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Número 271-272

Serie XXVIII

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Trascendencia, solidaridad y subsidiariedad

TRASCENDENCIA, SOLIDARIDAD Y SUBSIDIARIBDAD
Ideal de la sociedad solidaria y abierta a la trascendencia.
«Frente a las visiones individualistas o inspiradas en mate-
11ria/,ismos cerrados, esta doctrina s_ocial present4 un ideal de
"sociedad solidaria y en función del hombre abiert;o a la trasce¡i­
" dencia».
JuAN PABLO. II: Discurso a los «Consttucto­
tores de la sociedad» en el Consejo Nacional de
Deportes, martes 17 de mayo, en Asunción.
L'Osservatore Romano, edición semanal en len­
gua española, año XX, núm. 25 ( 1.016 ), domin­
go
19 de junio de 1988.
Frente a la injusticia generadora de divisiones, la virtud cris,.
tiana de la solidaridad cuyo fundamento es el amor.
«La injusticia es ciertamente generadora de divisiones entre
"los hombres y muieres llamados por Dios a vivir como herma­
" nos y a luchar contra todo lo que atente a esta vocación. Es
"aqui donde se hace más acuciante la necesidad de vivir profun­
"damente la virtud cristiana de la solidaridad, que llevará a cada
"uno a mirar a su pr6jimo no solamente como un ser humano,
"sino como
"imagen viva de Dios Padre, rescatada por la san­
"gre de Jesucristo y puesta ba;o la (!Cci6n permanente del Es­
"píritu Santo" (Sollicitudo rei socialis, 40).
»Quisiera subrayar igualmente cómo
la solidaridad carecerá
"realmente de significado mientras no tenga como fundamento
"el amor.
Esto es lo propio de la solidaridad como virtud y en
"lo que los cristianos nos diferenciamos radicalmente
de cual­
" quier otra persona inspirada en ideologías pasa;eras. Solamen­
,,
te una solidaridad basada en el amor y fruto del mismo o/rece­
nrá esperanzas de constitu_ir un fundamento estable a la construc­
" ción de una sociedad ¡usta y fraterna. Esta es la virtud que
"puede y debe proporcionar
las bases s6lidas para la paz esta-
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"ble y duradera, en Bolivia, en América Latina y en el mundo
!}entero».
JuAN PABLO II: Homilía durante la Misa ce-,
lebrada en el aeropuerto «El Trompillo», de
Santa Cruz, viernes 13 de mayo. L'Osservatore
Romano, edición semanal en lengua española,
año XX, núm. 28 (1.013), domingo 29 de mayo
de 1988.
El deber de la solidaridad.
«Existe, además, un deber de solidaridad no solo entre las
"mismas regione, menos desarrolladas, sino también, y sobre
"todo, entre éstas y las regiones que han alcanzado ya metas de
"desarrollo superior. Una solidaridad que se debe
realizar a todo
"nivel y que implica también a responsables de la economia y
"de la política, además de implicar a los traba¡adores mismos y 11 a sus asociat:iDnes.
»Aquí entramos ya en el campo moral, que es precisamente
"el campo en el que se desarrollan las actividades humanas y, en
"primer lugar,
las actividades que miran al desarrollo, y, por
"tanto, las actividades econ6micas conexas, de alguna maner~,
"con el trabajo humano. ·
»Parece, pues, que es necesario un nuevo y profundo forta­
"lecimiento de la atmósfera moral, verdadero ambiente ecol6gi­
" co fuera del cual no se puede traba¡ar, no es posible vivir como
"hombres y
muieres que quieren mantenerse a la altura de su
"propia dignidad. Toda forma de ve¡aci6n, de prevaricación, de
"iniusta opresión, de criminalidad organizada, en cuanto radical­
"mente contrastante con la dignidad humana, debe ser rechazada
"y, con la ayuda del Señor, superada».
JuAN PABLO U: Discurso al mundo del tra­
bajo en las Oficinas Mecánicas Calabreses, Reg­
gio Calabria, domingo 12 de junio. L'Osserva­
tore Romano, edición semanal en lengua espa­
ñola, año XX, núm. 30 ( 1.021 ), domingq :24 de
julio de 1988.
