propiedad pri­
vada
(
abstracta) y solamente después de estas . conversaciones con Engels,
en los «Manuscritos de 1844» demuestra un acercamiento a los fenóme-­
nos económicos reales, 00:ncretos e históricos.
Engels fue un hombre modesto, por no decir humildé:, especialmente
en
sus relaciones con
Marx y
por eso _no sorprende · que,
eil sus descrip­
ciones de estas conversaciones, destaque que ambos, separada e .indepen­
dientemente uno del otro, llegaron
al concepto del detet~insmo econó­
mico. Engels se refiere a estas . conversaciones en dos ocasiones, primero
en

su
ensayo sobre la historia de. la «Liga de ,los comunistas», escrito
en 1885, es decir, dos iñ.Os después de la muerte de Marx y después en
una larga nota de 1890 a -la lntroducci6n al «Manifiesto comunista»· afiadi­
~ al· texto de la edición alemana de '1883' .. El primer texto, que Se en­
cuentra en la «Contribución a la historia de .la Liga de los comunistas»,
es el siguiente: ·
«Viviendo en Manchester, me había dado yo de narices
con el_
hecho de que los fenómenos económicos, a los que hasta enton­
ces los historiadores no habían dado
nhlguná importancia,
o sólo
u.n"a
importancia

muy secundaria, son,
por lo menos en el inundo moder­
no,
una fuerza histórica decisiva; vi que esos fenómenos Son - la base
sobre
la que nacen los . antagoniS:trios de clase actuales y que estos anta­
nismos

de clase,
en los países en que se hallitn plenamente -desarrollados
gracias a la gran 'industria y, por tanto, principalmente, en . Inglaterra,
constituyen,
a su vez, la base
.para la formación .de los partidos políti­
cos, para las iuchas de los.-partidos y, por consiguiente, para toda la his­
toria
polític~. Marx, rio sólo había llegado al mismO .punto de· vista, 5;ino
é_¡ue lo

había expuesto ya en los "Anales
franco-alemanesn en-1844, ·ge­
neralizándolo ,en el seritido de qlle no es -el Estadá el que condicio,na-y
regula la sociedad civil, sino ésta la. que condiciona -y regula el ·Estado,
y de que, por tanto, la política y su historia hay _que --explicarlas ·por las
relaciones económicas y su desarrollo, y no a la inversa. Cuando visité
a
Marx en París,· en el veiáno · de 1844, se puso de manifiesto nuestro
completo acuerdo en todos los terrenos te6ricos,
y de allí data nuestra
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MIGUEL PORADOWSKI
Hay que tener presente que, en realidad, lo esencial en el
pensamiento de Marx, desde. un principio,
es la
revolución
y,
más exactamente, la Teología de la Revolución. Sin embargo,
él mismo llega a ella desde su
Teologla de la Liberación, pues
él mismo, tanto para sí, como para
.los demás,

siente la necesi­
dad
de justificar su Teología d~ la Revolución: ¿Por qué des­
truir radicalmente

el mundo?
En el primer
marxismo esta

destrucción radical por la
re­
volución

está justificada como
«liberaci6n de las alienaciones».
· Pui:s

bien, este planteamiento sólo
podría satisfacer
e interesar
a los intelectuales como Marx, pero no a
1os demás, y para po­
der hacer de su postulado de la revolución una realidad, es
decir, para
poder hacer
. la revolución,

necesitaba recurrir a las
fuerzas revolucionarias reales de su tiempo,
y en la búsqueda
de ellas, es decir, en
la búsqueda de una dinámica revoluciona­
ria real, existente, efectiva
y operante, Marx recurre al proble­
ma
obrer~. Marx, estando obsesionado por la revolución des­
tructora, desea que esta revolución
se haga
una realidad
y, en­
tonces,

de la
teoría revolucionaria

pasa
a la

praxis revolucionaria,
y ésta es la esencial diferencia entre el primer y el segundo
marxismo. Pasa a la praxis tanto en el plano puramente
del
pensamiento, de la doctrina, de las teorías, como en el plano
práctico, de acción, de actividades. Pues lo primero,
el pensa­
miento, tiene que servir a
lo segundo; a la acción. El marxismo
colaboración. Cuando volwnos a reunirnos en Bruselas, en la primavera
de 1®45; Marx, partiendo de los principios básicos arriba señalados, habla
desarrollado ya, en líneas generales, sn teoría materialista de la historia,
y nos pusimos a elaborar en detslle y en las más diversas direcciones la
nueva concepción descubierta». (Contribución
a la historia de la Liga de
ló8 comunistas, en Marx-Engels, Obras escogidas, Moscl, ed. .Castellana,
s. f., págs. 458-459).
En la nota, fechada en 1890, agregada a la Introducción a 1a· edición
alemana de 1883 del «Manifiesto comunista», Engels escribe: «Cuando
me volví a encontrar con Marx en Bruselas, en la primavera de 1845, él
ya había elaborado esta tesis y me la expuso en términos casi tan claros
como los que he expresado aquí: (El Mwifiesto comunista, Santiago de
Chile, 1956, pág. 12).
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«TEOWGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
se hace práctico, operante, y desde este momento ya estanios
en el segundo marxismo, en el
marxismo de una revolución en
acción, una revolución encarnada en la realidad histórica del
momento, es decit, una revolución que cínicamente explota la
«cuestión obrera», que desea servirse de
todos los

problemas
surgidos de los cambios. apatecidos en el mundo por un nuevo
modo de producir los bienes económicos, como consecuencia
de la revolución industrial, lo
cual lleva a· Marx a lo tercero,.
es

decir, a la toma del contacto con los movimientos revolucio­
narios socialistas
y cdmunistas previamente existentes.
Lo tercero: la toma de contacto con los movimientos revo­
lucionarios. Pensar que Marx se adhiere con los movimientos revolucio­
narios socialistas
y comunistas de la primera mitad del siglo XIX
para combatir, junto con ellos, por la causa obrera, o por la
causa de la justicia social, es una gravísima equivocación, pues
ni Marx ni Engels pensaban en eso. Ambos estaban obsesiona­
dos
por el afán de la destrucción completa, es decit, por una
revolución
. radicalmente
destructora
y ambos deseaban aprove­
char los movimientos revolucionarios existentes para su revo­
lución. Hay que notar bien esta diferencia: que Marx
y Engels sólo
buscan el aprovechamiento de
la causa obrera para su revolu­
ción y nada -más, mientras que estos movimientos revoluciona­
rios, ya existentes desde antes del ·nacimiento de Marx y Engels,
son auténticos movimientos· obreros y lo que no pueden
lograr
pata

