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Número 433-434

Serie XLIII

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Unidad según síntesis

UNIDAD SEGÚN SÍNTESIS
POR
FRANCISCO CANALS VIDAL
SUMARIO: ExPRESIONES oE AGRADECIMIENTO.-SANl'o TOMÁS EN LA TRADICIÓN DE
CATALUNYA.-LA BÚSQUEDA DE LA sfNTEsis.-CUM GRA1Z4 NON TOLLAT NATURAM, SED
PERFICIAT.-EA QUAE SUNJ' NATURALIA .HOMINI NEQUE SUBSJ'RAHUN1UR, }(EQUE DANIVR
HOMINI PER pJiCCATUM (S. TH. l.ª q. 93, a.2, in c).-EL AIUSTOTEUSMO BN u FILO­
SOFÍA CRISTIANA DE SANTO ToMAs.--COMO DICE ARlsTÓTELES, TAMBIÉN LO FALSO DA
TI!.',TIMONIO DE LA VERDAD (C. G. libro VI, c. VIÜ.-EL SER ES EL ACTO DEL ENTE.­
uLO QUE EN SANTO TOMÁS -ES CAPITAL".-Tosrs CAPITALES PRECUENI'EMENI'E OLVI­
DADAS.-SANTO TOMÁS VIVE EN LA IGLESIA.
Expresiones de agradecimiento
El sentimiento de gratitud hacia la Universitat Abat Oliba, y
con ella Jas Universidades asociadas en ICUSTA; por la colación
del título
de Doctor honoris causa, y hacia el ilustre jurisconsul­
to Juan Vallet de Goytisolo, miembro de las Reales Academias de
Legislación y Jurisprudencia y
de Ciencias Morales y Políticas,
Doctor honoris Causa por la Universitat Autónoma de Barcelona,
me lleva también a proclamar mi agradecimiento hacia quien fue
el instrumento
y mediador de mi providencial encuentro -en
1944, teniendo yo veintidós años de edad-con Santo Tomás
de Aquino, el gran maestro de armonía y síntesis a quien Juan
Pablo II califica insistentemente como Doctor humanitatis. Hablo
de quien fue, hasta su muerte en 1958, mi maestro de doctrina y
Vei-bo, núm._433-434 (2005), 301-325. 301
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FRANCISCO CANALS V/DAL
de espíritu, aquella gran figura que fue el jesuita Ramón Orlandis
Despuig (1).
Era convicción central
del magisterio del Padre Orlandis que
es inclinación innata del entendimiento humano la búsqueda de
una síntesis armónica y coherente en·la que pueda madurar nues­
tra comprensión del sentido del universo y de la vida humana .
. Estaba . también convencido de que Santo Tomás de Aquino
sobresale y resplandece, en este aspectO, en la hlstoria del pen­
samiento cristiano.
Paulo VI aludía a la sabiduría del Doctor Angélico y la alaba­
ba por "la explicación y reducción a unidad de las verdades más
profundas" (2) y, antes ya, Pio XII había dicho que el conjunto
de. conocimientos que habían sido conocidos por la filosofía anti­
gua y por la filosofía cristiana "no han sido expuestos por ning(m
otro Doctor de un modo tan lúcido, tan claro y perfecto ( ... ) ni
ninguno ha compuesto (es decir, sintetizado: composítio equiva­
le exactamente a
synthesis) con todas ellas un edificio tan sólido
como Santo Tomás de Aquino" (3) .
. El padre Orlandis consiguió, en breve tiempo, connaturalizar­
me con su convicción, experimentada y vivida, de que esta fuerza
unificante y sintética del pensamiento de Santo Tomás le daban vir­
tualidad ordenadora, integradora y pacificadora para la vida de los
hombres,
y de modo especialísimo de los jóvene_s, · de tantas mane­
ras sometidos
y torturados por diversidad de impulsos y falsas
impresiones y estímulos inadecuados
que tanto dificultan, en nues­
tro tiempo, la maduración humana y la paz del espíritu.
(1) V. sobre el Padre Ramón _Orlandis Despuig_S.I. (1873_-1958), furidador de
Schola Cordis Jesri,·inspirador de la revista Crisfiandady cuyo magisterio .suscitó
la· namada ·escuela tomista de Barcelona,. los· trabajos "El magisterio tomista del
Padre Orlandis, Apóstol del Corazón de Jesús" de Eudaldo Forment (en Doctor
Communis,
1-IV y -V-VIII de 1994). También los artículos "Homénaje al -Padre
Orlandis"
de Pedro Suñer _S.I. ,¡ "Lá verdad en el amor: fé, cultura y· Comunica­
ción"
de Mons. Enrique Planas (ambos ~ Cristí.andad n.º 825-826, marzo-abril
2000) y
"El Padre Orlatidis, comentador de los Ejercicios" de Manuel Ruiz Jurado
S.I. (en CrisUandad, n:0 827-828, mayo-junio de 2000). Ver también la antologia
de
süs escritos: Pensamientos y ocurrencias, Editorial Balmes, Barcelona·- 2000.
302
_ (2) Alocución de 12 de marzo de 1964 (A.A.S. ri.º-56, 1964, pág. 365),
(3) Alocución
dé 17 de octubre de 1953 (A.A.S. n.~ 45, 1953, pág: 685).
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UNIDAD SEGÚN SÍNTESIS
De aqlÚ que la invitación al estudio de Santo Tomás pene­
trase
en mi vida de un modo tan práctico y vital que no sólo
determinaría mi orientación profesional hacia el estudio y
la
docencia de la Filosofia, sino que vino a ser para 'nú una de aque­
llas tareas,
por decirlo con lenguaje del propio Santo Tomás,
quae perttnent ad totam vttam. Ello fue, sin duda, el_ motivo esen­
cial de que, desde entonces, el estudio de Santo Tomás
me haya
ocupado durante los sesenta
años transcurridos hasta hoy desde
el momento de haber podido descubrir el carácter cultural y espi­
ritualmente saciativo de su doctrina.
He
_de recordar también al plimero y principal colaborador del
Padre Orlandis
en la fonnación de la. "escuela tomista de Barce­
lona", Jaume
Bofill y Bofill,. el Catedrático de Metafísica _de la Uni­
versidad de Barcelona entre 1950 y 1965, muerto prematuramente,
y a quien tuve el honor de suceder
en la profesión de esta. Cátedra.
Tampoco puedo dejar de aludir a los numerosos diseípulos uni­
versitarios que han sido colaboradores y estimulantes.
insustituibles
para la continuidad y perseverancia de las tareas de la "escuela to­
mista de Barcelona" y de las de formación espiritual y cuitural rea0
!izadas por el Padre Orlandis en nosotros. Mi experiencia me ha
hecho sentir el carácter siempre actual y renovador del pensamien­
to de Santo Tomás que vive
en la Iglesia y en ella obra y se difunde.
Santo Tomás en la tradición de Catalunya
Los recuerdos personales hasta aquí evocados me llevan con­
naturalmente a unas reflexiones de carácter histórico y sociológi­
co sobre las. circunstancias ambientales
por las que nos llega,
deinasiadas veces inadvertidamente, la presencia secular del to-
mismo en Catalunya. .. ·
Digo "inadvertidamente" porque, con la excepción de Torras
i Bages, que veía la Orden. de Predicadores como ''la verdadera
educadora de nuestra tierra", precisamen~ por la ~rseverancia
de los dominicos en la enseñanza de "la síntesis científica · que
personifica Santo Tomás de Aquino" ( 4), ha sido general entre
(4) Citado en Cristiandad, n.º 425-426, julio-agosto 1966.