Escala de prioridades en la solidaridad.
«El valór de la solidaridad y el bien común deben guiar tam­
n bién las relaciones entre empresa y sociedad, tanto en el ámbi­
"to nacional como internaciónal.
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»Hay instrumentos que no se deberían producir, o cuya pro­
,, ducci6n y· comercializaci6n deberían estar rigurosamente contro­
"ladas. El primer e¡emplo son las armas (cf. Sollicitudo rei so­
'.'cialis, 24). Pero quizá no sea el único. Tampoco aqui la ley del
?'beneficio puede considerarse como ley suprema.
»En este sentido se podria decir que una tarea importante de
"los ·empresarios cristianos, aunque también de todos los que se
"toman en serio el bien verdadero del hombre, seria hoy la de
"establecer como una escala de prioridades entre los bienes que
''.hay que producir. Está claro que no todos los .bienes son igual,
"mente útiles y necesarios. Aquí hay que. matizar Y. afinar el cri­
"terio de la solidaridad y del bien común con el fin de hacernos
"comprender mejor que determinados productos tocan más de
"cerca el "ser" del hombre1 mientras que otros solo sirven para
nez "tener" y, por· consiguiente, como tales, tienen ménos val.ar
"desde el punto de vista humano, sea cual fuere su valor en el
"mercado. Multiplicarlos, con una "sustitución excesiva y artifi­
"cial de modelos siempre nuevos y que quedán. enseguida anti­
,, cuados, es lo qur llamamos "consumismo" ( cf. Sollicitudo rei
"socialis, 28). Una empresa no deberla tender a crear necesida­
,, des superfluas para intentar después satisfacerlas con produc­
"tos ,;ada vez más sofisticados1 causa, a su vez, de nuevas nece­
"sidades.
»Entre los bienes que están más cerca del "ser" del l,omhre
"sobresalen, sin duda al~una, los necesarios para su sustentamienM
"to, como son los tdimt!ntos. En esta ciudad, en esta feria, no
"puedo omitir referirme a las bien conocidas tradiciones en ma­
"teria de producción agrícola y de tecnologia, para aumentar y
"mejorar
dicha producción. Os deseo que en este sector podais
"realizar aún mayores progresos para el servido de las necesida·
"des elementales del hombre, en Italia, pero también en otras
"pa,tes del mundo nieno, favorecidas y menos desarrolladas. La
"solidaridad de la que hablaba antes posee, en efecto, esta di­
"mensión universal, puesto que las decisiones que se toman en
"un país afectan, positiva o negativamente, también a los demás.
»Al deber de solidaridad y a la obligaci6n de promover el
"bien común pertenece, finalmente, el respeto a lá naturaleza y a
"lós recursos naturales, sobre los que también he tratado en la
"enciclica Sollicitudo rei socialis (cf. núm. 34). El uso que nues­
"tras tecnologias hacen de tales recursos está también sometido
"a normas morales. No somos dueños absolutos de estos bienes,
"sino administradores, obligados a sopesar atentamente las con­
"secuencias que sobre el atnbient~ y cualidad de vida tienen nues-
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"tras decisiones, ya para la generación de ahora, ya para las ve­
"nideras, a las que debemos transmitir .un mundo habitable».
JUAN PABL.O II: Discurso a los empresarios
y a los representantes del mundo obrero~ en el
«Agricenter» de la Feria de Verona, domingo
17 de abril. L'Osservatore Romano, edición se­
manal en len.gua española, año XX, núm. 17
(1.008), domingo 24 de abril de 1988.
Solidaridad a todos los niveles. Participación para mejor so­
lucionar los problemas.
