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Número 437-438

Serie XLIII

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Iusnaturalismo y «iusnaturalismos»: Brasil entre la identidad patria y el anonimato

IUSNATURALISMO Y "IUSNATURALISMOS":
BRASIL
ENTRE LA IDENTIDAD PATRIA Y EL
ANONIMATO
POR
RICARDO DIP
ªSomos hispanos e habitamos a peninsula hispanica" (ALMEIDA GARRET).
" ... a minha pátria telúrica só finda nos Pirinélis" _(MIGUEL
TORGA).
"La Hispanidad no habit.a una tierra, sino muchas y muy·
diversas" (RAMIRO DE MAertu).
l. Decir que Brasil es un Estado continentª1~sú pueblo, su
· territorio, su psicología, sus usos y costumóres, sus condiciones
geográficas----, una comunidad integrada por segmentos con im­
portantes variaciones, todo eso es un conocidísirno lugar común:
en vez de solamente de los· dos 'Brasiles', a que se refirió u.n céle­
bre libro de JACQUES LAMBERT, parece mejor hablar, con la expre­
sión de GIIBERTO FREYRE (1900-1987), de un "cor¡junto de Brasiles',
esos Brasiles plurales que, gracias a la tradición, se moldean y se
corporeizan en una sola polis.
A un jesuita italiano, ANDREONI (1649-1716) -que escribi.ó
con el pseudónirno de ANDRÉ Jo.'.o ANroNIL-(1), se atribuye la
-sentencia gráfica que remata esa· unión ·de tantos BrasHes. El
Brasil ---ésta es la aludida sentencia-es fi] inflerno de los negros,
li1 purgatorio de los blancos y li1 paraíso de los mulatos y las mula-
(1) En Cultura e Opulenda do Brasil (ed. 1711).
Verbo, núm. 437-438 (2005), 627-640. 627
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tas (2). Ese dicho "Brasil infierno de los negros' (3) es una re­
ferencia relativamente injusta, porque,
en realidad, peor vivían
los negros
en el Áfricá, pues allí también eran esclavizados, pues­
tos en prisiones y eran víctimas, ordinariamente, de antropofagia,
de lo cual, aunque traídos a Brasil en la condición de esclavos,
pasaron de hecho a vivir en la compañía, en general menos dele­
térea,
de los blancos portugueses y de sus descendientes. Pero lo
que importa aquí considerar es que el mestizaje, en el Brasil,
constiruye
una realidad que, en última instancia, debe explicarse
por medio de la cosmovisión lusitana, que, en la búsqueda de los
descubrimientos marítimos,
se inspiraba (tal como lo afirmó JosÉ
PEDRO GALvAo DE SousA) en hacer cristiandades: Portugal, dice
Lms DE CAM6Es(1524-1580), fue " ... certíssima esperafJra/Deaumen­
to da pequena Cristandadlf' (4). De donde se sigue el dicho
popular:
"Dios hizo el hombre y el portugués hizo el mulato".
En efecto, de la génesis lusitana -o más extensamente his­
pánica, porque los portugueses, escribía el verso de CAMOEs, son
"u'a gente fortissima de Espanha"-(5), de Portugal provino un
día el Brasil, nacido como Monte Pascual, para luego, bautizado,
(2) -Hay -~ien dice (por ejemplo, GI.Af)STONE CHAVES DE MELO, Origern, for­
map~o e AspectcisrJa_C.ultura Brasl]efra, Ria de Janeiro, ed. Padrao, 1974, pág. 76)
que, antes de Antonil, fra-se semejante ya se encontraba en el título de un libro,
que se perdió, escrito por Don FRANCISCO MANUEL DE MELO (1608-1666). Escritor
bilingüe
--en portugués y castellano--, que fue uno de los mayores literatos del
barroco lusitano. Escribió
Historia de los movimentos y separaddn de Cataluña
(1645), Epanáforas de Vária História Portuguesa (1660), Cartas Familiares (1664),
Obras Mdtricas (1665), Carta de Guia de Casados (1651); se publicaron postuma­
mente sus Auto do.Fidalgo Apréndiz (1676) y Apólogos Dialogais (1721). Estuvo
en Br.i.sil, cumpliendo pena de destierro, entre 1655 y 1658, acusado de conni­
vencia en el homicidio de un cierto Francisco Cardase.
(3) Se acostumbra imputar a la cultura negra la desenvoltura y el ánimo. de
benevolencia de la psicología del tipo brasileño medio (CHAVES DE MELO, op. cit.,
pág. 74), mas -en cuanto esto pueda entenderse como virtudes-, se atribuye a
!~ iri_fluenc_ia africana también la iridolencia del brasileño, como la retrató el per­
·nambucano" AscENso F'ERREIRA (1895-1965), en el mas célebre de sus poemas cor­
tos: "Hora
de comer --córner! Hora de dormir --dormir! Hora de vagar
-vagar! Hora de trabajar? ~Piernas para el aire que nadie es de fierro" (FilosoiJ.a,
dedicado a José Pereira de Araújo; "Doutorzinho de E.scada").
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(4) LUIS DE CAMóP.S, Lusfadas, Canto 1, 6.
(5) ID., op. dt., Canto I, 31.