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nuestros historiadores y dirigentes culturales el desinterés y aun
la falta completa de atención a esta dimensión profunda de la tra­
dición catalana (5).
Tampoco
podrla documentar las razones que pudieron moti­
var, en Torras i Bages, el que pusiera la doctrina de Santo Tomás
como el núcleo de esta tradición
-aunque encuentro datos
importantísimos que van desde el hecho de
que San Raimon de
Penyafort fuese el recopilador del sistema jurídico que estuvo
vigente
en la Iglesia occidental (hasta la codificación en tiempos
de San Pío X y Benedicto
XV), hasta el ferviente y explícitamen­
te proclamado tomismo de hombres como Miquel d'Esplugues,
Carles Cardó y Jaume Bofill, figuras
de primer orden por su saber
e influencia
en el siglo xx.
Para sugerir lo inadecuado y parcial de las perspectivas que
han borrado de la memoria histórica de los catalanes la vigencia
central y universalmente influyente
de la tradición del tomismo,
aludiré a dos eminentes figuras
de los siglos XVII y XVIII: los domi­
nicos Fray Joan
Tomas de Rocabertí (1620-1699) y Fray Joan
Tomas de Boixadors (1703-1780), de las que se ocuparon, res­
pectivamente, Torras i Bages y
Joan Tusquets Tbarrats (6).
De Rocabertí, que fue Maestro general de
la. Orden, y des­
pués Arzobispo
de Valencia, se ocupó el obispo Torras i Bages
en su discurso de recepción a la Real Academia de Buenas Letras
de Barcelona, de 8
de mayo de 1898, titulado "En Rocabertí i en
(5). Los que Alexandre Plana llamaba partidários de una interpretació~ "centrí­
peta" (éxtrinseéista) .de los orígenes del catalanismo dirigían.'su atención al hegelia­
nismo
de los pensadores federales catalanes; otros forjaban la imagen de un Ramón
Llllll "herético'': los que aquel autor llamaba "centrífugos", es ·decit, intrinsecistas,
tuvieron la preocupación de encontrar en CatalUilya precedentes de las actitudes de
modernidad filosófica y progteSismo cultural que veían encamados· en el renaci­
miento cultural y
político catalán, especialmente desde los inicios del siglo xx.
Así, esta búsqueda .de precedentes de la modernidad cultural en tareas y acti­
tudes de siglos· anterioies llevó a supervalorar la escolástica ec1écticá. de Cervera,
viendo etÍ élla el precedente de Jaunle Balmes, o el pensamiento de los edesiá."ti­
cos ilustrados de fines del siglo XVII y principios del siglo wc. No puedo aquí d~"a­
rrollar
ni discutir estas posiciones, de las que me he ocupado en otras ocasiones.
(6) ]OAN TusQUETS, "El cardenal Joan Tomás. de Boi:iadors i la seva influen­
cia
en el renai:x:ement del tomisme". En el Anuarl de la Sodetat Catalana de
Filosofia, Barcelona 1923, págs. 245~246.
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UNIDAD SEGÚN SÍNTESIS
Bossuet". Rocaberti reunió en su Biblioteca Máxima Pontificia
( obra
que contiene veinte volúmenes in folio y otro con los índi­
ces)
una antología casi completa de escritos teológicos y canóni­
cos sobre la potestad pontificia, especialmente sobre el derecho
de los Papas a juzgar sobre los actos de los reyes.
Rocabertí
es, probablemente, el último, cronológicamente, que
defendió la tesis del poder
directo de la potestad espiritual sobre la
potestad temporal. Por esto fue el principal adversario
de Bossuet
en su Defensio dedarationis deri galicani, donde el gran obispo
francés defiende la independencia y autonomía completa del
poder
temporal frente al poder espiritual. Rocabertí es, pues, una de las
grandes figuras del más intransigente y radical "ultramontanismo".
Pero
pata enjuiciar el profundo sentido eclesial de la figura
de Rocabertí, nos conviene mucho advertir el juicio que sobre él
da Torras i Bages:
"A nosotros, Fray Tomas de Rocabertí, enfren­
tándose a
Luis XIV en su política absolutista en éuanto se refiere
a los principios religiosos
de gobernación moral de los hombres,
se nos ·muestra como un vindicador de la libertad de la concien..:
Cia cristiana en una de las crisis ffiás trascendentales por la · que
ha pasado la civili.zación moderna" (J).
Conviene advertir que las palabras de Torras i Bages son de
una clarividencia y oportunidad excepcionales. Comprenderemos
la profunda verdad que contienen
si recordamos las . palabras de
Spinoza en su Tractaws theologico-politicus, cuyo. prefacio conclu0
ye, a la vez que con la afirmación de que la paz social exige que
el
poder político sea la fuente única éle criterios morales, con la
recomendación
de que este monopolio estatal de lo ético se con­
sigue más eficaz y seguramente con
la. concesión de iguales dere­
chos a todas las religiones y opiniones filosóficas o políticas"
(8).
(7) "En Rocabertí i en Bossuet" (Discurso' leido en la Reial Academia de
Bon~ Lletres __ de Barcelona, el 8 de mayo de 1888) iricluido en Obres completes
de fosep Torras í Bages, Editorial lberica, Barcelona 1914, vol. VI, parte 2, pág. 335.
(8)
Es un texto (Jue explica en su profunda raíz el fundamental ab.sOlutismo
del Estado liberal y muestra que, para éste, la garantía del pluralismo ideológic.o
y religioso no se ejerce para respetar la libertad de los hombrés personales, sino
pará hacer posible el absolutismo ·del Estada, absolutismo que, por cierto,. para
Spinoza,.
teníá su culminación coherente en la ·moderna democracia, Estas ideas
de Spinoza~ inspirador de Rousseau, dan razón-del en!rentamientci de los moder-
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.Tomas de Boixadors ha de ser reconocido como el gran
defensor del tomismo
en la Orden dominicana durante el siglo
XVIII. Después de ser Prior del convento barcelonés de . Santa
Catalina, fue elegido Maestro general de la
Orden y, en aquel
momento, el Papa Benedicto
XIV ordenó que su generalato fuese
permanente hasta nueva disposición pontificia.
En sus veinte
años de generalato (de 1754 a 1774) extendió a toda la Orden,
en. 1758, la ordinatio que, siendo Provincial de Aragón, había
promulgado para los estudios dominicos en 17 48. Cito algunos
párrafos
.de aquella ordinatio por la que se gobernarla la Orden
a partir de su promulgación universal por Boixadors:
"No hay que ignorar las novedades por. desc()nfianZa en la
validez de nuestro sistema filosófico, pero hay que exponerlas, si
son contrarias a nuestra Escuela, con prudericia, y si en ellas hay
algo aceptable,
hay que poner de manifiesto cómo no se contra­
dice
con la doctrina de Santo Tomás. Pero nÓ.hay que extender..:
se en exceso en el estudio de materias físicas y matemáticas. que
no .sean necesarias para los estudios teológicos.· En todo caso,
está prohibido a· los profesores-de la -Orden dominicaila apartar­
se de las doctrinas de-santo Tomás de Aquino" (9).