el mejoramiento de
la situación del trabajador por los cam­
bios evolutivos,

es decir, legislativos, por las reformas, lo quieren
lograr por los cambios bruscos y violentos. Sin embargo, no bus­
can la destrucción. como tal, como hacen Marx y Engels, sino
como

violencia al servicio del cambio reformador
.. Para ellos

la
revolución se limitaba al derrocamiento de un gobierno que con­ sideraban inconveniente para la clase obrera, y
la destrucción
radical y
completa no les interesaba, menos todavía una «t"\70-
lución permanente». A lo sumo, en algunos casos, deseaban el
derrocamiento no solamente de un
gobierno, de
un gabinete,
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sino también del mismo reg1men político, como, por ejemplo,
el derrocamiento de la monarquía e instalaci6n en su lugar de
la república; sin embargo, en ningún caso deseaban la desttuc­
ción
radical de
la misma institución del Estado, como lo plantea
la revolución_ marxista, pues, salvo algunas excepciones, nO com~
partían 1a posición anarquista de algunos utopistas de la época,
como, por ejemplo, del príncipe Kropotkin. Si
la primera Teología de la Liberación de. Marx se expresa
ante todo (pero no solamente), en el opúsculo «Sobre la cues­ ti6n judía»
(Zur Judenfrage), su segunda Teología de la Libera­
ción.
está expuesta principalmente en el «Manifiesto comunista»
de
1848; de ahí que se la puede llamar la «La Teología de la Li­
beraci6n del Manifiesto comunista».
Antes de exponerla,

conviene recordar cómo Marx
y. Engels
llegaron a elaborarla, en qué condiciones.
y por cuáles razones.
Hay. que

recordar algunos hechos y hay que recurrir también

algunas

suppsiciones.
Los hechos
más importantes

son los siguientes: uno
la muer­
te del padre de
Karl Marx,

quien le financiaba sus estudios
universitarios. Su madre,
al principio, continúa proporcionándole
el dinero necesario; sin embargo, insiste en que su hijo termine
su tesis doctoral
y empiece a trabajar para ganarse la vida. Mien­
tras tanto

Bruno Bauer, quien
. le promeúa su
ayuda para con­
seguirle ocupación en
la Universidad de Bonn, pierde su puesto
(siendo considerado por, las autoridades como subversivo), con
lo. cual

se esfuma
la posibilidad de que Marx pueda dedicarse
a
la carrera universitaria. Acepta, pues, el trabajo de periodista
en el recién fundado diario
Rheinische Zeitung, primero como
colaborador y después como ditector.
Así empieza
para Marx
su cartera de periodista ( su único
trabajo remunerado-

durante
toda su vida).
Sin embargo,

un
año después

deja la redacción
del Rheinische · Zeitung por varias razones, entre las cuales la
principal fue, tal vez, la posibilidad de casarse, por fin, con Jenny
Westphalen, pues muere el padre de
la novia, quien se oponía
tenazmente a este matrimonio. Casándose con Jenny, Marx recibe
una siguificativa dote, que le permite llevar, al menos por algún
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«TEOLOGIA DE LA UBERACION» DE KARL MARX
tiempo, una vida despre0cupada y cómoda. Algunos meses más
tarde, se le presenta la
posibilidad de
'trasladarse a París, pues
su amigo Arnold Ruge le propone la dirección de su revista «Los
anales franco-alemanes»
(Deutsch4ranzosiche .Jahrbücher), proyec­
tada para
fomentar la

colaboración intelectual
franco-alemana.
Marx.

acepta gustosamente este puesto, lo que le permite tomar
un contacto directo con los
· intelectuales

izquierdistas
franceses
y con los movimientos socialistas y comunistas galos. Así, en
octubre

de
1843, se

instala
en un

cómodo apartamento (38, rue
Vaneau).
'
Sin

embargo, los contactos con los izquierdistas franceses
resultaron escasos y tuvieron poco efecto; en cambio Marx se
vincula principalmente con los emigrantes alemanes (judíos) que
vivían
en París.
La gran mayoría de ellos fueron políticos re­
volucionarios expulsados por los gobiernos alemanes, debido
.a
sus

actividades. subversivas.
La revista no encontró aceptación
entre los

izquierdistas fran­
ceses y por eso sólo
sé publicó

un número (doble). Además, el
gobierno de Prusia, irritado por. los artículos de Marx,
publica,
dos en otra

revista de los refugiados alemanes,
V Qrwiirts ( Adelan­
te), consiguió del gobierno francés la
orden de ¡expulsión de
Marx
y de otros revolucionarios alemanes. Así, el 3 de febrero
de 1845
Marx llega a Bruselas ( donde residiria hasta· marzo de
1848). En Bruselas. le acompaña Engels
y juntos elaboran la
«Ideología alemana». (Sólo se había publicado en 1932);
Los quince meses pasados
en París permitieron

a Marx
cono,
cer

al movimiento comunista de los emigrantes alemanes agru¡>a-'
dos en
la asociación llamada «La Liga de los proscritos» (Bund
der
Geiichteten ), fundada diez años antes de la llegada de Marx
a
París, en 1834, y transformada en 1836 en «La Liga de los
justos»
(Bun[ der Gerechten). El primer nombre, «La Liga de
los proscritos», provino por la· circunstancia de que esta organi­
zación fue compuesta casi exclusivamente por expulsados (los proscritos), mientras que el segundo nombre de la misma orga­nización está tomado de su afán de luchar por una sociedad
«justa», sólo
en el sentido que

ellos entienden de
.. una
sociedad
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«comunista». Se trataba de un .comunismo utópico e idealista,
como consta de
· los escritos

