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Número 437-438

Serie XLIII

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La injusticia del terror

LA INJUSTICIA DEL TERROR
POR
BERNARDINO MONTEJANO
"No existe una medida común para el oficio de
soldado y para el oficio de rehén. Vosotros sois
los santos~.
AN'rOINE DE SAINT-EXUPI!RY-
El terrorismo se ha globalizado; nadie hoy a lo largo y a lo
ancho del planeta
puede considerarse al margen de esa cuestión.
Ante_ él, que puede sorprendernos en cualquier momento y en
cualquier lugar, estamos impotentes e indefensos. Además el
terrorismo crece y se profundiza; cada nuevo atentado dévalúa a
sus precedentes, establece nuevos márgenes de crueldad, aumen­
ta algunos centímetros la estatura del horror
y constituye un tér­
mino de referencia para el -sucesivo.
La repugnancia ante la masacre se siente, y al igual que la
compasió·n por las víctimas inocentes, se vive, .se encuentra
presente en la inteligencia y en el corazón de toda persona de
bien.
Pero, ¿quién es una persona de bien?Es aquélla que se rige
por el gran mandato de la
ley natural que discernimos gracias al
hábito de la sindéresis: "se debe hacer el bien y evitar el mal', lo
cual, aplicado
al ámbito juridico, se traduce configurado como:
"se debe hacer Jo justo y evitar lo injusto".
Ese gran mandato no cambia en las cuestiones fundamenta­
les que tienen 1?-misma permanencia que la naturaleza huma­
na; los grandes criterios que pertenecen al Orden de la Creación,
Verbo, núm.. 437-438 (2005), 575-590. 575
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san confirmadas par las Sagradas Escrituras, par la palabra de
Dios, que na puede engañarse ni engañarnos.
Ese gran mandato no surge de la evolución y tampoco son
criterios
de conducta los signos de los tiempos, hoy tantas veces
erigidos
en normas; por eso se equivoca aquí Teilhard _de Chardin
cuando,
en Avenir de J'Hamme, se pregunta: "¿Qué es bien? ¿Qué
es
mal? No hay respuesta en tanto que no se descubra el sentido
de la Evolución".
El tettorismo siempre es injusto
Na existe un terrorismo buena y un terrorismo mala, un te­
rrorismo juSto, que intenta justificarse en argumentos religiosos o
políticos, y un terrorismo injusta. Son tan injustos los "mártires
suicidas" del fundamentalismo musulmán, como quienes
en la
Argentina, hace años, s_ecuestraron y asesinaron a muchps ino­
centes, invocando una "violencia
de abajo" que sería un·a res­
puesta. a la "violeilda de arriba"; e~os qu'e, caídos entonces, vic­
timarios y a la vez víctimas de una represión injusta, hoy se
recuerdan en el Museo de la Memoria, una memoria amnésica y
parcial
Hoy
existen personas para quienes la miseria y las injusticias
"alimentan descontento
y rabia, que pueden desembocar en la
venganza terrorista".
Es verdad que las injusticias, sobre todo en
su dimensión distributiva, que las injustas desigualdades, generan
resentimientos, afectan a la
paz y por ende al bien común, del
cuál aquélla
es uno de los capítulos más importantes. Pero no
existe un nexo de "causa a efecto" entre injusticia y miseria, por
una parte y terrorismo, por la otra.
Como bien escribe Angelo Panebianco: "Si se afirma la exis­
tencia de un nexo de causa a efecto elltre injusticia y terrorismo,
el paso siguiente consiste en encontrar atenuantes morales al
terrorismo
y además en miramos alrededor para establecer quién
es el autor
de la injusticia que ha causado el terrorismo".
No existe terrorismo justo, porque las victimas por Jo general
son inocentes; entonces tenemos la aplicación de penas terribles:
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muerte, mutilación, dis1ninución física, graves daños psicológicos
que duran
t~da la vida y a veces provocan hasta suicidios, sin
culpa alguna, sin haber cometido delito alguno, sin título para
ser merecedores de una
sandón como castigo.
Y cuando los afectados son culpables, también es injusto, pues
no existe un juicio público, en el cual tengan la posibilidad de
defenders~, y un trtbunal imparcial que determine la pena co­
rrespondiente, la cual debe ser proporcional a la gravedad de
sus delitos.
Una pretendida justificación filosófica
del terrorismo checheno
Uno de los llamados "nuevos filósofos" franceses, André
Glucksmann, escribió hace
unos meses un articulo en el Corriere
della
Sera, seg(in el cual el terrotismo checheno no sería tal.