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IUSNATURALISMO Y "IUSNATURALISMOS": BRASIL ENTRE L4 IDENTIDAD YliL ANONIMATO
llamarse Isla de la Vera Cruz y, después, Tierra de Santa Cruz. La
historia del Brasil estuvo así puesta bajo el molde permanente de
la Cristiandad, aún antes de que el descubridor lusitano, bajo el
mando de PEDRO ÁLVARES CABRAL, aportase al nuevo mundo. El
fundamento del Brasil es la Hispanidad (6), su fisonomía parti­
cular la
Jusitanidad creadora de modo tal que si nosotros de ·
Brasil nos alejamos de nuestras raíces, ya -no· seremos la comuni­
dad que persiste, la comunidad fiel a la tierra
de nuestros padres,
al cauce de nuestra vitalidad, mas una cosa nuevá, contraria· a
nuestros orígenes, desarraigada, un mostrenco .artificial imagina­
do en contrapunto con el pasado generador, un pueblo destitui­
do
de su memoria y privado de sus valore_s.
(6) Se lee en Maritornes, Buenos Aires, n. 2, 2002, págs. 12..:3: "El concepto
objetivo de Hispanidad no es lo mismo que el objeto de conc'epto de España.
Cabe muy bien hablar de Españas, asi, en el_ plural, para significar no solo la idea
de pueblos y fueros que se unieron y todavía se reúnen bájo una misriia Tradición
española -Castilla, León, Aragón, Galicia, eté.-, pero también hay Es_p-.úÍas,
cuándo 5e piensa·, al lado de la España de Madrid y Sevilla, de Valencia y Valla­
dolid, en las Españas hijas ·-las naéiones hijas de aquella España-, como son
las que se forjaron con las_ manos y las ideas de aquella Tradición. Y bien que,
dejadas
aquí y allí unas tantas diferencias -que a los oídos más puros, quizás,
no son del todo peqlleñas-, el hecho de que, en los pueblos de las Españas, $e
hable con muchísima frecuencia el idioma de Castilla, hace que muchós desco­
nozcan o, por lo menos, no la tomen en deb.ida consideración, la circunstancia
de que Portugal y Brasil, siendo pueblos de lengua portuguésa (pero también con
unas tantas difei'encias; que a los oídos más castizos, quizás, rio ·son del todo
pequefias ... ), repito: siendo pueblos de lengua portuguesa, no dejan de ·ser pue­
blos de cuerpo y _ánima his~nicos. Ya lo había dicho Cam6es --el poeta mayor
del idioma
portugués-, que los portugueses eran un pueblo de Espafia. Y fue
un español quien dice muy acertadamente que Portugal y España son como her­
manos gemelos, aunque vivan en habitaciones distintas. Brasil, nación hija de
Portugal, que la empezó a inventar en el año 1500, hecha-del descubrimiento, en
el Continente Americano, por Pedro Álvaies Cabral, de la entonces pronto llama­
da Isla de Vera Cruz, después Tierra de Santa Cruz, Brasil se gesió Como un pue­
blo lusitano, con las tradiciones de las Espafias. Estuvo incluso bajo el directo
dominio
de Castilla (hasta 1640)1 cuando Felipe II -el más grande Emperador de
que tuvo noticia la historia de los hombres-sucedió, como era de derecho, al
finado rey Sebastián
de Portugal (1580). Y·interesa decir que, desde los principios
del siglo
XVII hasta el año 1917,_fueron las Ordenaciones Filipinas las·que ~egla-.
mentaran la vida civil brasileña, ·así como esas -Ordenaciones siguen siendo. el
diplotna normativo que, por más tieinpo, en materia penal, tuvo vigencia en
Brasil (eso, hasta 1832)".
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2. Nuestro ]OAQulN NABuco (1849-1910), en su Balmaceda
. (obra en la cual reunió ·diversos escritos sobre ese polltico chile­
no) (7),
no sin antes confesar su admiración por Chile (8) y ame­
nazar con un ensayo sobre el jacobinismo brasileño -" tan
característicamente diferente de
las otras formas de opresión y
desgobiernos sudamericanos'-(9), registró la tendencia polltica
y marcadamente legislativa por la cual se fue acentuando, a lo
larg(} del tiempo, en los Brasiles, el divorcio entre el País real y
el País legal: fueron ansias
de novedades, reducciones especula­
tivas de cuestiones prácticas, el
"puro arte de construcción en el
vacío.
La base, son tesis, y no hechos; el material, ideas, y no hom­
bres; la situación, el
mundo, y no el país; los habitantes, las gene'
radones futuras, y no las actuales' (10).
Contra
esa metodología ideológica, que NABuco denominó
polftica silogística, nuestro ÜUVEIRA VIANA (1853-1951) dedicó pá­
ginas memorables
-sobre todo O Idealismo da Constituit;ao (11)
y las. Institui9áes Políticas Brasileiras-(12), denunciando el idea-
. lismo utópico y el marginalismo político de nuestras elites. En
aquel primer libro, emitió este concepto
de idealismo utópico,
que
el autor no duda en calificar de falso idealismo (13):
todo y cualquier sistema doctrinaÍío, tocio y cualquier
conjuhto de aspi.rádones polfti.cas eri fnüino desacuerdo con las
condiciones reales y orgánicas de la sociedad que pretende regir
y dirigir. LO que realmente caracteriza y denuncia la presencia del
idealismo
utópico en un sistema · constitucional es la disparidad
que
hay entre la grandeza y _la impresionante euritmia de su
(7) .}OSÉ MANUEL BAIMACEDA FE.RNANDEZ (1840-1891), político liberal, electo
presidente de_ Chile en 1$86.