del
principal dirigente
de este
mo­
vimiento,

Wilhelm Weitling, quien en su folleto «La.humanidad
como es
y como debería ser», describe su comunismo. en forma
romántica (

el romanticismo es la moda de la primera mitad del
siglo
XIX): «Deseamos vivir libres como los pájaros del cielo y
pasar por la vida volando alegremente en una dulce armonía» ( 4 ). Se trataba, pues, de un grupo (en
París, apenas
17 personas)
minúsculo de soñadores románticos, casi todos pequeños arte­ sanos,
de profesión sastres, de ahí que Engels los llamara iróni­
camente
«Schneiderkom,¡,unisten». Sin embargo, los gobiernos
alemanes
los consider11ban .políticamente. peligrosos,

ya que ataca­
ban el régimen polltico imperante en Alemania· (la monarquía),
el cual lo consideraban como · obsoleto, fuera .de época, pues se
entusiasmaron con la república salida de la Revolución francesa.
Ideológicamente, «los justos» se consideraban republicanos,
co­
munistas y revolucionarios y, ante todo, anticristianos. Viviendo
en
París, se

embriagaron con las. ideas de
la· Revolución francesa
y, especialmente, con las de los comunistas revolucionarios de
Babeuf, las cuales conocían principalmente por intermedio del
libro de Buanarroti. Se consideraban «justos», pues luchaban
por una nueva sociedad, opuesta a la
tradicional sociedad

cris­
tiana (identificada en
lo político con la monarquía), lo cual era
expresado en sus estatutos, ante todo en el párrafo 3,
el que
reza: «La finalidad
de la Liga es la liberación de Alemania del
.yugo infame y la cólaboración en la liberación de la humanidad,
como también la defensa de los derechos del hombre
y del ciuda­
dano» (5); en otras palabras, se trata de la
Teología de la Libe­
ración ..
El aspecto «teológico» de esta «liberación» es evidente, pues
se trata de liberar a la humanidad de la tradición cristiana, a la
cual se le oponen los ideales laicos,
ateos y materialistas (bienes-
(4) Citado por Rad,c:fatz, K.arl Marx, eine pOlitische Biograpbie, edi­
ción francesa, 1978, pág. 90'.
(5) Ibld., ¡ng. 91.
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ta1· económico) de la Revolución francesa. Además, se trata, ante
todo,
de
techazar la
autoridad
de Dios. También, entre los años
1834 (la fecha de la fundación de la «Liga de los proscritos»)
y 1836 (la fecha de la fundación de la «Liga de los justos») se
cambia esencialmente su concepto del comunismo. Si en
18.34
hablan en sus estatutos de un éomunismo de fraternidad, solí-·
claridad
y amor, en 1836 ya hablan de un comunismo en sen­
tido económico, para destacar, ante todo, la comunidad de los
bienes
y la supresión de la propiedad privada. Lo cual los lleva
en
1847, principalmente por· la influencia de Marx y ·Engels, a
la
transformación de la «Liga de los justos» en la «Liga de los
comunistas»
(Bund der Kommunisten). Engels, describiendo la
historia de la «Liga de los comunistas» ( 6 ), subraya que desde
un principio esta organización fue solamente una sección de la
asociación secreta francesa llamada
«Societé des Saisons» (7),
dirigida por Blanqui
y compuesta por los «revolucionarios pro­
fesionales», es decir, por las personas dedicadas exclusivamente
a la tarea de
~hacer» la

revolución, en cualquier
país, conside­
rando este «trabajo» como s~ ~upitción dé tiempo completa,
estando profesionalmente preparadas y ganándose de esta ma­
nera su vida, pues recibían muy buena remuneración.
Esta «Liga de los. comunistas» usaba los métodos de activi­
' subversiva
e ilegal,
· aprovechando,
para sus fines, inocentes
organizaciones culturales, artísticas
y deportivas, con doble fina­
lidad, a saber: para despistar a la policía
y para reclutamiento
de nuevos miembros, observando el comportamiento de los asocia-
(6) Freidrich Engels, Zur Geschichte des Bundes der Kommunisten,
1885.
(7) Según la opinión de varios auto.res, se trata de una de las orga­
nizaciones de fach,ula de la másonería francesa, de ahí también ]¡is suposi­
ciones de que el comunismo marxista, desde su comienzo, tenía vínculos
con la :tnasonería. Sin embargo, es sabido, que existían dos organizaciones
secretas bajo el mismo nombre, una, de carácter recreativo, compuesta
exclúsivamente por masones y otra, revolucionaria, dirigida por Bla;nqui,
Barbés y Martín Bernard, con los cuales tenía contactos la «Liga de los
justos». No consta que la revolucionaria dependiera de la recreactiva.
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dos de estas organizaciones infiltradas. También desde el prin­
cipio
la «Liga de los comunistas» tuvo el carácter de una or­
ganización internacional, con ramificaciones en casi todos los
países europeos
y en los Estados Unidos de América del Norte,
lo que resultaba más
fácil por el, hecho de que agrupaba casi
exclusivamente a personas de origen
judío; ·
Según

Engels,
la «Liga de los comunistas» tenía como finali­
dad, definida en los esíatutos, «el
derrocamiento de
la burguesía,
la dominación del proletariado, la supresión de la vieja socie­
dad burguesa, basada en los antagonismos de 'clase,
y la crea~i6n
de

una nueva. sociedad, sin
clases y sin propiedad privada» (pri­
mer artículo de los nuevos estatutos, aprobados en diciembre
de 1847, durante el segundo Congreso). El segundo Congreso también cambió. la divisa de la Liga. La anterior «Todos los
hombres son hermanos» fue sustituida por el lema «Proletarios
de todos los países,
uníos», que

proclamaba abiertamente el
carácter
internacibnal de

la
· lucha,

siendo un llamamiento a
la
lucha de clases, es decir, una llamada al odio.
Esta Liga,
así transformada
por Marx
y Engels, encomendó
a ellos la redacción de una manifiesto. En este tiempo, el pu­
blicar manifiestos fue una moda; casi todos los partidos
y casi todas
las organizaciones publicaban sus manifiestos, como una manera de
llamar
la atención del público y de llegar con sus programas a
la gente. Marx
y Engels aprovechan este encargo para imponer
a la Liga sus puntos de
vista, redactando
el manifiesto sin con­
sultar a nadie e, incluso, imponiendo como título:
el «Manifiesto
del Partido comunista» ( en vez de:
el «Manifiesto de la Liga
de