El argumento que utiliza tiene aplicación en lo político y en
lo jurídico: es el denominado a fortioti, en su forma a maiore ad
minus, que se traduce en el brocardo: "quien puede Jo más,
puede
Jo menos".
En el articulo se describe el desfile de las tropas rusas en
Grozny, la capital de Chechenia, el 9 de mayo del 2004. Ellas fes­
tejaban el "día
de la Victoria" y el "día del ejército", ondeaban las
banderas y se entonaban cantos marciales. Pero
de repente, la
tribuna oficial saltó por los aires. En ese lugar, el más vigilado,
el 1nás protegido, según afir1na Glucksmann, "los resistentes
chechenos han decidido ajusticiar, entre otros oficiales, al núme­
ro
uno de la administración filo rusa y al comandante en jefe del
ejército
de ocupación, famoso por su ferocidad".
Luego, viene la aplicación del brocardo invocado:
"Hubiera
sido
más fácil a los resistentes practicar un terrorismo ciego e
indeterminadd'.
Aquí utiliza el argumento de comparación: era más sencillo
"hacer estallar un auto cargado de explosivos como en Bagdad,
dejarse explotar en un bar o .en un ómnibus como las bombas
hu1nanas del grupo Ramas, o, a la manera de Ben Laden, apun~
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tara estaciones de trenes llenas de ·viajeros ... No lo hacen. Y nin­
guno pregunta ¿por qué?"
Más adelante, el ''nuevo filósofo" sostiene que "los errores de
los resistentes son excepcionales, que el terrorismo. contra los
civiles,· incluso rusos, es debidamente condenado· por la autori­
dad independentista".
Luego viene su definición de terrorismo, breve, simple, aun­
que a nuestro parecer insuficiente: "Yo llamo terr9rismo al ata­
que deliberado a la población desarmada", para inmediatamente
aplicarla al caso: "En Chechenia, este horror es prerrogativa del
ejército y de la
policía rusa, secundadas por las milicias y la mafia
colaboracionista reclutadas
por Moscú. llamo anti terrorista a la
resistencia armada que
se opone a aquél El atentado del 9 de
mayo de 2004 es un acto de resistencia antiterrorista. Se ponen
en la mira y se matan el verdugo y sus cómplices" (1).
Los hechos desmienten a Glucksmann
La masacre de Beslan, "el último cuadro de la galena del
horror,
.donde guerrilleros y terroristas compiten por demostrar
quien
es. más feroz", los centenares de niños entre muertos, desa­
parecidos y heridos, constituyen hechos públicos, notorios,
no
controvertidos, que destruyen los argumentos de Glucksmann.
Estos hechos constituyen el punto de partida de nuestra argu­
mentación (2).
Es interesante; lo que. escribe desde Viena, William J. Kole,
acerca de la evolución de los blancos del terrorismo: "En Irak,
(1) 11 mio grido di liberta per la Cecenia, 14/5/2004. Gluksmann debe tener
problemas de memoria, pue.s debería recordar que en 1995 los ªresistentes"
chechenos asaltaron un hospital lleno de enfermos en la localidad rusa de
Budionnovsk; con tal motivo murió un centenar de reheries en la batalla contra
las fuerzas de seguridad; operativo repetido al comienzo de 1996 ·contra un hos­
pital en Daghestan, donde secuestraron a tres mil personas, con el resultado de
78 muertos. Finalmente, en octubre del 2002, el atentado terrorista al Teatro
Dubrovka
de Moscú, acabó con 129 civiles muertos por el gas.
(2) Conf. PEREIMAN, CHAIM, 0LBRECHrS-1'YTECA L., TraiM de J'argumentation,
Université de Bruxelles, 1970, pág. 71.
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decapitan civiles en atroces ejecuciones difundidas por Internet,
en Israel, se inmolan dentro de colectivos repletos de gente.
Ahora, en Rusia, convierten una escuela en un matadero .. : la s.an~
grienta toma de la escuela ... hizo trizas la idea de que los ino­
centes
-y, en especial, los niños~ son un tabú para los terro­
ristas"
(3).
Lo que sucede es que cuánto más monstruoso e injusto sea
el atentado, los terroristas creen que
van a lograr mayor impacto
y difusión para
su causa. Su mayor éxito se encuentra en propa­
gar el miedo entre
la población gracias a su capacidad de mani­
pulación de los medios,
en particular de Internet. El. valor del
seruestro no está en la vida de los rehenes, sino en su muerte.