(8) "Por Chile sentí siempre ¡frande admiración" QoAQUIM NABuco, Balma­
ceda, Sao Paulo-Rio de Janeiro, Cia._ Editora _Nacional e Civiliza~o Brasileira,
1937, pág. 3).
(9) ID., op. cit, pág. vm.
(10) ID., op. dt., pág. 15.
(11) FRANCISCO Josl1 DE ÜUVEIRA VIANNA, O Idealismo da ConstJtuJcáo, aqui
citado
pela 2.ª edir;:ao: Sao Paulo, Cia. Editora Nacional, 1939.
(12) ID., JrutituJcfJes Políticas Brasileiras, aqui compulsado na 3,'" edir;áo: Ria
de Janeiro-Sio Paulo, -ed. Record, 1974.
(13) ID., O Idealismo na ConsUtuicáo, pág. 35.
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IUSNATURALJSMO Y "IUSNATURAUSMOS".-BRASIL ENTJlE lA IDENTIDAD Y El ANONIMATO
estructura y la insignificancia de su rendimiento efectivo. -y esto
cuando no se verifica su esterilidad completa-. Una determina­
da sociedad, tiene majestuosamente instalada eil su cima, como
un coronámiento de glon"a., una poderosa maquinaria, capaz de
producir una pordón de cosas útiles y bellas.: capaz de producir
la paz, /ajusticia, el orden, la tranquilidad; capaz de producir la
prosperidad, el progreso, la civilización; capaz de producir el
gobierno del pueblo por el pueblo, el régimen de
la opinión, la
democracia, la libertad, la igualdad, la fraternidad:
y, sin
embargo, ese formidable aparato, c~paz de producir tanta. cosa
útil y bella, no produce, justamente por el .carácter _utópico de su
organización, nada de esto -porque, en vía de regla, produce Jo
contrario ... " (14).
El derecho político brasileño, de hecho es fruto, en grán
medida, de un conflicto, lo dice JoSÉ PEDRO, "entre las fórmulas
legales
y la realidad social', derivado, prosigue este autor, del
"desgarramiento histórico en la formación intelectual de nuestras
elites' (15) embebidas de la ideología ilustrada, inclusive durante
el siglo
XIX en que vivíamos los tiempos del Imperio brasileño,
Imperio
al que se tributa la virtud de la preservación de nuestro
territorio continental,_ en contraste con la· fragmentación territÜrial
de la i
nérica española. Es ya una rutina: generaciones tras gene­
raciones republicanas, el Derecho político de Brasil vive
de aspi­
rar utopías y expirar crisis. Desde 1824, cuando se otorgó la Carta
Magna imperial, fueron ya seis (16) -o hasta más-(17) las
"Constituciones" formales del Brasil, la última
de ellas, un Código
(14) ID., O Idealismo na Constituirii.o, págs. 10-1.
(15) JosÉ PEDRO CALVA.o DR SousA, História do Direito Político Brasileiro, Sao
Paulo, ed. Saraiva, 1962, prefacio.
(16) A saber: 1/ la prin1era Constitución repubticana, del 24 de febrero de
1891; 2/ la Constitución del 16 de julio. de 1934; 3/ la Carta Magna· del 10 de
noviembre de 1937 -la polaca, que instituyó el Estado Nuevo bajo molde fas­
.cista;
4/ la Constiti.lción del 18 de septiembre de 1946; SI. la dd 24 de enero·de
1967; 6/ la ahora vigente; promulgida el 5 de 0'7tub~ de 1988.
(17) La Con.stitui~o de 1967 fue ampliainente alterada, en 1969, por una
Enmienda constitucional, decretada duraµte el periodo de receso parlamentario,
por acto de los ministros de la Marina de Guerra, del Ejército y de la Aero-·
náutica.
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marcadamente pan-constitucional (18), promulgada en octubre
de 1988, ya· modificada hasta ahora por 48 enmiendas, en un
intento (ni siempre o casi nunca siquiera aqtú o allí exitosa) de
salvar, al menos lo mínimo posible, la gobernabilidad del País.
Podemos
aqtú a la falta de conveniencia para historiar mayor
número de hechos, señalar limitadamente rasgos marcados de
ese idealismo utópico, ya presente en nuestra monarquía deci­
monónica, de
la cual se dice que, aparte los predicados perso­
nales del Emperador
PEDRO II (1825-1891), fue una de las mayo­
res propagandistas
de la forma republicana de gobierno. Nuestra
primera república, que cupo a un monárquico proclamar, y cuyá.