No quiero dejar de recordar un hecho-revelador del arraigo
dé)a tradición tomista en la sociedad catalana dúrante el siglo XVIII.
Cuando la ciudad de Mataró quiso tener un colegio cuyos estu­
dios permitieran
el acceso a la Universidad de Cervera (entonces
la única en Catalunya), lo que exigía que en el colegio de Mataró
existiesen los estudios de Filosoffa
-este nombre equivalía
entonces,.
y hasta mucho tiempo después, al que nosotros cono­
cimos como
Bachillerato-'-el Provincial de la Orden se dirigió al
Ayuntamiento de
Mataró y formuló dos observacion.es.
Se refería la primera a la necesidad de obtener un permiso
expreso del Superior General, ya que los estudios conducentes a
la Universidad no eran propios de la vocación escolapia (dedica-
neis_ estados _frente a_ cualquier juicio moral que se fundamente en la fe religiosa
e invoque, por
lo mismo, derechos ·naturales' al hombre no de Originación antro­
pocéntrica
e inmanentista, sino emanados de Dios creador, Soberano_ del universo.
(9) Citado en mi libro La tradiCidJJ caialana en el siglo xvm. Entre el absolu­
tlsmo y la Jlustradón. Fundación Francisco Elías de Tejada, Madrid 1995, pág. 151.
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da a la enseñanza de las primeras letras, para dar .así educación
.a los estamentos sociales inferiores).
La segunda observación re­
cordaba
que "la Religión de las Escuelas Pías s;,stentá, en Filo­
sofl:a, irrefragablemente, la doctrina y sólida opinión del Angélico
Doctor y
ma,;,stro de las escuelas, Santo Tomás de Aquino, en
consecuencia del universal decreto de dicha Religión" (10).
La búsqueda de la síntesis
La necesidad de alcanzar a comprender la síntesis de doctri­
na de Santo Tomás se unía en el Padre Orlandis con la consigna
urgente
de su búsqueda, ya que le parecía que esta síntesis resul­
taba "casi desconocida", incluso para mu~os tomistas. Por esto,
lo que ha venido a llamarse "escuela tomista de Barcelona" sur­
gió
por haber conseguido transmitir a sus discípulos la convic­
ción
de la urgente necesidad de buscar dicha síntesis en la pro­
pia
obra de Santo Tomás de Aquino, de la que muchas veces las
discusiones y polémicas escolásticas durante
siglos y, posterior­
mente, la precipitada entrega a planteamientos ajenos a
Sa.nto
Tomás habían, de algún modo, distraído.
Será, poi; tanto, un testimonio de agradecimiento y homena­
je a la Universitat Abat Oliba el ofrecer en este acto a mis oyen­
tes algunas reflexiones
que sugieran puntos nuc.leares y líne.as de
reflexión que orienten nuestra atención hacia la síntesis doctrinal
de Santo Tomás
de Aquino, para ver en ella un camino recto
conscientemente diferenciado de posiciones entre si opuestas e
igualmente falsas, y cuya oposición es, para Santo Tomás, tam­
bién un testimonio de la verdad del camino por él emprendido.
Por esto, en Santo Tomás e_stán compuestas, sintetiz'adas, pues­
tas en nuestro pensamiento con la unidad con que han sido cons­
tituidas
por el mismo acto creador divino, dimensiones de la reali-
(10) Estas últimas palabras recordaban la deter~naci6n acordada eO el Ca­
pítulo General_ de 16_77 (v. CARLos VIIl.. PALA_ ScH., P. Es.cuelas Pías de Matar6. Su
historial pedagógico, Calatrava, 1972). También en unas nortnas promulgadas en
1763_ por el General de la Orden se decía "a nuestros teól9gos no les es lícito
apartarse de la doctrina de Sar,i.to Tomás''.
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dad que, al ser asumidas con exclusivismo unilateral, han dado
lugar, a lo largo del pensamiento humano, a opciones inadecuadas
entre posiciones antitéticas, para concluir,
en la modernidad post­
kantiana,
en postular la di_aléctica de. los opuestos como el factor
del movimiento
y de la vida del
pensamiento humano.
Por ser Santo Tomás un "filósofo cristiano" no cónviene sepa­
rar su capacidad sintética entre dimensiones del ser del universo
o de vertientes del conocimiento humano, de
las_ líneas de conti­
nuidad entre la entidad y las
operadones natutáles del hombre y
de los constitutivos de la elevación del hombre mismo
al orden
sobrenatural
de la filiación divina y su consumación en la eterna
bienaventuranza a. que se ordenan todos los dánes sobrenatura­
les y gratuitos que nos otorga la divina liberalidad.
Cum gratia non tollat naturam, sed perficiat
Voy a C to de profundizar y desarrollar, primeramente, el sentido de la
afirmación que hallamos desde las primeras páginas de
la Suma
Teológica, según la cual "la gracia no destruye la naturaleza, sirio
que la_ perfecciona", en la que podemos hallar uno de los ,hilos
conductores de la doctrina sagrada de Santo Tomás, que ilumina
también su síntesis metafísica y antropológica.
El pensamiento cristiano, que ha estado muchas veces tenta­
do de anti-naturalismo y anti-humanismo (asumidos pensando
hacer
un obsequio a Dios, y casi un homenaje· a la fe y a la gra­
cia), ha sufrido también tentaciones opuestas,
en algunos casos
sentidas por los ·mismos que caían en lo anteri6rmente desérito.
Si para defender la fe negamos la capacidad natural del hombre
para un ascenso analógico, desde las perfecci en el mundo creado y en el hombre, hacia Dios infinitamente
perfecto y liberalmente donador de ser y de vida a entes perso­
nal_es crea.dos a. su itnagen y semejanza, cerraremos, en realidad1
el camino a la recepción de J.a fe, cuyo sujeto propio és; preCisa­
mente, el hombre racional.
Pero, además, al interpretar la fe como constitutivamente .
necesaria para aquello a que tiende la totalidad de la vida racio-
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na! humana, que es el conocimiento de Dios (casi toda la filoso­
f!a se ordena al conocimiento de Dios, afirma Santo Tomás), la
rebajamos respecto de su carácter divino, sobrenatural y gratuiio,
para pasar a afirmar, con Bayo, que
no debe ser calificada de
sobrenatural, sino de natural (11).
Si lo sobrenatural se exige
como constitutivo de la naturaleza, se ha caído ·en un naturalis­
mo que, en su punto de partida, parece marchar en dirección
contraria al que inspira los deísmos filosóficos o los pelagianis­
mos y semi-pelagianismo teológicos, pero que confluye, sin pasar
por el "medio verdadero", con el error opuesto.
En Santo Tomás, la afirmación de la capacidad racional del
hombre para el conocimiento de Dios se inserta· en una com­
prensión de la armonía y congruencia entre la creación del hom­
bre con sus capacidades naturales y su elevación sobrenatural
por la que queda ordenado a la participación de la divina natu­
rale.za que culmina en la contemplación intuitiva beatificante de
Dios en su esencia. "Todavía. no se manifiesta lo que somos;.
cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le vere­
mos según que es", como dice la Primera carta de Juan.
Pero el sujeto de la elevación y adopción filial es el hombre
en cuanto tal. Por esto puede Santo Tomás decir que "la fe pre-
. supone el conocimiento racional como la gracia presupone la na­
turaleza y como toda perfección presupone lo perfectible" (12).