Las acciones de los secuestradores tienden a ser de no retomo.
El único objetivo es matar y morir. No hay terrorismo justo. Los
hechos y sus. imágenes dantescas son la mejor refutación de las
peregrinas argumentaciones del nuevo filósofo.
¿Qué es el terrorismo?
Pero decir esto no basta y tenemos que ir más allá. Pregun­
tarnos, en primer lugar, ¿qué es el terrorismo?, y, en segundo
lugar, también acerca de su génesis ¿por qué se origina?
La etimología del ténnino viene del latín terreo, hacer tem­
blar, terrorificar; ese temblor es producido
por el miedo; y el
terrorismo consiste en actos de violencia que se f:'Jjecutan. para
infundir temor.
El terror puede tener carácter subversivo como también ser
ejercido
desde el poder. Es Jo que se denomina terrorismo de
Estado.
El terrorismo de Estado tiene sus oñgenes históricos en· la
Revolución Francesa,
en tiempos de Robespierre, en el cual el
Comité de Seguridad General, actuaba como "Ministerio del
Terror". El Terror tiene por misión itnponer, por la fuerza, "nue-
(3) "De Bagdad a Beslan, los niños ya no son un tabú para el terrorismo",
en La Naddn, Buenos Aire_s, 4/9/2004.
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BEIINARDINO MONTEJANO
vas virtudes" a los "riuevos ciudadanos". Como aclara bien
Benjarrún ·Constant, el Terror "sólo existe cuando el crimen es el
sistema y no el enemigo, cuando el gobierno lo ordena en lugar
de combatirlo".
En el año 1794, Saint-Just
pone las bases del Gran Terror
para el joven diputado, autor de páginas conmovedoras contra la
pena· de muerte, enviar al cadalso a un-ser indefenso constituye
"como hombre" un acto repugnante,-pero como "ciudadano!'
constituye un acto virtuoso. Como escribe Agustín Mackinlay: "En
sólo
un .mes de Gran Terror mueren 1.376 personas (2.627 ha­
.bían muerto, en Paris, durante los nueve meses de «Terrori, a
secas), entre las que se encuentran
el poeta André Chenier y el
científico Lavoisier" (4). Como entonces se argumentó, la Repú­
blica
no necesitaba poetas y tampoco sabios.
El terrorismo como instrumento de los Estados
totalitarios
El terrorismo político fue y es un instrumento de los Estados
totalitarios.
En la Unión Soviética las prácticas terroristas consti­
tuyeron la rutina del poder,
porque siempre fue necesario sojuz­
gar las naturales ansias
de libertad; incluso, a veces, los "enemi­
gos del pueblo", eran antiguos camaradas
de lides revoluciona­
rias. Además, como escribe José Pedro
Galvao de Sousa, "fuera
de las fronterás soviéticas, las actividades terroristas del comunis­
mo internacional siempre formaron parte de .los métodos de la
Revolución marxista, para abreviar y simplificar el derrocamiento
de la •sociedad burguesa•.
De este 'modo, el terrorismo, entró
coino ingrediente de subv:ersión planetaria, con sede de opera­
ciones instalada en Moscú, y otra, más tarde en Pekín, además
del afán subversivo de varias subsedes esparcidas por el mundo,
como
la de Cuba" (5).
(4) ~Terror, instrucción y educación pública. republicana", en La Nadón,
Buenos Aires, 3/12/1989.
(5)
Dicdonario de Política, Queiroz Editor, sao Paulo, 1998, pág. 527.
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LA INJUSTICIA DEL TERROR
En la Alemania nazi, se utilizaron prácticas terroristas para
aplastar a los opositores
y a los resistentes, de adentro o de afue­
ra. Los campos de concentración competían con sus análogos
soviéticos en el proceso de aniquilamiento de los prisioneros.
Todo esto es horrible, pero si comparamos
el terrorismo de
Estado con el terrorismo a secas,
éste es peor. Y aquí recurriremos al
argumento de autoridad.de
Elie Wiesel, escritor judío, sobrevivien­
te del campo de concentración de Auscbwitz
y Premio Nobel de
la Paz: "los
nazis tenían un gobierno y un ejército que implemen­
taban políticas malvadas, pero entonces sabíamos con quiénes
teníamos que
actuar. Los terroristas de hayal contrario son asesi­
nos anónimos, cobardes que se avergüenzan de mostrar el rostro y
deambulan encapuchados
creyendo así permanecer impunes' (6).