Con~titución escrita, en su pre~mbulo, decía estar dirigida a orga­
nizar
"un régimen libre y demacrátlco", resultó de un golpe mili­
tar gestado
en los clubes positivistas e impuesto, sin casi gota de
sangre
(19), por un mariscal enfermo (20). La federación politica
brasileña fue,
asi lo dice el (en ese punto) no sospechoso Rm
BARBOSA (1849-1923), la reunión de las cosas reunidas (21); no
sorprende que1 de manera simbólica, nuestra imitación del estilo
"norteamericano"
. de ser en Derecho politico nos haya rendido
entonces el
nombre de "Estados .Unidos del Brasil", como nos
designó la Constitución de 1891, denominación que se conservó
en los Códigos politicos brasileños de 1934, 37 y 46. Ya en los
prhneros años del siglo xx:, somos también indicados como "la
república de las abogados', tanta la fuerza politica, de hecho; de
(18) la Constitución brasiléña de 1988 tiene 250 artículos en su parte uper­
manente" y 94 más a título de "disposiciones transitorias".
(19) Si no fuera la lesión que se causó en el Barón de Ladario.
(20) El pl.leblo asistió a todo "béstializado, atónito, surpreso, sem conhecer
o que significava" (AlusTIDES LoBo, político republicano).
(21) '.',Tuvimos Unión antes
de tener Estados, tuvimos el todo antes que las
partes, la reunión que las cosas reunidas ... •. Quiere decir que, históricamente, la
Federación
fue adoptada ·en Brasil, por una orden del poder central, en un movi­
miento
hecho sin participación de las provincias, que ignoraban el hecho de que
algunas personas andaban procurando cambiar el régimen políticó brasileño.
Estamos, pues,
en presellcia de una situación verdaderamente incómoda -si
Federaéión quiere decir, conformé los diccionafios, asociación de entidade." sepa­
radás, como adoptamos tal régimen a través de un acto discrecional del poder
central?'' (FELISBELO FREIRE, apud Jo.A.o CAMILLO DE ÓllVEIRA TORRES, A Forma(:fi.O do
Federalismo no Brasil, Sao Paulo, Cia. Editora Nacio1,1al, 1961, págs. 20-1).
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JIJSNATl!RAL!SMO Y "IIJSNATIJRAUSMOS", BRASIL ENTRE LA IDENTIDAD Y EL ANONIMA1V
las elites juridicas, cuanta la inclinación de, a cada pendular en el .
Poder político, enseguida se presentar un proyecto de mudanza
legislativa: el País legal es el retrato, bien () mal, del País legalis­
ta, del País
de los picapleitos, de los leguleyos. Las academias de
Derecho, lo que
no sorprende, son academias de leyes; nuestros
juristas son faticamente moldeados en el positivismo: es -eso una
realidad histórica y actual brasileña; prevalece entre nosotros el
credo, alguna vez implícito,
de que las Facultades de Derecho
son, frecuentemente y sobre todo, Escuelas
de Leyes, lugares en
los que -si hubiese tiempo para esto-los letrados leerían los
millares
de textos legislativos nacionales y, si fuera posible, los
tratarían
de entender y (meta superior) memorizar. No se imagi­
ne con esto que, poniéndose enteramente a salvo de nuestro
conocido mimetismo cultural, al industrializar juristas, nuestras
academias contemporáneas no hayan _dedicado algún tiempo a
reflexionar sobre la falencia del normativismo juridico. De esto,
sin embargo, no hay señal más que de la adhesión a la moda de
la
"cacería de Kelsen", sin extraer el realismo templado y la cues­
tión
de la legitimidad jurídico-política que serían el camino lógi­
co a esperar
de las meditaciones sobre el fracaso normativista: el
hecho es que a ese positivismo
-preservado como hábito en un
plano práctico-práctico--- hicimos suceder, de ordinario, otras
formas de positivismo: el judicial, con movimientos de jueces
de
Jegibus, el sociológico y con la apariencia robusta de las afirma­
ciones de fuerza, el positivismo
de los lenguajes ejecutivos .(al
final, quien tiene poder, tiene
poder ... ) .
3. Heredero de sangre africana, Alu.INDo VEIGA DOS Smros (22),
fundador,
en 1931, y primer presidente del Frente Negro Brasi-
(22) Intelectual, profesor de la antigua Universidad Católica de Sao Paulo,
VEIGA. nos SANI'os (1902 ó 190S-:-1978) tradujo para el_ portugués el De regim/ne
princlpum de S. Tomás de Aquino y Le trépuscule de la civillsaUón de Jacques
Maritain. Poeta, .cantó la tradición del Brasil, católico e hispánico: "El atestado
santo
del Bautismo/ que me centró en Cristo/ me marcó sobre la tierra/ para
el universalismo de la vocación cristiana ... / (. .. )/No soy de aquí o de allí;/ soy
de todos: / del Brásil, de Portugal, / de Mozambique, atalaya / de la empresa
oriental; / de Angola, Timor, Guinea, / Diu, Goa, Macao, Azores,
/dela ideal Isla
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RICARDODIP
leño -que fue el más importante movimiento de congregación
de los negros
de Brasil en la primera mitad del siglo xx-tam­
. bién fue un gran pensador de la Hispanidad. Lo alistó EtlAs DE
TEJADA, en 1958, "entre los mayores exponentes (entonces) actua­
les del pensamiento político tradicional de las Españas cristianas
y
.antieuropeas' (23). VEIGA DOS SANTOS comprendió muy bien la
brasilidad y, mixto de poeta y cruzado, dijo con todas las letras,
"toda política que no sea tradición es ciertamente traición" (24).