Y puede también. decir que la naturaleza humana de Cristo, ins­
trumento del Verbo
en la comunicación. de la divinidad a los
hombres, es también, y por _lo 1nismo, par~ nosotro·s, causa de
nuestra perfección humana.
De acuerdo con estas concepciones, encbntramos. en Santo
Tomás que "la gloria no excluye la naturaleza, sino que la per­
fecciona'; y, en consecuencia, subsisten en el bienavéntura:do
todas las inclinaciones y deseos honestos del cristiano en el esta­
do viador. Hay que reconocer, inchJ,sO, que el amor de sí 1nismo
(con el que se conexiona el deseo de felicidad como desarrollo
pleno de la persona humana) fundamenta que,
en. cuanto a su
(11) BUJa de San Pío V contra los e'rrores de Miguel Bayo, 1 de octubre de
1567; OS n.º 1021.
(12)
S. Th. I, q. 2, a. 2, ad l.
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intensidad subjetiva, el amor de sí mismo sea más central que el
amor
al prójimo, y sólo sea superado por la caridad hacia Dios,
Bien infinito poseído
en la visión beatífica.
Santo Tomás se plantea
una objeción en éontra de esta pri-·
fiada "subjetiva" del amor de sí mismo: "Para cada uno será Dios
toda la razón del amor, por lo cual el bienaventurado amará más
que a sí-mismo a los tjue:_ son 1nás cercanos a Dios".
He aquí la respuesta, que nos parece audaz y desconcertante:
"Para cada uno será rnos toda la razón del amar, por cuanto Dios
es todo el bien del hombre. Pues concedido,
por imposible, que
Dios
no fuese el bien del hombre, no habría para el hombre razón
de amarle. Por lo tanto,
en el orden del amor es necesario que, des­
pués de Dios, el hombre se ame máximamente a sí misnib" (13).
Sólo la parcialidad y
el error han querido ver, a veces, en
Santo Tomás una deformación o una atenuación de la tradición
proclamada
por San Agustin, el Doctor de la gracia y de la
Salvación, quien, tratando
de Cristo como mediador, escribió:
"Para que el hombre tuviera
en el Hombre Dios el camino hacia
el Dios del hombre. Este
es el Mediador entre Dios y los hom­
bres,
el. Hombre Cristo Jesús. Es Mediador en cuanto Hombre, y
por esto mismo es también Camino. Porque si entre aquel que
tiende y Aquel a Quien tiende media
un Camino hay esperanza
de llegar ... Este es el Camino defendido plenamente contra todo
error: que Él mismo sea Dios y Hombre: adonde se va· es a Dios,
por dónde se va es el Hombre" (14).
Ea quae sunt natura/ia homini neque substrahuntur,
neque dantur homini per peccatum
(S.Th.I", q.93, a.2, in c.)
La experiencia de la inclinación al mal, efecto de la privación,
por el pecado, del orden propio de la perfección de la naturale­
za, afecta tan trágicamente a nuestra vida que el lenguaje huma-
(13) S.Th. II-ll q. 26, a. 3, ad 3 ..
(14) SAN AGusTfN, Ciudad de Dios, XI, 2.
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UNIDAD SEGÚN S!NTESIS
no más cotidiano y directo, y también la palabrá divina revelada,
expresa,_ con frecuencia -sin eritretenerse en distinciones entre
un lenguaje "formal" y un lenguaje "material"-, enteras vertien­
tes de nuestra existencia como incitadoras
al egoísmo, a la s.ober­
bia y a la injusticia, lo cual se materializa en expresiones como
"la ciencia hincha" o "las riquezas de iniquidad".
El riesgo de
interpretación que "esencialice" tales expresiones tOmadaS en su
lectura más crasa y "material" está presente en todos los siglos
cristianos_llevando a confusiones heréticas, o bien, y de_ un modo
más generaliÚdo y frecuente, a "beaterías" que el Padre Orlandis
definía como actitudes de "inconsciencia
en el orden de lo sobre­
natural".
Así, no es lícito hacer de la belleza de las mujeres la causa
intrínseca
y esencial de los vicios de la carne, ni tampoco lo es
considerar la soberbia como el efecto propio del saber, al que
tiende naturalmente todo hombre, o ver en la necesidad del tra­
bajo humano, y
en su efecto propio del dominio de la naturale­
za y de adquisición de utilidades y valores económicos, la causa
propia del orgullo e iniquidad a
que tantas veces nos lleva la
riqueza.
La admirable sabiduría del Doctor humanitatis nos libe­
ra de toda beatería y de toda interpretación herética de las
acti­
tudes evangélicas de la pobreza de espíritu o de la renuncia
generosa a toda búsqueda soberbia de la riqueza, del poder o del
prestigio vano
y desorientador.
Admiremos, por ejemplo,
su argumentación a favor de la tesis
de que,
en los hombres, la capacidad generadora de hijos no es un
efecto del pecado original, o algo que Dios puso en el hombre por
haber previsto la caída de Adán. Rechazando lo que había dicho
en
aquel sentido San Gregorio de Nisa, Santo Tomás advierte que "esto
no se dice razonablemente, porque lo que es natural al hombre no
se le. quita ni se le da por el pecado" (15). Y a los que teman .difi­
cultad en admitir la generación por la unión de los sexos, supues-·
ta la vehemencia ardiente· y desordenada con . que . la asumen de
ordinario los hijos de Adán,
y por la que los hombres nos aseme­
jamos a las bestias, les expone así "lo que hay que decir" sobre esto:
(15) S.Th. !,_ q. 98, a. 2, in c.
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"El hoú1bre se hace bestial en la unión de los sexos porque
el placer del acto y el hervor de la concupiscencia no pueden
moderarse por _la razón. Pero en el estado de inócencia no se
darla esto, no porque fuese menor el deleite sensible, como
dicen algunos,
pues hubiera sido el placer sensible tanto mayor
cuanto
más pura la naturaleza y el

cuerpo más sensible"
(16).
Si somos fieles en la lectura de Santo Tomás a sus inequívocas
actitudes (y recordamos que, para él, las virtudes referentes
· a la
ordenación de las pasioiles no sólo 11.o excluyen éstas, sino que las
causan cuando
son deficientes} y que la templanza no consiste en
la insensibilidad, y que la misma gracia reordena las pasiones por
medio de la virtud), advertiremos que -en su equilibrada doctri­
na 1nor3.l, que no es epicúrea, ni estoica, ni puritana-la castidad
conyugal exige c:¡ue los esposos estén mutuamente enamorados y
se sientan íntimamente atraídos en su vida de matrimonio.
Si supusiésemos que el pecado quita al hombre la natural incli­
nación a los
bienes humanos que fundan la conciencia del impe-
. rativo natural en el corazón del hombre, tendtiamos que conceder
que el hombre que peca contra la fe pierde la aspiración a la ver­
dad, con lo cual afirmatiamos la imposibilidad
de la conversión y
tendtiamos que decir que todas las acciones
de los infieles son
vicios, y que
no reciben ningún efecto de la gracia que les invite
a. la aceptación de la verdad natural o revelada, y tendtiamos que
conceder tambíén que "fue(a de la Iglesia no se comunica a los
hombres gracia alguna" (17), lo que inutilizarla, por cierto, toda
evangelización de los infieles o
de los hombres descristianizados.
