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Número 265-266

Serie XXVII

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Discurso de Alberto Jornet Navarro [San Fernando 1988]

FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1988
Y.: para terminar, tan solo me· queda· 'DOlfJer a ta figura de San
Fernando, pa1'a luchar como él-por· la :soberania social de Cristo y
antes de emprender de nue'Do esa batalla, siguiendo-su -ejemplo, y
muy especialmente en este año mariano,--quisierd· pedir la protección
de la Santisima Virgen, haciéndole al mismo tiempo una ofrenda con
unos 'D':rspS de alguien a quien le tengo rn,uchis~mo cari~o: ..
¡Señora lnmácutada de ta historia· dé Españal­
Tu -misma nos la hiciste y huele a santidad: ·
De"Otas son honores, que tas guerras de _cri,to
se ganan en los delos y allí está la Verdad:
¡Señora Inmaculadat somos aquello$ miSmos
que siglos defendieron tu pura concepción.
¡Como ayer. como siempre, ,:omo cuando. hizo falta,
España, de rodillas, _te ofrece el corazótf.
Muchas gnzcias.
DISCURSO DE ALBERTO JORNET NAVARRO
Queridos arn.igos de la Ciudad Católica.:
·Nos encontramos de nuevo reunidos, un ·.año más, tras haber pai­
ticipadó
en la renO'Dación del -Santo Sacrificio; celebrando la festi'Oi­
dad de nuestro Santo Patrón, San Femando.
Es esta ocasión para hacer·· ba;lanCe de otro tu1Sa -que concluye,
de toma, conciencia de la fuerza y ·et progreso·de nuestrai·cétutas de
formaci6n, ·de desa"ottar nuestras· relaciones personales, tan fJa1iosas
para ·futuras actit>idades. al seroicip -de_ ta Verdad y de inyecta~os el
entusiasmo necesario para el próxin:,~ curso.
Es también la agradable ocasión dé felicitar a_l inCansablé anima­
dor· de ta Ciudad Católica, don Juan··Vat_te_t, por el galardón -que le
acaba· de conceder la Academia Montes·quíeu, por la_-obra que-ya co-
nocéis: «Montesquieu, leyes, gobienjos y_ póderes»:·· -- ·
En esta ·festividad in'Docamós:ta. prote_cción y ·ayuda· de Femando
111 ·et Santo; es decir, de un miembro ,de la Iglesia triunfante,_ que
como -iat es testigo )' portador dé ti:l ·Tradiclón dioina y ·que supone una
-apología · perpetua y un motioo de . credibilidad.
Sábemos que
goza de ta eterna felicidad pero no· por ello olvida
el
_Stinto las almas de ta Iglesia militante, la Iglesia. que aún lucha
cont1'a el pecado y· et ·error; ni a tas átmas dé~ purgatorio. Po, su amo,
a Dios~ los_ santos·_ aman tas almas que Jesús a~a y su amor no es
pasitio. Si _ta oración de ·un hombre·_en ta tie"a ·puede_ mooer ·a Dios;
¿qu_é .poder no tendrá la de ·_un amigo intimo de Dios?
Nosot,Os de_bemos oenera, Y ho'nra, a tos santos, y no· soto porque
pueden
y quieren intercede, por nosotros, sino también ·porque asi to
exige nuestro
amor a Dios. ¿Acaso. no es hon,t.ldo et artista -cuando
se alaba su obra? Pues tos santos son el fruto más perfecto de ta En­
camación
y la Redención, son las obras maestras de ta gracia de Dios.
Así. con ta certeza de su eficacia y ta intención de hOnrar a su
Redentor y Santificador. invocamos a San Fernando en este día pi­
diendo que
intetceda· ante Jesucristo para que SU «Reino venga· así
en la tierra como en el cielo, para que bendiga nuestros trabajos en
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servicio de ese reino, que nos ilumine, nos guíe, nos impida desviar~
nos, nos preserve del .orgullo, sea nuestra fuerza y nuestro escudo;
que nos envíe amigos fieles y numerosos y los .necesarios recursos» (1).
Jesucristo realiza la obra de la redención a trO'Dés de sus tres mi-nisterios: ·
-media11,te et doctrinal o ·profético~ Jesús se dtrS'ge al entendimien­
to, anunciándole la 1Jerdad di'Dina;
-mediante el' pastoral o_ ;eal, Cristo se dirige a_ ta vOtuntad, a ·za
que inculca los preceptQs -de la ley di-oiná y pide-obediencia . a los mandatos de Dios;
- mediante_
et sacerdotal, con su sacrificio, reconcilia al hombre caído cor,_ Dios.
La eficacia de la Sal'Vaci6n supone et deber de cumplir las leyes
que Dios ha revelado, pero no se trata. al colaborar en la labor re­
dentora de Nuestro Señor, de actuar únicamente en el orden indivi­
dual de· cada alma; si cada hom_bre tiene un fin sobrenatural, el mis­mo fin tiene el orden humano.