Un terrorismo con límites
Albert Camus, el gran escritor francés, expresión de una
"honradez desesperada", dedica
un capitulo de su obra El hom­
bre rebelde, a "los asesinos delicados".
Estos son nihilistas
que acaban en el terrorismo. Ellos pre­
tenden con sus bombas destruir lo que existe en nombre del por­
venir, están displlestos a sacrificar sus vidas por valores que no
existen.
Sin embargo, sus atentados están limi(ados por cierta con­
ciencia que respeta a los inocentes. Así lo relata Camus: "El aten­
tado contra el gran duque Sergio fracasa la primera vez porque
Kaliayev, coo la aprobación de todos sus camaradas, se niega a
matar a los niños que van en el coche del gran duque ... Savinkov
se opone a
un atentado contra el almirante Dubassov en el rápi­
do de San Petersburgo a Moscú: ·A la menor imprudencia, la
explosión
habtía podido producirse en el coche y matat a extra­
ños•. .

. Más tarde. .
en el momento de. evadirse de una prisión
zarista decide disparar contra los oficiales que
puedan oponerse
(6) «Wiesel: i nazisti si vedevano,· questi sono codardi incappucciati", Corrie­
re della Sera, Milano, 16-4-2004.
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a su fuga, pero matars.e antes que volver su arma contra los sol­
dados. Así también Voinarovski, ese matador de hombres que
conñesa Iio haber_ cazado nunca, por «considerar bárbara a ··esa
ocupación•, declara a su ve.z: ,Si Dubassov va acompañado por
su esposa, no arrojaré la bomba," (7).
Esa delicadeza no la tuvieron en nuestra Patria los asesinos del
general Cáceres Monié, quienes · violaron y mataron a su mujer
cuando lo ac:ompañaba en su último viaje. Mujer muy digna y muy
buena,
cristiana cabal, de quien tenemos el mejor los recuerdos.
También Camus anticipa
una evolución en la mentalidad del
tP.ITorismo: "Todavía nos hallamos frente a una concepción ..
metaflsica de la rebelión. Después de éstos vendrán otros hom­
bres
que juzgarán estos métodos sentimentales y se negarán a
admitir
que cualquier vida equivalga a cualquier otra. Entonces
pondrán por encfma de la vida humana una idea abstracta y
sometidos ~ ella de antemano, decidirán, con plena arbitrariedad,
someter también a los otros" (8). Con ellos se acabó toda com­
pasión, todo límite, todo resto
de humanidad.
El terrorismo mahometano
En nuestros· días, el terrorismo aparece muchas veces ligado
al "fundamentalismo" mahometano. Se secuestra, se asesina, en
nombre de Alá.
Y a veces las mezquitas, que deberian ser luga'
res 'de oración, se convierten en centro de reclutamiento y adoc­
trinamiento
de futuros terroristas.
Un día antes de la masacre de las Torres Gemelas aparecie­
ron las declaraciones del gran muftí sirio Ahmand Kaftaro, quien
había bendecido en público los atentados contra Israel: "Los
heroicos mártires suicidas representan una reacción natural y ,
legítima que es necesario bendecir del mismo modo en que noso­
tros rechazamos los crímenes sionistas que continúan golpeando
a nuestra gente de Palestina"
(9). Las declaraciones fueron efec-
582
(J) Ed. Losada, Buenos Aires, 1959, págs. 261/262.
(8) Op. cit., pág. 263.
(9) "Gli attentati sono legitimi", Corriere della Sera, Milano, 10/9/2001..
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LA INJUSTICIA DEL TERROR
ruadas después de un atentado en el cual murieron dos kamika­
zes y que causaron cinto muertos y más de cuarenta heridos.
Kaftaro no es un personaje marginal en el munclo musµlmán ya
que recibió al Papa Juan Pablo JI en la mezquita de Damasco y
apareció con él
en una fotografía; y debe estar bien seguro de lo
que afirma, pues 16 ratifiCó meses después: 1'I'..as acciones de los
mártires son el único medio de los palestinos para hacer frente al
arsenal bélico sionista" (10).