El aristotelismo en la filosofía cristiana de Santo Tomás
El relativismo historicista (tan influyente y desorientador en
las últimas décadas del siglo XX) llevó, incluso a autores valiosos,
a negar que la presencia
del pensamiento dé Aristóteles en la
(16) !bid., ad 3.
(17) CLEMENTE XI, Unigenltus Dei Fflius, 8 de septiembre de 1813, n.º 29; DS
n.º 2429.
312
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UNIDAD SEGÚN SÍNTESIS
doctrina filosófica de Santo Tomás, y su utilización al servicio del
saber teológico o
de la "doctrina sagrada", respondiese a una
opción intrínsecamente asumida y coherente con la orienta.cióli.
de su tarea de filósofo y teólogo. Santo Tomás, para quienes han
asumido esta actitud de relativismo historicista, río habría optado
por Aristóteles, sino que habría simplemente optado por la "cul­
tura de su tiempo".
Si esto fuese así, quedaría sin explicar la creciente presencia
de Santo Tomás a lo largo de los siglos modernos y la insistencia
de la Iglesia jerárquica, no sólo en recomendar su estudio, sino
en establecer preceptivamente que, en la formación de los que
se preparan para la .ordenación sacerdotal, el estudio de la obra
de Santo Tomás fuese obligatorio.
El Padre Ignasi Casanovas S.I., deseoso de. qne hubiese en
Barcelona una institución análoga al Iristituto Católico de París, o
a la Universidad
de Lovaina, o a la Universidad Católica del
Sagrado .Corazón
.de Milán, en los Estatutos redactados para la
qne sería una Facultad Eclesiástica de Filosofía, determinaba que
•11se enseñará la filosofía escolástica de tal manera. que los que
sigan sus cursos sean formados con
una síntesis doctrinal plena
y coherente, según el método y los principios de Santo Tomás de
Aquino; desde esta doctrina serán examinados' y juzgados .los
diversos sistemas filosóficos" (18).
Tampoco se explicaría que,
en la segunda mitad del siglo XVI
o al final del siglo XVII, se legislase la obligatoriedad de seguir
a Santo Tomás y ·a Aristóteles -como hizo San· Ignacio, con
aprobación pontificia, en las constituciones de la Compañía de
Jesús (19); o que León XIII, en su letra apostólica Gravissime ·
Nos, de 20 de. diciembre de 1892, confirmando dichas constitu­
ciones e interpretando las palabras
de San Ignacio "en lógica,
filosofía natural
y moral se seguirá la doctrina de Aristóteles"
estableciese
que "la filosofía de Santo Tomás no es otra que la
aristotélica".
(18) MIQUEL BATLLORI, Obras del Padre Ignacio Casanovas. Relfquies Jite'r8.-
ries, Editorial Balmes, Barcelona, 1960, pág.· 354. ·
(19) Constitutiones Societatis Iesu, IV, e·. 14, n.º 1 y 3.
31~
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FRANCISCO CANALS V/DAL
Como no se explicarlan, desde aquella perspectiva historicis­
ta, las
enseñanzas y preceptos del Concilio Vatic;ano II que hablan
de un patrimonio filosófico perennemente válido, y que señalan
a Santo Tomás como principal orientador, junto con los Padres de
la Iglesia, del estudio .de la doctrina teológica (20). ·
Este modo de hablar de la autoridad jerárquica de la Iglesia
me confirma en la convicción de que es posible ericontrar razo­
nes intrinsecas esenciales para la opción aristotélica de Santo
Tomás de Aquino. No
es dificil hallar en su obra juicios muy
expresivos de la necesidad de seguir la doctrina de Aristóteles
para asegurar más firmemente la ortodoxia y servicio a la fe de
la doctrina sagrada e, incluso, de la misma filosofía asumida en
aquélla y necesaria para evitar que las falacias filosóficas alteren
el sentido y debiliten radicalmente la comprensión de los artícu­
los
de la fe católica.
"Agustín, siguiendo a Platón cuanto lo
soportaba la fe católi­
ca ... " leemos
en Santo Tomás. Todavía más explícita y audaz­
mente expresa su pensamiento sobre aquello en que el segui­
miento
de Platón podrla llevar a la desintegración de la fe: "Es
contrario a la fe afirmar que las ·esencias de las cosas .existen
fuera de las cosas mismas" (21).
Textos notabilísimos y
que podrlan llevar a alguien a pre­
guntarse acerca
de la posibilidad de encontrar en la Sagrada
Escritura o
en la Tradición de la Iglesia una enseñanza del mis­
terio cristiano
por la que fuese definible dogmáticamente la per­
tenencia de las esencias
en las cosas. La experiencia de los siglos
posteriores, máximamente en los tiempos post-kantianos e idea­
listas, nos puede hacer admirar la iluminada anticipación, dina­
mos profética, del Doctor Común de la Iglesia.
¿No ve1nos en nuestro ·tieIT.lpo, en el "modernismo católico",
o en la paralela teología liberal protestante, o en lo que fue la·
fuente común de aquellas tendencias, la hegelianización -con-
11·a la que quiso reaccionar Kierkegaard-de la lectura de la
Sagrada Escritura y de los "credos históricos" de la Iglesia' Lec-
314
(20) Decreto Optatam totius sobre la formación sacer9otal n.º 15 y n.º 16.
(21) S.Th. L q. 84, a. 5, in c.
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UNIDAD SEGÚN SÍNTESIS
. turas para las que la totalidad de la historia biblica queda diluida
en un orden de "conceptos" y "sentidos" insertós en una feno­
menología esencialista .. El significado literal e histórico de la
Escritura queda por lo menos olvidado, o. total y absolutamente
desplazado, por
una hermenéutica que lo traslada hacia signifi­
cadOs 8610 n1orales, con frecuencia de. horizonte exclusivame_i;ite
antropológico. En. definitiva, Cristo no es, en estos lenguajes,
idéntico con Jesús de Nazaret; No es realmente el Camino, la
Verdad y la Vida, y no es, desde luego, el Hijo dé Dios nacido de
Maria Virgen, Madre de Dios.
El aristotelismo filosófico sirve a Santo Tomás para un con­
cepto correcto del hombre, singularizado
por la materia e infor­
mado
por el alma, por lo que el hombre individual es un ser
personal, inteligente y libre, destinado a la felicidad eterna y
objeto,
en sí mismo, de la solicitud providente de Dios. Le sirve
para evitar también la disolución de la ley moral, que impera al
hombre a la realizá_ción de los bienes hu1nanos en un ·sistema
de valores que supuestamente· ''valen pero no son". Su antro­
pología aristotélica es también instrumento precioso de su ad­
mirable cristología.
Como dice Aristóteles, también lo falso da
testimonio de la verdad ( C. G, libro VI, c. VII)
Es una grave incomprensión de la actitud de Santo To más
interpretar sus afirmaciones
en que se destaca la oposición contra­
ria de errores opuestos
-entre los que la fe verdadera y la doctri­
na filosófica correcta quedan situadas como una
"vía media"­
co1no si propugnase un ec:lecticis1no, o como si defendiese como
método de hallazgo de la verdad la búsqueda vacilante y falta de
crite1io. entre las tesis y antítesis, por·las que -se mueve tán fre­
cuentemente lo inconsistente del pensamiento humano.