«En la reciente encíclica, en la que una vez más he querido
"explicitar la continua preocupación social de la Iglesia, es un
"llamado a
la solidaridad en todos los niveles. Ser dirigente po­
"lítico, cultural, o de cualquier orden, no solamente no exclu­
"ye, sino que exige esta virtud de la solidaridad. El concepto
"moderno de
la administración se apoya en la participación acti­
"va, a la vez que excluye toda forma que pueda suponer coac­
"ción o atropello a la dignidad de la persona humana. Supone
"conocer
las necesidades reales a lo que se suma el afán por bus­
"cár los caminos más idóneos para solucionar ante todo los pro­
" blemas más elementales y establecer una jerarquía en la pro­
" gramación de la actividad siempre ordenada al bien común, sin
"concesiones a privilegios personales o corporativos o a venta­
"ias egoístas. Solidaridad supone la determinación firme y perse­
"verante de empeñarse por el bien común, para que todos sea­
"mos verdaderamente responsables de todos».
JUAN PABLO Il: · Discurso al mundo de la
cultura y a la clase dirigente de la sociedad
en el Colegio «La Salle•, jueves 12 de mayo.
L'Osseroatore Romano, edición ~ en len­
gua espafíola, año XX, núm. 22 (1.013), domin­
go 29 de mayo de 1988.
Los principios de solidaridad y subsidiariedad.
«Pide además la Iglesia que en la convivencia civil se conju­
"
gue equitativamente el principio de solidaridad con el princi­
"pio de subsidiariedad. Esto significa que el poder público tiene
"el deber de reconocer y facilitar las iniciativas y los servicios que
"los individuos
y los grupos sociales intermedios sean capaces de
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"cumplir con su propia creatividad. El poder público está. real­
"mente al servicio del hombre y no al revés. El principio de sub­
"sidiariedad se impone finalmente no solo en el sector económi­
"co, sino sobre todo en los sectores más próximos e íntimos. a
"la persona humana, con la vida, la expresión del pensamiento,
"la dimensión cultural, el esfuerzo educativo, la ayuda a las di­
"versas formas de pobreza, el tiempo libre, etc.».
JUAN PABLO 11: Saludo a las autoridades y
a la población en la plaza de los Mártires, viei:­
ncs 3 de junio. L'Osservatore Romano, edición
semanal en lengua española, año XX, núm. 26
(1.017), domingo 26 de junio de 1988.
La aolidaridad de todos y la función subsidiaria del Estado.
«Se hace necesario promover incansablemente un sentido ac­
" tivo . de solidaridad que haga que las meioras conseguidas re­
" dunden en beneficio de todos, sin que queden como patrimonio
"de unos
pocos. A/U donde sea preciso, la actividad subsidiaria
"de
la autoridad constituida debe, además, c-0nJribuir a poner
"a las personas y grupos sociales en condiciones de cumplir sus
"cometidos.
»La solidaridad es una virtud cristiana, !ntimamente relacio­
"nada con la caridad (cf. Sollicitudo rei socialis, 40). Todos es­
"tamos obligados a aportar nuestra colaboración al bien común».
JuAN PABLO II: Discurso al Presidente de la
República, Autoridades y Cuerpo Diplomático
en el Palacio Presidenta! de Asunci6n, lunes 16
de mayo. L'Osservatore Romano, domingo 12
de junio de 1988.
La educación para la solidaridad ocupando cada uno su lu­
gar propio.
«Hay que educar para la solidaridad, ayudando a superar los
"ego!smos que generan pobreza y deterioran el te¡ido social y
"la moralidad pública.
»Comprometerse en este empeño de solidaridad supone para
"vosotros poneros del lado d~ los más necesitados de vuestro
"pa!s, para defender sus derechos y atender a sus ¡ustos recla­
" mos. "Cada uno está llamado a ocupar su propio lugar en esta
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"campaña pacífica que hay que realizar · con medias pacíficos,
"para conseguir el desarrollo en la paz, para salvaguardár la mis­
,,
ma naturaleza y el mundo que nos circunda" ( Sollicitudo rei so­
'icialis, 47)».
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JuAN PABLO II: Discurso a los «Construéto­tores ·de la sociedad» en el Consejo Nacional de
Depottes, martes 17 de mayo, en Asunci6n.
L'Osservatore Romano, edición semanal en len­
gua española, año XX, núm. 25 (1.016), domin­
go 19 de junio de 1988.
Fundaci\363n Speiro