La vinculación entre el terrorismo y los musulmanes es re~o­
nocida por Abdel Rahman al Rashed, director de 1V árabe, quien
confiesa que
"nuestros hijos terroristas son el producto flnal de.fa
corrupción de nuestra cultura";
luego enumera una serie de aten­
tados realizados
por grupos extremistas islámicos en Rusia, Irak,
Sudán, Arabia Saudita y
Yemen, Para concluir afirma que "gran
parte de los atentados suicidas en los ómnibus, en las escuelas y
en los centros residenciales en todo el mundo en Jos dltimos diez
-años han sido realizados por musulmanes. No podemos limpiar
nuestra imagen si_ no se admite este hecho escandaloso y si con­
tinuamos en vez buscando justificaciones. La situación es humi:.:.
llante, dolorosa y áspera para todos nosotros" (11).
Es muy importante el reconocimiento por un mahometano de
la "corrupción de su cultura". Porque el terrorismo no es un fenó­
meno aislado, sino que germina en un terreno abonado por una
prédica religiosa errónea y falaz.
Como bien escribe Magdi Allam, "estos terroristas saben que
pueden contar con la simpatía y el sostén de amplios sectores
populares que
han sido adoctrinados en la cultura de la ·guerra
santa,,
y del «martirio». No son extraños al tejido social y cultural,
sino más
bien forman parte integrante del mismo". Y pone el
ejemplo
de la demencial política de Arabia Saudita, transformada
"en un ingobernable nido de vfüoras" (12).
(10) "Quei kamikaze sonO dei martiri", Corriere de/Já Sera, Milano, 7/4/2002.
Aqui c_abe a:darar q'ue durante la Segunda Guerra Mundial el kamik:aze era quien
ofrendaba su vida eri el _ataque a objet_ivos militares enemigos. Hoy, los nuevos
kamikazes son suicidas que mueren para_ matar mejor a civiles indefensos.
(11)
''L'amara verita: -tutti i terrorista sonó musulmani", Co_rriere della Sera,
Milano, 5/9/2004.
(12) "La cultura della morte", Corriere della Sera, Milano, :J.9/6/2004.
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El decálogo del kamikaze
En Italia, investigando a fos aspirantes a terroristas, se descu­
brió _un documento proveniente de una mezquita, que contiene
el decálogo del kamikaze, las reglas "morales", para quien quiere
hacerse explotar.
Es un instrumento para tratar de entender, es el humus del
aspirante al "martirio" 1 de quienes deciden madurar esa elección.
Las primeras imágenes del video muestran atentados realiza­
dos
en Israel; luego se escucha la voz de un imán, Abu El Qaqaa:
"Nosotros enseñaremos a nuestros muchachos; antes que todo a
los varones, a ser amantes de la muerte, así América caerá y· tam­
bién caerán los opresores".
Se interrumpe la prédica, aparece un campo de adiestra­
miento y ei saludo de
un futuro kamikaze a sus amigos y a su
familia:
"No se pongan tristes ... la llamada ha llegado y si inclu­
so voso_tros sois. felices, mi misión tendrá más sentido".
Luego. reaparece el imán y su voz recita: "Después del a.ten­
tado, la madre ha dicho: ·Dios es grande, sea alabado" y luego ha
lanzado gritos de alegria. Sf, señores, todos eran felices y la
madre ha dicho:
·Si habéis ve.nido para felicitarme sed bienveni­
dos,
pero iros si habéis venido aquf ¡,ara las condolencias". No. es
una parábola. Es una historia verdadera". Y se presenta al "már­
tir": Mohamed Farhat.
Despl.lés Comienza la arenga del imán: "Es necesario morir,
porque morir
vilmet'.l.te es un deshonor. Dios hace volverse nues-·
tro cuerpo y nuestra sangre en una impronta por la victoria pro­
metida y futura ... Miren al mundo ... ¿por qué morir de muerte
inútil y banal como la enfermedad o el accidente, si
tu puedes
morir por la Jihad?".
Más adelante el imán critica a los islámicos moderados, a los
incrédulos y a los traidores, para finalmente enunciar
una espe­
cie de decálogo, cuyas reglas principales son: "La palabra del
Corán
que no llama a la gente a la Jihad es una palabra vada,
palabra de traidores"; "Odio por los idiotas y los judfos, el Profeta
lo ha dicho
que serán nuestros enemigos, hasta Jesús, hijo de
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María, que resucitará destruyendo la cruz y aceptando al islam
co1no única religión"; "Enseñad a vuestros hijos a amar la muer­
te"; "Señores, ¿dónde está el grito de vuestros niños que llaman
a la Jihad?"; "Quien trasmitirá e_stas improntas tendrá un papel
importante para la victoria de nuestros hermanos en Palestina y
en el mundo entero" (13).