Palabras notables esas, que reclaman una relación de con­
formidad entre,
de un lado la política -puede irse más lejos
agregándose el Derecho y la
Moral-y, de otro, la verdad. La
pérdida contemporánea de la ingenua confianza en los modelos
geométricos propuestos
por la ideologia racionalista si, de una
parte, parece explicar el certificado de defunción del normati­
vismo juridico,
de otra parte, no impidió el advenimiento de
corrientes
de pensamiento político y juridico tan positivistas
-· cuanto ~1 normativisn10 -del que tal vez pretendieSen seriamente
apartarse.
A ese propósito, hay de hecho, en el Brasil contemporáneo,
manifestaciones
de diversas corrientes que se proclaman iusna­
turalistas.
Pero de pocas de ellas se podrá decidir que sean tra-
de los Amores, / Cabo-Verde y las islas suaves/ donde puntea el Funchal, / de
Príncipe y Santo-Tomé. / (. .. ) Son tnis patricios imperiales / Bilac, Eca, Sardinha
y Don Dinis; / Cam6es, Casimiro, Garret; Isabel y Florbela; J los violeros de los
campos del interior del Brasil, guitarristas, juglarés / de África, Índico, Oc_eanfa,
Islas y lusa China, / del Continente todas las vastedades / -herencias de los
Abuélos, almas de aventureros, / cruzados de la Libertad Divina, / honra de la
Cristiandad, / .sabios, campeones de la Cruz -Y de la fraternidad / que la Madre
'Iglesia enseña / a bien de la humanidad. / Tierras de Santa Maria! / Tierras de la
Inmaculada Concepción, /
de Aquella que en· ta Cova de Iria, / mas de una vez,
/ a nos se dirigió en Portugués! / Terras Lusíadas / (que Neo-Luso yo' lo soy en
recta varonía!), ! en vos nací en la Sangre y ¡x>r el Espíritu, / por la Cultura y por
el Corazón. / Tierras de Santa Maria! / Tierras de la Inmaculada Concepción!"
("Miriha Na,;;:ao e Il.11pério" in Sentimentos da Fé e do lmpdrio, s. fecha).
(23) FRANcrsco ELfAs DE TEJADA, Arlindo Veiga dos Santos desde el Tradicio­
nalismo Castellano,
Revista da Universidade Católica de Sao P:aulo, diciembre de
1958, vol. 16, fascículo 28, separata, pág. 7.
(24)
ARuNlx) VEIGA nos SANros, ldéias que Marcham em Siiéndo, sao Paulo,
ed. 1962, pág. 73.
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IUSNATURAJJSMO Y ªIUSNATllRALISMOS": BRASIL ENTRE LA IDENTIDAD Y EL ANONIMATO
dicionalistas y, más que eso, hasta incluso que sean iusnaturalis­
tas.
Algunas, para reconocer algún derecho juzgan, por fuerza,
tener que
referirlo a un enunciado legislativo previo, sea de
Derecho local, sea de Derecho de gentes, último a que, sobre
todo, se
ha recurrido para anclar principios, haciendo de la posi­
tivización
-y casi tan fuertemente como esto, de la textualiza­
ción-el único modo exclusivo de afirmar o reconocer el
Derecho natural. Otras se afirman
en la solo puntual y peculiar
situación
de los casos e invocan la intuición como forma de con­
torno del Derecho positivo. Otras aún, sin refutar
una exigible
relación normativa, la
superan remitiéndose de preferencia al
{!jercicio de derechos, de suerte a equivaler los derechos natura:
les
no a un contenido sustantivo mas a una lis.ta de derechos sub­
jetivos.
En ese cuadro, la fundamentalización jurídica no es sólo
Una
técnica de aseguramiento o formaliz.ación _ constitucional de
derechos
ante y supra estatales, sino quC::: se toma como condi­
ción necesaria
para cualquier posible Derecho natural (al menos)
ejercitable:
Sin su positivación, el Derecho natural, a lo sumo, se
admitirá como
un ideal, una utopía, no como Derecho ejercita­
ble ·en acto. Por eso,
en esa óptica, la ley injustq., pese a· ser cri­
ticable,
aún será ley.
Es fádl advertir en esas apuntadas varias corrientes _de pro­
_clamado iusnaturalismo
-aunque quepa reconocer matices en
esa atribución-_ una tendencia común al relativismo, al volunta­
ris1no y al inmanentismo, todo confluyendo, al fin y al cabo, a un
agnosticismo político y jurídico Oo que puede ser resumido de
este modo: en política y en derecho no hay verdades absolutas; y
silas hubiese, además, serían inaprensibles). El objetivo de seme­
jantes iusnaturalismos es que hombres "conscientes"
(2 5) apliquen
no importa cuál Derecho y Política. En otras palabras, un buen
cristiario jurista no precisa. ser un jurista c~stiano: no habría ya Un
Derecho justo por si propio, ni Una. Política verdadera en sí 1nis­
ma, sino que solo hombres comprometidos a ·realizar, lo mejor
(25) En este cuadro, inhibida la Veracidad moral, sólo permanece la concie!l­
cia
como norma de conducta. En otras palabras: obrar de acuerdo con la propia
conciencia
-nada importa se bien o inal formada-sería lo bastante para la
moralidad
de las acciones.
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que pudieren seguir su propia conciencia, unas cuantas institucio­
nes cuya verdad y dignidad moral, además de
no ser absolutas, si
acaso existiesen
no se podrian aprehender de modo universal (26).