los comunistas»), lo que no correspondía a la realidad, pues
la Liga no se había transformado todavía en el Partido comu­
nista, ni tampoco tenía
el carácter. de un partido político. Sin
embargo, Marx
y Engels querían de esta:.manera imponer a la
Liga
el carácter de partido político, es decir, de organización
para la

lucha por
el poder. Marx y Engels, usando el método
de los
hech.os consumados,

de hecho trataban a la Liga como el
Partido comunista único
y mundial, incluso llamándola la «In-
568
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE LA UBERAClON» DE KARL MARX
,ternacional»,, pues les. servía .. de instrnmento de la revolución
comunista
mundial,. ,
De

esta manera el manifiesto
de la Liga salió bajo el título
,«Manifi¡,sto del

Partido Comunista»
(M,anifest der Kommunis­
tischelJ
Partei). Sin embargo, fue el título demasiado largo y,
por ende, incómodo,. y por esta razón ·se impuso un título abre­
viado:
.el (Manifiesto·

comunista»
(Kommunzstische Manifest). No
obstante, siguiendo
la. antigua

cosrnmbre
.de la

Iglesia (la cual
¡itula su~ d.ocumentos

según las
pritp,eras palabras

del texto), se
podría titular

a este documento «El
fantas111a del

comunismo», pues
el texto empi<:?a con ,estas palabras (en:, el.original:: «Ein Gespenst
geht um in Europa, das Gespenst des
Kommunismus») y le con­
vjene muy . bien

.
. El

«Manifiesto»
fµe escrito

con gran apuro. Sus únicos re­
dactores, Marx y Engels, de nuevo
'l,Ptovecharon 1a ocasión_ para
incluir en el texto sus puntos, de vista, sorprendiendo a los miem­
bros de la Liga. De esta manera entró en
el texto del «Mani­
fiesto»

el contenido del «Proyecto _de la confesión de
la fe co­
munista», el opúsculo de Engels, redactado como conclusiones
del primer Congreso de la Liga, celebrado en junio
de. 1847;
metió

la principal idea de Marx (expuesta ya en su «Contribu­
ció1;1. a

la crítica de
la filosofía de dere,:ho de

Hegel» del año
1843, publicada en
Deutsch-franziisische Jahrbücher en 18,44 );
sobre

la misión del proletariado
. con¡o liberador ne¡ solamente
de. sí mismo, sino

de toda la humanidad; recogió
algu1;1os . frag,
mentos

de una conferencia de Marx sobre «el trabajo y el ca­
pital», así como también algunos trozos sacados de la «Miseria
de la

filosofía».
La estrnctura

del «Manifiesto» fue tomada, es
decir, plagiada, del «Manifiesto dem0ctático» de Víctor Con­
siderant
de 1834

( 8 ).
(8) Este plagio es sólo parcial. Ambos textos coinciden .sólo en dos
puntos,-·a--saber:· uno, la descripción-de los aspectos negativos-de la-so,
ciedad europea de fa primera mitad del siglo XIX, y otra, Ja etílica del
peiisariiiento socialista francés.

Respecto
a ·lo-que proponen o;>mo solución;
toman posiciones opuestas; pues Considetant' defiende la propiedad · pri~
irada, especialmente · la -pequeña. y. la mediarut, mientras Marx la considera
funesta y
la fuente de todOS los males. Consideraiit-recomienda reformar
569
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PO.RADOWSKI
Este documento recibió el nombre de «manifiesto» sólo en
el último momento, pues
previam'ente llevaba
por tírulo «el
ca­
tecismo

comunista»
(Kommunistische Katechisinus) y este hecho
es de mucha importancia, porque demuestra hasta qué
pllllto
todo

el pensamiento de
Marx (y de Engels), es decir, todo el
segundo
marxismo, guarda el carácter religioso y teológico del
primer marxismo. En

efecto,
el primer proyecto de este docu­
mento, preparado

por Engels,
salió bajo
el título «El catecismo
comunista» (
Kommunistische Katechismus) y con la estructura
literaria de
llll catecismo,

es
'decir, eri forma de preguntas y
respuestas, siguiendo detalladamente el modelo de los catecis­
mos cristianos de
la época.
Además, este primer proyecto del «Manifiesto · comunista»,
escrito en forma de catecismo por Engels,
salió impreso

como
folleto y. fue usado (y
sigue siendo

usado hasta hoy día), como
base
de la

formación de los cuadros comunistas, primero por
la «Liga comunista» y después por la «Internacional» y del
Partido comunista en todos los países; únicamente, desde el
principio del siglo xx, lleva otro título, a saber: «Los principios
del comunismo»
(Grutidsiitze des Kommunismus) siendo Eduard
Bernstein quien le cambió
el nombre ( 9 ).
V ale
la pena recordar que este «Catecismo comunista» de
Engels empieza así: «Primera pregunta: ¿Qué es
el-comunis­
mo?

Respuesta: El comunismo es
la doctrina de las condiciones
de la liberación del proletariado» ( 1. Frage: Was ist der Kom­
munismus?
Antwort: Der Kommunismus ist
die Lehre
von
den
a la sociedad, mientras Marx qui~ destruirla por una revoluci6n radi­
cal. La posición de Considerant es muy ce~ a la de la doctrina social
de la Iglesia, expuesta en este tiempo en Francia por Lacordaire y Oza­
nam, mientras que la posición de Marx es contraria al peDsamierito cris­
tiano. Considerant es un «fourierista» y -Marx se mofa de .F,ourier. Marx
elogia a la Revolución francesa, mientras . que· Considerant la critica seve­
ramente. Matx considera la lucha de clases como intrínseca a lo sociedad,
mientras Considerant dice. que «Les luttes acharnées . . . ne son point des
conditiotlS fatalement attachées a la vie de l'hurruurlté».
(9) Véase: Wemer "Blumenberg, K.arl Marx ,.in Selbstzeugriissen unrl
Bilddokumenten, Rowphh, ed, de 1971, pág .. 76.
570
Fundaci\363n Speiro

•TEOWGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
Bedingungen der Befreiung dl!'s Proletariats ). Se trata pues de
la liberación.
¿De qué? De la propiedad privada (pregunta 18 ),
de
la vida familiar (pregunta 21) y de la vida religiosa (pregun­
ta 23).
¿De qué manera se puede realizar esta liberaci6n? Por
una revolu_ci6n mundial, die Weltrevolution (pregunta 19). Así,
en el primer proyecto del «Manifiesto comunistas», escrito por Engels, tenemos un corto esquema, tanto de la Teología de la
Liberación, como también de
la Teología de la Revolución (10).
Además, cuando se comparan ambos textos, salta a la vista que son gemelos e, incluso, en algunas partes iguales, como, por
ejemplo, el programa concreto del «Manifiesto» en diez puntos
y el mismo programa en el «Catecismo» en doce puntos, es de­
cir, que lo que Engels pone en doce puntos separados, Marx
lo coloca en diez, sintetizando el texto del «Catecismo».
El tema principal del «Manifiesto» es la idea de
la libera­
ci6n del hombre del régimen capitálista, por medio de una
re­
voluci6n

radical y mundial, es decir, se trata de la Teología de
la
Liberación y de la Teología de la Revolución. Aquí nos refe­
mos

solamente a
la Teología de la Liberación del «Manifiesto»,
.dejando a
la TeoJogía de /a Revolución para otra ocasi6n.
Esta Teología de la Liberación del «Manifiesto»
nos interesa
de

manera parecida como
la Teología de la Liberación del opúscu­
lo- «Sobre la cuesti6n judía», expuesta anteriormente, por dos
ras
zones, a saber: por sí misma, pues es la continuación y ·com.
plementaci6n de la Teolog!a de la Liberación expuesta en «So­
bre la cuesti6n judía» y también porque se encuentrá en la base
de
las actnales Teologías dtr, la Liberaci6n ·marxistas ( de Gus­
tavo Gutiérrez, de Hugo Assmann, de Leonardo Boff, etcétera), siendo una parte esencial del marxismo.
Para el
estudio de la Teología de la Liberación del «Mani­
fiesto comunista» se pueden usar dos métodos; uno, el corrien~
te, es decir, analizando el texto del «Manifiesto» en. el original
(10) Parece que algunos de los actuales «catecismos& redactados_ por
los curas marxistas están inspirados por. el «Catecismo comunista• de Engels.
571
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PÓRADOWSKI
alemán de 1848 (11); dentro del contexto, es decir, tóJnando
en

cuenta la totalidad del pensamiento del segundo
marxismo,
y -el otro método, que en este caso éonsiste:en· la "i.nterptetación
del texto dcl · «Manifiesto» a la ·luz de la· «introducción» escritá
a él por
Engels, tres
meses después de la muerte de
Marx,dn­
cluida

en
la edición alemana de 1883 y repetida, en otra for,
ma, en el comentario. que··hace· en: la «introducción» a 1a nueva
edición inglesa de 1888. Vamos a aplicar, al mismo tiempo, am•
bos métodos,, pues la interpretación dada por Engels, quien fue
coautor del segundo marxismo
y del mismo texl:ó del «Mani­
fiesto», ·tiene que ser .tomada en cuenta·, más todavía si él _mi~~
mo

insiste en ella, repitiénd6la. Además, como
lo vamos -a ver~
sú· comei:i-tario es muy esclarecedor:
Por tanto, hemos visto que en el «Manifiesto» se trata de la
«liberación». Liberación, ¿de qué;> La contestación no es fácil,
pues el texto del «Manifiesto»
.al respecto
no es claro.
Ante todo hay que tener
prese¡,te que

en casi todo pensa­
miento de Marx siempre. esta . .presente, con$ciente o· inconscieQ~
temente, una de las ideas básicas y más. importantes del mar­
xismo,
•a saber,

la
visi.ón hegeliana de, la

Historia
y, especial­
mente,, la

dialéctica
. hegeliana

de la relación «amo-esclavo»,
analizada por Hegel en su
«Fenomenología del Esp!ritu». (Pho­
nomenologie des Geistes, ~ capítulo «Herrschaft .und Knechts­
chaft» ).
Para Marx, impresionado
· por
esta dialéctica «amo-es­
clavo»,
. toda la historia de la humanidad. se reduce a la. lucha
entre
los dos

elementos, uno simbolizado por el
«amo». y
el otro
por el
,,esclavo», lo

que, en el «Manifiesto»; simplifica,
redu·
(11) ¿Por qué recurrir al original alemán dé· 1848? Porque hay una
4~ de _textos distintos del «Manifiesto»; por· tanto,. se impone la n_e­
cesidad de recurrir _a_ un texto_ base, es decir, a un texto de _referencia, _y
é~Íe sólo puede set el originnl, es_ decir, el\le: la primera edición ale~a~
na.-Ésta gran· can-Í:idad. de . textos distintos se explica por el hecho de que
Marx aprovechaba -cada nueva edición y cada nueva traducción pata
introducir cambios. ~espués de ,la inuerte de Marx, lo mismo haóa Engds;
sin embatgo, con mayor respetó al texto ·nusino; ·pues introducía cafflbios
-~~-. . ·. .
572
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE LA LIBERACJON, DE KARL MARX
ciéndo1o a la lucha entre las dos .~ases sociales: la burguesía s
el proletariado, si se trata .. de nuestro ,tiempo.
En . efecto,

la primera parte
dd «Manifiesto»
comienza con
una frase dogmática
y arbitraria (12): «La historia de .todas las
-sociedades
hasta nuestros días es la. historia de las luchas de
clases» ( 13 ). Y,. un poco más adelante, Marx sigue afirmando no menos dogmática
y arbitrariamente: «Nuestra época, la época
de l.a burguesía, se distingue, sin embargo, por haber simplifi­
cado las contradicciones de
clase, Toda

la sociedad va diviéndo­
se, cada-vez más, en_ dos grandes campos enemigos, en dos gran­
des clases, que se enfrentan directamente: la burguesía y el pro­
letariado». Pues esta afirmaci6n tan completamente
contraria a
la.