Así lo enseña
el 'M,agisterio· de la _Iglesia~ .que a partir del dogma
y de la moral cri~tiana,-y proyectándolos sobre el dominio· social del
hombre,
da lugar a un conjunto de principios que regulan la 'Oída del
hombre en sociedad. ~
La labor de estudio, formación y difusión· de Za ·noctri.na social de
la Iglesia que
Zle'Dan a cabo los amigos de la Ciudad Católica adquie­
re una .clarfl, dimensión sobrenatural. No en 'Oano · nuestras-publiéacio­
nes nos recuerdan ·en numerosas Qcasiones la idea que expresa ási ·sán
Pío X en la encictic-a a tos Obispos de Italia (1905): «Para restaurar
todas las
_cosas .en Cristo por medio del apostolado de las obras es
necesaria
la gracia_ - de Diosf y el apóstol no la recibe si no está uni,­
do a· Cristo. Recíbamo¡; a-Jesucristo en nosotros para poder devolvér­
selo a las familias
y a ]as sociedades. Cuantos participan en el apos­
tolado están obligados
a· ser verd,aderamente· piadosos» (2)~
Y de ta influencia y trascendencia que tiene el orden· social en lo
espiritu~t nos habla Pio XII cuando escribe: «De la forma que se-dé a
la Sociedad, conforme o no a . las leyes divinas, depende y deriva el
bien o -el mal· de_ las atinas~ es decir, Cl que los hombres, llamades
todos a ser vivificados por la gracia de Cristo, en las terrenas- contin­
gencias del
curso de la vida~ respiren -el .-sano y vivificante hálito. de
la verdad y de las virtudes. morales o, por el contrario, el microbio
morboso
y a veces mortífero del -error y de la depravación» (3)..
Nuestra labor= ._de seroicio a· ta Verdad no será, pues, -únicamente
rstudio
y difusión. sino también la puesta en práctica_ de la 'doctrina;
ei; necesario que. tos gobernantlf!S y aquellas personas que tengan ·una
responsabilidad- ·social
notoria, -posean nociones claras sobre ·las exi­
gencias del reinado social
de Cristo_ y que, además, las apliquen:
Estudio, difusión, aplfcaci6n y también combate contra tos princi­
pios que niegan o den,irtúan la· doctrinas «Estamos viviendo hoy ---es-
(l) ¿Qué es la Ciudad Católica, Editorial Speíro, Madrid, 1962,
págs. 29 y 30.
(2) ¿Qué es la Ciudad· Católica; Editorial Speiro, Madrid, 1.962,
pág. 29.
(3)
Para que. El rei~e, · J ean Oussei Editorial Speiro, Madrid;· 1972,
pág. 27, · ..
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cribe Hilaire Belloc-bajo un régimen de hetejía. que solo se distin~
gue de los períodos anteriores porque el espíritu herético se ha· gene­
ralizado _ y se .presenta en varias formas» (4). Y este «espiritu heréti­
co>, la Revolución. combate y subvierte el· orden natural.
Así nuestra labor ha de ser contrarre'Dolucionarias estudiar. difun­
dir y aplicar la Doctrina Social de la Iglesia y combatir ta Rwotu­
ci6tJ .
. Es triste.' ·que la mayoria de tos militantes cátólicos no tengan, con­
ciencia de la necesidad de
izctuar socialmente ni .de fundamentar doc­
trinalmente
su acción.
Afirma
Ousset que el únito prOfJecho _ que podemos sacar del ejem­
plo re'Dolucionario. es «un provecho de emulacióp., de excitación, de
alerta. La analogía de un cierto ardor. Al ver cómo se afanan los agen­
tes de -la subversión, cómo se aplican en actuar cada v-ez mejor; esto
nos
puede al menos causar sonrojo» (5).
Y -en este sentido relata. sus experiencias Douglas Hyde, antiguo
miembro· del Partido Comunista
Británico con'Oerso · al. catolicismo,
como e;emplo del sistema para obtener fuertes C0111{Jf'Otnisos person_a·
les, por parle de Una de las manifestaciones más efi.caces de la Re·
'DOludón: . ·
«Caracteriza a los comunistas, idealismo,. celo, consagración, devo­
ción -
para su causa y · capacidad de sacrificiO. La juvéntud es UD:· pe·
ríodo de idealismo. A él apelan los comunistas. El joven choca con el
mundo de los adultos, · desea cambiarlo, desea un Mundo mejor. La
llamada al idealismo es directa y audaz. A pequeñas· llamadas corres­
ponden pequeñas respuestas· y a grandes llamadas corresponden res·
puestos heroicas. Los ·sacrificios-se realizan por parte-de minorías qué
ari:astran con su ·· ejemplo a. los recién llegados. Si la mayo ria de los
miembros de
_-una orgaJiizaéión están· medio apagados no es de sor­
prender que los que .se unan pronto se conformen al ejemplo general.