Con semejantes criterios
de pensamiento, no se puede, en rigor,
arraigar las instituciones jurídicas y políticas en un fundamento
metafisico inamovible, ni siquiera, más próximamente, fundarlas en
un estrato moral. No sorprende, así, que en la publiástica brasile­
ña casi nadie parezca reagitar la idea de un Estado confesional
-no obstando el hecho de que la inmensa rnayoña de la pobla­
ción de .Brasil se afirme
católica-. El catolicismo mayoritario de
nuestra gente, con su creciente defección cuantitativa y su palpable
pérdida
de calidad en las virtudes teologales (destacadamente la de
la Fe genuina) y en la virtud de la religión, no gestó elites sólidas
que impidiesen,
en 1977, la antidemocrática contra'institución del
divorcio
-respecto de la cual prácticamente no se alzan voces
entre los juristas brasileño&-,
ni parece que· pueda ahora contener
por mucho tiempo el éxito de la avalancha de proyectos legislati­
vos a favor del aborto directo y del contubernio homosexual.
Distariciándose
de esas líneas vagamente cristianas, no faltan
en el Brasil de hoy, sin embargo, grupos de pensadores que sien­
tan plaza del iusnaturalismo clásico, algunos de los cuales cifra­
dos o de manera preferencial dirigidos a cuestiones culturales (27)
y puntualizadas (nombradamente, las relativas a la
vida) (28).
(26) · Se recuerda aquí un conocido pasaje de HEIMUr CoING, para qui_en "el
relativismo no niega la existencia de tendencias y valores morales, ni tampoco la
existencia de la aspiración a la justicia; lo que niega --en diversos modos-es,
en parte, la perceptibilidad unívoca de los valores morales y, en parte, la exis­
tencia
de criterios univeisalmente válidos de la corrección y de la superioridad de
determinados valores morales sobre otros" (HEIMUT Co!NG, Fundamentos de
Filosofía del Derecho, traducción española, Barcelona, ed. Ariel, 1961, pág. 117).
(27)
Así, por ejemplo, contados entre los discípulos leales_ de PuNIO CoRUA
DE OLIVEIRA (1908-1995) -al cual se debe, entre otras, la conocida obra Revo­
Íudóny ContrarreVolucíón (1959)-_ se destacan los nombres de PAULO CoRR:aA DE
BRITO F1u-io, LEo DANIELE e FREDERICO V1bm, en el tratamiento de categorías y tesis
iusnaturalistas.
leo Daniele, a este propósito, se dedicó a agudo examen del
"derecho alternativo".
(28) Es el caso,
ínter piures, de valiosos estudios, iniciativas y manifestacio­
nes del Padre LUIZ CARLOS LODI DA CRUZ (de la ciudad de Anápolis, · del Estad6 de
Goiania -en la que, en un tiempo, se desenvolviera fuerte núcleo de pensa-
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IUSNATURALJSMO Y ªIUSNATURALISMOS": BRASIL ENI'RE IA IDENTIDAD Y EL ANONIMATO
De modo especial, algunos de los discípulos (29) de JosÉ
PEDRO GALVÁO DE SOUSA (1906-1992) -indisputablemente, el ma­
yor teórico brasileño del iusnaturalismo clásico-mantuvieron a
la muerte de su maestro, el Centro de Estudios de Derecho
Natural que él instituyera a mediados de la década del 70 (30).
Se reúnen periódicamente en ese Centro (31) -que lleva ahora
el nombre
de aquél su fundador-el filósofo político CLOVIS LEMA
GARCÍA (32), su actual presidente, el romanista y filósofo JOSÉ
miento católico, bajo el lidera.zgo del obispo Mons. :MAN°OEL PESTANA FILHo), de
HUMBERTO VIEIRA (de Brasília), de CÍCERO HARADA (Procurador del Estado en sao
Paulo), de PAULO SILVEmA MARTINS LRAo JÚNIOR (presidente de la Unión de los
Juristas Católicos de Río de Janeiro) y· .ANromo DoNATO (discípulo de WALTER
MoRAEs, ilustre jurista de Sao Paulo). ·
(29) Antes de pronunciar su última conferencia, en el Instituto dos Advo­
gados (Sao Paulo), en 1991, JOSÉ PEDRO respondió a una serie de preguntas de
quien se incumbiera del discurso de recepción para la solemnidad. Esclareció,
entonces, y al hacerlo reiteró anteriores indicaciones, que tenía cinco discípulos
brasilefi.os y uno español," a saber: CLÓVIS LEMA GARcfA, JOSÉ FRAGA TEIXBIRA DE
CARVAIJIO, 1'-1ANuEL OCTAVIANO JUNQUEIRA Fimo, JOSÉ ÜRSINI, MIGUEL AYUSO 'y un últi­
mo, brasileño, de mínima calidad.