realidad histórica, especialmente a la del tiempo en que vivía
Marx, s6lo puede ser entendida a la luz de
la mencionada dialéc-
tica hegeliana, referente a
la relaci6n «amo-esclavo». ·
Sin

embargo, este es el
punto central del todo razonamiento
de Marx,
lo que le. permite ver a los esclavos no solamente en
los trabajadores del siglo
XIX, sino también en sus «amos»-em­
presarios, p_ues .nadie -puede ser «amo;> sin .. tener «esclavo» y,
entonces, el «amo» también es «esclavo» de su obligada situa,
ci6n

de «amo», lo que permite -gracias a esta fórmula dialéc­
tica de la
mutua dependencia,

por el mutuo
condicionamiento~
sostener

a Marx que el proletariado ( el «esclavo»}, liberándose
por la revolución, libera al mismo tiempo también a su
«amo»,
a

su opresor
y explotador, de · ahí que el proletariado cumple el
.papel del liberador universal, asumiendo de esta manera una
función mesiánica.
Entonces, la finalidad del «Manifiesto» es anunciar a todo
(12) Die Geschi.chte-- aller· bishérígen Gesellschaft its die Geschichte
von Klassenkiimpfen», Manifest der·-·kOmmunistischen Partd· (1844},. en
Marx-Engels Studienausgabe, Ill; 1, pág. 59.
{ ~3) Es una afirmaci6n _no solamente . gratuita, . sino contraria 3: · la
realidad .histórica;
por

ejemplo,
casi· todo el milenio del_ feudalismo cris­
tiano etÍropeo fue· Ufi régimen· d~_. mutlJo servido y, por ende, . sin lucha
· de ·clases, ·1a cuál apárci:e en·.· él'0solamente· ál principio: del siglo xv, es
decir,
eó la· .épaca: de su descomposición.
573
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
el mundo el papel redentor y liberador del proletariado y con­
vencerlo
de que, liberándose a sí mismo, nolens volens, por una
revoluci6n violenta, radicalmente destructora y mundial, libera
para siempre a todos. En el «Manifiesto»,
Marx trata al trabajador como «prole­
tario», es decir, que no tiene propiedad. Sin embargo, tal plan­
teamiento es una simplificaci6n, que Marx necesitaba probable­
mente para efectos demag6gicos, es decir, para movilizar a las masas obreras en favor de la revoluci6n y para provocar en la
burguesía un

sentimiento de compasión para con la clase obrera
y, en consecuencia, de simpatía para la revolución comunista,
equilibrando de esta manera su complejo de culpa. El «Manifiesto» pretende conscientizar al trabajador no sola­
mente para ganar su apoyo a la revoluci6n, presentada como el
único camino hacia
. la

conquista de la libertad para la clase
obrera y para los demás, sino también como toma de conciencia
de que, siendo el principal factor de la revolución, es el prota­
gonista de la historia. En realidad, en muchos casos, la situación del obrero
in­
dustrial, especialmente en la primera _ mitad del siglo XIX, fue
trágica. No obstante, la gran mayoría de los trabajadores no apoyaba a la revolución marxista-comunista, pues no buscaba
la destrucci6n de la sociedad sino su transformación. Los obreros se daban cuenta de que
Marx quería se111irse de ellos para otros
fines, que no tenían nada que ver
con· el
mejoramiento de la
situación obrera; Los auténticos dirigentes sindicales no estaban
de acuerdo

con los planteamientos del «Manifiesto», pues, en
vez de una revolución radicalmente destructora, deseaban una
acción concreta a favor de la
"legislación social,

que
podría me­
jorar

inmediatamente la situaci6n de
la clase obera. En Ingla­
terra, donde primero fue publicado el
«Manifiesto» en
la edi­
ción alemana, los trabajadores consideraban la llamada a
1a re­
voluci6n como dañina para sus intereses. Además, en la primera
mitad del· siglo
XIX, no todos los obreros fueron proletarios,
pues muchos de

ellos provenían de los arruinados artesanos y
de los campesinos cesantes, unos y otros pequeños propietarios,
574
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE LA UBERACION» DE KARL MARX
y los demás, los que no tenían propiedad, sofuiban con tenerla,
mientras que el «Manifiesto» insiste en la radical proletariza­ ción de todos, pues proclama
la necesidad de suprimir comple­
tamente
la propiedad privada.
Cuando Marx, por primera
vez, plantea

el papel del prole­
tariado dentro de la revolución comunista ( en el primer mar­
xismo), lo hace exclusivamentte en relación
con la

liberación
de las· alienaciones, .es decir, sin ninguna relación con la situa­
ción social-económica del mismo proletariado, hablando de la
liberación de los alemanas ( en realidad se trataba sólo de los
judíos, habitantes de Alemania) y, entonces, es claro que quería
encomendar al proletariado una tarea que no tenía
Dada que
ver

con su propia situación, y lo hacía porque-en su razonamien­
to estaba presente la idea bíblica
·del «chivo

expiatorio»,
sím­
bolo del· futuro Mesías, Liberador y Redentor de la humanidad,
es decir,
la idea bíblica de «pars pro totum», pues sobre él se
descargaban simbólicamente los pecados de
· toda

la comunidad,
siendo sacrificado en lugar de los pecadores. En la «Contribución a la crítica de la filosofía del derecho
de Hegel»
(Einleitung zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilo­
sophie ), Marx pretende tratar al proletariado como este simbó­
lico «chivo expiatorió»,
traspasando al
proletariado el papel de
la vícrima inocente, sacrificada
en. lugar de

los pecadores,
es de­
cir,

de toda
la sociedad «capitalista», tradicional, basada en la
institución de la propiedad privada, consrituriva del
< original»,

fuente y causa de todos. los males sociales
(según el
marxismo).