Si Santo Tomás subraya esta oposición de falsas doctrinas
-entre sf contrarias; y unas y otras __ contradictorias _ con la ver­
dad-es precisamente porque tiene el sentimiento de que un jui­
cio verdadero es el que dice de las
,osas, plena y enteramente,
315
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FRANCISCO CANALS VIDAL
lo que verdaderamente son, mientras que la falsedad sobreviene,
en el lenguaje y en el pensamiento humanos, por la parciali­
zación y ruptura entre los elementos constitutivos de
un ente.
· Asi como las herejias cristológicas quieren tomar su fuerza de
la afinnación exclusiva y excluyente de la naturaleza humana de
Jesucristo
-desconociendo su divinidad-o de su naturaleza
divina
-excluyendo su humanidad-; asi como las herejias sote­
riológicas surgen cuando,
por atender a la verdad del libre albe­
dtío, se olvida o se niega la necesidad de la gracia que causa el
bien en nosotros, o bien cuando la afirmación de la gracia divi­
na sirve de apoyo a la negación de la libertad de albedño huma­
no; asi también,
en el campo filosófico, la innegable y patente
conciencia del yo
pudo llevar a la escisión entre el entendimien­
to y la sensibilidad, y
aun a la minimización y negación del rea­
listno de nuestro conocimiento de las cosas materiales o, contra­
riatnente,
la atención a la ex¡Jeriencia sensible .se _ha.-to1nado
como punto de apoyo para negar o disolver en aquella el enten­
dinliento de las esencias de las cosas.
Frente a la afirmación de Heráclito "nada es, todo fluye; nadie
se baña dos veces en el mismo ño" o la de Parménides "lo que
es, es, sie111pre uno, estable y permanente", el pensamiento de
Alistóteles se caracteriza por la afirmación verdadera, integra y
"sintética" de lo
uno y de lo múltiple, de lo substancial y perma­
nente y de
la realidad de los cambios en la multiplicidad de las
categoñas que se
pueden "decir", y según las que se dan movi-
1nientos co1no cainbios sustanciales! alteraciones cualitativas, cre­
citnientos cuantitativos, acciones, recepciones pasivas que fun­
dan las respectividades o relaciones, sin las que la pluralidad de
los entes no podría constituir un "univers~".
La nueva base que, al decir de Heidegger, sirvió a Aristóteles
para la construcción de un nuevo edificio metaffsico fue la ana­
logia: lo
que es se dice de mucl1as maneras, aunque entre si pro­
porcionadas o entre
si referidas. Por la analogia es posible afir-
1nar, sin vulnerai· el princi¡Jio de no contradicción, ·el .ser y el
devenir (porque el mismo sujeto que todavia no es "pensante",
por ejetnplo, es capaz de JJensa1niento, es decir, no se da en él
una realidad en acto, pero sí una realidad en potencia, esto es, la
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UNIDAD SEGÚN SÍNTESIS
capacidad de poseerla) o la µnidad dé una esencia que se dice
de muchos individuos, numélicamente distintos, singulalizados
por sus caracteres materiales individuantes.
De este modo, es posible reconocer el sentido unitario de
una esencia que se predica de 1nuchos individuos, sin caer por
ello en la negación de la realidad del ser individual. Con ello se
evita el
liesgo de pensar en los nominalismos como si. fuesen la
única alternativa
al ideal-realismo platónico.
El ser es el acto del ente
Pero en Santo Tomás de Aquino acaece el acontecimiento
metafisico capital y sin precedentes explícitos
en la histolia de la
Filosofía: la "trascendentalización"
de la doctlina del acto y la
potencia.
La potencia por antonomasia, la que sólo es capacidad
de ser" substancia natural, 1naterial y corpórea, es la 1nateria pritna
(a la que compete, propiamente, el ser un "ténnino medio" entre
el ente
en acto y la nada). Porque la matelia es capacidad de
co1nponerse con la forma para constituir una substancia, ¡Jel·o no
es ella misma en acto substancia 111aterial.
Más allá ·de la constitución hilemórfica de las substancias
mateliales, más allá de la inherencia de los accidentes predica­
mentales
en su sujeto substancial, Santo Tomás piensa la esencia
de las cosas finitas, contingentes y creadas, como capacidad par­
ticipante, receptiva y limitativa del ser de las cosas.
Este pensamiento del ser
de los entes finitos no como la "fac­
ticidad" de su "darse", sino como la actualidad
de las mismas for-
1nas o esencias, es el núcleo de la ontología de Santo Tomás, por
la que el ascenso analógico al Ente Plimero y Cáusa absoluta del
universo a·eado, Dios, ha de llevar a concebi!lo, en cuanto pri-
1ner analógado del ente, co'1no el 1nis1no Ser subsistente,
Toda la Metafísica occidental ha recibido el impacto de la afir-
1nación -de Avicena, uno de los· grandes con1entaristas islá1nicos
de Aristóteles, para el cual la existencia, o ser actual de los entes
finitos, era 'un "accidente" de stf esencia. Este "esencialismo'.' in­
fluyó muy poderosamente incluso dentro de la escuela tomista.
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FRANCISCO CANALS VIDAL
He aqw lo que escribfa, en sus Comentarios a la Suma Teológica,
el insigne dominico Domingo Báñez sobre él te> Tomás,
en S. Th. l q. 4, ad 3, "El ser mismo es lo perfectisimo de
todo; pues se compara a todas las cosas como acto":
"Esto es lo que Santo Tomás clama frecuentísimamente -:-dice
Báñez-y los tomistas no quieren oír: a saber, que el ser es la
actualidad de todas las cosas, aun de las mismas formas, y que
en ninguna cosa
se ericuentra_como.·receptivo y perfectible, sino
más bien como recibido y perficiente de aquello
en que se re­
cibe" (22).
Lo que en Santo Tomás es capital
En este núcleo ontológico se implica1,1 y contienen algunos
puntos capitales, que hemos de entender no como los ·que son
opinables, como se ;declararon ser las veinticuatro tesis -"princi­
pia et pronunciata malora", smo aquello que, en el Mottu pro­
prio Doctoris Angelici
(23), se define como "lo que en la filosofía
de Santo Tomás es capital (quae sunt capita)", y donde se afirma
que "no ha de ser tenido entre las opiniones, sobre las que es
lícito disputar en sentidos opuestos, sino que ha de ser conside­
rado como los fundamentos en que se apoya toda la ciencia de
las cosas naturales y divinas". Es decir, aquellas verdades ciertas,
conocidas
por la filosofía antigua y por la cristiana, a que alµdfa
Pio XII en su ya citada Alocución de 1953, como los fundamen­
tos del edificio
compuesto por Santo Tomás dé Aquino.
Para la
búsqueda de la sintesis doctrinal de Santo Tomás seria
de · 1a máxima iinportancia la sistetnatización _ de estas verdades
que tienen carácter fundamental y _describir las líneas de racioci­
nio por las que está construido sobre aquellas el edificio doctri­
nal de Santo Tomás. Aquí no podemos hacer sino ensayar el
enunciado de algunos de estos pllntos capitales, He escogido los
(22) DOMINGO B~Z, In Prfmam, q.3, a. 4.
(23) Mottu proprio DoctorisAngelJd, 29 de abril de 1914; A.AS. vol. VI, 336-341.
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UNIDAD SEGÚN SÍNTESIS
referentes a las propiedades trascendentales del ente, los grados
de perfección
en la participación del ser y la apertura infinita de
las operaciones de la vida del espiritu. Todos estos conceptos tie­
nen la misma analogía de p concepto de ente trascendental. Asf, es diversa en los vivientes
personales· que en_. las substancias materiales no vivientes y en
todo ente no personal la manera de poseer la unidad, la verdad
y la bondad.