(~O) Muchos de los que se reunían en tomo·de]OSÉ PEDRO aún continuaron
influidos por su pensamiento: p. ej., juez de Tribunal Superior de Sao Paulo ÍTALO
GALU, el juez de la misma Corte PAULO EDUARDO RAZUK, los juristas ADIB CASSEB y
WALTER MORAES -ya muertos-, el economista FERNANDO CASTRO y su mujer, SILVIA
CAsTRo, Padre JoAo BAPTISTA COSTA. También a distancia hay pensadores, en Brasil,
influidos de la doctrina de José Pedro, como es el caso del GILBERTO CALLA.oc DE
OLIVEIRA, del Ministerio Público del Estado de Santa Catarína. En ese cuadro de
pensadores, quodammodo, influidos de la doctrina de ]OSÉ PEDRO tiene particular
importancia el nombre del Ministro DOMINGOS FRANQULLI NE'ITO, que ahora integra
~----..cl..S~~~ de Justicia, en Brasilia.
(31) Pensadores no-brasileños se indican en el cuadro de miembros de
honra del Centro: los argentinos BERNARDINO MONTEJANO, FÉLIX ADOLFO LAMAs,
GUIDO SOAJE RAMOS (recienten.lente muerto) y LUIS ROWÁN; el chileno JUAN ANTONIO
WIDOW; los españoles EsTANISI.AO CANTERO, JUAN VALLET DE GoYTISOLO y MIGUEL
AYUSO TORRES; el francés MICHEL BASTIT; los italianos DANILO CASTELLANO y F'RANCESCO
GENTILE; los portugueses MÁRIO BIGOTI'E CHORA.O y PAULO FBRREIRA DA CUNHA.
(32) CLOVIS. GARCÍA fue asistente de JOSÉ PEDRO en la cátedra de Teoria
General del Estado de la Facultad Paulista de Derecho de la Universidad Católica
de Sao Paulo. Fue también profesor en la.Facultad de Derecho de sao Bernardo
do Campo y en la Facultad de Periodismo Cásper Líbero, de la cual fue director.
Juntan1ente con ]OSI! PEDRO y JOSil FRAGA TEIXEIRA DE CARVALHO escribió un autori­
zado Dicfonárfo de Política (Sao Paulo, ed. T. AQueiroz, 1998).
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RICARDO DIP
FRAGA TEIXEIRA DE CARVALHO (33), el jurista JAQUES DE <:AMARGO
PENTEADO (34), los jueces VICENTE DE ABREU AMADEI (35) y JOSÉ
ANTONIO PAULA SANTOS (36), el civilista LUC!ANO DE CAMARGO PEN­
TEADO (37), el promotor público ALEXANDRE DE RllzENDE GRill.O (38),
el registrador SERGIO JACOMINO (39), la viuda de José Pedro,
ALExANDRA CHEQUER GALVÁO DE SOUSA (con vital actuación propul­
sora del grupo), y algunos estudiantes que se van iniciando en el
conocimiento del iusnaturalismo tradicional (40).
Sólidamente fundamentado en la metafísica tomista (41),
el
pensamiento de JosÉ PEDRO fue influenciado, confesadamen-
(33) FRAGA TEIXEIRA, además de profesor universitario -con destacada actua­
ción en la Facultad Paulista de Derecho y en la Facultad de Derecho de Sao
Bernardo do Campo---.:., integró los cuadros del Ministerio Público del Estado de Sao
Paulo y.fue_ elevado al cargo de Juez del Tribunal de Justicia del mismo Estado.
(34) JAQUES PENTEADO, autor de varias obras, especialista _en Derecho Proce­
sal, fue
procurador de justicia en Sao Paulo y, durante varios años, coordinó im­
portantes seminarios sobre Proce5o Penal y Derecho Penal.
(35) Magistrado en Sao Paulo y profesor universitario, V1cENrE AMADEI se
ocupa, entre otros asuntos, de una tarea de invención principiológica en las ramas
del Derecho extrajudicial.
(36)
Juez en sao Paulo, estudioso del Derecho Civil, PAULA SANI'os asésora
actualmente a la Corregidoria General de la Justicia dél Estado.
(37)
Joven profesor universitario, LUCIANO PENTBADO es contado entre las
mayores promesas acadétnicas
brasileñas, con obras ya publicadas en materia de
Derecho Civil.
(38) ALHxANDRE GRillO,. que integra el Ministerio Póblico del Estado de ·Minas
Genl_is, posee fuerte vocación tradicionalista.
(39)
SERGIO JACOMINO, registrador en Sao Paulo y actual presidente del
Instituto
de Registro Inmobiliario del Brasil -IRIB.
(40) Uno
de los participantes del Centro promueve, de niodo habitual, r~
niones de estudio, actualmente sobre temas de Derecho Pú61.1CO,ala luz delius­
naturalismo clásico.
(41) Filosofía tomista
que, en parte, JosÉ PEDRO aprendió de las lecciones de
.Al.ExANDRE CORREA. Alguna influencia --esta vez, parece que recíproca-se debe
también, en algllna medida y con distinciones, a la obra del filósofo argentino
Monseñor OcrAvio Nrcor.As DERISI. No está demás el recuerdo de que, en la
década de 70, JOSÉ PEDRO dírigía un periódico de cultura en Sao Paulo -Hora
Presente--, eÓ cuyo entorno se formó un movimiento de doctrina .en lo cual
tuvieron su papel la filosof"ta de DERISI y el aporte de otros pensadores tradicio­
nalistas
(aquí se acuerda, por ejemplo, el nombre del teólogo y filósofo Padre
. EMruo SILVA y también el del jurista .ALFREDO BuZII..ID -que fue Ministro de la
Justicia
de Brasil).