El mencionado texto es muy significativo. A la pre­
gunta, ¿qué
gtupo .social

podría desempeñar el papel «emanci­
pador» (es

decir, liberador de la humanidad)?, contesta: el pro­
letariado. Y ¿por qué? Lo explica
el texto de marras que es el
siguiente: «Respuesta: en
la fortnación de Ulla clase con cadenas
radicales, de una
clase de

la sociedad
civil que no sea.
una clase
de
la sociedad civil; de un estado que sea la disolución de los
estados; de una esfera que posea un carácter universal por lo
universal de sus sufrimientos, y que no reclame para sí
ningún
derecho

especial, puesto que, contra ella no se ha cometido ningún
575
Fundaci\363n Speiro

'
MIGUEL PORADOWSKI
desafuero en partieular, sino el desafuero en_ sí, absoiuto. Una
clase

a la
. que 'le tesulie imposible

apelar a ningún título
his­
tórko,
que

se
liinite a

reivindicar su título
humano. Que
no
.se
encuep.tre en contradicción unilateral con sus consecuencias, sino
en omnilateral contraposición,. con las premisas del Estado ale­
mán; de una esfera, finalmente, que no se .pueda emancipar sin
emanciparse en
el resto de las esferas de la sociedad y, simultá­
neamente, emanciparlas a todas ·ellas; .en una palabra, que se
produzca la pérdida completa del hombre. Esta -descomposición
de la sociedad, en
CÍlanto clase
particular, es
el proletariado» (14).
Para

un
.lector no

acostumbrado al
estilo de Marx y, ante
todo

no familiarizado con su «dialéctica»,
este ·texto

puede re­
sultar no solamente incomprensible, sino también poco relaciona­
do con lo que tratamos aquí; sin embargo, resulta un poco más claro
ala luz

de los otros textos,
~specialmente de lo que aparece
en el «Manifiesto»
y en lo que dice el mencionado comentario
de Engels

al «Manifiesto». Quien conozca la Biblia
.y el Talmud,
y· algo la historia del pueblo judío, con facilidad encuentra aqui
la

suplantación del «pueblo escogido», bíblico
y .talmúdico, por
el proletariado e, incluso, la suplantación, por el proletariado, del Mesías, pues, en el citado téxto, se trata de encargar al
pro­
letariado
de

Alemania la tarea redentora
y h'beradora del pueblo
alemán ( es decir; de los judíos alemanes), porque el proletaria­ do, por una revolución
radiéalmente destructora,

produce
lis
necesarias condiciones para la aparicióri de una sociedad nueva,
es decir, comunista, en la cual, una vez desttuido todo lo tra­
dicional (la religión cristiana
y la civilización cristiana: la dig­
nidad del hombre, el matrimonio, la familia, la propiedad, el
Estado, etc.), todos
van a

ser liberados de todo, es decir,
ab­
solutamente desposeídos. Entonces,

en el primer marxismo,
.el
proletariado tiene e1 papel hJstórico del «pueblo escogido» y del
Mesías, pero

sólo limitado al espacio
histórico de

Alemania,
(14.)_ Texto en la_ "traducci?n castellWla tal CQIDO sale_·en,Lqs An4.les
franco-· alemilnes», ~cion'es ·Martfuez Roe~,. S .. A., Barcelona, i970, páM
gina 115. · ·
576
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE. LA LIBERACION» DE KARL. MARX
mientras que, en el segundo. marxismo, en el. «Manifiesto», el
mismo

papel redentor y liberador del proletariado lo es
exten·
dido

a, todo el mundo, es decir, ya es universal. Además, en el
«Manifiesto» ya no se trata
el asuntoaen una forma tan abstracta
y enigmática como en la .«Contribución», sino en una forma
más vinculada con la situación social-económica del
. momento,
para

que el proletariado vea también su propio interés en
esta
«liberación»

( en realidad
se trata del . despajo

absoluto), pues
en
la «Contribución»

se habla de la liberación de las alienacio­
nes, mientras que en el «Manifiesto» se habla de la liberación
del régimen social-económico imperante
.. Pero

se trata .del mis­
mo mesianismo.
A la luz del mencionado comentario de Engels, la tarea me­
siánica, atribuida por el «Manifiesto» al proletariado, resulta
mucho más
clara, siempre

que sea
leído dentro del ,contexto,
es
decir, dentro del determinismo económico
y ·del materialismo
histórico. El comentario de Engels es
el siguiente: «La idea funda­
mental de que está penetrado todo el «Manifiesto»
-a saber:
que

la
producción económica

y
la estructura social que de ella
se deriva necesariamente en cada época histórica, constituyen la
base sobre la cual descansa· la, historia política e intelectual de
esa época; que,
por tanto,

toda
la historia de la sociedad ( desde
la disolución del régimen primitivo de
ptcipíedad comunal
de
la tierra) ha sido una historia de
lucha de cfüses; de

lucha entre
clases explotadoras y explotadas,
doininaittes y

dominadas, en
diferentes
fases del-desarrollo social;

y que
.hora esta
luchá ha
llegado ' a una fase en que la
clase explotada

y oprimida (
el,
¡,roletariado)

no pnede ya emanciparse de la clase que la explo-,
ta y la oprime (la burguesía), sin emancipar, al mismo tiempo
y para siempre; a la sociedad entera de la explotación, la opre­
sión y
la· lucha de

élaseS--.:, esta idea fundamental pertenece
única
y esdusivamente a Marx» ( 15). (Esta iíltima frase quiere
(15) Texto. castell1tn0-· segtfu la edición del Manifiesto -_comunista, · San-
tiago de O,Ue, 1956, pág. 12. ·
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
decir que .Engels no es coautor de esta idea fundamental del
«Manifiesto»). Entonces, a
la luz de este texto de Engels, Marx, en el «Ma­
nifiesto»,

atribuye al proletariado tanto el papel del «pueblo
escogido», como también del
Mesías.
Al

respecto, conviene recordar que
en. la primera mitad del
siglo
XIX, en Europa, varios escritores hablan del «mesianismo»
recurriendo

a
la idea bíblica del Mesías. Este «mesianismo»
riene mucbísitnas variantes, con disrintos significados y casi siem·
pre se confunde el concepto del «pueblo escogido» y del
me­
sianismo. Así, por ejemplo, los ingleses, extendiendo su .comercio
a todo el mundo y construyendo su
Britisb Empire, a lo cual
especialmente
contribuyó el gobierno de Lord Beanconsfield
(Benjamín Disraeli), se consideraban un «pueblo escogido» por Dios
(chüsen people) para gobernar a los otros pueblos, especial­
mente a los no
ei;ropeos, al
menos así lo ve el conocido
histo.
nador
inglés H. G. Wells, tanto en su renombrada A Sbort
History
.of tbe