Según los niveles de posesión del ser
son lós niveles o gra­
dos de perfección (24).
Los entes carentes de vida, los vivientes
carentes de conciencia y conod1niento, los cognoscentes caren­
tes de conciencia espiritual y de naturaleza intelectual, no son
tales por imperfección del ser mismo en si, sino por el. modo
delimitado e imperfecto
en que participa.n del ser. La plenitud del
ser
y del vivir se da en la persona, que es capaz de felicidad, lo
perfectlsimo
en toda la. naturaleza y único ente P.or el que el uni­
verso tiene sentido.
El acto de entender, . que en el hombre es entitativamente una
cualidad de la substancia pensante, es, en cuanto tal, cierto ser y,
por lo mismo, infinito (25). Los. trascendentales relativos, verda­
dero
y bueno, se dicen de todo lo que es desde la referencia que ·
a tüdo ·er universo de los e_ntes tiene el alma intelectiva; ql.le __ se
hace todas las cosas por el entendimiento y qué tiene inclinación
hacia todo ente
por su inclinación propia que sigue al entendi­
miento, que es la voluntad.
Supuesta la existencia
de multitud de entes, numéricamente
distintos o esencialmente diversos, o graduados
en su nivel de
perfección, a
la afirmación de algo como ente se sigue la nega­
ción de que este ente sea aquel otro ente. Pero la negación es
posterior a la afirmación y fundada en ella. A la primacía de la
afirmación corresponde la primacía de lo
uno sobre lo múlti­
ple
· (26): no se puede afinnar la alteridad mediante la posición
del "no-Ser". Si nos in.ovemos, con Santo Tomás, en el aristotelis-
a-0 sllir~~L~~~~~··~b~~~L~b~
(25) S. Th. !, q. 54, a. 2, in c.
(26) De Potentia Dei_ q. 10, a.2 y S. Th. !, q. 11, a. 1, ad 2.
319.
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FRANCISCO CANALS V/DAL
mo auténtico, no podremos entender la determinación como
negación (Spinoza) o atribuir a
lo negativo el despliegue dialéc­
tico del saber absoluto (Hegel).
Verdadero
es el ente que, en cuanto tal, es destina.do a ser
conocido según
que es. Porque entendemos que entendemos el
ente concebimos el
ente como verdadero (27). Asi, la entidad
precede
y fundamenta el concepto de verdad, pero el conoci­
miento es como
un cierto efecto de la verdad del ente (28).
Bueno es el ente
en cuanto apetecible, esto es, en cuanto
perfecto
y, por ello, perfectivo de otro ente a modo ele fin. Se
concibe el ente ·con10 bueno al ser conscientes de que apetece­
mos lo real
en cuanto perfecto. Pero lo perfecto es apetecido en
cuanto perfectivo, según lo que dice razón de fin (29).
Asi, el bien es lo difusivo de si mismo por cuanto la perfec­
ción del
ente consiste en su actualidad y "es de la naturaleza de
cualquier acto el que se con1unique a sí 1nisn1011, por lo que todo
lo que es
en acto obra, y con1unica aquello por lo que es en acto.
El obrar no es otra cosa qt1e con1unicar aquello ¡)or lo que el
operante
es en acto (30).
Esta co1nunicación del ser
no se litnita, pues, a la acción físi­
ca o predicarnental,
cnn·elativa de una recepción según la que el
efecto es extrínseco a la caus;:1 operante y la acción 1nis1na se da
según distancia espacial y con la ten11Joralic.lad de un 1novimien­
to sucesivo
(31).
Los vivientes espirituales e111anan dentro de sf-con 01-,eracio­
nes con1unicativas y efusivas, sin alte1idad, ni ca1nbio físico ni
temporal. De aquí que entender
en acto es expresar, en la i'nterio­
ridad del sujeto espiritual. el verbo mental dicho por el cognos­
cente
en acto. Sin esta palabra del viviente espiritual y personal
no se daría sociabilidad alguna en el universo (32).
ilO
(27) S,Th. !, q. 16, a. 4; ad 2.
(28) De Veritate q. 1, a. 1, in e::.
(29) S. Th. !, q. 16, a. 4, ad 2.
(30) De Potentla Del, q. 2, a. 1, in c.
(31) De Potentla Dei, q. 10, a. 11, in c.; IV C.G. cap. 11.
(32) IV C.G. cap. 11.
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UNIDAD SEGCíN SÍNTESIS
El acto pleno y perfecto de la voluntad, que es la inclinacicín
1nisn1a del ho1nbre, es el an1or; que en su ¡1lenitud es efusivo y
donante de sí n1is1110, y cuya efectuación ínti111;.l es el an1or n1utuo
y nexo de los que se aman (33).
La acción creadora de Dios, liberal y libre111ente causante, en
los entes creados, de todo su bien y perfección, no puede ser
dirigida a la adquisición de
bien alguno por El que es la misma
esencia
de la bondad y perfección infinita, sino sólo a la con1u­
nicación del bien. Así, "el An1or de Dios inti.1nde y crea la bon­
dad en los entes creados" (34).
"Todos los entes creados tienden a ase1nejarse a Dios". "(:ada.
ente tiende a su perfección propia en cuanto que es una se111e­
janza de la perfección y bondad divina y no a la inversa".
Tesis capitales frecuentemente olvidadas
En el to1nisn10 ha ocurrido con frecuencia que algunas tesis
capitales, que son punto de apoyo de otras también de carácter
fundamental, podrían ser llamadas "tesis olvidadas". Enunciare­
mos algunas: la conciencia existencial del yo; la naturaleza locu­
tiva del acto intelectual;
la substancialidad "en el género de lo
inteligible" de la imagen intencional expresa o ''palabra mental".
La insistencia polémica en un malentendido aristotelismo
antitético a la doctrina de San
A¡,,ustín ha ignorado la exLstencia,
en cada hombre individual, de un "doble conocimiento'': la del
conocimiento
de la naturaleza del alma y la del conocimiento el
ahna según que tiene ser en tal individuo.
"El conocimiento universal es aquel por el que se conoce h1
naturaleza del alma; pero el conocimiento que cada tmo tiene su alma en cuanto a lo que le es prq:>io es él conocimiento según
que tiene ser en tal individuo (por el que se conoce la existencia
del alnia con10 cuando alguien percibe que tiene alnia) mientras
(33) S.Th. J. q. 20, aa. 1-2.
(34)
S.Th. J. q. 44, a. 4, ;n c. y ad 3.
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que áí conocimiento de lo que· es el a1ma y Clláles son sus ·acci­
dentes propios se llega por los actos y por los objetos de los mis­
mos act6s. Mientras que el _conocimiento existencial que cada
uno tiene de su alma ségún que tiene ser en tal individuo se da
al percibir que tenemos alma. ·
· "Para que alguien perciba que el ahna existe o que en ella
se obra bastá -la p~esericia a la mente de la substancia del alma,
presente a la mente, pues de ella emanan los actos en los que se
percibe ella misma actualmente'' (35).