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Il!SNATURAUSMO Y "Il!SNATURAUSMOS~: BRASIL ENIRE L4 IDENTIDAD Y EL.ANONIMATO
te (42), en las doctrinas de VAREILLES-SOMMIÉRES (43) y ENRIQUE
GIL-ROBLES (44), y, apoyado en las fuentes greco-romanas (45), se
gestó, bajo fuerte inspiración particular del tradicionalismo polí­
tico
hispánico: no sólo, más próximamente, en JUAN VAzQUEZ DE
MELIA, RAM!Ro DE MAEZTU, VíroR PRADERA y en las mutuas influen­
cias
con FRANCISCO EtlAs DE TEJADA y RAFAEL GAMBRA (46), sino que
también
en la vertiente lusófona, designadamente en el pen­
samiento de ANróNIO SARDINHA, HIPÓLITO RAFoso y JOSÉ PEQIBTO
REBÉLO.
Adverso a la propensión relativista, voluntarista e inmanen­
tista
de otras corrientes de iusnaturalismo del Brasil de nuestros
días, el legado iusnaturalista .de JosÉ
PEDRO -que se acogió,
profundiza y transmite
por sus discípulos directos e indirec­
tos-afirma que siendo el derecho esencialmente aquello que
es justo (47), se conforma con la recta razón y es reducible a
los primeros principios
de la moralida.d (48): de modo que el
orden juridico tiene por fundamento próximo la naturaleza
humana y por fundamento primero al Autor de esa naturale­
za ( 49).
La verdad del Derecho (tanto cuanto la de la Moral)
se conoce no solo por la razón, sino que también por la
e;x­
periencia: "La razón (dice JosÉ PEDRO) hace conocer el primer
precepto de la
ley natural, a que se reducen todos los demás
preceptos(.). Y la experiencia muestra, por la observación ex­
terna y la introspección, en qué consiste el bien para el hom­
bre" (50). De ahí que le repugnen las ideologías, apartadas de
la realidad de las cosas.
(42) Cfr. nota 24 supra.
(43) Destacad.amente, JOSÉ _PEDRO señaló la inflúencia recibida del estudio
que hizo de Les prindpes fondamentaux du droit de Vareilles-SommieTes.
( 44) Con su conocido Tratado de Derecho Político.
(45) Cfr., brevitatis causa, JOSÉ PEDRO GALVÁO DE SousA, Direito Natural,
Direito Positivo e Estado de
Direito, sao Paulo, ed. Revista dos Tribunais, 1977,
págs. 5-11.
(46) In Diciontlrio df! POlítica, maxime págs. 535-6 y·549_
(47) In Dicionário de Política, pág. 179.
(48)
In Direito Natural, Direito Positivo e Estado de Direito; págs. 8-11.
(49) In Direito Natural, Direlto Positivo e_ Estado de Direito, págs. 55-6.
(50) In Direito Natural, Direito Positivo e Estado de Direito, pág. 59.
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Esta doctrina iusnaturalista, sin embargo, no se puede apre­
hender
en disociación del tradidonalismo político (51). La histo­
ria
de Brasil --Isla de Vera Cruz, Tierra de Santa Cruz-comen­

en la Edad Media con la fundación de Portugal, de modo que,
así lo dice
VEIGA Dos SANTOS, "toda maniobra contra la lusitani­
dad fundamental de Brasil destruye su brasilidad'
(52). Por eso
"toda política que no sea tradición es ciertamente traición" (53).
Afirma nuestra tradición patria la idea de Cristiandad y la afírma
por los trazos de la permanencia histórica de la Hispanidad a la
que se integra Brasil. Fiel
al ideal de la unidad católica, asevera
el primado
de Dios sobre todas las cosas -entre ellas el derecho
y la política: res publica sub De~, aboga por el sentido aistia­
no de la vida y del mundo, y reclama el reconocimiento oficial
de una sola religión instituida por Crusro. El tradicionalismo his­
pánico recluta la dinámica histórica
-depuradora de la verdade­
ra
tradición-, para distinguirse del conservadurismo y enemis­
tarse
de la revolución. Doctrina defensora de las libertades con­
cretas, pugna la
que enseñó JosÉ PEDRO por el respeto de la sobe­
ranía social
y por la adopción de un sistema que represente los
varios cuerpos sociales junto a
la soberanía política (54).
Y
aún ahora cuando parece que el mundo -el mundo, in
maligno positus-, cuando parece que el mundo concierta obs­
táculos para cercar
de silencio la doctrina militante del iusnatura­
lismo
de la Hispanidad, puede aún oírse la voz de nuestro poeta
VE!GA DOS SANTOS:
"Cuando di por perdidas las batallas,
cuando
daba la victoria por perdida,
oí en la sor11bra la legión de Ideas
que marchan poderosas en el silencio ... " (55).
(51) Tradicionalismo polftico inconfundible con el tradicionalismo filos6fico:
ver Dfcionário de Política, págs. 534-6.
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(52) In ldéias que Marcham em Siléndo, pág. 16.
(53)
Cfr. nota 19 supra.
(54) In Diclonárlo de Política, págs. 140-3 (verbete "corporativismo").
(55)
In Sentímentos da Fé e do lmpério, pág. 31.
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