La apoteosis de la cultura de la muerte
Nos encontramos con la ?-PDteosis de la cultura de la muerte.
El degüello, la decapitación y la exhibición de los cadáveres
mutilados
de los enemigos del Islam se han transformado en ins­
trumentos de la "guerra santa", atentando contra la sacralidad de
la vida, base de nuestra civilización.
Como señala Allam, en su articulo citado, "en la mente de­
mencial de sus asesinos se
trata de una condena eterna, porque
el cuerpo mutilado de un ,,infiel» no se recompone. en el día del
Juicio universal",
"Después de las autobombas y de los kamikazes, el terro­
rismo islámico ha pasado a un nivel más alto de ferocidad en
lo que respecta a las personas individuales. Actos inhumanos
en todo consonantes con una ideología que legitima la masa­
cre indiscriminada
de civiles, por el simple hecho de formar
parte de una sociedad acusada de "atea» o »apóstata•.. por eso
es difícil ponerse de acuerdo con quien desconoce los valores
fundamentales de la común civilización del hombre, con quien_
mira a imponer un poder teocrático, sanguinario, agresivo y
expansivo".
Nosotros entendemos que no es dificil, sino imposible
todo acuerdo, porque ya no tenemos una base cultural común,
un marco, diríamos humano básico, que permita la comuni­
cación.
(13) "Il decalogo dei kamikaze: fate amare la marte ai vostri figli", Corriere
della Sera, 11/5/2004.
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Mujeres que exultan por el éxito del atentado
de los atentados
La escritora rusa Ljudmila Ulickaja se manifiesta en la misma
dirección y se refiere a lo
que todo el mundo ha visto por TV,
después del derrumbe de las Torres Gemelas:. "Una hermosísima
mujer árabe exultaba
por el éxito de los atentados. En aquélla
hora estábamos pegados delante del televisor, petrificados
por el
terror".
Lo que la lejana colega no pudo ver es que acá, en la
Argentina, también exultaba, la veterana y
no tan bella Hebe de
Bonafini, líder de las Madres de la Plaza de Mayo, comisionista y
vividora de particulares derechos humanos,
madre, seguramente
putativa, del presidente Kichner.
La citada escritora señala que "los fundamentalistas islámicos
nos han hecho saber que a ellos nuestro mundo
no les gusta". A
nosotros tampoco nos gus_ta, y en muchos casos visuaFzamos sus
pequeños defectos y sus grandes vicios, y los criticamos.
Luego observa que "nllestro mundo, no islámico y más o
menos cristiano, temblando frente a tal delito, comenzaba a bus­
car justificaciones para los islámicos ... Sería -mejor tener más tacto,
ser más políticamente correcto ... Pensamiento más que justo: los
elefantes y los asnos se comportan de manera tan torpe en el glo­
bal .negocio de porcelana y los cacharros vuelan
por todas partes.
Pero ¡pennitan a nuestro mundo torcido, manco y rengo, reparar
los c_acharros a nuestro modo! ¡Sin ser reprendidos por los islámi­
cos que nos castigan porque nuestra fe está equivocada! Petmi­
tidnos
un Dios equivocado a nuestro modo.. . A propósito de
aquél Dios que constriñe a las mujeres musulmanas a llevar cin­
turones llenos de dinamita, permitidnos de no creerlo nuestro".
Magnífica ironía de
una mujer muy lúcida. Porque somos
nosotros
qll.ienes debemos corregir nuestros errores y nuestros
defectos, sin necesidad de esa especie de curate!a universal que
parece atribuirse
ef.iilndamentalismo mahometano, que mientras
persigue _y masacra a los cristianos en las regiones que gobie.ma,
negando incluso a antiguas comunidades los derechos más ele­
mentales, pretende con soberbia iniponer sus criterios y sus nor-
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LA INJ(!STICIA DEL TERROR
mas en los países que integraron la Cristiandad y en los cuales
son a veces pe_queñas y otras considerables minorías, muchas
veces recién llegadas.
Una excelente critica a los mediocres con poder
Finalmente, se ocupa de criticar a los gobernantes. Desde
nuestra mirada,
un poco lejana observamos la falta de preven­
ción, de vigilancia, de coordinación, pa~ evitar los atentados o
al menos limitar sus consecuencias, a lo que habria que agregar
los grosetos errores de los rusos en Checheniá., compar.ables
según ·nuestro parecer a los cometidos por los norteamericanos
en Irak; erroresy crimenes contra poblaciones inocentes.