La desatención a esta conciencia existén.cial inmediatamente
perceptiva del alma
en su ser individual ha. desfigurado la doc­
trina
de Santo Tomás impidiendo reconocer que "el principio de
nuestro conocimiento proviene de los sentidos, pero no es nece­
sario
que todo lo que es conocido por el hombre esté sujeto a
los_ sentidos, o se conozca inmediatamente. por un efecto sensi­
ble, ya
que la mente misma se conoce a sí misma por sus actos
que no están sometidos a los sentidos". Esta ignorancia de la
auto-percepción del s~ misffio en su ser ha dejado impotente al
tomismo
en su polémica con el criticismo trascendental kantiano.
Otro olvido
de una tesis capital la hallamos . en· la secular
desatención a
la afirmación inequívoca de la naturaleza locutiva
del acto de entender,
que trató lwninosamente Jua11 de Santo
Tomás: "El entender es, por su naturaleza, según su peñección,
manifestativo y locutivo y, por lo mismo, formador, en lo interior
de la conciencia intelectual, del objeto entendido: aquel acto por
el que el objeto es formado es el conocimiento, pues entendien­
do fonna el objeto, y fomlándolo lo entiende, porque a la vez lo
forma y
es el objeto formado y el entendimiento lo entiende;
como.si la vista,
viendo, forinase lo que ve, a_ la vez.vería y for-:
maría el objeto visto" (36).
De esta tesis capital me ocupé en mi estudio Sobre la. esen­
cia del conocimiento (37), donde mostré b urgencia de atender
(35) De Veritate, q. 10, a. 8.
(36)
V. nli. libro Sobre la esencia del conocimiento, 11 parte, cap. 3: "EÍ1tender y
decir. El conocimiento en cuanto formador de lo conocido" (PPU, Barcelona, 1983).
(37)
/bid. 111 parte, caps. 2 y .3, "La escisión entre. pensar y ·ser" y "El olvid<;>
del ser en el trascendentalismo kantiano".
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UNIDAD SEGÚN SÍNTESIS
a esta locutividad y a su emanación del ser de la mente cons­
ciente
de sí misma para superar la escisión entre pensar y ser y
el olvido del ser
en el trascendentalismo kantiano. También me
he ocupado de ello en Santo Tomás de Aquino, un pensamiento
siempre actual
y renovador (38).
En cuanto a la substancialidad que, hablando de su ser inte­
ligible, hay que atribuir al concepto de una esencia substancial,
cuya aceptación
requiere la comprensión
de la dualidad ser enti­
tativ0:-ser inteligible y la comprensión de .la pertenencia del ser
inteligible
por el que se universaliza el alma. cognoscente la
expresa
con enérgica claridad el propio Juan de Santo Tomás con
estas palabras, con el intento, admirablemente conseguido, d.e
aclarar un presupuesto filosófico central para la elaboración de
una teología trinitaria. Es también un punto capital para un;, con­
frontación profunda y clarividente frente a la "absolutización" del
concepto·
en el idealismo absoluto de Hegel.
"La pro_cesión ·del concepto en cuanto inteligible exige, en
virtud de sí misma, símple y absolutamente, la consustancialidad.
Sin embargo,
por la imperfección-de éste se! inteligible, la asimi­
lación
del verbo mental rio _alcanZa simj,lemente a la consubs­
tancialidad con su objeto, o con el principio del que proce.de,
como ocurre en nosotros y en todos los entendimientos creados.
"Asi, decim.os
que la imagen intencional, en Io· que. formal­
mente es en razón de 1a intelectualidad, es substancial pero, por
la imperfección con que existe en las criaturas, e.S accidental
como ·pintada•" (39).
Santo Tomás vive en la Iglesia
El recuerdo inolvidable del magisterio que el Padre Orlandis
ejerció sobre nú, centrado en la tarea dé estimularme' a conocer
(38) V. mi trabajo "La razón de un extraño resultado. Critica tomista al criti­
cismo kantiano", en Toméls de Aquino, un pensamiento siernpre actual y renova­
dor, Scire Selé.cr.a, Barcelona, 2004.
(39) JUAN DE SANTO TOMÁS, Curso teol6gico, disp. 32, a. IV, n.º 53 y a. VI, n.0 15.
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y á dar a conocer a Santo To1nás de Aquino, 1ne aconseja aludir
a· 1a posición de la Iglesia y de .su n1agisterio jerárquico ante 1a
obra del que durante siglos hemos calificado de Doctor Común.
Cierta1nente, no Se ha dado nunca, en un acto jerárquico, un.a
declaración doctrinal por la que las enseñanzas de Santo Tomás
hubiesen adquirido carácter de proposiciones definitivas de asen­
timie11to _obligatorio; y son tatnbién n1uy nu111erosos los n10111en­
tos en que la Iglesia jerárquica ha recordado que "favorece la
libertad de las escuelas" (40).
Pero res1dta ta1nbién indudable que el 1nagisterio eclesiástico
ha reco1nendado insistenten1ente el estudio de Santo Ton1ás y l1a
aprobado reiteradamente su doctrina, además de haber precep­
tuado, en 1nuchos casos, el estl1dio de sus obras. -Así en ámbitos
concretos de instituciones eclesiásticas y fanülias religiosas con10
en á111bitos universalísimos, con10 codificaciones canc',nicas, o
como el citado decreto conciliar sobre la forn1ación sacerdotal
A esta reco1nendación pontificia de la docti·ina de Santo
Tomás alude Juan Pablo II en su Enciclica Pides et ratio: "Si en
varios rriomentos considera1nos necesario tratar de nuevo la cues­
tión, Confirnia1nos la fuerza
de los pensantlentos del Doctor
Angélico e insisthnos en qt1e fuera co1nprendida su filosofia, esto
nació de que lo prescrito por el magisterio no ha sido observado
con fa prontitud de ánimo que sería de desear" (41).
La experiencia actual de las abundantes fundaciones de re­
vistas y de sociedades ton1istas, y el hecho del creciente hnpulso
de los congresos internacionales, con nun1erosfsimas. co111uni­
caciones y ponencias, organizados por la Acaden1ia Pontificia y
la Sociedad Internacional Tomás de Aquino, ponen de manifies­
to que es una perspectiva errónea la inspirada en una actitud pre­
tendidan1ente convencida de la caducidad y carencia de.vigencia,
para nuestro tiempo, de l., sabiduría del Doctor de Aquino. Es el
lenguaje jerárquico de la Iglesia, y la actividad misma de los pen­
sadores católicos, que hacen brillar la lJresencia actual de Santo
Tomás en la vida de la Iglesia.
(40) DS n.0 2562 y n.º 3667.
(41) A.AS. n.º 91, 1999, pág. 57.
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UNIDAD SEGÚN SÍNTESIS
Si nos preguntamos si el sistema de Santo Tomás (edificado
sobre los misterios revelados y sobre fundamentos racionales
que
son en él capitales y que son, a la vez, verdades universalmente
ciertas para el pensamiento hü1nano) es un sistema hun1anista o
teocéntrico, tendre1nos que
res¡)onder que es evid.ente1nente teo­
céntrico, pero podríamos decir que, en la síntesis filosófica y teo­
lógicc:1 de Santo Tomás, encontra1nos una perfecta· ex¡Jresión del
"teocentlisn10 filantrópico", es decir, del cristocentrisn10. El 1nis­
mo teocentrismo expresado en las palabras del Apóstol: "Se mos­
tró la benignidad y filantropía -el amor a los hombres-de
Dios, nuestro Salvador" ( 42), el Hombre Dios
por el cual tenemos
los hombres Camino hacia el Dios del hombre.
(42) Ad Titum, 3, 4.
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