World,
como en su libro menos conocido, pero
más importante
.al respecto, Tbe Fate of Hamo Sapiens. De
manera parecida, los franceses y los alemanes, también con agra­
do, se consideraban «pueblos escogidos» por Dios; sin embargo,
en ellos el «mesianismo» se limitaba al
cumplimiento de
un
papel civilizador respecto a los pueblos de Africa y del Lejano
Oriente, pues consideraban
a· la civilización europea como .la
cumbre del desarrollo espiritual de la humanidad y querían com·
partitla con los pueblos de otras culturas, las cuales, a veces,
de hecho eran muy primitivas. Sin embargo, ninguna nación
europea nunca se atrevió atribuirse un papel estrictamente
me­
siánico,

es decir, el de
·Cristo Redentor,
Salvador
y, Liberador
de
la humanidad ( 16 ). ·
También
hay que disringuir exactamente, en la transposición
del pueblo judío a los otros pueblos (bajo
la influencia de la
( 16) Con excepción de algunas doctrinas rabínicas que identifican al
Mesías con el pueblo judío. El lector interesado en este asunto -puede­
encontrar ·más datos· en mi libro Sociologla del Protestantimió, Speiro,
Madrid, 1980, págs. 74, 75.
578
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
lectura de la Biblia), entre el concepto bíblico del .«pueblo es­
cogido» y el concepto bíblico
.del· Mesías.
Frecuentemente estos
dos conceptos, tan esencialmente disp.ntos, se confunden por la
sencilla razón de que el «pueblo escogido» lo es,
generalmente,
para

cumplir con alguna misión. Sin embargo, el concepto bíbli­
co del mesianismo no se
refiere solamente

a
algunas misiones
-del

«pueblo escogido» bíblico, es decir, del pueblo judío como
por ejemplo
la de guarda y divulgar la fe revelada en un Dios
monoteísta, espiritual
y personal, Creador y Señor del universo
y fin último de la vida humana-, sino también se refiere a la
misión única y definida -si se trata del Mesías-de la reden­
ción de todos los hombres
y la perfecta reconciliación de. ellos
con
Dios, es decir, se refiere a la liberación·= salvación de
la
humanidad; «liberación» del pecado original y de todos los pe­
cados, siendo el «estado de pecado» un estado de cautiverio, de
esclavización del hombre por Satanás,
y «salvación» del Infierno,
asegurando a los «salvados»
la participación en la felicidad eter­
na de Dios en el Cielo.
Pues bien, si s~ trata de este «mesianismo»·= redención, pro-:
pío y exclusivo del Mesías ·= Jesucristo, nadie, fuera de Marx, se
atrevió transpasarlo de
la persona de Jesucristo, al nuevo «pue­
blo
escogido», que, según
Marx, es el proletariado= el «chivo
expiatorio». Se trata aquí de un doble sacrilegio: primero, por­
que de esta manera se niega la eficiencia de
la obra redentora
de Jesucristo en la Cruz; segundo, porque lo que sólo corres­
ponde al Mesías= Dios-Hombre, se pretende realizarlo por un grupo humano, comprometido con
la revqlución radicalmente
destructora,
pues, el papel redentor del proletariado se cumple,
según el «Manifiesto», por la revolución comunista, de ahí que
a la revolución (es decir, la destrucción
y la. muerte) marxista­
comunista se atribuya
la mística liberadora de la .humanidad.
De esta manera, en el «Manifiesto»,- el marxismo toma ca­
rkter místico-religioso y, por ende, teológico (más bien anti­
teológico ), pretendiendo reemplazar
la obra redentora de Jesu­
cristo
por
la revolución proletaria y colocarse en el lugar de la
religión fundada por Cristo. No hay pues nada de extraño en
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Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
que el Papa Pío XI, en la encíclica Divini redemp!(Jris (1937)
califique de «intrínsicamente .perverso»; . al comunismo marxista,
denunciando que el
marxismo se
presenta como
. «una
idea
de
falsa

redenci6n»
(párrafo 8).
Para
Jos cristianos,
esta idea de
Marx es el mayor sacrilegio, pues por un lado de hecho supone
la ineficacia de la'. obra redentora de Cristo y, por otro, atribuye
esta eficacia
redentora al
proletariado, evidentemente en otro
plano, ateo
y materialista,. pero no siendo. menos sacrílego.
Esta falsa mística y este carácter antirreligioso y antiteoló­
gíco del marxismo entusiasma hoy
día . a

una gran parte del
clero, haciéndola partidaria de las
Teologías · marxistas

de
la
Líberaci6n y de la Revoluci6n. Estos caras ateos y materialis­
tas,
solidarizándose con
el concepto marxista de la redenci6n
de la humanidad por la revoluci6n
· proletaria,
encoentran su
plena realizaci6n personal en la subversi6n, en la guerrilla y en
el terrorismo y en Jesús quieren ver sólo a un revolucionario
precorsor. de Marx. También es necesario recordar que el planteamiento de la
Teología de la Liberaci6n del «Manifiesto comunista», es decir,
la secularizaci6n y
la laicización

del mismo concepto de la
Re­
dención,

pasa al himno de la «Internacional», fundada en
1864,
con la letra del francés Eugene Pottier ( 1871 ), en la siguiente
estrofa blasfema:
«Ni en dioses, · reyes ni tribunos
está el supremo salvador
noSotrós mismos realicemos
el esfuerzo redentor».
Esta canci6n, hasta
1944, fue el himno oficial · de la Uni6n
Soviética
y hoy día es cantada par los marxistas de distintas
tendencias. En esta perspectiva,
el pensamiento de Marx, adquiriendo
dimensiones teol6gícas y antíteol6gicas

de
tal envergadura y pro­
fundidad, justificada plenamente·

la opinión de que su
revolu­
ción comunista
es

una de las bestias anunciadas por
el «Apoca­
lipsis».
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Fundaci\363n Speiro