Sin einbargó,. las _o~servaciones de la escritora rusa, que v~
más allá del caso, consideramos que tienen valor prácticamente
universal y concreta aplicación a nuestra Argentina que
sufre: "El
mundo parece gestionado por la mediocridad ambiciosa más que
por talentos desinteresados. Y además las personas simplemente
decentes, con
principios morales íntegros y la condenda moral
limpia, se al,jan siempre más de la política. Esta guerra obligada y
f01zada es conducida no por los inteligentes, por los instruidos, sino
por los astutos politicastros sedientos de poder, que llegan a sus posi­
ciones gracias a las hábiles
intrigas y a las grandes finanzas' (14).
¿Cuál es la causa del terrorismo?
El
punto de partida es sencillo y ciara: el pecado original,
causa del desorden
y del mal en el mundo, en el hombre, en las
relaciones entre los hombres y también de los hombres con el resto
de lo creado. Y la secuencia sigue con nuestros errores,. con nues­
tros pecados personales, co11 el mal uso de nuestra libertad.
Alguno dirá: es
un punto de partida muy remoto; y entonces
le respondemos, pero es verdadero, que es.10 que .importa.
(14) "Tenet.evi il vo.stro orrore e lasciateci vivere nel nostro·rnondo di erro­
ri", Corriere della Sera, .Milano, 4/9/2004.
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BERNARD!NO MONTEJANO
En la misma línea, Juan _Donoso Cortés en Su carta al Car­
denal Fomari, denuncia el naturalismo político de nuestra época:
"los errores contemporáneos son tni1nitos; pero todos ellos, si bien
se mira, tienen su origen y van a morir en dos negaciones supre­
mas: una,
r~lativa a Dios, y otra, relativa al hombre. La sociedad
niega de Dios que tenga cuidado de sus criaturas,
y del hombre,
que sea concebido en pecadd'
(15).
No olvidemos la gravedad del pecado de Adán y Eva, peca­
do
de soberbia, pecado de desobediencia y sus consecuencias.
Pecado que versa acerca de la detenninación
heterónoma o autó­
noma de lo
bueno y de lo malo.
El hombre de nuestros días repite muchas veces el pecado de
nuestros primeros padres;
no olvidemos, pecado de soberbia. Las
palabras del insigne jurista Francesco Carnelutti, aplicadas a otro
tiempo, resuenan con plena actualidad Para nuestra-época: "La
verdad del pecado cometido en el nacimiento del mundo es con­
firmada,
si fuera necesario, por el pecado cometido en el Renaci­
miento,_ cuando el hombre una vez. más quiso comer el fruto
prohibido. Su soberbia halla la fórmula en la confusión entre crea­
ción e invención. Y al considerarse creador, el hombre violó el
orden del
mundo" (16).
_Las consecuencias del pecado ya aparecen en el libro del
Génesis
en un fratricidio. La ofrenda de Cafn, acto religioso exter'
no, no fue grata a Dios, pues con seguridad al acto cultual le fal­
taba la buena disposición interior, como más tarde Yahveh
requiere a través del profeta Oseas: "yo quiero amor, no sacrifi­
cio, conocimiento de Dios, más que holocaustos" (Oseas, 6,6)
Dios, que es Padre, que
no quiere la muerte del pecador sino
que se convierta y viva, así como nos "advierte a nosotros a tra­
vés de sus Mandamientos, amonesta a Caín: "¿Por qué andas irri­
tado, y por qué se ha abatido tu rostro? ¿No es cierto que si obras
bien
podrás alzarlo? Mas, si no obras bien, a la puerta está el
pecado acechando como fiera que te codicia
y a quien tienes que
dominar' (Génesis,
4, 6n).
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(15) Obras Completas, &l. B.A.C.,. Madrid, 1946, t. II, pág. 615.
(i6) Arte del derecho, Ed. E.J.E.A., Buenos Aires, 1956, pág. 120.
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LA INJUSTICIA DEL TERROR
Caín hizo oídos sordos al apercibimiento, que respetaba su
libertad psicológica, pero
lo inducía a dominar el pecado, a ser
señor
de sí mismo, a obrar el bien, y mató a Abel.
Y cuando Yahveh le pregunta por la víctima, se escucha la
palabra
de Caín: "¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?'
(Génesis,
4, 9).
