Sta. Mª Faustina Kowalska: Diario. La divina misericordia en mi alma

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Argentina que en los inicios del primer gobierno de Perón tendrla
una··gran prosperidad económica, gracias -entre otras cosas· a las
divisas acumuladas durante la II Guerra Mundial y la industrializa­
ción realizada durante !a década del
30, a comienzos del . tercer
milenio acarrea una deuda externa de
140.000 millones de dólares,
en un Estado que es incapaz de reducir los salarios de sus más de
270.000 asesores, y ello sin contar los miles de cargos públicos que
la estructura federal del Estado reclama.
Mario Antonio Zinny
no cae en el error de culpar a un gober­
nante concreto ni la's causas de esa crisis1 ni los efectos de_ la
misma, unos y otros han llevado al pafs a la situación en la que
se encuentra. La causa: falta de un proyecto nacional. Un nuevo
presidente dedica más tiempo
en tratar de desmontar los logros
del anterior que
en reparar los errores del mismo.
Sin .querer alargar más los conientarios sobre este breVe opús­
culo, tan sólo basta por decir que se trata de un libro entrañable
en cuanto su planteamiento, con acertadas ·reflexiones en sus
comentarios sobre_ la juventud y su educación,· y un interesante
acercamiento a dos de los problemas que han marcado la recien­
te historia de Argentina: la violencia política y
la Cris_is económi­
ca. Sin duda un libro que deberlan leer los jóvenes argentinos,
para_ encontrar en él algunas de esas interrogantes que se· plan­
teaba ese joven nieto que acudía en busca de respt1estas arite s_u
anciano abuelo.
Josll D!Az NIEVA
Sta. M.• Faustina Kowa/ska: DIARIO
LA DIVINA MISERICORDIA EN MI ALMA"
La vida de la santa polaca autora del. Diario se desarrolla
entre
1905 y 1938, pasando los últimos 12 años de su vida en el
convento. Esta-Santa, contemporánea de Juan Pablo II, fue cano-
(") Ecii~iones Levántate, Granada, 2003, _697 págs.
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nizada el 30 de abril de 2000, primer domingo después de Pascua
y fiesta
de la Misericordia.
El Diario abarca un corto periodo que va desde julio de 1934
hasta
poco antes de su muerte en octubre de 1938 y me acerqué
a él
con la prevención propia del que se enfrenta a un volumen
considerable,
pero lo cierto es que lo leí reposadamente y sabo­
reándolo.
En un lenguaje sencillo relata sus experiencias místicas de
esos 4 años, pero refleja también la vida cotidiana en el conven­
to y su entorno
con sus alegrías y dificultades e incluso sus
pequeñas miserias, pero que nos ayudan a comprender una vida
real alejada de algunas biografías almibaradas de santos.
Con.
unas descripciones que recuerdan, como no podía ser
menos, las
de otros grandes místicos como Sanµ Teresa, San Juan
de la Cruz o Santa Teresita de Llsieux, se esfuerza en transmitir­
nos unas experiencias místicas para las que la palabra resulta
insuficiente,
pero expresadas de manera que nos hace intuir otro
tipo
de realidad.
Cada santo. tiene
un carisma y pone el acento en alguna face­
ta que contribuya a acercarnos a Dios; esta Santa recibe
las reve­
laciones sobre el atributo
de la infinita Misericordia de Dios y en
ello concentra su fervor volc~do sus esfuerzos en promover su
devoción.
Jesucristo la hace participe frecuentemente
de su Pasión no
solamente a través de los padecimientos físicos sino también de
otras sensaciones anúnicas como las del abandono padecido en
el Huerto de los Olivos y en otras circunstancias, de una forma .
que me hizo comprender mejor las meditaciones o visiones de la
monja alemana estigmatizada Ana Catalina
Emmerich, cuya obra
estaba leyendo
de forma casi simultánea.
Su
interés se ve salpicado con alguna referencia a España. y
Rusia,
por las que la Santa siente especial preocupación. Así en
el punto 861 de su Diario el 1 de enero de 1937, apunta como
propósito del año que comienza abrazar al mundo entero y de
manerá especial a Rusia y España.
Un
poco más adelante, en el punto 991 del Diario, del 26 de
febrero del año 37, escribe: "Hoy vi que los sagrados 1nisterios
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erari celebrados sin vestiduras litúrgicas y en casas particulares, ·
por una tormenta pasajera, ... , pero en ese momento no com­
prendo el significado". Se lo lei a un amigo que vivió la Guerra
Civil
en Valencia siendo un niño y al que asesinaron a su padre,
y
que en aquella época participó repetidas veces en la celebra­
ción de misas secretas
en su casa ayudando como monaguillo y
llevando
no pocas veces el viático, y al oir el pasaje, me dijo sin
vacilar: "era así".
Al margen de estos apuntes anecdóticos .sobre .el interés par­
ticular
de la Santa por España, Rusia y por supuesto Polonia, es
una obra para saborear y meditar, utilizándola incluso como una
guía de oración.
No sé
si para personas con menos. de 40 años será asequible
la lectura del
Diario, sobre todo por la valoración del sacrificio y
el dolor como participación
en la Pasión de Cristo, tan ajenos no
ya al pensamiento y ambientes. actuales sino incluso a .Ja cultura
religiosa
que respiramos. En cualquier caso los que se atrevan a
leerlo seguro
que se acercarán a un mundo inexplorado que aca­
bará
por fascinarlos.
No. faltan en el Diario sugerencias que realzan l.a impOrtan­
cia de prácticas y actitudes que en parte se han ido enfuando y
vuelto rutinarias
en la Iglesia actual, como son la veneración
por la Eucaiistía, el fervor en la celebración del sacrificio de la
Misa, la ilnportancia de la oración, la necesidad de la confesión
frecuente, etc.
sobre esta últi1na, es reconfortante. que. en el
Diario se subraye su importancia y la de la dirección espiritual,
quedando patente la notable influencia de sus cdnfesores y
directores espirituales, el jesuita
P. José Andrasz y el Rev. Siervo
de Dios P. Miguel Sopocko, que dirigen a la Santa y colaboran
activamente
en la difusión de la devoción a la Misericordia
Divina.
ANTONIO DE MENDOZA CASAS
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