»El sacrificio,
la entrega, son importantes pero nó suficientes. Hay
cosas. qu_e ayudan a hacer que un hombre persista como miembro_ ac­
tivo.
Para lograrlo se debe c,:rear una .volµntad de sacrificio in~cial,
pero. seguir también dando una preparación, uná práctica y una ins-
trucción. - · ··
»La dedicación de su compañero comunista es el impacto más fuer­
te que recibe el recluta. La primera · impresión cuando entra ·en el
Pa:rtb(o
,es la actividad. Así, al tomar su decisión de unirse a la lu­
cha,
al mismo tiempo se prepar~-,psicológicamente y se predispone a
grandes exigencias y
a grandes en_tregas.
Su actitud ante la -realidad
que
le rodea cambiará- ·tajantemente y los líderes han de encaminar
sus esfuerzos -por los caminos que sean necesarios.
»El siguiente paso es el enviar al recluta a alguna actividad públi­
ca, donde el .contacto con la gente suscitatá controversias que quiz~ no
sepa resolver. Se apercibirá de su propia ignorancia, esto quizás sea
el comienzo de la sabiduría. La teoría y la acció:ó -aparentemente
opuestas-han encontrado_ una unidad en su mente y en su expe-
riencia. --
»Por su. actividad pública el· recluta se siente -más obligado ·a la
causa -y está capacitado para -un nuevo proceso, el de su formación
(4) Las ·grandes herejías, Hllaire Belloc, Ed. Sudamericana. Bue­
nos Aires, 1966, pág. 17. ·
(S) La acci6n, Jean Ousset, Editorial Speiro, Madrid, pág. 29.
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teóriCa. Se le propone la asistencia a un grupo de estudio, cuya asis­
tenci~ ha de· ser constante. durante el curso .. Los que van a las clases
lo ~hacen sintiendo verdadera necesidad de lo que· se les va a ofrecer,
asisten con una disposición mental receptiva. Se les hará entender des­
de un principio que .la instrucción no es un fin -en sí mismo, qlie lo
que se. le. enseña no son nieras-palabras sino que hay quien vive el
comunismo que
se le está enseñando. El proceso de formación_ es cui­
dado .. al máximo y será en estos grupos.fdonde surja la posibilidad para algunos de converti,:se. · en líderes» (6-). ·
Claras son las razones del triunfo presente de la Re'Doluciónf'-1'Jios
no niega el fruto a los ésfuerzos del impio, nos recuerda también Ousset.
· Nuestra acci.ón. requiere, esa consagración constante, esa entrega
generosa
y también requiere la utilización con'Deniente y decidida de
los medios, de nuestros medios:
las células de formación· ci'Uica para
ta .. Contra"e'Doluci~n. 'donde se. asimila más 'Oi'Oamente la doctrina y
se obtienen el hábito de hablar de· ella; y donde se fJerifica la utilidad
de
Verbo, las resla:ntes publicaciones de Speiio y de otras editoriales
afines, que contribuyen con su labor a la formación sistemática e in-tensiva para pfopagar y .'Di-vir la Verdad. _
Concluiré ·· con un reco,datorio sobre cuál es nuestra grave obli­
ga.i6n en palab,as de Pio Xll:
«La verdad tiene que ser vivida, comunicada, aplicada en todos los
secto.res de la . vida~ · -También la verdad, particularmente la cristiana,
es·. un. talento que Dios pone en las manos de sus -siervos para que
con sus. empresas fructifique ··en obras de. salvación .común. A todos ·
cuantos
se hallan en posesión- de -la verdad querríamos preguntar, an­
tes que lo haga el eterno Juez, si han hecho fructificar el "talento"
de modo que metezcan oír la invitación deLSeñor-a· entrar en el gozo
· de su paz». ·
TEXTO ESCRITO PARA F;L DISCURSO DE RAFAEL
BOTELLA GARCIA LASTRA
Queridos amigos:
Esta
discreta colación· nos retrotrae a los ·tiempos medievales, épo­
ca de esplendor· del
·monacato cristiano, cuando en refectorios de tan
desundas paredes
como· istas, conforme al sobrio· estilo cirterciensé el
corazón de castellanos recios palpita · con la certeaa de su lugar· en et
múnilo y del sentido de sus 'Oidas.
También San Femando, Rey, gobernante cristiano, pe,cibf.á su mi­
sión, política en et mismo entrañable orden natural . en que tos mon­
;es
·ete'Oaban sus preces, tos gue"-eros combatian at infiel. tos artesanos
manifestaban la gloria de Dios en las obras
áe · sus· manos, -tos filóso­
fos y teólogos buscaban y contemplaban la_ Verdqd. los juristas descu­
-
b~an la intima justicia escondida en el Orden natural de -tas 'cosas y,
(6) Recensión hecha por Alberto Jomet del libro «¿Cómo formar
Publicada en el número 2 de la revista Aqui estamos, · en noviembre de 1983.
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