Es la respuesta que resuena en tantas bocas de los terroristas
y
de sus mentores: ¿soy acaso el cuidador, el custodio, el guardián
de mi prójimo? Pero como la de Abe!, la sangre de las nuevas víc­
timas inocentes,
de tantos niños masacrados, de tantas familias des­
truidas, como la
de aquél colono judío, que el mismo día enterró
a
su mujer y a sus cuatro hijos, también clama al cielo (17).
Después
de Abel ¡cuánta sangre inocente hemos derramado
los hombres!
El Papa Juan Pablo 11 ha declarado que Dios se
encuentra disgustado
por el obrar del hombre. Es una reiteración
de la palabra de Dios dirigida a los hijos de Israel: "Tiene pleito
Yahveh con los habitantes
de esta tierra, pues no hay ya fideli­
dad ni amor, -ni _conocimiento de Dios en esta tierra; sino perju­
rio
y 1nentira, asesinato y robo, adulterio y violencia, sangre que
sucede a sangre. Por eso la tierra está de duelo y se marchita
cuanto
en ella habita" (Oseas, 4, 1/3).
Los émulos de Caín y los nuevos Herodes
La palabra de Dios siempre es actual, pero el texto del pro­
feta parece
una descripción detallada e impresionante de lo que
sucede en nuestro mundo y en nuestro país, que en_ forma parti­
cular nos duele. Hoy se multiplican los émulos de Caín y gracias .
al poder de los medios de destrucción, aparecen los nuevos
Herodes,
cuyas víctimas crecen en progresión geométrica.
Pero ¿por qué esto se agudiza y agrava
en nuestro tiempo? En­
tendemos que la causa es la pérdida de la imagen de Dios en noso­
tros
mismos; si ella se esfuma, el hombre, apartado de la ley y de la
(17) Remitimos al artículo de MANUl!LA VrrALI NORSA: "Quel padre solo, che
legge
la lettera d'addio sulle bare bianche", en CoITiere della Sera, Milano, 12/5/2004.
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BERNARDINO MONTEJANO
razóll, se vuelve peor que los animales, como ya incluso desde su
perspectiva, limitada por el paganismo, había señalado Aristóteles.
Pero
no se trata de poner a los animales como paradigmas
como hacen algunos, ya
que ellos no practican el aborto, la euge­
nesia, la eutanasia, ni fabrican bombas que estallan en colegios
ni que se arrojan sobre ciudades abiertas; se trata de que el hom­
bre recupere su humanidad. Esta humanidad no se recupera sos­
teniendo como lo hace Dennis Mak:i, experto norteamericano en
bioterrorismo, que los habitantes de Hiroshima no eran "total­
mente inocentes", al ser "miembros
de un pais adversario" (18),
porque entonces se acabaron las distinciones elaboradas por
Francisco de Vitoria y no quedan inocentes en ninguna guerra.
Como escribe
ese poeta, y anúgo, conspicuo integrante de los
Cursos de Cultura Católica, Miguel Angel Etcheverrigaray, en su
"Parábola de uiJ cruzado", dedicada a Chesterton:
"Todos creían a su lado en el primate antepasado,
Y
él dijo a todos que !Os· monós son costilla de otro costado
Y así, pensando y meditando, los liberó del animal,
Porque el hombre, querido herniano, es un milagro celestial" (19).
La pérdida de la imagen de Dios en nosotros mismos, afecta a
la consideración de nuestra dignidad, incluso ontológica. Y
esa
pérdida impide ver la imagen de Dios en el otro y apreciar la dig­
nidad,
Jo que pertenece ai otro, todo Jo que debemos respetar Ya lo
señala Saint-Exupéry en su "Carta a un rehén": "¡Respeto al hom­
bre!
Si el respeto al hombre está fundamentado en el corazón de
los hombres, estos acabarán por entronizar, a la reóproca, el siste­
ma social, político o económico que consagrará este respeto" (20).
Nos hemos vuelto incapaces de considerar el rostro del otro,
de ponernos en lugar del otro, de compartir el dolor del otro.
No hay remedios meramente humanos
para todo esto. Sólo
podemos saivarnos si volvemos arrepentidos, como el hijo pródigo
de la parábola evangélica, a Dios y a
su ley, porque como Jesús
nos enseña, Dios es un Padre, que siempre espera.
(18) Reportaje de Gabriela Navarra en La Nación, 3/9/2004.
(19) El Reino, Medina del Río Editor, Buenos Aires, 1953, pág. 146.
(20) Oeuvres d'Antoíne de Saínt-Exupéry, Ed. Ga!Umard, Paris, 1959, pág. 404.
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